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AMPARO INDIRECTO

JUEZ DE DISTRITO EN TURNO DEL DÉCIMO SÉPTIMO


CIRCUITO EN EL ESTADO DE CHIHUAHUA.
P R E S E N T E.-

PEDRO GÓMEZ ANTILLÓN, mexicano, mayor de edad, por mis


propios derechos, señalando como domicilio para oí y recibir
toda clase de notificaciones el ubicado en calle Celedonia
González, número 5321, de la colonia Granjas de esa Ciudad de
Chihuahua, y autorizando en los más amplios términos del
artículo 12 de la Ley de Amparo en vigor, al LICENCIADO EN
DERECHO ELEAZAR AGUILAR DORADO, quien ejerce la abogacía al
amparo de la cédula profesional número 8364423 expedidas por
la Dirección General de Profesiones dependiente de la
Secretaria de Educación Pública y registrada ante este H.
Juzgado de Distrito, y quien además cuenta con el usuario
denominado Abogado143, cuenta que solicitamos se autorice por
así convenir a nuestros intereses, con fundamento en lo
estipulado por los artículos 35, en su segundo párrafo y 40,
del Acuerdo General 12/2020, emitido por el Consejo de la
Judicatura Federal; ante Usted C. Juez con el debido respeto
comparecemos para exponer:

Que por medio del presente escrito, y con fundamento en


los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, vengo a solicitar el Amparo y
Protección de la Justicia Federal en contra de los actos que
me permito señalar en este ocurso más adelante, y en
cumplimiento del artículo 108 de la Ley de Amparo, expongo:

I.- NOMBRE Y DOMICILIO DEL QUEJOSO:

Ya han quedado debidamente señalados en el proemio de la


presente demanda de garantías.

II.- NOMBRE Y DOMICILIO DEL TERCERO INTERESADO:

SABELA PATRICIA ASIAIN HERNÁNDEZ, EN SU CALIDAD DE JUEZA DEL


JUZGADO DÉCIMO FAMILIAR POR AUDIENCIAS DEL DISTRITO JUDICIAL
MORELOS.

III.- AUTORIDADES RESPONSABLES:

JUEZ TERCERO DE DISTRITO DEL DÉCIMO SÉPTIMO EN EL ESTADO DE


CHIHUAHUA.

IV.- NOMA GENERAL, ACTO U OMISIÓN QUE DE CADA AUTORIDAD SE


RECLAME:
Se reclama la omisión de no haberme llamado en mi calidad de
tercero extraño a juicio, dentro del incidente de falsedad de
firmas incoado por Juan Felipe Ponce Morones, “autorizado” de
la tercera interesada SABELA PATRICIA ASIAIN HERNÁNDEZ, en su
calidad de Jueza del Juzgado Décimo Familiar por Audiencias
del Distrito Judicial Morelos, dentro del juicio de amparo
142/2022, tramitado ante el Juez Tercero de Distrito en el
Estado de Chihuahua, lo que me genera que el aludido
incidente sea ilegal, y se encuentre viciado el proceso de
origen, al no haberme llamado para ejercer mis derechos de
audiencia y defensa, negándome en consecuencia el derecho
procesal de ser oído y vencido en el mismo, acto que me deja
en total estado de vulnerabilidad e indefensión.

V.- BAJO PROTESTA DE DECIR VERDAD, LOS HECHOS O


ABSTENCIONES QUE CONSTITUYEN LOS ANTECEDENTES DEL ACTO
RECLAMADO O QUE SIRVAN DE FUNDAMENTO A LOS CONCEPTOS DE
VIOLACIÓN. -

Soy abogado apoderado de la señorita Berta Chávez Rodríguez,


a quien la Jueza Decima Familiar por Audiencias del Distrito
Judicial Morelos, ha pretendido vulnerar en sus derechos
humanos en un espurio procedimiento de interdicción, dentro
del expediente número 183/19 de su índice.

Contra dicho procedimiento la señorita Berta Chávez


Rodríguez, fue amparada y protegida, dentro del juicio de
amparo 475/21-I, del Juzgado Octavo de Distrito, en el cual,
se nulificaron todas las actuaciones de aquel procedimiento,
por diversas irregularidades, entre ellas no llamar a juicio
a la quejosa Berta Chávez Rodríguez.

Es el caso que a través de distintos medios de defensa, ha


resultado como autoridad responsable y/o tercera interesada,
en el Juicio Amparo 142/2022-11-6, del índice del Juzgado
Tercero de Distrito en el Estado de Chihuahua, la Jueza
Décima Familiar por Audiencias del Distrito Judicial Morelos
SABELA PATRICIA ASIAIN HERNÁNDEZ, misma que miente
rotundamente en lo afirmado por su pseudo representante el
señor Juan Felipe Ponce Morones, como consta en el expediente
en el Juicio de Amparo 475/21-1, del Juzgado Octavo de
Distrito en el Estado.

Es el caso que en el Juicio de amparo 142/2022-XI-6, el


pasado 19 abril, fecha en que notificaron a la señorita Berta
Chávez Rodríguez, del incidente de falsedad de firmas, me
entere de que en el mismo se me menciona y acusa de forma
ilegal y antijurídica, por parte del “autorizado” de la Jueza
Décima Familiar por Audiencias del Distrito Judicial Morelos,
sin haber previamente sido estudiado y analizado, esa falsa
imputación y/o acusación que en mi perjuicio se presentó, ni
se ha ordenado ni se me notificó, para ser debidamente
llamado a juicio, y poder ejercer mi defensa de forma
adecuada e integral en mi calidad de tercero extraño a
juicio, y hacer valer en consecuencia, mis derechos humanos y
garantías constitucionales.

Es la primera ocasión en que la referida Jueza, argumenta lo


mencionado en el incidente referido, y resulta evidente que,
al no haber opuesto, lo ahí dicho a otros amparos, consintió
el acto que ahora reclama.

Son auténticas las firmas de mi representada, tal y como las


ratifica el desahogo de vista y en el recurso de queja
interpuestos en el Juicio de Amparo 142/2022-XI-6.

Por todo lo anterior, la Jueza Tercera de Distrito, fue


sorprendida en su buena voluntad por la referida y su pseudo
representante.

No debe pasar desapercibido la falta de legitimación del


autorizado por parte de la Jueza Décimo Familiar por
Audiencias del distrito Judicial Morelos, y que de oficio no
fue estudiado y analizado por el Juez Tercero de Distrito,
aspecto que acarrea la improcedencia del incidente de
falsedad de firmas incoada en mi perjuicio, y, en
consecuencia, al ser admitido de forma ilegal, me agravia en
mi esfera de derechos consagrados en nuestra Carta Magna.

VI.- LOS PRECEPTOS QUE, CONFORME AL ARTICULO 1 DE ESTA LEY,


CONTENGAN DERECHOS HUMANOS Y LAS GARANTÍAS CUYA VIOLACIÓN SE
RECLAME. –

1, 14, 16 y 18 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS


UNIDOS MEXICANOS.

VII.- CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. –

PRIMERO.- Las autoridad responsable al emitir el acto


reclamado, vulnera en mi perjuicio el artículo 14 y 16 de la
Carta Magna, preceptos constitucionales que consagran las
garantías de audiencia, debido proceso, seguridad jurídica,
legalidad y fundamentación y motivación, toda vez que jamás
fui llamado dentro del improcedente incidente de falsedad de
firmas, en mi calidad de tercero extraño a juicio, incoado
por parte de Juan Felipe Ponce Morones, “autorizado” de la
diversa tercera interesada la Jueza Décimo Familiar Por
Audiencias del Distrito Judicial Morelos, SABELA PATRICIA
ASIAIN HERNÁNDEZ, dentro del Juicio de amparo 142/2022, ni se
me ha concedido la posibilidad dentro del referido incidente,
de ofrecer prueba alguna, alegar, e interponer los recursos
legales en contra de los actos emitidos, y que constituyen el
acto reclamado, dejándome en total estado de indefensión y
vulnerabilidad.

En todos los casos donde es necesario llamar a quien tenga


algún interés, los Jueces tendrán obligación de cerciorarse
de oficio de que le requirió y emplazo a juicio, y este fue
debidamente efectuado, y que se hizo de acuerdo con las
reglas establecidas en la Ley, y de que la noticia del mismo
pudo razonablemente llegar al interesado, e inclusive, cuenta
con amplias facultades para mandar reponer el irregularmente
practicado, antes de que el proceso y/o juicio continúe sus
trámites, imponiendo una corrección disciplinaria al Actuario
cuando aparezca responsable.

Ahora bien, en el caso particular, se viola en perjuicio del


suscrito, porque en el presente caso, sin cumplir las
formalidades esenciales del procedimiento, por no haberme
llamado dentro del incidente de marras, de donde emana la
violación que da motivo a este juicio amparo, se me está
privando del derecho de audiencia y defensa, y al ser una
cuestión de orden público, esencial e imprescindible para que
todo el que sea parte o tenga algún interés dentro del
juicio, sea debidamente llamado, y puede en consecuencia
tener una adecuada defensa, implica entonces, que la omisión
a lo anterior, constituye una grave infracción procesal de
mayor magnitud y, expuesto esta circunstancia en el caso
particular, se puede válidamente colegir que nunca se vigiló
y cumplió, ya que no se me llamó a juicio, dentro del aludido
citado incidente de falsedad de firmas, a pesar de que me
está acusando de forma ilegal y se me atribuyen actos
personalísimos, aspecto fundamental para haber sido llamado
de forma personal a juicio, y pueda exponer lo que a mis
intereses convenga, precisamente con la finalidad de darme
oportunidad de audiencia y defensa respecto de la infundada
acusación. Y al no acontecer, en consecuencia, se me priva de
forma inconstitucional mi garantía de audiencia y legalidad
estipulada respectivamente en los artículos 14 y 16 de la
Carta Magna.

En este orden de ideas, debo decir que en los casos en que


los actos reclamados impliquen privación de derechos, existe
la obligación por parte de las autoridades responsables de
dar oportunidad al agraviado para que exponga todo lo que
considere conveniente en defensa de sus intereses, y toda vez
que el artículo 14 de la Constitución Federal, impone a todas
las autoridades tal obligación y, consecuentemente, su
inobservancia dejaría a su arbitrio decir acerca de los
intereses de los particulares, con violación de las garantías
establecidas por el invocado precepto constitucional, aspecto
que acontece en el presente caso, al no haber llamado a
juicio para defenderme de la falsas imputaciones.

Ahora bien, por lo que respecta a la garantía de audiencia,


esta consiste fundamentalmente en la oportunidad que conceder
al particular la posibilidad de intervenir para poder
defenderse, es decir, se debió de darme la oportunidad de
poder contestar la demanda incidental de falsedad de firmas,
planteada por parte del licenciado Juan Felipe Ponce Morones,
autorizado legal de la diversa tercera interesada SABELA
PATRICIA ASIAIN HERNÁNDEZ, rendir pruebas y alegar,
inmediatamente al darle entrada al incidente, lo anterior se
encuentra debidamente sustentado por el siguiente criterio
que tiene apoyo en la ejecutoria emitida en la séptima época,
por la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, consultable en el apéndice de 1995, tomo VI, parte
SCJN, tesis: 96, página 63, misma que dice:

“AUDIENCIA, RESPECTO A LA GARANTÍA DE. DEBEN DARSE A CONOCER


AL PARTICULAR LOS HECHOS Y MOTIVOS QUE ORIGINAN EL
PROCEDIMIENTO QUE SE INDICIE EN SU CONTRA.”

“La garantía de audiencia consiste fundamentalmente en la


oportunidad que concede el particular de intervenir para que
el pueda defenderse, y esa intervención se puede concretar en
dos aspectos esenciales, a saber: la posibilidad de rendir
pruebas que acrediten los hechos en que se finque la defensa;
y la de producir alegatos para apoyar esa defensa con las
argumentaciones jurídicas que se estimen pertinentes. Esto
presupone, obviamente, la necesidad de que los hechos y datos
en los que la autoridad se basa para iniciar un procedimiento
que puede culminar con privación de derechos, sean del
conocimiento del particular, lo que se traduce siempre en un
acto de notificación que tiene por finalidad que aquel se
entere de cuáles son esos hechos y así este en aptitud de
defenderse. De lo contrario la audiencia resultaría
prácticamente inútil, puesto que el presunto afectado no
estaría en condiciones de saber que pruebas aportar o que
alegatos formulares a fin de contradecir los argumentos de la
autoridad, si no conoce las causas y los hechos en que esta
se apoya para iniciar un procedimiento que pudiera afectarlo
en su esfera jurídica.”

En este orden de ideas, podemos válidamente colegir que, al


ser la garantía de audiencia y legalidad de orden público,
los jueces están obligados a investigar de oficio si se
respetaron dicha prerrogativas, y en caso afirmativo, si se
observaron las leyes de la materia, lo anterior porque su
falta u omisión, es la violación procesal de mayor magnitud y
de carácter más grave como el presente asunto acontece,
puesto que da origen a la violación de las formalidades
esenciales del procedimiento, esto es, imposibilita a las
partes interesadas, para exponer lo que conforme derecho le
convenga, por consiguiente, le impide oponer las excepciones
y defensas a su alcance.

Cabe señalar cuando la falta de emplazamiento o llamamiento a


juico como acontece en la especie, corresponde a la autoridad
responsable la carga de la prueba, Novena Época, tal como lo
indica la jurisprudencia emitida por el SEGUNDO TRIBUNAL
COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO CIRCUITO, consultable en
el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: XV,
abril del 2002, Tesis: VI.2oC. J/222, pagina 1053, misma que
dice:

“EMPLAZAMIENTO. FALTA O ILEGALIDAD, CARGA DE LA


PRUEBA. Cuando se reclama lo actuado en un procedimiento por
la falta de emplazamiento, corresponde a la autoridad
responsable probar la existencia de tal acto, pero si se
reclama la ilegalidad del mismo, la carga de la prueba de los
hechos que determinen su inconstitucionalidad recae en el
quejoso en términos del artículo 149 de la Ley Amparo.”

Por último, debemos decir que, con el emplazamiento formal y


material del tercero extraño a juicio, se vincula al mismo
para todos los efectos del proceso y con los derechos,
deberes, obligaciones, y cargas inherentes. Su participación
en el proceso puede ser para colaborar con alguna de las
partes en el juicio en la defensa del derecho hecho valer por
alguno de ellos, incluso, para aportar elementos que se
encuentren en su poder, y que sirvan para dilucidar la
controversia, por los perjuicios que pudiera reportarle el
dictado de la sentencia. A esa calidad que deriva de esa
situación se le denomina tercero coadyuvante. Éste, si bien
está interesado en la contienda y la eventual sentencia puede
generarle un perjuicio, no puede deducir pretensiones
contradictorias durante el juicio, ni ejercer acciones o
defensas distintas de las surgidas en el procedimiento. Por
otro lado, también puede acudir al juicio cuando tiene un
interés jurídico propio o diferente al de las partes, para
excluir un derecho que es materia del juicio o para que se le
pague un crédito en forma preferente. En ese sentido, con el
acto del emplazamiento a juicio del tercero extraño a juicio,
se le da la oportunidad de actuar y obrar con la mayor
libertad en los procedimientos, presentar promociones,
pruebas, alegatos, recursos, etcétera; intervenir en las
audiencias y demás actos procesales de su incumbencia, con la
única medida racional de que su intervención se dirija a la
defensa de su interés. El alcance y consecuencias que el
proceso va a producir o generar la sentencia para el tercero,
en su esfera jurídica, serán directamente proporcionales al
grado y naturaleza del interés que tiene el interviniente y,
de ningún modo, podrá desbordarlo, aunque sea llamado y se
abstenga de comparecer al procedimiento. Por tanto, la
finalidad de llamar o admitir en juicio a terceras los
terceros extraños a juicio, consiste en integrarlas a la
suerte de éste en la medida de su interés respecto a la
materia litigiosa, para que sobre estos aspectos les depare
perjuicio o pueda obtenerse una sentencia ejecutoria que
evite la necesidad del surgimiento posterior de nuevos
procesos en defensa de tales intereses, y con el propósito de
brindar mayor seguridad jurídica a las partes, con el
fortalecimiento de la cosa juzgada.
Por lo que es incuestionable, que en el caso particular al no
haberme llamado a dentro del repetido incidente de falsedad
de firmas, en mi calidad de tercero extraño, a pesar de que
se me está acusando de actos personalísimo, se me priva de mi
posibilidad de defenderme de improcedente incidente de
falsedad de firmas, vulnerándome en mi esfera de derechos
consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.

Sirve de sustento el siguiente criterio, ppublicado el 21


junio, 2019, mediante la Tesis: I.12o.C.24 K (10a.), de los
Tribunales Colegiados de Circuito, de la Décima Época,
consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, intitulada: “TERCERO EXTRAÑO TÍPICO O AUTÉNTICO Y POR
EQUIPARACIÓN. LOS EFECTOS DE LA CONCESIÓN DEL AMPARO SON
DISTINTOS, DEPENDIENDO DE SU CALIDAD.”

“Existen dos tipos de tercero extraño: típico o auténtico y


por equiparación. El primero es aquella persona física o
jurídica colectiva, que no siendo parte material (actor o
demandado) del juicio natural de donde deriva el acto
reclamado, se ve afectada en su esfera jurídica por un acto
de autoridad que emana de aquel procedimiento. Por su parte,
el segundo es el sujeto que siendo parte formal de la
controversia, por ser el demandado, no fue llamado a juicio,
o bien, que fue defectuoso el emplazamiento y que, por ello,
no pudo comparecer al procedimiento en defensa de sus
intereses. En el caso, los efectos de la concesión son
distintos, dependiendo del supuesto en el que se ubique el
quejoso que se ostenta con esa calidad. Cuando se trata del
tercero extraño en sentido estricto, como su posición es
distinta a la de los sujetos de la controversia de origen,
los efectos del amparo no son que se le llame a ese juicio
natural, pues no es parte, sino que la finalidad es
reintegrarlo en sus derechos afectados, que son los bienes en
litigio, pero sin que ello implique que en el sumario de
origen deba declararse la nulidad de todo lo actuado para que
se le llame a juicio. Por tanto, al no ser partícipe de esa
relación procesal no puede verse favorecido ni perjudicado
por los actos que se lleven a cabo en la contienda. De ese
modo, la concesión no implicará la nulidad de todo lo actuado
en el juicio natural en el que se es tercero extraño, en
mérito a que al acudir al juicio de amparo indirecto, su
única intención es extraer de aquella controversia sus
derechos, es decir, no le interesa una declaratoria de
nulidad total porque es ajeno a la relación jurídica en él
ventilada; por el contrario, cuando se trata de la persona
extraña por equiparación, como su posición es la de parte
formal de la relación procesal, pero no fue llamada a juicio,
o lo fue en forma defectuosa, lo cual impidió acudir en
defensa de sus derechos, los efectos del amparo serían los de
declarar la nulidad del juicio desde el momento del
emplazamiento hasta su última actuación.

DÉCIMO SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER


CIRCUITO. Recurso de inconformidad previsto en las fracciones
I a III del artículo 201 de la Ley de Amparo 35/2018.
Ernestina Peña Silva. 11 de octubre de 2018. Unanimidad de
votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretaria: Nancy
América Morón Suárez.”

SEGUNDO.- Respecto al incorrecto y mal llamado incidente de


falsedad de firmas, la tercera interesa SABELA PATRICIA
ASIAIN HERNÁNDEZ, al no tener el carácter de particular, sino
de una autoridad jurisdiccional, por ser la titular del
Juzgado Décimo Familiar por Audiencias del Distrito Judicial
Morelos, y como tal, es miembro del Poder Juncial Estado de
Chihuahua, le correspondía desahogar directamente a vista que
le dio el Juzgado Tercero de Distrito dentro del expediente
142/2022, y no por “intermediario o representante”,
precisamente por no contar con facultades y atribuciones para
realizarlo, según se advierte de un análisis a la Ley
Orgánica del Poder Judicial del Estado de Chihuahua, la cual,
estipula sus facultades, razón por la que es antijurídico la
designación que hace la referida Jueza, sobre el señor Juan
Felipe Ponce Morones, al hacerse representar ante las diversa
autoridad, por un particular, y sin agregar a los autos, el
fundamento y acto legal, por medio del cual delega o traspasa
su representación.

Ahora bien, las autoridades responsables no pueden ser


representadas en el juicio de amparo a través de un
apoderado, como lo pretende en el caso particular, la
autoridad hoy tercera interesada Jueza Décimo Familiar por
Audiencias del Distrito Judicial Morelos, aspecto que es
contrario a la ley, y, en consecuencia, el incidente de
falsedad de firmas incoado dentro de los autos del
pluricitado Juicio de Amparo 142/2022, por parte del
autorizado en mención, es jurídicamente improcedente al
carecer de legitimación, por no contar con la facultad para
comparecer a juicio.

En este orden de ideas, es pertinente mencionar que el


artículo 9 de la ley de amparo nos dice que:

“Las autoridades responsables podrán ser representadas o


sustituidas para todos los trámites en el juicio de amparo en
los términos de las disposiciones legales y reglamentarias
aplicables. En todo caso podrán por medio de oficio acreditar
delegados que concurran a las audiencias para el efecto de
que en ellas rindan pruebas, aleguen, hagan promociones e
interpongan recursos.”
"El presidente de la República será representado en los
términos que se señalen en el acuerdo general que expida y se
publique en el Diario Oficial de la Federación. Dicha
representación podrá recaer en el propio Consejero Jurídico,
en el procurador general de la República o en los secretarios
de Estado a quienes en cada caso corresponda el asunto, en
términos de las leyes orgánicas y reglamentos aplicables. Los
reglamentos interiores correspondientes señalarán las
unidades administrativas en las que recaerá la citada
representación. En el citado acuerdo general se señalará el
mecanismo necesario para determinar la representación en los
casos no previstos por los mismos.”

"Los órganos legislativos federales, de los Estados y del


Distrito Federal, así como los gobernadores y jefe de
gobierno de éstos, procuradores generales de la República y
de las entidades federativas, titulares de las dependencias
de la administración pública federal, estatales o
municipales, podrán ser sustituidos por los servidores
públicos a quienes las leyes y los reglamentos que las rigen
otorguen esa atribución, o bien por conducto de los titulares
de sus respectivas oficinas de asuntos jurídicos.”

"Cuando el responsable sea una o varias personas


particulares, en los términos establecidos en la presente
ley, podrán comparecer por sí mismos, por conducto de un
representante legal o por conducto de un apoderado."

El primer párrafo del artículo transcrito establece dos


reglas generales para que las autoridades responsables puedan
comparecer al juicio de amparo. La segunda, que consiste en
que podrán comparecer a través de los delegados que designen
por medio de oficio. El párrafo segundo de la norma
transcrita prevé una excepción a la primera de las referidas
reglas generales, dirigida únicamente al presidente de la
República, conforme a la cual, el Ejecutivo Federal será
representado en los términos que se señalen en el acuerdo
general que expida y se publique en el Diario Oficial de la
Federación. En el párrafo tercero se dispone otra excepción a
la primera de las reglas generales enunciadas, pero dirigida
exclusivamente a los órganos legislativos federales, de los
Estados y del Distrito Federal (ahora Ciudad de México), así
como los gobernadores y jefe de gobierno de éstos, procurador
general de la República y de las entidades federativas,
titulares de las dependencias de la administración pública
federal, estatales o municipales, conforme a la cual, tales
autoridades podrán ser sustituidas por los servidores
públicos a quienes las leyes y los reglamentos que las rigen
otorguen esa atribución, o bien, por conducto de los
titulares de sus respectivas oficinas de asuntos jurídicos.
Finalmente, en el párrafo cuarto se establece que cuando los
particulares sean señalados como autoridades responsables
podrán comparecer por sí mismos, por conducto de un
representante legal o de un apoderado.

En el caso particular, la Jueza Décima Familiar por


Audiencias, hoy tercero interesado en el Juicio de Amparo
142/2022, es a quien se le cuestiona la legitimación de su
promovente, ya que le es aplicable el primer párrafo del
citado artículo 9 de la Ley de Amparo, que señala que dicha
autoridad podrá ser representada para todos los trámites en
el juicio de amparo en los términos de las disposiciones
legales y reglamentarias aplicables.

Por lo tanto, es incuestionable que, si la ley que regula sus


facultades y atribuciones, no le permite delegar su
representación, es de suponer que su autorizado carece de
legitimación en juicio, por lo que es ilegal la personalidad
que se le concedió por parte del Juez Tercero de Distrito en
el Estado.

Por lo que podemos válidamente colegir, que la regla general


que prevé el primer párrafo del artículo 9 de la Ley de
Amparo, vigente a partir del tres de abril del año dos mil
trece, evidencia la intención del legislador federal de
mantener el principio de que toda autoridad responsable pueda
ser representada en los términos de las disposiciones
aplicables en materia del juicio de amparo, dejando a los
ordenamientos que regulen la estructura interna de cada
dependencia o institución definir la forma en que debe
ejercerse dicha representación, especificando la autoridad
encargada de la defensa jurídica de las autoridades
responsables.

Sin que obste a lo anterior, de que la autorización que se


le otorgó por parte de la Jueza Décimo Familiar por Audiencia
al señor Juan Felipe Ponce Morones, se traduce en un mandato
previsto en la legislación civil que se ejerce en los casos
de representación de una persona (física o moral) en actos
entre particulares o frente a la administración pública o,
incluso, cuando un ente público actúa como particular, pero
no en los casos en que el poderdante deba actuar en su
carácter de representante de una autoridad en un juicio de
amparo, pues precisamente el artículo 9 de la Ley de Amparo,
exige que la representación de las autoridades sea en los
términos de las disposiciones legales; es decir, sustentada
en una ley o reglamento que otorgue facultades al servidor
público para representar a los funcionarios que sean
señalados como autoridades responsables en un juicio de
amparo.

Por lo anteriormente expuesto, resulta claro que pseudo


abogado Juan Felipe Ponce Morones, carece de legitimación
para interponer el incidente de falsedad de firmas dentro del
Juicio de Amparo 142/2022, tramitado ante el Juez Tercero de
Distrito; esto es, por carecer de la debida representación de
la autoridad tercero interesada Jueza décimo Familiar por
Audiencias del Distrito judicial Morelos, ya que como se ha
expuesto, esa autoridad en el amparo, tienen el carácter de
tercero interesada y, por ende, deben designar a sus
representantes en la forma como lo indica la Ley de Amparo, y
en base a lo que le permite y regula la Ley Orgánica del
Poder Judicial del Estado de Chihuahua, motivo por el cual,
es incuestionable que al carecer de la debida legitimación el
autorizado de la Jueza Décimo Familiar por Audiencias, es
improcedente el incidente que se le dio entrada, y por ende,
se debió de revisar de oficio esta cuestión por ser una
cuestión de procesabilidad y de orden público.

Lo anterior, obedece a que la legitimación procesal activa,


se debe de entender como la potestad legal para acudir al
órgano jurisdiccional con la petición de que se inicie la
tramitación del juicio o de una instancia. A esta
legitimación se le conoce con el nombre de ad procesum, y se
produce cuando el derecho que se cuestionará en el juicio es
ejercitado en el proceso por quien tiene aptitud para hacerlo
valer, a diferencia de la legitimación ad causam, que implica
tener la titularidad de ese derecho cuestionado en el juicio.
La legitimación en el proceso se produce cuando la acción es
ejercitada en el juicio por aquel que tiene aptitud para
hacer valer el derecho que se cuestionará, bien porque se
ostente como titular de ese derecho o bien porque cuente con
la representación legal de dicho titular. La legitimación ad
procesum, es requisito para la procedencia del juicio,
mientras que la ad causam, lo es para que se pronuncie
sentencia favorable.

Por ello es indispensable que el juzgador de oficio, estudie


si quien promueve tiene personalidad para comparecer a
juicio, puesto que es de orden público analizar quien se
apersone a juicio, es parte o tiene personalidad debidamente
acreditada.

Al respecto resultan ilustrativas, las tesis aisladas sin


número emitidas ambas por la Segunda Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, las cuales a la letra señalan:

"PERSONALIDAD EN EL AMPARO.” -Las cuestiones de personalidad


deben examinarse en cualquier estado del juicio y aun de
oficio, por ser la base fundamental del procedimiento; sin
que obste para ello que el Juez de Distrito no haya desechado
la personalidad desde el principio, o que encontrándose en
revisión el expediente, el auto por el que se admitió el
recurso haya causado estado, por no haberse recurrido en
reclamación.

"PERSONALIDAD EN EL AMPARO.” -Aún cuando el Juez de Distrito


haya acordado promociones diversas del presunto apoderado y
representante del quejoso, como tratándose de cuestiones de
personalidad, esta puede ser examinada de oficio por la
Suprema Corte, sin que sea obstáculo que haya sido aceptada
la revisión interpuesta, si quien la promueve carece de
personalidad por ser persona tan sólo autorizada por el
quejoso para oír notificaciones.

CONTROL DE CONVENCIONALIDAD.- DERIVADO DE LO DISPUESTO POR LOS


ARTÍCULOS 1° Y 133 DE LA CARTA MAGNA:

El Poder Judicial de la Federaciónn, ha señalado que constituye una


obligaciónn ex officio de todos los tribunales del país el realizar
el control de convencionalidad, lo que les obliga a aplicar las
normas máss benéficas para el gobernado en todos los casos, siendo
que incluso deben preferir las normas internacionales y su
interpretación, sobre las normas mexicanas de índole ordinario,
motivo por el cual solicitamos que en el caso particular, que a la
luz de los conceptos de violación previamente abordados, este H.
Juzgado de Distrito, realice un control de convencionalidad de mis
derechos humanos y garantías vunerados por parte de la autoridad
responsable .

La anterior Obligatoriedad, se encuentra soportada por diversas


tesis emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos
conforme a los criterios de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, quien a su vez ha señalado que la Jurisprudencia de dicho
Tribunal, es aplicable en sus términos cuando el Estado Mexicano
haya sido parte en el litigio, y en todo caso, sus criterios son
orientadores para el Poder Judicial de nuestro país. Es más, la
Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que los
criterios emitidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos
cuando el Estado Mexicano no fue parte, son orientadores para los
jueces mexicanos, siempre que sean más favorables a la persona en
términos del artículo 1 de la Constituciónn Federal.

A lo anterior se suma que en la sentencia de 31 de agosto de 2010,


dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso
Rosendo Cantú y Otra vs. México (Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas), a fojas 78, párrafo 219, la misma sostuvo lo
siguiente:

“219. Este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que es


consciente que las autoridades internas están sujetas al imperio de
la ley y, por ello, están obligadas a aplicar las disposiciones
vigentes en el ordenamiento jurídico 277. Pero cuando un Estado es
Parte de un tratado internacional como la Convención Americana,
todos sus órganos, incluidos sus jueces, también están sometidos a
aquél, lo cual les obliga a velar porque los efectos de las
disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación
de normas contrarias a su objeto y fin. El Poder Judicial debe
ejercer un “control de convencionalidad” ex officio entre las normas
internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus
respectivas competencias y de las regulaciones procesales
correspondientes. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en
cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que
del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la
Convención Americana “278”. 277 Cfr. Caso Almonacid Arellano y
otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154,
párr. 124; Caso La Cantuta Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 29 de noviembre de 2006. Serie C No. 162, párr. 173, y
Caso Radilla Pacheco, supra nota 36, párr. 339; 278 Cfr. Caso
Almonacid Arellano, supra nota 282, párr. 124; Caso Boyce y otros
Vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 20 de noviembre de 2007, Serie C No. 169, párr. 78, y
Caso Radilla Pacheco, supra nota 36, párr. 339”.

Como se advierte, la Corte Interamericana prevé que no sólo se ha de


considerar el Texto de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, sino la interpretación que de la mismo ha hecho la propia
Corte, lo que ha hecho en el Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México
invocando a la vez el Caso Radilla Pacheco vs. México, lo que de
acuerdo a las Tesis P. III/2013 (10a.); 1a. XIII/2012 (10a.); P.
LXV/2011 (9a.) y I.7o.C.51 K, reseñadas ut supra, resulta
obligatorio para todos los tribunales mexicanos.

De las tesis transcritas se aprecia la obligación de Su Señoría para


realizar el control de convencionalidad, inclusive ex officio,
empleando los criterios más favorables para el gobernado (amplitud y
progresividad interpretativas) y de aplicar la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y la interpretación que de la misma ha
realizado la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Así, es de
destacar que los siguientes aspectos de la mencionada Convención y
su interpretación por parte de la citada Corte Internacional, son
aplicables en la especie.

Los artículos 1 (Obligación de respetar los Derechos), 2 (Deber de


Adoptar Disposiciones de Derecho Interno); 8 (Garantías Judiciales);
25 (Protección Judicial); 29 (Normas de Interpretación) y 30
(Alcance de las Restricciones), de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, se desprende que la actuación de las responsables
es absolutamente inconvencional.

1.- Artículo 1. Obligación de respetar los Derechos. Este numeral


señala:

“Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los


derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y
pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción,
sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma,
religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición social”.

Este precepto es nítido per se, y de manera irrefutable conduce a


concluir que se deben respetar los derechos e intereses legítimos de
la parte quejosa por parte de las responsables, que no le pueden
afectar delegando las facultades legislativas en una autoridad
administrativa para afectar el derecho del quejoso a su salario y a
sus prestaciones y proteger sus Derechos Humanos.

2.- Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno.


Este precepto dispone:

“Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el


artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones
legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se comprometen a
adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las
disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro
carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y
libertades”.

De dicho numeral, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha


desprendido entre otras, las siguientes nociones interpretativas,
que se refieren invocando los casos correspondientes en que se han
formulado las interpretaciones que se explican:

a) Deber de respeto y garantía de los derechos humanos. Opera frente


al Estado, sus órganos, sus agentes y todos aquellos que actúan en
su nombre.- La Corte Interamericana sostiene que el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos tiene por fin proporcionar al
individuo medios de protección de los derechos humanos reconocidos
internacionalmente frente al Estado (sus órganos, sus agentes, y
todos aquellos que actúan en su nombre).

Es claramente inconvencional que las responsables afecten los


derechos del quejoso cuando las normas reclamadas ni siquiera fijan
un parámetro y por ende jamás podría existir facultad discrecional
alguna.

Se actualiza en función de las necesidades de protección, a pesar de


que la Convención no defina en forma taxativa todas las hipótesis de
infracción a los derechos humanos.- La propia Corte ha estimado que
las diversas formas y modalidades que pueden asumir los hechos en
situaciones violatorias de derechos humanos hacen poco menos que
ilusoria la pretensión de que el Derecho Internacional defina en
forma taxativa –o cerrada o numerus clausus– todas las hipótesis o
situaciones –o estructuras– de atribuibilidad o imputabilidad al
Estado de cada una de las posibles y eventuales acciones u omisiones
de agentes estatales o de particulares. De tal manera, al
interpretar y aplicar la Convención, la Corte debe prestar atención
a las particulares necesidades de protección del ser humano,
destinatario último de las normas contenidas en el tratado de
referencia. En razón del carácter erga omnes de las obligaciones
convencionales de protección a cargo de los Estados, no resulta
posible determinar su alcance en función de una visión centrada en
la voluntad soberana de aquéllos y de los efectos de las relaciones
meramente interestatales. Dichas obligaciones incumben a todos los
sujetos del Derecho Internacional y los supuestos de incumplimiento
deberán determinarse en cada caso particular en función de las
necesidades de protección.

Luego, en la especie se conculca esta disposición, porque las


responsables han obrado violando las garantías individuales y
sociales del quejoso con un ánimo meramente afectatorio de sus
condiciones laborales y ajeno a la supuesta intención que dice
animar las normas reclamadas.

En el derecho de gentes, una norma consuetudinaria prescribe que un


Estado que ha ratificado un tratado de derechos humanos debe
introducir en su derecho interno las modificaciones necesarias para
asegurar el fiel cumplimiento de las obligaciones asumidas. Este
deber general del Estado Parte implica que las medidas de derecho
interno han de ser efectivas (principio del effet utile). Esto
significa que el Estado ha de adoptar todas las medidas para que lo
establecido en la Convención sea efectivamente cumplido en su
ordenamiento jurídico interno. Dichas medidas sólo son efectivas
cuando el Estado adapta su actuación a la normativa de protección de
la Convención.

En ese sentido, el único efecto útil que se puede imprimir a la


sentencia que se dicte en este juicio, estribaría en conceder el
amparo y protección de la justicia federal a la quejosa para que no
se apliquen los preceptos que se combaten en su detrimento y que
atentan contra sus derechos laborales.

3.- Artículo 29. Normas de Interpretación.- Este ordinal establece


lo siguiente:

“Ninguna disposición de la presente Convención puede ser


interpretada en el sentido de:

“a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona,


suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades
reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la
prevista en ella;

“b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que


pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los
Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno
de dichos Estados;

“c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser


humano o que se derivan de la forma democrática representativa de
gobierno, y

“d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración


Americana de Derechos y Deberes del Hombre y otros actos
internacionales de la misma naturaleza”.

De tal precepto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha


desprendido entre otras, las siguientes nociones interpretativas que
se refieren, invocando los casos correspondientes en que se han
formulado las interpretaciones respectivas:
a) Métodos de interpretación de las normas sobre derechos humanos.-
Aunque el texto de una norma sobre derechos humanos parezca
literalmente claro, es necesario analizarlo aplicando otros métodos
interpretativos, de manera que, para el Tribunal interamericano, el
sentido corriente de los términos no puede ser una regla por sí
misma, sino que debe involucrarse dentro del contexto y, en
especial, dentro del objeto y fin del tratado, de forma que la
interpretación de manera alguna debilite el sistema de protección
consagrado en la Convención, lo que puede propiciarse mediante la
aplicación de los métodos siguientes: i) Interpretación sistemática,
según el cual, las normas deben ser interpretadas como parte de un
todo cuyo significado y alcance deben fijarse en función del sistema
jurídico al que pertenecen; ii) Interpretación teleológica, que
busca analizar el propósito de las normas involucradas, para lo cual
es pertinente analizar el objeto y fin del tratado y, de ser
necesario, examinar los propósitos del sistema regional de
protección; iii) Principio de efecto útil (effet utile), que precisa
tener presente la especificidad de los tratados de derechos humanos,
cuyo objetivo tiene que ver con la creación de un orden legal en el
cual los Estados asumen obligaciones, no en relación con otros
Estados, sino hacia los individuos bajo su jurisdicción; además de
que estos tratados se aplican de conformidad con la noción de
garantía colectiva; y, por último, es posible acudir a los iv)
Trabajos preparatorios de las normas sobre derechos humanos, aunque
sólo en forma subsidiaria ante la insuficiencia de los métodos
interpretativos antes enunciados.

b) Deber de dotar de efecto útil a todas las medidas nacionales


dirigidas a tutelar derechos humanos.- Como se ha apuntado ut supra,
en el derecho de gentes, una norma consuetudinaria prescribe que un
Estado que ha ratificado un tratado de derechos humanos debe
introducir en su derecho interno las modificaciones necesarias para
asegurar el fiel cumplimiento de las obligaciones asumidas. Este
deber general del Estado Parte implica que las medidas de derecho
interno han de ser efectivas (principio del effet utile). Esto
significa que el Estado ha de adoptar todas las medidas para que lo
establecido en la Convención sea efectivamente cumplido en su
ordenamiento jurídico interno. Dichas medidas sólo son efectivas
cuando el Estado adapta su actuación a la normativa de protección de
la Convención.

c) Principio de interpretación de la norma más favorable a la


persona humana.- De conformidad con el artículo 29.b) de la
Convención, si alguna ley del Estado Parte u otro tratado
internacional del cual sea Parte dicho Estado otorga una mayor
protección o regula con mayor amplitud el goce y ejercicio de algún
derecho o libertad, éste deberá aplicar la norma más favorable para
la tutela de los derechos humanos. Es preciso recordar que la Corte
en diversas ocasiones ha aplicado el principio de la norma más
favorable para interpretar la Convención Americana, de manera que
siempre se elija la alternativa más favorable para la tutela de los
derechos protegidos por dicho tratado. Según lo ha establecido este
Tribunal, si a una situación son aplicables dos o más normas
distintas, “debe prevalecer la norma más favorable a la persona
humana”.

d) Interpretación progresiva de la Convención Americana.- En otras


oportunidades, tanto la Corte Interamericana como la Corte Europea
de Derechos Humanos han señalado que los tratados de derechos
humanos son instrumentos vivos, cuya interpretación tiene que
acompañar la evolución de los tiempos y las condiciones de vida
actuales. Tal interpretación evolutiva es consecuente con las reglas
generales de interpretación consagradas en el artículo 29 de la
Convención Americana, así como las establecidas por la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados. En este sentido, la Corte
Interamericana ha afirmado que al dar interpretación a un tratado no
sólo se toman en cuenta los acuerdos e instrumentos formalmente
relacionados con éste (inciso segundo del artículo 31 de la
Convención de Viena), sino también el sistema dentro del cual se
inscribe (inciso tercero del artículo 31 de dicha Convención). En el
presente caso, al analizar los alcances del citado artículo 6.2 de
la Convención, el Tribunal considera útil y apropiado utilizar otros
tratados internacionales distintos a la Convención Americana, tales
como el Convenio No. 29 de la Organización Internacional del Trabajo
(en adelante “OIT”) sobre Trabajo Forzoso, para interpretar sus
disposiciones de acuerdo a la evolución del sistema interamericano,
habida consideración del desarrollo experimentado en esta materia en
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

Todo lo así expuesto se ve infringido por las responsables a través


de los actos reclamados, porque vulneran flagrantemente mi garantía
de audiencia y legalidad, al no haberme llamado a juicio dentro el
mal llamado incidente de falsedad de firmas incoada por el
autorizado de la Jueza Décima Familiar Por Audiencias del Distrito
Judicial Morelos, dentro del Juicio de Amparo 142/2022, y toda vez
que es palmaria la cantidad de violaciones de carácter convencional
en que incide la autoridad responsable, y que debe dar lugar a que
se conceda la protección de la justicia federal en mi calidad de
peticionario de garantías.

SUPLENCIA DE LA QUEJA

En favor de la parte quejosa, conforme a lo dispuesto por el


artículo 79, fracción VI de la Ley de Amparo, la autoridad que
conozca del juicio de amparo deberá suplir la deficiencia de los
conceptos de violación o agravios, cuando se advierta que ha habido
en contra del quejoso o del particular recurrente una violación
evidente de la ley que lo haya dejado sin defensa por afectar los
derechos previstos en el artículo 1 de la propia Ley. La suplencia
se dará aún ante la ausencia de conceptos de violación o agravios y
la suplencia de la queja por violaciones procesales o formales, sólo
podrá operar cuando se advierta que en el acto reclamado no existe
algún vicio de fondo.
De lo dispuesto por el ordinal citado se desprende que en la especie
es no sólo jurídicamente viable, sino obligatorio para todos los
juzgadores federales el obrar de la siguiente forma:

A) Suplencia total.- Su Señoría se encuentra obligado a suplir la


queja aún ante la ausencia de conceptos de violación y/o agravios.

B) Inordinación de la suplencia.- Ese H. Juzgado de Distrito debe


suplir la queja en cuanto al fondo de modo preferente, de suerte que
sólo podría suplir en cuanto a vicios formales, cuando no hubiere
ningún vicio de fondo, siendo que en la especie claramente existen
estos últimos, ya que en el el caso particular, se me privo
ilegalmente de mi derecho humano de audiencia y legalidad, dejandome
en total estado de indefnsión por parte de la autoridad responsable.

SUSPENSIÓN DE LOS ACTOS RECLAMADOS

En la especie se solicita la suspensión de los actos reclamados


tanto en su fase provisional como definitiva, para lo cual se
formulan los siguientes argumentos:

La suspensión se solicita con base en lo dispuesto por el artículo


148 de la Ley de Amparo; esto es, para el efecto de que no se me
siga afectando mi derecho de audiencia y legalidad dentro del
infundado incidente de falsedad de firmas incoado por el autorizado
de la Juez Décima Familiar por Audiencias, dentro del Juicio de
Amparo 142/2022, tramitado ante el juez Tercero de Distrito en el
Estado.

La suspensión con efectos restitutorios. - La medida cautelar


procede incluso con efectos restitutorios en términos de lo
dispuesto por el artículo 147, segundo párrafo de la Ley de Amparo,
porque como se ha explicado y demostrado, en la especie se afecta el
interés jurídico y legítimo del quejoso con el acto de autoridad
reclamado. Así, resulta procedente conceder la suspensión
provisional como definitiva, incluso con efectos restitutorios
provisionales, adelantando los efectos de la decisión final, en aras
de asegurar la materia del juicio de amparo y poder restituir
plenamente en el goce de sus derechos violados a la quejosa, y pueda
en consecuencia, defenderme de improcedente incidente de falsedad de
firma antes descrito.

Se cumple con todos y cada uno de los requisitos previstos en el


artículo 128 de la Ley de Amparo. - En la especie procede conceder
la medida cautelar que se solicita, porque se reúnen los elementos
previstos en dicho precepto legal, dado que no se sigue perjuicio al
interés social, ni se afectan normas de orden público y de negarse
la medida se irrogarían a la quejosa daños no sólo de difícil, sino
incluso de imposible reparación a la quejosa.

A) No se sigue perjuicio al interés social, ni afectan normas de


orden público. - Esto es así, porque la sociedad está interesada en
que se acate puntualmente el contenido de las garantías del
gobernado, que en nuestro país, igualmente involucran la observancia
de los Tratados Internacionales, siendo que no puede anteponerse a
tal concepto, el interés ilegal de las autoridades responsables en
perjuicio de quejoso.

Por lo anteriormente expuesto y fundado, respetuosamente


solicito:

PRIMERO.- Tenerme por presentando en tiempo y forma la


presente demanda de garantías.

SEGUNDO. - Solicitar de la autoridad responsable el informe


Justificado.

TERCERO. - Conceder a la suscrita el Amparo y Protección de


la Justicia Federal.

CUARTO. - Tenerme por autorizado para oír y recibir


notificaciones, así como para imponerse de los autos en
términos del artículo 12 de la Ley de Amparo a Licenciado en
derecho ELEAZAR AGUILAR DORADO.

PROTESTO LO NECESARIO.
Chihuahua, Chih, a su fecha de presentación.

PEDRO GÓMEZ ANTILLÓN.

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