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Para los estoicos, la felicidad se identifica con la virtud misma, entendiendo que la
felicidad surge del uso correcto de la razón y que la virtud es el resultado de vivir de
acuerdo con la razón y la naturaleza humana. Específicamente, se enfatiza que el único
verdadero bien reside en la honestidad, una cualidad intrínseca al ser humano que se
manifiesta a través de la perfecta aplicación de la razón. Se destaca que aquellos que poseen
esta están dispuestos a sacrificar todo, sin importar cuán valioso sea, ya que comprenden
que la honestidad es el camino hacia la virtud, la cual, en última instancia, conduce a la
felicidad. En esta misma línea de pensamiento, Séneca argumenta que la vida del sabio está
regida por dos principios fundamentales que son esenciales para su existencia virtuosa: "En
todas las acciones de su vida [el sabio] debe atender estas dos normas: que no hay otro bien
que lo honesto, ni otro mal que lo deshonroso". Esto significa que la vida del individuo está
guiada por el entendimiento de que no existe otro bien más que la honestidad y que no hay
otro mal más que la deshonra.
Para comprender esto, es esencial reconocer qué es lo característico del ser humano
y qué factores permiten la manifestación del bien (honestidad) o del deshonor. Desde la
perspectiva estoica, se argumenta que tanto los humanos como los animales están dotados
de un impulso innato que los orienta hacia lo que es beneficioso y los aparta de lo que les
perjudica. Mientras que los animales siguen este instinto de manera casi automática,
actuando en conformidad con su naturaleza sin reflexionar sobre las consecuencias, en el
caso del ser humano se plantea una discusión sobre su esencia propia. Es así que, se
concibe que lo característico del ser humano es la razón, la cual se manifiesta por medio de
la virtud cuando se es capaz de vivir en armonía con lo dispuesto por la naturaleza. Por
consiguiente, vivir de acuerdo con la naturaleza se convierte en la máxima expresión de la
excelencia de la naturaleza humana y la virtud, coincidiendo así con la definición de
felicidad propuesta por otros pensadores. Vivir conforme a la virtud implica tener una
naturaleza racional, donde la excelencia de la razón humana se erige como el elemento
clave del ser humano. Alcanzar esta excelencia a través del conocimiento adecuado se
traduce en alcanzar la mejor vida posible. La razón recta o perfecta se considera la cúspide
de la excelencia humana y, por ende, se le denomina virtud, siendo esta última la esencia
misma de la felicidad.