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All content following this page was uploaded by Diego A Bonilla on 08 April 2021.
Resumen
Introducción
Un punto central del entrenamiento deportivo y de las ciencias de la actividad física, ha sido
el estudio y análisis del metabolismo energético durante el esfuerzo físico. Desde el
entrenamiento hacia el alto rendimiento deportivo, hasta el entrenamiento con fines de
mejorar el nivel del fitness y la salud, la comprensión suficiente de los fundamentos básicos
de los procesos energéticos celulares es imprescindible para una correcta intervención a
través del ejercicio físico. Los avances tecnológicos y el cúmulo de investigación en las
ciencias de la actividad física (e.g. Bioquímica, Fisiología y Biología Molecular del Ejercicio)
en las últimas décadas, han permitido comprender mejor la complejidad de los procesos
metabólicos que se desarrollan en las fibras musculares y cómo éstas responden a las
distintas demandas energéticas (impuestas por el esfuerzo físico). Pese a esto, hoy en día
persisten conceptos que no representan la realidad metabólica del tejido muscular, en
condiciones fisiológicas, y que deben ser sometidos a discusión para que existe una mayor
claridad sobre estos fenómenos. Bajo esta posición, la presente revisión temática tiene como
objetivo analizar algunos conceptos que –de acuerdo a las revisiones de la literatura
científica actual- ameritan ser replanteados y posiblemente desterrados del vocabulario del
entrenamiento deportivo y de las ciencias de la actividad física. De este modo, se analizaran
los siguientes planteamientos:
Las investigaciones sobre este tema, han demostrado que no se presenta una verdadera
“anaerobiosis” durante esfuerzos físicos intensos y que, por lo tanto, ésta no sea la
causante del incremento de la formación del lactato en estos tipos de esfuerzos. Los
estudios realizados en la década del 80 en músculos de animales (Wolfe et al. 1987) y
posteriormente realizados por Richardson et al., (1997) en músculos de humanos,
establecieron que la producción de lactato durante el esfuerzo físico no se relacionaba con
los niveles de hipoxia intracelular. Un aspecto notable, es que se ha reportado que la
máxima caída de la presión parcial de oxígeno (O 2) en actividad muscular extenuante puede
llegar a 10 mm Hg, 9 veces más que la mínima cantidad de O 2 necesaria para que la
mitocondria funcione (Gonzales & Rivas, 2002). Esta evidencia indica que no hay un
verdadero estado de “anaerobiosis” durante esfuerzos físicos intensos. En el contexto del
metabolismo energético aplicado a la actividad física, una publicación reciente de Chamari et
al., (2015), plantea que el término "anaeróbico" se ha entiendo erróneamente, pensándose
que se refiere a la ausencia de O2; de la misma forma, el término "aeróbico” también parece
que implica la ausencia de cualquiera contribución energética de algún proceso
"anaeróbico". Es importante señalar que el metabolismo “anaeróbico” no es una vía que
funciona en ausencia de oxígeno, sino que la misma “no utiliza oxígeno”, es decir, son
oxigeno no dependiente (Chamari et al., 2015) Según lo descrito anteriormente, a los dos
mecanismos metabólicos de restauración de ATP que son independiente del oxígeno, se
propone denominarlos como sistemas metabólicos energéticos “extra-mitocondriales o
independiente de oxígeno”, siendo éstos:
Es importante destacar que el término “alactico”, para hacer mención al sistema de los
fosfágenos, puede considerarse como poco apropiado, debido a que si bien es cierto que
este sistema no produce lactato, éste siempre se está produciendo (la glucolisis no se
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“desactiva” en ningún momento), ya sea en estado de reposo o en esfuerzo físico. Esta mala
denominación conllevó a clasificar a los ejercicios explosivos (de corta duración y alta
intensidad) como “ejercicios alácticos”. Del mismo modo, no se recomienda nombrar al
sistema de la glucólisis como “sistema anaeróbico láctico” (por lo expresado anteriormente
en relación al termino anaeróbico).
metabólica durante el ejercicio (Robergs, 2001; Robergs et al. 2004), y entre otras funciones
que lo vinculan con la adaptación celular al ejercicio físico (Hashimoto et al. 2007, 2008).
De acuerdo con la revisión de Cote & Petro (2012) estos nuevos planteamientos y cambios
de perspectivas se resumen a continuación:
Aclarado lo anterior, y a modo de propuesta, los profesionales de las ciencias del ejercicio y
del entrenamiento deportivo, deberían emplear la siguiente terminología (Chamari et al
2015):
Figura 7. Clasificación del metabolismo energético, basado en la duración de los esfuerzos físicos (al all-out).
Conclusiones.
Los términos anaeróbico y aeróbico para clasificar los esfuerzos físicos pueden ser
inadecuados e imprecisos, debido a que no representan los procesos bioquímicos llevados a
cabo, en condiciones biológica, en la célula muscular. En este sentido, la predominancia de
los sistemas energéticos, como la glucolisis, durante ciertos esfuerzos depende de la
demanda energética y, en esta misma línea, de los mecanismos de regulación de las vías
metabólica y no de la anaerobiosis celular. Con base en las últimas publicaciones, se
propone que se clasifique los sistemas energéticos en: Sistemas energéticos extra-
mitocondrial o no dependiente de oxigeno (sistema de los fosfágenos y glucolisis) y sistema
energético mitocondrial. Con base en su duración y en ejercicios “all-out”, se pueden
clasificar como: a) esfuerzos explosivos (duración de hasta 6”), predomina la vía de los
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