El trazado de arquitectura de ésta noche constituye una
festividad oficial de nuestra Augusta Orden, distinción que pretende motivarnos al estudio sobre las raíces históricas y esotéricas de la Orden. En efecto, como se ha dicho, los origenes de la Masonería se pierden en la noche de los tiempos; al celebrar los solsticios la Masonería, nos recuerda la estrecha relación que existe entre el ser humano y la naturaleza. El sol rige el comportamiento del hombre y su entorno, y por ello, con la fiesta solsticial celebramos el inicio de una nueva etapa de nuestras vidas.
La etimología de la palabra solsticio proviene del latín solstitum
y combina dos acepciones: sol, el astro y stitum, estático o detenido. Es decir solsticio sería la detención del sol.
De las abundantes definiciones de solsticios, citamos algunas:
en la enciclopedia de internet Wikipedia nos señalan que "son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente. Desde un punto de vista astronómico los solsticios son los momentos en los que el sol alcanza la máxima declinación norte (+23°27") o sur (-27° 27").
El diccionario Larousse nos dice que solsticio es, “el tiempo en
que se halla el sol más lejos del Ecuador y en que parece quedarse estacionado algunos días, entre el 21 y 22 de junio y entre el 21 y 22 de diciembre”. El diccionario Webster dice “ uno de los dos puntos en la curva elíptica en la cual su distancia con el Ecuador Celestial es la mayor la cual es alcanzada por el Sol cada año alrededor del 22 de junio y el 22 de diciembre; el tiempo que el sol cruza el Solsticio el 22 de Junio comienza el Verano en el Hemisferio Norte y el Invierno en el Hemisferio Sur.”
Concluimos de estas definiciones que tenemos dos solsticios
astronómicos, de invierno y verano y que mientras en nuestro hemisferio sur celebramos el solsticio de invierno en el hemisferio Norte nuestros QQHH:. celebran el solsticio de Verano. Como sabemos los efectos de la naturaleza sobre la tierra son diferentes. Mientras en el hemisferio Norte toda la siembra, y sus frutos comienzan a llenarse de color, por la cercanía paulatina del sol, correlativamente significa un lento alejamiento del hemisferio sur, en que terminado el Otoño, la naturaleza se recoge por los rigores que nos trae el Invierno.
Mientras nosotros vivimos la noche más larga del año nuestros
HH:. del hemisferio Norte viven una de las noches más breves del año. En el solsticio de diciembre, en especial en la cultura romana y celta se festejaba el regreso del sol.
A partir de esta fecha los días empezaban a alargarse. Esto se
atribuía a un triunfo del sol sobre las tinieblas que se celebraba con fogatas. Posteriormente la Iglesia Católica decidió situar en una fecha cercana, el 25 de diciembre la Natividad de Jesucristo, otorgándole el mismo carácter simbólico de renacer de la esperanza y de la luz en el mundo y corrigiendo así al mismo tiempo el significado de la festividad pagana previa, denominada Sol Invictus.
La noticia astronómica ha que hemos hecho referencia fue
también motivo de una fuerte y arraigada reverencia religiosa y por ende ritualistica desde los tiempos más remotos en que el hombre advirtió la influencia determinante del astro Sol sobre la naturaleza y por ende la dependencia de su propio bienestar. Desde el hombre primitivo se le ha atribuido al Sol, todo el poder sobre la naturaleza como medio indispensable para el sustento material y espiritual de la humanidad. En todas esas culturas la luz, el fuego, el agua, son elementos protagónicos del encuentro Solar en la mecánica celeste anual, y a su llamado asisten obedientes las fuerzas de la naturaleza para beneficiar los campos con abundante cosecha. El fuego es considerado purificador por ello las danzas alrededor y sobre las fogatas no solo tienen el poder de ahuyentar a los malos espíritus, sino también proporcionaban salud y fuerza; cuantas más hogueras se saltan y aún si caminaban descalzos sobre las brazas, más se creía que estaban a salvo de toda desgracia.
Celebración milenaria, de culturas ancestrales; por cierto
muchos años antes de Cristo, griegos, romanos y pre romanos, participaban en estas fiestas que solían durar varias semanas, en el ruego a la naturaleza para influir en el destino, para tener buena suerte, un amor o mejorar una enfermedad. No solo en el Viejo Mundo existían dichas celebraciones. También por nuestro hemisferio y concretamente en Sudamérica los pueblos originarios celebran el comienzo de su año nuevo. Por ejemplo los pueblos andinos celebran el Inti Raymi, una voz quechua que significa fiesta del sol, era una antigua ceremonia religiosa andina en honor al Inti, el padre sol; durante la época de los incas era una de las fiestas más importantes celebradas en el Cuzco, según relatos significaba el inicio de una nueva etapa. Su celebración duraba 15 días con bailes y sacrificios.
En 1572 el virrey del Perú Francisco Álvarez de Toledo la
prohibió por considerarla una ceremonia pagana y contraria a la fé católica. En tiempos de los incas la ceremonia se realizaba en la plaza, en lo que es hoy la Plaza de Armas del Cuzco; el hecho del día más corto y la noche mas larga del año le otorgaban gran importancia pues era el punto de partida del nuevo año que se asociaba con los orígenes de la propia etnia inca, según informa Garcilaso de la Vega. Actualmente la ceremonia constituye un evento público y turístico para ciertas comunidades andinas.
Y, entre ellas debemos agregar con especial énfasis el solsticio
de invierno en la cosmología mapuche, etnia con importante población en Chile y Argentina. El 21 de Junio, el día más corto del año, celebran la Fiesta del Año Nuevo Mapuche, o We Tripantu, es un día sagrado que equivale al Año Nuevo occidental del 31 de Diciembre, con una serie de actividades comunitarias, bailes y cantos acompañados de instrumentos como la trutruca, la pifilca, y el cultrún y juego de chueca.
Ellos observan que comienza el invierno como un suceso regido
por la Luna, la misma que provocaría los brotes vegetales y la reproducción de los animales; en este nuevo período la tierra comienza a limpiarse con el agua que envía Ngenechen (Dios) a través del Ngen-ko, el espíritu del agua, lo que provocaba un nuevo ciclo que implica el termino del anterior y la naturaleza debe limpiar y preparar la tierra para otro período y así sucesivamente. Es una fiesta de agradecimiento por la vida que se renueva. Se dialoga con el Sol, porque creen que el sol está vivo, porque están contentos de que vuelva, con él sienten que los hombres vuelven a crecer. Hoy en nuestro país hay un incipiente movimiento de pueblos originarios que solicitan que el Año Nuevo Mapuche sea día festivo. Volviendo a estos acontecimientos de Occidente, los mencionados rituales populares permanecieron en Europa bien entrada la edad media y eran celebrados por los constructores, Masones Operativos, de aquellos tiempos en que ya la Iglesia Católica ejercía un control total del poder sobre el mundo conocido y venía combatiendo estas prácticas calificándolas de paganas.
Éstos arquitectos, nos explica Oswald Wirth, en El Libro del
Aprendiz, en el tema “Las Confraternidades de San Juan” gustaban celebrar los solsticios, conforme a las más antiguas épocas paganas.
A fin de poder permanecer fieles a las tradiciones, equivocadas
bajo el punto de vista cristiano, escogieron como patronos a los dos Santos Juanes, cuyas fiestas caen en épocas solsticiales. Quien sabe, si al abrigo de esta elección el antiguo culto de JANO volvió a encontrar adeptos más o menos conscientes. Lo mismo que los dos santos solsticiales, el dios de la doble cara, presidía la entrada del sol en cada uno de los hemisferios celestes. Jano era por otra parte, el genio de todos los comienzos, tanto de los años como de las estaciones, de la vida y la existencia en general. Pues, es preciso no perder de vista que Comienzo se dice Initium en Latín. Los iniciados debían ver la dignidad tutelar de la iniciación en este inmortal encargado de guardar las puertas de donde él separaba a los que no deben entrar. Anotaremos finalmente que San Juan Bautista se nos presenta como el precursor inmediato de la Luz redentora o del Cristo Solar.
Es la Aurora intelectual que en los espíritus precede al día de la
plena comprensión. .. En estas condiciones el título de Logias de San Juan conviene mejor que cualquier otro a los Talleres donde los inteligentes, después de haber sido preparados para recibir la luz, son conducidos a asimilarla progresivamente, a fin de poderla reflejar a su turno.
De este comentario es fácil concluir que en muchas
festividades cristianas subyacen las festividades primitivas, que identificadas con protagonistas de la nueva fe organizada pasaron a formar parte de rituales de la Iglesia Católica, asimilando en ellas pueblos y culturas. Así lo confirma nuestro QQ:.HH.: Eduardo Phillips, en su texto A Las Puertas del Templo, “La celebración de los Solsticios es uno de los tantos testimonios que pueden mostrarse de la tradición que vincula a la Francmasonería con los antiguos misterios iniciáticos , ..las Confraternidades Masónicas Operativas de la edad media no pudieron sino que adoptar la simbolización que con indudable habilidad hizo de los dos solsticios el cristianismo en las figuras de Juan Bautista (24 de junio) y Juan Evangelista (27 de Diciembre) De allí que el interior de las logias nos ofrece los símbolos del sol, la luna, con su piso terrenal y su bóveda celeste sembrada de estrellas. También podemos interpretar que los solsticios se hallan representados por las Columnas por todos conocidas que se encuentran a la entrada del Templo, marcan la marcha del sol que derramará su luz cuando desde una columna una piedra imperfecta logré arribar pulimentada a la otra columna a solicitar el salario de su esfuerzo.
Así el astro solar no es más que otro símbolo de nuestras
prácticas y doctrinas, que nace en el oriente, de la eterna sabiduría y difunde su luz y calor, representada por el V:.M:. que ilumina simbólicamente con su sabiduría todo el Taller. Con el solsticio de invierno la naturaleza se prepara para renacer y con el de Verano germina la semilla que el hombre sembró en aquella tierra fértil que durante el Invierno se dedicó a trabajar.
CONCLUSIONES.
El Solsticio, sinónimo de término y comienzo, muerte y renacer,
nos propia iniciación, y la aparente detención del sol, nos recuerda la Cámara de Reflexiones, desde donde nos encaminamos a la Madre Logia a pedir lo que más deseamos en ese instante de fría oscuridad, la Luz; y luego el largo camino del “Aprendiz inconcluso” que nos acompaña todos los días de nuestra vida, en el autoconocimiento, en un renacer permanente. ...Esta noche de fiesta espiritual, también es momento propicio para hacer un alto en el caminar de nuestra vida, detenerse como el sol para una reflexión profunda, sobre la etapa que termina y con voluntad e inteligencia, mazo y cincel, comencemos a preparar la siembra que en poco tiempo más dará sus frutos en el próximo solsticio de Verano.