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TAREAS DUELO.

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Mark Beyebach y Marga Herrero de Vega
200 TAREAS EN TERAPIA BREVE
INDIVIDUAL, FAMILIAR Y DE PAREJA
Herder, Barcelona, 2010. https://goo.gl/KruKV7

6.4. DUELO
A menudo, nos consultan personas que están experimentando dificultades para
sobrellevar una pérdida, generalmente la muerte de un ser querido, pero también pérdidas
ligadas a una separación afectiva, una enfermedad crónica, al desempleo, a una situación de
emigración… En muchos de estos casos, se trata de duelos complicados, bien debido a la
existencia de sentimientos encontrados (por ejemplo, el fallecimiento de un familiar querido con el
que existían conflictos emocionales no resueltos), a la ambigüedad de la pérdida (en casos de
divorcio, emigración, etcétera) o a otros factores que complican la situación (muerte en atentado,
el suicidio de un familiar, la coincidencia temporal de varias pérdidas). Puesto que no existe una
única forma «normal» o adecuada de elaborar un duelo (Walsh y McGoldrick, 1991), la
oportunidad de una intervención psicoterapéutica deriva básicamente de la petición que realice el
consultante.
Presentación clínica
La persona que acude a terapia durante un duelo suele presentarse con sentimientos de
depresión y a menudo con pensamientos obsesivos en torno a la pérdida. Habitualmente, pide
consulta por propia iniciativa, pero cuando está muy abatida es probable que necesite el empuje
de familiares o amigos. La dificultad para la terapeuta (y para el consultante) puede radicar en
determinar hasta qué punto las emociones negativas que presenta son inevitables en vista de las
circunstancias y hasta qué punto es posible y deseable reducirlas a corto plazo. Esto es algo muy
personal y que nos gusta comentar con nuestros interlocutores.
Nuestra estrategia de intervención
Trabajo personal
Hemos comprobado que el enfoque centrado en las soluciones proporciona una buena
forma de abordar estas situaciones, ya que permite adaptarnos al máximo a las preferencias y la
particular trayectoria de duelo de nuestros clientes, sin imponerles ideas preconcebidas (e
infundadas) acerca de cómo se debe hacer un duelo «normal» (Butler y Powers, 1996). Sí nos
parece importante realizar un esfuerzo especial por ajustarnos a la visión del consultante, trabajar
con su parte más emocional y, sobre todo, «ir despacio».
Puesto que el duelo suele acompañarse de síntomas de depresión y obsesividad, son
potencialmente útiles las tareas descritas en los capítulos dedicados a personas deprimidas y con
obsesiones. En este capítulo nos limitaremos a recoger aquellas prescripciones dirigidas
específicamente a elaborar la pérdida, muchas de ellas con un carácter narrativo. Cuando la
pérdida se debe a la muerte de un ser querido, tratamos de promover la despedida, por un lado, y
la presencia positiva de la persona fallecida en la vida de nuestro consultante, por el otro. En
otros casos (abandono de la pareja, emigración, enfermedad), se tratará más bien de colocar la
pérdida en su lugar, es decir, de que la persona pueda seguir adelante con una vida satisfactoria
manteniendo un espacio para el dolor que le produce la nueva situación. En este sentido, es de
utilidad trabajar en estrecho contacto con el futuro preferido de la persona y utilizando la
externalización.
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Cuando existen traumas puntuales ligados a la pérdida (por ejemplo, la persona fallecida
murió en los brazos de la consultante tras el accidente, en el que ella conducía) encontramos que
la manera más rápida y eficaz de abordarlos es el procedimiento del EMDR, Ojos Movimiento
Desensibilización y Reprocesamiento) (Shapiro, 1989).
Intervención interpersonal
Desde el punto de vista interpersonal es importante identificar qué cosas están haciendo
los familiares que favorecen la elaboración del duelo y cuáles lo están complicando, de modo que
podamos propiciar unas y bloquear las otras. A veces, será necesario ayudar a los familiares a
que promuevan la actividad y la «vuelta a la vida» del consultante; en otros, por el contrario,
habrá que ayudarles a que le concedan el tiempo y el espacio necesarios para que pueda llorar y
elaborar la pérdida. Cuando ésta afecta también directamente a otros familiares, es conveniente
promover espacios comunes de diálogo y duelo para facilitar que se apoyen unos a otros en vez
de sobrellevar su dolor en solitario. En estos casos, la elaboración del duelo puede verse como
un proceso de toda la familia (Beyebach, 2000; De Castron y Guterman, 2008).
Desde la perspectiva biológica, se aplican las mismas indicaciones que para situaciones
de depresión y obsesividad.
A fin de recuperar una visión del futuro, ya sin la persona querida (o haciéndola presente
de forma positiva), pueden ser útiles las tareas genéricas descritas en el tercer capítulo:
• «La carta desde el futuro» (págs. 65-66).
• «El collage de los sueños» (pág. 67).
Para promover cogniciones positivas servirán:
• «Estar atento a los momentos en que sucede… (una excepción, una mejoría» (págs. 70-
71).
• «Las tres preguntas para una vida feliz» (págs. 86-87).
• «Post-it para uno mismo» (pág. 80).
Con el objetivo de promover que la persona deprimida empiece a comportarse de forma
diferente recomendamos:
• «Fijarse en qué podría hacer… pero no hacerlo todavía» (pág. 74).
• «Simular el milagro/un punto más en la escala» (págs. 76-77).
• «La pequeña felicidad» (págs. 81-82).
Si la persona tiene imágenes intrusivas ligadas al posible trauma pueden aliviarla:
• «¿Para qué puede servir?» (pág. 88).
• «Elige un color» (pág. 89).
• «Algo útil, algo de color, algo bonito» (pág. 90).
• «5, 4, 3, 2, 1», especialmente con aceptación (págs. 91-92 y pág. 93).
• «Mensaje positivo con la mano no dominante» (pág. 96).
• «La tarea del antropólogo» (pág. 97).
• «Meditación de la pasa», que hemos incluido entre las tareas para adolescentes (pág.
166), funciona también muy bien con adultos.
Puesto que no nos parece adecuado conceptualizar los procesos de duelo en términos de
enfrentarse/superar un problema, nos resulta también inapropiado analizar estos casos en
términos de etapas de cambio. Por eso en las siguientes fichas de tareas las etapas de cambio
aparecerán sin sombrear.
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OBJETOS VINCULARES
Descripción:
Se pide al cliente que coleccione objetos simbólicos que le unan a la persona fallecida y
que los coloque en un sitio visible de su casa. Igualmente, puede crear cosas como esculturas,
dibujos, poemas, historias, etcétera, que sirvan como símbolos del vínculo. Estos objetos se
incorporarán más tarde a la ceremonia de despedida o finalización.
Indicaciones:
Esta tarea está diseñada para situaciones de duelo no resuelto. Hay que tener en cuenta
que abarca un período de varios meses y que se combina con dos tareas más que describiremos
a continuación: «La carta continua» y «Finalización». Los tres ejercicios forman el «Ritual de
despedida» (Van der Hart, 1983).
Fuente:
Este ritual fue desarrollado por Onno van der Hart (1983).

LA CARTA CONTINUA
Descripción:
Después de la creación de los objetos vinculares, proponemos al cliente que escriba una
carta de despedida a la persona fallecida. En ella debe plasmar todos los sentimientos, tanto
positivos como negativos. Debe escribir todos los días o al menos tres veces por semana durante
cuarenta y cinco minutos o una hora. Cada vez que comience a redactarla, debe releer lo que
escribió en días anteriores y luego continuar la misma carta. Si en un momento dado no sabe qué
escribir, permanecerá sentado hasta que agote el tiempo prescrito. Es muy importante que
manifieste lo que quiere decirle al completo, incluidas sus posibles ambivalencias.
A tener en cuenta:
La carta tiene que escribirse siempre en el mismo lugar y a la misma hora, lo que aporta
una estructura segura para que el sujeto pueda expresar y aliviar sus emociones. El determinar el
tiempo de escritura evita que sólo escriba cuando lo «sienta» y permite que emerjan sentimientos
negativos que tal vez no apareciesen de otra manera. Los contenidos de la carta no tienen por
qué ser nuevos, ya que aparentemente ciertos mensajes han de repetirse varias veces para que
el ritual tenga éxito.
Fuente: Onno van der Hart (1983).

FINALIZACIÓN
Descripción:
Cuando la persona entiende que ha terminado de escribir la carta continua (en el
momento en que siente que ya le ha expresado todo al fallecido), se celebra una ceremonia de
despedida. Esta ceremonia consiste en quemar la carta y enterrar las cenizas junto con los
símbolos vinculares de los cuales quiere deshacerse la persona en un lugar elegido por ella,
mientras pronuncia unas palabras de despedida. Después, puede realizar un rito de pureza
simbolizado, por ejemplo, con la toma de un baño. El ritual finaliza con un «rito de reunión» con
las personas más significativas de su entorno, por ejemplo, con una comida especial.
Fuente: Onno van der Hart (1983).
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EL ÁLBUM FAMILIAR
Descripción:
Se pide a la persona o la familia que se reúnan para crear un álbum de fotos especial que
recoja la vida del pariente fallecido. Cada miembro de la familia tiene que buscar fotos por
separado y el día que establezcan todos presentan sus fotografías y las van pegando en el álbum
explicando por qué quieren añadir precisamente esa instantánea; si lo desean, pueden escribir el
motivo al lado de la foto o cualquier otro mensaje.
Indicaciones:
Recomendamos preparar este álbum a familias que han perdido a uno de sus miembros y
no hablan del tema entre ellos. Esta tarea les ayuda a compartir el dolor haciéndolo más
llevadero y a la vez recordar o descubrir algunos aspectos del fallecido desconocidos para
algunos miembros de la familia.
Variantes:
La tarea del álbum familiar también puede hacerla una persona sola, pidiendo a distintos
familiares o amigos fotos y comentarios sobre sus recuerdos del fallecido. Además de con
familias se puede realizar con amigos u otros parentescos.
Fuente:
Onno van der Hart (1983).

LA MÁQUINA DEL TIEMPO IMAGINARIA


Descripción:
Proponemos al consultante que viaje al pasado hasta encontrar una escena o un
momento grato que compartió con la persona fallecida. Se le anima a revivir ese instante, sus
olores, sensaciones, ruidos, colores… y a que se recree en la situación, que la disfrute.
Finalmente se le pide que elija algo de la persona fallecida que quiera traerse consigo (una
cualidad…) y que lo represente de alguna manera (mediante un dibujo, plastilina, poesía,
etcétera).
Indicaciones:
Encontramos útil esta propuesta para personas que han perdido a un ser querido con
quien ha quedado algún conflicto importante sin resolver o cuando no han podido despedirse de
la persona fallecida.
A tener en cuenta:
Solemos usar esta tarea más bien como un ejercicio en sesión. Una vez que el
consultante ha aprendido la técnica, puede seguir haciendo «viajes al pasado» por su cuenta.
Fuente:
Esta tarea, de reminiscencias gestálticas, es una adaptación de Yvonne Dolan (1991).
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IMPACTO POSITIVO
Descripción:
Sugerimos a la consultante que identifique aquello que siempre querrá recordar del ser
querido perdido. El recuerdo de esa persona que siempre va a acompañarla. El impacto positivo
que esa persona ha tenido sobre tu forma de ser, de pensar y sentir, ahora y en el futuro.
Indicaciones:
«Impacto positivo» está especialmente indicado cuando la consultante tiene pocos recuerdos
positivos del fallecido o mantenía una relación conflictiva con él.
Variantes:
Esta tarea puede complementarse con la indicación de que la persona cree algún símbolo
u objeto que le recuerde ese impacto positivo.
Fuente:
Aprendimos esta tarea de Yvonne Dolan (2003).

COSAS «ESPERANZA»
Descripción:
Se propone a la persona que inicie alguna actividad que implique esperanza, por ejemplo,
crear un jardín, organizar un viaje… La tarea puede dividirse en una primera parte, en la que la
persona la organiza sólo mentalmente (cuándo lo haría, cómo lo haría, si sería sola o
acompañada), y una segunda parte, en la que la lleva a cabo.
Indicaciones:
Esta tarea está indicada para que personas «atascadas en el pasado» vayan retomando
proyectos de futuro.
Fuente:
Esta prescripción es igualmente recogida por Yvonne Dolan (1991).

PASAR A LA ACCIÓN
Descripción:
Se le sugiere a la persona que identifique alguna cosa que pueda empezar a hacer para
ayudar a alguien. No es necesario que la lleve a cabo inmediatamente, sólo que la identifique.
Más adelante, puede plantearse realizarla.
Indicaciones:
Es una tarea diseñada para personas a quienes les cuesta seguir adelante después de la
pérdida de un ser querido. Es más fácil empezar haciendo algo por otra persona que por sí
mismo.
Fuente:
Aprendimos esta tarea de Yvonne Dolan (2003). Emilio Gutiérrez desarrolló otra similar en
su trabajo con personas que padecen esquizofrenia (1999), y Giorgio Nardone (Nardone et al.,
1999) describe otra variante, «La tarea del antropólogo» (pág. 97), para su uso con pacientes
anoréxicas.
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LAS TRES PREGUNTAS PARA UNA VIDA FELIZ
Descripción:
Se pide a la persona que todos los días, antes de acostarse, se plantee tres preguntas:
a) ¿Qué pequeña cosa he hecho hoy de la que estoy satisfecho?
b) ¿Qué pequeña cosa ha hecho hoy alguien conmigo o por mí, por la que estoy
satisfecho o agradecido? ¿Y de qué forma mi reacción hace más probable que lo repita?
c) ¿Qué otra pequeña cosa he hecho hoy de la que estoy satisfecho?
Indicaciones:
Esta tarea fue desarrollada inicialmente por Luc Isebaert en el Hospital San Juan de
Brujas (Bélgica) para personas con alcoholismo crónico (y probable deterioro neurológico), que
no eran capaces de imaginar qué les gustaría hacer en el futuro. La intención de esta tarea era
acceder de otra forma a las «elecciones existenciales» de estos pacientes. Posteriormente, Luc
comprobó que la tarea era de utilidad para todo tipo de pacientes, especialmente los crónicos.
A tener en cuenta:
Es muy importante la formulación exacta de esta tarea, en particular el uso del término
«satisfacción». En efecto, no pretendemos que la persona identifique momentos de gran felicidad
o placer, sino simplemente momentos en que ha estado satisfecha, tal vez por algo agradable
que le haya gustado, pero también quizás por algo que tal vez no le agradara pero que entendía
que debía hacer.
En algunas ocasiones, alguien muy deprimido o muy negativo vuelve a la siguiente sesión
informando de que ha sido incapaz de identificar nada de lo que se sintiera satisfecho. En este
caso, puede ser necesario deconstruir el término «satisfacción» y aclarar que se pretenden
detectar cosas muy pequeñas, antes de volver a pedir la tarea. Es de las pocas tareas en las que
persistimos si no se han hecho.
Para personas con problemas de alimentación, las respuestas a las tres preguntas deben
ser cosas al margen de la comida, el peso o la figura.
Variantes:
A una persona deprimida (que puede tener dificultades para sentir emociones positivas)
no le preguntaremos por algo de lo que esté satisfecha, sino por algo por lo que podría estar
satisfecha.
En una versión más reciente, Luc Isebaert reemplaza la tercera pregunta por tres
cuestiones que enlazan con el ejercicio del «5, 4, 3, 2, 1» (págs. 91-92): «¿Qué veo a mi
alrededor por lo que estoy satisfecho o agradecido? ¿Qué oigo por lo que estoy satisfecho o
agradecido? ¿Qué siento en mi cuerpo por lo que estoy satisfecho o agradecido?».
Fuente:
Como acabamos de comentar, el autor de esta tarea es Luc Isebaert (2005)

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