Está en la página 1de 12

HISTORIOGRAFÍA.

pdf

Miguel_Lopez8

Mundo Actual e Historia del Tiempo Presente

2º Grado en Historia y Patrimonio Histórico

Facultad de Filosofía y Letras


Universidad de Extremadura

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
LA “HISTORIA DEL TIEMPO PRESENTE”.SU CONCEPTO Y RASGOS BÁSICOS

En el origen de la “Historia del Tiempo Presente”: el crecimiento de los estudios sobre


Historia Contemporánea y la dispersión de la especialidad. Las investigaciones y
publicaciones relativas a problemas de la Época Contemporánea vivieron en el
transcurso del último cuarto de la pasada centuria un proceso inequívocamente
expansivo. A su desarrollo colaboraron una serie de factores de un lado, la evolución
histórica singular de los últimos veinticinco años del siglo; de otro, los cambios muy
significativos, tanto de naturaleza teórica como el método y las prácticas de trabajo.

El nuevo contexto definido por los procesos históricos recientes.- En el último cuarto del
siglo XX tuvo lugar una aceleración del acontecer histórico, sucediéndose los

Reservados todos los derechos.


acontecimientos a un ritmo incluso más rápido que en los años sesenta y setenta. Los
más destacados fueron la durísima crisis económica sufrida por los países más
industrializados en la década de los setenta y los primeros años ochenta, el
establecimiento de sistemas políticos basados en los principios del neoliberalismo, la
quiebra absoluta de los regímenes del socialismo real, el final del sistema geopolítico
basado en la bipolaridad y el desarrollo de un Nuevo Orden Mundial, el estallido de
numerosos conflictos bélicos de tipo étnico, cultural… e intensificación de los niveles de
pobreza del Tercer Mundo, el aumento de las diferencias en los niveles de renta y
bienestar…
Los acontecimientos históricos se han sucedido durante los últimos treinta y cinco años
y siguen desarrollándose ante nuestros ojos a una velocidad tan vertiginosa. Así, un buen
número de los hombres y mujeres de nuestra época apenas si disponen del tiempo
necesario para metabolizar con la tranquilidad requerida el enorme caudal de noticias
que obtienen. Observamos, que acontecimientos vividos hace sólo veinte años
envejecen con una velocidad inusitada. Y el efecto no siempre deseable es que a partir
de los años ochenta terminaron convirtiéndose muy pronto en materia de reflexión y
análisis histórico una serie de hechos o procesos que no siempre es posible analizar con
el rigor exigido. Continúan siendo cada vez más numerosos los interrogantes relativos
no sólo a un pasado más o menos lejano sino, sobre todo, al tiempo más reciente.

Las nuevas reflexiones sobre el carácter y los objetivos de la Historia y la Historia


Contemporánea.- En muchos de los debates sostenidos por docentes e investigadores
observadores hablaban de una profunda “crisis” de la ciencia histórica. En las décadas
de 1980 y 1990 se quebró la anterior preocupación por el estudio de las estructuras y el
interés preferente por los problemas de índole económica y social para recuperarse otra
vez el papel central del acontecimiento, la cronología detallada de los hechos, la
influencia concreta del individuo aislado en los procesos históricos y el interés tanto por
los temas políticos como los asuntos ligados a la historia de las ideologías y las
representaciones culturales. Se dio un desarrollo de un proceso muy visible de
fragmentación y atomización del discurso histórico en una serie de corrientes.

La ruptura de la uniformidad y el avance del “policentrismo”.- En estrecho paralelismo


con lo que fueron desde finales de los años sesenta, unos cambios profundos en la
estructura social de los países occidentales. En la historiografía, esto se tradujo en una

a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-920179
visible separación e, incluso, un proceso inequívoco de rebelión de los discípulos contra
los “viejos maestros”. La consecuencia inmediata fue el desarrollo de una apreciable
“democratización del oficio”, asistiéndose a una ruptura de las antiguas estructuras
jerárquicas y los viejos modelos de dependencia intelectual y profesional que ha dado
lugar a ese “policentrismo” propio de los estudios históricos en el momento actual.

La ampliación del campo temático, los espacios geográficos y el tipo de procesos o


hechos concretos objeto de análisis. Aumento y renovación incuestionable de los temas
objeto de estudio, en cuyo desarrollo ha correspondido un papel de primer orden a

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
factores como la recuperación del interés por los asuntos de naturaleza estrictamente
política, o la restauración de las tesis sobre la importancia del “acontecimiento”. Pero
también a una ampliación de los marcos territoriales y las cuestiones centralizadoras del
interés por parte de los estudiosos han colaborado otras circunstancias como los
beneficiosos efectos producidos por la reactivación de las alianzas entre la Historia y las
demás ciencias sociales de donde se deriva la continua insistencia de las ventajas
producidas por el tratamiento transdisciplinar del objeto de estudio o el avance
mostrado por el “relativismo cultural” tras el hundimiento de los grandes paradigmas y
los sistemas de pensamiento fuerte que siguieron al nacimiento y desarrollo en las tres
últimas décadas de las tesis del pensamiento débil, flexible, y las teorías de la
postmodernidad.

Reservados todos los derechos.


Lo cierto es que los temas/asuntos objeto de interés, ligados o no al mundo
universitario, se han diversificado hasta unos niveles desconocidos con anterioridad.
Porque el dominio mostrado hasta entonces por las investigaciones dedicadas a
clarificar problemas de naturaleza económica y social ha terminado dando paso a una
historiografía en la que tienen cabida los temas más heterogéneos hasta el punto de que
resulta muy difícil fijar las líneas y tendencias básicas por donde circulan hoy las
investigaciones históricas. Por otro lado, la inquietud que ha desatado la clarificación de
problemas mucho más cercanos en el tiempo, concretamente los referidos al período
inmediatamente posterior a la II Guerra Mundial. Finalmente cabe señalar que en
ninguna etapa anterior proliferaron tanto como en los últimos treinta años las
investigaciones de carácter regional, provincial e, incluso, local.

Otras causas del crecimiento de los estudios de Historia Contemporánea.- Los estudios
de Historia sobre el tiempo presente, se venden bien en las librerías. Tampoco resulta
desdeñable la proliferación en los centros universitarios de departamentos y áreas
departamentales que centran hoy sus esfuerzos investigadores en el análisis de
problemas históricos recientes. Debe, igualmente, hacerse referencia a las políticas
educativas aplicadas en los últimos años por casi todos los gobiernos de Europa
occidental. En suma, entre los efectos de ese cúmulo de circunstancias deben
mencionarse tanto la pulverización de las grandes líneas por donde circuló la historia
contemporánea desde la finalización de la II Guerra Mundial hasta mediados de los años
setenta, como la introducción en la enseñanza de la disciplina, como el trazo de una
clara línea diferenciadora entre la “Historia Contemporánea”, que algunos califican ya
incluso de historia tradicional, y la llamada “Historia del Mundo Actual”.

La “Historia del Tiempo Presente”. Una historia basada en la memoria de las


generaciones vivas.- Sus inicios deben situarse a principios de los años sesenta. En 1965,

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-920179
los miembros del Centre d’Etudes des Comunications de Masses manifestaron por
primera vez la idea y expusieron su proyecto de abordar el desarrollo de una Sociología
del Presente. A lo largo de los años setenta estos planteamientos fueron abriéndose
camino y en 1978, se haría referencia ya en La Nouvelle Histoire a la necesaria
diferenciación entre una “historia inmediata”, a la que se asignaba la tarea de relatar y
analizar los hechos vividos sólo en la década inmediatamente anterior al momento en
que se escribía la historia, y una “historia del presente”, a la que tocaba valorar los
procesos acaecidos en el tiempo de la generación viva más antigua, exceptuando los
diez últimos años. Aquel mismo año, P.Nora dirigía un primer seminario dedicado a la

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
“Historia del Tiempo Presente” que suele juzgarse como el acto inaugural del
reconocimiento efectivo de la especialidad en el mundo académico.

Fue necesario llegar a la década de los ochenta para que creciese de una forma algo más
nítida su aceptación en los medios profesionales; recibiendo un notable espaldarazo
cuando en el Dictionnaire des Sciences Historiques publicado en 1986 bajo la dirección
de A. Burguière se recogió la expresión “Tiempo Presente”. No obstante, este aumento
de las publicaciones no significa que la disciplina hubiera conseguido ya su pleno
reconocimiento y aceptación general en el seno de la profesión. Porque incluso en
Francia sólo era cultivada por algunos grupos e individuos minoritarios en el conjunto
de los historiadores. Y en España la situación no era muy distinta. Fue en los años

Reservados todos los derechos.


noventa cuando la “Historia del Tiempo Presente” recibió un nuevo impulso gracias
tanto al desarrollo de una serie de acontecimientos históricos con una influencia
extraordinaria. La “Historia del Tiempo Presente” ha logrado ya su definitivo
reconocimiento académico.

En relación a su nombre, las denominaciones de las que se ha hecho uso hasta el


momento son muy variadas aunque en todas ellas la dimensión de “coetaneidad”, es
decir, la preocupación esencial por los hechos coetáneos de quien escribe la Historia.
Esta “Historia del Tiempo Presente” ha sido definida hasta el momento más en función
de lo que no es o no debe ser y los rasgos que han de reunir sus cultivadores que en
base a los principios teóricos y metodológicos singulares de la asignatura.

Díaz Barrado no dudaba en afirmar hace ya algún tiempo que la disciplina tiene una
“personalidad propia”, y que sus cultivadores deben tener en cuenta cuatro premisas
esenciales: la abundancia de datos, la revolución mediática vivida por la sociedad actual,
el afianzamiento de unas nuevas formas de comunicación -imposición de lo visual- y la
circunstancia de ser la HTP una “historia abierta”.
J.Cuesta también se ha referido tanto al carácter vago, flexible, de la especialidad como
a la existencia de numerosas dudas sobre la definición más adecuada para esta parcela
historiográfica. J. Cuesta no sólo pone el acento en el rasgo que juzga más destacable de
la Historia del Presente, la “coetaneidad” entre los sujetos de la historia-acontecimiento
y los autores de la historia-conocimiento sino que trata su posición acerca del marco
cronológico. Por lo que se refiere al marco temporal, la historia a que nos referimos
carece de limitaciones cronológicas fijas y establecidas, siendo ésta la razón que ha
llevado a la mayoría a aceptar “unos parámetros móviles para la Historia del Presente
que permitan mantener la coetaneidad de la época que la vive pues cuenta entre sus
características la simultaneidad entre historia vivida e historia contada.

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-920179
En el caso de la “Historia del Presente” no es posible fijar una cesura que marque el
principio y final de su desarrollo; pues los comienzos serán siempre móviles y su
terminación no puede mantenerse más que abierta. Cuando expone el sentido que debe
otorgarse al “tiempo”, J.Cuesta acaba poniendo de relieve que para la “Historia del
Presente” “no es tan fundamental la sucesión en la diacronía como la propia relación
entre los tiempos y su mutua interacción”. Entre otros motivos porque lo que se
pretende reconstruir es la memoria de las generaciones vivas y puede operarse del
mismo modo en que actúan el recuerdo y la memoria. A su vez, cuando trata de perfilar
el objeto de estudio sostiene que la atención debe centrarse sólo en las experiencias

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
históricas correspondientes a aquellos “actores” y “testigos” depositarios de una
memoria viva capaz de ser transmitida gracias a los recuerdos guardados en la memoria
natural por alguna de las generaciones que conviven en una misma época.

Según J. Aróstegui, la “Historia del Presente” es “una historia de las “generaciones


vivas”, entre otras cosas que ha de referirse a las experiencias de seres sociales cuyas
existencias aún transcurren cuando tal historia se escribe”. La HDP sólo puede ser una
historia de los “coetáneos”. Para este autor, son siempre tres las generaciones distintas
que comparten su experiencia vital en un momento histórico determinado pero no a
todas ellas le cabe el mismo papel en la elaboración y transmisión mediante textos
escritos de esa Historia del Tiempo Presente pues, en realidad, esta última debe

Reservados todos los derechos.


entenderse como “un concepto histórico e historiográfico referido a la historia
construida y escrita como producto de la experiencia de la propia generación que la
escribe (...), que no puede ser otra que la de la generación activa en cada momento
histórico”. Este espacio histórico (o tiempo) no puede hallarse circunscrito a una
cronología específica, ya que ésta será tan móvil como el tiempo definido por la sucesión
biológica de las diversas generaciones. Este espacio temporal únicamente puede
ajustarse al que “representa la distancia de edad entre la generación más antigua y la
más neófita que sea posible considerar en una sociedad dada”. “El tiempo presente, el
que abarca la historia de lo presente, coincide exactamente con el de la Memoria-
Experiencia vital, no la memoria adquirida”.

Incluye J. Aróstegui en sus trabajos algunas referencias a los objetivos concretos de la


Historia del Presente, el sentido que el tiempo adquiere en ella y los actores del discurso
narrativo propio de la disciplina. Entre los primeros resalta el interés de historiar las
peripecias vitales correspondientes al conjunto humano formado por aquellos
individuos que se encuentran vivos en el momento en que se escribe la historia.

A su vez, las anotaciones sobre el tiempo coinciden con las de otros observadores en la
idea de que el trabajo del historiador del presente no puede ni debe estar determinado
por una visión estrictamente lineal. Porque la circunstancia de que el objeto de la
Historia del Presente sea la historización de la experiencia vital propia de tres
generaciones no implica que el análisis de esta experiencia deba realizarse de un modo
rígidamente secuencial. Se trata más bien de estudiar las formas en que se manifiesta la
confluencia de los distintos grupos generacionales tratando de diseccionar los rasgos
esenciales de aquélla época en que se produce la intersección de los hechos
conservados en la memoria por la generación de más edad con aquellos otros
acontecimientos que están marcando el devenir del grupo generacional más joven.

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-920179
Señala J. Aróstegi que el discurso verdaderamente propio de la disciplina es aquél

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
realizado en cada tiempo por la generación activa, la intermedia. Porque es ella la que
escribe ese discurso debido a que su objeto principal es la descripción y análisis de la
experiencia vital propia de esa generación central. Entre los factores de impulso, cabe
mencionar la extraordinaria aceleración del ritmo de los procesos históricos o el
desarrollo espectacular mostrado por los medios de información y comunicación de
masas hasta algunas circunstancias novedosas surgidas en el ámbito de las concepciones
teóricas y epistemológicas sobre la historia o el método histórico entre las que pueden
mencionarse la superación definitiva del planteamiento positivista, la rehabilitación del
papel correspondiente al individuo y el acontecimiento en el relato histórico.

Si ponemos el acento en los elementos que aporta la Historia del Presente como
innovaciones fundamentales pueden mencionarse tanto la singularidad de su objeto de
estudio o la no menos singular delimitación del marco temporal propio de sus trabajos,

Reservados todos los derechos.


el hecho de abordarse la descripción y el análisis de unas realidades para las que se
cuenta con la presencia de testigos, la circunstancia de mantener una actitud
epistemológica continuamente abierta, y la total asunción y aceptación del principio de
incertidumbre. La información ofrecida por aquellos personajes vivos que fueron
testigos directos de la historia que pretende convertirse en relato escrito, el recurso
común a los medios audiovisuales y la memoria transmitida por vía oral como
instrumentos básicos para el acopio de información o la práctica de un método de
trabajo transdisciplinar por el resto de las ciencias sociales.

EL PROBLEMA DE LA CARACTERIZACIÓN GENERAL Y LA ARTICULACIÓN EN FASES DE LA


“HISTORIA DEL TIEMPO PRESENTE”. PLANTEAMIENTOS HISTORIOGRÁFICOS.

Entre comienzos de los años sesenta y el momento actual se han elaborado ya algunas
reflexiones de interés acerca tanto de los hechos y/o procesos históricos fundamentales
que distinguen a la “Historia actual” de la “Historia Contemporánea” como de las fases
en que puede articularse su recorrido - dos fases bien diferenciadas: 1) el período de
1963-1989; y 2) la etapa que transcurre desde 1990 hasta el momento actual-.
Desde una perspectiva historiográfica, merecen destacarse, a nuestro juicio, las
caracterizaciones realizadas en unos trabajos muy concretos. Nos referimos a
Barraclough. A su vez, en el transcurso de las dos últimas décadas han proliferado los
trabajos destinados a realizar el balance y la caracterización general del siglo XX.
Particularmente, el británico E.J. Hobsbawm y su libro titulado “El Siglo XX corto, 1914-
1989” que se transformó en el detonante necesario para la génesis y publicación de un
buen número de estudios generales sobre la “Historia del Tiempo Presente”. Un interés
apreciable en el campo de la historia económica lograron tanto los estudios de P. L.
Ciocca como las obras sobre la economía mundial llevadas a cabo por A. Maddison o W.
Fischer.

A mediados de los años sesenta publicó en castellano G. Barraclough “Introducción a la


Historia Contemporánea” en la que se intenta discutir y establecer con precisión no sólo
el momento inicial de la “Edad Contemporánea” sino el concepto, la naturaleza, y los
procesos históricos fundamentales de la verdadera contemporaneidad. Afirmaba el
estudioso británico que la “Historia Contemporánea” era una materia provista de una

a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-920179
identidad bien definida, para señalar acto seguido que sus inicios serían cuando “los
problemas reales del mundo de hoy se plantean por vez primera de una forma clara” y
éstos solo hicieron acto de presencia a principios de los años sesenta. En el último tercio
del Setecientos y casi todo el siglo XIX, “sólo comenzaron a hacerse visibles por primera
vez la mayoría de los acontecimientos que diferencian a la Historia Moderna de la
Historia Contemporánea”. Luego siguió una “época de transición” previa al nacimiento
del mundo contemporáneo entre 1891, cuando el canciller Bismarck se retiró del
escenario político, y 1961, justo el año en que en que John Fitzgerald Kennedy llegaba a
la presidencia de los Estados Unidos. Se circunscribía esta fase de transición entre la

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
época moderna y la contemporaneidad a un tiempo que comenzó en los años de
crecimiento económico, consolidación de las élites burguesas, principios del
imperialismo y el colonialismo y establecimiento de la “Belle Époque”, y se había
prolongado hasta la época de “distensión” en el campo de las relaciones internacionales.

Finalmente, la verdadera “Historia Contemporánea” su rasgo fundamental era la


confluencia de varios procesos con una trascendencia enorme para el desarrollo
posterior de la historia mundial: La transición de la política europea hacia unos moldes
globales de política internacional, la aparición de la sociedad de consumo y la
democracia de masas, el avance rápido e intenso de las clases medias en los países
occidentales, el desafío lanzado a los valores liberales puros por el ideario comunista y

Reservados todos los derechos.


el establecimiento de un nuevo sistema de relaciones internacionales. Para este tiempo
renovado no era difícil, en opinión de G. Barraclough, seleccionar una serie de
acontecimientos que permitían diferenciar con toda claridad a las estructuras nuevas de
a las antiguas: el gran relieve alcanzado por China, el cambio de las relaciones entre el
mundo comunista y el mundo capitalista, los progresos de una concepción geopolítica
nueva, representada por el “Neutralismo”-tras celebrarse la Conferencia de Bandung-,
la tendencia a la formación de nuevos espacios supranacionales, el estallido de algunos
procesos de emancipación de pueblos afroasiáticos, el sentimiento de que jamás podría
estallar una tercera guerra mundial.
Estos procesos y algunos más mostraban bien que a comienzos de los años sesenta
estaba asistiéndose a los primeros balbuceos de un mundo que era ya distinto. Un
mundo que caminaba ahora de forma imparable hacia la implantación de grandes
unidades supranacionales y el establecimiento de unas relaciones más pacíficas; donde
las cuestiones fundamentales que se hallaban aún por resolver eran la pobreza, el atraso
educativo y cultural, y la superpoblación. Hablaba G. Barraclough de una fase nueva de
la aventura humana en la que las aplicaciones crecientes de la informática, la robótica y
la cibernética transformarían también el pensamiento de los individuos y los grupos
sociales a un ritmo e intensidad todavía más veloces. En fin, afirmaba que este tiempo
nuevo era el resultado natural de una serie de cambios que ejercían su poder e influencia
a escala planetaria. Entre estos cambios podemos situar: El impacto muy fuerte
generado en la economía mundial por los avances científicos y técnicos, el
empequeñecimiento de Europa, el tránsito desde el liberalismo a la llamada democracia
de masas, la violenta reacción desatada frente a la hegemonía tradicional que venían
ejerciendo los estados más fuertes del occidente europeo por los líderes de un buen
número de países asiáticos y africanos, el desafío extraordinario que estaba significando
la expansión de las ideas comunistas, la crisis muy profunda de valores de la época
liberal burguesa clásica.

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-920179
Tras la exposición de G. Barraclough tuvo que esperarse hasta finales de los años
ochenta y los noventa para que se confeccionasen algunos manuales que introducían ya
ciertas novedades en la periodización clásica del Novecientos ofrecida de manera
habitual por las historias generales y las primeras obras donde el interés fundamental
de sus autores residía en ofrecer algún “balance” de la historia del Tiempo Presente. En
los primeros resultó habitual articular la evolución histórica correspondiente a la
segunda mitad del Novecientos en la época de la reconstrucción económica y el
establecimiento de un nuevo orden internacional, el tiempo del crecimiento y cambio
socio-económico, la dialéctica bipolar y los procesos de integración supranacional y por

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
último, la etapa de la crisis económica mundial, el fin de la guerra fría y la culminación
del proceso descolonizador. Y merece reseñarse que los marcos temporales y la
periodización defendidas por la prestigiosa historiografía anglosajona finalizan en la
quiebra del socialismo real.
A su vez, entre los segundos se ha otorgado un reconocimiento especial a la obra
extensa y muy bien valorada El siglo XX corto, 1914-1991, correspondiente al historiador
marxista británico E.J. Hobsbawm. En el trabajo de este investigador se articula la
historia mundial del Novecientos en tres fases muy distintas: La primera etapa
comprende los años que transcurrieron entre 1914 y 1945, desde el estallido de la I
Guerra Mundial hasta el nacimiento del nuevo orden mundial. Y había sido ésta una
“época de catástrofes” porque en el transcurso de la misma se sufrieron dos guerras

Reservados todos los derechos.


mundiales, una recesión económica durísima en los países capitalistas, el hundimiento
temporal del sistema democrático en buena parte del territorio europeo. Sólo la alianza
mantenida entre el capitalismo y el comunismo durante un breve espacio de tiempo
hizo posible la salvación de la democracia liberal.
Pero en la segunda los avatares de la historia mundial fueron muy distintos. Porque,
extendiéndose desde el inicio en 1945 de los tiempos muy difíciles de la inmediata
posguerra hasta el estallido en 1973 de la primera gran crisis energética, el mundo había
podido vivir una verdadera “Edad de oro”. A lo largo de este período, el hecho o proceso
principal más relevante había sido “la escala e impacto extraordinarios de la
transformación económica, social y cultural que se produjo en esos años”. Porque en los
“plateados” años cincuenta y los “dorados” años sesenta acabaron teniendo lugar los
cambios de la economía y la organización social más importantes vividos por la especie
humana desde la Prehistoria. Un conjunto extraordinario de novedades y
transformaciones que marcarían con una fuerza extraordinaria el tiempo posterior.
Finalmente, la tercera y última etapa de su “siglo XX corto” en la que el “estado de crisis”
había terminado extendiéndose, si bien con grados y formas diferentes. Siendo de
naturaleza mundial más que nacional, la “crisis” estalló en las economías capitalistas a
comienzos de los años setenta. Y estas dificultades graves sufridas por las economías
occidentales no hicieron sino intensificarse a raíz de la segunda crisis energética que se
desató en 1978. De esta forma, una crisis juzgada al principio de carácter temporal,
acabaría convirtiéndose en un problema de larga duración que trató de ser atajado por
los gobiernos de algunas grandes potencias. Sin embargo, las políticas de corte
neoliberal aplicadas en los ochenta y las tesis expuestas por M. Friedman y los
economistas de la Escuela de Chicago, no lograron impedir los efectos más perversos de
la crisis. Mientras tanto, las economías estatalistas y planificadas del mundo socialista
continuaron mostrando la misma vulnerabilidad e idénticas debilidades a las que
arrastraban desde los años sesenta. Por estos motivos, la Perestroika (restructuración

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-920179
económica) y la Glasnot (apertura y transparencia del sistema político) impulsadas
durante la presidencia de Mijáil Gorbachov acabaron desintegrando entre 1989 y 1991
el mundo del socialismo real.
Lo cierto es que para E.J. Hobsbawm el Novecientos había llegado a su término con el
hundimiento de los países del Este y la fragmentación política de la URSS. De hecho, en
su “mirada a la oscuridad”, al tiempo “fin de siécle” que había comenzado en 1991, los
sentimientos mostrados por el historiador británico resultan especialmente sombríos.
Se trata de unas opiniones juzgadas por muchos analistas como pesimistas en exceso
aunque varios de los procesos indicados por E.J. Hobsbawm terminarían confirmándose

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
en los trabajos de otros estudiosos. Y tampoco han faltado las voces considerando
inaceptables un marco cronológico y una periodización que hacían coincidir el final del
Novecientos con el hundimiento de la antigua URSS.
Pues bien, entre estas voces críticas ocupan un lugar destacado P. L. Ciocca y A.
Maddison. El primero no dudó en afirmar muy pronto que la cronología propuesta por
E.J. Hobsbawm no se corresponde con la trayectoria real de los hechos económicos
acaecidos durante la centuria. Porque en el transcurso del período 1914-1945,no se
pudo impedir que la economía siguiera no sólo creciendo sino también modernizándose
a buen ritmo. Y, en última instancia porque tampoco las crisis energéticas de los años
setenta (1973 y 1978) permiten calificar a todo el período de 1973-1991 como un tiempo
de “derrumbe, incertidumbre y crisis”; ya que la economía mundial logró unas tasas de

Reservados todos los derechos.


crecimiento anual que eran las propias de un sistema económico cuyo desarrollo
mantenía un buen tono, al mismo tiempo que las actividades productivas se
modernizaron y diversificaron. Y ello, sin hacer referencia a los movimientos
extraordinarios de capitales (recursos financieros) y trabajadores que se produjeron a lo
largo y ancho del planeta en el decenio final del Novecientos.
En el campo de la economía ha llegado a sus últimas consecuencias el desarrollo del
sistema capitalista. Este progreso económico estuvo ligado en todo momento a los
avances conseguidos por la ciencia y el sistema tecnológico. Unos logros que han hecho
posible, en última instancia, la puesta en marcha y desarrollo de lo que ya hace años dio
en llamarse la “Tercera Revolución Industrial”. Además, la concentración de las
infraestructuras y otros recursos económicos ha permitido una expansión muy evidente
del capitalismo financiero y monopolista. Y ello, al mismo tiempo que en el conjunto del
sistema económico mundial se ha puesto de manifiesto un crecimiento inequívoco de
las desigualdades acentuándose cada vez más las diferencias entre los países
desarrollados, impulsores de unas concepciones teóricas y modos operativos propios de
un auténtico “Neoimperialismo”.
En el plano de las realidades sociales la población mundial experimentó un nuevo y muy
fuerte crecimiento demográfico y terminó configurándose plenamente la llamada
“sociedad de consumo de masas”. No obstante, siguieron manifestándose abundantes
tensiones y conflictos sociales, a la vez que unas diferencias radicales entre las
poblaciones que tenían su residencia en los países desarrollados y los países más pobres.
Respecto a los comportamientos, la actitud de las masas osciló entre el conformismo y
la protesta, entre la marginalidad social y las tendencias revolucionarias.
En el ámbito de las ideologías y la cultura, a partir de 1945 se operó un cambio
significativo de orientación abandonándose durante la posguerra y los años sesenta una
gran parte de las experiencias anteriores sin que terminara cristalizando de manera clara
una visión absolutamente nueva del mundo. Lo cierto es que se profundizó en la

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-920179
formulación, búsqueda y aplicación de unas ideologías y modelos culturales renovados

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
que trataran de satisfacer las expectativas humanas con el desarrollo de unos principios
religiosos y filosóficos nuevos. Además, en el último tercio del Novecientos tenían lugar
la quiebra del marxismo clásico, el inicio de una crisis profunda en el pensamiento y las
prácticas socialdemócratas y el avance imparable de la ideología neoliberal.
En el terreno de la política y los sistemas políticos, se mantuvieron y lograron plena
vigencia unos sistemas institucionales determinados, afianzándose la organización
política propia de la democracia de masas y tecnológica; con distintas formas de
gobierno: la democracia, que asentándose en los países desarrollados y capitalistas
occidentales alcanzó su nivel máximo de realización y prestigio; el comunismo, que se
extendió entre las llamadas “democracias populares” vigentes hasta el estallido de las
crisis de finales de los ochenta y principios de los noventa; y los regímenes autoritarios
(personalistas o no) de muy diversa naturaleza que arraigaron con fuerza, sobre todo,
en los países subdesarrollados y tercermundistas.

Reservados todos los derechos.


Europa Occidental abandonó definitivamente su vieja condición de centro hegemónico
del poder mundial y decidió reorganizarse mediante el diseño y la puesta en marcha de
su unidad/integración económica y su integración política basándose en los principios
de la democracia y el capitalismo. Y en el mundo americano, se mantuvo el contraste
entre un Norte anglosajón desarrollado, estable, democrático y capitalista; un centro y
sur (América Latina) donde se registraron una serie de tensiones y conflictos que
hicieron del subcontinente una región agitada y convulsa e, incluso, las revoluciones
populares de matriz socialista (Cuba), para evolucionar hacia la implantación casi
generalizada de los sistemas democráticos.
Las relaciones internacionales (el sistema geopolítico) han sido y continúan siendo
juzgados por la inmensa mayoría de los especialistas como uno de los rasgos más
singulares de la Historia del Tiempo Presente y el Mundo Actual. Cuando terminó la II
Guerra Mundial estaba ya a la vista el derrumbe del viejo sistema de equilibrio de poder.
De hecho, la elevación, en paralelo a la crisis europea (de Europa Occidental), de Estados
Unidos y la Unión Soviética al rango de superpotencias fue el factor que hizo posible la
entrada de la política mundial, la geopolítica, en un tiempo nuevo. Durante la posguerra,
el mundo procuró definir y mantener las relaciones internacionales de acuerdo con los
principios geopolíticos defendidos por la Organización de las Naciones Unidas. Sin
embargo, la realidad política impuso la división del mundo en dos bloques de Estados.
Pues bien, en este sistema bipolar las relaciones entre ambas superpotencias
evolucionaron siguiendo varias fases. Bien es cierto que los logros alcanzados en el
proceso tendente a una reducción progresiva de las tensiones no impidieron que a lo
largo de todas las fases antes señaladas estallaran conflictos regionales en forma de una
serie ininterrumpida de guerras localizadas y controladas, los denominados “conflictos
de baja intensidad”. Con el hundimiento del bloque comunista, se inició acto seguido la
fase correspondiente a la búsqueda y establecimiento de un “Nuevo Orden Mundial”
que no se encuentre todavía plenamente definido.
En último término, otro fenómeno que singulariza aún más si cabe a la Historia del
Tiempo Presente y el Mundo Actual radicó en el proceso de independencia y
descolonización. Sea como fuere, el cambio de actitud de los pueblos afroasiáticos en
sus relaciones con Europa supondría la reacción/revolución desatada contra Occidente
por buena parte de los pueblos sometidos. Porque nunca se había registrado en los
anales de la historia una reacción tan fulminante, desatada, además, por un conjunto

a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-920179
muy numeroso de pueblos, contra unas realidades inaceptables. Y conviene resaltar que
la descolonización tuvo uno de sus resultados principales en el nacimiento del Tercer
Mundo.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Reservados todos los derechos.

Descarga la app de Wuolah desde tu store favorita


a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-920179

También podría gustarte