El vendedor interno es el profesional que lleva a cabo su tarea sin salir de la oficina. Es decir, todo el proceso de venta se desarrolla dentro de la propia empresa, utilizando medios de comunicación más tradicionales, como el teléfono, así como también métodos online. De esta forma, el vendedor interno también es conocido como vendedor remoto. En definitiva, no cuenta con la presencia cara a cara, por lo que, en muchos momentos, puede que todo sea más frío. Representante o agente de venta externa Responsabilidades de un representante de ventas externas incluyen: «Lograr la venta» utilizando varios métodos. Prever ventas, idear modelos/estrategias de venta fuera de lo establecido y evaluar su eficacia. Evaluar las capacidades y necesidades de los clientes y forjar relaciones duraderas y productivas con ellos. Distribuidor Como todo, una u otra estrategia tiene ventajas e inconvenientes, pero si se opta por la venta a través de distribuidores hay que tener muy clara la relación con estos, y no pensar que son un cliente más. Un distribuidor es el representante de una marca dentro de una zona específica, y como tal requiere de una estrecha relación con esta para que la transmisión al mercado sea idónea y maximice los resultados y beneficios esperados por ambas partes. Agente comercial Por ejemplo, a la relación laboral del vendedor se le aplican las disposiciones generales del Estatuto de los Trabajadores y las correspondientes disposiciones del convenio colectivo. En el caso del representante de comercio, se trata de una relación laboral especial que se regula en el correspondiente Real Decreto. No obstante, ambos deben estar de alta en la Seguridad Social. El incumplimiento de la obligación de Seguridad Social puede dar lugar a inspecciones y sanciones en perjuicio de la empresa. Por el contrario, el agente comercial es un comerciante autónomo que está sujeto a la normativa de la Ley de Contrato de Agencia Comercial española. En este sentido, el agente comercial es un autónomo. En caso de finalización de la relación laboral con el vendedor asalariado o el representante de comercio, la empresa suele tener que pagar una indemnización, cuyo importe varía entre ambas figuras.