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5 EJERCICIOS DE ESCRITURA TERAPEÚTICA

1. LA ESCRITURA AUTOMÁTICA  

Objetivo: encontrar soluciones o caminos.

La escritura automática es un ejercicio magnífico que sirve para un roto y para un


descosido. Lo mismo nos puede ayudar a encontrar ideas para escribir, que a dar
con la solución a un dilema del que no sabemos salir.

Instrucciones:

Esta técnica, inventada a principios del siglo XX por la escritora vanguardista Dorothea
Brande, consiste simplemente en escribir lo primero que se nos pase por la cabeza.
Sin borrar, sin tachar, sin detenernos a pensar.

El propósito no es nunca crear una obra literaria, sino dejar fluir las ideas, libremente,
sin el freno de nuestro juicio, nuestra moral, nuestra vergüenza o nuestra lógica.

Para utilizarla de forma terapeútica, debemos tener un problema o un tema en


mente que deseemos resolver. Nos sentamos, con un papel y bolígrafo
(¡Importante! siempre debe ser escrita a mano) y durante al menos media hora
escribimos sin parar. Cualquier cosa que se nos pase por la mente. Si se nos
viene la lista de la compra, pues la lista de la compra… suavemente retornamos al
tema que nos preocupa, pero siempre dejando libertad a la asociación de ideas, para
que la lógica no interrumpa el camino a una posible solución. (Por supuesto, sirve
también para encontrar soluciones para nuestra novela)

2. CARTA PARA SUPERAR CONFLICTOS CON OTRA PERSONA

Objetivo: aclarar y descubrir nuestras emociones, liberarlas para intentar solucionar


un conflicto

Ya sea una persona con la que convivimos a diario, como nuestra pareja o un
compañero de trabajo, o personas a las que ya no vemos, o que ni siquiera viven,
podemos tener un conflicto sin resolver con ellas que no nos deja avanzar. o que
nos tiene de mal humor o tristes. En este caso, la idea no es encontrar soluciones
-como el anterior ejercicio- sino simplemente sacar a la luz lo que sentimos, vivirlo
plenamente, descubrir qué puede haber debajo (por ejemplo, puedes descubrir que
debajo de un gran enfado con la otra persona en realidad hay un temor escondido) e
incluso perdonar.

Nótese que todo este trabajo es para ti. No se pretende que esta carta se lea a
nadie, sino simplemente que nos sirva de ejercicio. Después la puedes guardar,
romper, quemar o lo que más gustes.

Instrucciones:

De nuevo, guarda media hora al menos solo para ti y, preferiblemente a mano,


empieza a escribir a esa persona lo que sientes. Pero, ¡atención! debe ser en este
orden:
–Primero le cuentas por qué estás enfadado/a. Deja salir toda tu ira, si tienes que
decir tacos, hazlo. Cuanto más te sueltes, mejor. Al menos intenta que sean varias
frases, pero podría salir un folio entero… lo que necesites.

–Segundo, haz lo mismo, pero ahora cuéntale qué es lo que te causa tristeza de
esta situación, lo que te hace sentir mal o te ha hecho daño. Aquí ya no se trata de
acusar, sino de mirar dentro de ti.

–Tercero, tendríamos el mismo proceso, pero ahora se trata de contarle los miedos
que tienes. Qué es lo que te causa temor de esta situación.

–Cuarto, otro párrafo al menos, en este caso dedicado al arrepentimiento. Incluso


en las mejores discusiones o conflictos podemos sentir que hemos metido la pata o
hemos dicho algo que no debíamos… o al contrario, que quizá pudimos haber dicho o
hecho algo de otra forma. Déjalo salir.

-Por último, los párrafos finales se destinarían al amor (de hecho, hay quien llama a
este ejercicio la carta del amor).Cuenta aquello que aprecias de la otra persona, lo que
te hace o te ha hecho feliz. Aquello por lo que le estás agradecida/o.

Como ya ves al lado del título, prepara los klínex. Esta carta puede ser muy poderosa
y hacer aflorar sentimientos que no sabías que tenías dentro de ti, y eso siempre es
buena ayuda.

3. ESCRIBE UN RELATO DE FICCIÓN SOBRE UNA ANÉCDOTA REAL DE TU


VIDA

Objetivo: revivir alguna anécdota de tu pasado observándola desde la distancia

Si escribes desde hace tiempo, probablemente esto ya lo has hecho, incluso más de
una vez. A veces sin darte cuenta, y a veces a posta. Se trata de dar nueva luz (o
incluso superar, quién sabe) a alguna anécdota de nuestro pasado, preferiblemente
infancia o adolescencia, ya que es cuando se forma la base de nuestra personalidad y
nuestro guión de vida.

(Y, de nuevo, no hablo aquí de grandes traumas que puedan necesitar ayuda
psicológica inmediata, estos deben ser supervisados por un/a profesional)

Instrucciones:

¿Has elegido ya esa anécdota de tu infancia o adolescencia? Bien. Ahora escribe un


relato donde la cuentes, PERO desde la tercera persona y además el personaje
protagonista además será totalmente diferente a ti (por ejemplo, puedes cambiarle
el género, la edad o algún rasgo importante).

Aunque haya pasado el tiempo, escribirlo todo desde fuera y desde el punto de
vista de otro personaje te va a dar más distancia aún y puedes ver lo sucedido
desde otros ángulos. Quizá comprender mejor las reacciones de otras personas
implicadas, por ejemplo, o comprenderte más a ti -y tal vez perdonarte o sentir orgullo
de cómo eras o cómo eres ahora.
4. CARTA AL NIÑO/A QUE FUISTE 

Ya habrás visto los dos iconos de paquete de klínex: este ejercicio puede ser muy
poderoso y sacar muchas cosas a la luz a la par que recordamos al niño que
fuimos. Pero llorar aquí es bueno: después de todo, la palabra «recordar» significa
«volver a pasar por el corazón (cuore)».

Objetivo: desahogarse, sentir, perdonarte, aprender a comprenderte y quererte.

Pues sí, muchísimos son los objetivos que se pueden lograr con este ejercicio
aparentemente sencillo… que puede después no ser fácil de llevar a cabo, por la
emoción que puede llevar consigo.

Instrucciones:

Tenemos dos variantes para este ejercicio.

-Escribe a la niña/o que fuiste: Imagina al niño/a que fuiste, lo que te gustaba de ese
niño/a, lo que te daba pena, de lo que te arrepientes… escríbele una carta a él/ella y
dile todo lo que sientes. Cuanto más detalle, mejor. Si aparecen nombres concretos,
fechas, anécdotas… más rico será y más lo vivirás. Muéstrale tu cariño, tu perdón, tu
orgullo.

-Escribe a tu yo adulto desde el niño/a que fuiste: ahora haremos justo lo contrario.
Vuelve a meterte en la piel de esa niña o niño, recuerda cómo te sentías, qué
deseabas, que temías, qué sueños tenías… y ahora escríbele a tu yo adulto.
Aprovecha y que te dé consejos, que te recuerde lo que era importante para ti.

Recuerda, además, que ya no eres ese niño/a indefenso. Ahora eres adulto y
muchas de las cosas que te atrapaban o te daban miedo ya no tienen por qué ser
reales.

A los elefantes, cuando son pequeños, los atan a una estaca clavada en el suelo: ellos
tiran para escapar pero no pueden librarse. De mayores, los siguen atando a la misma
estaca; ahora son mucho más fuertes, pero, como de pequeños no podían escapar, ni
siquiera intentar tirar a ver qué pasa. Spoiler alert: se escaparían sin duda.

Como seres racionales, tenemos la capacidad de ver que la correlación de fuerzas

entre nosotros y la estaca ha cambiado

5. LISTA DE AGRADECIMIENTOS 

Nos volvemos ahora hacia la psicología positiva con un ejercicio de coaching que
anima mucho y ayuda a recuperar fuerzas.

Objetivo: sentirse mejor, relativizar los problemas.

Instrucciones:

escribe una lista de al menos 30 cosas por las que estás agradecido. ¿30??? Pues sí;
de hecho, te animaría a llegar hasta 50. Se puede perfectamente, ya que puedes dar
las gracias por muchísimas cosas. Desde por que tus padres de dieran a luz, hasta por
el día tan bonito que hace, o dar las gracias por la presencia de una persona en tu vida
que siempre está ahí para ti, o por tu salud, o por la electricidad o la existencia de las
chocolatinas.

La idea de este ejercicio es centrarse en lo positivo que disfrutamos en nuestras vidas


(es decir, en el donut, y no en el agujero del donut) para disfrutarlo más. Una variante
es escribir tres cosa por las que te sientes agradecido cada noche en una libreta.

Nota: insisto, si te sientes muy mal o crees que puedes sufrir una depresión, estos
ejercicios no pueden sustituir en ningún caso la ayuda profesional. Y, de hecho, la
ayuda de un psicólogo/a es siempre buena para superar cualquier tipo de problemas,
momentos de crisis o de crecimiento, cambios en tu vida, estrés, etc. 

6. CARTA PARA LEER EN TU FUNERAL 

Regresamos a los paquetes de klínex y ahora vienen de tres en tres: esta carta es uno
de los ejercicios más poderosos de estos siete -aunque todos son muy buenos y útiles.
¡Pero es que aquí pueden salir muchísimas cosas!

Objetivo: desahogarte, descubrir quién eres, qué quieres, qué es lo que realmente
tiene valor en la vida.

Instrucciones:

como en los casos anteriores, busca un rato de soledad y, preferiblemente a mano,


escribe la carta  que -supuestamente- sería leída en tu funeral, cuando ya no estés
aquí. (Lo mismo que las anteriores, se supone que es un ejercicio solo para ti,
luego puedes guardarla o romperla)

Es el momento de sacarlo todo: habla claro a las personas a las que quieres decirles
cosas, tanto negativas como positivas, por supuesto. Recuerda tus penas y alegrías.
Desea cosas buenas a la gente que amas. Y da las gracias por aquello que más has
disfrutado en tu vida. Aprovecha y cuéntale a la gente que estará escuchando qué
hiciste o cómo para ser feliz.

Te puede dar perspectiva, relatividad, y sobre todo claridad en tus objetivos y tus
valores. Es un ejercicio emotivo, pero con muchas posibilidades.

7. ESCRIBIR LA VIDA QUE QUIERES  

Por último, dejo este ejercicio de PNL (programación neuro-linguística). Dice esta rama
del estudio del cerebro que las palabras que usamos conforman nuestra realidad.
Si siempre nos quejamos, solo veremos lo negativo. Si nos repetimos «qué mala
suerte tengo», invariablemente transformaremos esa «profecía» en realidad.

Decía Henry Ford «Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes… tienes
razón«. La PNL tiene muchos ejercicios para cambiar la visión que tenemos de
nosotros mismos y de nuestra vida, y que aplican psicólogos y, sobre todo, coaches.
Este es uno de ellos.
Objetivo:  modelar nuestra mente para que nos resulte más fácil aceptar las cosas
buenas que nos llegan y conseguir nuestros objetivos.

Instrucciones:

en este ejercicio se trata de describir la vida que quieres en el futuro, con todo detalle y
con todos sus éxitos… sí, sí, se trata de describir tu vida ideal, tanto laboral, como
amorosa, salud, familia, incluso la casa en la que vivirás, los éxitos que habrás
conseguido. Cuanto más concreto, mejor.

Atención: dicen que es mejor escribirla en presente, como si ya la estuvieras


viviendo, y sentirlo así. Y parte de la técnica es repetir la escritura de esta vida ideal
muchas veces, para fijarla en tu cabeza.

¿Te parece una chorrada o una locura? Díselo a la escritora Octavia Butler: en mi
post anterior conté cómo ella se escribía cartas de ánimo en las que se decía que su
próximo libro sería un best-seller, cómo triunfaría y que podría comprar una bonita
casa para ella y su madre. Espoiler: lo consiguió todo.

Desde luego, este ejercicio no puede hacer ningún mal y, como mínimo, podemos
sentir que esos objetivos o sueños  son más alcanzables de lo que creemos

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