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¿Qué características debe tener un

buen coach?
Como en todas las profesiones, podemos afirmar que el coach
perfecto no existe.

El conocimiento es un proceso continuo. Nos evaluamos


constantemente para ser conscientes de los que sabemos y de lo que
necesitamos saber para continuar con nuestra profesión.

También, como en otras tantas profesiones, se requiere que tengan


una formación y reciclajes continuos.

De todos modos, no todos pueden desempeñar la función de


tutor.

1. Capacidad de establecer relaciones


Los coaches tienen que ser individuos asequibles y con una
inclinación natural a apoyar a los demás de una forma
incondicional.

Deben entregarse plenamente en la tarea que realizan sin


importarles a priori su resultado. El éxito del coaching depende, en
gran medida, de la naturaleza de la relación entre el tutor y el pupilo,
por eso es tan importante y vital. Es necesario que a la vez que les
inspira, mantenga con el alumno una relación de confianza y
comunicación importantes.

Los tutores deberían fomentar individuos independientes,


capaces de tomar sus propias decisiones y determinar la calidad de
las relaciones que desean.
Un buen coach debe tener muy en cuenta lo siguiente:

• Dedicar tiempo para conocer al individuo.


• Estimular el comentario y la resolución de problemas,
potenciando la comunicación.
• Fomentar la credibilidad. Es importante ganarse la
confianza del alumno y así poder ayudarle de una forma
más efectiva.
• Potenciar la confianza.
• Potenciar la sinceridad.
• Fomentar la confidencialidad de la relación.
• Demostrar paciencia ya que en ocasiones los procesos de
cambio pueden ser lentos, ofreciéndole apoyo
incondicional.
• Permitir al individuo que realice sus propias reflexiones y
descubra sus respuestas.

2. Capacidad de inspirar a los demás


n tutor nunca será capaz de inspirar a sus alumnos para que hagan
algo que él es incapaz o no siente deseos de hacer.

Un coach eficaz no utiliza la presión exterior para imponer


disciplina, sino la motivación interior del individuo. El verdadero
coach es consciente de las necesidades de desarrollo de los alumnos
y les inspira para alcanzar sus máximos objetivos y cumplir su
destino.

No todo el mundo posee la capacidad de influir en los demás. Algunas


personas tienen un don especial para apoyar a sus semejantes en las
dificultades y penalidades de la vida. Inspirar es orientar con el
ejemplo. Un coach triunfador inspira y anima a asumir riesgos y
protege a quienes dudan o fracasan. Los tutores y alumnos que no
están dispuestos a arriesgarse a fracasar, corren el peligro de
estancarse.
Un auténtico coach influyente realizará las acciones
siguientes:

Generar motivación para que los alumnos puedan centrarse en los


objetivos que les impulsan a la acción y reflejan realmente sus
valores, sueños y aspiraciones.

• Conducir a sus pupilos fuera de su entorno para


conseguir una mayor satisfacción.
• Seguir estableciendo estándares más elevados para sí
mismo y para los demás.
• Operar desde un modelo de puntos fuertes.
• Reconocer los puntos fuertes allí donde los demás ven
puntos débiles.
• Vivir y actuar según unos valores.
• Ayudar a los individuos a reconocer posibilidades que no
habían detectado con anterioridad.
• Estar dispuesto a aceptar la responsabilidad de los
fracasos.
• Asumir el compromiso de la competencia.
• Manifestar la pasión de ayudar a los demás a aprender,
crecer y rendir al máximo de su potencial.

3. Capacidad de comunicarse
Muchas personas emprenden un programa de coaching cuando
tienen dificultades relacionadas con los compañeros de trabajo y los
clientes, y otras buscan el apoyo de tutores personales para que les
orienten y ayuden en diferentes períodos de transición.

El coach se acerca al pupilo demostrando comprensión de su visión


del mundo, sus valores, temores y sueños. El coach escucha,
formula preguntas provocativas y oportunas. También, y como
hemos expresado anteriormente, debe preocuparse de que la
comunicación sea sincera e identificar claramente cualquier actitud
inaceptable aunque el coachee se ponga a la defensiva.
Algunos rasgos de los coaches:

• El tutor está interesado por la naturaleza humana y se


muestra sensible hacia el bienestar personal de los
demás.
• El tutor escucha más que habla, formula preguntas,
reflexiona, y clarifica.
• El coach puede experimentar y comprender el mundo del
coachee y satisfacer sus necesidades relacionadas con la
preocupación y la comprensión.
• El tutor no duda en desafiar a los pupilos en relación a su
potencial infrautilizado para el bien del individuo y de la
organización.
• El tutor prestará todo su apoyo de una forma
incondicional. El tutor aprecia la exclusividad y la valía del
individuo.
• En general, los coaches son sinceros y honestos y se
muestran predispuestos a mostrarse a sí mismos cuando
saben que esto puede facilitar la autoexploración y la
autoconsciencia del pupilo.
• El coach eficaz tiene la capacidad de percibir, comprender
y generalizar a partir de la experiencia personal y de las
fuentes profesionales.

4. Capacidad de disciplina
Los individuos suelen oponer resistencia al cambio temiendo lo que
pueden perder durante el proceso. Coaching equivale a desarrollo,
crecimiento y cambio. El tutor debe mostrar dedicación y
resistencia, así como una concentración disciplinada en los objetivos y
planes de acción que al final influirán en el cambio de
comportamiento sostenido y deseado.

a disciplina se manifiesta de la forma siguiente:

• Adaptándose constantemente al ritmo de aprendizaje y


de cambio del alumno.
• Resistiendo la presión personal, así como la del alumno o
de la dirección de la empresa.
• Centrándose en la tarea que se tiene entre manos, a
pesar de los inconvenientes y de la posibilidad de fracaso.
• Centrándose en la consecución de los objetivos.
• Reconociendo las circunstancias cuando un pupilo no es
capaz de cambiar, y mostrarse predispuesto a apoyarlo
para que concentre sus energías allí donde sea preciso.

5. Capacidad de ser flexible


A diferencia de un instructor con un programa preestablecido, la
agenda de trabajo de un coach es flexible, estableciendo de común
acuerdo con el pupilo las prioridades y objetivos, y desarrollando un
plan de acción para conseguir un cambio en el comportamiento.

El tutor eficaz es capaz de adaptar en todo momento el programa


de trabajo con el fin de satisfacer las necesidades cambiantes del
individuo.

Los tutores tienen la capacidad de avanzar al ritmo de los demás y de


saber cuándo tienen que cambiar de estrategia para adaptarse a
ellos.

Un coach eficaz también es capaz de adaptarse a las distintas formas


que tiene el individuo de hacer frente a la información y al cambio.

La flexibilidad implica:

Identificar diferentes estilos personales y adaptarse a ellos.

• Adaptarse fácilmente al programa del pupilo.


• Saber cuándo conviene ser duro o compasivo.
• Saber cuándo hay que apoyar o desafiar.
• Variar el estilo de coaching para adaptarse al individuo.
• Tener confianza en sí mismo y hacer gala de modestia y
humildad.
6. Capacidad de gestionar el entorno
profesional
No todos los individuos son candidatos adecuados para esta
disciplina.

Es importante seleccionarlos y establecer un perfecto nivel de


adaptación entre el tutor y el alumno.

Es posible que algunas personas no estén abiertas al aprendizaje


y al cambio, y que, por lo tanto, el coaching no sea la respuesta más
eficaz.

Los buenos tutores deben ser conscientes de sus capacidades y


limitaciones.

Deben tener:

• Capacidad de saber cuándo no debe aceptar la tutoría de


un cliente.
• Capacidad de saber si el coaching es la mejor opción para
cada individuo en particular.
• Capacidad de apreciar si un cambio está dentro del
control del individuo.

7. Capacidad de autoconsciencia
La tutoría exige estar motivado por un interés y una preocupación por
el ser humano. Esta visión del mundo entraña la creencia de que la
razón puede triunfar sobre el miedo, y que la gente es ingeniosa,
competente, capaz de autodirigirse y de llevar una vida plena y
productiva.

Un coach motivado e inspirado por estas creencias puede orientar y


apoyar a un individuo en el desarrollo de sus capacidades, y estimular
un cambio constructivo y duradero.
Un tutor eficaz implica un alto grado de autoconocimiento y
autoaceptación. Cuanto mayor sea su consciencia personal, mayores
serán también sus posibilidades de elección y libertad.

Ser consciente de sus propias capacidades y limitaciones es


fundamental en el coaching.

Curiosamente, el desafío y el altruismo sólo pueden actuar como


posibles motivadores.

Ejemplos de autoconsciencia:

• Reconocimiento de que se escapa de nuestro control y de


lo que se puede cambiar.
• Capacidad de controlar nuestras propias reacciones,
emociones y comportamientos.
• Reconocimiento de nuestros propios prejuicios.
• Capacidad de auto-observación y auto-reflexión.
• Comprensión realista de nuestros puntos fuertes y
débiles.
• Conocimiento de nuestros motivos y necesidades.
• Capacidad de aceptar la crítica.
• Conocimiento de nuestros propios temores y ansiedades
acerca del coaching, tales como el miedo al fracaso, al
enfrentamiento, al desafío o al éxito.

8. Capacidad de analizar situaciones y


encontrar soluciones
Un coach tiene que reunir información relativa al coachee para
determinar las necesidades específicas que hay que satisfacer.

Aunque las técnicas de evaluación y entrevista se aprenden, los


tutores eficaces tienen ciertas cualidades que les permiten
utilizar esta información para diagnosticar problemas o
situaciones y proporcionar soluciones.
Estas cualidades son las siguientes:

• Capacidad de solucionar problemas.


• Capacidad de investigación.
• Capacidad de aplicar una teoría a situaciones prácticas.
• Intuición para saber qué anda mal y qué se puede hacer.

9. Capacidad empresarial
Los tutores se venden a sí mismos. En un mercado cada vez más
competitivo, los coaches se seleccionan por la calidad de sus servicios
y por su capacidad de que el programa de coaching sea lo más
efectivo posible en el menor tiempo posible.

Para venderse satisfactoriamente, todo tutor debe tener


las siguientes características:

• Creer profundamente en sí mismo.


• Ambición e impulso para triunfar.
• Experimentar un entusiasmo «contagioso» hacia el
coaching.
• Experimentar y transmitir su entusiasmo.
• Capacidad de conseguir que las cosas sucedan.
• Energía o resistencia para completar la tarea.
• Determinación frente al rechazo.
• Confianza en ser capaz de conseguir cualquier objetivo.
• Voluntad de asumir nuevos retos.
• Compromiso con una visión y unos objetivos
empresariales; deseo competitivo de conseguir nuevos
negocios.

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