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Universidad Autónoma de Santo Domingo

Ensayo sobre los propósitos de la


existencia humana

Intr. A La Filosofía
Jorge Sención Luciano

Elaborado por:
Josías Uribe Pujols

San Juan De La Maguana 19 de noviembre del 2022


Ensayos sobre los propósitos de la
existencia humana

INTRODUCCION:
La felicidad es el significado y propósito de la vida, el fin de la existencia humana”
(Aristóteles).
¡Ser feliz es estar enamorado de la vida que uno lleva, querer lo que uno tiene! Capacitar
nuestro amor para poder disfrutar de los buenos momentos de forma real y no imaginada,
para disfrutar con nuestros seres queridos, familia y amigos, para comprometernos con
nuestras profesiones y vocaciones, apasionarnos con nuestras aficiones, cultivar nuestras
creencias, es lo que hace satisfacer nuestras necesidades más inconscientes.
Crear tiempo y dedicación a la sobreabundancia del buen apego, para los afectos y estima
de personas presentes y sin duda, también, de aquellas que forman parte de nuestros
maravillosos recuerdos es lo que conforma la felicidad de nuestros días. Llenar nuestro
presente de momentos vividos felices a su lado es lo que da estabilidad para seguir viviendo
y luchando. La felicidad no llega cuando conseguimos lo que deseamos, sino cuando
disfrutamos de lo que tenemos. Acércate a los que te quieren y huye de los que no te
quieren. Siembra en un campo fértil, confianza, gratitud y cosecharás felicidad.

El propósito de la existencia humana


El hombre moderno ha perdido en gran medida su relación con un fundamento filosófico,
ético y teológico, una estructura de pensamiento tradicional -esa "democracia de los
muertos"- que modele su conducta, habiendo aceptado una idea de progreso e incluso de
una autodeterminación radical. Ideas como la noción existencialista de que el ser humano
no tiene una esencia, sino que es aquello que él mismo designe ser, o la noción posmoderna
relativista de que la verdad, el bien y lo bello no tienen más que una existencia convencional
y contingente presentan serios problemas para la definición de una ética o, dicho de otra
forma, para la orientación hacia un fin o propósito universal. Esto ha llevado a que nuestra
era pueda ser definida como nihilista, en el sentido de que no parece existir ningún eje o
referencia trascendente más allá de la propia voluntad o el propio placer, y la vida es
orientada -si es que existe una dirección consciente- a la satisfacción de los propios deseos y
no a una realidad o esencia a la cual hay que unirse o actualizar. Lo que importa es, por
decirlo vulgarmente, pasarla bien el breve rato que estamos aquí, pues después no seremos
nada.
Ahora bien, tradicionalmente se menciona que Aristóteles define el fin o propósito del ser
humano como la felicidad (o bienestar, eudaimonía) y esto es cierto, pues así lo establece
en su Ética nicomáquea. Ahora bien, cualquier persona hoy en día sabe que la palabra
"felicidad" se presta a innumerables interpretaciones y es por ello que debemos definirla, y
al hacerlo encontramos que la felicidad para Aristóteles consiste en "la actividad [racional]
en consonancia con la virtud". Con la virtud más alta -virtud (arete) que significa excelencia,
y más aún, el funcionamiento del individuo humano en conformidad con sus más altas
capacidades-. La felicidad en concordancia con la actividad virtuosa no puede ser otra cosa,
en la visión eminentemente teleológica de Aristóteles, que actualizar el propio potencial.
Todas las cosas tienen una causa final, algo hacia lo que tienden (algo que a fin de cuentas
es Dios) y el propio funcionamiento de cada organismo, la virtud o excelencia, es actualizar
ese potencial o capacidad (capa de). El hombre, al ser un "animal racional", tiene el
potencial de la contemplación de la razón pura, este es su "florecimiento". Así, en el libro
décimo de su Ética, Aristóteles nos dice que "tener conocimiento de lo que es noble o
divino", del intelecto en sí, es lo que "constituye la más perfecta felicidad; y como ha sido
dicho antes ya, esta actividad es la actividad de la contemplación". El filósofo sugiere incluso
que la contemplación es una especie de autocontemplación, pues al contemplar lo divino,
es nuestra parte divina la que realiza esta contemplación y, por lo tanto, es una especie de
auto cognición divina (incluso hay quien especulativamente ha derivado el término griego
que se traduce por contemplación, teoría, "ver", de théos, "dios").

Todo esto ha producido una condición que podemos definir como de "pérdida de sentido"
(o significado), o como el psicólogo Carl Jung lo caracterizó, el hombre moderno está en
busca de un alma, es decir, de la vida misma, de algo numinoso, de algo más que el ciego
concurso de proceso mecánicos y la imposición de la voluntad de poder. Ahora bien, pese a
los 2 mil 500 años de historia de la filosofía occidental, y las críticas de Nietzsche, Freud,
Marx, Heidegger, Sartre y otros pensadores, no me parece que la filosofía haya producido
nada superior al pensamiento ético de Platón o de Aristóteles; y lo mejor que se ha
producido, como la vía artística que ofrece Schopenhauer, más que innovación, debe
considerarse como una nota al pie de la ética de estos filósofos (como bien definió
Whitehead a la filosofía occidental) Incluso mucho del estoicismo, una filosofía
eminentemente ética que goza de gran popularidad actualmente, ya se encuentra
anticipado en Sócrates, el personaje central de los diálogos platónicos, y no se aleja
demasiado de las virtudes aristotélicas que predican el justo medio, si bien es cierto que
también existe una cierta influencia de los cínicos y los escépticos, pues, como dijo María
Zambrano, el estoicismo era la recapitulación de la filosofía griega). Pero el mismo
estoicismo pese a su influyente concepto de la razón seminal (logos espermáticos) no puede
compararse con la grandeza metafísica de los sistemas de estos dos grandes filósofos, algo
que no debe hacerse a un lado, pues es justamente una dimensión trascendente la que más
efectivamente establece una noción de sentido o propósito. Si bien es cierto que la crítica
moderna y posmoderna consideran, por el contrario, que la debilidad de estos sistemas es
precisamente su excesiva dependencia a lo metafísico, como mencioné anteriormente, los
sistemas filosóficos modernos -en los que metafísica y trascendencia son palabras
prohibidas, supuestamente superadas por la crítica- se caracterizan por su incapacidad de
proveer sentido consistentemente y por una especie de gimnasia verbal que nunca logra del
todo establecer principios morales desde la pura inmanencia y la relatividad de los valores.

Cuerpo Del Ensayo:


La pretensión de lograr la felicidad (una especie de bienestar subjetivo), aunque algunas
personas ya se sienten así, porque su interior, sus logros y su vida lo hacen experimentar
esto, para la mayoría de los seres humanos es algo complejo. Se ha señalado que la felicidad
no es un destino, sino más bien una actitud con la que se viaja en la vida. En Medicina, en
términos holísticos, la felicidad sería estar viviendo en paz, desde el punto de vista
psicológico, con nosotros mismos, con una buena relación familiar y con las demás personas
del medio donde convivimos y nos desempeñamos y, por supuesto, tener una buena salud
física; sin embargo, ni siquiera esta definición es completa, ya que algunos discapacitados
muy valientes, dicen sentirse felices de vivir a pesar de sus problemas.

Conclusión:
Concluyendo qué es equivocado es considerar la felicidad como un “regalo” o un “privilegio”
de algunos afortunados. La felicidad no es una condición innata y consustancial de una
determinada persona. Tampoco es genético. La felicidad se adquiere en el día a día, se lucha
por conseguirla y se trabaja para mantenerla. La vida es una carrera de no imposibles y sí de
obstáculos que hay que ir superando con entusiasmo y esperanza. Hagámoslo investidos de
felicidad.

Conclusión 2: Percibir la vida como un baile donde hay que aprender a acompasarse con
acordes disonantes, esperando poderlo hacer con los valses más armónicos, es lo que
permite comprender que no existe dicha sin conocer el sufrimiento. Dar solución a lo que
causa dolor es lo que nos hace crecer en felicidad. Así pues, interioriza en tu código
emocional que, para tocar el cielo, hay que pasar unas horas en el infierno. Vestir de
felicidad tus días exige pensar lo que deseas, sin evitar lo obligado, aquello que forma parte
de tu experiencia diaria, que sin duda tienes que hacer para conseguir ese estado
placentero que añoras y deseas. Como bien dice Carnegie “No es lo que tienes o lo que eres
o donde estás, o lo que estás haciendo lo que te hace feliz o infeliz, es lo que piensas”.

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