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1: Comentario al documento del Papa Francisco "La alegría del Evangelio", aplicado a
la tarea
docente: https://wcarpre.s3.amazonaws.com/17__Evangelli_Gaudium_Consudec.pdf

REFLEXIÓN INTRODUCTORIA
AL CURSO MISIÓN POSIBLE
El modelo escolar para impartir enseñanza elemental a niños de manera grupal
tiene su génesis en ámbitos eclesiales en el siglo XVI. Un hito importante, en
1597, fue la creación, por parte de San José de Calasanz, de una escuela popular
gratuita en Roma. Sin embargo, puede considerarse que la escuela con alcance
universal fue especialmente impulsada por el Estado moderno, sobre todo a partir
de la Revolución francesa, con la finalidad de “educar al soberano”.

Ese modelo fue tomado para crear la escuela argentina regulada por la Ley
1420.

El paradigma mencionado dio sus frutos al alfabetizar a la mayoría de la


población y generar conciencia de país, entre otros resultados positivos.

Sin embargo, este modelo se encuentra en una profunda crisis que ya lleva varios
años. A la vez que se le asignan cada vez más responsabilidades a la escuela en la
educación de los chicos, se han deteriorado, o directamente se han deshecho, sus
herramientas tradicionales: el modelo disciplinario basado en la autoridad, que se
consideraba indiscutible, del docente adulto y el monopolio del acceso a la
información requerida para la instrucción. Hoy toda autoridad debe ser
permanentemente revalidada y los alumnos tienen múltiples vías de acceso a la
información por fuera de la escuela, de manera más entretenida, con menos
esfuerzo, sin presentar mayores exigencias ni requerir compromiso personal.

Es así que abundan las críticas a la institución escolar. Tanto abundan que,
incluso, algunas parecen de signo contrapuesto. Por un lado, se expresan frases,
tales como: “La escuela debe recuperar su autoridad y firmeza” y, por otro: “La
escuela debe ponerse a tono con los tiempos actuales para adaptarse a los
intereses de los alumnos”.

Más allá de la posición que adopte cada uno frente a tales expresiones, lo que no
puede negarse es que, en la sociedad contemporánea en general, y en la argentina
en particular, a pesar de todo, la escuela sigue siendo una institución
fundamental.

Es decir que la innegable crisis no debe dejarnos perplejos, sino que, entendiendo
que la querida institución escolar es necesaria, debemos aprovechar la crisis
como una oportunidad para buscar nuevos formatos que permitan superar,
finalmente, el modelo rígido de la escuela tradicional y generen la posibilidad de
implementar sistemas de aprendizaje más holísticos, que apunten a la persona en
todas sus dimensiones.

En el caso de las escuelas de gestión eclesial, esta oportunidad es especialmente


importante porque, como bien sabemos, su misión no se logra transmitiendo
meramente contenidos o formando conductas funcionales al status quo de la
sociedad adulta.

Actualmente, somos conscientes en estas escuelas de que nuestra misión “Educar


evangelizando y evangelizar educando” excede totalmente las horas de
catequesis (también denominadas de “educación en la fe” o de “enseñanza
religiosa escolar”). Está claro entonces, que la pastoral educativa debe
constituirse en un principio fundamental que anime toda la vida de la escuela
inserta en el mundo actual.

Sin embargo, si bien hay conciencia generalizada acerca de lo anterior, no son


tantas las escuelas que han logrado transformar operativa, sistemática y
sistémicamente su organización y su “corazón” de manera acorde con este
principio.

En muchos casos, al menos en la práctica, el acento sigue restringido a las horas


de clase de la asignatura específica (ya veremos en el segundo encuentro del
curso que la denominación que se elija puede indicar una concepción reducida de
la pastoral educativa). Esto hace que, por un lado, se cargue a los docentes de
estas horas (catequistas) con una responsabilidad excesiva: ser los garantes de la
formación en la fe de los alumnos cuando sólo tienen una o dos horas de clase
por semana y, al mismo tiempo, se diluya la responsabilidad de todo el resto de la
estructura escolar que, salvo honrosas excepciones, prácticamente no se siente
implicada en la misión de educar evangelizando.

Existen algunas excelentes publicaciones que tratan este tema de manera amplia
y constituyen una valiosa base de reflexión.

Sin embargo, dada la importancia de la cuestión, consideramos necesario seguir


profundizando los caminos posibles para que las escuelas puedan “estar” en clave
pastoral.

Es así que se desarrolla una publicación y le presente curso a cargo de un equipo


interdisciplinario de profesionales ligados a la educación.

La intención es compartir con las escuelas herramientas que ayuden a organizar


una pastoral educativa que implique a toda la comunidad educativa y utilice los
tres lenguajes que siempre menciona el querido Papa Francisco: “El lenguaje de
la cabeza, de las manos y del corazón”.

Para lograr que toda la comunidad educativa, cada cual desde su función, esté
implicada, entendemos como fundamental acordar una visión sistémica y
sistemática que articule todas las dimensiones necesarias para evangelizar
educando.

En el presente curso se propone un modelo surgido a partir del conocimiento de


experiencias fecundas, de la reflexión y de la aplicación de estos criterios en la
realidad escolar.

Entendemos que en la escuela en clave pastoral pueden agruparse las actividades


en diferentes dimensiones que, si bien se distinguen, también se encuentran
profundamente relacionadas.

En primer lugar, se reflexionará sobre la dimensión de actividades realizadas en


el aula: las horas dedicadas a la asignatura específica y la articulación de la fe y
el currículo.

A continuación, se desarrollará la dimensión de actividades fuera del aula: los


campamentos y convivencias, el clima escolar, las oraciones de entrada y salida,
entre otras.

En el capítulo siguiente, trataremos sobre la formación de los agentes pastorales.

A partir de las dimensiones mencionadas, entendemos posible presentar una


visión sistémica que las articule, lo cual se procurará en el sexto encuentro,
sustentando ésta en una categoría fundamental del pensamiento y la praxis
cristiana: la relación.

El curso culminará con una propuesta desafiante: promover el trabajo en red de las
escuelas que procuran estar en clave pastoral, compartiendo reflexión,
experiencias, dificultades y todo tipo de iniciativas vinculadas con su misión.
Conscientes de que la esencia del mandato evangélico nos invita a construir en
comunidad.

Se sugiere la lectura de las pags 65 a 69.

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