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2.1. El Derecho constitucional en el sistema de fuentes 2.2. Contenidos del Derecho constitucional
2.3. Antecedentes históricos del Derecho Constitucional 2.4. Fuentes del Derecho constitucional
La jurisprudencia constitucional
Conjunto de decisiones judiciales que resuelven un asunto en un determinado sentido.
En el Derecho constitucional chileno no es fuente directa de Derecho constitucional, es decir, la manera como un tribunal
resuelva un caso no condiciona futuros pronunciamientos. Ello se debe a que el Derecho chileno pertenece a la tradición
del Civil Law, en el que las únicas normas jurídicas vinculante son las normas jurídicas legisladas en términos generales
(v. gr. Constitución, leyes, tratados internacionales, etc.) y no las que establecen soluciones particulares (v. gr. sentencias
judiciales), las que solo poseen efectos particulares.
Sin embargo, puede tener valor interpretativo o argumentativo (fuente indirecta).
La doctrina
Está formada por las opiniones de los expertos expresadas en la literatura especializada (libros, artículos científicos, co-
mentarios de jurisprudencia, etc.).
No constituye fuente directa. Sin embargo, puede tener valor interpretativo o argumentativo (fuente indirecta), dependien-
do del prestigio del autor o importancia de la obra.
58 Felipe Paredes Paredes
3. La Constitución
3.1. El concepto de Constitución
La Constitución es un tópico común en las discusiones contemporáneas sobre Derecho, sociedad y justicia. No obstante, a
pesar de la importancia del concepto, existen profundas discusiones en torno al significado exacto del término. Se suele señalar,
en términos generales, que una Constitución es un tipo de norma jurídica que organiza políticamente al Estado, por lo que goza
de la mayor jerarquía normativa, el estar específicamente destinada a la creación de los órganos básicos del Estado, establecer
sus atribuciones y reconocer derechos fundamentales de los ciudadanos.
De este modo, el concepto de Constitución parece sencillo de aprehender. No obstante, apenas se examina con algo más de
detención surgen varias preguntas: ¿es la Constitución un texto exclusivamente jurídico?, ¿debe estar necesariamente escrita?,
¿qué la distingue del resto de normas del ordenamiento?, son preguntas que han generado ríos de tinta. Para encontrar respues-
tas razonables a estas interrogantes, de forma obligada, tendremos que renunciar a la idea de un concepto omnicomprensivo
de Constitución. De esta forma, la Teoría Constitucional ha encontrado un camino alterno, distinguiendo entre distintos con-
ceptos (concepciones según Dworkin) y, elaborando una serie de clasificaciones además de utilizar, diversos enfoques o niveles
de análisis, para reconstruir un análisis del concepto Constitución que recoja toda esta riqueza.
Así, por ejemplo, encontramos conceptos empíricos de Constitución, que ponen su acento en las condiciones fácticas que
subyacen a un determinado orden constitucional. Desde esta perspectiva, podría afirmarse que cualquier Estado que posea
normas respecto a la organización política posee una Constitución. En efecto, para esta postura el elemento definitorio no es
siquiera la norma jurídica, sino más bien el hecho social que disciplina la organización política. Por lo mismo, la Constitución
no requiere una forma o un contenido específico que le distinga de otras normas, sino que, en los hechos, dicha norma debe
ser eficaz a la hora de organizar el orden político. Al respecto, es célebre el concepto de Constitución formulado por Ferdinand
Lasalle, quien señala que esta corresponde a la suma o articulación de los factores de poder que existen en una sociedad,
calificando a la Constitución escrita como una simple “hoja de papel”, que sigue los designios de la primera.