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PSICOLOGÍA II
- 2023-
Docentes:
Prof. Lic. SAINO, MARISA A.- Profesora Titular Simple
Prof. Lic. FERRERO, ROSANA C.- Profesora Asistente
Lic. PEPINO, IVANA R.- Profesora Ayudante
Lic.BONIFANTI, PAULA - Profesora Adscripta
INTRODUCCIÓN A LA ADULTEZ
Durante largo tiempo para la psicología evolutiva, el estudio del desarrollo en la
adultez quedaba relegado y ensombrecido ante los fulgurantes destellos que el
proceso ontogenético provocaba en niños y adolescentes. Entre otras
explicaciones, tal omisión se debía a la herencia dejada por el prejuicio de que
el desarrollo llegaba hasta la juventud. Lo que supuestamente venía a posteriori
en el ciclo vital tenía que ver con “mantenerse” y tratar de sobrellevar las
vicisitudes de la involución progresiva. Se concebía la adultez como un largo
momento cronológico –bien diferenciado de los anteriores- que giraba en torno
al eje de la consolidación de lo adquirido evolutivamente en las etapas
precedentes, y en donde los adultos se preparaban, de la mano de las
incipientes y progresivas señales de involución, para sobrellevar el ingreso
inevitable al tramo final de la vida. Tal vez el primer toque de alerta vino de la
mano de lo que se conceptualizó como “crisis de la mitad de la vida”.
FASES DE LA ADULTEZ
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JUVENTUD y ADULTEZ TEMPRANA
Desarrollo Biosocial
Crecimiento, fortaleza y salud.
La edad comprendida entre los 18- 25 años se considera la mejor edad para el
trabajo físico duro, logros atléticos y reproducción, no obstante, no hay una
correlación exacta entre desarrollo biosocial y edad. Así, la edad cronológica es
una guía imperfecta para el desarrollo; una persona de 35 años puede tener un
cuerpo que funciona como una persona de 25 o 45 años. De la misma manera,
varían los roles sociales, una persona de 40 años puede vivir sola, divorciada,
casada, algunas esperan su primer hijo y otras pueden ser abuelas.
En cuanto a la apariencia física, la estatura máxima se alcanza usualmente a
los 16 para mujeres y 18 varones, los músculos crecen y cambian según
el sexo, así los varones ganan más músculos en los brazos y las mujeres más
grasa en las caderas. La fortaleza física aumenta en la década de los 20 años
en ambos sexos biológicos y luego decae con los años, por ejemplo, se
debilitan los músculos de la espalda y las piernas se encogen más rápido que
los brazos. Todos los sistemas (digestivo, respiratorio, circulatorio y
reproductor) funcionan de manera óptima en el comienzo de la adultez. No se
suelen sufrir enfermedades graves en esta etapa y algunos padecimientos de
la niñez han quedado atrás (como el asma o algunas alergias). Tampoco
presentan limitaciones por enfermedades crónicas.
El sistema inmunitario se encuentra en fuerte lucha tanto con los resfriados
como con el cáncer, la presión sanguínea suele ser normal, así como la
frecuencia cardíaca, no tienen caries, la capacidad pulmonar es suficiente y el
cerebro funciona correctamente.
Diversas pruebas diagnósticas (antígeno prostático, mamografías,
colonoscopia) se recomiendan recién a los 40 años, a menos que haya una
predisposición hereditaria y se indiquen antes.
Muchas funciones del cuerpo están diseñadas para mantener la homeostasis,
un estado de equilibrio que se logra por la interacción de todos los sistemas
biológicos del cuerpo y algunas de las respuestas homeostáticas se regulan en
el cerebro por la glándula pituitaria que defiende al cuerpo a través de varios
cambios hormonales. Funciona más eficientemente en la juventud y es una de
las razones por las cuales los jóvenes son menos propensos que los adultos a
enfermarse, fatigarse o ser obesos.
La otra razón principal por la que los jóvenes rara vez sufren enfermedades
graves son las reservas de los órganos, una capacidad extra de cada órgano
que permite al cuerpo sobrellevar el estrés o las situaciones límite. Esta
homeostasis y reservas de los órganos suelen pasar inadvertidas en nuestra
juventud, salvo por alguna situación especial, pero en general las pérdidas
graves no se notan hasta entrada la vejez y muchas veces, que aparezca antes
o se retrase, depende de los hábitos (saludables o no) establecidos en la
juventud.
Por su salud, fortaleza y actividad, tienen un aspecto vital y atractivo, las
dificultades (acné o aumento de las extremidades) de la adolescencia se
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superaron y las de la adultez tardía aún no aparecieron (canas, caída del
cabello,etc.), la musculatura es fuerte y la obesidad es menos frecuente en esta
etapa. En general se preocupan por su apariencia y es la edad de búsqueda de
empleo, por lo que tratan de tener el mejor aspecto posible.
El sistema reproductivo se encuentra en su apogeo en la juventud, son más
fértiles y las pérdidas de embarazo son menos habituales, el orgasmo es más
frecuente y la testosterona asociada con el deseo sexual es mayor a los 20 que
a los 40. Se considera que el pico de fertilidad y el de supervivencia para los
recién nacidos, ha sido siempre con edades maternas entre los 18 y 25 años.
No obstante, estas características fisiológicas se pueden convertir en
desventaja, el impulso sexual que lleva a muchas interacciones sociales
gozosas, puede derivar en dos complicaciones probables: sufrimiento e
infecciones de transmisión sexual (ITS). Muchas pueden llevar a la infertilidad y
hasta la muerte. Los jóvenes son los vectores principales y también las
principales víctimas.
Las rupturas de pareja suelen llevar a la depresión y hasta el suicidio, mucho
más frecuentes en los últimos años.
Hábitos y riesgos.
Experimentan y realizan elecciones entre varias opciones, hay quienes
adquieren hábitos saludables y los sostienen a lo largo de la vida, y quienes
realizan elecciones destructivas. Nos centraremos primero en las más
saludables.
Actividad física.
La actividad física en cualquier período de la vida protege contra enfermedades
graves, incluso si la persona tiene otros hábitos no saludables como fumar o
comer demasiado. Fortalece el corazón y los pulmones, reduce la depresión,
osteoporosis, enfermedades coronarias, artritis e incluso el cáncer.
Por el contrario, el sedentarismo se correlaciona con casi todas las condiciones
no saludables, especialmente las asociadas al corazón, diabetes, y todas
aquellas que traen aparejados otros riesgos para la salud.
Afortunadamente es natural para la juventud moverse: subir escaleras, unirse a
equipos atléticos en el trabajo o con amistades, correr, andar en bicicleta, nadar,
etc. Se ha observado que realizan más actividad física si lo hacen en compañía
y que hay comunidades con accesos y senderos para caminar, andar en
bicicleta, piletas o gimnasios subvencionados (universidades, comunas,
asociaciones, fundaciones). Hoy en la Argentina hay proyectos que impulsan el
uso de la bicicleta y se han favorecido con ellos, las ciudades de Rosario,
Buenos Aires y últimamente también Córdoba. Comer bien es otro hábito que
dura toda la vida y que está arraigado a la cultura, “eres lo que comes” es una
simplificación excesiva, pero en cada estadio de la vida la dieta afecta el
desarrollo. Para el peso corporal existe un punto fijo homeostático o punto de
asentamiento, que hace que la gente coma cuando tiene hambre y deje de
comer cuando está saciada. Este punto fijo se ve afectado por la edad, los
genes, la dieta, las hormonas y la actividad física. La sobrealimentación o la
inanición alteran la homeostasis, pero la naturaleza trabaja para mantener el
cuerpo en equilibrio. Esto es particularmente cierto para la juventud.
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EMBARAZO, PARTO Y PUERPERIO.
EL EMBARAZO
Ma. Isabel Castelló López, manifiesta que el embarazo sea buscado y deseado,
o no, predispondrá a la mujer o a la pareja a vivirlo emocionalmente diferente.
La motivación con la que se conciba a un hijo, y desde dónde surja dicha
motivación (necesidad) inclinará a la mujer hacia una emoción u otra, y por
tanto sus acciones estarán determinadas hacia actitudes positivas ó
favorecedoras tanto para ella, para su futuro hijo y por supuesto para el futuro
de su relación con la pareja.
Es bien conocido, y especialistas en ello lo confirman, que las parejas que
tienen problemas a la hora de concebir un hijo (esterilidad y/ó infertilidad),
tienen problemas de estrés, miedo, angustia o depresión. Todo ello es debido,
por un lado, al proceso, a veces reiterado, al que se ven sometidos con las
técnicas de inseminación artificial (IA) o de fecundación in Vitro (FIV). Son
procesos largos, costosos, económica y psicológicamente, en los que la pareja
tiene que ser sometida a algunas técnicas invasivas que no siempre van a
garantizar resultados exitosos la primera vez. Esto hace que vivan la
experiencia como fracaso personal, y sientan decepción, desilusión, incluso
desmotivación para un segundo intento, siendo necesario el proceso de duelo
de la situación.
Hoy en día existen profesionales que asesoran a las parejas y ayudan a que la
vivencia sea lo menos “perjudicial” en caso de no ver cumplidas sus
expectativas. De cómo se resuelva, la actitud resultante, positiva ó negativa,
determinará que en caso de éxito y logro de la gestación, la vivencia emocional
sea el reflejo del impacto o huella psíquica que haya dejado, y por
consecuencia, la gestación se vea marcada por el “miedo” (durante todo el
proceso) o por el contrario, feliz y satisfecha por el logro.
El hecho de que la gestante emocional y afectivamente esté bien, repercutirá en
su salud física, ya que la vivencia personal (conjunto de factores psíquicos,
somáticos y kinestésicos), está en relación directa con su salud.
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vida. La gestante puede incrementar los cuidados necesarios para que su hijo
nazca vivo y saludable, mostrando en este caso una actitud positiva y de afecto
hacia sí misma y su bebé, en definitiva, una actitud favorable al buen desarrollo
de la gestación.
EL PARTO
La emoción estrella en esta etapa es el miedo, en primer lugar al “dolor”:
aunque estamos en pleno siglo XXI, recién a finales del pasado siglo XX se
generaliza el uso de la analgesia epidural en la asistencia al parto.
Indiscutiblemente, en esta sociedad de pleno culto al cuerpo, por el que somos
capaces de pasar por intervenciones o manipulaciones, de sacrificar hasta la
salud por la estética, somos incapaces de prepararnos para afrontar el
momento del parto. Se deben respetar las decisiones de la mujer, en cuanto al
modo de parir, siempre que no haya contraindicaciones médicas, siendo
informada correcta y ampliamente de los pros y contras, conociendo otras
alternativas psicológicas y educativas que pueden colaborar y ayudar a un
nacimiento más “fisiológico”.
Además, al temor por la pérdida del bienestar o por posibles malformaciones
fetales, pueden sumarse a la preocupación por el bienestar del bebé durante la
dilatación, lo que la lleva a desconcentrarse de la respiración y relajación
aprendidas, y en todo aquello que le pueda ayudar a estar más tranquila y
relajada. En esta situación, nuevamente la pareja (si se tiene) juega un papel
importante, porque puede ayudarle a concentrarse y superar más fácilmente
este momento.
También hay mujeres que hacen regresiones a su infancia, llaman a su madre
en busca de la ayuda que las libre de una situación vivida como muy
”traumática”. Para algunas mujeres es su primera experiencia, carecen de
referentes, y les cuesta asimilar el inicio de un nuevo rol materno.
Además existen factores externos que vienen a sumarse y pueden hacerle
sentir insegura y/o decepcionada, como el desconocer el lugar donde se
producirá el parto, la forma en que se desarrollará (vaginal o por cesárea) si no
fue previsto con anterioridad, algunas actitudes profesionales inadecuadas e
impropias, la ausencia de la pareja durante el proceso, las condiciones
ambientales, el abuso de rutinas protocolarias (a veces innecesarias) y,
finalmente, el no haber asistido a ningún curso de educación maternal, tan
recomendado por investigaciones que los avalan.
Cuando el nacimiento ha ocurrido, su estado de alerta se centra sobre la
vitalidad del recién nacido y la completa normalidad de su anatomía. Una vez
que confirma que está bien y saludable, la emoción que aparece generalmente,
es la alegría (felicidad, satisfacción) expresadas en palabras y abrazos hacia su
bebé, tan importantes para la creación del vínculo afectivo.
Algunas veces ocurren rechazos y falta de contacto con su hijo como
consecuencia del cansancio por un largo proceso de parto, por protocolos
rígidos o bien por la necesidad de atención pediátrica. Si la gestante vive con
estrés su parto, está demostrado que se incrementan los niveles de la
adrenalina (hormona de la alerta) y puede producir la inhibición de la oxitocina
(hormona del placer y del amor) propia de estos momentos.
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Actualmente, la OMS se ha pronunciado intentando que los profesionales de la
salud dedicados a la obstetricia, cambien determinadas actitudes (sin dejar de
lado los conocimientos científicos) en pro de un nacimiento “más humanizado”,
ampliando conocimientos y habilidades que se ajusten más a la realidad del
momento y de la persona que se atiende. En Argentina, hay una ley vigente de
parto humanizado, la Ley 25.929 de 2004 y su reglamentación (decreto
2035/2015), que rige en el ámbito público y privado, que garantiza el trato digno
y respetuoso hacia las personas gestantes, sus hijos y parejas en el embarazo,
el parto y el puerperio.
La vivencia del parto dependerá por un lado, de la actitud de la mujer durante la
gestación, de factores biopsicosociales y afectivos, ayudadas por una actitud
positiva por parte de los profesionales que la atiendan y, fundamentalmente, de
que su bebé nazca vivo y sano.
EL PUERPERIO
Este es el momento que sigue inmediatamente al nacimiento, y cuando el
parto ha sido eutócico (por vía vaginal y sin necesidad de intervención médica),
se recomienda establecer el contacto inmediato “piel con piel” para, entre otras
cosas, iniciar la lactancia materna (aún hoy, hay lugares donde no se permite el
contacto inmediato después de las cesáreas). Generalmente, la emoción que
emerge es la satisfacción y alegría por tener a su hijo vivo y sano entre sus
brazos. El hecho de haber ayudado al bebé a nacer, a abandonar el calor del
seno materno y salir a esta nueva vida extrauterina, y el logro de un hijo sano, le
hacen sentir un cúmulo de sensaciones y emociones que despiertan su
capacidad afectiva con ese nuevo ser. Un ser real y tangible al que dirigir todo
su afecto. Su pareja suele prodigarla en afectos por el esfuerzo realizado,
aunque en ocasiones es necesario un tiempo para que estas emociones surjan,
pues el propio cansancio y la experiencia en sí, pueden dejar a la madre
exhausta e impresionada y sin capacidad de reacción.
No todos los nacimientos son “tan maravillosos”, pueden ser más traumáticos,
bien por el uso de técnicas más agresivas ó por la urgencia surgida de una
complicación de último momento. En estas circunstancias el mayor motivo de
preocupación es que la criatura nazca viva y sana, sin importar lo que se haga
con tal de que todo acabe bien. Esta experiencia puede ser vivida con angustia
y sufrimiento, pero con recursos personales suficientes podrá afrontarlo de
manera saludable.
Otra etapa importante del puerperio es la que transcurre durante la estancia
hospitalaria. Aquí el cansancio y la nueva situación, la hacen estar como en
una “nube”, con las emociones poco claras y en un estado de confusión.
Debemos añadir el incesante desfile de visitas, que con toda buena intención
acuden durante todo el día, la inexperiencia con la lactancia materna, la
cantidad de “consejos” de familiares y amistades, los cambios hormonales y el
estrés que pueda sentir, dependiendo de ello que la lactancia materna se
mantenga, se restablezca la recuperación física y el equilibrio psicoemocional lo
antes posible y no den lugar a la temida “depresión posparto”.
Luego de cumplidos los días de internación, se da el alta y la madre con su hijo
vuelve al hogar. Ha estado ausente durante un lapso y ha vivido experiencias
muy intensas. En los días anteriores surgen preocupaciones sobre cómo
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encontrará su casa y cómo se arreglará para incluir dentro de las tareas
habituales a la crianza del bebe. Si la madre es primeriza, se agrega la
inexperiencia. Si hay otros hijos, el problema se complica.
El apoyo familiar resulta imprescindible. El estado mental es de mareo,
confusión, despersonalización y fatiga.
La Psicosis Puerperal, si no se manifestó antes puede hacer ahora su aparición.
Este estado se caracteriza por el rechazo total hacia la criatura: no quiere verla,
le produce terror. La puérpera permanece triste, alejada, como ausente. Está
apática, abandonada, no acepta dedicarse ni siquiera a su arreglo personal.
Puede presentar insomnio, inapetencia. Su tratamiento es urgente. Cuando la
familia y las amistades pueden colaborar, estas sensaciones se vuelven en el
cariño hacia el hijo, en la alegría de su progreso y crecimiento. Pero si la
colaboración no es suficiente o resulta inadecuada, el estado depresivo, puede
prolongarse.
Si bien los personajes principales son la mamá y el bebé, el padre también tiene
sus temores y preocupaciones, que por no agobiar o por vergüenza, no
exterioriza, aunque pueden influir positiva o negativamente en todo el proceso
de embarazo, parto y puerperio.
El miedo del padre suele ser que algo malo le ocurra a su mujer (por ese
antiguo temor tan arraigado de las dificultades que conlleva un parto) y
fundamentalmente por la salud de esa criatura que percibe, aun sin verla. El
hombre siente que deberá asumir la responsabilidad de la nueva situación y
prevé que, por un tiempo, hasta que el bebé crezca un poquito, madre e hijo
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van a reclamar de él todo el sostén y apoyo que pueda brindarles. Por eso es
conveniente que el papá también encuentre un ámbito donde charlar y
asesorarse acerca de las alternativas del embarazo y del parto, porque si logra
ponerse en sintonía con su mujer, se convertirá en complemento insustituible
para que el proceso sea vivido como una etapa feliz y plena.
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▪ La embarazada no debe hacer esfuerzos: la primera medida que se suele
tomar, cuando la familia se entera del embarazo, es tratar de evitar de inmediato
a la persona gestante cualquier tipo de movimiento. Para una futura madre se
acabaron todos los esfuerzos, desde secar un plato hasta caminar más de 20
metros. Y ni hablar de la gimnasia… tal vez para nuestras abuelas esto fuera
válido y posible, pero los tiempos cambian y los criterios también. En los
primeros meses de gestación la persona notará lentitud en su cuerpo y la
disminución de su fuerza. Esto se debe a que todo el organismo está
concentrado en formar al nuevo bebé lo que implica que cualquier otra actividad
se transforme en secundaria. Con respecto a los esfuerzos, la propia
embarazada descubrirá sus limitaciones día a día y buscará soluciones
alternativas para algunos quehaceres.
La gimnasia, es fundamental durante el embarazo. Lo principal a tener en
cuenta es realizarla bajo control profesional y practicar ejercicios pensados para
fortalecer y elongar los músculos de la zona lumbar, la espalda y el abdomen,
que tendrá un arduo trabajo en los últimos meses del embarazo y en el parto.
La pauta esencial en este tema es lograr la lógica y propia medida de los
esfuerzos a realizar. Descubrir cada cambio del cuerpo y charlar con el
especialista permitirá establecer un equilibrio entre la omnipotencia de creer
“poder hacer cualquier cosa” y el miedo de “no poder hacer nada”.
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Temores y expectativas de la persona embarazada.
Temor a tener un hijo con alguna deficiencia: Este temor suele aparecer
mayormente en mujeres primerizas, por falta de experiencia previa necesaria
para corroborar su capacidad de engendrar.
Temor a no tener leche: La mujer, luego del parto, hará una redistribución de la
energía disponible entre trabajo, estudio, quehaceres domésticos, sexualidad,
diversiones, otros hijos y lactancia. Sabe o intuye que no podrá con todo y eso
la angustia y queda depositado en el temor a “no tener leche”.
El miedo a la muerte del hijo: Suele aparecer por razones inconscientes que
pueden relacionarse con conflictos no resueltos con la madre o bien porque
realmente no lo han deseado y se han adaptado al embarazo, por diversos
motivos, o que en el periodo de la gestación intentaron eliminarlo, aunque solo
haya sido con el pensamiento.
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PSICOPROFILAXIS DEL EMBARAZO
Organización de la Psicoprofilaxis
Objetivos
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Desarrollo Cognitivo
Si hacemos una pregunta a un niño, a un adolescente y a un adulto, veremos
que los tres responden de manera muy diferente: un niño puede responder
contando los sucesos, un adolescente puede responder “nada” y los adultos
pueden responder conectando personas e ideas. Pero no siempre los adultos
piensan como adultos, aunque la cognición se modifica en calidad, valores y
habilidades.
Lo que se da en la adultez es el pensamiento post formal que se diferencia
del pensamiento adolescente en tres aspectos principales: es más práctico,
flexible y dialéctico y se va dando gradualmente. Se caracteriza por el “hallazgo
de problemas” y no solo por la “resolución de problemas”, utilizando un abordaje
más flexible y abarcador que considere los diferentes aspectos de una situación
de manera anticipada, advirtiendo las dificultades, anticipándose al problema y
enfrentándolo en lugar de negarlo, evitarlo o aplazarlo.
Los adolescentes suelen tener dificultades para equilibrar los objetivos y las
prioridades, utilizan un pensamiento rápido e intuitivo y actúan, pueden analizar
de manera racional pero rara vez piensan en las consecuencias específicas y
prácticas de sus acciones.
Los adultos con este pensamiento, aceptan y se adaptan a las contradicciones
e incoherencias de la experiencia diaria, se vuelven menos informales y más
prácticos. Consideran que la mayor parte de las soluciones que da la vida son
provisorias y no necesariamente permanentes: tienen en cuenta los factores
irracionales y emocionales, así, por ejemplo, ante la entrega de un trabajo
puede involucrar emociones personales, obligaciones cotidianas y
consideraciones prácticas.
Si bien el pensamiento post formal se va dando gradualmente y no en un año o
década determinados, se sabe que la corteza cerebral se desarrolla
aproximadamente a los 20 años y que se alcanza una “quinta etapa” de
desarrollo de la inteligencia si las circunstancias de la vida lo permiten
(culturales, sociales, económicas) y no es hasta los 30 años que se accede al
nivel complejo. Una de las habilidades prácticas del pensamiento post formal
es la integración del pensamiento subjetivo y el pensamiento objetivo. El
primero surge de las experiencias y percepciones personales y valora
demasiado el pensamiento lógico y objetivo. Un pensamiento maduro implica la
interacción entre las formas objetivas y las subjetivas que es lo que puede
lograrse en la edad adulta. La resolución del complejo problema de integrar el
afecto (emoción) y la cognición (lógica) es el logro intelectual más importante de
la edad adulta.
Otro de los sellos distintivos de la cognición post formal es la flexibilidad
intelectual, esto de que cada problema tiene muchas soluciones potenciales y
que el conocimiento es dinámico y no estático y muchas veces se sostiene en la
experiencia y la mayor cantidad de estrategias. La flexibilidad cognitiva es
necesaria para contrarrestar algunos estereotipos (presupuestos formados en la
niñez).
El pensamiento dialéctico es el proceso cognitivo más avanzado (lo desarrolló
el filósofo Georg Hegel en el siglo XIX) que sostiene que toda idea o verdad
conlleva dentro de sí misma la verdad o la idea opuesta. Entonces, cada teoría
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que es una tesis supone la opuesta que es una antítesis y supone también la
unión de ambas en una síntesis, una original idea nueva que integra la original y
la opuesta (la síntesis no necesariamente es un “acuerdo”), esto siempre está
en movimiento por lo que decimos que el cambio dialéctico da como resultado
el desarrollo. Implica la integración constante de creencias y experiencias con
las contradicciones e inconsistencias de la vida diaria.
En síntesis, el pensamiento post formal se caracteriza entonces por ser más
práctico, flexible y dialéctico, hay investigadores que prefieren pensar en el
pensamiento adulto como que potencialmente alcanza nuevos niveles y no que
constituye una quinta etapa.
Cuando pensamos en el desarrollo cognitivo y la educación superior nos
preguntamos: ¿La universidad hace que las personas tiendan a combinar lo
subjetivo y objetivo de manera dialéctica? Es probable. La universidad parece
mejorar las capacidades verbales y cuantitativas, el conocimiento de áreas de
estudio específicas, habilidades en varias profesiones, razonamiento y reflexión.
Así, en comparación con los estudiantes que recién comienzan, los de los
últimos años poseen una mayor habilidad oral y escrita, razonan mejor de
manera abstracta o crítica y tienen una mayor habilidad para usar la razón y la
evidencia para dirigir problemas adversos, poseen mayor flexibilidad intelectual
y pueden desarrollar mejores marcos para lidiar con la complejidad.
Por supuesto que la educación universitaria no produce automáticamente un
salto en el desarrollo cognitivo. La universidad tiende a “mejorar” algunos
aspectos, pero no todos reciben estos beneficios, ni la universidad es el único
camino hacia el crecimiento cognitivo.
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Desarrollo Psicosocial
Lo que caracteriza al desarrollo psicosocial en la adultez temprana es la
diversidad: los adultos difieren ampliamente según su madurez, familia, trabajo
y estilo de vida.
Erikson afirma que los seres humanos con un desarrollo sano deben pasar a
través de ocho etapas y consideraba que la salida de la crisis de la etapa
anterior generaba la fundación de una nueva etapa.
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La crisis de la intimidad versus el aislamiento, se origina en el deseo de
compartir la vida con alguien más. Sin intimidad los adultos sufrimos de soledad
y aislamiento. La intimidad progresa de la atracción a la relación personal y de
ahí al compromiso duradero. Para que se establezca, Erikson dice que el
adulto debe enfrentar el miedo a la pérdida de su ego en situaciones que
requieren el autoabandono: en la solidaridad de las afiliaciones cercanas,
uniones sexuales, amistades profundas y evitarlo nos lleva a un sentimiento de
aislamiento.
Las amistades profundas, por ejemplo, nos defienden del estrés y nos proveen
de alegría, resultando buenos compañeros y fuentes de apoyo. A diferencia de
los familiares, los amigos se eligen.
En cuanto a las parejas, hay una tendencia hacia las uniones tardías, aunque
los jóvenes que se comprometen desean que el compromiso dure. El amor no
es una emoción simple, Sternberg describió tres aspectos distintivos del amor:
pasión, intimidad y compromiso y considera que la presencia o ausencia
relativa de alguno de estos componentes da lugar a siete formas de amor
(gustarse, enamoramiento, amor vacío, amor romántico, amor fatuo, amor
compañero y amor consumado).
En las etapas tempranas la “pasión” es evidente en el enamoramiento: cuerpo,
mente, neuronas y hormonas se activan por completo. Esta ensoñación se
vuelve agridulce cuando empiezan a conocerse. El conocer bien a alguien
supone una “intimidad” (compartir desde secretos hasta sexo), este paso es
recíproco, cada parte va revelando más de si misma y acepta las revelaciones
de la otra. El “compromiso” lleva tiempo. Va creciendo de manera gradual
mediante la decisión de estar juntos, el cariño mutuo, el compartir las
posesiones y la capacidad de perdonar. Para mantenerla hace falta dedicación
y trabajo, las conductas sociales fortalecen el compromiso o lo debilitan.
En un lapso corto de tiempo la pasión puede desaparecer, la intimidad puede
incrementarse o estabilizarse y el compromiso se puede desarrollar. Este patrón
ocurre en toda clase de parejas, aunque la secuencia no es la misma para
todas las culturas.
En cuanto a los lazos familiares, es difícil subestimar su importancia a lo largo
de la vida, las familias son nuestro sistema de sostén individual más importante,
un sistema que soluciona problemas que perdura en el tiempo, generando
modelos para las aspiraciones y las decisiones personales.
La gente alcanza la cumbre de su fuerza, impulso sexual, salud y desarrollo
cognitivo, durante la adultez temprana y si se les pide a los adultos de varias
edades recordar sus momentos más felices y más importantes, muchos de los
recuerdos aparecen centrados en estos años. Las emociones positivas y
negativas parecen ser particularmente fuertes en esta etapa, las positivas
aumentan cuando se tienen relaciones íntimas con amigos, parejas y padres,
así como cuando se experimentan transiciones exitosas como dejar el hogar,
graduarse en la universidad y asegurarse un buen empleo.
A veces es un error suponer que todos los adultos se benefician con la
independencia, en ocasiones los jóvenes tienen demasiadas opciones y muy
poca guía, lo que hace que a veces pierdan el control y si bien el bienestar
aumenta en la adultez temprana también aumenta la incidencia de la
psicopatología.
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En todo el mundo los adultos son más propensos a sufrir una enfermedad
mental durante esta etapa que en cualquier etapa posterior. Según la OMS los
trastornos mentales causan menos muertes que las enfermedades infecciosas,
pero causan igual o mayor discapacidad, porque golpean temprano y duran más
tiempo, debido a que el estrés vocacional, financiero e interpersonal es mayor
en este momento.
Apariencia Física
Aunque la mayoría de los adultos son fuertes y saludables, los signos visibles
de la senescencia se presentan mucho tiempo antes de la llegada de la vejez.
Los primeros cambios visibles relacionados con la edad están en la piel. El
colágeno, el tejido conectivo del cuerpo, disminuye aproximadamente un 1% por
año. Los músculos se debilitan, no sólo por falta de uso, sino por el número de
fibras musculares que disminuyen con la edad. Otro efecto visible es la
respiración, en la cual aumenta su ritmo y disminuye su profundidad con la
edad, cumplidos los 20 años la eficiencia de los pulmones empieza a disminuir.
Órganos Sensoriales
El cambio que sufre la visión es quizás el ejemplo más claro de la variedad de
los ritmos de cada órgano. La dificultad para ver objetos a cierta distancia, o
miopía, aumenta luego de los 20 años. En el lapso de los siguientes 20 años
aproximadamente, se vuelve más difícil ver objetos a corta distancia (llamado
hipermetropía), porque el cristalino pierde elasticidad y se achata la córnea.
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Esto explica por qué las personas de alrededor de 40 años tienden a sostener
el material de lectura al doble de distancia de sus ojos de los que tienen 20
años, y por qué muchos adultos mayores usan lentes bifocales. Los adultos más
jóvenes con problemas de visión suelen tener miopía o hipermetropía; la
mayoría de los adultos mayores tienen ambas.
También se pierde la audición. La gente escucha mejor a los 10 años que a
cualquier edad posterior. Aunque algunas personas de mediana edad escuchan
mejor que otras, no son perfectas. La audición “perfecta” es imposible; es
siempre una cuestión de grados. Nadie puede escuchar una conversación en la
otra parte de la ciudad. La sordera muy rara vez es absoluta, razón por la cual
la pérdida gradual de la audición con la edad no se nota hasta entrada la
mediana edad, cuando empieza a ser un problema para la vida cotidiana.
Aunque no es hasta los 60 años que generalmente se diagnostica presbiacusia
(o envejecimiento auditivo).
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sudokus, memorización de listas, entre otros.
Reemplazo de neuronas muertas: recientemente se ha descubierto que los
cerebros adultos pueden generar nuevas células cuando las viejas mueren, en
especial cuando ocurre una lesión importante (por ejemplo, derrame cerebral).
Así se sabe que los cerebros adultos pueden generar nuevas neuronas,
especialmente cuando ocurre tal lesión. También se sabe que algunas células
del cuerpo que surgen temprano en el desarrollo pueden volverse células
corporales importantes; aunque las investigaciones no han determinado aún si
este proceso puede compensar la muerte de células neurológicas, como sucede
con la enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple y muchas otras
enfermedades.
El Sistema sexual-reproductivo
El sistema sexual-reproductivo tiene su pico en la adultez temprana. En la etapa
de los 25 a los 65 años, la respuesta sexual es más lenta y se reduce la
fertilidad con el paso de la edad, sin embargo, los adultos de todas las edades
disfrutan de “muy altos niveles de satisfacción emocional y placer físico con el
sexo en sus relaciones”. En verdad, para la gente que tiene una relación estable
y de larga data, el sexo realmente puede mejorar con la edad.
La ansiedad, la naturaleza de una relación de pareja y las expectativas
personales de cada uno parecen afectar más al problema del enlentecimiento
de la respuesta sexual, que la edad misma. También hay factores psicológicos
que afectan las disfunciones sexuales, que incluyen el uso de algunos fármacos
prescritos que se tornan más comunes a menudo que la gente envejece.
Infertilidad
Históricamente, la fertilidad no fue solo esperada sino alabada. Actualmente se
ha dado paso a la preocupación que genera la infertilidad, que se define como
el fracaso de concebir un hijo luego de un año o más, de relaciones sexuales
sin método anticonceptivo. La mayoría de los médicos recomiendan a las
mujeres intentar el embarazo antes de los 30 y a los hombres antes de los 40.
Ambos tienen la misma probabilidad de infertilidad.
Menopausia
En algún momento de la adultez, el nivel sanguíneo de las hormonas sexuales
disminuye, de forma bastante brusca para las mujeres y de manera gradual
para los hombres. Como resultado, el deseo sexual a menudo decrece, así
como la frecuencia de las relaciones sexuales. Es muy difícil concebir un hijo en
esta etapa.
Las características específicas para mujeres y hombres difieren, por lo tanto,
discutimos cada uno por separado.
En las mujeres, en general entre los 42 y los 58 años (el promedio de edad es
51 años), la ovulación y la menstruación cesan a causa de un descenso
marcado en la producción de varias hormonas, esto es la menopausia. Si la
mujer se somete a una histerectomía (remoción quirúrgica del útero,
experimentada una de cada nueve mujeres en los Estados Unidos, entre los 35
y 45 años), que incluye la remoción de los ovarios, entonces la menopausia se
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adelanta de forma brusca. Exceptuando la cirugía, la mayoría de las mujeres
experimenta alguno de los síntomas de la menopausia naturalmente; las más
frecuentes alteraciones de la temperatura corporal, incluyendo el aumento
súbito de la temperatura (sofocos), enrojecimiento cutáneo y sudor frío
(escalofríos). La lubricación natural durante la excitación sexual disminuye, y
una vez que la ovulación cesa, la concepción no puede ocurrir de manera
natural. Algunas mujeres perciben su mal humor, ya sea por el cambio hormonal
o por el cansancio (si los sofocos interrumpen el sueño).
Las consecuencias físicas de la menopausia son muy variables, aunque la
mayoría de las mujeres no son especialmente temperamentales, la tasa de
depresión aumenta. Si bien algunas mujeres pueden tener un sentimiento de
tristeza, otras se relajan porque ya no necesitan métodos anticonceptivos.
Durante los últimos 20 o 30 años, millones de mujeres post menopáusicas
utilizaron la terapia de reposición hormonal, tomaron un suplemento hormonal
para reemplazar aquellas que sus ovarios ya no producen.
¿Los hombres atraviesan algo similar a la menopausia? Algunos dicen que sí, y
sugieren que la palabra andropausia debería usarse para significar una
disminución de los niveles de testosterona en hombres mayores, con la
consiguiente reducción del deseo sexual, las erecciones y la masa muscular.
Incluso con fármacos para inducir la erección, como el Viagra y Levitra, el deseo
sexual y la velocidad del orgasmo declinan con la edad, como lo hacen también
otras funciones psicológicas y cognitivas. La mayoría de los hombres continúa
produciendo semen de manera indefinida. No es solo la edad sino la inactividad
sexual y la ansiedad lo que puede disminuir los niveles de testosterona en los
hombres. El retiro, los problemas económicos, la ira irresuelta y las relaciones
sociales decrecientes pueden causar estragos en el sentido de masculinidad y
virilidad de algunos hombres.
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ejercitarse menos a medida que envejecen. La escasa adhesión a la práctica de
ejercicio puede adjudicarse a cualquiera de los tres factores. Puede haber una
falta de compromiso personal (por ej.: por qué esa persona no va caminando al
trabajo), falta de apoyo del contexto social inmediato (por ej.: por qué la familia
no va al natatoria junta) o una imposibilidad de la comunidad para proveer
facilidades apropiadas (por ej.: la ciudad no tiene sendas para la bicicleta).
Sobrealimentación
La nutrición y el ejercicio están íntimamente conectados. Demasiada comida
combinada con poco ejercicio puede empeorar virtualmente cualquier problema
de salud del adulto. Las bases de una buena nutrición son bien conocidas, las
frutas frescas y verduras, cereales, pescados con ácidos grasos y omega 3 pero
sin toxinas, agua, todos reducen el riesgo de enfermedades de los adultos. Sin
embargo, es bastante frecuente negarse a alimentarse saludablemente; un
ejemplo de ello es malinterpretado en algunas investigaciones científicas y en
consecuencia se implementan dietas con desbalance en los nutrientes. Una
dieta variada con alta ingesta de frutas, verduras y cereales es mejor que una
dieta alta en grasas. Ignorar esta evidencia ha provocado una crisis en la salud,
como se verá a continuación.
Obesidad
La obesidad se reconoce como la causa principal de muerte prematura en los
adultos. Una nota en el Journal of the American Medical Association advirtió:
“La obesidad es una epidemia mundial y será secundada por una epidemia
mundial de diabetes”. Virtualmente toda enfermedad crónica se hace más
común y más letal con el exceso de peso. De manera similar, hay muchas
razones posibles de la elevada incidencia del sobrepeso entre niños y adultos:
Los genes (que regulan el hambre, el metabolismo y la acumulación de grasa),
los hábitos y prácticas parentales (se les enseña a los niños a comer de más) y
el medio ambiente (las culturas modernas alientan la sobrealimentación).
Medicina Preventiva
Considerando el daño y la muerte causados por el tabaco, alcohol y obesidad
es obvio que la prevención es mucho mejor que el tratamiento.
Aunque en gran medida, la prevención involucra las decisiones de la gente
acerca de su propia cotidianeidad, otra parte corresponde a la medicina e
incluye la detección y el tratamiento temprano. Un ejemplo de ello es la
disminución de ataques cardíacos a la mitad que 50 años atrás. Esto es debido
a la mejoría en la dieta y disminución de cigarrillos, aunque también influyen los
fármacos que reducen la hipertensión y el colesterol, la cirugía cardiovascular y
el rápido tratamiento cuando ocurre un infarto; sin duda alguna, que los
chequeos médicos son de gran ayuda. La prevención no sólo depende de los
individuos y de los médicos sino también de las campañas de prevención.
Medir la Salud
Estar saludable significa mucho más que estar vivo. Hay al menos cuatro
parámetros diferentes para medir la salud: mortalidad, morbilidad, discapacidad
y vitalidad. La muerte, indicadora básica de mortalidad, es el signo más
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evidente del fracaso para proteger la salud, este indicador suele expresarse
como número de muertes por año por cada 1000 individuos en una población
particular; las estadísticas se obtienen de los certificados de defunción que
indican edad, sexo y causa de muerte. Esto permite efectuar comparaciones
válidas a nivel internacional e histórico.
Una medida más abarcativa es la morbilidad y se refiere a enfermedades de
todo tipo, tanto crónicas como fatales. Aquí se llevan a cabo encuestas
personales para identificar enfermedades, o se solicita a los médicos que
comuniquen las enfermedades de una muestra de pacientes. La morbilidad
puede ser elevada incluso cuando la mortalidad es baja.
En cuanto a la discapacidad, esta se refiere a la dificultad para realizar
actividades de la vida cotidiana por una “condición física mental o emocional”, el
rasgo característico es la limitación funcional. Las limitaciones y por lo tanto las
discapacidades, dependen en parte del contexto social. Por ejemplo, si una
enfermedad cardíaca le impide a uno caminar 200 metros sin descansar esa es
la discapacidad en el caso de que el trabajo de la persona sea de cartero; no
así en caso que el trabajo sea sedentario, como una oficina. De manera similar
la enfermedad puede ser causa de discapacidad para alguien que vive solo en
la ciudad, pero no para alguien que vive con su familia en un medio rural
estable, donde hay menos aislamiento social y más oportunidades para un
trabajo rutinario (ciertas características dependen de la gravedad de la
enfermedad). La discapacidad tiene un costo social más elevado que la
morbilidad y la mortalidad porque una persona discapacitada necesita atención
especial y es menos capaz de contribuir a la sociedad.
Una cuarta medida de salud, la vitalidad, se refiere a cuán energética y
saludable (física, intelectual y socialmente) es una persona. La personalidad se
relaciona con la vitalidad igual que la cultura nacional. Sin embargo, la vitalidad
no siempre refleja medidas objetivas acerca de la salud.
Estatus socioeconómico
Un alto estatus socioeconómico protege la salud de todos los países. La gente
bien educada y con buenos ingresos vive más, evita enfermedades crónicas y
discapacidades, y se siente más saludable que el promedio de las personas de
su edad, sexo y etnia. Esto explica una diferencia entre los países: la gente que
vive cerca de las grandes ciudades generalmente es más sana que la gente que
vive en el campo. Con estos datos sabemos que el contexto social siempre
afecta a la salud.
Conclusiones
Cada persona recibe una gran influencia de diversos contextos y culturas que
nos rodean, pero cada uno posee singularidad. Las normas sociales influencian
a los hombres para que no consulten con el médico, a las mujeres a
preocuparse por su apariencia, a la gente de bajos ingresos a comer dietas con
alto contenido en grasas y así sucesivamente. Cada persona es afectada por
su familia y amistades. Sin embargo, ningún individuo está atado a las
costumbres sanas de su grupo. Tanto en lo individual como en lo grupal se
pueden lograr cambios de hábitos. La atención médica puede mejorar también
para los grupos.
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Desarrollo Cognitivo
En otras épocas se creía que la inteligencia empezaba a declinar a partir de los
20 años; hoy en día se cree que sigue aumentando durante el transcurso de la
mayor parte de la edad adulta y recién empieza a declinar a los 60 o 70 u 80
años.
Desarrollo Psicosocial
La convivencia o matrimonio, la paternidad o maternidad, la separación o
divorcio y el nido vacío, cada uno con sus alegrías y tristezas, se analizarán
aquí, pero no significa que estos hechos ocurran necesariamente entre los 25 y
los 65 años, la existencia de límites flexibles significa que esto puede ocurrir en
otras edades, o simplemente no ocurrir.
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Cuando comienza la edad adulta, las personas eligen un entorno que se
denomina nicho ecológico y que tiende a estabilizar su personalidad. Los
adultos eligen su vocación, un lugar para vivir, una pareja y ciertas rutinas. Este
puede ser el motivo por el que la personalidad se mantiene particularmente
estable desde los 30 a los 50 años. Aunque, por cierto, la personalidad
comienza con los genes y se manifiesta en las decisiones que forman el nicho
ecológico, la personalidad del adulto puede cambiar si el contexto cambia. Si las
circunstancias de la vida se alteran de manera dramática (quizá por divorcio,
viudez, tratamiento de una adicción, inmigración, una depresión o una
enfermedad discapacitante) algunas personas se comportan de diferente modo.
Intimidad
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más en lo emocional y se “hacen amigas”. Las formas de hacer frente a las
situaciones centrándose en el problema o la emoción son efectivas según la
situación. Las amistades ayudan a analizar la situación, y aconsejan acerca de
respuestas más efectivas. Al estar acompañados reduce los niveles de cortisol
(hormona del estrés) y esta es una de las causas por las cuales las personas
en general tienden a reunirse o llamarse si hay un problema.
Fraternidad en la adultez
Generatividad
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Para pensar…Guía de Adultez
Kinesiología y Fisioterapia.
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