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Resumen
El presente documento recupera la experiencia de una práctica pedagógica desarrollada
en el Centro Universitario de los Valles de la Universidad de Guadalajara. Dicha práctica
originalmente tenía el único propósito de ayudar en el desarrollo de los aprendizajes
disciplinares de la Licenciatura en Educación, pero con el paso de los semestres y la
adecuación de esta, se observó que además de los elementos teórico-conceptuales pro-
pios del programa educativo, los estudiantes adquieren elementos para su formación
integral, tales como el manejo de emociones y el aprendizaje de habilidades cognitivas.
Se parte del hecho de considerar a la formación integral como aquella que debe
trabajarse en las instituciones educativas, siendo esta una combinación entre desarro-
llo de competencias emocionales, habilidades cognitivas y aprendizaje de contenidos
disciplinares.
Palabras clave
Aprendizaje basado en problemas, emociones,
formación integral, habilidades cognitivas.
Introducción
El modelo pedagógico utilizado en el CUValles, denominado presencial optimizado, es
un modelo no convencional centrado en el estudiante, donde el profesor guía la cons-
trucción del conocimiento a través de diversas estrategias y metodologías. El modelo
surgió de la imposibilidad de que los estudiantes acudan al centro universitario de forma
cotidiana. En este modelo, generalmente cada curso disciplinar se trabaja de manera
presencial dos horas semanales, de modo que se optimice el tiempo de coincidencia
entre los estudiantes y el profesor; y el resto de las actividades se realizan fuera del
aula, utilizando como principal medio de interacción la plataforma Moodle. Este mo-
delo requiere una adecuada planeación didáctica que optimice los tiempos y oriente el
trabajo de estudiantes y docentes, con estrategias para la organización, seguimiento y
1 CUValles, carlos.quintero@valles.udg.mx
2 CUValles, gabriela.ramirez@valles.udg.mx
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evaluación por parte de los actores involucrados. De aquí surgió la idea de que la meto-
dología del aprendizaje basado en problemas (abp) se ajusta adecuadamente al modelo
presencial optimizado, con la figura del profesor como constructor de andamios que
permiten a los estudiantes estructurar los aprendizajes.
El presente estudio muestra una práctica pedagógica desarrollada con los estudiantes
de cuarto semestre de la Licenciatura en Educación, la cual se ha trabajado durante seis
semestres. A lo largo de este tiempo, la práctica se ha ido modificando con la finalidad de
lograr una formación más integral. También incorpora elementos teórico-conceptuales
en torno a esta, que la sustentan y permiten que se pueda replicar con mayor facilidad
en otros espacios educativos.
Descripción de la práctica
3 Los profesores no deben enseñar en el sentido tradicional de dar instrucción a un grupo de estudiantes, sino que más
bien deben estructurar situaciones en las que los estudiantes participen de manera activa con el contenido a través de
la manipulación de los materiales y la interacción social (Schunk, 2012).
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• Permite que el alumno construya el conocimiento y, a la vez, desarrolle un buen
número de habilidades, con lo cual se convierte la acción en medio al mismo tiem-
po que en fin (Sola, 2013).
Este último postulado del abp nos permitió darnos cuenta de que con esta estrategia
no solo se pueden aprender temas o cuestiones disciplinares, sino que podemos ir más
allá con nuestros estudiantes: ayudarlos a generar nuevas competencias en torno a dos
elementos fundamentales, el manejo de emociones y el aprendizaje de habilidades cog-
nitivas, con lo que se forma un tridente de competencias al que hemos denominado
formación integral.
La educación tiene como finalidad el desarrollo humano para hacer posible la convivencia
y el bienestar. En este sentido, las competencias emocionales son competencias básicas
para la vida y, por tanto, deberían estar presentes en la práctica educativa. Pero no de forma
ocasional, como a veces se da el caso, sino de manera intencional, planificada, sistemática
y efectiva. (p. 158).
Las emociones son reacciones afectivas, intensas y transitorias que se activan en res-
puesta a estímulos internos o externos y que dan lugar a una percepción consciente o in-
consciente de placer o disgusto (García-Retana, 2012; Tyng, Amin, Saad, & Malik, 2017).
El tipo de emoción que se asocia a los estímulos presentes en una experiencia depende
de la valoración automática y subjetiva que el individuo hace de esta, influenciada por
el significado que el sujeto le otorga, las vivencias y el aprendizaje previo, el contexto
del individuo y su capacidad de afrontamiento, entre otras (Bisquerra, 2009). De ma-
nera general, si la experiencia no se percibe como una amenaza y acerca al individuo a
su objetivo, se asocian emociones positivas/agradables (alegría, orgullo, alivio, felicidad,
etcétera), mientras que si la experiencia se valora como un riesgo y aleja al individuo de
su objetivo, se asocian emociones negativas/desagradables (miedo, ira, ansiedad, tris-
teza, culpa, asco, etcétera). Inmediatamente después de esta primera valoración auto-
mática, se realiza una valoración cognitiva que permite al individuo conocer si está en
posibilidad de afrontar la situación. La respuesta emocional generada en este proceso de
valoración consta de tres componentes: neurofisiológico, comportamental y cognitivo,
sobre los cuales es posible intervenir a través de la educación emocional.
No obstante que las emociones tienen la importante función de provocar en los in-
dividuos comportamientos para adaptarse a su entorno (Bisquerra, 2009), en nuestro
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niveles superiores prácticamente ya no se trabajan, puesto que se entiende que ya fue-
ron desarrolladas por los estudiantes, cuando muchas veces no ha sido así.
Con el abp los jóvenes, además de trabajar temas de las disciplinas propias de su ca-
rrera, adquieren distintas habilidades que les permiten aprender a aprender, como por
ejemplo el trabajo en equipo, la elaboración de documentos formales, la presentación de
propuestas ante compañeros, la capacidad de reflexionar las preguntas, etcétera.
Ante la rapidez con la que se generan los nuevos conocimientos hoy en día, el apren-
dizaje de habilidades cognitivas debería trabajarse fuertemente en las escuelas, incluso
en mayor medida que los temas disciplinares. El abp es una estrategia adecuada para ello.
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• Considerando que el aprendizaje es un proceso continuo y que la evaluación for-
ma parte del proceso de aprendizaje, la evaluación constituye también un trabajo
colaborativo y centrado más en el proceso que en los resultados finales. La evalua-
ción entre pares y la autoevaluación que utiliza una guía metodológica cualitativa
están orientadas a disminuir la ambigüedad, ansiedad y sentimiento de injusticia
que conlleva el intentar llegar a una meta única por un camino único bajo la valo-
ración de una sola persona.
4 Esta idea propone que a menor competencia mayor será la ayuda del profesor, y viceversa (Guilar, 2009).
Metodología implementada
Existen diversas metodologías o pasos para aplicar el abp. En nuestro caso se optó por
trabajar con un modelo ecléctico, el cual surgió después del análisis de diversos docu-
mentos (Díaz-Barriga, 2006; Guitart, 2011; Sola, 2013). El diseño de este se ha modifica-
do a lo largo de los semestres en que se ha implementado la estrategia.
Consideramos que el desarrollo de un escenario problemático que permita el logro
de objetivos de aprendizaje debe acompañarse de una guía bien desarrollada; es decir,
no basta con plantear problemas dentro de un marco determinado, sino que hay que
establecer una serie de pasos orientadores de todo el proceso. Cuando estos escenarios
logran establecer una relación de empatía con los alumnos, en donde ellos se sienten
parte del problema, se involucran en su dinámica y se preparan para encontrar solucio-
nes de aprendizaje.
A continuación se presentan los pasos para el desarrollo de escenarios problemáticos
por parte del docente:
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En este punto deben quedar claros los términos que se utilizarán tanto por el
docente como por el alumno, sobre todo si se desea que se implementen cierta
teoría, conceptos, fórmulas o autores determinados. Esto forma parte de la orien-
tación que se debe dar al estudiante.
6. Dificultades para la aplicación del escenario. Durante el trabajo de los estudiantes
surgirán diversas problemáticas, como la dificultad para identificar el problema
central, roces con compañeros, problemas para encontrar información, entre otros,
para lo cual el docente deberá mencionar con anticipación qué hacer en caso de
que se presenten escenarios de este tipo. Se pueden dar ejemplos de situaciones
frecuentemente encontradas y anticipar qué hacer para evitar que sucedan.
7. Logística necesaria y tiempo para desarrollar la actividad. Se deben marcar clara-
mente los tiempos para la búsqueda de información, puesta en común de las ideas
o planteamiento de respuestas; hay que tomar en cuenta que acelerar la aplicación
de un escenario puede ser tan dañino como prolongarlo más de lo debido.
8. Estrategias de evaluación. Establecer las formas en que se determinará hasta qué
punto se han conseguido los objetivos programados. Se debe poner por escrito
qué se va a evaluar, especificando los rubros y cuáles son los criterios que se se-
guirán en el proceso evaluado.
9. Fuentes de consulta. Hay que anotar ciertas recomendaciones de búsqueda de
información, e incluso literatura especializada, las cuales se plasmarán a manera
de sugerencias. Estas pueden incluir páginas web, programas de televisión, entre-
vistas personales, etcétera.
Resultados
Los hallazgos obtenidos en esta práctica pedagógica provienen de las observaciones
realizadas por el profesor y los estudiantes, así como del uso de una guía metodológica
para la autoevaluación elaborada por el docente que se aplica a los estudiantes.
Tal como se comentó en la descripción de la práctica, la incorporación de estrategias
intencionalmente dirigidas al desarrollo de habilidades cognitivas y competencias emo-
cionales se ve reflejada en el desarrollo y en los resultados finales de la práctica pedagó-
gica, en comparación con lo observado al establecer estrategias solo para el aprendizaje
disciplinar. Las observaciones fueron las siguientes:
• Hay una mejora en la comunicación entre pares, se llega a consensos mejor fun-
damentados y se alcanzan más rápido, lo que evita en buena medida que haya
equipos donde trabajen solo algunos de los miembros.
• Los estudiantes tienen mayor capacidad para lidiar y resolver conflictos, lo que
disminuye los casos de equipos de trabajo disueltos o que se mantienen trabajan-
do en desacuerdo.
Conclusiones
La estrategia basada en problemas, así como los proyectos y casos, deben ser detonados
de mejor forma dentro de las aulas universitarias, ya que estas permiten un aprendizaje
experiencial y significativo, importante para lograr las competencias del siglo xxi.
El abp permite también que los estudiantes deconstruyan los contenidos disciplina-
res, pero, sobre todo, que aprendan habilidades cognitivas y logren competencias emo-
cionales significativas, con lo cual estarán formados de manera integral, lo que les per-
mitirá afrontar de mejor forma los retos que la sociedad les plantea.
Consideramos que los planes y programas de estudio deben ser más integrales y no
trabajar solo cuestiones disciplinares, ya que hoy en día en la sociedad del conocimiento,
gracias a las redes de comunicación y al internet, la información se vuelve obsoleta mu-
cho más rápido, de tal forma que los estudiantes deben dominar otros elementos para
poder acceder a la información en el momento en que la requieran.
Estamos convencidos de que la práctica referida y los pasos implementados en esta
se pueden aplicar en cualquier curso para detonar formaciones integrales en los estu-
diantes.
Para que el abp funcione de una mejor manera, sobre todo en los primeros semestres,
hay que estructurar un sistema de andamiaje sólido, por lo cual es conveniente primero
revisar los temas y después ir a trabajar los problemas.
También creemos que se deben incorporar en los programas formas de evaluar mu-
cho más flexibles que los exámenes, de tal forma que se valore el logro de las habilidades
cognitivas y las emociones, lo cual es una tarea complicada, pero sin duda reconocer
dichas habilidades en los estudiantes los motivará a seguir trabajando en ello.
Finalmente, creemos que en la medida en que se trabajen las emociones y las habi-
lidades cognitivas en los cursos, tendremos estudiantes mejor formados, autogestivos
y comprometidos con su educación, con lo cual será mucho más sencillo aprender ele-
mentos disciplinares.
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Referencias