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Ideas principales sobre Metafísica de Aristóteles – Libro I

Capítulo I:

Es común a todos los hombres el deseo de saber y los sentidos son la prueba de todo ello.
Independientemente de la utilidad, los sentidos nos hacen saber las cosas y también nos hacen
disfrutar. Entre todos los sentidos, la vista es el mejor y el que nos causa más placer que los otros,
pues nos brinda la diferencia que hay entre los objetos y las cosas como son en realidad. Los
hombres son los animales más completos porque estos tienen memoria y ésta les puede brindar la
experiencia, mientras que otros animales no la tienen y solo se valen de los sentidos, por lo tanto,
son menos inteligentes.

La experiencia debe darse con la ciencia y el arte. Este último se forma a partir de varias
experiencias que luego forman una sola concepción general; por ejemplo, cuando un remedio
tiene el mismo efecto curativo en varios enfermos. En este caso, la experiencia sería algo
particular mientras que el arte es lo más general. Los hombres que solamente se sirven de la
experiencia, muchas veces no saben las causas ni el porqué de las cosas. Las ignoran. Los maestros
en este caso tienen más derecho que los obreros, puesto que los primeros conocen las causas y el
porqué de las cosas que hacen, mientas que los obreros solo trabajan y realizan operaciones sin
saber. Así, los operarios no pueden enseñar mientras que los maestros (o profesores) sí pueden.

Capítulo II:

Para indagar los principios específicos a los que se atiene la filosofía, indaguemos la figura del
filósofo. Este se caracteriza por conocer con más rigurosidad que cualquiera el estudio de las
causas. Se enfoca más en el ansia de saber que en los resultados que arroje alguna investigación.
No debe ser dependiente ni subordinado, sino todo lo contrario. Por lo tanto, la filosofía es el
estudio de los principios y causas de cada cosa. Además, para comenzar a filosofar sobre los
principios es necesario tener capacidad de asombro. En efecto, los más antiguos comenzaron por
hacerlo de esta manera. Asombrándose del mundo circundante y sus fenómenos. Puesto que el
estudio de la filosofía es el estudio de los principios, Dios está totalmente relacionado con esta
porque Dios es principio y causa de todas las cosas que existen.

Capítulo III:

El autor reconoce cuatro tipos de causas: formal, la esencia de cada cosa; material, la materia de
cada cosa; eficiente, lo que mueve cada cosa y final, el bien de cada cosa. Posteriormente, se pasa
a exponer, de manera breve, las causas propuestas por los filósofos antiguos que, como se sabe,
examinaron el asunto desde un punto de vista meramente material, en su mayoría. Estos habían
asumido a la materia como principio de todas las cosas puesto que es siempre permanente. No
obstante, estos pensadores no se ocuparon de aquello que genera el cambio de la materia. Esto es
relevante puesto que la materia no cambia por sí sola y tampoco se genera ni se destruye por si
sola. En ese sentido, se hace manifiesto que existe un principio anterior a ella que genera su
cambio. Así pues, se puede aseverar que los únicos filósofos que acertaron en cuanto al concepto
del principio, sin concebir la noción de cambio, fueron Anaxágoras y Hermotimo y que estos
propusieron que el Nous era el principio de todas las cosas.

Capítulo IV:

Algunos filósofos antiguos proclamaron conceptos abstractos como principio de las cosas: Hesíodo
nos decía que el amor habían sido el primero, mientras que Empédocles nos decía que la amistad
es el principio de todo bien y la enemistad el principio de todo mal. De hecho, para este filósofo,
los cuatro elementos se reúnen por el amor y se separan por la discordia.

Hasta ahora hemos visto por parte de estos filósofos dos tipos de causa: el material (fuego, agua,
aire y tierra) y la eficiente (inteligencia, amor y odio). No obstante, la teoría de Empédocles no
estaría muy acertada porque cuando los cuatro elementos se reúnen, más bien tienden a
separarse (en efecto, el fuego apagará al agua si se junta). Por otro lado, hubo filósofos como
Leucippo y Demócrito quienes dijeron que las causas de los seres se debían a las diferencias entre
conceptos como solidez y vacío; es decir, el ser y el no ser. En efecto, para ellos, los seres se
componían de materialidad y vacío.

Capítulo V:

Los pitagóricos establecían que todo cuanto existe surgió a partir de los números. Asimismo, otros
pitagóricos sostuvieron que las cosas del mundo se componían por dualidades. Sin embargo, el
problema con respecto a esta postura es que no es capaz de explicar por qué y de qué manera el
número existió antes que las cosas. Asimismo, los números vendrían a ser en realidad la causa
material ya que están presentes en todos los objetos y no se encuentran de manera separada de
estos.

Capítulo VI:

Platón desarrolló una teoría de los objetos sensibles inspirado en la filosofía de Heráclito, pues los
objetos sensibles están en constante cambio y ninguna ciencia puede extraerse de ellos. Luego
introdujo el concepto de Idea que está separado de los objetos sensibles porque estos están
sometidos a constantes cambios y las ideas no. Platón estaba de acuerdo con los pitagóricos
porque aceptaba que los números participaran de cierto modo en los objetos sensibles cosas, y
además que estos servían para llegar a las ideas de los objetos. De esta forma, a diferencia de los
pitagóricos, Platón sitúa a los números fuera de los objetos sensibles (porque los números
pertenecen al mundo inteligible y no al sensible).

Capítulo VII:

Los filósofos anteriormente señalados, según el Nous, no han podido explicar rigurosamente y de
manera clara el principio de las cosas. Solo algunos de ellos han tenido ciertos planteamientos
acertados como, por ejemplo. aquellos que consideraron a las ideas como una unidad sin
movimiento y más allá del movimiento propio de los objetos del mundo sensible. Desde el punto
de vista del estagirita, estos filósofos han circunscrito en la causa final los conceptos del bien del
mal y han entendido que son estos los que confieren movimiento a las cosas.

Capítulo VIII:

En la perspectiva de Aristóteles, todas estas teorías caen en un error pues solo consideran a la
materia como principio, y no consideran las cosas incorpóreas, a pesar de que existan. Es un
desacierto no considerar la esencia ni la forma como causa de todas las cosas. Anaxágoras es el
único que de cierta manera ha acertado en decir que la inteligencia es lo que se encuentra puro y
sin mezcla, y que, al mismo tiempo, a partir de eso el mundo se fue creando.

Capítulo IX:

Las primeras causas son las ideas, según el pensamiento platónico. En ese sentido, la cantidad de
seres es ingente y por lo tanto también lo es la cantidad de causas. En otras palabras, todo ser
sensible y toda idea posee homónimos, por ende, todo se multiplica. Incluso podrá concebirse la
idea de las cosas que ya no forman parte de la presencia de nosotros puesto que se poseerá una
imagen de ellas. Ahora bien, de acuerdo con los que defienden las ideas, solo es posible tener
ideas de la esencia. Entonces, cabría preguntarse cómo no podría yacer la unidad dentro de los
objetos sensibles. Cabe recordar que el mundo de las ideas y el mundo sensible se encuentran
separados. Por otra parte, la cuestión más intrincada es la utilidad de las ideas. Las ideas no son de
ninguna manera razón del movimiento de las cosas y, por tanto, de ningún cambio. En ese sentido
cabe preguntarse también de qué manera se podría conocer las ideas de los demás seres si ellas
no están en ellos. Según el Estagirita, las ideas no pueden constituirse en causas. En efecto, sin
poseer un modelo, podría ser que exista un ser similar a otro. No es una condición necesaria tener
el modelo exacto o la idea exacta del sujeto para que se genere otro. Este argumento podría
continuar ya que, así como puede existir idea del objeto sensible, también puede existir la idea de
la misma idea; es decir, erigir un modelo de idea de las ideas. Por otra parte, no es posible que la
idea pueda ser la causa de las cosas, lo que causa las cosas es un motor ya que previamente a
construir la casa esta no era una idea.

Capítulo X:

En conclusión, para Aristóteles, las ideas no pueden ser causas. Por ello, sin tener un modelo,
puede que exista un ser semejante a otro. No es necesario tener el modelo exacto o la idea exacta
del sujeto para que se produzca otro. De hecho, este argumento podría continuar puesto que, así
como puede haber idea del objeto sensible, también puede haber idea de la misma idea, es decir,
construir un modelo de idea de las ideas. Por otra parte, la idea no puede causar las cosas, lo que
causa las cosas es un motor porque antes de construir la casa ésta no era una idea.

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