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Miguel_Lopez8
El nuevo contexto definido por los procesos históricos recientes.- En el último cuarto del
siglo XX tuvo lugar una aceleración del acontecer histórico, sucediéndose los
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visible separación e, incluso, un proceso inequívoco de rebelión de los discípulos contra
los “viejos maestros”. La consecuencia inmediata fue el desarrollo de una apreciable
“democratización del oficio”, asistiéndose a una ruptura de las antiguas estructuras
jerárquicas y los viejos modelos de dependencia intelectual y profesional que ha dado
lugar a ese “policentrismo” propio de los estudios históricos en el momento actual.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
factores como la recuperación del interés por los asuntos de naturaleza estrictamente
política, o la restauración de las tesis sobre la importancia del “acontecimiento”. Pero
también a una ampliación de los marcos territoriales y las cuestiones centralizadoras del
interés por parte de los estudiosos han colaborado otras circunstancias como los
beneficiosos efectos producidos por la reactivación de las alianzas entre la Historia y las
demás ciencias sociales de donde se deriva la continua insistencia de las ventajas
producidas por el tratamiento transdisciplinar del objeto de estudio o el avance
mostrado por el “relativismo cultural” tras el hundimiento de los grandes paradigmas y
los sistemas de pensamiento fuerte que siguieron al nacimiento y desarrollo en las tres
últimas décadas de las tesis del pensamiento débil, flexible, y las teorías de la
postmodernidad.
Otras causas del crecimiento de los estudios de Historia Contemporánea.- Los estudios
de Historia sobre el tiempo presente, se venden bien en las librerías. Tampoco resulta
desdeñable la proliferación en los centros universitarios de departamentos y áreas
departamentales que centran hoy sus esfuerzos investigadores en el análisis de
problemas históricos recientes. Debe, igualmente, hacerse referencia a las políticas
educativas aplicadas en los últimos años por casi todos los gobiernos de Europa
occidental. En suma, entre los efectos de ese cúmulo de circunstancias deben
mencionarse tanto la pulverización de las grandes líneas por donde circuló la historia
contemporánea desde la finalización de la II Guerra Mundial hasta mediados de los años
setenta, como la introducción en la enseñanza de la disciplina, como el trazo de una
clara línea diferenciadora entre la “Historia Contemporánea”, que algunos califican ya
incluso de historia tradicional, y la llamada “Historia del Mundo Actual”.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
“Historia del Tiempo Presente” que suele juzgarse como el acto inaugural del
reconocimiento efectivo de la especialidad en el mundo académico.
Fue necesario llegar a la década de los ochenta para que creciese de una forma algo más
nítida su aceptación en los medios profesionales; recibiendo un notable espaldarazo
cuando en el Dictionnaire des Sciences Historiques publicado en 1986 bajo la dirección
de A. Burguière se recogió la expresión “Tiempo Presente”. No obstante, este aumento
de las publicaciones no significa que la disciplina hubiera conseguido ya su pleno
reconocimiento y aceptación general en el seno de la profesión. Porque incluso en
Francia sólo era cultivada por algunos grupos e individuos minoritarios en el conjunto
de los historiadores. Y en España la situación no era muy distinta. Fue en los años
Díaz Barrado no dudaba en afirmar hace ya algún tiempo que la disciplina tiene una
“personalidad propia”, y que sus cultivadores deben tener en cuenta cuatro premisas
esenciales: la abundancia de datos, la revolución mediática vivida por la sociedad actual,
el afianzamiento de unas nuevas formas de comunicación -imposición de lo visual- y la
circunstancia de ser la HTP una “historia abierta”.
J.Cuesta también se ha referido tanto al carácter vago, flexible, de la especialidad como
a la existencia de numerosas dudas sobre la definición más adecuada para esta parcela
historiográfica. J. Cuesta no sólo pone el acento en el rasgo que juzga más destacable de
la Historia del Presente, la “coetaneidad” entre los sujetos de la historia-acontecimiento
y los autores de la historia-conocimiento sino que trata su posición acerca del marco
cronológico. Por lo que se refiere al marco temporal, la historia a que nos referimos
carece de limitaciones cronológicas fijas y establecidas, siendo ésta la razón que ha
llevado a la mayoría a aceptar “unos parámetros móviles para la Historia del Presente
que permitan mantener la coetaneidad de la época que la vive pues cuenta entre sus
características la simultaneidad entre historia vivida e historia contada.
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históricas correspondientes a aquellos “actores” y “testigos” depositarios de una
memoria viva capaz de ser transmitida gracias a los recuerdos guardados en la memoria
natural por alguna de las generaciones que conviven en una misma época.
A su vez, las anotaciones sobre el tiempo coinciden con las de otros observadores en la
idea de que el trabajo del historiador del presente no puede ni debe estar determinado
por una visión estrictamente lineal. Porque la circunstancia de que el objeto de la
Historia del Presente sea la historización de la experiencia vital propia de tres
generaciones no implica que el análisis de esta experiencia deba realizarse de un modo
rígidamente secuencial. Se trata más bien de estudiar las formas en que se manifiesta la
confluencia de los distintos grupos generacionales tratando de diseccionar los rasgos
esenciales de aquélla época en que se produce la intersección de los hechos
conservados en la memoria por la generación de más edad con aquellos otros
acontecimientos que están marcando el devenir del grupo generacional más joven.
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realizado en cada tiempo por la generación activa, la intermedia. Porque es ella la que
escribe ese discurso debido a que su objeto principal es la descripción y análisis de la
experiencia vital propia de esa generación central. Entre los factores de impulso, cabe
mencionar la extraordinaria aceleración del ritmo de los procesos históricos o el
desarrollo espectacular mostrado por los medios de información y comunicación de
masas hasta algunas circunstancias novedosas surgidas en el ámbito de las concepciones
teóricas y epistemológicas sobre la historia o el método histórico entre las que pueden
mencionarse la superación definitiva del planteamiento positivista, la rehabilitación del
papel correspondiente al individuo y el acontecimiento en el relato histórico.
Si ponemos el acento en los elementos que aporta la Historia del Presente como
innovaciones fundamentales pueden mencionarse tanto la singularidad de su objeto de
estudio o la no menos singular delimitación del marco temporal propio de sus trabajos,
Entre comienzos de los años sesenta y el momento actual se han elaborado ya algunas
reflexiones de interés acerca tanto de los hechos y/o procesos históricos fundamentales
que distinguen a la “Historia actual” de la “Historia Contemporánea” como de las fases
en que puede articularse su recorrido - dos fases bien diferenciadas: 1) el período de
1963-1989; y 2) la etapa que transcurre desde 1990 hasta el momento actual-.
Desde una perspectiva historiográfica, merecen destacarse, a nuestro juicio, las
caracterizaciones realizadas en unos trabajos muy concretos. Nos referimos a
Barraclough. A su vez, en el transcurso de las dos últimas décadas han proliferado los
trabajos destinados a realizar el balance y la caracterización general del siglo XX.
Particularmente, el británico E.J. Hobsbawm y su libro titulado “El Siglo XX corto, 1914-
1989” que se transformó en el detonante necesario para la génesis y publicación de un
buen número de estudios generales sobre la “Historia del Tiempo Presente”. Un interés
apreciable en el campo de la historia económica lograron tanto los estudios de P. L.
Ciocca como las obras sobre la economía mundial llevadas a cabo por A. Maddison o W.
Fischer.
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identidad bien definida, para señalar acto seguido que sus inicios serían cuando “los
problemas reales del mundo de hoy se plantean por vez primera de una forma clara” y
éstos solo hicieron acto de presencia a principios de los años sesenta. En el último tercio
del Setecientos y casi todo el siglo XIX, “sólo comenzaron a hacerse visibles por primera
vez la mayoría de los acontecimientos que diferencian a la Historia Moderna de la
Historia Contemporánea”. Luego siguió una “época de transición” previa al nacimiento
del mundo contemporáneo entre 1891, cuando el canciller Bismarck se retiró del
escenario político, y 1961, justo el año en que en que John Fitzgerald Kennedy llegaba a
la presidencia de los Estados Unidos. Se circunscribía esta fase de transición entre la
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época moderna y la contemporaneidad a un tiempo que comenzó en los años de
crecimiento económico, consolidación de las élites burguesas, principios del
imperialismo y el colonialismo y establecimiento de la “Belle Époque”, y se había
prolongado hasta la época de “distensión” en el campo de las relaciones internacionales.
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último, la etapa de la crisis económica mundial, el fin de la guerra fría y la culminación
del proceso descolonizador. Y merece reseñarse que los marcos temporales y la
periodización defendidas por la prestigiosa historiografía anglosajona finalizan en la
quiebra del socialismo real.
A su vez, entre los segundos se ha otorgado un reconocimiento especial a la obra
extensa y muy bien valorada El siglo XX corto, 1914-1991, correspondiente al historiador
marxista británico E.J. Hobsbawm. En el trabajo de este investigador se articula la
historia mundial del Novecientos en tres fases muy distintas: La primera etapa
comprende los años que transcurrieron entre 1914 y 1945, desde el estallido de la I
Guerra Mundial hasta el nacimiento del nuevo orden mundial. Y había sido ésta una
“época de catástrofes” porque en el transcurso de la misma se sufrieron dos guerras
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en los trabajos de otros estudiosos. Y tampoco han faltado las voces considerando
inaceptables un marco cronológico y una periodización que hacían coincidir el final del
Novecientos con el hundimiento de la antigua URSS.
Pues bien, entre estas voces críticas ocupan un lugar destacado P. L. Ciocca y A.
Maddison. El primero no dudó en afirmar muy pronto que la cronología propuesta por
E.J. Hobsbawm no se corresponde con la trayectoria real de los hechos económicos
acaecidos durante la centuria. Porque en el transcurso del período 1914-1945,no se
pudo impedir que la economía siguiera no sólo creciendo sino también modernizándose
a buen ritmo. Y, en última instancia porque tampoco las crisis energéticas de los años
setenta (1973 y 1978) permiten calificar a todo el período de 1973-1991 como un tiempo
de “derrumbe, incertidumbre y crisis”; ya que la economía mundial logró unas tasas de
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que trataran de satisfacer las expectativas humanas con el desarrollo de unos principios
religiosos y filosóficos nuevos. Además, en el último tercio del Novecientos tenían lugar
la quiebra del marxismo clásico, el inicio de una crisis profunda en el pensamiento y las
prácticas socialdemócratas y el avance imparable de la ideología neoliberal.
En el terreno de la política y los sistemas políticos, se mantuvieron y lograron plena
vigencia unos sistemas institucionales determinados, afianzándose la organización
política propia de la democracia de masas y tecnológica; con distintas formas de
gobierno: la democracia, que asentándose en los países desarrollados y capitalistas
occidentales alcanzó su nivel máximo de realización y prestigio; el comunismo, que se
extendió entre las llamadas “democracias populares” vigentes hasta el estallido de las
crisis de finales de los ochenta y principios de los noventa; y los regímenes autoritarios
(personalistas o no) de muy diversa naturaleza que arraigaron con fuerza, sobre todo,
en los países subdesarrollados y tercermundistas.
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muy numeroso de pueblos, contra unas realidades inaceptables. Y conviene resaltar que
la descolonización tuvo uno de sus resultados principales en el nacimiento del Tercer
Mundo.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Reservados todos los derechos.