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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS


ESCUELA DE KINESIOLOGÍA Y FISIOTERAPIA

PSICOLOGÍA II
- 2023 -

UNIDAD VII: VEJEZ

Docentes:
Prof. Lic. SAINO, MARISA A.- Profesora Titular Simple
Prof. Lic. FERRERO, ROSANA C.- Profesora Asistente
Lic. PEPINO, IVANA R.- Profesora Ayudante
Lic. BONIFANTI, PAULA - Profesora Adscripta
VEJEZ:

Ahora abordaremos el estudio de la última etapa de la vida, desde los 65 años


aproximadamente, hasta la muerte.

El estudio de la vejez como un periodo evolutivo y no meramente como la


época terminal de la vida se ha demorado en su sistematización e investigación
concretamente hasta la década de los ́60. Ha sido preciso que se conjugaran
una serie de circunstancias para que saliera del ostracismo la problemática de
la senectud y los investigadores se ocupasen de ella. Ha contribuido a ello sin
duda el aumento demográfico de las personas entradas en años, su influjo en
la vida social y política, pero sobre todo el que se haya corregido el concepto
de desarrollo y se cuestionara la objetividad de si la vejez es sin más, una
situación de deterioro generalizado.

Frecuentemente, la imagen que evoca la palabra “viejo” es la de una persona


endeble que cojea con un bastón y dormita en una mecedora. Si alguna vez
ese estereotipo era realista, ya no lo es. Los gerontólogos, que estudian el
proceso de envejecimiento, observan que muchas de las personas de 70 años
actúan y piensan como lo hacían cuando tenían 50. Muchas de las supuestas
características negativas de la vejez son, en realidad, debidas a hábitos
inadecuados de alimentación, falta de ejercicio o ciertas enfermedades
neurológicas que pueden o no acompañar a la vejez.

En la actualidad, no solo se “está volviendo joven” la vieja generación, sino que


se está volviendo más numerosa. El aumento de la población tiene dos causas
básicas. Primero, las tasas de nacimiento comparativamente altas a finales del
siglo XIX y de principios a mitad del siglo XX, combinados con las altas tasas
de inmigración, intensificaron hoy el número de gente de más de 65 años.
Segundo, los adelantos médicos han prolongado la expectativa común de vida.
Ahora muere menos gente en la infancia y en la edad adulta temprana, y
nuevas medicinas y tratamientos están manteniendo viva a mucha gente que
anteriormente había sucumbido ante una serie de enfermedades.

A medida que la gente de más edad se vuelve más que una presencia en
nuestra sociedad, la necesidad de ayudarla a sacar el mejor provecho de sus
vidas se vuelve más urgente. El aprendizaje sobre la última etapa puede
prepararnos a nosotros mismos cuando lleguemos allí y puede sugerirnos qué
hacer ahora para que la estancia por este periodo sea tan placentera como sea
posible.

El prejuicio con respecto a esta etapa de la vida es común entre gente de todas
las edades, una forma simple de combatirlo es preguntarles a algunas
personas ancianas y otra es completar el siguiente cuestionario, para ver
cuánto sabemos acerca de la realidad de la vida después de los 65 años. Los
invitamos a responder antes de continuar con la lectura.
1. En 2005 el porcentaje de la población mundial mayor de 65 años era de alrededor del:
a. 2 %
b. 8 %
c. 12 %
d. 20 %
e. 35 %

2. La felicidad para la gente mayor es


a. Rara.
b. Mucho menos común que en los más jóvenes.
c. Por lo menos tan común como en los más jóvenes.
d. Visible sólo en aquellos que son abuelos.
e. Visible sólo en aquellos que padecen demencia.

3. ¿Cuáles son los sentidos que pierden precisión en la vejez?

a. La visión y la audición.
b. El gusto y el olfato.
c. Variado, ya que algunos sentidos se agudizan en algunas personas y empeora en
otras.
d. Ninguno, si la persona es saludable.
e. Todos.

4. La tasa de accidentes automovilísticos para conductores con licencia mayores de 65


años es
a. Más alta que la de los menores de 65 años.
b. Similar a la de los menores de 65 años.
c. Más baja que la de los menores de 65 años.
d. Desconocida, ya que no se informan.
e. Cercana a cero, porque casi nadie conduce después de los 65 años.

5. Comparado con el de los adultos más jóvenes, el tiempo de reacción de los adultos
mayores es
a. Más lento.
b. Casi igual.
c. Más rápido.
d. Más lento para los hombres, más rápido para las mujeres.
e. Más lento para las mujeres, más rápido para los hombres.

6. La capacidad pulmonar
a. Se reduce con la edad.
b. Se mantiene igual entre los no fumadores.
c. Aumenta entre la gente mayor saludable.
d. No está relacionada con la edad.
e. No se ve afectada por el hábito de fumar.

7. En comparación con una persona menor de 65 años, las chances de un adulto mayor
de ser víctima de un crimen violento son:
a. Más bajas.
b. Las mismas.
c. Mayores.
d. Más bajas para los hombres, más altas para las mujeres.
e. Más altas para los hombres, más bajas para las mujeres.
“Las creencias tradicionales acerca del proceso de envejecimiento generan
estereotipos negativos muy simplificados y puntos de vista sesgados sobre los
gustos en esta etapa. La “típica” persona anciana es vista a menudo como
desinteresada (…e incapaz) en el sexo, camino (si aún no ha arribado aún) a la
senilidad, conservadora y rígida. El estereotipo nos hace creer que la gente a
esta edad está cansada y de mal humor, pasiva, sin energía, débil y
dependiente de los otros”. Todos estos estereotipos son falsos. Provienen de un
prejuicio llamado discriminación por la edad, que es la tendencia a
categorizar y juzgar a la gente basándose sólo en la edad cronológica. La
discriminación por la edad es una enfermedad social como el racismo y el
sexismo basados en estereotipos, y crean miedo innecesario, desperdicio,
enfermedad y miseria. Los empleados de restaurantes los subestiman, los
vecinos no los invitan a fiestas, los empleadores no los contratan, sólo porque
son viejos. La discriminación por la edad es particularmente dañina en esta
etapa, porque los objetivos sucumben ante las políticas y actitudes que reducen
su orgullo, actividad, salud y compromiso social.

Continuaremos describiendo esta etapa del desarrollo distinguiendo los tres


dominios con que se abordaron las otras etapas evolutivas: biosocial, cognitivo
y psicosocial.

Desarrollo Biosocial
La vejez es la continuación de las etapas previas, influenciada por los mismos
factores genéticos, contextuales y familiares, que afectan a los niños y a los
adultos más jóvenes. Así, los gerontólogos ven esta etapa similar a las edades
más jóvenes, con pros y contras, influencias contextuales y plasticidad. La
población provee confirmada evidencia de que suelen estar sanos, activos y tan
felices y satisfechos con sus vidas como los adultos más jóvenes.

La gerontología estudia los diversos aspectos de la vejez y el envejecimiento


de una población, y obtiene conclusiones bastante distintas de las que se
obtienen con la geriatría, la especialidad médica tradicional dedicada al estudio
de la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de las
enfermedades. Los médicos geriatras y las enfermeras asisten a cientos de
pacientes enfermos e inestables, por este motivo asocian envejecimiento con
enfermedad; esa es su experiencia. Los geriatras deben acompañar al paciente
con enfermedades crónicas e incapacitantes (como la artritis y el enfisema) que
son patologías sub tratadas, mal investigadas y poco financiadas. Los
gerontólogos enfrentan un desafío diferente: no tanto prevenir la morbilidad
como estimular en sus pacientes el goce por la vida.

La discriminación por la edad está decreciendo porque millones de personas en


todo el mundo están alcanzando edades avanzadas, y es más difícil discriminar
a alguien por su edad avanzada cuando uno tiene vecinos y parientes
ancianos. El aumento en el número de gente mayor se está estudiando
mediante la demografía (estudio de la población). Estamos presenciando lo
que los demógrafos llaman cambio demográfico proporcional en poblaciones de
variadas edades. En una época había 20 veces más niños que personas
mayores; el cambio ocurre porque más gente vive hasta la vejez.

Las Naciones Unidas estiman que alrededor del 8% de la población mundial de


hoy en día es mayor de 65 años, comparada con sólo el 2% de hace 100 años.
La mayoría de los países todavía tiene más niños que ancianos, pero la
población de todos los países está envejeciendo. El grupo de mayor
crecimiento es el de los centenarios, gente con más de cien años. El mundo
tendrá 3,2 millones de centenarios para el año 2050 (Naciones Unidas, 2007).

Considerar que todos los ancianos tienen la misma edad es un acto de


discriminación por la edad. Los gerontólogos distinguen entre el
anciano-joven, el anciano-anciano y el anciano-muy anciano, una distinción
que no se basa exclusivamente en la edad, sino también en la salud y
bienestar. El anciano-joven constituye el grupo más numeroso de adultos
mayores. Están sanos, activos y son independientes. Los ancianos-ancianos
sufren alteraciones en su cuerpo y mente, pierden apoyo social, aunque todavía
poseen algunas fortalezas. Los ancianos-muy ancianos, son dependientes y
con riesgo de enfermedad o lesión. Muchos gerontólogos prefieren etiquetar los
grupos de gente mayor de 60 años usando términos que no remiten a la edad,
como envejecimiento óptimo, envejecimiento usual y envejecimiento con
discapacidad.

Con cada década, el tiempo de reacción decrece, todos los sentidos pierden
agudeza, las reservas de los órganos disminuyen y lleva más tiempo recuperar
la homeostasis. En la vejez, los signos visibles de la senescencia se vuelven
más obvios; como resultado menos deseado, pueden servir como marcadores
físicos para la discriminación por la edad.

Los gerontólogos distinguen entre envejecimiento primario, los cambios


universales que ocurren en la senectud y envejecimiento secundario, las
consecuencias de enfermedades particulares. La diferencia entre ambos resalta
un hecho importante: la mayor parte de la gente mayor, incluso los
ancianos-muy ancianos, no padecen ninguna enfermedad en particular. Menos
de la mitad padecen de enfermedades cardiovasculares, diabetes o demencia.
Aunque no podemos ignorar que casi todos tienen por lo menos una
enfermedad y muchos tienen varias (un estudio definió a la enfermedad como
una condición que requiere atención médica continua y/o que interfiere con la
vida cotidiana por lo menos durante un año). Todos los sistemas vitales del
cuerpo -cardiovascular, respiratorio, digestivo y renal/urinario- mantienen la
vida. La reserva de los órganos y la homeostasis permiten el buen
funcionamiento de cada sistema, incluso bajo estrés, durante la mayor parte de
la adultez, a menos que algún problema en particular (como el consumo de
tabaco, un virus o el abuso de drogas) resulte en enfermedad.

Aunque el envejecimiento primario no es la causa, éste hace que todos los


sistemas corporales funcionen más lentamente y sean menos eficientes y que
la red vascular sea menos flexible; la presión sanguínea aumenta, se
incrementa el riesgo de apoplejía o ataques cardíacos, los pulmones inspiran y
expiran menos aire con cada respiración, por eso el nivel de oxígeno en la
sangre se reduce.
Como resultado del envejecimiento, las enfermedades graves y la mayoría de
las formas de cáncer son mucho más comunes en esta etapa: estos ejemplos
de envejecimiento secundario son indirectamente causados por el
envejecimiento primario.
El envejecimiento secundario deteriora la calidad de vida. El envejecimiento
primario genera cada vez más estrés a medida que progresa. Un factor
esencial es cuán bien responde la gente con la optimización selectiva con
compensación: algunas personas eligen proyectos y actividades (selección)
que pueden hacer bien (optimización) a medida que se ajustan (compensación)
al envejecimiento.

Compensación individual: sueño. Los ancianos pasan más tiempo en la cama,


les lleva más tiempo conciliar el sueño, se despiertan varias veces por la
noche, duermen siesta, sienten sueño durante el día…
Compensación social: conducir. Todos los conductores mayores son
sospechosos y algunos que pueden conducir cuidadosamente, tienen miedo.
Lo ideal es que todos se sometan periódicamente a un examen de visión y de
conducción. El hecho es que los conductores mayores tienen menos
accidentes automovilísticos que los más jóvenes, pues usan la optimización
selectiva con compensación para sí: se toman su tiempo, viajan por rutas
conocidas y conducen menos.

Salud Oral y Nutrición:

Los problemas dentales y de encías son comunes en la última etapa de la edad


adulta. Esta dificultad, tiene serias implicaciones para la nutrición. La salud oral
está relacionada con la combinación de una estructura dental innata y hábitos
de alimentación y salud oral. La pérdida extensiva de los dientes,
especialmente entre los grupos de bajos recursos, puede reflejar un cuidado
dental inadecuado, más que los efectos de la vejez. Asimismo, con la edad el
cuerpo pierde eficiencia para digerir la comida y utilizar los nutrientes. Solo para
mantenerse en el peso, la gente necesita ingerir menos calorías diarias a
medida que envejece. Ya que deben ingerir más nutrientes con menos cantidad
de calorías, es esencial mantener una dieta sana y saludable, con abundantes
frutas frescas y verduras e hidratos de carbono complejos (cereales y granos).
El déficit de vitamina B, particularmente B12 y ácido fólico, se relacionan con
las deficiencias de memoria. Otro problema se le suma a causa de los fármacos
que afectan la nutrición. Así, los ancianos tienen otros requerimientos para una
dieta balanceada.

Ejercicio:

Al igual que la nutrición, el ejercicio puede ser más importante en la vida tardía
que en la temprana, pero es cada vez más difícil. Los músculos se endurecen y
atrofian y disminuyen los rangos de movimiento. Para ambos sexos, una
reducción de la fuerza y el equilibrio son evidentes, especialmente en las
piernas.
La autopercepción es fundamental. Los ancianos caminan menos si empiezan
a pensar que “parecen minusválidos”. Este cambio se vuelve debilitante si se
genera miedo a caerse, el cual es una causa común y modificable de
“discapacidad en exceso” (más discapacidad de la que se puede atribuir a la
pérdida real).

Las caídas pueden ser serias en parte por la osteoporosis (huesos frágiles) que
puede causar una fractura de cadera con cualquier tropiezo que apenas le
causaría un hematoma a una persona más joven (la osteoporosis es tanto
envejecimiento primario como secundario, porque es causada por el proceso
de envejecimiento normal y por determinados hábitos, que incluyen una dieta
baja en calcio, el consumo de cigarrillos y el escaso ejercicio).
Es probable que sea necesario reemplazar correr por caminar y tomar los
recaudos necesarios para evitar una caída y el ejercicio con pesas disminuye el
riesgo de osteoporosis y así protege en caso de una caída.

Un indicador fundamental de la salud física y psicológica de una persona mayor


es la movilidad. Quienes se mueven de un lado a otro (incluso dentro de la
casa) son más saludables y tienen más probabilidades de mantenerse sanos.
Pero la correlación es especialmente fuerte con los paseos fuera de casa. En
contraste, quienes están atados a su hogar tienen más probabilidad de
enfermar, de volverse frágiles, depresivos y, en especial, si pasan la mayor
parte del tiempo en la cama, de enfermar hasta morir. De hecho, los ancianos
tienen mucho menos probabilidades de ser víctimas del crimen callejero que los
más jóvenes. Aun así, la sociedad no parece alentarlos a salir. Los informativos
y publicidades manipulan a los más jóvenes para inducirlos a comprarles
cerrojos y dispositivos de alerta médica, cuando sería mucho mejor salir a
caminar con ellos.

Uso de drogas:

El consumo de cigarrillos es la causa principal de muerte para todas las


edades. En la vejez, el cigarrillo contribuye a todos los problemas de salud (no
sólo con los pulmones sino también con el aparato cardiovascular y el cerebro).
Dejar de fumar trae beneficios incluso si no sucede antes de los 70 años.
El consumo de alcohol causa complicaciones, en parte porque muchas de las
personas mayores son conscientes de las prohibiciones “morales” del consumo
de alcohol y por ello no beben nada o, como acto de rebeldía hacia la
abstinencia, beben mucho. La clave es la moderación.
Los ancianos tienden a usar drogas legales y no están generalmente en riesgo
de volverse adictos a las drogas ilegales que atrapan tanto a los jóvenes. Sin
embargo, las drogas prescriptas también plantean algún riesgo, ya que muchas
pueden ser adictivas. Aquí es fundamental el contexto social y médico, ya que
muchas veces no están al corriente o son indiferentes al consumo excesivo de
drogas de la gente mayor.

El cerebro:
Como sucede con otros aspectos del envejecimiento secundario, las
enfermedades del cerebro (Alzheimer, Pick o Parkinson) no son el resultado
típico de la senectud. Sin embargo, el envejecimiento primario ocasiona
muchos cambios cognitivos en todas las personas. Más allá del enlentecimiento
general, el cerebro se vuelve más pequeño (algunas partes más que otras).
Un descubrimiento curioso es que cuando se les presenta un problema, los
más ancianos usan más partes del cerebro, incluyendo ambos hemisferios,
quizás por un mecanismo de compensación. De esta manera, su habilidad para
pensar puede estar intacta, aunque el proceso de pensamiento sea diferente.

Piel y cabello: La piel se vuelve más seca, delgada y menos elástica,


aparecen arrugas, vasos sanguíneos visibles y depósitos de grasa bajo la piel,
aparecen manchas oscuras y la reducción general de células subcutáneas
hace a la gente más vulnerable al frío, calor y rasguños.
El cabello se torna gris y en mucha gente, blanco. El cabello de todo el cuerpo
se vuelve más delgado con la edad. Muchos hombres sufren calvicie porque
heredaron un gen que se activa con la adultez.

Otros cambios físicos visibles incluyen la alteración de la figura corporal. Se


pierde aproximadamente un centímetro por década, por pérdida de tejido y
desgaste de las vértebras de la columna vertebral. Se redistribuye la grasa, que
desaparece de los brazos, piernas y parte superior de la cara y se acumula en
el torso (especialmente el abdomen) y la parte inferior de la cara (sobre todo en
la mandíbula y el mentón).

Para muchas de estas personas, la parte más problemática de la senectud es


la pérdida de habilidad sensorial, los sentidos se vuelven más lentos. Esto es
cierto para el tacto (en especial en las extremidades), el gusto (en especial para
el amargo y el agrio) y el olfato, como también para la vista y el oído. Para
todos los problemas sensoriales la detección temprana y el tratamiento son
necesarios. Los oftalmólogos tienen muchas formas de prevenir el deterioro,
pero casi ninguna para revertir el daño una vez ocurrido.

Visión: La hipermetropía que afecta a la mayoría de la gente de edad


intermedia se estabiliza alrededor de los 60 años. Mucha gente de más de 65
años, sin embargo, tiene serios problemas de visión que afecta su vida diaria.
Muchos tienen dificultades para percibir la profundidad o el color y para
adaptarse a cambios abruptos de luz. Son sensibles a la luz intensa y no
pueden ver bien en la oscuridad. A menudo desarrollan cataratas, áreas
nubosas u opacas en las lentes del ojo que evitan que la luz pase y así causa
una visión borrosa. Cuando los problemas de visión no son tan severos,
pueden ayudarse con lentes correctores, tratamiento médico o quirúrgico.
Nuevas técnicas quirúrgicas permiten la extracción de cataratas; los pacientes
pueden usar lentes especiales o de contacto después de la cirugía o pueden
serles implantados lentes plásticos durante la operación. El glaucoma, otra
causa frecuente de ceguera, es una enfermedad del ojo que se da por el
aumento de la presión intraocular. Si esta enfermedad (que rara vez tiene
síntomas tempranos) se detecta a través de los exámenes rutinarios de visión,
puede ser tratada y controlada con gotas, medicinas, rayos láser y cirugía.

Oído: La disminución de la audición es muy común en esta edad, cerca de 3 de


10 personas entre los 65 y 74 años y cerca de la mitad de los que están entre
los 75 y 79 años la experimentan en cierto grado. La gente de edad avanzada
tiende a tener dificultades en escuchar los sonidos de alta frecuencia, a
menudo no pueden escuchar lo que está diciendo otra gente, especialmente
cuando hay competencia de sonidos de la radio o la televisión, o el susurro de
varias personas que hablan al mismo tiempo. Es fácil ver entonces cómo la
gente que tiene estas dificultades puede sentirse sola y aislada, y desarrollar
cambios de personalidad que hacen que sea difícil congeniar con ellos.
Los audífonos pueden compensar la pérdida de la audición hasta cierto punto,
pero sólo el 5% de la gente de edad avanzada los usa. El tratamiento médico,
especialmente el entrenamiento, y la cirugía son otras maneras de ayudar a las
personas con dificultades auditivas.
Es frecuente que la persona se deprima cuando nota que sus sentidos no están
funcionando como anteriormente, evitando las reuniones sociales e incluso salir
de la casa, pensando que sólo puede empeorar.
El reconocimiento y la compensación, no así la negación y la aceptación
pasiva, son fundamentales.

Compresión de la morbilidad: es la reducción del tiempo que una persona pasa


enferma y se logra posponiendo la enfermedad. La mayoría de las
enfermedades son imposibles de prevenir, pues son causadas por una
combinación de genes (presentes desde la concepción), influencias de la
infancia temprana (demasiado tarde para cambiarlas) y la senescencia, que
aumenta cada año. A menudo, sin embargo, la predisposición a la enfermedad
puede posponerse y acotar su impacto. La compresión de la morbilidad es el
resultado del estilo de vida y de la actitud, así como de la medicina.

Teorías del envejecimiento

Desgaste: Sostiene que el mero hecho de vivir nuestras vidas desgasta


nuestros cuerpos. En términos más técnicos, los cuerpos humanos están
construidos con cierta redundancia, con reservas en los órganos y procesos de
reparación para vencer los inevitables asaltos del tiempo, polución,
enfermedades y lesiones.

Por lo menos tres descubrimientos apoyan esta teoría: primero, cada cuerpo
posee cierta cantidad de energía y fuerza que se gasta de forma gradual a lo
largo de la vida (las mujeres que nunca estuvieron embarazadas viven más
tiempo que otras con los mismos hábitos de salud); segundo, la gente con
sobrepeso tiende a enfermarse y morir más joven, quizás porque requiere más
energía para mantener sus cuerpos; tercero, un adelanto de la tecnología
médica moderna es el de reemplazar partes del cuerpo desgastadas, que
agregan años de vida. Aunque el ejercicio mejora el funcionamiento y la
inactividad alimenta la enfermedad.

Adaptación genética: los seres humanos parecen tener una especie de reloj
genético, un mecanismo en el ADN de las células que regula el proceso de
envejecimiento que dispara cambios hormonales y controla la reproducción y
reparación celular. Así como el reloj genético “apaga” los genes que promueven
el crecimiento (alrededor de los 15 años), podría “encender” los genes que
promueven el envejecimiento.

Envejecimiento celular: quizás la gente envejece porque las células de su


cuerpo se vuelven viejas, dañadas o exhaustas. Los seres humanos están
compuestos por billones de células, muchas de las cuales se reproducen a lo
largo de la vida (aunque la reproducción celular disminuye con la edad). La
continua duplicación puede producir envejecimiento porque cada célula es tan
compleja que los errores menores inevitablemente se acumulan y algunas
células nuevas pueden contener errores dañinos. Un “error catastrófico” puede
suceder a medida que los errores se multiplican hasta el punto en que el
organismo no puede reparar o sobreponerse al daño.

Una variante de la teoría celular del envejecimiento se centra en el sistema


inmunitario, cuyas células disminuyen en cantidad a medida que una persona
envejece. En una persona joven, muchas células en el cuerpo reconocen
sustancias extrañas o anormales en el aparato circulatorio, las aíslan y las
destruyen, como es el caso de las células B, que son fabricadas en la médula
ósea o las células T, producidas por la glándula timo. A lo largo de toda la vida,
los sistemas inmunitarios de las mujeres son más fuertes que los de los
hombres.
Desarrollo Cognitivo
Hacia la finalización de la adultez, los impedimentos físicos, la reducción de la
percepción, la disminución de la energía y las reacciones más lentas conllevan
una carga que se va incrementando.

Una manera saludable de entender la habilidad intelectual en la vejez es utilizar


un método de procesamiento de información y separar la cognición en los
pasos de la recepción (estimulación sensorial), almacenamiento (memoria),
programación (procesos de control) y producción.

Para que los estímulos se conviertan en información, la persona debe ser


capaz de sentirlos y aquí comienza la declinación significativa con los años.
Algunos aspectos de la memoria permanecen sin problemas con la edad, pero
otros se vuelven más débiles. Por ejemplo, la memoria para las palabras
(memoria semántica) suele declinar. Comenzaremos analizando los dos tipos
distintos de almacenamiento: la memoria inmediata (antes llamada a corto
plazo) y la memoria remota. La memoria inmediata es la capacidad de
mantener información en la mente por unos pocos segundos, mientras se la
procesa. Las personas mayores tienen tendencia a tener problemas con la
memoria inmediata u operativa. Hay evidencias que sugieren que la memoria
remota para las palabras permanece intacta a lo largo de las décadas. De
hecho, el vocabulario aumenta hasta los 80 años. Tanto la memoria inmediata
como la memoria remota permanecen bastante fuertes si los ítems por ser
recordados se relacionan con el campo del saber de la persona. En áreas no
relacionadas con el campo del saber, aparece el déficit selectivo en la memoria
remota. Las personas mayores suelen tener dificultades para recordar detalles
del pasado reciente.
Algunos datos interesantes: los eventos felices ocurridos entre los 10 y los 30
años se recuerdan mejor que cualquiera de los ocurridos antes o después de
esa edad. Las emociones son recordadas mejor que los datos objetivos.
La declinación cognitiva no se encuentra enraizada en el cuerpo y el cerebro
del anciano, aunque sí en el contexto social que lo rodea. Las actitudes
culturales pueden llevar directamente a las diferencias en cognición. Si los
ancianos temen perder sus facultades mentales porque han internalizado la
idea de que la vejez conlleva demencia, ese temor se puede convertir en una
amenaza de estereotipo y puede socavar el pensamiento normal. Influidos por
las expectativas de declinación, las personas que se encuentran entre los 50 y
los 70 años tienden a sobreestimar las habilidades de memoria que tenían en la
adultez temprana.
A pesar de que los experimentos de laboratorio indican una pérdida de
memoria en la vejez, pocos ancianos consideran los problemas de memoria
como algo significativamente discapacitante en sus vidas cotidianas. Se
preocupan en el comienzo de la vejez o si piensan que tienen síntomas de
Alzheimer, pero de otra manera, toman los problemas de memoria con
tranquilidad. Piensan que son mejores que los jóvenes para recordar pagar las
cuentas, tomar las medicinas y mantener sus horarios o citas.
Afecciones discapacitantes: demencia.

Aunque “senil” significa ser viejo, a la pérdida de las habilidades intelectuales


en los ancianos se la ha llamado tradicionalmente senilidad. La implicación es
que la edad avanzada por sí misma causa fallas intelectuales severas. Un
término más preciso para la pérdida patológica de funcionamiento del cerebro
es demencia, literalmente “fuera de su mente”, con referencia al deterioro
grave del intelecto, la habilidad de solucionar problemas o la memoria.
Tradicionalmente, cuando la demencia se manifiesta antes de los 60 años, se la
llama demencia senil o psicosis senil. Sin embargo, una persona puede
desarrollar demencia a los 40 o a los 80 años y tener los mismos síntomas.
Más de 70 enfermedades pueden causar demencia, cada una diferente en sus
secuencias, gravedad y particularidades, si bien todas se caracterizan por
confusión mental y olvidos. La demencia es crónica, lo que significa que es
duradera a diferencia del delirio, que desaparece en horas o días.
La causa precisa de la demencia es difícil de determinar en los estadios
tempranos. Cuando los adultos comienzan a confundirse y a perder la
memoria, muchos suponen que el problema es la enfermedad de Alzheimer,
aunque las autopsias revelan que alrededor de un 15% de estos diagnósticos,
fueron erróneos.

La causa más temida y la más común de demencia (alrededor de la mitad de


los casos en el mundo, un total de 20 millones de personas) es la enfermedad
de Alzheimer, también llamada demencia senil de tipo Alzheimer, que se
caracteriza por la proliferación de placas y marañas en el cerebro. Estas
anormalidades de la corteza cerebral destruyen la habilidad de las neuronas
para comunicarse entre ellas, deteniendo así el funcionamiento del cerebro.
Este trastorno comienza frecuentemente en el hipocampo, una estructura
cerebral que tiene un papel vital en la memoria, que es usualmente el primer y
dominante síntoma del Alzheimer. Las nuevas técnicas para analizar el tejido
cerebral después de la muerte (el único método seguro para diagnosticar
Alzheimer) muestran que las cantidades de placas y marañas se correlacionan
con el grado de problemas intelectuales previos a la muerte, pero no así con la
edad de la víctima. En una persona viva, el diagnóstico se basa típicamente en
el informe de síntomas, una historia clínica y algunos tests cognitivos. Este
método tiene una precisión del 85%, a pesar de que las autopsias encuentran
placas y marañas en los cerebros de personas muy ancianas que nunca fueron
diagnosticadas de demencia.

La enfermedad de Alzheimer es en parte genética y las mujeres tienen mayor


riesgo que los hombres de desarrollarla. Usualmente lleva un curso progresivo
de 5 estadios identificables, que comienza con volverse olvidadizo y terminan
en la muerte. El primer estadio comienza con la pérdida de memoria sobre
acontecimientos recientes o información recientemente adquirida,
particularmente los nombres de lugares y personas, pudiendo olvidar dónde
acaba de poner algo o del nombre de una persona que acaba de serle
presentada. Este primer estadio suele confundirse con el envejecimiento
normal.
La segunda causa más común de demencia es el derrame cerebral (la
obstrucción temporal de un vaso sanguíneo en el cerebro) o, más
frecuentemente, una serie de derrames llamados ACV (accidente
cerebrovascular o ataque isquémico fugaz, o miniderrames). La insuficiencia de
oxígeno en el área afectada del cerebro, causada por la interrupción del
torrente sanguíneo, da como resultado una destrucción del tejido cerebral que
produce síntomas inmediatos (visión borrosa, miembros débiles o paralizados,
hablar arrastrando las palabras y confusión mental). En el ACV los síntomas
desaparecen rápidamente (en unas horas o incluso minutos) y pueden ser tan
suaves que nadie, incluso la víctima, se percate. No obstante, ha ocurrido daño
cerebral y después de una serie de ACV, el daño cerebral ocurrido conduce a
una demencia vascular, también llamada demencia por infartos múltiples. Con
cada infarto sucesivo, se vuelve más difícil compensar para las partes restantes
del cerebro. Si la enfermedad coronaria, el ACV, la diabetes u otra enfermedad
no mata a la víctima de demencia vascular, los mini derrames continúan
sucediendo y la conducta de la persona se convierte con el tiempo, en
indistinguible de la del paciente con Alzheimer.

Las causas de las demencias subcorticales incluyen la enfermedad de


Parkinson, la enfermedad de Huntington y esclerosis múltiple. Todas comienzan
cuando la persona se da cuenta de que una enfermedad grave y crónica ha
tomado su cuerpo y que su control del movimiento de las manos, piernas y
otras partes del cuerpo no es lo que alguna vez fue. La demencia subcortical
más común es la que resulta de la enfermedad de Parkinson, que comienza
con rigidez o temblor de los músculos. Las neuronas se degeneran en una
región del cerebro que produce dopamina, un neurotransmisor esencial para el
funcionamiento normal del cerebro. Ya que la reserva cognitiva declina con la
edad, los ancianos que padecen Parkinson tienen más probabilidades de
desarrollar demencia que los más jóvenes.

Enfermedades psicológicas.

Los ancianos tienen una incidencia menor de trastornos psicológicos que los
adultos más jóvenes. Los índices de ansiedad, las personalidades antisociales,
el trastorno bipolar, la esquizofrenia y la depresión son menos frecuentes
después de los 65 años. No obstante, alrededor del 10% de los ancianos que
padecen demencias, en realidad sufren una enfermedad psicológica más que
fisiológica.
La ansiedad suele confundirse con la demencia, ya que la ansiedad puede
volver olvidadiza a una persona saludable. Cuando un anciano llega a un
hospital o geriátrico, la ansiedad paralizante puede causar desorientación y
pérdida de la memoria. Si el paciente es asistido de inmediato, una posibilidad
real es el mal diagnóstico. Puede conducir a prescripción de medicamentos
psicotrópicos, que resultan en una demencia continúa, a pesar de ser
reversible.

El diagnóstico cuidadoso es esencial. Si un anciano está deprimido, solo e


inactivo, pero no está tratado, pueden aparecer síntomas de demencia. Las
pistas para la verdadera condición de la persona están en su conducta. Muchos
ancianos deprimidos exageran las pérdidas de memoria o se niegan a
responder preguntas. Las personas con Alzheimer reaccionan de manera
opuesta, tratan de responder y se avergüenzan de su inhabilidad para hacerlo.
Las personas que padecen enfermedades mentales suelen tener alteraciones
en la memoria episódica, aunque no en la memoria inmediata, al contrario de
las personas con Alzheimer.

A este respecto, el problema más común es que muchos ancianos que están
con depresión no son tratados, sin embargo, la terapia y la medicación
cuidadosa, con frecuencia los lleva a mejorar en unas pocas semanas, lo que
hace que la pseudodemencia desaparezca. No obstante, de la misma manera
es que no se percatan de las señales de adicción, algunas personas más
jóvenes suponen que los ancianos deben ser personas tristes y confundidas,
por lo que no se trata el cuadro de depresión. El resultado puede ser el suicidio.

Prevención y tratamiento.

La demencia irreversible no es fácil de prevenir. La idea de que las personas


que mantienen sus mentes activas no desarrollarán demencia es una
simplificación. Resolver el crucigrama del periódico todos los días no previene
la demencia. Para dejarlo claro, no existe cura, o incluso prevención efectiva,
todavía.
Sin embargo, muchos factores de estilo de vida ralentizan la senectud y
retrasan el comienzo de la demencia. Por ejemplo, la causa subyacente de la
obstrucción de un vaso sanguíneo que lleva al derrame y a la demencia
vascular es la arteriosclerosis (el endurecimiento de las arterias). Las medidas
para mejorar la circulación (como la actividad física regular) o para prevenir y
controlar la hipertensión o la diabetes (como una buena alimentación y
fármacos adecuados) retrasan la arteriosclerosis y pueden demorar el
comienzo de la demencia.

La actividad física regular puede reducir la incidencia de demencia a la mitad,


sobre todo si esta actividad evita el sobrepeso. En un estudio importante se
halló que las personas que fueron obesas en la mediana edad tenían el doble
de probabilidades de desarrollar demencia cerca de los 70 años.

La actividad física y la terapia para restablecer las respuestas automáticas del


cerebro y para reparar las conexiones dañadas entre las neuronas pueden
algunas veces restaurar la salud intelectual y algún cambio celular en el
cerebro, visto en el envejecimiento normal puede ser retrasado y revertido con
la actividad física.

Se sabe que, en los últimos años de la vida, la mayoría de los ancianos


mantienen intacta su capacidad intelectual. Su foco puede cambiar de detalles
a generalidades, de negativo a positivo, de la crítica a la aceptación, de la
velocidad a la precisión. Sin embargo, criticar el pensamiento de una persona
de 80 años por no ser detallista, crítico o rápido como en la juventud puede
llegar a ser un acto discriminatorio. Erikson encuentra que las personas
ancianas están más interesadas en la experiencia humana como un todo, son
testigos sociales de la vida, además en la vejez con el paso del tiempo las
cosas elementales de la vida cobran significado de mayor a menor importancia
y este puede ser un tiempo de conciencia sensorial, emocional y creativa donde
encuentren su expresión activa: pueden realizar jardinería, cuidar aves, hacer
cerámica o pintura, tocar un instrumento musical. En una encuesta realizada de
personas creativas no sentían que sus habilidades o calidad del trabajo había
disminuído, lo que había cambiado era su sentido de la urgencia incrementando
la toma de conciencia de los pocos años que tenían por delante y su energía y
fortaleza estaba decreciendo, sin embargo se encuentran tan enfocados
eficientes y comprometidos como antes...tal vez más. Este estudio incrementa
las posibilidades del envejecimiento, percatarse de esto implica que la vejez
puede ser un momento de ventajas así como de estabilidad cognitiva.

La revisión de la vida.

Muchos ancianos se vuelven más reflexivos y filosóficos. Algunas veces


repasan sobre su propia historia, ponen sus propias vidas en perspectiva y
evalúan sus logros y fracasos.
A estos intentos de evaluar la propia vida se denomina revisión de la vida: a
medida que las personas recuerdan y relatan sus propias vidas, comparan el
pasado con el presente. En general, a medida que relatan sus historias a las
generaciones más jóvenes, la revisión de su vida ayuda a los ancianos a
conectar el pasado con el futuro. Al mismo tiempo, renueva los vínculos con las
generaciones anteriores mientras que las personas recuerdan a sus padres,
abuelos e incluso bisabuelos.
La revisión de la vida se realiza más en sociedad que en soledad. A los
ancianos les gusta relatar sus historias a otras personas y con frecuencia sus
cuentos no son sólo acerca de ellos mismos sino también sobre sus familias,
comunidades y grupos étnicos.

La sabiduría.

La sabiduría es el atributo más positivo asociado con los ancianos. La idea de


que la sabiduría puede ser común en los ancianos se ha convertido en una
esperanza, como antídoto a corrientes que se han proyectado al proceso de
envejecimiento, en términos de déficit intelectual y regresión.

¿Qué es la sabiduría? Paul Baltes la define como la “destreza en la pragmática


fundamental de la vida, que permite una introspección y criterio excepcionales,
e involucran problemas complejos e inciertos de la condición humana”. La
sabiduría incluye el pensamiento dialéctico que emerge en la juventud y una
destreza en las relaciones humanas que se gana con experiencia.
Desarrollo Psicosocial
Comenzaremos por las teorías sobre el desarrollo psicosocial en la vejez y
luego nos enfocaremos en un rango de actividades posibles para el retiro, las
relaciones sociales, sexualidad, maltrato e institucionalización.

Hay decenas de teorías para entender el desarrollo psicosocial en la vejez,


desde la cátedra seleccionamos una que las divide en 3 grupos:

- Teorías del sí mismo


- Teorías de estratificación
- Teorías dinámicas.

TEORÍAS DEL SÍ MISMO (self)

Comienzan con la premisa de que los ancianos buscan ser ellos mismos,
enfatizan la manera en que la gente negocia los desafíos del yo, una habilidad
particularmente importante para enfrentar los múltiples desafíos de esta etapa:
enfermedades, retiros, muerte de seres queridos. La idea central de estas
teorías del sí mismo, que ahora desarrollaremos, es que cada persona, en
última instancia, depende de sí misma.

Integridad frente a la desesperación

Cada etapa de Erikson se edifica sobre la anterior, en su octava y última crisis


“Integridad vs. Desesperación”, Erikson ve a los ancianos como enfrentándose
a la necesidad de aceptar el modo de vida que llevaron con el fin de admitir la
cercanía de la muerte. La “integridad” comienza a forjarse mucho antes de la
vejez y los que tienen éxito en esta labor integral, construida sobre los
resultados de las 7 crisis anteriores, adquieren un sentido del orden y
significado de sus vidas como parte de un orden social más amplio del pasado,
presente y futuro. Buscan integrar sus experiencias singulares con la visión de
la comunidad, muchos desarrollan orgullo y satisfacción mientras otros,
“desesperación”, sienten que el camino por delante es demasiado corto para
empezar otra vida o probar alternativas, los acompaña el sentimiento de haber
desperdiciado oportunidades, sienten que deberían haber vivido diferente, lo
que lleva a no aceptar el final. Están dispersos, desesperados y con la
sensación de que aún no pueden irse.

Teoría de la identidad

Una segunda teoría del sí mismo se origina en la quinta etapa de Erikson:


identidad frente a confusión de rol (adolescencia). A lo largo de la vida cada
nueva experiencia, cada pérdida o ganancia, requiere de una revaluación de la
identidad que es puesta a prueba en la vejez.

Los pilares normales del concepto de sí mismo se derrumban, especialmente la


apariencia, la salud y el empleo. Los objetos y lugares se vuelven más
preciados en la vejez como una manera de aferrarse a la identidad.

Desafortunadamente, algunos ancianos en lugar de equilibrar la identidad


pasada y las condiciones actuales, van de un extremo al otro: pueden
distorsionar la realidad para negar los cambios, o adaptarse a ellos
abandonando su identidad. Lo ideal es combinar una identidad asentada con
las circunstancias que cambian, evitando la resistencia sin sentido y la derrota
total.

Optimización y compensación selectiva

También se puede elegir hacer frente a los cambios de la vejez a través de la


optimización selectiva por compensación. Las personas pueden ponerse
metas, evaluar sus propias habilidades y resolver cómo llevar adelante lo que
quieren alcanzar a pesar de las limitaciones y el deterioro en esta última etapa
de la vida. En general, con el avance de la vejez, hombres y mujeres se
enfocan selectivamente en cultivar áreas y dominios de evaluación positiva y
competencias, para hacer frente a las amenazas, desafíos, miedos y
ansiedades de la vejez.

Para ilustrar la optimización y compensación selectiva les acercamos un


ejemplo muy clarificador: Arturo Rubinstein (1887-1982) fue un pianista con
éxito en todo el mundo y, con sus más de 90 años, explicaba qué hacía él para
vencer a la edad y seguir siendo un gran concertista de piano:

· De todo el repertorio musical elegía las piezas que más le gustaban y con las
que se sentía más cómodo (selección).

· Practicaba todos los días las mismas horas pero, como ensayaba menos
piezas, dedicaba más tiempo a cada una (optimización).

· Cuando tenía que interpretar movimientos que requerían de más velocidad en


sus dedos de la que podía conseguir, hacía más lentos los movimientos previos
a los más rápidos para dar sensación de mayor velocidad en éstos
(compensación).

La experiencia adquirida a lo largo de la vida nos facilita actuar optimizando,


seleccionando y compensando los déficits o dificultades que podamos
encontrar. Ésta es la “SABIDURÍA” que logramos con el paso del tiempo.

TEORÍAS DE ESTRATIFICACIÓN

Sostienen que no son los factores internos sino las fuerzas sociales e
influencias culturales las que limitan las elecciones y dirigen la vida en todas las
etapas. La edad, el género y la etnia son las 3 categorías principales de
estratificación y causan un riesgo triple cuando se combinan.
Estratificación por la edad

De manera creciente, a medida que envejece, la gente puede ser segregada y


relegada a sus lugares y actividades propias, lo cual es especialmente marcado
en las sociedades modernas. El déficit aumenta porque jóvenes y ancianos
tienden a reunirse con gente parecida a ellos.

¿Cuándo fue la última fiesta donde había amigos y gente de todas las edades?

La versión más controversial de estratificación, es la teoría de la ruptura del


compromiso, que postula que los roles tradicionales pierden importancia, el
círculo social se achica, los compañeros de trabajo dejan de pedir ayuda y los
hijos adultos se abocan a sus propios hijos. De esta manera, no sólo los
jóvenes se separan de los mayores, sino que éstos se liberan de compromisos
y roles pasados, se retiran y se vuelven pasivos. Algunos gerontólogos
generaron una teoría opuesta, llamada teoría de la actividad, que sostiene que
la gente mayor quiere y necesita mantenerse activa en una variedad de esferas
sociales y se retiran sólo, contra su voluntad, como resultado de la
discriminación por la edad. Otros sostienen que tanto la ruptura del compromiso
como la actividad pueden no ser extremas y que hay ancianos que se
mantienen activos y otros que prefieren retraerse y reunirse sólo con gente de
su edad.

Estratificación por el género

La teoría feminista dirige la atención a la separación por género. Las feministas


están particularmente preocupadas por la vejez porque hay un número
desproporcionado de mujeres en esta etapa, la relación es de casi 2 mujeres
por cada hombre de 80 años en el mundo y en todos lados son segregadas y
más pobres que los hombres, como consecuencia de la histórica discriminación
sexual en el ámbito laboral. El miedo irracional a que sean víctimas de violencia
callejera también limita la independencia de la mujer anciana.

Discriminación étnica

Otra perspectiva de estratificación proviene de la teoría crítica de la raza, que


sostiene que la discriminación étnica y el segregacionismo de larga duración
estratifican, al cristalizar las experiencias y actitudes a lo largo de la vida. De
acuerdo con esta teoría, toda la gente que sintió discriminación toda su vida,
cuando alcanza la vejez, es más propensa a ser pobre y débil. No sólo está
enferma más a menudo, sino que es menos bienvenida en centros de jubilados,
clínicas y asilos para ancianos. Como resultado, su salud, vitalidad y
supervivencia están en riesgo.

TEORÍAS DINÁMICAS

La más conocida de las teorías dinámicas se llama Teoría de la Continuidad,


supone que la meta primaria del desarrollo del adulto es adaptarse al cambio,
no hay un equilibrio homeostático. Cada persona siente los cambios de la
adultez tardía y se comporta ante ellos de manera muy similar a como lo hizo
en etapas anteriores de la vida.

Las teorías dinámicas consideran las experiencias tempranas como eventos


psíquicos que se incorporan para toda la vida y abarcan las interacciones del sí
mismo, el contexto social y los acontecimientos de la historia personal.

TRABAJO Y JUBILACIÓN

El trabajo es estructurador de nuestra conducta, nos organiza, es una fuente


de contención social y estatus, y aporta autoestima.

La jubilación por vejez es un derecho que poseen las personas luego de


cumplir un determinado número de años de servicio. Aunque la edad a la que la
gente se retira se ve fuertemente influida por las políticas nacionales y por
aspectos específicos de cada trabajo, los psicólogos del desarrollo consideran
que son la salud, las condiciones de trabajo, las redes sociales y las reservas
financieras las que debieran determinar la edad de retiro.
Ya en los años setenta, se planteó que el ajuste al proceso de jubilación es
variable en el tiempo y se propusieron las siguientes fases:

1. De prejubilación, la persona se plantea expectativas sobre cómo será su


jubilación y se fija objetivos más o menos alcanzables.

2. De luna de miel, en donde se intenta hacer todo lo que se deseó y no se


pudo cuando se trabajaba, o se intenta descansar, disminuyendo cualquier tipo
de actividad.

3. De desencanto, por esta etapa pasarían aquellas personas que no son


capaces de encontrar actividades satisfactorias, al no cumplirse sus
expectativas.

4. De reorientación, en la que se empiezan a formar expectativas más realistas


sobre la jubilación.

5. De estabilización, es el momento en el que se consigue un ajuste entre las


percepciones y la realidad.

Naturalmente, hoy se acepta que no todas las personas pasan por las mismas
etapas ni necesariamente en el mismo orden. Sin embargo, se mantiene que la
pérdida del rol productivo que supone la jubilación, puede provocar dificultades
de adaptación. Las modificaciones de la capacidad adquisitiva, de las
habilidades o capacidades personales, de las relaciones con otros y de la
propia identidad, pueden resultar estresantes. Sin embargo, no todas las
personas cuando dejan de trabajar se ven afectadas por una crisis, ni ésta se
presenta de la misma manera en todos los casos. Como ejemplo y si nos
adentramos en la dimensión del género (masculino y femenino), encontramos
que para los varones en general la experiencia de la jubilación representa un
quiebre en la valía de su identidad, las mujeres en cambio, se sitúan en el
paraguas de una autodefinición que por su elocuencia resulta altamente
significativa “…las mujeres no nos jubilamos nunca”.
Aparentemente, las personas tienen dos fuentes principales de satisfacción, el
trabajo y el hogar, y están insatisfechas si no tienen control en ninguna esfera,
lo cual significa que aquellos que tienen más control en el trabajo de lo que
tienen en casa, necesitan equilibrar cuidadosamente su retiro.

Una de las actividades favoritas de muchos ancianos es la de cuidar sus


propios jardines y casas y se han aferrado tanto a sus alrededores que
prefieren envejecer en “su lugar” y quedarse en la misma casa, el mismo barrio,
y acomodarse sin mudarse cuando la salud empeora. Así, muchos ancianos
viven solos cuando su familia se ha marchado y su cónyuge ha fallecido.

El retiro ofrece tiempo y oportunidades para tomar clases, pero mucha gente
mayor de 65 años, duda en asistir a cursos con estudiantes más jóvenes,
aunque cuando lo hacen, disfrutan de la experiencia y suelen obtener buenas
calificaciones, por la motivación, el trabajo a conciencia y la inteligencia
cristalizada, que compensa por la disminución del tiempo de reacción y la
inteligencia fluida. Muchos países alientan y patrocinan la educación para la
gente mayor a través de programas de estudio diseñados para ellos.

Muchos ancianos sienten un fuerte compromiso hacia su comunidad, y el


trabajo voluntario les ofrece algunas ventajas sociales, les permite ganar
estatus y encontrar un nuevo significado al actuar como mentores, guías o
transmisores de experiencia, o satisfacer su deseo de interacción social y
reconocimiento.

De alguna forma, los ancianos suelen ser más activos en política que cualquier
otro grupo etario. En comparación con la gente joven, tienden a estar mejor
informados, a escribir a sus representantes electos, a votar en las elecciones, a
identificarse con un partido político y apoyar grupos que defienden ciertos
intereses.

LAS PÉRDIDAS

Si buscamos en el diccionario la palabra perder, nos encontraremos con las


siguientes definiciones: “estar privado de una cosa que se poseía”, “estar
privado de una parte de sí, de una facultad, de una ventaja física o moral”,
“verse privado de alguien a causa de su muerte…” Si analizamos estas
definiciones, nos daremos cuenta fácilmente de que los ancianos viven en un
estado de pérdida constante.

Todas las personas, a cualquier edad, sufrimos pérdidas por las que debemos
elaborar nuestros duelos. Lo que llamamos elaboración de un duelo es un
complejo proceso en el que el individuo se separa del objeto perdido, retirando
las cargas que en él había depositado, para poder investir nuevos objetos.

Este proceso se lleva a cabo de manera gradual y en él están comprometidos


diversos mecanismos, de los que se debe destacar la capacidad y la
posibilidad de cada individuo de adaptarse a nuevas situaciones, que vendrán
determinadas por el entorno.

En toda elaboración de duelo se produce un cambio en la conducta del


individuo y el duelo será mayor o menor en función de la importancia que tenga
para el individuo el objeto perdido, de la integración psicosocial del sujeto y de
la forma en que se haya producido la pérdida.

Marta Méndez define cuatro duelos propios de la vejez:


⧫ por el cuerpo potente
⧫ por el rol paternal
⧫ por el rol social
⧫ por la pérdida de relaciones objetales significativas

En cuanto al duelo por el cuerpo potente, se refiere a los cambios que se dan
en el cuerpo con el paso del tiempo, a nivel de las células, los órganos y los
aparatos: la disminución auditiva y visual, los cambios degenerativos en las
articulaciones, el envejecimiento de las células epiteliales, alteraciones del
sueño, disminución de la memoria, disminución de la marcha, etc., que se dan
de manera muy diferente y producen efectos psicológicos diferentes en cada
persona.

En relación al duelo por el rol paternal, se refiere a la posibilidad de


generatividad, es decir de cumplir el rol de padre/madre que no puede ser
siempre desempeñado por el anciano. Se debe hallar un nuevo rol dentro del
seno familiar, el rol de abuelo, donde podrá desarrollar su capacidad de
transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones y podrá establecer un
nuevo tipo de relaciones. Los nietos representan la posibilidad de logro del
deseo de inmortalidad y trascendencia después de la muerte.

El duelo por el rol social está asociado al proceso de jubilación, que trae
aparejado la pérdida de su rol laboral, del lugar social que ocupaba y de las
relaciones cotidianas. Se suma el hecho de que la sociedad actual no facilita la
adquisición de nuevos roles sociales y el establecimiento de nuevas relaciones
enriquecedoras y la situación de vulnerabilidad por la merma económica en sus
haberes.

Frente al duelo por la pérdida de relaciones objetales significativas, como


amigos, cónyuges y otros parientes, el anciano puede instrumentar la negación,
el aislamiento, la regresión o el encasillamiento por el que se aferra al pasado.

FAMILIARES Y AMIGOS

La gente se embarca en su vida en compañía de otros, lo que se conoce como


“escolta social”. Existen algunos componentes típicos de esta escolta social en
la vejez.

Matrimonios / Parejas

La presencia de un cónyuge o pareja protege contra algunos problemas de la


vejez y prolonga la vida y en general, la felicidad personal aumenta con la
calidad del matrimonio o de la relación íntima.
La viudez entre los ancianos es frecuente y puede también ser problemática,
sobre todo en los primeros dos años después de la muerte del cónyuge o
pareja. Suele comportarse diferente para los hombres y para las mujeres: las
viudas, con el tiempo, aprenden a disfrutar de su independencia y en la
mayoría de los casos no buscan volver a casarse. Los hombres no sólo se
sienten menos apoyados por sus familias, también tienen menos amigos que
hayan perdido a su compañera y tienen más dificultades para buscar ayuda. En
los meses consiguientes a la muerte de su pareja, tienen más probabilidades
de enfermarse y de aislarse socialmente.

Relación con las generaciones más jóvenes

En los siglos pasados, la mayoría de los adultos morían antes de que nacieran
sus nietos. Ahora la mayoría vive para ver dos generaciones o más. Los lazos
familiares son tan o más fuertes que nunca, pero la relación con las
generaciones más jóvenes también puede incluir tensión y conflicto. Pocos
ancianos dejan de cuidar de sus hijos sólo porque hayan crecido y sean
independientes. Aunque, si la generación mayor se vuelve dependiente de la
más joven, se puede generar un conflicto y aunque la idea de la asistencia sea
apoyada por casi todos, el problema es que ciertos aspectos (cuándo, dónde,
por quién) pueden ser una fuente de sentimientos heridos y desacuerdos. A
medida que los padres envejecen, todas las familias necesitan ajustarse a las
condiciones cambiantes y a las circunstancias, y renegociar las relaciones.

La responsabilidad filial (la idea de que los hijos adultos están obligados a
cuidar de sus padres cuando envejecen) se encuentra en todas las culturas y
no parece depender de intereses económicos particulares.

Abuelidad

Ser abuelo puede tener un especial significado durante la vejez y para otros
roles asociados con ella. Las implicaciones que tiene la relación abuelos-nietos
son muy significativas ya que ambos van a dedicar una tercera parte o la mitad
de sus vidas a este rol; además, los abuelos pueden tener contactos más
satisfactorios con los nietos en una relación con menos obligaciones y
responsabilidades que los que tuvieron en su relación padres- hijos.

Se revelan tres formas de ser abuelo:

⧫ Abuelos distantes, son fríos emocionalmente. Son ancianos estimados,


honrados respetados y obedecidos por hijos, nietos y bisnietos.
⧫ Abuelos compañeros, entretienen y “malcrían” a sus nietos
(especialmente de forma en que sus padres no lo harían) y no los
disciplinan.
⧫ Abuelos involucrados, son activos en la vida diaria de los nietos. Viven
dentro o cerca de su casa, los ven a diario y les brindan una atención
sustancial.
ABUSO Y MALTRATO EN LA VEJEZ

Se define como maltrato a la vejez a “cualquier acto u omisión que tenga como
resultado un daño, intencionado o no, practicado sobre personas de 65 años o
más, que ocurra en el medio familiar, comunitario o institucional, que vulnere o
ponga en peligro su integridad física o psíquica, así como el principio de
autonomía o el resto de derechos fundamentales del individuo, constatable
objetivamente o percibido subjetivamente”.

La existencia de servicios de gerontología y de una política sanitaria para las


personas ancianas, que son tan o más vulnerables que los niños a las
afecciones psíquicas y físicas, recién se crearon y definieron en los últimos
treinta años, ya que la población anciana alcanzó porcentajes significativos en
la estructura demográfica mundial, y además, se prolongó progresivamente la
expectativa de vida.

En general, los estudios realizados en todo el mundo basados en encuestas


comunitarias, muestran que el abuso hacia los ancianos ocurre entre un 5 y un
6% de todos los ancianos que tienen un cuidador, aunque la tasa es
probablemente más alta, pues aquellos que son maltratados por un familiar
tienen vergüenza de admitirlo, sumado a que los cálculos son imprecisos y
existen desacuerdos entre los ancianos, cuidadores y profesionales para
considerar parámetros similares para los cuidados.

Principales tipos de maltrato

⧫ Físico: Se entiende por maltrato físico la realización de actos violentos


que tengan como resultado un daño, enfermedad o perjuicio. Se
incluyen en este grupo las agresiones físicas de cualquier tipo (golpes,
quemaduras...).
⧫ Psicológico: Se refiere a conductas intencionadas que provoquen
angustia o malestar al paciente como degradación, insultos, agresiones
verbales, amenazas, abandono.
⧫ Económico: Entendemos por maltrato económico el uso inapropiado o
no autorizado de los bienes del anciano en beneficio de otra persona.
⧫ Sexual: Comisión de cualquier tipo de actos sexuales no consentidos
por el anciano.

Manifestaciones de los distintos tipos de maltrato

Los principales signos físicos, alteraciones emocionales y/o de conducta y


hechos relacionados con el maltrato que nos podemos encontrar son:

Maltrato físico:

⇒ Aspecto general: higiene pobre, vestimenta sucia o inapropiada,


pérdida de peso, caquexia.
⇒ Signos vitales: tensión arterial baja, taquicardia, hipo o hipertermia.
⇒ Signos corporales: cabeza y cuello, equimosis en cavidad oral,
quemaduras en labios, falta de piezas o fracturas dentales, desviación
del tabique nasal, lesiones en región cervical, hemorragias oculares,
alopecia traumática. En la piel, quemaduras, laceraciones, hematomas,
úlceras de presión en mal estado, heridas cortantes, coexistencia de
lesiones recientes con lesiones de aspecto antiguo.
⇒Torácico-abdominal: fracturas costales, neumotórax, rotura de
vísceras.
⇒ Músculo-esquelético: fracturas óseas, lesiones
musculares. ⇒ Área genital: lesiones sospechosas en área
genital.
⇒ Neurológico: confusión, desorientación, sobresedación.
⇒ Sintomatología psiquiátrica: temor, ansiedad, estado depresivo.

Maltrato psicológico:

⇒ Sensación de resignación y desesperación con referencias vagas al


maltrato.
⇒ Introversión.
⇒ Conducta pasiva, de indefensión.
⇒ Cambio de comportamiento llamativo reciente.
⇒ Cambios en el patrón de alimentación habitual.
⇒ Ansiedad, temblor, actitud temerosa de algo y/o alguien.
⇒ Autoinculpación acerca de su situación actual.
⇒ Pérdida de memoria llamativa no explicable por otra razón.

Abuso sexual:

⇒ Ropa rasgada, con manchas de sangre.


⇒ Hematomas, laceraciones o cortes en senos o área
genital. ⇒ Signos irritativos o laceraciones en vagina o recto.
⇒ Presencia de enfermedades de transmisión sexual.

Maltrato económico:

⇒ Apropiación o uso indebido del dinero o propiedades del


paciente. ⇒ Bloqueo de su cuenta corriente.
⇒ Gastos inapropiados cargados en su cuenta corriente.
⇒ Privación de cosas que necesita.

INSTITUCIONALIZACIÓN

Muchos ancianos y sus parientes sienten que las residencias geriátricas


deberían evitarse, aunque la realidad del abuso hacia los ancianos, detectado
más fácilmente en las instituciones, pone en evidencia que muchos ancianos
recibirían mejores cuidados fuera de sus casas.

Desde la década del ’70 se viene produciendo en Argentina una masificación


de las residencias gerontológicas, incrementándose año a año el número de
ancianos que en ellas habitan. En la actualidad, en Argentina unas 90000
personas viven en residencias para adultos mayores; el 70% corresponde a
mujeres y esto se debe en parte a la sobrevida, característica de la población
femenina.

La mayoría vive en su lugar de residencia habitual, mientras que una reducida


proporción lo hace en instituciones, como hospitales geriátricos, unidades de
internación u hogares para ancianos. Esta internación puede precipitar la
decadencia tanto física como mental, especialmente si es motivada por
problemas familiares, llegando a ser mortal ya que el hecho de sentirse
rechazado por sus seres queridos puede sumergirlos en una profunda
depresión.

En estas instituciones todas las actividades diarias están estrictamente


programadas, de modo que una actividad tiene un momento prefijado y toda la
secuencia de actividades se imponen mediante un sistema de normas. Hay una
separación entre el grupo manejado y el grupo personal supervisor. Los
internos dependientes tienen limitados contactos con el mundo, mientras que el
personal cumple su jornada laboral y está socialmente integrado al mundo
exterior.

Una forma intermedia entre vivir en la propia casa y la residencia geriátrica, es


la vivienda asistida, que brinda algo de privacidad e independencia, pero con
supervisión médica. Algunas variantes de viviendas asistidas van desde un
grupo de 3 o 4 ancianos que viven juntos a grandes instalaciones para muchos
ancianos. Cada país tiene sus propias reglas para regular las viviendas
asistidas, muchos de esos lugares trabajan sin licencia y algunos países
ofrecen muchas más opciones de residencias para ancianos que otros.

Los hogares para ancianos en general, poseen licencia y deben cumplimentar


ciertas normas, pero el tipo de servicio varía.

EL ANCIANO DELICADO

La mayoría de los ancianos se vuelven débiles si viven lo suficiente, algunos


por cortos períodos y otros por años e incluso décadas.

Más allá de la edad y la enfermedad, el marcador principal del estado de


debilidad es la incapacidad para realizar de manera sana y adecuada, las
tareas físicas y cognitivas del autocuidado necesario para mantener la
independencia.

Los gerontólogos se refieren a 5 actividades de la vida diaria: comer, bañarse,


ir al baño, vestirse y moverse de la cama a una silla. Si se necesita ayuda con
una de ellas, puede considerarse delicado, aunque para los seguros se debe
ser incapaz al menos, en 3 de estas tareas.

Igualmente, importantes pueden ser las actividades instrumentales de la vida


diaria tales como: manejar la medicación, hacer las compras, manejar las
finanzas propias, usar transportes, mantener el hogar, usar el teléfono o
preparar los alimentos y mantener la nutrición.
En todo el mundo, relativamente pocos ancianos están delicados, menos del
2% de la población mundial es incapaz de realizar estas actividades, sin
embargo, la proporción está aumentando porque la gente vive más tiempo y la
asistencia médica enfatiza la prevención de la muerte más que garantizar la
calidad de vida. La nutrición adecuada, vivienda segura y auxilios para la salud
pueden prevenir o posponer la decadencia, si bien se necesita alguna
movilidad, planificación y/o recursos para acceder a dichos beneficios y eso
tiende a excluir a muchos que de alguna forma ya están delicados.

Estos factores significan que la debilidad puede ser pronto un serio problema
en muchos países. Los gobiernos, las familias y las personas que envejecen a
veces se culpan el uno al otro por la fragilidad, cuando en realidad la
responsabilidad es de los tres.

Asistencia para el anciano delicado

A menudo los que cuidan de los ancianos también son ancianos, en general
esposos o esposas y si la persona débil perdió a su compañero o compañera,
por lo general hermanos o una hija mayor realizan la tarea.

La familia cumple un rol fundamental en la atención de este anciano. Es la que


decide, en la mayoría de los casos, si lo va a llevar a vivir a su casa, si le va a
prestar apoyo domiciliario o si lo va a internar en un geriátrico. El problema es
que no siempre estamos lo suficientemente preparados para hacer frente a la
demanda que ellos nos plantean.

Los que cuidan a sus familiares suelen sentir mucho estrés, su salud se ve
afectada y aumenta la depresión, en especial si quien recibe los cuidados sufre
demencia.

El anciano dependiente es muy fácilmente vulnerado en el ejercicio de sus


derechos por quienes detentan el poder de decidir, hablar y hacer por él.

Se llama Cuidador a aquella persona que está a cargo del cuidado de los
aspectos dependientes del anciano y se los puede clasificar de la siguiente
forma:
SEXUALIDAD EN LA VEJEZ:

La actividad sexual no tiene límite de edad: empieza en el momento que


nacemos y no finaliza hasta que morimos. Ahora bien, hay que establecer una
distinción entre sexualidad y genitalidad, términos que suelen confundirse,
cuando la genitalidad no es más que una de las múltiples formas de
manifestación de la sexualidad.

Hasta hace no demasiado tiempo, se definía la sexualidad como “el conjunto


de impulsos, conductas, emociones y sensaciones que están intrínsecamente
relacionadas con la actividad reproductiva o con el uso de los órganos genitales
como fuente de satisfacción”.

Si esto fuera cierto, en el momento en que la capacidad reproductora de la


mujer desaparece a causa de la menopausia, desaparecerían también todas
las posibilidades de actividad sexual. Pues bien, sabemos que existe
sexualidad sin reproducción e incluso, en la actualidad, reproducción sin
sexualidad (considérense las fecundaciones in vitro).

No hay dudas de que existen cambios fisiológicos a medida que las personas
envejecen. Sin embargo, subsiste la pregunta sobre cuánto influyen estos
cambios en la conducta sexual dado que es muy difícil separar los efectos
psicológicos de los fisiológicos. Por esta razón, es importante tener en cuenta
que la existencia de cambios fisiológicos no lleva, en sí misma, a que la función
sexual sea afectada negativamente.

Se debe enfocar la sexualidad en la vejez desde otra perspectiva, pasando del


modelo de sexualidad basado en el joven, donde se iguala sexualidad con
coito, a un modelo más permisivo y real que lo identifica con la búsqueda de
placer sexual, y en el cual las posibilidades de manifestación y actividad son
abrazos, besos, sexo oral, masturbación, etc. La búsqueda de placer se refiere
a cualquier forma de actividad que haga sentirse bien. Erección, coito y
orgasmo son hechos deseables, pero no son los únicos necesarios para brindar
placer. Dado que muchos hombres en la vejez se apartan de la sexualidad por
problemas en la erección o por temor a no alcanzarla, es posible que, si se
adoptara el principio de la búsqueda de placer como definición del
funcionamiento sexual, las parejas ancianas en particular, podrían tener un
margen más alto de opciones para la gratificación sexual.

La menopausia en sí misma, no parece tener un efecto negativo mayor sobre el


interés sexual. Contrariamente al estereotipo, muchas mujeres
posmenopáusicas experimentan un aumento del interés por la actividad sexual,
que puede deberse a múltiples razones tanto de tipo fisiológico (como el efecto
de los andrógenos ante la deficiencia estrogénica postmenopáusica) o
psicológico (pues desaparece el temor a un embarazo no deseado).

Alteraciones secundarias de la sexualidad

Tanto las enfermedades orgánicas como el consumo de medicamentos pueden


alterar la sexualidad del hombre y de la mujer.

Las afecciones de diversos aparatos y sistemas que alteran la sexualidad son:

Causas cardiovasculares: Son de primera importancia en la vejez, tanto por su


frecuencia como por las limitaciones. La insuficiencia coronaria, fenómenos
isquémicos transitorios (angina de pecho) o definitivos (infarto de miocardio),
implantan un problema previo en un caso y posterior en el otro. Los ancianos
afectados por una angina inestable, presentan dolor en las relaciones sexuales.
En los casos de secuelas de infarto de miocardio se debe plantear cuándo y
cómo deben comenzar las actividades sexuales. Si bien las crisis cardiacas
muy raramente ocurren durante el acto sexual, es necesario advertir que el
encuentro sexual no debe ser muy prolongado. La insuficiencia cardiaca
congestiva es francamente limitante, tanto para el hombre como para la mujer,
por la aparición de disnea (respiración difícil o trabajosa). Cuando el control de
la afección es el adecuado, puede reanudarse la actividad sexual normal.

Causas neuropsiquiátricas: Cuando existen alteraciones de los


neurotransmisores y se lesionan las vías nerviosas, como ocurre con todas las
enfermedades neurológicas de evolución crónica (demencias tipo Alzheimer y
cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, ACV), la función sexual se resiente
y la disminución de la libido o los trastornos de la erección en el hombre, son
constantes. La pérdida de la libido es una de las primeras manifestaciones de
la depresión mayor y juega un importante papel en los otros tipos de las
mismas.

Causas metabólicas y endocrinas: La diabetes es la causa médica más


importante de la disfunción sexual en el varón, alterando la erección. En la
mujer, la diabetes mellitus tipo II causa una anormal respuesta
vasculocongestiva de la vagina, que reduce la lubricación y genera
decrecimiento de la libido con anorgasmia.
La obesidad masculina, si transcurre con disminución de testosterona, puede
disminuir la libido y la potencia sexual. La obesidad femenina, por su parte, es
causa de merma de la autoestima y rechazo por parte de la pareja sexual.

Tanto el Hipertiroidismo como el Hipotiroidismo, que afectan especialmente a


las mujeres, producen alteraciones de la libido.

Causas infecciosas: un síntoma común a la agresión de diversos agentes


etiológicos es la astenia o disminución de la fuerza muscular, que puede
perdurar en la convalecencia limitando la actitud libidinal.

Causas genitourinarias: El adenoma de próstata no ocasiona modificaciones en


la esfera sexual. Su resección, si es por vía perineal, al seccionar el nervio que
conduce los estímulos para la erección, puede generar impotencia. En general,
estos pacientes presentan eyaculación retrógrada sin que se deteriore
mayormente la calidad del orgasmo.

La incontinencia urinaria tiene efectos adversos sobre la sexualidad femenina.

La ansiedad y la depresión pueden interferir en la actividad sexual de la mujer


mastectomizada.

Causas reumáticas: La artritis reumatoidea limita casi todos los movimientos


por dolor e impotencia funcional cuando tiene una evolución grave, pero
excepcionalmente alcanza la magnitud en la ancianidad. La artrosis puede
localizarse con preferencia en la articulación coxofemoral y limitar los
movimientos de la mujer para ciertas posiciones adoptadas durante el coito.

La mujer suele tener dificultades con la excitación sexual (que consiste en la


lubricación y dilatación de la vagina), a veces incluso necesita utilizar
lubricantes artificiales, la dispareunia (dolor en el coito) es frecuente, y los
cambios físicos generales le hacen sentir menos atractiva disminuyendo en
ocasiones su deseo sexual.

La atrofia vaginal postmenopáusica, con disminución de la lubricación,


convierte a la vagina en un órgano más susceptible a las lesiones por roce y
también a posibles infecciones.

Las actitudes sexuales y el conocimiento están íntimamente relacionados con


el interés sexual. Un inadecuado conocimiento sobre el sexo y la sexualidad ha
sido reiteradamente enfatizado como una importante contribución a los
problemas sexuales. Los hombres viejos que ignoran los cambios en el
funcionamiento sexual que se producen con la edad pueden ser
particularmente vulnerables a preocupaciones sobre su desempeño sexual. En
algunos países se han instituido programas terapéuticos para los viejos y el
resultado es que se han visto actitudes sexuales más permisivas, un
incremento de la actividad sexual y una mayor satisfacción en su ejercicio. Para
que sea posible, debemos comenzar por saber cómo es la respuesta sexual
fisiológica de los viejos para poder entender luego las conductas de
interrelación que a partir de ellos se harán posibles.
Ahora bien, en este tema hay que hacer una distinción fundamental para no
incurrir en inexactitudes al confundir términos. Tanto en la mujer como en el
hombre aparecen, alrededor de los 50 años, una serie de cambios
multidimensionales en sus aspectos circulatorios, neuronales y psicosociales
entre otros.

Mito de la vejez asexuada

Hace pocas décadas el mito de la vejez asexuada constituía una creencia casi
absoluta y desde que existe un interés en el estudio de los ancianos, se ha
relativizado, ya que permanecen arraigados algunos prejuicios referentes a la
sexualidad de la última etapa de vida. Está estrechamente relacionado con la
dificultad que existe en la sociedad para considerar a los propios padres como
personas que mantienen relaciones sexuales. Reconocer la sexualidad en los
ancianos, representantes simbólicos de los padres, implica también reconocer
sus deseos sexuales.

La desaparición del interés sexual en ancianos suele deberse a un mecanismo


adaptativo ante la situación adversa para ejercer su sexualidad.
Para pensar…Guía Vejez

1)- Elija algunas personas de una franja etaria, realícele las preguntas
correspondientes a la encuesta del inicio de la unidad, registre los datos. ¿Qué
otras preguntas agregaría?

2)- Elabore un cuadro con los cambios biológicos más significativos que
ocurren en el envejecimiento.

3)- ¿Cómo afectan los estereotipos en la vejez? Busque sitios en internet


donde obtenga evidencia acerca de la discriminación por la edad.

4)- Explique con algunos ejemplos la optimización selectiva por compensación.

5)- ¿Cuál es la diferencia entre envejecimiento primario y secundario?

6)- ¿Cómo expresaría las diferencias esenciales entre las distintas teorías del
envejecimiento?

7)- ¿Cómo explicaría las declinaciones cognitivas que ocurren en la vejez?

8)- Realice un cuadro comparativo entre las distintas teorías del desarrollo
psicosocial en la adultez tardía.

9)- La demencia ¿Es un mal de todos los ancianos? Fundamente

10)- ¿Cuáles son las pérdidas por las que deben elaborar “duelos” los
ancianos?

11)- ¿Qué mitos cree que aún persisten hoy en esta etapa? Por ejemplo, que si
camina se cae, que la pérdida de memoria es igual a demencia, etc.

12)- ¿Cómo se percibe la muerte en la senectud?

13)- Explique los cambios más visibles que se van sucediendo en esta edad y
cómo influye el autoconcepto.

14)- ¿Cómo vivencia la pérdida el anciano?

15)- Exponga los mitos y realidades de la sexualidad en la

vejez.

16)- Exponga ventajas y desventajas de la institucionalización.

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