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ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO VIRTUAL: DESAFÍOS

DE UNA EXPERIENCIA EN CONTEXTO DE PANDEMIA.

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Autoras:

- Ivana Gabriela Faria


Acompañante Terapéutica.
Especializada en AT Escolar- Especializada en Discapacidad- Especializada en Salud Mental.
Miembro del Equipo de AT de la Clínica Saint Michel.
Estudiante de la Licenciatura en Psicología UNC.
Estudiante de la Tecnicatura en AT UNC.
Ayudante Alumno del Departamento de la Tecnicatura en AT UNC.
Dirección: Av. Rancagua N.º 7700 Bº Villa Retiro.
Tel.: 3514554419
Mail: ivana.faria@mi.unc.edu.ar

- Karina Laura González


Lic. en Psicología con orientación Psicoanalítica Lacaniana.
Acompañante Terapéutica.
Maestranda en Formación de Teoría Psicoanalítica Lacaniana en U.N.C.
Docente en materias de Tecnicatura en A.T. en U.N.C.
Supervisora en prácticas de Trayectos finales de cursantes de Tec. en A.T. en UNC
Miembro de comité evaluador de TIF en Tecnicatura en A.T. en U.N.C. Miembro
de Comisión Directiva de AATRA
Cofundadora de Espacio Terapéutico Rizoma Río Tercero.
Coordinadora, docente y supervisora de Servicio de A.T. Rizoma Río Tercero.
Roque S. Peña N.º 132 Tancacha – Córdoba.
Tel: 3571623032
Mail: gonzalezkarinalaura@gmail.com
Introducción:

Comenzamos el recorrido por este escrito destacando que el mismo parte de una
experiencia llevada a cabo en el trayecto final de la Tecnicatura en Acompañamiento
Terapéutico de Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, en el marco de una práctica
supervisada. La misma se desarrolló en un servicio virtual de contención y acompañamiento,
gratuito, mediado exclusivamente por la comunicación escrita (chat), diseñado por el
Ministerio de Salud, la Facultad de Psicología y de Ciencias Médicas de la Universidad
mencionada.
Tras la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud en
marzo de 2020 diferentes Estados toman como medida sanitaria el aislamiento social
preventivo y obligatorio ante la emergencia de COVID 19. Es en este marco donde surge dicho
servicio, con el objetivo de brindar contención e información sobre la disponibilidad actual de
recursos de Salud Mental a quienes se encontraban en situación de vulnerabilidad psíquica
por la realidad que se atravesaba, así como también por aquellas variables que se agudizaban
junto a ella. Con ello referimos a los tratamientos psicológicos y psiquiátricos en curso, que
tras el aislamiento se veían dificultades inicialmente, al emerger de emociones y
sintomatologías propias de las imposibilidades que actualidad imponía (salidas, modalidad de
estudio y trabajo convencional, entre otras), a la escases de posibilidades de acceso a los
servicios de Salud Mental ante las dificultades de desplazamiento tras las medidas
mencionadas, a las situaciones de violencia, principalmente violencia de género, que se
acrecentaban entre posibilidades e imposibilidades de intervención en este contexto.
Estas son algunas de las preocupaciones que inquietaron al Sistema de Salud y que los
impulsaron a generar nuevas instancias de abordaje junto a Equipos de profesionales y
practicantes del campo de la Salud Mental. Así los procesos terapéuticos, públicos y privados,
reinventan modos de presencia por medio de las pantallas y se crean diferentes recursos para
dar soporte y contención, tales como el Servicio que aquí les presentamos. Dicho espacio era
operado por Acompañantes Terapéuticos, quienes contaban con formación y supervisión
constante debido al dinamismo propio de las demandas de los/las consultantes, donde
desborde, urgencia y complejidad estaban a la orden del día. Como a.t.´s nos preguntábamos:
¿Cómo posibilitar la emergencia de lo terapéutico ante la evidente catástrofe y las
dificultades que imprime la modalidad virtual? ¿Cómo se vehiculiza en un contexto de
virtualidad, y vía la escritura, la clínica propia del A.T.? y ¿Qué nos posibilita seguir
afirmando que hay allí A.T.? ¿Se presentan los elementos del dispositivo de A.T. en esta
experiencia?
Ante los interrogantes mencionados nos proponemos como objetivos determinar las
particularidades de esta modalidad de Acompañamiento Terapéutico, presentándose como
novedosa y necesaria en contextos particulares y situaciones clínicas donde no son posible
abordajes convencionales del dispositivo. El texto guía al lector por un vaivén de preguntas
que interpelan a los profesionales y a una descripción de esta modalidad de Acompañamiento
Terapéutico.
Tras recorrer conceptos nodales que definen la especificidad del Acompañamiento
Terapéutico, y contrastar cómo los mismos operan en esta experiencia se ve decantar lo
propio de esta modalidad emergente. Los resultados nos comunican que en estos casos el
devenir de la intervención opera de modo diferente a lo habitual, concluyendo que es el
vínculo con quien acompañamos el que antecede y posibilita recorrer la cotidianeidad, sin ello
lo cotidiano no puede ser pensado.

Desarrollo:

Comenzaremos por cernir algunos conceptos fundamentales en A.T. para luego


ponerlos en tensión y cotejar cómo los mismos se ponen en juego en este A.T. virtual.
En la actualidad definimos al Acompañamiento Terapéutico como un dispositivo en sí
mismo. El término dispositivo conlleva complejidad tanto en la definición de dicho concepto
como en la magnitud que el mismo intenta representar al nombrar al A.T. como tal. Cabe
destacar que la definición etimológica del término dispositivo conlleva en su máxima esencia,
el estar dispuesto (del latín disposĭtus). Este “estar dispuesto” refiere a una estructura, pero a
la vez, convoca a una posición. Así, vemos como el dispositivo será entonces una estructura
que se construye, donde se ensambla diferentes piezas de modo estratégico para alcanzar
objetivos terapéuticos y en donde los engranajes se irán incorporando en la medida que las
necesidades del caso lo arbitren. Por lo tanto, nunca van a soldarse puntos de apoyatura
estancos, sino que la estructura necesaria de dicho dispositivo estará marcada por la dinámica
del devenir singular. Como mencionábamos, no sólo la estructura es la que debe estar
dispuesta, sino también el/la Acompañante Terapéutico. El estar dispuesto/a en esta disciplina
implica un anclaje en una posición ética, una operación continente de la contingencia
subjetiva. El a.t. da lugar a aquello difícil de nombrar, de mirar, por la angustia que muchas
veces genera (La vulnerabilidad, la desesperanza, los miedos, el desamparo, etc.). Pero ¿Cómo
sería posible una construcción subjetiva ante ese padecimiento si no hay un espacio para
que el sujeto pueda tramitar aquello que lo conmueve? Si no propiciamos bordes que alojen
los desbordes ¿Cómo puede el sujeto transformar algo de su propio atravesamiento? Aquí
es justo donde la ética se vuelve protagonista y cómplice de la pregunta ¿Quién no puede
tolerar el despliegue del padecimiento del sujeto? La respuesta nos invita a posibles
movimientos de los profesionales que trabajamos ante la tempestad que azota los recursos
psíquicos de quienes acompañamos, allí donde hay que estar real-mente dispuestos.
Pues bien, contamos con una estructura, con una posición allí, pero ¿Qué hay del escenario
sobre el cual la misma se monta? En A.T. existen elementos que ciñen su campo de
intervención y que dan cuenta de la especificidad del mismo. Estos elementos definitorios del
A.T. son el trabajo en la vida cotidiana, pero también con ella, delimitando allí su escenario,
incluyendo a todos los actores que son parte de la misma. Ello no solo va a determinar un
encuadre particular, en donde las intervenciones habrán de ser pensadas en torno del
acompañado/a y al contexto inmediato, sino que forja como punto nodal del
Acompañamiento Terapéutico lo vincular. Así, el otro elemento de taquilla, es el vínculo. La
pregunta sería ¿Por qué el acento allí? ¿Por qué en lo cotidiano y en lo vincular? Podemos
afirmar que es en la vida cotidiana donde los lazos sociales se tejen, donde la trama vincular
se despliega construyendo la subjetividad de cada actor.
Devenimos sujetos a través del vínculo con los otros, el otro tiene un lugar primordial
en el proceso de constitución psíquica y de subjetivación, por lo tanto, dirá Frank M.L. (2014),
citando a Berenstein I., “Somos en la medida que somos con otros”. El a.t. irá, a través de su
presencia, observando y desde su posición posibilitando el desnaturalizar aquello que la
cotidianeidad presenta como establecido. Esto puede dar lugar ciertos puntos de virajes de
posiciones anulantes de la subjetividad, teniendo como soporte el lazo y el vínculo como
herramienta principal. Estas posibilidades podrán tener lugar tras el establecimiento de la
transferencia, tras el encallamiento, por un período de tiempo en ciertas dinámicas vinculares
propias del sujeto que acompañamos. Sostenernos allí, pero vislumbrando puntos de
movimientos, es una tarea no solo intensa sino la tarea de mayor riqueza en el A.T.
Aquí nos preguntamos ¿Cómo habilitar y sostener lo antes mencionado? Esta tarea,
por las particularidades y complejidades que conlleva, se ve zanjada por el mentado e
ineludible trabajo con otros (Trabajo en Equipo, supervisión, etc.), en definitiva, por aquella
estructura a la que remitíamos hace un momento. El trabajo en equipo será pieza fundamental
para orientar las estrategias que logren desplegarse en el terreno, así como también la
supervisión clínica habilitará espacio a despejar actuaciones contratransferenciales y aspectos
subjetivos del a.t. obstaculizantes de la labor ética que le compete.
Incluirnos como a.t.´s en el servicio de contención y acompañamiento nos interpela
acerca del dispositivo mismo de A.T., sobre nuestra intervención allí, nos hace pregunta.
Algunos de los cuestionamientos que impulsan este escrito, y que mencionamos inicialmente
son los siguientes: ¿Cómo posibilitar la emergencia de lo terapéutico ante la evidente
catástrofe y las dificultades que imprime la modalidad virtual? ¿Cómo se vehiculiza en un
contexto de virtualidad, y vía la escritura, la clínica propia del A.T.? y ¿Qué nos posibilita
seguir afirmando que hay allí A.T.? ¿Se presentan los elementos del dispositivo de A.T. en
esta experiencia? Para aproximarnos a responder los interrogantes, que impulsan esta
escritura, retomaremos algunas escenas de la práctica de A.T. con el objetivo de producir un
anudamiento entre praxis y teoría que bosquejen algunas respuestas. Una consultante del
servicio, a quien llamaremos Ana, inicia la comunicación con la a.t. tras solicitar, en su decir,
que le den una mano. En carácter de urgencia, escribe: “Soy Ana, estudiante de Arquitectura,
las clases son nuevamente presenciales, temo contagiarme de COVID. No sé cómo seguir,
siento que no puedo, tendré que dejar de cursar, no puedo parar de llorar, la angustia me
devora”
En esta modalidad de A.T., virtual y vía chat, está presente la distancia física, no
obstante, está presente la comunicación. La virtualidad posibilita un encuentro en tiempo real,
sincrónico, mediado por la pantalla y la escritura. Esta modalidad no permite la mirada, ni
como función en sí misma ni como herramienta para pesquisar información, ni para observar
al sujeto y medir las intervenciones a realizar. El modo de alojar al otro, el respeto por sus
tiempos y la escucha no puede sostenerse por esa mirada noble que contiene o por esa mirada
que se deja caer cuando es necesario. Aquí se empieza a avistar la complejidad, ya no
contamos con ese recurso hay que crear otros que lo suplan, hay que poner la creatividad al
servicio de la técnica. Podemos afirmar que aun carentes de la mirada, la presencia da su
presente, se reinventan modos, se recrea constantemente el cómo. Transitar y trabajar en y
con la cotidianeidad, se vuelve un desafío, pero ¿No lo es acaso en cada uno de nuestros A.T.?
Aquí las características de la cotidianeidad son las mismas, pero el modo de ingresar y transitar
esos adentros, es diferente. Hay que cementar otros recursos que den lugar a ello, en este
caso el dar tiempo a la ex-istencia y consistencia del vínculo, es el quien nos abre las puertas,
no habrá recorrido por lo cotidiano sin él. Con ello nos referimos a que es ese lazo que ex-iste,
que antecede, el que da lugar al conocer, vía la palabra escrita, aquello que la cotidianeidad
entrama. Lo propio de esta modalidad, marcada por la escritura, es que el orden aquí es
relevante y a la inversa a otras modalidades de A.T., ya que aquí no se recorre junto al sujeto
lo cotidiano y se gesta en ese proceso de travesía el vínculo, sino que es la construcción del
vínculo es la que dará a posteriori la apertura a recorrer la cotidianeidad, en un más allá de la
pantalla. Será nodal en este tipo de A.T. la lectura de los ritmos y tiempos de escritura, el
respeto por las pausas y las prisas del texto, la recepción empática y atenta de la palabra del
sujeto y una presencia respetuosa que posibilita el lazo que se crea progresivamente y que
habilita el recorrido por lo cotidiano brindando posibilidades de intervención.
Recorrer con Ana su cotidianeidad implicó primero una labor que habilite, aloje y acoja
la palabra, retome su valor y se la ponga a circular. Sin ello la imposibilidad del recorrido se
presentifica y las estrategias todas se ponen a disposición para salvaguardar este primer punto
de complejidad. Al saber cuál era la carrera, fui buscando, en una ventana separada, si esa
facultad posee asistencia psicoterapéutica para la joven, comparto la información y
acordamos un próximo encuentro. La semana siguiente en el día y horario establecido y le
pregunté ¿cómo fue su semana? Ana responde: “no hay turnos, no me escucha nadie me siento
una inútil, no doy más”. Fui escuchando lo que traía, desde la posición ética humanizando su
dolor, y en paralelo dialogando con el supervisor de a.t. cómo acompañar a la joven que se
encontraba con mucha angustia, y sin saber a dónde recurrir. Desde allí se crean estrategias
para anudar labor con los profesionales del equipo de psicoterapia, tendiendo puentes que
asistan a la urgencia. En los próximos encuentros escuchamos música que ella me compartía
por el chat, yo buscaba por YouTube compartía libros que luego comentamos. Así día a día,
fuimos construyendo, dando lugar a su padecimiento. Pensar con otro resultó aliviador,
mediar el padecimiento vía esta presencia resultó terapéutico para ella.
Consideraciones finales:

Para finalizar compartimos las palabras de Ana al momento del cierre del A.T. realizado:
“llegué triste no sabía qué hacer y fuiste un madero en mi naufragio, me sentí escuchada
acompañada, no cuestionada”. El caso Ana viene aquí a representar alguna de tantas escenas
vivenciadas en esta modalidad virtual escrita, dando cuenta de cómo el andamiaje del
dispositivo de A.T. se gesta de modo estratégico, sosteniendo los elementos del mismo, con
una nueva impronta y con orden relevante. Podemos pensar que este dispositivo innovador
estuvo atravesado por las características propias de todo A.T., pero con la necesidad de
recursos específicos dada lo específico justamente de esta novedosa modalidad. La esencia de
la mirada del a.t., una mirada humanizarte y ética, se sostuvo acuñando la escritura, no solo
el sujeto debió delimitar su posición subjetiva y su padecer vía la palabra escrita, sino que
también el a.t. debió zanjar su escucha, mostrar su disponibilidad, e incluso sus intervenciones
bajo la misma premisa.
Cerramos este trabajo con la siguiente cita: “sí existe voluntad de encuentros a través
de la palabra, de la imagen de la posibilidad de compartir algo, hay una terapéutica posible.
Porque no se trata de mensajes que uno manda a lo bestia. Hay una búsqueda a partir del
conocimiento previo para generar algún enganche posible en términos humanos y terapéuticos
en estas circunstancias tan adversas” (Migueles Morisconi S, 2020).
Referencias bibliográficas:

-Dragotto P, Frank, M.L., (2012). Acompañantes. Córdoba. Editorial Brujas. -Frank, M.L.
(2014). Acompañamiento Terapéutico y Vida Cotidiana. Ficha de Cátedra. Tecnicatura
en A.T. – U.N.C. Córdoba.
-Frank, M.L., Guzmán M. (2022) Acompañamiento como Dispositivo. Ficha de Cátedra.
Tecnicatura en A.T. – U.N.C. Córdoba.
-González, K. (2020). Relevancia de trabajo en Equipo en el Acompañamiento Terapéutico.
Ficha de Cátedra. Tecnicatura en A.T. – U.N.C. Córdoba.
-Kuras de Mauer M., Resnizky S. (2008). AT. Actualización Teórico-Clínica. Bs.As. Editorial
Letra Viva.
-Morisconi S. (2020). El cuerpo en el espacio público y mientras tanto, la pandemia el cuerpo
y el acompañamiento terapéutico (reflexiones de cuarentena). Edición Otro verde. Libro
digital ISBN 978-987-86-6092-9.
- Ponce L., González C., Rossi A. (2020) Estudio de Consultas a un Servicio de Contención y
Acompañamiento Durante la Pandemia de COVID-19. Anuario de Investigaciones de la
facultad de Psicología IV Congreso Internacional y VII Congreso Nacional de Psicología. Ciencia
y profesión. Revista Vol.5, N2,89-116.

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