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El duelo es una respuesta natural a la pérdida.

Es el sufrimiento emocional que sientes


cuando te quitan algo o alguien que amas. Si, también puede ser algo, no solo tienen por
qué ser personas, por ejemplo, dejar de fumar supone un duelo. A menudo, el dolor de la
pérdida puede ser abrumador. Una persona que está transitando un duelo puede
experimentar todo tipo de emociones, desde la ira hasta la incredulidad, culpa y tristeza
profunda. En este post comparto contigo 3 ejercicios para trabajar el duelo.

¿Quieres saber más sobre el duelo? En este post hablo en profundidad sobre sus fases,
etapas y tiempos.

Estas son reacciones normales a la pérdida, y cuanto más significativa sea la pérdida,
más intensa será la tristeza.
Como te decía antes, puede que asocies el duelo con la muerte de un ser querido, pero,
cualquier pérdida puede causar dolor. Esto incluye, entre otras, las siguientes situaciones:

 Divorcio o romper con una pareja


 Perder un trabajo
 Perder la estabilidad financiera
 Un aborto involuntario o la imposibilidad de ser madre
 Jubilación
 Muerte de una mascota
 La pérdida de un sueño que ya no podrás realizar
 Enfermedad grave de un ser querido
 Pérdida de una amistad
Incluso las pérdidas sutiles en la vida pueden provocar una sensación de dolor. Por ejemplo,
puedes llorar después de mudarte de casa, terminar la universidad o cambiar de trabajo.
Cada persona lleva la pérdida a su manera, es algo muy personal, así que no te
avergüences de cómo te sientes, ni creas que de solo hay una única manera adecuada de
llevar a cabo el duelo. Sea cual sea la causa de tu dolor, quiero que sepas que
existen formas saludables de lidiar con el dolor que supone la pérdida. A continuación,
comparto contigo 3 ejercicios para trabajar el duelo que espero que te ayuden en este
proceso.

Hacer frente a la pérdida de alguien o algo que amas es uno de los mayores desafíos de
la vida.
Si quieres leer más a cerca del duelo, te dejo este otro artículo que escribí hace un
tiempo: Cómo afrontar la pérdida de un ser querido o el duelo. En él hablo sobre los
propósitos del duelo, poner fin a la negación y encontrar aceptación, estrategias para
afrontar la pérdida de un ser querido o el duelo y la diferencia entre un duelo normal y uno
complicado.

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Crea una caja de la memoria
La carta continua
Arreglando un corazón roto

Crea una caja de la memoria

El objetivo de este ejercicio es que hagas una caja en la que guardarás cosas especiales que
te recuerden a la persona que murió y la relación que tuviste con ella. Para ello,
necesitarás: una caja de cartón a la que le puedas quitar la tapa, papeles de colores, pintura,
barra de pegamento o celo, rotuladores de colores, tijeras, revistas, decoraciones varias que
puedas pegar (como, por ejemplo, botones, pegatinas, etc.) y una foto de la persona que ha
fallecido.
Para empezar, dedica un tiempo a decorar la caja, puedes pintarla y pegarle papeles de
distintos colores. Va a ser una caja muy especial, así que dedica tiempo a esta parte.
También puedes decorarla pintándola con rotuladores y decoraciones distintas.
Una vez que tengas la caja lista, recorta imágenes y palabras de las revistas. Las fotos y
palabras que elijas deben tener algún significado para ti con respecto a tu relación con la
persona que murió. Finalmente, pega una foto de esa persona que murió dentro de la caja.
Ahora, te toca llenar la caja con objetos que te vinculen a esa persona. Por el momento,
guarda la caja todo el tiempo que necesites. Cuando estés listo, puedes quemarla, dejarla en
algún sitio que sea significativo para ti, etc.
La carta continua

Te propongo un clásico, escribir una carta. Este ejercicio lo he sacado de un magnifico libro
al que recurre mucho para preparar mis sesiones: 200 tareas en terapia breve de Mark
Beyebach y Marga Herrero de Vega.
Escribe una carta de despedida a la persona fallecida. En ella es importante que plasmes
todos los sentimientos, tanto positivos como negativos hacia esa persona. Escribe todos
los días o al menos tres veces por semana durante cuarenta y cinco minutos o una hora.
Cada vez que comiences a redactar tu carta, relee lo que escribiste los días anteriores y
luego continúa escribiendo la carta. Si en un momento dado no sabes qué escribir,
permanece sentado hasta que agotes el tiempo, ya sean cuarenta y cinco minutos o una
hora. Es muy importante que expreses lo que quiere decirle a esa persona, incluidas tus
posibles ambivalencias. Recuerda que es posible querer y odiar a alguien al mismo tiempo.
Las personas no somos tan coherentes como nos gusta creer. Te recomiendo que escribas la
carta siempre en el mismo lugar y a la misma hora. Es importante que determines
siempre la misma hora para evitar que sólo escribas cuando lo sientes. Es importante que
también escribas cuando no lo sientes, puesto que, esto permitirá que emerjan sentimientos
negativos que tal vez no apareciesen de otra manera. Los contenidos de la carta no tienen
por qué ser nuevos. Es decir, puedes escribir o hablar sobre lo mismo todas veces que
necesites. Sabemos que hay ciertos mensajes necesitamos repetirlos varias veces.

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Arreglando un corazón roto

Compra una maceta o un recipiente de cerámica o de un material similar, como la arcilla.


Esta actividad puedes hacerla solo o acompañado de otras personas que también tuvieran
un vínculo con la persona fallecida. Incluso, puedes hacerla con niños.
Rompe con cuidado el recipiente que hayas comprado. Con rotuladores permanentes
escribe por dentro del recipiente cómo te sientes respecto a la perdida. Identifica
tus sentimientos y plásmalos. Por fuera del recipiente escribe tus fuentes de apoyo y
recursos para transitar por el duelo. Aquí, entra cualquier cosa que creas que te ayuda,
pueden ser tanto recursos personales que tu tengas (capacidad de pedir ayuda, expresar
emociones, autocuidado…), como recursos externos a tu (una familia que te ayuda). Si lo
prefieres, puedes dibujar en el recipiente en lugar de escribir.
Una vez que hayas escrito o dibujado, pega de nuevo el recipiente. Se trata de que con
mimo, delicadeza y tiempo arregles el recipiente. Este proceso incorpora la metáfora de que
cuando ocurre una pérdida significativa, se rompe el corazón. Y lleva su tiempo sanarlo de

En algunas ocasiones no podemos adaptarnos después de esa pérdida, podemos tener un


dolor patológico o traumático persistente. En estos casos, será necesaria la ayuda de un
psicólogo. Los duelos pueden resultar más complicados por muchos motivos,
circunstancias en las que esa persona falleció, la relación que teníamos con esa persona,
duelos anteriores no resueltos…
Si te ha gustado este post en el que he hablado sobre 3 ejercicios para trabajar el duelo,
quiero recomendarte otros dos que quizás te gusten: 3 técnicas de relajación y Beneficios
psicológicos de la actividad física.
TERAPIA ADULTOS

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