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La cartuchera de Ramiro

Felia era una lapicera que vivía dentro de la cartuchera de Ramiro, un


niño de segundo grado, como ustedes, que concurría a una escuela
igual a la de muchos chicos. Felipe, el lápiz, era muy amigo de Ofelia,
siempre estaba contento porque Ramiro, no solo lo cuidaba sino que
siempre lo usaba con cariño, no como los otros niños que lo mordían,
lo tiraban, lo rompían.
Dentro de esa cartuchera, estaba además la señora goma, las alegres
fibras grillitos y los simpáticos lápices de colores, sin olvidar también al
señor sacapuntas que siempre tenía hambre, porque pocas veces lo
usaban.
Ramiro, era un chico muy aplicado, hacia sus tareas con entusiasmo y
mucho colorido, pero dentro de esa cartuchera, en un lugarcito oscuro
y vacío se encontraba alguien que sufría mucho ¿saben quién era?
Ofelia.
Ofelia estaba triste porque estaba olvidada, soñaba con que algún día
Ramiro le hablara, la mirara con cariño, pero él estaba muy ocupado
con sus deberes para darse cuenta de que ella existía. Un día Felipe,
quien sabía que le ocurría a Ofelia, escucha a la seño de segundo
grado, decir - mañana comenzaremos a usar la lapicera. Cuando
escucha esto corre entusiasmado, llama a Ofelia y le cuenta la noticia
que acababa de oír, pero Ofelia estaba muy triste para eso y decía -
seguro que no es verdad.
A la mañana siguiente Ofelia escucha a la mamá de Ramiro decirle
- ¿llevas todos lo útiles?
- Si. Respondió Ramiro. Ofelia cierra los ojos y se vuelve a dormir, de
repente una luz resplandeciente la despierta, siente algo extraño, su
sombrero el capuchón ya no estaba y algo líquido comienza a correr
dentro de ella. Abre los ojos y ve que se está acercando a unas líneas
sobre algo blanco, se sacude y con asombro descubre el primer trazo
de una letra realizada por ella. ¡Que felicidad sintió! Al fin alguien la
tuvo en cuenta, al fin la usaron. Sentía desplazarse con suavidad
sobre el cuaderno, Ramiro la trataba con cariño, si se equivocaba el
vecino borra tinta todo lo arreglaba, que emoción sentía al ser usada.
Al finalizar la clase, Ofelia volvió a la cartuchera, Felipe le pregunto
cómo estaba, Ofelia respondió:
- Contenta por haber hecho feliz a un niño, pero mucho más porque
juntos realizaremos muchas tareas y emprenderemos un largo camino
lleno de sorpresas, con mucho por aprender y en compañía de otros
amigos, Felipe, la señora goma, los alegres grillitos, los simpáticos
colores, el señor sacapuntas y el nuevo vecino borra tinta. Todos
dejaremos nuestra huella con alegría en cada rinconcito del cuaderno,
todos al fin somos felices, sin excepción.

Sobre el Autor
Sam Lagerblom, de Buenos Aires, Argentina

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