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vida humana. Según Aristóteles, esta se alcanza con la práctica de actividades
que son propias de la naturaleza humana y que son realizadas de manera
excelente. En este sentido, la excelencia o virtud es esencial para lograr la
felicidad, ya que permite al ser humano actuar de manera correcta y consiente en
cada situación, y así alcanzar la plenitud de su ser.
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tipos de bienes, y que estos pueden clasificarse en tres categorías: los bienes
externos, los bienes del cuerpo y los bienes del alma.
Los bienes externos son aquellos que se adquieren a través de la posesión
de objetos materiales, como el dinero, la propiedad y las posesiones en general.
Por otro lado, los bienes del cuerpo son aquellos que se relacionan con las
necesidades físicas, como la salud, la comida y el refugio. Por último, los bienes
del alma son aquellos que se relacionan con los aspectos internos de las personas,
como la sabiduría, la amistad y la virtud.
Aristóteles argumentaba que los bienes del alma eran los más importantes
de los tres tipos, ya que eran los que conferían la verdadera felicidad y satisfacción
a las personas. Según él, los bienes externos y del cuerpo eran necesarios, pero
sólo en tanto que permitían a las personas tener acceso a los bienes del alma.
Aristóteles también sostenía que existe un bien más general que todos los
demás, y lo llamaba "el bien supremo". Este bien supremo no era un bien absoluto
como una Idea, sino que era algo que se alcanza a través de la virtud moral y la
práctica de la razón. Como se viene mencionando en los aportados anteriores,
para Aristóteles, este bien supremo es la felicidad, y se alcanzaba a través de la
práctica de la excelencia y la contemplación de la verdad.
De esta manera, Aristóteles no creía que hubiera un bien absoluto que
contuviera a todos los demás bienes, sino que la felicidad era algo que se
alcanzaba a través de la armonía y el equilibrio entre los diferentes tipos de bienes.
Por lo tanto, el bien supremo no era algo que se poseía, sino algo que se obtenía.
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filosofía de Aristóteles. Para Kant, la felicidad es una idea que puede ser
engañosa, ya que se trata de un concepto subjetivo que puede variar de una
persona a otra.
Kant argumenta que la felicidad no puede ser considerada un fin
propiamente dicho, sino que es un resultado que se obtiene como consecuencia
de la realización de acciones morales. En otras palabras, para Kant, la felicidad no
es el objetivo principal de la moralidad, sino que es más un efecto secundario que
surge de la práctica de la virtud y la obediencia de la ley moral.
En este sentido, la crítica que Kant realiza al concepto de felicidad de
Aristóteles se centra en la idea de que la moralidad no puede depender de la
felicidad, ya que esta última es una idea subjetiva que puede variar de una persona
a otra. Para Kant, la moralidad debe ser universal y aplicable a todos los seres
racionales, independientemente de sus gustos y preferencias individuales.
Además, Kant sostiene que la felicidad no puede considerarse un bien
supremo, ya que puede obtenerse incluso por personas que no han actuado de
manera moral. Por lo tanto, la felicidad no puede ser la base de la moralidad, ya
que esta última debe estar fundamentada en la razón y en la obediencia de la ley
moral.
En resumen, la crítica de Kant al concepto de felicidad en Aristóteles se
basa en su visión de que la moralidad no puede sujetarse a la subjetividad de un
concepto como lo es la felicidad, sino que debe estar fundamentada en la razón y
en la obediencia de la ley moral. Para este filósofo, la felicidad es un resultado de
la práctica de la virtud y la obediencia de la ley moral, pero no puede ser
considerada un fin por sí misma.
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particulares y placeres que vienes del exterior, es decir, en un concepto subjetivo
que esta fuera de nuestro completo control.
En adición a esto, es importante destacar del ser humano su constante
estado de insatisfacción que lo hace siempre es estar en busca de más, por lo que
incluso si una persona llegase a alcanzar la felicidad, esta no durará para siempre.
Para mí y en concordancia con lo que Kant expresa, la felicidad no se trata de un
estado permanente, más bien estaríamos hablando de momentos en los que un
ser humano logra ser feliz.
En este sentido, es válido argumentar que la idea que presenta Aristóteles
sobre la felicidad como un estado interno de plenitud, en más bien una ilusión.
Esto ya que, debido a la naturaleza cambiante de las circunstancias externas, las
limitaciones de poseer el control total sobre ellas y la necesidad de los seres
humanos de siempre querer más, es imposible mantener este estado de felicidad
de forma permanente.
Para Kant la felicidad no puede ser alcanzada directamente, más bien surge
como resultado natural de seguir un camino virtuoso y cumplir con nuestras
responsabilidades éticas y morales. Es decir, la felicidad no es un objetivo que
deba perseguirse directamente, sino que es una consecuencia indirecta de vivir
una vida ética y cumplir con nuestras obligaciones con la sociedad.
Entonces, siguiendo el pensamiento de Kant se puede rescatar que la
felicidad, tal como la presenta Aristóteles, aunque sea un concepto realmente
atractivo, considero que no es realmente posible ya que existen factores externos,
fuera de nuestro control, de los cuales la felicidad depende. A esto le sumamos
esa constante necesidad de los seres humanos de siempre querer algo más, esa
constante búsqueda que puede llevar a una persona a ser el atleta más grande
del mundo, a otros, a escalar los picos más altos y llegar a lugares nunca antes
pensado. Esa es una felicidad, como lo decía hace algunos párrafos, que se
reduce a momentos y a lo sumo en recuerdos, que se transforman en anhelos.