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de licitud del “objetivo - but” o causa del contrato), los autores
Gael Chantenpie y Mathias Latina, que hicieron el comenta-
rio de la reforma publicada por Dalloz6, proponen como satis-
factorias las condiciones siguientes, que agruparían todas las
otras disposiciones adoptadas en el nuevo derecho francés de
los contratos relativas a los elementos de validez del contrato
en derecho común, a saber: 1) un consentimiento real e ínte-
gro de las partes7; 2) la capacidad de contratar de las partes8;
3) un contenido lícito y cierto9; y 4) un objetivo conforme al
orden público.10
En un contexto legislativo, el interés de la fusión de ambas
nociones de causa y objeto en la de “contenido” se deriva nece-
sariamente del lazo existente entre la materia del contrato y
la voluntad de las partes; sin embargo, desde un punto de vis-
ta práctico, ambas nociones vistas y apreciadas por separado
pueden cumplir con sus funciones específicas, lo cual nece-
sariamente debe tomarse en cuenta al momento de reformar
nuestro Código Civil. En este tenor, alterar las denominacio-
nes mientras se mantienen sus verdaderas funciones puede dar
lugar a confusiones y errores en la aplicación de la ley, todo lo
cual resultaría evidentemente contrario a nuestro propio obje-
tivo de clarificación y seguridad jurídica en materia contractual.
Lo importante es que el objeto y causa, fusionados o no, per-
miten controlar:
Ø la conformidad del contrato con el orden público,
Ø las modalidades de fijación de las prestaciones de las partes,
y ción de la obligación, el nuevo Código Civil francés precisa que
Ø el control del interés y el equilibrio del contrato.
Conviene entonces indicar y analizar los diferentes desarro-
llos y funciones de las nociones de objeto y la causa en nuestro
derecho positivo, haciendo referencia a las soluciones consa-
gradas por el derecho francés.
II. OBJETO DEL CONTRATO Y OBJETO DE LA OBLIGACIÓN
Los redactores del Código Civil de 1804 no distinguieron entre
las nociones de objeto del contrato y objeto de la obligación,
aun siendo diferentes la una de la otra. En el entendido de que
hablar de objeto necesariamente es referirse al contenido del
contrato, el Código Civil dominicano menciona ambos tipos,
a saber:
1. El objeto del contrato es el contrato en sí, la operación jurí-
dica que las partes quisieron realizar; por lo tanto, se veri-
fica desde el punto de vista de las partes (por ejemplo una
6 CHANTENPIE, G., y Mathias Latina. La réforme du droit des obligations - Commentaire théorique et pratique dans l´ordre du code civil: Dalloz, 2016.
7 Sin error espontaneo o provocado, atículos1137 a 1139 del nuevo Código Civil francés.
8 Arts.1145 y siguientes del nuevo Código Civil francés
9 Arts.1162 y siguientes del nuevo Código Civil francés
10 Ídem.
11 Artículos 1110-1 y 1128 del Código Civil dominicano.
12 Art. 1129 del Código Civil dominicano.
13 Artículos 1163 y siguientes del nuevo Código Civil francés.
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venta). Se refiere a la apreciación de la economía del con-
trato.11
2. El objeto de la obligación o de la prestación es aquel que
es la materia del compromiso. De esto se deriva que en los
contratos sinalagmáticos hay dos objetos pues hay dos obli-
gaciones. El contrato puede generar varias obligaciones y
cada obligación tiene su objeto particular. Por ejemplo, en
un contrato de venta para el comprador el objeto de su obli-
gación es pagar, y para el vendedor es entregar la cosa12.
a) Control del contenido del contrato mediante el objeto de las
prestaciones contractuales
Nuestro Código Civil define tres tipos de obligaciones: de dar,
de hacer y de no hacer, a las cuales se aplican las reglas del obje-
to indistintamente. Sin embargo, la aplicación de estas reglas
se adapta según se trate de cosas, sumas de dinero o prestacio-
nes personales (de hacer o no hacer). La consagración legal de
estas reglas especiales que competen el contenido del contrato
presenta particular interés en la persecución de un objetivo de
mayor seguridad jurídica contractual en derecho dominicano.
La prestación personal se caracteriza por estar ligada a la
persona misma del deudor. En consecuencia, no solo se exi-
ge la determinación precisa de la obligación, que es la exigen-
cia común a todos los tipos de obligaciones, sino que esta obli-
gación debe ser lícita y posible, pues “nadie está obligado a lo
imposible”, además de que no puede atentar contra derechos
fundamentales del deudor. Sobre la exigencia de determina-
la prestación es determinable cuando puede ser deducida del
contrato o por referencia al uso o a las relaciones anteriores de
las partes, sin que un nuevo acuerdo sea necesario.13
En lo que respecta a las obligaciones que tienen un objeto
material, es decir, que versan sobre una cosa, existe igualmen-
te una triple exigencia: i) la cosa debe ser determinada o deter-
minable; ii) debe existir, aunque la cosa puede ser presente o
futura, iii) la cosa debe estar en el comercio, regla directamen-
te derivada del indicado límite que representa el orden públi-
co a la libertad contractual. Por aplicación de esta última exi-
gencia quedan excluidos del comercio ciertos bienes o cosas,
por ejemplo bienes de dominio público, que son monopolio
del Estado, o que son contrarios a la moral o salud pública.
Tampoco están en el comercio el cuerpo humano y sus órga-
nos, o derechos que no se pueden ceder por estar íntimamen-
te ligados a la persona o no renunciables, como los derechos
alimentarios.
AÑO 23, NÚM. 383, MARZO 2019