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2.3.

Institucionalización de la enseñanza de la danza folclórica

La danza prehispánica cambia con la conquista y adopta ciertos elementos europeos y


africanos. Siglos después, algunos bailes regionales surgidos de esta mezcla de culturas se
adaptan para ser presentados por las compañías de danza y teatro procedentes de
Europa. Surge entonces dentro de los escenarios teatrales, la reproducción de sones y
jarabes que habían nacido después de la denominación española. En México la enseñanza
académica de la danza ha estado vinculada siempre a los lineamientos políticos del país,
se ha utilizado para fortalecer el nacionalismo político cuando se ha requerido. Durante la
gestión de Porfirio Díaz, justo sierra, ministro de educación, manda a profesores de
educación física al extranjero a perfeccionar sus estudios en cuestiones artísticas como
canto, baile, declamación y teatro. Maestros que se abocaban a preparar a los niños que
participarían en los recién institucionalizados festivales de fin de curso, que tenían como
finalidad impulsar la creatividad artística y el buen funcionamiento del cuerpo humano de
estos alumnos, además de fomentar en ellos la organización y trabajo en equipo.

Con el apoyo de José Vasconcelos, secretario de educación pública (1921-1924) y con la


creación de misiones culturales en el interior del país, algunos maestros y artistas
ayudaron a forjar el espíritu nacionalista de México. Se dedicaron por un lado, a la
enseñanza académica y, por otro, a la investigación de danzas y bailes regionales que
después se recrearían en teatros de la ciudad, como resultado de la investigación técnica
de danzas y bailes mexicanos. Estas presentaciones sirvieron para dar a conocer las
expresiones culturales indígenas que, a fin de cuenta, son las que han forjado nuestra
identidad a través del tiempo. Las investigaciones en los medios rurales dieron forma a
instituciones como el instituto nacional indigenista (INI) y el instituto nacional de
antropología e historia (INAH), que tenían como finalidad la investigación cultural de las
diversas comunidades indígenas que forman parte de la cultura nacional.

En 1932 la escuela de plástica moderna es incorporada a la secretaria de educación


pública (SEP), constituyéndose en la primera escuela de danza que depende del
Departamento de Bellas Artes y el nombre de Escuela Nacional de Danza. La Escuela
Nacional de Danza dirigida por Carlos Mérida, surge en un contexto en donde estaba de
moda la educación que beneficiaria la integración nacional, todas las expresiones eran
respetadas y tomadas como parte de una educación integral. La Escuela Nacional de
Danza tenía como finalidad investigar y difundir la cultura nacional en la clase popular; en
sus planes de estudio se impartirían materias con las que se pretendían formar
integralmente a los alumnos para que tuvieran conocimiento de varias ramas del arte, y
esto a su vez, lo pudieran reflejar cuando les tocara el momento de estar trabajando como
maestros frente a grupo. Esta institución toma entre sus manos el compromiso de
desarrollar, preservar y transmitir un arte surgido en México desde hace varios siglos; una
práctica que en todos los ámbitos del país y del mundo ha evolucionado tanto, voluntaria
como espontáneamente, y que en México se vio motivada aún más por la visión
nacionalista de la Revolución Mexicana. La Escuela Nacional de Danza realiza su primera
función abierta al público en 1934.

En 1935 el plan de estudios de la Escuela Nacional de Danza sufrió modificaciones,


implementándose la carrera de profesor de danza como una especialidad, las hermanas
Campobello se encargaban de realizar los exámenes de titulación en presentaciones al
público, con los que comprobaban los adelantos efectuados en el desarrollo intelectual,
creativo y psicomotriz de las alumnas. En estos exámenes algunas alumnas recibían el
título de maestras de danza, como por ejemplo Guillermina Bravo y Martha Bracho; la
primera, tiempo después sería directora de la Academia de la Danza Mexicana y la
segunda vendría a ser la pilar fundamental de academia de danza de la Universidad de
Sonora.

Durante los gobiernos de Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdez se hicieron
escuelas, institutos particulares y universidades. En esta época nace también el Instituto
Nacional de Bellas Artes (INBA) y la Academia de la Danza Mexicana. Estando como
director del instituto Nacional de Bellas Artes Carlos Chávez, la academia de la danza
mexicana inicia sus actividades el primero de febrero de 1947bajo la dirección de
Guillermina Bravo y Ana Mérida. Esta academia tenía la capacidad de realizar festivales en
teatros, escuelas y foros al aire libre, en donde se presentarían programas altamente
nacionalistas; se creó pensando en resaltar los aspectos tradicionales del país y difundir la
belleza de las danzas mexicanas. Por aquellos años se llega a un acuerdo de creación entre
los intereses del INBA y la recién creada Academia de la Danza, sobre los patrones y
lineamientos profesionales que habrá de seguir la propia Academia dentro de su
desempeño y desarrollo, con lo que se pretende difundir el trabajo de los intérpretes
natos de la cultura nacional. Ana Mérida y Guillermina Bravo no se ponen de acuerdo en si
se estilizan o no los bailes y danzas para sus representaciones y terminan separándose en
1948, quedando a cargo de la Academia de la Danza Ana Mérida, mientras que
Guillermina Bravo forma el Ballet Nacional. Siendo Directora de la Academia de la Danza
Ana Mérida, la organiza bajo su propio concepto de la danza moderna (la danza regional
todavía no se había independizado) basada principalmente en cuatro puntos que eran: 1.-
Investigación de danzas autóctonas del país y de las artes correlativas, pintura, música,
etc. Así como factores de Índole social y económico que determina las expresiones
artísticas.

2.-Creación de una danza moderna en su espíritu, y el universal en su enlace.

3.-Creación de la danza moderna mexicana no sólo en la capital, sino en toda la República,


como medio de esparcimiento y cultura.

4.-Preparación de una nueva generación de bailarines profesionales.

Entre 1948 y 1949 es cuestionado el funcionamiento de la Academia de la Danza y Ana


Mérida es sustituida del cargo de directora por Fernando Wagner. El nuevo director tiene
la inquietud de enriquecer los estudios teóricos de los bailarines para redondear su
formación académica tanto en práctica como en teoría. Para 1950 el estudio y práctica de
la danza moderna se habían desarrollado notablemente, por lo que se tuvo la necesidad
de crear un Departamento de Danza que empezó su funcionamiento teniendo a Miguel
Covarrubias como Director; éste contaba con todo el apoyo del gobierno para realizar e
impulsar libremente cualquier actividad artística, tanto dentro del aula como fuera de ella
en demostraciones o investigaciones. En 1956, y gracias a la lucha de muchos años, la
inquietud que tuvo Fernando Wagner en 1949 por ampliar la parte teórica de los estudios
del alumnado de la Academia de la Danza se ve recompensada, ya que ésta se instituye y
se reconoce como escuela y es nombrada como Directora Margarita Mendoza López. En
este año también se establece el Ballet Oficial de Bellas Artes como compañía oficial del
INBA, que a su vez podrá nutrirse de los bailarines y maestros que egresen de la Academia
de Danza. En 1957 la Escuela de la Academia de Danza sufre nuevos cambios, Raúl Flores
Guerrero entra como director de la misma y sale Margarita Mendoza López. En este año
también se formó un grupo de pasantes de la carrera y se les preparó con cursos
intensivos a lo largo de un año para que empezaran a poner en práctica los conocimientos
adquiridos. Para 1958 se contaba con 524 alumnos matriculados en la carrera de Danza
Regional por lo que el gobierno les abrió un nuevo espacio en la unidad artística del
Bosque de Chapultepec que fue inaugurado el 13 de junio de ese año. El Consejo Técnico
Pedagógico se encargaba de supervisar la selección de los maestros y músicos, verificaba
el cumplimiento del plan de estudio y de fomentar la participación de los alumnos de
danza regional en eventos escolares y de los estudiantes de danza moderna en
temporadas oficiales del Ballet de Bellas Artes. Josefina Lavalle toma el cargo de directora
de la Academia en 1959, en medio de toda una serie de cambios estructurales dentro de
la educación en México. Las Escuelas secundarias Técnicas tenían flexibilidad para impartir
sus clases, pues dependían del contexto geográfico, social y laboral de donde estuvieran
ubicadas. Esto les ayudaría a los alumnos para salir preparados para trabajar, aunque
estas aplicaciones no se verían luego en la Academia de la Danza. Con el auge del estudio
de las actividades artísticas y del área de humanidades en 1960, la materia de Danza
regional y folclor impartida en escuelas secundarias, se asignó al área de materias
tecnológicas y cambia su nombre por el de Danza folclórica mexicana y repertorio. Se
cambian los planes de estudio ya que éstos dependen, como señalamos, de la región
geográfica y cultural en donde esté ubicada la secundaria. En los cursos de verano con
validez oficial, se impartían las materias de Técnica de danza regional, Técnica de danza
clásica, Repertorio de danzas regionales, Folclor teórico, Confección de vestuario regional,
Notación de danza y coreografía regional, Música y motivación dramática, para lo que
existían los niveles de principiantes, intermedios y avanzados. Se elaboraron libros de
texto gratuitos para llevar la educación artística de manera igualitaria a todos los rincones
del país. La cobertura debía ser nacional y los cursos de verano ayudaban a conseguir la
difusión de la danza en todas las escuelas y escenarios diversos del país, ello sólo se
lograría capacitando a educadoras y maestros normalistas y actualizando a bailarines,
directores y maestros de danza. En 1961 la Academia de la Danza creó un bachillerato de
dos años con materias relacionadas con el arte, pero su reconocimiento oficial se alcanzó
hasta en 1976. A partir de 1962, la Academia de la Danza pudo expedir diplomas y títulos
de las carreras que ofrecía: Ejecutante de Danza Clásica, de Danza Moderna y de Danza
Folclórica. En 1982 La Academia de la Danza resurge con las carreras de Intérprete de la
danza mexicana e Intérprete de danza de concierto. Su plan de estudios pretende alcanzar
una formación crítica que permita analizar los valores de la danza regional lo más
fidedignamente posible, por medio de la investigación y del rescate. Conseguir, a través de
la interpretación y de la difusión, el interés del público por las danzas que han forjado
nuestra nación y muchas veces no son valorizadas como tal. Las danzas son sin duda
patrimonio de la nación y muchas veces son menospreciadas y hasta olvidadas por las
actuales generaciones, generaciones bombardeadas por los medios de comunicación con
material extranjero que muestra y propone patrones de conducta que nada tienen que
ver con los nuestros. Fue hasta 1987 que se oficializó el plan de estudios de la Academia
presentado en 1982, aunque éste sufre algunos cambios, no pierde la razón de su esencia
que era la de sensibilizar a los diversos públicos en la importancia de la formación artística
en la educación nacional93. Los alumnos que recibirían la educación a través del plan de
estudios de 1987, desarrollarían la capacidad crítica de escoger y aplicar las mejores
técnicas científicas de investigación para realizar producciones dancísticas. Se marca al
alumno como un ser capaz de reflexionar, de analizar, de crear y de recrear libremente en
una sociedad en cambio permanente. Aunque sin desearlo, se limitaba el desarrollo de los
alumnos a los puntos de vista ofrecido por los diversos maestros ahí asignados, ya que
debido a su gran carga académica, el alumnado no tenía tiempo para diversificar su
formación y adquirir conocimientos fuera de la institución. Para esta década se contaba ya
con cinco instituciones dedicadas a la enseñanza de la danza folclórica: la Academia de la
Danza Mexicana, el Sistema Nacional de Enseñanza Profesional de la Danza, la Escuela
Superior de Música y Danza, los Cedart y la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria
Campobello94. Instituciones de gobierno que buscaron otras opciones para mantenerse
activas, ya que el presupuesto asignado para ello empezaba a ser deficiente.

2.2.2. Las Danzas autóctonas mexicanas

La danza autóctona mexicana tiene como antecedente a la danza prehispánica, que al


tomar ciertas características de otras culturas, sufrió cambios estructurales para
conformarse en lo que hoy conocemos como danzas autóctonas. Este género se creó bajo
el escrutinio de los frailes europeos para conseguir una pronta evangelización, ya que se
percataron que lo0s nativos indígenas gustaban de la danza, el canto y la poesía: su vida
estaba cargada de un sentido místico y religioso. Desde un principio los indígenas les
hicieron creer que estaban de acuerdo con estos cambios, sin embargo. A quienes
realmente les ofrecían sus danzas eran sus propias deidades.

Al sentirse perseguidos, muchos de los indígenas emigraron a zonas alejadas de la


civilización a conformar sus propias comunidades, esto permitió que gran número de sus
costumbres no sufrieran grandes cambios, tradiciones que a pesar del tiempo todavía dan
muestra de vida y que, pese a la influencia de culturas ajenas, mantiene viva la esencia de
culturas ancestrales. Las danzas autóctonas están cargadas de religiosidad, respeto y
devoción hacia la naturaleza y sus dioses, sentimientos que unen en uno solo a la
comunidad; unión que no sólo les trae tranquilidad, sino que les permite la supervivencia
espiritual en este mundo tan complejo. Toda la gente de la comunidad participa
activamente en los rituales que realizan, uniendo esfuerzos e ideas para conseguir una
buena celebración; algunos participan como músicos o danzantes, otros combinando
estas dos habilidades, los de mayor experiencia participan como mayordomos que se
encargan de organizar y financiar las actividades. Las “mayordomías” se heredan a los
hijos y éstos a su vez a los propios, quienes tienen como parte de su responsabilidad,
enseñar y practicar las danzas dentro de la comunidad. Algunos individuos ofrecen
penitencia o mandas, en pago a algún favor concedido por lo que participan como
danzantes.

Durante las danzas se percibe una gran fe hacia los santos y vírgenes católicas, pero
también se puede apreciar un gran respeto hacia la naturaleza y la lucha que se libra entre
el bien y el mal. Cada elemento que se utiliza en el desarrollo de las danzas tiene su propio
significado por ejemplo: Los círculos representan el sol, los planetas, la luna y las estrellas;
las espirales el ciclo de la vida, el zig-zag de las filas muestra la forma en que se mueven
las serpientes, pisar o mover la tierra representa la forma de prepararla para su siembra o
cosecha, los danzantes consideran que recrear escenas de pesca les da buenos resultados
para obtener los mejores peces. Las coreografías de las danzas autóctonas han perdurado
a través del tiempo, en muchas de ellas se han tomado esquemas europeos utilizados en
los bailes de salón como filas (“calles”) y cambios de lugar entre ellas. Las evoluciones de
pasos y coreografías se realizan con mucha precisión y se acompañan de un alto
misticismo y religiosidad, como hemos señalado. Los movimientos corporales se marcan
por el ritmo de la música y por la intención de la danza, que a la vez denota su carácter
basándose en el tipo de vestuario y utilería que utiliza.
Pérez Camacho Diana Carolina

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