CIRCUITO EN EL ESTADO DE CHIHUAHUA. P R E S E N T E.-
PEDRO GÓMEZ ANTILLÓN, mexicano, mayor de edad, por mis
propios derechos, señalando como domicilio para oí y recibir toda clase de notificaciones el ubicado en calle Celedonia González, número 5321, de la colonia Granjas de esa Ciudad de Chihuahua, y autorizando en los más amplios términos del artículo 12 de la Ley de Amparo en vigor, al LICENCIADO EN DERECHO ELEAZAR AGUILAR DORADO, quien ejerce la abogacía al amparo de la cédula profesional número 8364423 expedidas por la Dirección General de Profesiones dependiente de la Secretaria de Educación Pública y registrada ante este H. Juzgado de Distrito, y quien además cuenta con el usuario denominado Abogado143, cuenta que solicitamos se autorice por así convenir a nuestros intereses, con fundamento en lo estipulado por los artículos 35, en su segundo párrafo y 40, del Acuerdo General 12/2020, emitido por el Consejo de la Judicatura Federal; ante Usted C. Juez con el debido respeto comparecemos para exponer:
Que por medio del presente escrito, y con fundamento en
los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, vengo a solicitar el Amparo y Protección de la Justicia Federal en contra de los actos que me permito señalar en este ocurso más adelante, y en cumplimiento del artículo 108 de la Ley de Amparo, expongo:
I.- NOMBRE Y DOMICILIO DEL QUEJOSO:
Ya han quedado debidamente señalados en el proemio de la
presente demanda de garantías.
II.- NOMBRE Y DOMICILIO DEL TERCERO INTERESADO:
SABELA PATRICIA ASIAIN HERNÁNDEZ, EN SU CALIDAD DE JUEZA DEL
JUZGADO DÉCIMO FAMILIAR POR AUDIENCIAS DEL DISTRITO JUDICIAL MORELOS.
III.- AUTORIDADES RESPONSABLES:
JUEZ TERCERO DE DISTRITO DEL DÉCIMO SÉPTIMO EN EL ESTADO DE
CHIHUAHUA.
IV.- NOMA GENERAL, ACTO U OMISIÓN QUE DE CADA AUTORIDAD SE
RECLAME: Se reclama la omisión de no haberme llamado en mi calidad de tercero extraño a juicio, dentro del incidente de falsedad de firmas incoado por Juan Felipe Ponce Morones, “autorizado” de la tercera interesada SABELA PATRICIA ASIAIN HERNÁNDEZ, en su calidad de Jueza del Juzgado Décimo Familiar por Audiencias del Distrito Judicial Morelos, dentro del juicio de amparo 142/2022, tramitado ante el Juez Tercero de Distrito en el Estado de Chihuahua, lo que me genera que el aludido incidente sea ilegal, y se encuentre viciado el proceso de origen, al no haberme llamado para ejercer mis derechos de audiencia y defensa, negándome en consecuencia el derecho procesal de ser oído y vencido en el mismo, acto que me deja en total estado de vulnerabilidad e indefensión.
V.- BAJO PROTESTA DE DECIR VERDAD, LOS HECHOS O
ABSTENCIONES QUE CONSTITUYEN LOS ANTECEDENTES DEL ACTO RECLAMADO O QUE SIRVAN DE FUNDAMENTO A LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. -
Soy abogado apoderado de la señorita Berta Chávez Rodríguez,
a quien la Jueza Decima Familiar por Audiencias del Distrito Judicial Morelos, ha pretendido vulnerar en sus derechos humanos en un espurio procedimiento de interdicción, dentro del expediente número 183/19 de su índice.
Contra dicho procedimiento la señorita Berta Chávez
Rodríguez, fue amparada y protegida, dentro del juicio de amparo 475/21-I, del Juzgado Octavo de Distrito, en el cual, se nulificaron todas las actuaciones de aquel procedimiento, por diversas irregularidades, entre ellas no llamar a juicio a la quejosa Berta Chávez Rodríguez.
Es el caso que a través de distintos medios de defensa, ha
resultado como autoridad responsable y/o tercera interesada, en el Juicio Amparo 142/2022-11-6, del índice del Juzgado Tercero de Distrito en el Estado de Chihuahua, la Jueza Décima Familiar por Audiencias del Distrito Judicial Morelos SABELA PATRICIA ASIAIN HERNÁNDEZ, misma que miente rotundamente en lo afirmado por su pseudo representante el señor Juan Felipe Ponce Morones, como consta en el expediente en el Juicio de Amparo 475/21-1, del Juzgado Octavo de Distrito en el Estado.
Es el caso que en el Juicio de amparo 142/2022-XI-6, el
pasado 19 abril, fecha en que notificaron a la señorita Berta Chávez Rodríguez, del incidente de falsedad de firmas, me entere de que en el mismo se me menciona y acusa de forma ilegal y antijurídica, por parte del “autorizado” de la Jueza Décima Familiar por Audiencias del Distrito Judicial Morelos, sin haber previamente sido estudiado y analizado, esa falsa imputación y/o acusación que en mi perjuicio se presentó, ni se ha ordenado ni se me notificó, para ser debidamente llamado a juicio, y poder ejercer mi defensa de forma adecuada e integral en mi calidad de tercero extraño a juicio, y hacer valer en consecuencia, mis derechos humanos y garantías constitucionales.
Es la primera ocasión en que la referida Jueza, argumenta lo
mencionado en el incidente referido, y resulta evidente que, al no haber opuesto, lo ahí dicho a otros amparos, consintió el acto que ahora reclama.
Son auténticas las firmas de mi representada, tal y como las
ratifica el desahogo de vista y en el recurso de queja interpuestos en el Juicio de Amparo 142/2022-XI-6.
Por todo lo anterior, la Jueza Tercera de Distrito, fue
sorprendida en su buena voluntad por la referida y su pseudo representante.
No debe pasar desapercibido la falta de legitimación del
autorizado por parte de la Jueza Décimo Familiar por Audiencias del distrito Judicial Morelos, y que de oficio no fue estudiado y analizado por el Juez Tercero de Distrito, aspecto que acarrea la improcedencia del incidente de falsedad de firmas incoada en mi perjuicio, y, en consecuencia, al ser admitido de forma ilegal, me agravia en mi esfera de derechos consagrados en nuestra Carta Magna.
VI.- LOS PRECEPTOS QUE, CONFORME AL ARTICULO 1 DE ESTA LEY,
CONTENGAN DERECHOS HUMANOS Y LAS GARANTÍAS CUYA VIOLACIÓN SE RECLAME. –
1, 14, 16 y 18 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS.
VII.- CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. –
PRIMERO.- Las autoridad responsable al emitir el acto
reclamado, vulnera en mi perjuicio el artículo 14 y 16 de la Carta Magna, preceptos constitucionales que consagran las garantías de audiencia, debido proceso, seguridad jurídica, legalidad y fundamentación y motivación, toda vez que jamás fui llamado dentro del improcedente incidente de falsedad de firmas, en mi calidad de tercero extraño a juicio, incoado por parte de Juan Felipe Ponce Morones, “autorizado” de la diversa tercera interesada la Jueza Décimo Familiar Por Audiencias del Distrito Judicial Morelos, SABELA PATRICIA ASIAIN HERNÁNDEZ, dentro del Juicio de amparo 142/2022, ni se me ha concedido la posibilidad dentro del referido incidente, de ofrecer prueba alguna, alegar, e interponer los recursos legales en contra de los actos emitidos, y que constituyen el acto reclamado, dejándome en total estado de indefensión y vulnerabilidad.
En todos los casos donde es necesario llamar a quien tenga
algún interés, los Jueces tendrán obligación de cerciorarse de oficio de que le requirió y emplazo a juicio, y este fue debidamente efectuado, y que se hizo de acuerdo con las reglas establecidas en la Ley, y de que la noticia del mismo pudo razonablemente llegar al interesado, e inclusive, cuenta con amplias facultades para mandar reponer el irregularmente practicado, antes de que el proceso y/o juicio continúe sus trámites, imponiendo una corrección disciplinaria al Actuario cuando aparezca responsable.
Ahora bien, en el caso particular, se viola en perjuicio del
suscrito, porque en el presente caso, sin cumplir las formalidades esenciales del procedimiento, por no haberme llamado dentro del incidente de marras, de donde emana la violación que da motivo a este juicio amparo, se me está privando del derecho de audiencia y defensa, y al ser una cuestión de orden público, esencial e imprescindible para que todo el que sea parte o tenga algún interés dentro del juicio, sea debidamente llamado, y puede en consecuencia tener una adecuada defensa, implica entonces, que la omisión a lo anterior, constituye una grave infracción procesal de mayor magnitud y, expuesto esta circunstancia en el caso particular, se puede válidamente colegir que nunca se vigiló y cumplió, ya que no se me llamó a juicio, dentro del aludido citado incidente de falsedad de firmas, a pesar de que me está acusando de forma ilegal y se me atribuyen actos personalísimos, aspecto fundamental para haber sido llamado de forma personal a juicio, y pueda exponer lo que a mis intereses convenga, precisamente con la finalidad de darme oportunidad de audiencia y defensa respecto de la infundada acusación. Y al no acontecer, en consecuencia, se me priva de forma inconstitucional mi garantía de audiencia y legalidad estipulada respectivamente en los artículos 14 y 16 de la Carta Magna.
En este orden de ideas, debo decir que en los casos en que
los actos reclamados impliquen privación de derechos, existe la obligación por parte de las autoridades responsables de dar oportunidad al agraviado para que exponga todo lo que considere conveniente en defensa de sus intereses, y toda vez que el artículo 14 de la Constitución Federal, impone a todas las autoridades tal obligación y, consecuentemente, su inobservancia dejaría a su arbitrio decir acerca de los intereses de los particulares, con violación de las garantías establecidas por el invocado precepto constitucional, aspecto que acontece en el presente caso, al no haber llamado a juicio para defenderme de la falsas imputaciones.
Ahora bien, por lo que respecta a la garantía de audiencia,
esta consiste fundamentalmente en la oportunidad que conceder al particular la posibilidad de intervenir para poder defenderse, es decir, se debió de darme la oportunidad de poder contestar la demanda incidental de falsedad de firmas, planteada por parte del licenciado Juan Felipe Ponce Morones, autorizado legal de la diversa tercera interesada SABELA PATRICIA ASIAIN HERNÁNDEZ, rendir pruebas y alegar, inmediatamente al darle entrada al incidente, lo anterior se encuentra debidamente sustentado por el siguiente criterio que tiene apoyo en la ejecutoria emitida en la séptima época, por la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en el apéndice de 1995, tomo VI, parte SCJN, tesis: 96, página 63, misma que dice:
“AUDIENCIA, RESPECTO A LA GARANTÍA DE. DEBEN DARSE A CONOCER
AL PARTICULAR LOS HECHOS Y MOTIVOS QUE ORIGINAN EL PROCEDIMIENTO QUE SE INDICIE EN SU CONTRA.”
“La garantía de audiencia consiste fundamentalmente en la
oportunidad que concede el particular de intervenir para que el pueda defenderse, y esa intervención se puede concretar en dos aspectos esenciales, a saber: la posibilidad de rendir pruebas que acrediten los hechos en que se finque la defensa; y la de producir alegatos para apoyar esa defensa con las argumentaciones jurídicas que se estimen pertinentes. Esto presupone, obviamente, la necesidad de que los hechos y datos en los que la autoridad se basa para iniciar un procedimiento que puede culminar con privación de derechos, sean del conocimiento del particular, lo que se traduce siempre en un acto de notificación que tiene por finalidad que aquel se entere de cuáles son esos hechos y así este en aptitud de defenderse. De lo contrario la audiencia resultaría prácticamente inútil, puesto que el presunto afectado no estaría en condiciones de saber que pruebas aportar o que alegatos formulares a fin de contradecir los argumentos de la autoridad, si no conoce las causas y los hechos en que esta se apoya para iniciar un procedimiento que pudiera afectarlo en su esfera jurídica.”
En este orden de ideas, podemos válidamente colegir que, al
ser la garantía de audiencia y legalidad de orden público, los jueces están obligados a investigar de oficio si se respetaron dicha prerrogativas, y en caso afirmativo, si se observaron las leyes de la materia, lo anterior porque su falta u omisión, es la violación procesal de mayor magnitud y de carácter más grave como el presente asunto acontece, puesto que da origen a la violación de las formalidades esenciales del procedimiento, esto es, imposibilita a las partes interesadas, para exponer lo que conforme derecho le convenga, por consiguiente, le impide oponer las excepciones y defensas a su alcance.
Cabe señalar cuando la falta de emplazamiento o llamamiento a
juico como acontece en la especie, corresponde a la autoridad responsable la carga de la prueba, Novena Época, tal como lo indica la jurisprudencia emitida por el SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO CIRCUITO, consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: XV, abril del 2002, Tesis: VI.2oC. J/222, pagina 1053, misma que dice:
“EMPLAZAMIENTO. FALTA O ILEGALIDAD, CARGA DE LA
PRUEBA. Cuando se reclama lo actuado en un procedimiento por la falta de emplazamiento, corresponde a la autoridad responsable probar la existencia de tal acto, pero si se reclama la ilegalidad del mismo, la carga de la prueba de los hechos que determinen su inconstitucionalidad recae en el quejoso en términos del artículo 149 de la Ley Amparo.”
Por último, debemos decir que, con el emplazamiento formal y
material del tercero extraño a juicio, se vincula al mismo para todos los efectos del proceso y con los derechos, deberes, obligaciones, y cargas inherentes. Su participación en el proceso puede ser para colaborar con alguna de las partes en el juicio en la defensa del derecho hecho valer por alguno de ellos, incluso, para aportar elementos que se encuentren en su poder, y que sirvan para dilucidar la controversia, por los perjuicios que pudiera reportarle el dictado de la sentencia. A esa calidad que deriva de esa situación se le denomina tercero coadyuvante. Éste, si bien está interesado en la contienda y la eventual sentencia puede generarle un perjuicio, no puede deducir pretensiones contradictorias durante el juicio, ni ejercer acciones o defensas distintas de las surgidas en el procedimiento. Por otro lado, también puede acudir al juicio cuando tiene un interés jurídico propio o diferente al de las partes, para excluir un derecho que es materia del juicio o para que se le pague un crédito en forma preferente. En ese sentido, con el acto del emplazamiento a juicio del tercero extraño a juicio, se le da la oportunidad de actuar y obrar con la mayor libertad en los procedimientos, presentar promociones, pruebas, alegatos, recursos, etcétera; intervenir en las audiencias y demás actos procesales de su incumbencia, con la única medida racional de que su intervención se dirija a la defensa de su interés. El alcance y consecuencias que el proceso va a producir o generar la sentencia para el tercero, en su esfera jurídica, serán directamente proporcionales al grado y naturaleza del interés que tiene el interviniente y, de ningún modo, podrá desbordarlo, aunque sea llamado y se abstenga de comparecer al procedimiento. Por tanto, la finalidad de llamar o admitir en juicio a terceras los terceros extraños a juicio, consiste en integrarlas a la suerte de éste en la medida de su interés respecto a la materia litigiosa, para que sobre estos aspectos les depare perjuicio o pueda obtenerse una sentencia ejecutoria que evite la necesidad del surgimiento posterior de nuevos procesos en defensa de tales intereses, y con el propósito de brindar mayor seguridad jurídica a las partes, con el fortalecimiento de la cosa juzgada. Por lo que es incuestionable, que en el caso particular al no haberme llamado a dentro del repetido incidente de falsedad de firmas, en mi calidad de tercero extraño, a pesar de que se me está acusando de actos personalísimo, se me priva de mi posibilidad de defenderme de improcedente incidente de falsedad de firmas, vulnerándome en mi esfera de derechos consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Sirve de sustento el siguiente criterio, ppublicado el 21
junio, 2019, mediante la Tesis: I.12o.C.24 K (10a.), de los Tribunales Colegiados de Circuito, de la Décima Época, consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, intitulada: “TERCERO EXTRAÑO TÍPICO O AUTÉNTICO Y POR EQUIPARACIÓN. LOS EFECTOS DE LA CONCESIÓN DEL AMPARO SON DISTINTOS, DEPENDIENDO DE SU CALIDAD.”
“Existen dos tipos de tercero extraño: típico o auténtico y
por equiparación. El primero es aquella persona física o jurídica colectiva, que no siendo parte material (actor o demandado) del juicio natural de donde deriva el acto reclamado, se ve afectada en su esfera jurídica por un acto de autoridad que emana de aquel procedimiento. Por su parte, el segundo es el sujeto que siendo parte formal de la controversia, por ser el demandado, no fue llamado a juicio, o bien, que fue defectuoso el emplazamiento y que, por ello, no pudo comparecer al procedimiento en defensa de sus intereses. En el caso, los efectos de la concesión son distintos, dependiendo del supuesto en el que se ubique el quejoso que se ostenta con esa calidad. Cuando se trata del tercero extraño en sentido estricto, como su posición es distinta a la de los sujetos de la controversia de origen, los efectos del amparo no son que se le llame a ese juicio natural, pues no es parte, sino que la finalidad es reintegrarlo en sus derechos afectados, que son los bienes en litigio, pero sin que ello implique que en el sumario de origen deba declararse la nulidad de todo lo actuado para que se le llame a juicio. Por tanto, al no ser partícipe de esa relación procesal no puede verse favorecido ni perjudicado por los actos que se lleven a cabo en la contienda. De ese modo, la concesión no implicará la nulidad de todo lo actuado en el juicio natural en el que se es tercero extraño, en mérito a que al acudir al juicio de amparo indirecto, su única intención es extraer de aquella controversia sus derechos, es decir, no le interesa una declaratoria de nulidad total porque es ajeno a la relación jurídica en él ventilada; por el contrario, cuando se trata de la persona extraña por equiparación, como su posición es la de parte formal de la relación procesal, pero no fue llamada a juicio, o lo fue en forma defectuosa, lo cual impidió acudir en defensa de sus derechos, los efectos del amparo serían los de declarar la nulidad del juicio desde el momento del emplazamiento hasta su última actuación.
DÉCIMO SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO. Recurso de inconformidad previsto en las fracciones I a III del artículo 201 de la Ley de Amparo 35/2018. Ernestina Peña Silva. 11 de octubre de 2018. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretaria: Nancy América Morón Suárez.”
SEGUNDO.- Respecto al incorrecto y mal llamado incidente de
falsedad de firmas, la tercera interesa SABELA PATRICIA ASIAIN HERNÁNDEZ, al no tener el carácter de particular, sino de una autoridad jurisdiccional, por ser la titular del Juzgado Décimo Familiar por Audiencias del Distrito Judicial Morelos, y como tal, es miembro del Poder Juncial Estado de Chihuahua, le correspondía desahogar directamente a vista que le dio el Juzgado Tercero de Distrito dentro del expediente 142/2022, y no por “intermediario o representante”, precisamente por no contar con facultades y atribuciones para realizarlo, según se advierte de un análisis a la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Chihuahua, la cual, estipula sus facultades, razón por la que es antijurídico la designación que hace la referida Jueza, sobre el señor Juan Felipe Ponce Morones, al hacerse representar ante las diversa autoridad, por un particular, y sin agregar a los autos, el fundamento y acto legal, por medio del cual delega o traspasa su representación.
Ahora bien, las autoridades responsables no pueden ser
representadas en el juicio de amparo a través de un apoderado, como lo pretende en el caso particular, la autoridad hoy tercera interesada Jueza Décimo Familiar por Audiencias del Distrito Judicial Morelos, aspecto que es contrario a la ley, y, en consecuencia, el incidente de falsedad de firmas incoado dentro de los autos del pluricitado Juicio de Amparo 142/2022, por parte del autorizado en mención, es jurídicamente improcedente al carecer de legitimación, por no contar con la facultad para comparecer a juicio.
En este orden de ideas, es pertinente mencionar que el
artículo 9 de la ley de amparo nos dice que:
“Las autoridades responsables podrán ser representadas o
sustituidas para todos los trámites en el juicio de amparo en los términos de las disposiciones legales y reglamentarias aplicables. En todo caso podrán por medio de oficio acreditar delegados que concurran a las audiencias para el efecto de que en ellas rindan pruebas, aleguen, hagan promociones e interpongan recursos.” "El presidente de la República será representado en los términos que se señalen en el acuerdo general que expida y se publique en el Diario Oficial de la Federación. Dicha representación podrá recaer en el propio Consejero Jurídico, en el procurador general de la República o en los secretarios de Estado a quienes en cada caso corresponda el asunto, en términos de las leyes orgánicas y reglamentos aplicables. Los reglamentos interiores correspondientes señalarán las unidades administrativas en las que recaerá la citada representación. En el citado acuerdo general se señalará el mecanismo necesario para determinar la representación en los casos no previstos por los mismos.”
"Los órganos legislativos federales, de los Estados y del
Distrito Federal, así como los gobernadores y jefe de gobierno de éstos, procuradores generales de la República y de las entidades federativas, titulares de las dependencias de la administración pública federal, estatales o municipales, podrán ser sustituidos por los servidores públicos a quienes las leyes y los reglamentos que las rigen otorguen esa atribución, o bien por conducto de los titulares de sus respectivas oficinas de asuntos jurídicos.”
"Cuando el responsable sea una o varias personas
particulares, en los términos establecidos en la presente ley, podrán comparecer por sí mismos, por conducto de un representante legal o por conducto de un apoderado."
El primer párrafo del artículo transcrito establece dos
reglas generales para que las autoridades responsables puedan comparecer al juicio de amparo. La segunda, que consiste en que podrán comparecer a través de los delegados que designen por medio de oficio. El párrafo segundo de la norma transcrita prevé una excepción a la primera de las referidas reglas generales, dirigida únicamente al presidente de la República, conforme a la cual, el Ejecutivo Federal será representado en los términos que se señalen en el acuerdo general que expida y se publique en el Diario Oficial de la Federación. En el párrafo tercero se dispone otra excepción a la primera de las reglas generales enunciadas, pero dirigida exclusivamente a los órganos legislativos federales, de los Estados y del Distrito Federal (ahora Ciudad de México), así como los gobernadores y jefe de gobierno de éstos, procurador general de la República y de las entidades federativas, titulares de las dependencias de la administración pública federal, estatales o municipales, conforme a la cual, tales autoridades podrán ser sustituidas por los servidores públicos a quienes las leyes y los reglamentos que las rigen otorguen esa atribución, o bien, por conducto de los titulares de sus respectivas oficinas de asuntos jurídicos. Finalmente, en el párrafo cuarto se establece que cuando los particulares sean señalados como autoridades responsables podrán comparecer por sí mismos, por conducto de un representante legal o de un apoderado.
En el caso particular, la Jueza Décima Familiar por
Audiencias, hoy tercero interesado en el Juicio de Amparo 142/2022, es a quien se le cuestiona la legitimación de su promovente, ya que le es aplicable el primer párrafo del citado artículo 9 de la Ley de Amparo, que señala que dicha autoridad podrá ser representada para todos los trámites en el juicio de amparo en los términos de las disposiciones legales y reglamentarias aplicables.
Por lo tanto, es incuestionable que, si la ley que regula sus
facultades y atribuciones, no le permite delegar su representación, es de suponer que su autorizado carece de legitimación en juicio, por lo que es ilegal la personalidad que se le concedió por parte del Juez Tercero de Distrito en el Estado.
Por lo que podemos válidamente colegir, que la regla general
que prevé el primer párrafo del artículo 9 de la Ley de Amparo, vigente a partir del tres de abril del año dos mil trece, evidencia la intención del legislador federal de mantener el principio de que toda autoridad responsable pueda ser representada en los términos de las disposiciones aplicables en materia del juicio de amparo, dejando a los ordenamientos que regulen la estructura interna de cada dependencia o institución definir la forma en que debe ejercerse dicha representación, especificando la autoridad encargada de la defensa jurídica de las autoridades responsables.
Sin que obste a lo anterior, de que la autorización que se
le otorgó por parte de la Jueza Décimo Familiar por Audiencia al señor Juan Felipe Ponce Morones, se traduce en un mandato previsto en la legislación civil que se ejerce en los casos de representación de una persona (física o moral) en actos entre particulares o frente a la administración pública o, incluso, cuando un ente público actúa como particular, pero no en los casos en que el poderdante deba actuar en su carácter de representante de una autoridad en un juicio de amparo, pues precisamente el artículo 9 de la Ley de Amparo, exige que la representación de las autoridades sea en los términos de las disposiciones legales; es decir, sustentada en una ley o reglamento que otorgue facultades al servidor público para representar a los funcionarios que sean señalados como autoridades responsables en un juicio de amparo.
Por lo anteriormente expuesto, resulta claro que pseudo
abogado Juan Felipe Ponce Morones, carece de legitimación para interponer el incidente de falsedad de firmas dentro del Juicio de Amparo 142/2022, tramitado ante el Juez Tercero de Distrito; esto es, por carecer de la debida representación de la autoridad tercero interesada Jueza décimo Familiar por Audiencias del Distrito judicial Morelos, ya que como se ha expuesto, esa autoridad en el amparo, tienen el carácter de tercero interesada y, por ende, deben designar a sus representantes en la forma como lo indica la Ley de Amparo, y en base a lo que le permite y regula la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Chihuahua, motivo por el cual, es incuestionable que al carecer de la debida legitimación el autorizado de la Jueza Décimo Familiar por Audiencias, es improcedente el incidente que se le dio entrada, y por ende, se debió de revisar de oficio esta cuestión por ser una cuestión de procesabilidad y de orden público.
Lo anterior, obedece a que la legitimación procesal activa,
se debe de entender como la potestad legal para acudir al órgano jurisdiccional con la petición de que se inicie la tramitación del juicio o de una instancia. A esta legitimación se le conoce con el nombre de ad procesum, y se produce cuando el derecho que se cuestionará en el juicio es ejercitado en el proceso por quien tiene aptitud para hacerlo valer, a diferencia de la legitimación ad causam, que implica tener la titularidad de ese derecho cuestionado en el juicio. La legitimación en el proceso se produce cuando la acción es ejercitada en el juicio por aquel que tiene aptitud para hacer valer el derecho que se cuestionará, bien porque se ostente como titular de ese derecho o bien porque cuente con la representación legal de dicho titular. La legitimación ad procesum, es requisito para la procedencia del juicio, mientras que la ad causam, lo es para que se pronuncie sentencia favorable.
Por ello es indispensable que el juzgador de oficio, estudie
si quien promueve tiene personalidad para comparecer a juicio, puesto que es de orden público analizar quien se apersone a juicio, es parte o tiene personalidad debidamente acreditada.
Al respecto resultan ilustrativas, las tesis aisladas sin
número emitidas ambas por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las cuales a la letra señalan:
"PERSONALIDAD EN EL AMPARO.” -Las cuestiones de personalidad
deben examinarse en cualquier estado del juicio y aun de oficio, por ser la base fundamental del procedimiento; sin que obste para ello que el Juez de Distrito no haya desechado la personalidad desde el principio, o que encontrándose en revisión el expediente, el auto por el que se admitió el recurso haya causado estado, por no haberse recurrido en reclamación.
"PERSONALIDAD EN EL AMPARO.” -Aún cuando el Juez de Distrito
haya acordado promociones diversas del presunto apoderado y representante del quejoso, como tratándose de cuestiones de personalidad, esta puede ser examinada de oficio por la Suprema Corte, sin que sea obstáculo que haya sido aceptada la revisión interpuesta, si quien la promueve carece de personalidad por ser persona tan sólo autorizada por el quejoso para oír notificaciones.
CONTROL DE CONVENCIONALIDAD.- DERIVADO DE LO DISPUESTO POR LOS
ARTÍCULOS 1° Y 133 DE LA CARTA MAGNA:
El Poder Judicial de la Federaciónn, ha señalado que constituye una
obligaciónn ex officio de todos los tribunales del país el realizar el control de convencionalidad, lo que les obliga a aplicar las normas máss benéficas para el gobernado en todos los casos, siendo que incluso deben preferir las normas internacionales y su interpretación, sobre las normas mexicanas de índole ordinario, motivo por el cual solicitamos que en el caso particular, que a la luz de los conceptos de violación previamente abordados, este H. Juzgado de Distrito, realice un control de convencionalidad de mis derechos humanos y garantías vunerados por parte de la autoridad responsable .
La anterior Obligatoriedad, se encuentra soportada por diversas
tesis emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos conforme a los criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien a su vez ha señalado que la Jurisprudencia de dicho Tribunal, es aplicable en sus términos cuando el Estado Mexicano haya sido parte en el litigio, y en todo caso, sus criterios son orientadores para el Poder Judicial de nuestro país. Es más, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que los criterios emitidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos cuando el Estado Mexicano no fue parte, son orientadores para los jueces mexicanos, siempre que sean más favorables a la persona en términos del artículo 1 de la Constituciónn Federal.
A lo anterior se suma que en la sentencia de 31 de agosto de 2010,
dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas), a fojas 78, párrafo 219, la misma sostuvo lo siguiente:
“219. Este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que es
consciente que las autoridades internas están sujetas al imperio de la ley y, por ello, están obligadas a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico 277. Pero cuando un Estado es Parte de un tratado internacional como la Convención Americana, todos sus órganos, incluidos sus jueces, también están sometidos a aquél, lo cual les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación de normas contrarias a su objeto y fin. El Poder Judicial debe ejercer un “control de convencionalidad” ex officio entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana “278”. 277 Cfr. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154, párr. 124; Caso La Cantuta Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2006. Serie C No. 162, párr. 173, y Caso Radilla Pacheco, supra nota 36, párr. 339; 278 Cfr. Caso Almonacid Arellano, supra nota 282, párr. 124; Caso Boyce y otros Vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2007, Serie C No. 169, párr. 78, y Caso Radilla Pacheco, supra nota 36, párr. 339”.
Como se advierte, la Corte Interamericana prevé que no sólo se ha de
considerar el Texto de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sino la interpretación que de la mismo ha hecho la propia Corte, lo que ha hecho en el Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México invocando a la vez el Caso Radilla Pacheco vs. México, lo que de acuerdo a las Tesis P. III/2013 (10a.); 1a. XIII/2012 (10a.); P. LXV/2011 (9a.) y I.7o.C.51 K, reseñadas ut supra, resulta obligatorio para todos los tribunales mexicanos.
De las tesis transcritas se aprecia la obligación de Su Señoría para
realizar el control de convencionalidad, inclusive ex officio, empleando los criterios más favorables para el gobernado (amplitud y progresividad interpretativas) y de aplicar la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la interpretación que de la misma ha realizado la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Así, es de destacar que los siguientes aspectos de la mencionada Convención y su interpretación por parte de la citada Corte Internacional, son aplicables en la especie.
Los artículos 1 (Obligación de respetar los Derechos), 2 (Deber de
Adoptar Disposiciones de Derecho Interno); 8 (Garantías Judiciales); 25 (Protección Judicial); 29 (Normas de Interpretación) y 30 (Alcance de las Restricciones), de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, se desprende que la actuación de las responsables es absolutamente inconvencional.
1.- Artículo 1. Obligación de respetar los Derechos. Este numeral
señala:
“Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los
derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”.
Este precepto es nítido per se, y de manera irrefutable conduce a
concluir que se deben respetar los derechos e intereses legítimos de la parte quejosa por parte de las responsables, que no le pueden afectar delegando las facultades legislativas en una autoridad administrativa para afectar el derecho del quejoso a su salario y a sus prestaciones y proteger sus Derechos Humanos.
2.- Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno.
Este precepto dispone:
“Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el
artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades”.
De dicho numeral, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
desprendido entre otras, las siguientes nociones interpretativas, que se refieren invocando los casos correspondientes en que se han formulado las interpretaciones que se explican:
a) Deber de respeto y garantía de los derechos humanos. Opera frente
al Estado, sus órganos, sus agentes y todos aquellos que actúan en su nombre.- La Corte Interamericana sostiene que el Derecho Internacional de los Derechos Humanos tiene por fin proporcionar al individuo medios de protección de los derechos humanos reconocidos internacionalmente frente al Estado (sus órganos, sus agentes, y todos aquellos que actúan en su nombre).
Es claramente inconvencional que las responsables afecten los
derechos del quejoso cuando las normas reclamadas ni siquiera fijan un parámetro y por ende jamás podría existir facultad discrecional alguna.
Se actualiza en función de las necesidades de protección, a pesar de
que la Convención no defina en forma taxativa todas las hipótesis de infracción a los derechos humanos.- La propia Corte ha estimado que las diversas formas y modalidades que pueden asumir los hechos en situaciones violatorias de derechos humanos hacen poco menos que ilusoria la pretensión de que el Derecho Internacional defina en forma taxativa –o cerrada o numerus clausus– todas las hipótesis o situaciones –o estructuras– de atribuibilidad o imputabilidad al Estado de cada una de las posibles y eventuales acciones u omisiones de agentes estatales o de particulares. De tal manera, al interpretar y aplicar la Convención, la Corte debe prestar atención a las particulares necesidades de protección del ser humano, destinatario último de las normas contenidas en el tratado de referencia. En razón del carácter erga omnes de las obligaciones convencionales de protección a cargo de los Estados, no resulta posible determinar su alcance en función de una visión centrada en la voluntad soberana de aquéllos y de los efectos de las relaciones meramente interestatales. Dichas obligaciones incumben a todos los sujetos del Derecho Internacional y los supuestos de incumplimiento deberán determinarse en cada caso particular en función de las necesidades de protección.
Luego, en la especie se conculca esta disposición, porque las
responsables han obrado violando las garantías individuales y sociales del quejoso con un ánimo meramente afectatorio de sus condiciones laborales y ajeno a la supuesta intención que dice animar las normas reclamadas.
En el derecho de gentes, una norma consuetudinaria prescribe que un
Estado que ha ratificado un tratado de derechos humanos debe introducir en su derecho interno las modificaciones necesarias para asegurar el fiel cumplimiento de las obligaciones asumidas. Este deber general del Estado Parte implica que las medidas de derecho interno han de ser efectivas (principio del effet utile). Esto significa que el Estado ha de adoptar todas las medidas para que lo establecido en la Convención sea efectivamente cumplido en su ordenamiento jurídico interno. Dichas medidas sólo son efectivas cuando el Estado adapta su actuación a la normativa de protección de la Convención.
En ese sentido, el único efecto útil que se puede imprimir a la
sentencia que se dicte en este juicio, estribaría en conceder el amparo y protección de la justicia federal a la quejosa para que no se apliquen los preceptos que se combaten en su detrimento y que atentan contra sus derechos laborales.
3.- Artículo 29. Normas de Interpretación.- Este ordinal establece
lo siguiente:
“Ninguna disposición de la presente Convención puede ser
interpretada en el sentido de:
“a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona,
suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella;
“b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que
pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados;
“c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser
humano o que se derivan de la forma democrática representativa de gobierno, y
“d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración
Americana de Derechos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza”.
De tal precepto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
desprendido entre otras, las siguientes nociones interpretativas que se refieren, invocando los casos correspondientes en que se han formulado las interpretaciones respectivas: a) Métodos de interpretación de las normas sobre derechos humanos.- Aunque el texto de una norma sobre derechos humanos parezca literalmente claro, es necesario analizarlo aplicando otros métodos interpretativos, de manera que, para el Tribunal interamericano, el sentido corriente de los términos no puede ser una regla por sí misma, sino que debe involucrarse dentro del contexto y, en especial, dentro del objeto y fin del tratado, de forma que la interpretación de manera alguna debilite el sistema de protección consagrado en la Convención, lo que puede propiciarse mediante la aplicación de los métodos siguientes: i) Interpretación sistemática, según el cual, las normas deben ser interpretadas como parte de un todo cuyo significado y alcance deben fijarse en función del sistema jurídico al que pertenecen; ii) Interpretación teleológica, que busca analizar el propósito de las normas involucradas, para lo cual es pertinente analizar el objeto y fin del tratado y, de ser necesario, examinar los propósitos del sistema regional de protección; iii) Principio de efecto útil (effet utile), que precisa tener presente la especificidad de los tratados de derechos humanos, cuyo objetivo tiene que ver con la creación de un orden legal en el cual los Estados asumen obligaciones, no en relación con otros Estados, sino hacia los individuos bajo su jurisdicción; además de que estos tratados se aplican de conformidad con la noción de garantía colectiva; y, por último, es posible acudir a los iv) Trabajos preparatorios de las normas sobre derechos humanos, aunque sólo en forma subsidiaria ante la insuficiencia de los métodos interpretativos antes enunciados.
b) Deber de dotar de efecto útil a todas las medidas nacionales
dirigidas a tutelar derechos humanos.- Como se ha apuntado ut supra, en el derecho de gentes, una norma consuetudinaria prescribe que un Estado que ha ratificado un tratado de derechos humanos debe introducir en su derecho interno las modificaciones necesarias para asegurar el fiel cumplimiento de las obligaciones asumidas. Este deber general del Estado Parte implica que las medidas de derecho interno han de ser efectivas (principio del effet utile). Esto significa que el Estado ha de adoptar todas las medidas para que lo establecido en la Convención sea efectivamente cumplido en su ordenamiento jurídico interno. Dichas medidas sólo son efectivas cuando el Estado adapta su actuación a la normativa de protección de la Convención.
c) Principio de interpretación de la norma más favorable a la
persona humana.- De conformidad con el artículo 29.b) de la Convención, si alguna ley del Estado Parte u otro tratado internacional del cual sea Parte dicho Estado otorga una mayor protección o regula con mayor amplitud el goce y ejercicio de algún derecho o libertad, éste deberá aplicar la norma más favorable para la tutela de los derechos humanos. Es preciso recordar que la Corte en diversas ocasiones ha aplicado el principio de la norma más favorable para interpretar la Convención Americana, de manera que siempre se elija la alternativa más favorable para la tutela de los derechos protegidos por dicho tratado. Según lo ha establecido este Tribunal, si a una situación son aplicables dos o más normas distintas, “debe prevalecer la norma más favorable a la persona humana”.
d) Interpretación progresiva de la Convención Americana.- En otras
oportunidades, tanto la Corte Interamericana como la Corte Europea de Derechos Humanos han señalado que los tratados de derechos humanos son instrumentos vivos, cuya interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las condiciones de vida actuales. Tal interpretación evolutiva es consecuente con las reglas generales de interpretación consagradas en el artículo 29 de la Convención Americana, así como las establecidas por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. En este sentido, la Corte Interamericana ha afirmado que al dar interpretación a un tratado no sólo se toman en cuenta los acuerdos e instrumentos formalmente relacionados con éste (inciso segundo del artículo 31 de la Convención de Viena), sino también el sistema dentro del cual se inscribe (inciso tercero del artículo 31 de dicha Convención). En el presente caso, al analizar los alcances del citado artículo 6.2 de la Convención, el Tribunal considera útil y apropiado utilizar otros tratados internacionales distintos a la Convención Americana, tales como el Convenio No. 29 de la Organización Internacional del Trabajo (en adelante “OIT”) sobre Trabajo Forzoso, para interpretar sus disposiciones de acuerdo a la evolución del sistema interamericano, habida consideración del desarrollo experimentado en esta materia en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
Todo lo así expuesto se ve infringido por las responsables a través
de los actos reclamados, porque vulneran flagrantemente mi garantía de audiencia y legalidad, al no haberme llamado a juicio dentro el mal llamado incidente de falsedad de firmas incoada por el autorizado de la Jueza Décima Familiar Por Audiencias del Distrito Judicial Morelos, dentro del Juicio de Amparo 142/2022, y toda vez que es palmaria la cantidad de violaciones de carácter convencional en que incide la autoridad responsable, y que debe dar lugar a que se conceda la protección de la justicia federal en mi calidad de peticionario de garantías.
SUPLENCIA DE LA QUEJA
En favor de la parte quejosa, conforme a lo dispuesto por el
artículo 79, fracción VI de la Ley de Amparo, la autoridad que conozca del juicio de amparo deberá suplir la deficiencia de los conceptos de violación o agravios, cuando se advierta que ha habido en contra del quejoso o del particular recurrente una violación evidente de la ley que lo haya dejado sin defensa por afectar los derechos previstos en el artículo 1 de la propia Ley. La suplencia se dará aún ante la ausencia de conceptos de violación o agravios y la suplencia de la queja por violaciones procesales o formales, sólo podrá operar cuando se advierta que en el acto reclamado no existe algún vicio de fondo. De lo dispuesto por el ordinal citado se desprende que en la especie es no sólo jurídicamente viable, sino obligatorio para todos los juzgadores federales el obrar de la siguiente forma:
A) Suplencia total.- Su Señoría se encuentra obligado a suplir la
queja aún ante la ausencia de conceptos de violación y/o agravios.
B) Inordinación de la suplencia.- Ese H. Juzgado de Distrito debe
suplir la queja en cuanto al fondo de modo preferente, de suerte que sólo podría suplir en cuanto a vicios formales, cuando no hubiere ningún vicio de fondo, siendo que en la especie claramente existen estos últimos, ya que en el el caso particular, se me privo ilegalmente de mi derecho humano de audiencia y legalidad, dejandome en total estado de indefnsión por parte de la autoridad responsable.
SUSPENSIÓN DE LOS ACTOS RECLAMADOS
En la especie se solicita la suspensión de los actos reclamados
tanto en su fase provisional como definitiva, para lo cual se formulan los siguientes argumentos:
La suspensión se solicita con base en lo dispuesto por el artículo
148 de la Ley de Amparo; esto es, para el efecto de que no se me siga afectando mi derecho de audiencia y legalidad dentro del infundado incidente de falsedad de firmas incoado por el autorizado de la Juez Décima Familiar por Audiencias, dentro del Juicio de Amparo 142/2022, tramitado ante el juez Tercero de Distrito en el Estado.
La suspensión con efectos restitutorios. - La medida cautelar
procede incluso con efectos restitutorios en términos de lo dispuesto por el artículo 147, segundo párrafo de la Ley de Amparo, porque como se ha explicado y demostrado, en la especie se afecta el interés jurídico y legítimo del quejoso con el acto de autoridad reclamado. Así, resulta procedente conceder la suspensión provisional como definitiva, incluso con efectos restitutorios provisionales, adelantando los efectos de la decisión final, en aras de asegurar la materia del juicio de amparo y poder restituir plenamente en el goce de sus derechos violados a la quejosa, y pueda en consecuencia, defenderme de improcedente incidente de falsedad de firma antes descrito.
Se cumple con todos y cada uno de los requisitos previstos en el
artículo 128 de la Ley de Amparo. - En la especie procede conceder la medida cautelar que se solicita, porque se reúnen los elementos previstos en dicho precepto legal, dado que no se sigue perjuicio al interés social, ni se afectan normas de orden público y de negarse la medida se irrogarían a la quejosa daños no sólo de difícil, sino incluso de imposible reparación a la quejosa.
A) No se sigue perjuicio al interés social, ni afectan normas de
orden público. - Esto es así, porque la sociedad está interesada en que se acate puntualmente el contenido de las garantías del gobernado, que en nuestro país, igualmente involucran la observancia de los Tratados Internacionales, siendo que no puede anteponerse a tal concepto, el interés ilegal de las autoridades responsables en perjuicio de quejoso.
Por lo anteriormente expuesto y fundado, respetuosamente
solicito:
PRIMERO.- Tenerme por presentando en tiempo y forma la
presente demanda de garantías.
SEGUNDO. - Solicitar de la autoridad responsable el informe
Justificado.
TERCERO. - Conceder a la suscrita el Amparo y Protección de
la Justicia Federal.
CUARTO. - Tenerme por autorizado para oír y recibir
notificaciones, así como para imponerse de los autos en términos del artículo 12 de la Ley de Amparo a Licenciado en derecho ELEAZAR AGUILAR DORADO.
PROTESTO LO NECESARIO. Chihuahua, Chih, a su fecha de presentación.