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Abstract. After the formation of modern states in the West, the medical-scientific
Marion Ramírez Torres
model achieved such a development that medicine does not currently serve, only for
Investigadora independiente
the maintenance and recovery of health, but to manage the daily life of individuals marion.ramirez@uaem.edu.mx
Introducción
La medicalización, puede entenderse como un complejo proceso histórico que inicia con el
advenimiento de los Estados modernos y la expansión del modelo médico-científico seguido
en Occidente, que dio lugar al nacimiento de la medicina moderna hacia finales del siglo
XVIII y principios del siglo XIX, desarrollando consigo un proceso de modernización eu-
ropeo, caracterizado por el despegue de la industrialización y la tecnificación y los cambios
socioeconómicos que se suscitaron. En un inicio la medicina estuvo basada en la aplicación
rigurosa del método científico, apoyada en otras ciencias, como la anatomía patológica y
la higiene. Fue impulsada por los Estados, preocupados por los cuerpos de los individuos
que constituyen en conjunto el Estado en sí, y no sólo por optimizar la fuerza laboral que se
requería en las crecientes industrias, como podría suponerse. La medicina científica logró
desarrollarse y extenderse a otras partes del mundo, dando lugar a una industria de la salud,
250 que mercantiliza con éxito la práctica médica. (Foucault,1977; Lavalle, 2014; Illich, 1975;
Mainetti, 2006; Ordorika et al. 2016).
Objetivo
Metodología
El concepto de medicalización ha comenzado a utilizarse cada vez más en las ciencias so-
ciales y de la salud, sin embargo, no existe una clara diferenciación con otros conceptos
similares, llegando a utilizarse como si fueran genéricos. Este apartado hace una revisión
teórica del concepto para dilucidar los consensos y discrepancias que surgen de los diferen-
tes enfoques que abordan el fenómeno.
En 1965, Clifton Meador presenta por primera vez el término de “no enfermedades”
o “entidades sin enfermedad” para la The New England Journal of Medicine, para referirse
a condiciones que eran tratadas como enfermedad sin serlo; aunque Meador hacía más bien
referencia a aquellas condiciones psicosomáticas y a la sugestión, este término podría ser
precursor del concepto de “medicalización”, mismo que fue popularizado e introducido en
el ámbito académico poco antes de los años setenta en un clima de crítica hacia la institución
médica, que puede verse reflejado en diversas obras que denuncian el llamado “poder
médico” (Foucault, 1963; Freidson, 1970; Zola, 1972; Chauvenet, 1977; Clavreul, 1978),
influidos seguramente, del nacimiento de un nuevo paradigma para entender el proceso salud/
enfermedad debido a la presentación de nuevos planteamiento teóricos sobre la transición
epidemiológica, misma que anunciaba cambios en las formas de morir y enfermar, pasando
de procesos infecciosos a enfermedades crónico-degenerativas, mismos que involucraban
reformas a las políticas sanitarias impuestas por los organismos internacionales (Frederiksen,
1969; Omran, 1971), que incidieron en la forma en la que la sociedad entendía el concepto
252 de salud y enfermedad.
En 1979, Campbell et al. (2007), presentan los resultados de una encuesta realizada
tanto a personal médico como no médico sobre las connotaciones del término “enfermedad”
en la British Medical Journal, en la que se constata que casi el 100% reconocía la malaria y
la tuberculosis como enfermedades, pero menos del 20% reconocía lo mismo de condiciones
como la desnutrición o la inanición. El estudio concluye que no existe un acuerdo general
sobre cómo definir una enfermedad. En 2002 se replicó el estudio por Smith, retomando el
concepto de “no enfermedades” anunciado 37 años antes, esta vez para referirse a aquellas
condiciones que habían pasado al control del campo médico, siendo la vejez, la calvicie,
la fealdad, las celulitis, la resaca y la infelicidad las más destacadas por los participantes
como “no enfermedades”, encontrándose igualmente discrepancia entre personal médico y
Peter Conrad es otro de los autores clave para entender el concepto de medicalización,
quien, en 2007, publica el libro The medicalization of society: on the transformation of
human conditions into treatable disorders, tras años de investigación sobre el tema.
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Su texto aporta una visión novedosa de la medicalización de la vida, ya que reflexiona
sobre el papel que juega, no sólo el Estado y el sistema económico de producción, sino la
propia sociedad en el proceso de la medicalización, analizando el rol activo y dinámico
que esta tiene (Conrad, 2007). A diferencia de Illich, su hipótesis no descansa en la idea
de un imperialismo médico, ni de un Estado que ejerce poder y control sobre los cuerpos
de los sujetos, como argumentaría Foucault, sino en incorporar al análisis del fenómeno
nuevos y diversos agentes como motores de medicalización, como la misma respuesta del
sector consumidor. Concluye que los actores y agentes tienen un rol activo y dinámico,
cuya responsabilidad es compartida por varios sectores y no solo ve a la sociedad como
receptores pasivos, sino que tienen gran implicación en el proceso. A estas aportaciones se
Con lo expuesto, Illich, Foucault y Conrad podrían considerarse los grandes teóricos
sobre la medicalización, de los cuales podría concluir que se trata de un fenómeno complejo
y multifactorial que involucra sectores de la sociedad con diferentes motivaciones entre sí
y, cuyas causas y orígenes aún quedan un tanto difusas. Sin embargo, tras sus argumentos
teóricos, se han producido una serie de investigaciones sobre la medicalización en distintas
esferas de la vida, dando cuenta que el fenómeno no solo se circunscribe a la normalización
de las desviaciones, sino que involucra lo cotidiano (Sy, 2018; Meneu, 2019; Parra,2019).
Cabe destacar que, en la actualidad, el concepto es muy utilizado desde los estudios
de género, estudios del cuerpo, y la antropología biomédica, sobre todo en la vertiente de la
biopolítica foucaultiana para denunciar los procesos de normalización (Butler, 1993; Lock
y Nguyen, 2010; Preciado; 2013). Sin embargo, resulta importante mencionar que, existen
otros conceptos similares al de medicalización, que explican fenómenos cercanos.
Otro concepto que puede resultarnos familiar cuando estudiamos el tema de la medi-
calización, es el de Eduardo Menéndez (1988), quien nos habla sobre el Modelo Médico
Hegemónico, entendido como:
Otro concepto que vale la pena esclarecer, es el de disease mongering, acuñado por
la periodista Lynn Payer (1992), para referirse a la promoción de las enfermedades para su
mercantilización. Tal concepto involucra tratar como enfermedad una condición normal de
la vida, o exagerar las consecuencias de enfermedades inofensivas con el fin de aumentar la
demanda de los servicios médicos y farmacéuticos, mediante la dilución de los límites de la
normalidad.
Se debe tener claro que, dependiendo del tema que se requiera abordar desde el con-
cepto de medicalización, los términos disease mongering o modelo médico hegemónico,
podrían estar vinculados, sin embargo, estos conceptos son utilizados para describir fenó-
menos que forman parte de un fenómeno más amplio para lo que se acuño el concepto de
medicalización. Este último involucra la gestión tanto del cuerpo como de la moral por la
institución médica y hace referencia a como la mirada médica valida o invalida prácticas
cotidianas, discursos y representaciones, con lo que puede implicar el desplazamiento, por
parte de la medicina científica, de otras prácticas y saberes relacionados con la salud que
pudieron resultar efectivos para curar y brindar atención a generaciones enteras. Sobre estas,
hace referencia Menéndez y de algún modo, la comercialización de la salud, que no alcanza
a explicar Lynn Payer por su visión sesgada y reduccionista.
A través de esta revisión se destaca que los autores coinciden en que la medicalización
es un síntoma del proceso de modernización y da cuenta que el fenómeno va en expansión,
insertándose en diversas esferas de la vida. A continuación, se analizará el caso de la
alimentación.
Un ejemplo de normas alimentarias data del siglo XVI, con la conquista del territorio
que actualmente ocupa México. Los grupos hegemónicos que se establecieron buscaban, no
256 sólo el dominio y control ideológico sobre los nativos, sino también corporal. A través de es-
fuerzos por establecer regímenes alimentarios específicos, las congregaciones eclesiásticas,
tenían la pretensión de construir cuerpos indios, parte del control y la regulación social que
se logró en la conquista, fue a través de moldear y transformar la materialidad corporal por
medio del alimento (Bak-Geller, 2019). El intento de unos grupos por cambiar los hábitos
alimentarios de otros tiene que ver con el disciplinamiento corporal, el cual Norbert Elías
(1989) analiza en El proceso de civilización. En él expone que las normas europeas que
suceden a la edad media en cuanto autocontrol son internalizadas a través de la vergüenza
y la repugnancia y derivan en la conformación de un código de etiqueta, que tiene como
objetivo regular los comportamientos, tema estudiado por Vigarello (1985) en Lo limpio y lo
sucio para el caso de la higiene en Francia desde el siglo XIV. Concluye que las prácticas de
Barona Vilar (2018) autor del reciente libro La medicalización del hambre. Economía
política de la alimentación en Europa expone a través de varios ejemplos históricos el de-
sarrollo de políticas alimentarias que se gestaron a la par que nacía la ciencia de la nutrición
y el hambre incrementaba a nivel mundial, derivando en un proceso de medicalización del
hambre promovido por las prácticas de educación nutricional.
Conclusiones
El fenómeno de la medicalización ha sido sometido a discusión desde por lo menos los años
70. Desde entonces, muchos autores coinciden en que la medicalización es un fenómeno
que tiene efectos negativos y que va en expansión desde que inició el proceso modernizador,
la mayoría de los autores revisados han centrado su mirada en el papel que juega la ciencia
como elemento legitimador de las intenciones del Estado y la industria, que fungen como
agentes reguladores que permean las prácticas cotidianas, y tienen un papel hegemónico en
las relaciones de poder y una función normativa. Al respecto, Peter Conrad (2007), presenta
otra mirada del fenómeno, en la que analiza el papel activo que tiene la sociedad en los pro-
cesos de medicalización, no como simples receptores pasivos.
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