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El adenocarcinoma, a diferencia del adenoma, es un tumor maligno (cáncer) que se

desarrolla en las células de la mucosa glandular (por ejemplo, estómago, colon o


bronquios, entre otros) o una glándula (próstata, ovario, mama o tiroides, entre otros).
Puede pasar desapercibido en un primer momento, ya que no causa ningún síntoma
hasta sus etapas avanzadas.

TIPOS DE ADENOMAS:
Generalmente se distinguen tres tipos de adenoma en función de la forma de
crecimiento de sus células:

 Adenoma tubular: sus células se asemejan a tubos pequeños y sobresale


de la membrana mucosa.
 Adenoma velloso: posee células con proyecciones similares a dedos. A
menudo, son más grandes que los adenomas tubulares y presentan mayor
potencial de convertirse en cáncer.
 Adenoma tubulovilloso: los patrones de crecimiento de sus células son
tanto tubulares como vellosos.

En la mayor parte de los casos los adenomas no causan ningún síntoma, pero si llegan a
darse pueden aparecer cambios en los hábitos intestinales, sangrado en el recto o
anemia.

El tratamiento más común para un adenoma es la polipectomía, que consiste en la


extirpación del mismo.

SÍNDROME PARANEOPLÁSICO

Los síndromes paraneoplásicos son síntomas que aparecen en localizaciones alejadas de


un tumor o sus metástasis. Pueden tener lugar en cualquier órgano o sistema fisiológico.
Estos síntomas se asocian más comúnmente a ciertos tipos de cáncer, como
el cáncer de pulmón, la leucemia o el cáncer de mama. El tratamiento del síndrome
paraneoplásico va ligado al cáncer que lo ocasiona, si bien algunos síntomas pueden ser
controlados mediante la administración de fármacos.
Algunos síntomas generales del síndrome paraneoplásico son la fiebre,
la sudoración nocturna o la caquexia. También son relativamente frecuentes
los síntomas cutáneos, como manchas y picores (prurito), y los síntomas endocrinos y
digestivos, como alteraciones glucémicas o diarrea.
Otros síntomas característicos del síndrome paraneoplásico pueden ser renales,
neurológicos, reumatológicos…

Un adenoma de próstata es un aumento del volumen del centro de la próstata.

Cuando un hombre acude a la consulta de su médico por problemas urinarios, la mayor


parte de las veces es debido a un adenoma de próstata. No se trata de un cáncer. Se
habla también de hipertrofia benigna de la próstata. El adenoma de próstata comprime la
uretra y puede generar un cierto malestar y dificultades para orinar.
La mayoría de las veces el adenoma de próstata no necesita tratamiento, pero los
síntomas que crea deben ser vigilados regularmente.

Cuando un adenoma produce un gran malestar al paciente o crea alguna complicación


(retención de orina, por ejemplo), el adenoma puede ser tratado con medicamentos o
con cirugía. La intervención quirúrgica consiste en eliminar la parte central de la
próstata, donde se encuentra el adenoma, dejando el resto de la próstata.
Hoy día, esta intervención se realiza, con frecuencia, a través de la vía de acceso natural
(por la uretra), lo que se denomina resección transuretral. Sin embargo, si el adenoma
es muy voluminoso, se hará necesaria una operación más importante como la
adenectomía, intervención quirúrgica en la que se elimina el adenoma.
Un cáncer puede desarrollarse en la parte de la próstata no afectada por el adenoma.
Aunque el adenoma sea eliminado, se hace necesario vigilar regularmente la próstata
por un médico.

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