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LA EVALUACIÓN

Muchas cosas pueden ser evaluadas en las actividades educativas: el aprendizaje de los
alumnos, los dispositivos, los métodos o las técnicas de enseñanza, el plan de estudios,
materiales, programas o proyectos, los rendimientos cuantitativos de un sistema, la tarea de los
profesores, la calidad de la gestión institucional. Esas cosas pueden ser evaluadas con distintos
propósitos, por distintas personas y mediante diferentes métodos
En esta clase, se tratará la evaluación desde un punto de vista más bien restrictivo. Se priorizará
la reflexión sobre la evaluación del aprendizaje en la sala de clases. No quiere decir que no
aparezcan cruzadas las demás dimensiones, sino que el lector notará que, en general, se estará
enfocando el tema desde la mirada del que enseña
Para el profesor, la evaluación tampoco suele ser uno de los momentos más gratos de la tarea.
Indudablemente, los alumnos no lo ven así; sin embargo, cualquiera con experiencia en la
enseñanza formal recuerda la fatiga de las largas correcciones, el cansancio de leer, una y otra
vez, versiones de lo mismo, la dificultad de avanzar en textos no siempre claros y de indicar a
cada uno lo necesario, de ponderar los aciertos y los errores a la hora de calificar, de procurar
que las notas correspondan al nivel de producción y de no cometer demasiadas arbitrariedades.
Podemos tomar las intenciones educativas y considerarlas, ahora, en una escala más cercana: la
de la tarea en la sala de clases. Todo profesor planifica ciertas realizaciones. Organiza un
sistema para que los alumnos puedan producir algo: resolver una tarea, analizar un problema,
organizar información, diseñar un proyecto, comprobar una idea, debatir un conflicto, establecer
relación entre dos series de hechos, comparar casos para buscar elementos comunes, conocer
una teoría, inventar un concepto, obtener datos de libros o material informativo, organizar un
grupo pequeño, realizar obras en diferentes lenguajes. La lista puede continuar. En cualquier
concepción constructivista se aceptará que estas actividades y producciones permiten, dicho en
términos muy generales, que los alumnos "aprendan algo".
Tanto desde el punto de vista del profesor como desde el del alumno, es necesario tener algún
conocimiento acerca de la eficacia, el éxito o la pertinencia de las actividades emprendidas.
Como sucede en cualquier proceso de producción. En el caso del profesor, para organizar su
intervención, planificar los cambios y modular la ayuda que preste. En el caso de la integración
del sistema, para asegurarse el cumplimiento de requisitos que el propio sistema de enseñanza
fija y que permiten el paso de los alumnos en los distintos niveles. En el caso de los alumnos, es
necesario porque el conocimiento acerca de la pertinencia y la dirección de los propios
esfuerzos es un elemento de enorme importancia para mantener la tarea en marcha y realizar las
adecuaciones necesarias.
La evaluación como parte de la acción
La distinción entre tipos de evaluación, entre lo que se denominó "evaluación sumativa" (o
"compendiada") y "evaluación formativa".

Evaluación sumativa Evaluación formativa


Destinada a determinar el resultado total Tiene como propósito mejorar el
y final de un curso. desarrollo de las tareas durante el propio

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curso.

La pedagogía compendiada o sumativa es una evaluación de balance al finalizar una secuencia


de enseñanza. Claro que la duración de esa secuencia es variable y depende del programa
educativo que se considere.
La evaluación sumativa puede ser interna o externa:

Evaluación sumativa interna Evaluación sumativa externa

Consiste en actividades de evaluación diseñadas Es decidida y diseñada por organismos


y administradas por el profesor para su clase; es exteriores al establecimiento y la clase escolar
la forma habitual de evaluación (pruebas o (con independencia de que los administre el
exámenes al finalizar una unidad o un período profesor); los operativos nacionales de
escolar) evaluación de la Argentina son un ejemplo.

Funciones de la evaluación
• Formativa Regula la acción pedagógica.
• Pronóstica Fundamenta una orientación.
• Diagnóstica Adecua el dispositivo de enseñanza a las capacidades del grupo o
ubica a un grupo o persona según sus capacidades actuales en el nivel
adecuado para un proceso educativo.
• Sumativa o compendiada Realiza un balance final.
• Certificativa Incorpora al balance final un sistema de calificaciones y un régimen
de aprobación y promoción que sostiene la obtención de certificados
(de aprobación de un año escolar, de un curso o nivel o de un título).
Es la forma que mayoritariamente adopta en los sistemas
escolarizados la evaluación sumativa.
• Informativa Provee datos a la comunidad, los padres, organismos fiscalizadores y
demás.
Al final, ¿a qué cosa se llama "evaluar"?
Ya es tiempo de sistematizar el concepto. Se sostuvo, hace un rato, que la evaluación era
consustancial de toda acción intencional y, por lo tanto, de las tareas de enseñanza. Desde un
punto de vista general, la evaluación forma parte de cualquier actividad de enseñanza
tres rasgos:

Rasgos de la evaluación
• Incluye obtener información del modo más sistemático posible.
• Supone la valoración de un estado de cosas en relación con criterios establecidos,
o sea, supone algún tipo de juicio basado en la información disponible.
• Su propósito es la toma de decisiones.
La evaluación se diferencia de una actividad descriptiva, porque su propósito principal no reside
en la búsqueda y la organización de información. Su propósito fundamental es la acción
posterior. Como señala Perrenoud, siempre se evalúa para actuar.
Los instrumentos para obtener información

La obtención de información constituye el aspecto visible de la evaluación para los alumnos y


para el público en general. Es a lo que habitualmente llamamos "evaluación": un cuestionario,
problemas para resolver, la elaboración de una monografía, un proyecto o un diseño, un examen

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escrito de preguntas o de selección múltiple, un examen oral, una demostración o cualquier otra
acción que los alumnos deban realizar. Son maneras que tenemos para obtener datos. Esos datos
nos son necesarios para apreciar algún aspecto del aprendizaje.

Cualquiera coincidirá en que es necesario que la información represente lo que queremos


evaluar y no otra cosa. Llamamos a eso "validez". También tendríamos derecho a pretender que
la información tenga algún grado de exactitud o consistencia dentro de los límites del tipo de
información buscada. O sea, que resulte un elemento de cierta constancia para el análisis, que
aprecie bien el tipo de cosas sobre la que queremos información y que varíe lo menos posible
según sean los ojos que observen o los oídos que escuchen. Se llama a esto "confiabilidad".

Para que la información sea adecuada y de buena calidad, es necesario utilizar instrumentos que
reúnan requisitos de validez y de confiabilidad. No cualquier instrumento da cualquier tipo de
información. El tipo de conocimientos y de capacidades que un alumno pone en juego no es el
mismo cuando escribe una monografía que cuando responde a una serie de preguntas cortas o es
entrevistado. Los instrumentos para obtener información sobre el aprendizaje de los alumnos
son como cualquier otro instrumento: sirven para algunas cosas, pero no para todas y, dentro de
las cosas para las que sirven, sirven mejor para algunas que para otras.

Los criterios para valorar

Los instrumentos son el aspecto más visible. Nos permiten obtener información relevante. Hasta
allí el proceso parece encaminarse hacia una descripción del estado de cosas. En el caso que
estamos tratando, consistiría en una descripción del aprendizaje de los alumnos. Ahora bien,
describir no es equivalente a evaluar.

Ya sé que lo dije. Pero quiero enfatizarlo una vez más. Cuando se evalúa no sólo se describe un
estado de cosas. Principalmente, se aprecia, se valora un estado de cosas. Se lo valora en
función de un estado posible o esperado, de un propósito trazado o de un principio de acción. Se
lo valora en función de algún criterio que el evaluador o el sistema de evaluación fijaron. El
establecimiento claro de los propósitos de la evaluación está ligado de manera fundamental con
el establecimiento de los criterios que se utilizarán para valorar la información obtenida y
proponer la base para la toma de decisiones.

Bien, utilizamos criterios para valorar ¿Cuáles? En la tradición sobre evaluación asentada a
partir de los años cincuenta, fueron los objetivos los que se utilizaron como criterio de
evaluación de los aprendizajes. La polémica sobre la formulación y utilización de objetos es
larga y no se entrará aquí en ella. Baste decir que los objetivos son entendidos como
afirmaciones sobre posibles resultados de aprendizaje. Afirmaciones acerca de lo que los

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alumnos podrán saber o serán capaces de hacer. La utilización de objetivos como criterios de
evaluación proviene de la clásica obra de Ralph Tyler, Principios Básicos del Currículo.

Para Tyler, la escuela es una institución finalista. Por lo tanto, la evaluación debería consistir en
una comparación permanente entre el punto de partida, la situación de un alumno o grupo de
alumnos en un momento del proceso educativo y los puntos esperados de llegada. El enfoque de
la evaluación por objetivos, quedó, luego, estrechamente ligado con la pedagogía de dominio.
Según Tyler, "El proceso de evaluación significa, fundamentalmente, determinar en qué medida
el currículo y la enseñanza satisfacen realmente los objetivos de la educación. Puesto que los
fines educativos consisten esencialmente en cambios que se operan en los seres humanos, es
decir, transformaciones positivas en las formas de conducta del estudiante, la evaluación es el
proceso de determinar en qué medida se consiguieron esos cambios"

Al establecer posibles puntos de llegada, los objetivos ofrecen un criterio para apreciar avances,
logros y problemas. Indican una dirección. También ofrecen un medio de comunicar a los
estudiantes y a la comunidad las aspiraciones de un proceso educativo. Podría decirse que
agregan claridad y transparencia. Me dirá usted que hay importantes aspectos de las actividades
educativas que no pueden establecerse por medio de objetivos, ya que su esencia consiste en
que los estudiantes desarrollen prácticas y alcancen resultados que no pueden ser previstos. Para
algunos, como Stenhouse, precisamente en eso consiste el mayor éxito de un proceso educativo:
la utilización del conocimiento como instrumento de producción. Desde ese punto de vista las
actividades educativas más valiosas son las de "final abierto". Creo que no hay una
contradicción absoluta.

Digamos que, en general, orientamos las acciones de dos maneras. Una de ellas corresponde a la
realización de un modelo previamente establecido. Su eficacia puede analizarse por el ajuste del
resultado final a ese modelo. Lo utilizamos, habitualmente en la producción. Otro tipo de acción
se orienta, más bien, por un principio de acción. Un interrogatorio clínico, un juicio, la escritura
literaria y la investigación se orientan de esta manera. En esos casos, contamos con un modelo
para actuar más que con un resultado predefinido para conseguir. Supongamos que, como
profesor, debo seleccionar actividades para mis alumnos y pienso en criterios como estos:

• Son preferibles las actividades que permiten a los alumnos interactuar con objetos y materiales
reales.

• Son mejores las actividades que pueden cumplidas con éxito por alumnos con diversos niveles.

• Las actividades elegidas deberían permitir que los estudiantes apliquen principios y reglas ya
aprendidos para la resolución de sus tareas.

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La calificación

La calificación es la decisión más frecuente que se toma mediante la evaluación escolar.


También es una de las decisiones de más importancia en la vida de profesores y de alumnos.
Todos coincidirán en que la calificación es la expresión de una valoración del desempeño de un
alumno. Pero ¿qué expresa exactamente la calificación.

La calificación, a diferencia de una medida, no expresa una dimensión sino un conjunto variable
de dimensiones. Un examen, en ese sentido puede ser evaluado, pero no "(...) en el sentido de
medirlo, sino de apreciarlo en referencia con una escala de valor. (...) La calificación sería un
medio para resumir apreciaciones de naturaleza diferente a fin de comunicarlas a un alumno"

La calificación es una síntesis de la diversidad de dimensiones que componen un producto o una


actuación. Es un promedio. Por lo tanto, no es demasiado informativa, ya que poco dice acerca
de cómo se compuso ese promedio. Es justamente esa composición la que expresa las reales
capacidades supuestamente evaluadas. En el peor de los casos, la calificación expresa una
impresión general, poco apoyada en información fiable y en análisis sistemático. En el mejor, la
calificación expresa la asignación de un valor promedio en un conjunto posible y, en ese
sentido, ofrece una parte, no completa, del análisis que la evaluación representa.

La calificación, entonces, es una expresión limitada de un rendimiento educativo. Sin embargo


nos resulta útil, dentro de sus límites, y necesaria.

Fundamentalmente, en relación con la función certificadora de la evaluación. Y esta función


mantiene su vigencia en todos los niveles del sistema de educación escolarizada. La evaluación
educativa y sus resultados no son hechos privados.

Forman parte de prácticas públicas que implican acreditación y comunicación: a los estudiantes,
a los padres, a la comunidad, a autoridades o a instituciones con los cuáles los estudiantes
interactuarán en el futuro.

Con independencia de la discusión sobre su carácter de medida, puede concordarse en que la


calificación expresa valores que se distribuyen según algún tipo de escala. No es lo mismo un
"aprobado-desaprobado", que una escala conceptual, por letras o numérica. Todo sistema de
calificación recurre a un tipo de escala. Es importante conocer sus fundamentos, porque las

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escalas permiten, o impiden, distinto tipo de operaciones entre sus valores. Por ejemplo, la
habitual realización de promedios que forma parte de los requerimientos administrativos y, en
ocasiones, fuerza las escalas en las que están expresadas las calificaciones (el bien +, por citar
un caso). También dejan en evidencia que, cuando se utilizan escalas ordinales numéricas, el
promedio no puede ser interpretado de manera literal: "4" no quiere decir que el alumno sepa la
mitad de "8". Sobre sistemas de calificación el lector interesado encontrará trabajos muy
informados y no insistiré aquí en ello.

ACTIVIDAD DE CLASE

1 Todos tenemos una valoración positiva o negativa de la evaluación. ¿Cuáles son las
Tuyas?
2 ¿Con qué tienes asociada la idea de evaluar?
3 ¿Qué tareas , consideras que un alumno tendría que saber resolver para ser evaluadas?
4 ¿Qué instrumentos usarías para evaluar a tus alumnos?
5 Qué crees Qué deberíamos valorar más? ¿El rendimiento o el esfuerzo? ¿El nivel
alcanzado o el progreso en relación con un punto de partida?

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