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"21 DE MARZO, DÍA DEL "FESTIVAL DE NOWRUZ"

Artículo por el Hermano Miguel Arturo

Nowruz, que significa "nuevo día", es el festival de año nuevo persa que
se celebra el 21 de marzo. Esta festividad ancestral tiene raíces en el
zoroastrismo y marca el inicio del año nuevo en muchas culturas de Asia
Central y del Medio Oriente. Se asocia con rituales de limpieza,
banquetes familiares y la visita a amigos y familiares.
Nowruz es un festival ancestral que marca el comienzo del año nuevo persa
y se celebra en muchas partes del mundo, especialmente en países de Asia
Central y del Medio Oriente. Sus orígenes se remontan a miles de años
atrás, con raíces en las antiguas tradiciones zoroástricas de Persia.

El Festival de Nowruz tiene sus raíces en las antiguas tradiciones


zoroástricas de Persia, que datan de más de 3.000 años. Esta festividad
marcaba el inicio del año nuevo y el renacimiento de la naturaleza con la
llegada de la primavera.Las antiguas tradiciones zoroástricas de Persia
se refieren a las prácticas religiosas, culturales y filosóficas
asociadas al zoroastrismo, una de las religiones más antiguas del mundo.
El zoroastrismo fue fundado por Zoroastro, también conocido como
Zaratustra, en algún momento entre los siglos VII y VI a.C. en la región
de Persia, que hoy en día corresponde principalmente a Irán. Esta
religión enfatizaba la dualidad entre el bien y el mal, la importancia de
la lucha entre estos principios y la creencia en un dios supremo, Ahura
Mazda. Las antiguas tradiciones zoroástricas incluían rituales de
adoración, prácticas ceremoniales, mitología, normas éticas y festivales
como el Nowruz.

Zoroastro, también conocido como Zaratustra, fue un profeta y fundador


del zoroastrismo, una de las religiones más antiguas del mundo. Se cree
que vivió en algún momento entre los siglos VII y VI a.C. en la región de
Persia, que corresponde en gran medida al territorio actual de Irán.
Zoroastro es conocido por haber predicado la adoración de un SOLo dios
supremo, Ahura Mazda, y por enseñar la importancia de la lucha entre el
bien y el mal. Sus enseñanzas se recopilaron en textos sagrados conocidos
como los Gathas, que forman parte del Avesta, el libro sagrado del
zoroastrismo. Zoroastro es venerado como un profeta y figura religiosa
importante en la historia de Persia y ha dejado un legado duradero en la
cultura y la espiritualidad de la región.

El 21 de marzo marca el equinoccio de primavera en el hemisferio norte,


un evento astronómico significativo en el cual el día y la noche tienen
aproximadamente la misma duración. Esta fecha está estrechamente
relacionada con el renacimiento de la naturaleza, el comienzo de la
primavera y el renacimiento de la vida en muchas culturas y tradiciones
antiguas. En el caso del Festival de Nowruz, que tiene sus raíces en las
antiguas tradiciones persas, el 21 de marzo marca el primer día del año
nuevo en el calendario SOLar persa. Este día es considerado como el
momento en que comienza la primavera y se celebra como el renacimiento de
la naturaleza, la renovación y el rejuvenecimiento. La elección de esta
fecha como el inicio del nuevo año refleja la conexión entre la
celebración del cambio de estaciones y el ciclo de la vida en la
naturaleza. Además del aspecto astronómico, el 21 de marzo también tiene
un significado simbólico y cultural en muchas tradiciones, ya que marca
el comienzo de un nuevo ciclo, la esperanza de un futuro próspero y la
oportunidad de dejar atrás las dificultades del año anterior. Por lo
tanto, el 21 de marzo se considera una fecha propicia para celebrar y dar
la bienvenida al año nuevo con alegría, esperanza y renovación.

Hay una relación significativa entre el Festival de Nowruz, el


zoroastrismo, las Gathas, la cultura persa y la elección de la fecha del
21 de marzo, que coincide con el equinoccio de primavera, y el SOL. En la
cosmología zoroástrica, el SOL desempeña un papel central como un símbolo
de luz, energía y vida. El culto al SOL era una parte importante de la
religión zoroástrica, y se consideraba que el SOL era una manifestación
de Ahura Mazda, el dios supremo y creador en el zoroastrismo.

El equinoccio de primavera, que ocurre cuando el SOL se encuentra en el


punto más alto en el cielo y el día y la noche tienen una duración igual,
simboliza el renacimiento, la renovación y el triunfo de la luz sobre la
oscuridad. En el zoroastrismo, este evento astronómico se interpreta como
el momento en que la luz y la vida triunfan sobre la oscuridad y el frío
del invierno. Por lo tanto, el equinoccio de primavera tiene un profundo
significado simbólico y espiritual en la tradición zoroástrica y en la
celebración del Festival de Nowruz. Además, la elección de esta fecha
como el inicio del año nuevo en el Festival de Nowruz también está
relacionada con la posición del SOL en el cielo. El 21 de marzo marca el
comienzo del año SOLar en el calendario persa, que se basa en los
movimientos del SOL y celebra el renacimiento de la naturaleza y el
inicio de un nuevo ciclo agrícola. Por lo tanto, el SOL, con su luz y
calor, es un símbolo fundamental que se entrelaza con la celebración del
Nowruz y las tradiciones zoroástricas, representando la victoria de la
luz sobre la oscuridad y el comienzo de un nuevo año lleno de esperanza y
renovación.

En las antiguas enseñanzas del zoroastrismo, el SOL ocupaba un lugar


prominente como símbolo de luz, energía y vida. Se le consideraba una
manifestación directa de Ahura Mazda, el supremo dios creador en esta
religión. En las Gathas, los textos sagrados más antiguos del
zoroastrismo atribuidos al profeta Zoroastro, se hace referencia al SOL
como un poderoso símbolo de la divinidad y la fuerza creadora. Ahura
Mazda es descrito como el "Señor Sabio" que creó el SOL y la luna para
iluminar y guiar al mundo. En estas escrituras, el SOL no solo es una
fuente de luz física, sino también una representación simbólica del poder
divino y la sabiduría. Se le atribuyen cualidades como la justicia, la
verdad y la pureza, que reflejan los atributos de Ahura Mazda. Además, el
SOL se ve como un símbolo de renovación y resurrección, ya que su ascenso
cada día marca el renacimiento de la luz sobre la oscuridad y el comienzo
de un nuevo ciclo de vida.

El culto al SOL era una práctica importante dentro del zoroastrismo,


donde se realizaban rituales y oraciones dedicadas al SOL como una
manifestación directa de la divinidad. Los seguidores de esta religión
veneraban al SOL como una representación tangible de la presencia divina
en el mundo físico, y lo consideraban un mediador entre la humanidad y
Ahura Mazda. Así, en la cosmología zoroástrica, el SOL ocupa un lugar
central como un símbolo sagrado de la presencia divina y la fuerza
creadora de Ahura Mazda. Su culto y veneración formaban parte integral de
la práctica religiosa y espiritual de los seguidores del zoroastrismo,
como se refleja en las Gathas y otras enseñanzas sagradas de esta antigua
tradición.

En la cosmología zoroástrica, el SOL no solo representaba la luz física y


la divinidad, sino que también desempeñaba un papel crucial en las
festividades y celebraciones religiosas, como el Festival de Nowruz. Este
festival, que marca el comienzo del año nuevo persa y la llegada de la
primavera, está estrechamente ligado al SOL y al equinoccio de primavera.
Durante el Festival de Nowruz, que significa "Nuevo Día" en persa, se
celebra la renovación y el renacimiento de la naturaleza. Las antiguas
tradiciones zoroástricas asociadas con Nowruz incluían rituales y
ceremonias destinadas a honrar al SOL y a dar la bienvenida a su
creciente influencia sobre la tierra y las cosechas. Se encendían
hogueras y se realizaban danzas y cantos en honor al SOL y a la luz que
trae consigo la primavera.

El solsticio y el equinoccio eran momentos significativos en la


cosmología zoroástrica, ya que representaban el equilibrio entre la luz y
la oscuridad, el día y la noche, y el renacimiento de la vida en la
tierra. Estas fechas marcaban el comienzo de un nuevo ciclo estacional y
eran celebradas con gran alegría y SOLemnidad por las comunidades
zoroástricas de Persia y más allá.

El SOL, como símbolo de la divinidad y la energía vital, era venerado


durante el Festival de Nowruz como una manifestación de Ahura Mazda y su
poder creador. Las festividades incluían rituales de purificación y
renovación, así como la práctica de la generosidad y la caridad hacia los
necesitados, en consonancia con los principios éticos del zoroastrismo.

El SOL desempeñaba un papel central en el Festival de Nowruz y en las


antiguas tradiciones zoroástricas, simbolizando la luz, la vida y la
renovación. Esta conexión entre el SOL, el equinoccio de primavera y el
Festival de Nowruz reflejaba la profunda reverencia y devoción de los
seguidores del zoroastrismo hacia la naturaleza y la divinidad.

En las antiguas tradiciones zoroástricas, el culto al SOL no solo se


limitaba al Festival de Nowruz, sino que también estaba presente en otros
aspectos de la vida religiosa y cultural de las comunidades zoroástricas.
Además de ser una manifestación de Ahura Mazda, el SOL era visto como un
símbolo de pureza, verdad y justicia.

En los textos sagrados del zoroastrismo, como las Gathas, se hacen


referencias al SOL como una representación del orden cósmico y moral, así
como un símbolo de la victoria de la luz sobre la oscuridad. Zoroastro,
el profeta fundador del zoroastrismo, hablaba del SOL como un agente
purificador que iluminaba la mente y el alma de los fieles, guiándolos
por el camino de la rectitud y la virtud.

En las antiguas prácticas religiosas zoroástricas, se realizaban rituales


de adoración al SOL, incluyendo la reverencia matutina al amanecer y la
observancia del mediodía como un momento sagrado para ofrecer plegarias y
expresar gratitud por la luz y el calor que el SOL proporcionaba a la
tierra y a la humanidad.

El SOL también era venerado como un símbolo de resurrección y


renacimiento, asociado con el ciclo eterno de la vida, la muerte y la
regeneración. Durante las festividades relacionadas con el SOLsticio de
verano y el SOLsticio de invierno, se realizaban ceremonias especiales
para conmemorar el cambio de estaciones y la renovación de la naturaleza.

El culto al SOL en las antiguas tradiciones zoroástricas trascendía el


ámbito del Festival de Nowruz y se manifestaba en la vida cotidiana y
espiritual de las comunidades zoroástricas. El SOL era venerado como un
símbolo de divinidad, verdad y justicia, y su adoración formaba parte
integral de la práctica religiosa y cultural del zoroastrismo. En estas
escrituras, el SOL es mencionado como una manifestación de la divinidad y
un símbolo de la verdad, la justicia y el orden cósmico. Se le atribuye
un papel vital en el mantenimiento del equilibrio en el universo y en la
protección contra las fuerzas del mal y la oscuridad.

Las Gathas también destacan la idea de que el SOL es una fuente de


conocimiento espiritual y guía para aquellos que buscan la verdad y la
iluminación. Se lo considera como un símbolo de Ahura Mazda, el dios
supremo en la religión zoroástrica, y se le rinde reverencia como una
manifestación de su divinidad y poder creativo.

Además de su significado religioso y espiritual, el SOL también tenía un


papel práctico en la vida cotidiana de las personas en la antigua Persia.
Se utilizaba como un marcador de tiempo y estación, y su ciclo anual
influía en las actividades agrícolas, comerciales y ceremoniales de la
sociedad zoroástrica.

Las Gathas revelan la profunda conexión entre el SOL y la religión


zoroástrica, destacando su importancia como símbolo de la divinidad, la
verdad y la protección contra las fuerzas del mal. Estos himnos sagrados
reflejan la reverencia y devoción de los seguidores del zoroastrismo
hacia el SOL como una manifestación de la presencia divina en el mundo
material.

Los templos zoroástricos, conocidos como "fuegos", estaban diseñados para


honrar al SOL y rendirle culto como una manifestación de la divinidad. En
estos templos, se realizaban sacrificios y ofrendas para expresar
gratitud y devoción hacia Ahura Mazda y para buscar su protección y
bendiciones a través del SOL.

El culto al SOL también se reflejaba en las prácticas de adoración diaria


de los seguidores del zoroastrismo. Los rituales matutinos, conocidos
como "Havan Gah", se llevaban a cabo frente al SOL naciente como una
forma de saludar y honrar su presencia divina. Del mismo modo, las
oraciones vespertinas se realizaban mientras el SOL se ponía en el
horizonte, simbolizando el cierre del día bajo la protección de Ahura
Mazda.

Además de su importancia religiosa, el SOL también tenía connotaciones


políticas y sociales en la antigua Persia. Los reyes persas, conocidos
como "reyes del SOL" o "reyes de la luz", reclamaban su legitimidad
divina como descendientes y protectores del SOL. Esta asociación entre el
SOL y el poder real reflejaba la creencia en la autoridad divina del
monarca y su papel como guardián del orden cósmico.

El culto al SOL en la religión zoroástrica impregnaba todos los aspectos


de la vida y la sociedad persas. Desde los templos dedicados al SOL hasta
los rituales diarios de adoración, esta antigua tradición reflejaba la
profunda reverencia y devoción de los seguidores del zoroastrismo hacia
el SOL como una manifestación de lo divino en el mundo material.

Para los seguidores del zoroastrismo, el SOL no solo era un objeto


celeste o una fuente de luz y calor, sino que también simbolizaba la
sabiduría divina, la verdad y la justicia. Ahura Mazda, como el dios
supremo asociado con el SOL, representaba los principios del bien y el
orden cósmico, mientras que su opuesto, Angra Mainyu o Ahriman,
personificaba la oscuridad y el caos.

En este contexto, el culto al SOL se convirtió en una metáfora poderosa


para la lucha eterna entre el bien y el mal. La salida del SOL cada
mañana representaba el triunfo de la luz sobre las tinieblas, la verdad
sobre la mentira y el orden sobre el caos. Esta dualidad cósmica se
reflejaba en la cosmovisión zoroástrica, donde los seguidores buscaban
vivir en armonía con los principios de Ahura Mazda y resistir las
tentaciones de Angra Mainyu.

Además, el SOL desempeñaba un papel crucial en el ciclo de la naturaleza


y en la agricultura, aspectos vitales para la subsistencia de la sociedad
persa. El cambio estacional marcado por el SOL, especialmente el
equinoccio de primavera celebrado en el festival de Nowruz, simbolizaba
el renacimiento y la renovación de la vida. Este evento anual era una
oportunidad para dar gracias a Ahura Mazda por sus bendiciones y para
renovar los votos de fidelidad a su voluntad divina.

El culto al SOL en la religión zoroástrica trascendía su función


astronómica para convertirse en un símbolo de los principios morales y
cosmogónicos fundamentales. A través de sus rituales y creencias, los
seguidores del zoroastrismo encontraban significado y orientación en un
mundo marcado por la lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad.

Los rituales soñares desempeñaban un papel central en la práctica


religiosa del zoroastrismo, sirviendo como expresión tangible de la
veneración hacia Ahura Mazda y la lucha contra las fuerzas del mal. Estos
rituales se llevaban a cabo en diferentes momentos del día y del año,
cada uno con su significado y propósito específicos.

Uno de los rituales más importantes era el saludo matutino al SOL,


conocido como "Havan Gah". Al amanecer, los seguidores del zoroastrismo
dirigían sus oraciones hacia el SOL naciente, ofreciendo gratitud por el
nuevo día y buscando la protección divina para enfrentar los desafíos
venideros. Este acto simbolizaba el renacimiento diario del mundo y la
renovación de la fe en los principios de Ahura Mazda.
Otro ritual significativo era la adoración del SOL al mediodía, llamada
"Rapithwin Gah". En este momento, los fieles se congregaban para orar
frente al SOL en su punto más alto en el cielo, reconociendo su poder y
su papel vital en el sustento de la vida en la Tierra. Esta ceremonia
también servía como recordatorio de la importancia de la justicia y la
rectitud en la vida cotidiana, reflejando la luminosidad y la claridad
asociadas con el SOL.

Además de estos rituales diarios, el zoroastrismo también celebraba


festivales solares a lo largo del año, como el ya mencionado Nowruz, que
marcaba el inicio del año nuevo y la llegada de la primavera. Durante
estas festividades, las comunidades zoroástricas se reunían para realizar
rituales de purificación, intercambiar saludos y compartir comidas
festivas, fortaleciendo los lazos sociales y espirituales entre sus
miembros.

Los rituales solares en el zoroastrismo no solo honraban al SOL como una


manifestación de lo divino, sino que también proporcionaban oportunidades
para la reflexión espiritual, la comunión comunitaria y la renovación de
la fe en los principios fundamentales de la religión. Estos rituales
conectaban a los seguidores del zoroastrismo con el cosmos y les
recordaban su papel en la lucha eterna entre el bien y el mal.

Consideraciones finales

En el zoroastrismo, el culto al Sol era una parte fundamental de la


religión. El Sol se consideraba una manifestación de Ahura Mazda, el dios
supremo y creador en esta creencia. Ahura Mazda era visto como la
personificación de la luz, la verdad y el orden cósmico, y el Sol era una
representación física de su divinidad en la Tierra.

Los seguidores del zoroastrismo adoraban al Sol como un símbolo de la


pureza, la energía y la vida misma. Creían que el Sol irradiaba la luz
divina de Ahura Mazda y que su presencia en el cielo representaba la
victoria del bien sobre el mal.

El culto al Sol estaba profundamente arraigado en las prácticas


religiosas zoroástricas. Se llevaban a cabo ceremonias y rituales
especiales durante los equinoccios y solsticios para honrar al Sol y a
Ahura Mazda. Estas celebraciones incluían oraciones, sacrificios de
animales y ofrendas de alimentos y fuego.

Además, los templos zoroástricos estaban diseñados para capturar la luz


del Sol de manera especial, y se realizaban rituales específicos durante
las horas del día en las que el Sol estaba en su punto más alto en el
cielo.

El culto al Sol en el zoroastrismo reflejaba la profunda reverencia y


adoración que los seguidores de esta religión sentían hacia la luz divina
y la energía creadora de Ahura Mazda, manifestada a través del Sol. La
relación entre el culto al Sol en el zoroastrismo y la fecha del 21 de
marzo está estrechamente vinculada al equinoccio de primavera, que marca
el inicio de la primavera en el hemisferio norte. En el zoroastrismo,
esta fecha es conocida como Nowruz, que significa "nuevo día" en persa
antiguo, y es una de las festividades más importantes de esta religión.

El equinoccio de primavera es un momento significativo en muchas culturas


y religiones antiguas, ya que representa el renacimiento de la
naturaleza, el ciclo de la vida y el triunfo de la luz sobre la
oscuridad. En el zoroastrismo, el 21 de marzo marca el comienzo del año
nuevo y simboliza la renovación espiritual y la victoria del bien sobre
el mal.

Durante el equinoccio de primavera, los seguidores del zoroastrismo


realizan rituales y ceremonias especiales para dar la bienvenida al nuevo
año y honrar al Sol como una manifestación de Ahura Mazda, el dios
supremo. Estas celebraciones incluyen la decoración de los hogares con
flores y colores brillantes, la preparación de comidas festivas y la
participación en rituales de purificación y renovación. Además, el 21 de
marzo marca el día en que el Sol alcanza su punto más alto en el cielo y
la duración del día y la noche son aproximadamente iguales. Este
equilibrio entre la luz y la oscuridad se interpreta como un símbolo de
armonía y equilibrio en el zoroastrismo, y se celebra con alegría y
gratitud.

Por último, la fecha del 21 de marzo en el zoroastrismo está asociada con


el culto al Sol y el Nowruz, una festividad que marca el inicio del año
nuevo y representa la renovación espiritual y la victoria del bien sobre
el mal.

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