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Tema IV
Habilidades para hacer frente al acoso
Antes de empezar a trabajar con tu hij@ las estrategias de defensa y protección personal,
considera que no debemos infundir miedo en ellos ni inquietarlos por parecer que algo malo
vaya a suceder. Simplemente debemos hablarles de manera natural y tranquila como de
cualquiera otra herramienta de prevención de riesgos, como por ejemplo, de cruzar por el paso
de peatones, entre otras.
Es de vital importancia que sus hij@s sepan detectar las situaciones de riesgo para evitarlas
conscientemente. No solo hablamos de grandes conflictos físicos, sino también de personas
tóxicas o conflictivas.
En el colegio todos conocen a los niños que suelen molestar a los demás, o los que son más
propensos a ser abusones. Enseñar a vuestros hij@s a relacionarse con ellos con precaución, o
a detectar comportamientos sospechosos de que algo puede suceder, resulta muy útil a la hora
de evitar una situación desagradable.
El lenguaje no verbal (la postura, el caminar, una mirada) transmite muchas cosas a los demás.
De hecho, según Albert Mehrabian, la mayor parte de nuestra comunicación la hacemos a
través del lenguaje no verbal.
Son las palabras las que forman parte del lenguaje verbal, pero el tono de voz, el volumen y la
velocidad de la voz expresan mensajes no verbales, como seguridad, calma, enojo, ansiedad,
etc. Debemos también, por tanto, enseñar a nuestros hijos a comunicarse de forma asertiva y
tranquila.
Defensa asertiva
La reacción de vuestros hij@s frente a posibles situaciones de acoso es clave para disuadir al
acosador. El estudiante no sabe como actuar desde sus emociones, sino desde su razón y con
un objetivo claro: frenar el acoso. Por eso debe controlar sus impulsos y ser capaz de
responder adecuadamente. A este comportamiento lo llamamos defensa asertiva y es la
mejor estrategia contra la intimidación, ya que no hay reacción emocional sino una acción
racional.
El niño debe mostrar que no le afecta y enseñar neutralidad emocional, este es el primer
paso para frenar el acoso. En ocasiones, mantenerse neutro no va a ser suficiente y, en ese
caso, debemos enseñar a nuestros hijos a comunicarse de forma asertiva, que es el punto
medio entre reaccionar agresiva o pasivamente. Es una excelente manera de defenderse
activamente sin agudizar el conflicto.
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