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Psicología Forense

2do. cuatrimestre 2020

EPS/PPS 3

Marco normativo y ético del Ejercicio profesional de la Psicología

Profesores: Romina Urios - Silvio Angelini - Astrid Rayes

Antes de comenzar a leer la clase de hoy, lxs invitamos a que vean los videos que hemos
preparado para esta oportunidad. El primero lo grabó para ustedes la Lic. Analía Regairaz,
quien fue presidenta del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires, Distrito XI, con
una vasta trayectoria académica, profesional y de gestión en la colegiatura. Les va a comentar
brevemente sobre la importancia de la Ley de Ejercicio Profesional de la Psicología y la
colegiación. El segundo es una charla grabada con integrantes del Tribunal de Disciplina del
Colegio de Psicólogos (Distrito XI) donde nos cuentan sobre las funciones de dicho órgano de
la colegiatura y algunos aspectos sobre el secreto profesional y el consentimiento informado.

Dichos videos los pueden encontrar en la carpeta Videos y Situaciones problemáticas en la


sección EPS/PPS

Bibliografía.

Normativa

Obligatoria

● Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires: (1989) Código de Ética. Reforma


2020
● Ley Provincial 10306 de Ejercicio Profesional de la Psicología de la Prov. de Bs. As.

Complementaria

● Ley Nacional 23.277 de Ejercicio Profesional de la Psicología en la Rep. Argentina.


● Código de Ética de la Federación de Psicólogos de la Rep. Argentina-FePRA- (2013).

Textos

Obligatoria

● Domínguez Lostaló (2001): Treinta años de práctica profesional del Psicólogo. En Revista
No-Temas. Año 1 Número 1. Págs 9-19. Editorial Cuadernos del Caleuche. La Plata.

Introducción.

En este tercer encuentro, continuamos presentando como materiales obligatorios, aquellos


que forman parte de los textos imprescindibles para el ejercicio profesional del psicólogo. En
esta oportunidad, trabajaremos la legislación que regula específicamente el ejercicio
profesional de la psicología.

La Ley 10306 de Ejercicio Profesional de la Psicología que crea el Colegio de Psicólogos de la


Provincia de Buenos Aires fue sancionada por la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires el
1 de agosto de 1985, en tanto que la ley Nacional 23.277 lo fue el 27 de septiembre de 1985.

Como puede observarse, ambas tienen el mismo año de sanción y se vinculan estrechamente
con el contexto socio-histórico-político que había atravesado y estaba atravesando nuestro
país: la dictadura cívico militar y el retorno de la democracia.

Aquí debemos hacer una puntuación: toda la legislación de ejercicio profesional de la


Psicología en Argentina fue sancionada durante gobiernos democráticos posteriores a la
última dictadura cívico-militar-empresarial-eclesiástica1 2. Por ello, podemos afirmar que el
ejercicio y autonomía de la profesión están en íntima vinculación con la vigencia de la
democracia y los derechos humanos, lo que está explicitado tanto en la legislación como en
el Código de Ética. Cabe señalar que el de los psicólogos fue uno de los colectivos
profesionales que más víctimas del terrorismo de estado tuvo.

Luego del Primer Congreso de Psicología que se llevó a cabo en Tucumán (1954), en 1955 se
crea en nuestro país la primera carrera de Psicología en Rosario, la cual será cerrada a pocos
meses de su apertura por la dictadura cívico-militar que derrocó al gobierno constitucional
del Presidente Juan Domingo Perón y luego fue reabierta, aunque con otra impronta. A partir
de ese momento, comenzaron a abrirse nuevas carreras de psicología en las diferentes
universidades del país. En 1958, se creará en la UNLP, dentro de la Facultad de Humanidades
y Ciencias de la Educación.

Esto dio por resultado que al iniciar la década del ’60 egresaran los primeros graduados,
quienes también fueron lxs primerxs psicólogxs de nuestro país. Se comenzaba de este modo
con la profesionalización de la psicología, haciendo legítimo su ejercicio profesional, pero sin
una regulación legal que le fuera propia.

La actividad profesional del psicólogo estaba en disputa: entre ser relegado a la figura de un
auxiliar de la medicina y la de una profesión de la salud autónoma.

1
Aquí debemos hacer una aclaración. Algunas provincias accedieron a la legislación antes de la
recuperación de la democracia en 1983. Tales son los casos de Entre Ríos, Misiones y Salta. La
legislación de Entre Ríos es del año 1974, si bien fue promulgada por el gobierno provincial de facto y
durante la presidencia de facto del Gral. Lanusse, en marzo de ese año hubo elecciones democráticas
en las que ganó Héctor Cámpora quien asumió la presidencia el 25 de mayo de ese año. La ley
entrerriana de ejercicio profesional se promulgó el día 11 de mayo.
Algo similar, aunque con diferencias sociohistóricas importantes puede decirse del decreto- ley de
ejercicio profesional de la provincia de Salta. El mismo fue promulgado por el gobernador de facto el
11 de febrero de 1983. El año anterior luego de la Guerra por las Islas Malvinas, ante un gobierno
militar debilitado por la derrota, con una situación económica desastrosa y sin consenso comenzó el
proceso para el retorno de la democracia.
Diferente es el caso en la provincia de Misiones. El decreto ley regulatorio de la profesión se promulga
el 10 de octubre de 1980. Desconocemos el proceso y el contexto político y social que llevó a que los
profesionales de la Psicología en esa provincia a tener esta norma durante la última dictadura cívico-
militar-empresarial-eclesiástica.
2
Se pueden consultar las diferentes legislaciones en el siguiente enlace
http://www.fepra.org.ar/feprav3/node/134
Cabe señalar, que la disputa con la medicina siempre estuvo desde la creación misma de las
carreras de Psicología en nuestro país. En el caso de la la UNLP, la facultad de Medicina se
opuso a la creación de la misma y luego en lo que hace a las incumbencias del título, en lo
particular, lo que tenía que ver con la clínica.

El punto más álgido fue la promulgación y reglamentación del decreto 17132/67 (hoy decreto-
ley 17132/67) durante el gobierno de facto (inconstitucional) a cargo del Gral. Onganía. Ese
decreto regula la profesión del arte de curar (medicina y odontología) y establece qué otras
profesiones son auxiliares. Hasta inicios de los años 80 del siglo pasado la Psicología
permaneció dentro de ese listado, quedando restringida casi exclusivamente a aplicar
técnicas psicométricas bajo derivación de un profesional médico o psiquiatra en lo legal pero
con prácticas vinculadas a la atención clínica real. Ello generó una situación paradojal, un
contrasentido para el colectivo profesional.

En lo que hace a los campos o áreas, instituciones o tareas donde los jóvenes profesionales
de la Psicología se incluyeron, fueron aquellos que la medicina desdeñaba como por ejemplo:
escuelas, institutos de “menores”, cárceles, “manicomios”, geriátricos, selección de personal,
aplicación de tests psicométricos, trabajo en comunidades, etc. La clínica psicoanalítica o
psicológica (en la modalidad de ejercicio liberal principalmente), que llamaba más su
atención, seguía quedando para los profesionales médicos.

Desde la profesionalización, los primeros psicólogos comenzaron a agruparse y organizarse


para poder abogar por una ley que les diera autonomía respecto de la medicina y que
especificara claramente el campo de incumbencias y las prácticas de su competencia de
acuerdo con el título recibido.

La lucha por el reconocimiento legal de la autonomía profesional siguió durante los años 70,
lucha que fue truncada por la última dictadura cívico-militar-empresarial y eclesiástica (ver
nota al pie 1). Con el retorno de la democracia se sancionaron diversas legislaciones a nivel
nacional y provincial sobre el ejercicio profesional autónomo de los psicólogos (ver nota al pie
2).
Ley 10306 y Código De Ética de los Psicólogos de la Provincia De Buenos Aires

Dentro de los articulados de la Ley de ejercicio profesional, encontramos uno que dispone
que todo Colegio de Psicólogos, debe darse un Código de Ética. Es así que en 1989 se sanciona
el Código de Ética para los profesionales de la psicología en provincia de Buenos Aires, el
mismo ha tenido una reforma recientemente, en la resolución 1670/20 en virtud del contexto
actual de pandemia y las prácticas novedosas que esto obliga y habilita (como la atención
remota, por ejemplo).

Es importante tener en cuenta que el Código de Ética, no es ley, sino que es una regulación
interna para los psicólogos y psicólogas que intenta plantear y sostener las bases de lo que se
considera la mejor práctica posible de la profesión. Es por eso que se va a basar en tres pilares:
la relación del/de la psicólogo/a con el sujeto de intervención (“lxs consultantes”), con lxs
colegas y con el Colegio de Psicólogos. En todos los casos, el objetivo al que se aspira es a la
excelencia y el prestigio de la profesión.

El hecho de que no sea ley, quiere decir que no existe una obligatoriedad jurídica de cumplir
con lo que allí aparece desarrollado, sino que la obligación es ética. Por ese motivo al
momento de matriculación, lxs profesionales asisten a un acto en el cual juran cumplir con el
Código.

Por esta razón es que al leer ambos documentos, se encuentran artículos que son similares,
pero que tienen diferente impacto en el quehacer del/de la psicólogo/a. Por dar un ejemplo,
en el Artículo 7° de la Ley 10.306, se plantea que “Los profesionales de la Psicología están, sin
perjuicio de lo que establezcan las demás disposiciones vigentes, obligados a: a) Prestar la
colaboración que le sea requerida por el Poder Ejecutivo en casos de epidemias, desastres y
otras emergencias” y en el Código de ética, el Artículo 5. postula que “Frente a accidentes o
situaciones de emergencias social, el psicólogo está obligado a prestar su asistencia y
cooperar con los organismos sanitarios. Colaborará personalmente o por intermedio del
Colegio de Psicólogos con los poderes públicos en la prevención, protección y mejoramiento
de la salud psíquica de la población con los medios teóricos-técnicos a su alcance. Tal
colaboración es obligatoria sólo bajo la plena vigencia del estado de derecho”.
En el primer caso, existe una relación de obligatoriedad que marca la ley: si el Poder ejecutivo
nos convoca como profesionales para prestar servicios, no podemos negarnos -salvo razones
de causa mayor-. En el segundo caso, el Código de Ética nos indica que es deseable que como
profesionales nos ofrezcamos frente a situaciones de emergencia a prestar nuestros servicios.
No hay una obligatoriedad legal, sino que es la ética quien debe impulsarnos.

La introducción del Código va a plantear definiciones fundamentales para nuestro ejercicio


profesional: cómo se concibe al sujeto, a la psicología, a la salud mental, posicionados desde
un paradigma humanista.

Presentamos a continuación, algunas variables de análisis que vamos a retomar en la lectura


de todas las normativas que trabajaremos en las clases de EPS.

La salud mental como derecho humano

En el Código de Ética aprobado en 1989 por el Colegio de Psicólogos expresaba:

“...Entendemos la salud mental como uno de los derechos humanos fundamentales,


contemplado también constitucionalmente, que surge como una construcción histórica en
los pueblos y apunta a un ideal social que debe brindarse a todos por igual, en el mayor nivel
de calidad posible, y con el sólo límite que la ciencia establece…”

En la reforma del mismo (2020) define la salud mental acorde a la la forma en que lo hacen
la ley nacional 26657 de Protección de la Salud Mental y la ley provincial 14285 de adhesión
a la norma nacional, quedando el texto de la siguiente forma:

“...Según lo establece la Ley 26657 del Derecho a la Protección de la Salud Mental,


sancionada en Noviembre 25 de 2010 y promulgada en Diciembre 02 de 2010, y la Ley
provincial 14580 consideramos la salud mental como un proceso determinado por
componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya
preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la
concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona, que debe brindarse a
todos/as por igual, en el mayor nivel de calidad posible, y con el sólo límite que la ciencia
establece…”
Definición del sujeto de intervención de la Psicología.

Partiremos de tomar en cuenta la definición de sujeto de intervención que encontramos en


nuestro Código de ética Profesional, por ser la que debe guiar la práctica del profesional
psicólogo. En sus “Consideraciones generales”, el Código de ética define al sujeto de
intervención de la siguiente manera:

“Concebimos al sujeto destinatario de nuestra práctica desde una perspectiva integral de


derechos, como un sujeto que estructura singularmente su experiencia; como un sujeto a la
vez producido y productor de su medio social, multideterminado por una trama de vínculos
significativos internos y externos, emergente en un contexto histórico que lo enmarca y
delimita; portador de una ideología, inscripto en una cultura, inmerso en sus circunstancias
socioeconómicas y políticas, y tendiendo a organizarse como una totalidad y unidad en el nivel
de integración”.

En esta definición, encontramos la especificidad del sujeto de abordaje como integral,


multideterminado, eminentemente social. Al ser la dimensión social la dominante en la
determinación del sujeto, sólo es posible pensar una intervención desde la grupalidad,
propiciando el fortalecimiento de los vínculos en lo que Domínguez Lostaló ha denominado
“capacitación vincular”, y el abordaje sólo puede ser interdisciplinario, por ser el sujeto
integral. La comunidad, el espacio social en donde el sujeto se encuentra incluído y en el cual
se ha desarrollado, nos brindarán las claves para su inclusión comunitaria. Toda intervención
que se realice con el sujeto (y no sobre él), debe tender a la autonomía, a que adquiera mayor
grado de libertad: una reducción de la vulnerabilidad que permita pasar de la dependencia, a
la cogestión, para finalizar en la autogestión. Las acciones que nos permitan reducir la
vulnerabilidad de las personas con las que trabajemos, nos dará la posibilidad aumentar su
autonomía, ya que a menor grado de vulnerabilidad, mayor autonomía del sujeto.

Tomaremos estas coordenadas como brújula orientadora para el análisis de aquellos aspectos
que consideramos importante tener en cuenta a la hora de la lectura de las leyes que rigen el
ejercicio profesional dentro de instituciones del ámbito forense. Es decir, si bien siempre la
ley desde la cual debemos intervenir es la Ley de Ejercicio Profesional, las instituciones en
donde nos incluímos laboralmente, tienen sus propias normas, y es allí donde debemos
realizar una lectura que nos permita -posicionados desde el paradigma humanista- llevar
adelante nuestro trabajo teniendo como centro de nuestra intervención al sujeto.

Promoción y Protección de derechos.

A este respecto, el Código de Ética del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires,
plantea en sus “Consideraciones generales”, que “Propiciamos para las personas y para la
sociedad en que está inmerso y participan, la vigencia plena de los derechos humanos, la
defensa del sistema democrático, la búsqueda permanente de la libertad, la justicia social y la
dignidad”. Es decir, nuestro sujeto de intervención, es un sujeto de derecho.

Asimismo el art. 6 del mismo refiere: “Las psicólogas y psicólogos deben abstenerse de
participar activa o pasivamente en cualquier acción o forma de tortura, tratos crueles,
inhumanos o degradantes, y de todo tipo de apremio ilegal que atente contra los derechos
humanos reconocidos mundialmente; incitar a ellos, encubrirlos o intentar cometerlos. Ello
bajo las prescripciones de la Constitución Nacional, tratados Internacionales, leyes y normas
vigentes en la materia.. Este artículo refleja tanto la historia de nuestra disciplina como las
cuestiones de bioética abajo mencionadas.

Consentimiento informado.

El consentimiento informado, es un principio que plantea la bioética que debe estar


conformado por dos elementos fundamentales: la información clara, precisa, completa y en
términos que el sujeto pueda entender, respecto de cualquier tratamiento, acción o abordaje
que se desea o necesita hacer; y por otro lado, el consentimiento del sujeto sobre o con el
cual se piensa realizar esa práctica.

Nuestro Código de ética, en su artículo 23º, estipula que: “En su ejercicio profesional el/la
psicólogo/a debe explicitar los límites y alcances del contrato terapéutico comunicando con
claridad los objetivos, métodos y procedimientos que utiliza, así como sus honorarios
profesionales, acordando días y horarios con el/la consultante y respondiendo a toda
inquietud referente al dispositivo”. Y en el Artículo 22º “El psicólogo/a debe ajustar su práctica
a los principios básicos de respeto y libertad de los/las consultantes garantizando su derecho
esencial a elegir el/la profesional con quien desea tratarse; y deberá respetar la voluntad del
consultante cuando sobreviene su negativa a proseguir bajo su atención”. Es decir, el sujeto
puede denegar el consentimiento, en esto rige el principio de autonomía.

Respecto a lo que tiene que ver con los trabajos de investigación llevados a cabo por el
profesional psicólogo y que requiera de la participación de sujetos, el Artículo 39º, sostiene
que: “En los trabajos de investigación, el psicólogo/a actuará respetando los derechos de los
investigados/as en cuanto a ser consultados e informados de todo aquello que pudiera
comprometer su salud, capacidad de decisión y participación en asuntos que afecten sus
condiciones de vida”.

En este punto la Reforma del Código de Ética (2020) introduce algunos cambios tendientes a
adecuarse a los cambios legislativos que se han dado en los últimos años.

Tal es la capacidad jurídica para prestar consentimiento informado en niños, niñas y


adolescentes. En este sentido, los cambios se adecuan a lo prescripto en el Código Civil y
Comercial de la Nación. Así el art. 14 de Código de Ética expresa

“En el caso de tratar a menores de 13 años se deberá obtener el consentimiento informado


de quien ejerza la responsabilidad parental y/o legal. Solo actuara sin él cuándo razones de
urgencia así lo exijan; debiendo actuar conjuntamente con las instituciones correspondientes
acorde a la legislación vigente con respecto a la temática de niñas, niños y adolescentes.-

En el caso de tratar a adolescentes de 13 años a 16 años se deberá evaluar la aptitud para


decidir por sí, respecto de aquellos tratamientos que no resulten invasivos, ni comprometan
su estado de salud; o provoquen un riesgo grave en su vida o integridad física.-

El psicólogo/a que evalúe que el adolescente no se encuentra en condiciones de prestar su


consentimiento, debido al grado de madurez, y/o capacidad de discernimiento; deberá
solicitarlo a quien ejerza la responsabilidad parental y/o legal con las instituciones
pertinentes.-

A partir de los 16 años el/la adolescente son considerados como un adultos en lo atinente al
cuidado de integridad psicofísica.-
Los psicólogos y psicólogas son responsables, particularmente, cuando trabajan con niñas,
niños, adolescentes, ancianos y personas con discapacidad, de conocer y hacer valer los
derechos y necesidades de todos ellos. También son responsables de conocer y hacer cumplir
la legislación vigente, especialmente, la referida a las personas en situación de
vulnerabilidad.”

Secreto Profesional

Guardar secreto profesional o realizar resguardo de información personal del sujeto de


intervención, es también un principio de la Bioética que se presenta como fundamental al
momento de trabajar con seres humanos.

En el artículo 7º de la Ley de Ejercicio Profesional, se postula que “Los profesionales de la


Psicología están, sin prejuicio de lo que establezcan las demás disposiciones vigentes,

obligados a:

c) guardar secreto profesional.”

Asimismo, en el Artículo 15º del Código de Ética Profesional, se presenta en forma extensa y
completa lo que implica el secreto profesional, las causales para el levantamiento del mismo.
Allí se menciona: “El secreto profesional es la obligación y derecho permanente de silencio que
contrae el/la psicólogo/a en el transcurso del ejercicio de su profesión, cualquiera sea la
relación profesional, ámbito de actividad y tipo de prestación. -

Las psicólogas y los psicólogos deben guardar secreto profesional asegurando así la
confidencialidad de toda información obtenida sobre las personas que los consulten, o las que
traten como pacientes en el ejercicio de su profesión, procurando ser tan discretos que ni
directa o indirectamente nada pueda ser descubierto, preservando así la intimidad de los
mismos.-

El deber de guardar secreto profesional protege la seguridad y dignidad de los consultantes,


sus familias y comunidades, resguardando los intereses de las personas a quienes los
psicólogos y psicólogas ofrecen sus servicios. Subsiste aún después de concluida la relación
profesional o producida la muerte del paciente. Las psicólogas y los psicólogos deben
resguardar la confidencialidad y el secreto profesional aun cuando compartan información
mínima y necesaria como resultado del trabajo en equipo o en supervisión.-

Mantendrán la confidencialidad sobre cualquier información que pueda razonablemente


conducir a la identificación de personas, sean éstas, por ejemplo, usuarios/as, consultantes,
participantes de investigación, entidad, organización o institución, manteniendo así la
confianza social sobre la profesión.

No está permitido usar en provecho propio las confidencias recibidas en el ejercicio de su


profesión.

a) El psicólogo/a está obligado/a, al inicio de cualquier prestación profesional, a informar a


quién lo consulte o requiera sus servicios; los límites de la confidencialidad que implica el
secreto profesional.

b) A fin de resguardar el Secreto profesional se prohíbe taxativamente cualquier comentario


y/o información derivada de lo conversado con un usuario/a (aunque no mencione al
consultante). No podrán ser comentados casos de pacientes, y/o diagnósticos elaborados en
su actividad profesional. Esta prohibición se extiende a cualquier medio de difusión inclusive
redes sociales.

Quedaran exceptuados comentarios sobre cuestiones académicas derivadas de artículos o


publicaciones u opiniones de catedráticos en la materia.-

Existe justa causa:

● Cuando la persona consultante se encuentre en situación de riesgo cierto e inminente hacia


sí mismo o hacia terceros.-

● Cuando el/la profesional actúe ejerciendo su derecho de defensa , ya sea en ámbitos


administrativos y/o judiciales.-

Cuando el propio consultante lo autorice o solicite por escrito, quedando a criterio de los/las
profesionales de la Psicología actuantes, la información que otorguen.-

● Cuando se trate de evitar la comisión de un delito o los daños derivados del mismo.-
La enumeración de justa causa realizada tiene carácter enunciativo y el/la psicólogo/a podrá
inobjetablemente proceder a revelar el secreto profesional cuando luego de un análisis
detallado y cuidadoso de la situación, que deberá constar en la historia clínica, concluya que
existe un fin justificado y en la medida que el interés perseguido sea mayor a lo que se
mantiene en reserva, de esta forma el profesional podrá justificar su actuar y garantizar que
se está produciendo el menor de los males posibles.

c) Los informes escritos o verbales sobre personas, instituciones o grupos deberán excluir
aquellos antecedentes entregados al amparo del secreto profesional y ellos se proporcionarán
solo en los casos necesarios cuando, según estricto criterio del profesional interviniente
constituyan elementos ineludibles para configurar el informe.-

d) El uso de medios de grabación audiovisual, electrónica deberá obedecer las normas de este
Código, y las personas o grupos, deben ser informadas desde el principio sobre su uso y forma
de archivar la información obtenida.

Es importante señalar en el ámbito de la psicología forense por su posible relación con la


infracción a la ley penal las siguientes normativas:

1- El Código Penal en su artículo 156 respecto a la revelación del secreto profesional dice:
“Será reprimido con multa de...e inhabilitación especial en su caso por seis meses a tres años
el que, teniendo noticia en razón de su estado, oficio,empleo, profesión o arte, de un secreto
cuya divulgación pudiere ocasionar daño, lo revelare sin justa causa”

2- El Código Procesal Penal de la Nación, art 177- Obligación de denunciar, dice;

2) “Los médicos, parteras, farmacéuticos y demás personas que ejerzan cualquier rama del
arte de curar, en cuanto a delitos contra la vida y la integridad física que conozcan al prestar
auxilios de su profesión, salvo que los hechos conocidos estén bajo el amparo del secreto
profesional”

En el caso particular del trabajo pericial, es necesario recordar que las pericias constituyen un
medio de prueba indirecto y no un ámbito de confesión que, además, resultaría inválido por
no contar con las garantías procesales correspondientes. El relato, y aun la observación de
indicadores específicos en el marco de una pericia no sustituyen el proceso judicial sino que
aportan prueba para la sentencia, según su sana crítica, por parte del juez.

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