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USTED DEBE NEGARSE A SÍ

MISMO PARA TENER ÉXITO EN LA


VIDA
Por Mario A Olcese

Jesús nos manda a negarnos a nosotros


mismos

En una ocasión Jesús les dijo a sus discípulos lo


siguiente: “Y decía a todos: “Si alguno quiere venir en
pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada
día, y sígame.24 Porque todo el que quiera salvar su
vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por
causa de mí, éste la salvará.25 Pues ¿qué aprovecha
al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se
pierde a sí mismo?” (Lucas 9:24,25). En este pasaje Jesús
demanda a sus discípulos que se nieguen a sí mismos para
llegar a ser salvos. ¿A qué se refiere Jesús por “niéguese a
sí mismo”? El contexto parece indicar que se refiere a aquel
que aún persiste en conservar su vida presente, dándole la
espalda a Cristo y así poder obtener lo que el mundo le
ofrece: comodidades, lujos, placeres, y todos deseos de los
ojos y de la carne. Pero, ¿qué es lo que vemos en el mundo
hoy? La mayoría de la gente NO está dispuesta a renunciar
a las cosas carnales y materiales por causa de Cristo y su
evangelio del Reino. Otros se engañan a sí mimos
queriendo seguir a Cristo sin renunciar a las cosas
materiales, y a los placeres de la carne. Pero el Señor
Jesucristo nos pide que renunciemos a nuestro “Yo” para
seguirlo a él a fin de ganar la salvación.

Cómo consideró Pablo las cosas de este mundo?

En Filipenses 3:8, Pablo expresa claramente lo siguiente:


Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he
estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y
ciertamente, aun estimo todas las cosas como
pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo

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Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido
todo, y lo tengo por basura, para ganar a
Cristo”. Aquí Pablo puso en práctica la recomendación de
Jesucristo y optó por estimar todo lo material, y
probablemente muchas de sus creencias pasadas erradas,
como pérdidas y como basura para ganar a Cristo. En su
vida pasada probablemente él se sentía atraído por las
cosas de este mundo, por su rango social, por su dinero, o
por sus comodidades, etc, pero después de su conversión él
se negó a todo eso para ganar a Cristo.

En 1 Pedro 1:18 Pedro entiende que como cristianos hemos


sido rescatados de un modo de vida vano y sin sentido
heredado de nuestros padres. El dice: “sabiendo que
fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir,
la cual recibisteis de vuestros padres…”. Hoy más que
nunca los padres quieren todo lo mejor para sus hijos.
Desean que sus hijos sean hombres exitosos, famosos,
adinerados, y aceptados por la alta sociedad. Se esmeran
duro para darles una educación universitaria (lo cual no es
malo) para que puedan labrarse un porvenir venturoso que
les pueda proveer de todas las cosas que ellos, como
padres, no lograron. Pero estos valores de muchos padres
no se ajustan a los valores cristianos totalmente, pues
Pedro los cataloga como “vana manera de vivir”. El
verdadero éxito que puede lograr todo hombre, según
Cristo, no está en ganar todo lo que el mundo presente
ofrece, sino en ganar todo lo que el mundo venidero de
justicia nos ofrece! El hombre sabio sabrá negarse a sí
mismo todos los ofrecimientos insanos de este mundo para
poder ganar lo que Cristo ofrece para sus seguidores, que
es un reino de justicia en la nueva tierra, el cual él
inaugurará en su parusía. Recordemos que al joven rico
Jesús le dijo que si quería ganar la vida eterna tenía primero
que vender todo lo que había obtenido en este mundo, y
dárselo a los pobres, y entonces, y sólo entonces, tendría
ganada su vida en el mundo venidero de justicia (Mat.
19:11-25).

Negarse a la seducción o a la tentación

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Jesús se negó a sí mismo cuando el diablo le ofreció todos
los reinos de este mundo impío. El pudo ceder a la
tentación satánica de llegar ser un rey de manera
inmediata de este mundo o siglo malo, y olvidarse de su
futura difícil misión con todos sus problemas y sufrimientos
predichos para él como el Cordero de Dios. Sin embargo, él
no dudó ni por un instante de su misión y optó por la causa
de Su Padre. Claramente él se negó a sí mismo, y rechazó al
diablo con las Santas Escrituras.

Muchos hombres en el transcurrir de sus vidas tienen que


afrontar situaciones similares o no muy similares. Vendrá el
enemigo que pretenderá que usted se fije en los “encantos”
de una mujer joven y bella que se le acercará sutilmente
para seducirlo y apartarlo de Dios y de su familia. El
enemigo astutamente le nublará el entendimiento y le hará
creer que una aventurita pasajera no le hará daño a nadie
con tal que quede en secreto. Total, todos los hombres se
mandan una “canita al aire”, y nada ha pasado. Sin
embargo, muchas de estas relaciones furtivas no sólo han
terminado en simples aventuritas, sino también en
tremendos enredos y en hogares destruidos. Sí, mis amigos,
muchos de estos “avispados caballeros” han perdido la
cabeza por estas jovencitas y han terminado totalmente
desacreditados, desplumados, y abandonados por sus
familiares, amigos, y por la misma amante. Todo como
resultado de no haber sabido decirle NO a la tentación…por
no haberse negado a sí mismos a tiempo.

Negarse a todo lo que es injusto o incorrecto debe ser la


norma de todo cristiano por la causa del reino y la justicia.
Muchos hombres que no supieron negarse a sí mismos a
tiempo terminaron involucrados en negocios sucios para
enriquecerse rápidamente y terminaron condenados a
prisión con condenadas enormes que los dejarán muertos
en vida o pudriéndose en la cárcel. Otro grupo de personas
dedican todos sus esfuerzos y energías para acumular
tesoros en la tierra, pero perdiendo de vista los tesoros que
vienen de arriba y que son imperecederos. El saber negarse
a sí mismos el deseo de obtener cosas que no valen o son
vanas es de sabios. Y aunque el mundo nos llame
“perdedores”, para Dios somos ganadores, porque hemos

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creído en Su Hijo, y hemos optado por los tesoros
imperecederos que vienen del cielo. ¡No somos necios para
hipotecar lo eterno por lo temporal!

Somos ricos porque somos los herederos de las


riquezas de Dios

Santiago dice que Dios ha escogido a los pobres y


despreciados de este mundo para que sean ricos en fe y
herederos del reino que ha preparado para los que le aman.
He aquí sus palabras: “Hermanos míos amados, oíd:
¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo,
para que sean ricos en fe y herederos del reino que
ha prometido a los que le aman?” (Santiago
2:5). Tenemos gozo porque nuestra verdadera riqueza está
en nuestra fe, fe que envidian los ricos, porque ellos viven
sin fe, y sin esperanza en este mundo. Mientras muchos de
ellos lloran y se lamentan, los fieles ríen y gozan dentro de
sus carencias, pues saben que su situación no será eterna.

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