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LITERATURA LATINA

3. LA ORATORIA: CICERÓN

3.1. DEFINICIONES

La oratoria es el arte de hablar a un auditorio para tratar de agradarle o persuadirlo en algún


modo. Como género literario, comprende los discursos que han sido elaborados según las
normas de la retórica. El orator es artifice, el que elabora y pronuncia el discurso. La elocuencia
es el conocimiento y dominio de las reglas de esta, llamadas en su conjunto retórica.

3.2. PRINCIPIOS DE LA RETÓRICA GRIEGA

Floreció en las ciudades democráticas de Grecia en el siglo V a.C., ahí se elaboran las primeras
teorías acerca de las técnicas expositivas útiles para el orador, sintetizadas por Aristóteles en
su Ars retórica. Los romanos simplemente tradujeron y adaptaron al latín la terminología
griega.

Aristóteles distinguió tres tipos de discursos:

- Judicial: a favor/ en contra de un acusado, para obtener su condena o evitarla.


- Deliberativo: para convencer a un público de algo, caso típico del discurso político.
- Laudatorio: en alabanza/escarnio de alguien, caso típico de las laudationes fúnebres.

Para elaborar un discurso, el orador debía seguir unas fases u oratoriae partes:

- Inventio: búsqueda de las ideas.


- Ordo/dispositio: distribución adecuada de estas.
- Elocutio: expresión de las estas seleccionando términos adecuados, orden, ritmo, figuras
retóricas...
- Memoria: memorización.
- Actio/pronuntatio: exposición oral.

Las ideas halladas en la inventio debían quedar en distribuídas en la dispositio en estas partes:

- Exordium: donde el orador se gana la simatía del público.


- Narratio: exposición concisa, clara y verosímil de los hechos sobre los que se decidirá algo.
- Argumentatio: se hace hincapié en lo que se quiere destacar para convencer al público.
- Epilogus/perotatio: se recapitula e intenta apelar a los sentimientos del auditorio.

En general, esta práctica se usaba para persuadir, convencer, impresionar, deleitar... en Roma
era considerado un espectáculo del que la gente acudía a disfrutar.

3.3. LA RETÓRICA ROMANA

La oratoria en Roma tuvo un uso temprano. El primer discurso del que se tiene noticia es el de
Apio Claudio el Ciego por la guerra contra Pirro (finales S.IV a.C). Empezó a a cultivarse como
arte desde las Guerras Púnicas, cuyo elemento principal era la improvisación ante el auditorio.
Su máximo desarrollo es en la República, estimulada por el sistema político basado en la
consulta popular y se mantivo vivo y con fuerza mientras las constitución republicana subsistió.
Además de su importancia política, se convierte en un considerable instrumento educativo y la
principal causa del desarrollo de la prosa latina, porque pronto a esta actividad en el foro y
asambleas sucede la reflexión teórica sobre la misma, desarrollándose aquella que había
surgido en Grecia en el s. V.
En la evolución de estas dos artes, influye la progresiva helenización de la vida romana a partir
del siglo III a.C. La implantación de escuelas de retórica suscitó al principio la oposición de los
más conservadores, condiserada esta un arma para manipular fácilmente al pueblo.
Terminarían imponiéndose y constituyendo la base vital de la educación de los jóvenes de
familias acomodadas como preparación de la vida política o ejercicio de la abogacía.

Hasta el s I a.c, se enseñó en griego y cuando pasó al latín, los contenidos aún se basaban en
los conocimientos griegos. Se distinguen tres escuelas:

- Neo-ática: propugna una oratoria espontánea, sin artificio ni excesivos adornos, más
centrada en los que se dice)
- Asiánica: tiende a períodos largos, grandilocuentes, la expresión florida y cuidado del
ritmo.
- Rodia: a medio camino entre las otras dos.

El género alcanza su máximo desarrollo en los dos últimos siglos de la República bajo la figura
de Cicerón.

Con el advenimiento del imperio, desaparecieron las condiciones políticas que estimularan el
desarrollo de la retórica y oratoria y éstas decaen. Se mantienen las escuelas con finalidad
educativa y conservando su influencia en la lengua y literatura latinos, pero la oratoria se
convierte en pura declamación.

3.4. CICERÓN (106-43 a.C)

Su obra cuenta con una importante colección de cartas (más de 900) en las que, con temas
variados, se puede apreciar su verdadera personalidad fuera de las reglas estrictas del
discurso.

Escribió varios tratados de retórica en los que recopilaba sus conocimientos en sus estudios,
investigaciones y su experiencia: De oratore Brutus (trazó una historia de la oratoria romana),
Orator (esta junto con la anterior, son dos manuales de retórica), De optimo genere oratorum,
Partitiones oratoriae y Topica.

Basándose en los escritos de los rétores griegos, en sus obras retóricas, explicó las cinco
partes del proceso que exige el discurso: inventio, ordo/dispositio, elocutio, memoria y actio.
También explicó las partes en las que se estructura el discurso: exordium, narratio,
argumentatio (probatio, exposición razonada de los argumentos y refutatio, rechazo de las
objeciones reales o posibles) y epilogus o peroratio. Cada parte tiene una técnica especial para
elevar el discurso, su finalidad es docere, delectare et movere (instruir, deleitar y emocionar)

El orador de centra en la elocutio; se explican figuras de la palabra y pensamiento, la


composición de las frases, ritmo, expresividad... distinguiendo estilo sencillo, mediano y
sublime. Según Cicerón, los pilares de la elocuencia son ingenium usus y ars. Valora la
importancia de la cultura general y conocimientos provechosos de Historia y Filosofía,
asociados a los jurídicos.

Cicerón impuso sus principios retóricos en sus propios discursos que, publicados en gran
número, se convirtieron en obras literarias. Sus secretarios los tomaban taquigráficamente y
después el los retocaba (algunos no llegaron a ser pronunciados). Se conservan 57 y se sabe de
la existencia de 30 más.
Fue el mayor representante de los oradores de Roma y en el siglo I a.C. la oratoria llegó a su
cumbre. Había dos corrientes oratorias, pero no encasilló en ninguna, se adapataba a lo que
exigían las circuntancias. Se le suele encuadrar en la escuela “rodia” (a medio camino):

- Asianismo: centrada en la forma, tiende a períodos largos, grandilocuentes, expresión


florida y cuidado del ritmo.
- Aticismo: centrada en el contenido, destaca por la sobriedad y equilibrio de sus estilo.

Sus discursos se pueden clasificar en:

a. Forenses: ante un tribunal, como defensor o acusador en causas civiles o penales; actuó
más como abogado defensor (todos empiezan por pro) que como acusador (empiezan por
in)
- Pro Sextio Roscio Amerino: cimentó su fama en el 80 a. C con este discurso y primera causa
judicial. Defiende exitosamente a Roscio de Ameria por una acusación por parte de
Crisógono, liberto de Sila. Demuestra que la acusación carece de base, levanta la sospecha
de que uno de los cómplices del acusador es el verdadero criminal y ataca a Crisógono,
dejando a Sila al margen de las actividades de este. Con la absolución, Cicerón ve prudente
apartarse temporalmente de Roma y marcharse a Grecia.
- Pro Arquia poeta: defiende al poeta Arquias, acusado de usurpar la ciudad. Más que la
defensa de este, es la de la humanitas, la cultura literaria, concebida como un saber
enoblecido por un elevado ideal moral. Según él, las letras son el mejor camino para que el
hombre que aspira a la plenitud de su humanidad y a convertirse en un homo humanus.
- In Verrem (o las verrinae): discursos pronunciados en el 70 a.C contra Verres por abusos
cometidos en su gestión en la provincia. Era un proceso difícil, por vez primera, una
provincia casi en su totalidad se oponía a un pretor por un hecho de extorsión. El rival fue
Hortensio. Consiguió el destierro de Verres.
- Pro Milone: defiende a su amigo Milón acusado de asesinar a su rival político Publio Clodio
Pulcro en la Vía Apia. De importante resonancia como símbolo del choque entre los
populares y los optimates. La defensa no logró asegurar la absolución de Milón, quien
evitó la condena autoexiliándose en Massilia.

b. Políticos: los más famosos de Cicerón. Fueron pronunciados por el Senado o en el Foro,
para defender propuestas de leyes, censurar o criticar a sus enemigos políticos...
- De imperio Gnei Pompei: a sus 40 años, realiza su primer discurso sobre las leyes de Roma
cuando ya tenía prestigio en los distintos juicios. Era un momento que debía aprovechar
para convertirse en cónsul. Tras la Guerra de los Piratas comenzaron las de Oriente, donde
Mitrídates dirigía el ejército frente a Roma, las tropas romanas no daban abasto. Gayo
Manilio propuso que Pompeyo dirigiera la situación, naciendo la Ley Manilia, defendida
por Cicerón frente a opositores como Hortensio y Cátulo. Manilio logró que se aprobara
gracias al orador y pompeyo se hizo cargo del mediterráneo, recuperando el territorio.
Nada puderon hacer sus opositores ante la retórica de Cicerón.
- In L. Catilinam (Catilinarias): pocos sucesos como el fallido golpe de estado que se recoge
por Catilina en ell 63 a.C, gracias a Salustio (De coniuratione Catilina) y a Cicerón. Buen
punto de referencia para valorar las tensiones políticas y sociales en las que se vieron
envueltos los últimos años de la República. Catilina, buscaba acceder al consulado como
Cicerón, buscó una forma de hacerse con el poder mediante un golpe de estado, pero
Cicerón se enteró y pronuncia 4 discursos contra este en el Senado.
- In M. Antonium Orationes Philippicae (Filípicas): 14 discursos pronunciados entre el 2 de
septiembre del 44 y el 21 de abril del 43, busca desenmascarar y poner fin a los íntentos
hegemónicos de Marco Antonio. Reciben el nombre recordando los discursos
pronunciados por Demóstenes contra Filipo de Macedonia. Con estos, Cicerón firmó su
pena de muerte.

Cicerón introdujo en Roma las doctrinas filosóficas griegas. Su obra no es original, pero
muestra síntesis, claridad expositiva y crea una terminología filosófica latina. Con la llegada del
imperio, la oratoria fue decayendo, pasa a las escuelas. Algunos posteriores serán :

- Séneca: Controversiae y Suasoriae, recopilaba ejemplos de los tipos de argumentación.


- Tácito: De oratoribus compara la elocuencia de su tiempo con la republicana.
- Quintiliano: escribió el manual retórico más importante después de los de Cicerón. De
institutione oratoria, sobre la formación del orador y constituye un estudio del sistema
educativo de su tiempo.

4. LA POESÍA ÉPICA: VIRGILIO

4.1. LA POESÍA ÉPICA

El término épica se deriva del griego epos, cuyo significado primitivo es "palabra", "relato" y
posteriormente "poema", en particular el hexamétrico. Los antiguos griegos consideraban
épica aquella poesia que, desde el punto de vista argumental trataba de las gestas y eventos
memorables de hombres y héroes en los que la intervención de los dioses era decisiva. La
exaltación de las figuras heroicas ajenas al autor será la característica que la diferenciará de la
poesía lírica, centrada en los sentimientos personales del poeta.

En la mayoría de las culturas, la épica fue uno de los primeros géneros literarios, pues la
mayoría de los pueblos cuentan en su tradición con un gran poema épico que narra las
aventuras del héroe nacional, menudo un símbolo colectivo. Esa primitiva épica, tenía un
conglomerado de poemas que los rapsodas cantaban probablemente con un acompañamiento
musical y recitándolos como una salmodia e iban transformando colectivamente. Sin embargo,
llegó un momento en que algunos de esos cantos fueron puestos por escrito por uno o varios
autores que les dieron un tono más homogéneo, el caso de la Ilíada y la Odisea, atribuidas a
Homero. A partir de ese momento la épica, llamada épica culta, se convirtió en obra de un
único autor que seguía los antiguos patrones. Se mantuvo el tono grandioso y solemne y los
clichés o frases hechas (como llamar siempre a cada personaje con los mismos epítetos) fueron
imitados por las nuevas generaciones como característica propia de la épica.

La poesía épica latina es el resultado de elaboraciones poéticas. Frente a esa “épica heroica”,
de raiz oral, antigüedad muy notable, carácter formular y repetitivo, encontramos en la
literatura latina una épica culta, consecuencia de la voluntad compositora de diversos autores.
Los propios poetas establecen y determinan los temas que desean tratar y designan las leyes o
características básicas del género. Esta creación arranca de los modelos griegos y mantiene sus
esquemas: verso dactílico, estilo solemne, personajes elevados y tono grandilocuente.

Teniendo a la vista las obras de la épica griega, los escritores latinos se sienten con fuerza para
redactar obras importantes, llamadas a perdurar y a marcar un hito en la literatura latina. Si a
ello añadimos la vocación conquistadora y dominadora del pueblo romano, podremos
comprender fácilmente que algunas hazañas se eleven a la categoría de gestas irrepetibles y
admirables, pronto mitificadas en la mentalidad popular. La gesta que se canta y se toma como
modelo es el enfrentamiento con Cartago en las guerras púnicas.

Se irán mitificando otros enfrentamientos, hasta que el cantar de gesta ceda su sitio a la prosa
historiográfica, más interesada en narrar los hechos que en cantar las hazañas. Dos son las
fuentes de la épica romana, que es siempre una épica culta: la tradición épica griega, en su
faceta más pura y genuina, Ilíada y Odisea y su reelaboración de época alejandrina, Las
Argonáuticas; y las gestas de romanos ilustres en el campo de batalla.

La influencia griega se manifiesta también en el aspecto formal, desde sus comienzos, la épica
latina se escribe siempre en verso y en el metro más majestuoso, el hexámetro, que será
considerado en toda la historia de la literatura latina el verso heroico por excelencia. Esta
caracterización del género épico atendiendo a rasgos formales y englobando, además, los de
contenido, queda magníficamente refleiada en la definición que de la épica hace el escritor
romano Suetonio: carmine hexametro divinarum rerum et heroicarum humanarumque
comprehensio (la conjunción en un poema escrito en hexámetros de las hazañas divinas y
también de las de los héroes humanos).

La epopeya constituye el prototipo de la poesía docta y elevada en la que todos los elementos
compositivos y de técnica literaria (descripciones, comparaciones, figuras estilísticas y de
ornato, imágenes míticas) están al servicio de un discurso solemne. El lenguaje y la expresión
adquieren, un grado de dignidad mayor que en cualquier otro género literario, por lo que las
formas arcaizantes o rebuscadas, los neologismos y el impetu retórico destacan como marcas
formales del discurso épico. En la evolución de este género literario a lo largo de la historia de
la literatura romana se distinguen tres etapas sucesivas:

- Epica Arcaica: Nevio y su obra Bellum Poenicum, donde las guerras púnicas eran el
argumento principal. Utilizaba un suceso contemporáneo. En la introducción narra el
origen troyano del pueblo romano con la leyenda de Eneas. Combinando así en el poema
lo histórico con lo mítico. Tenía un carácter muy nacionalista, defendiendo la superioridad
de los romanos con respecto a los otros pueblos. Ennio con los Annales, fue la epopeya
nacional romana hasta la aparición de la Eneida de Virgilio. Narraba la historia de Roma
desde sus orígenes hasta el 171 a.C. Ennio creó una lengua poética latina inexistente hasta
entonces, y el hexámetro épico latino.
- Épica Clásica: Virgilio con la Eneida.
- Épica Postaugustea: Lucano y la Farsalia o Bellum Civile, son 10 libros que narran la guerra
civil entre César y Pompeyo. Narra hechos históricos, con personajes reales, sin recurrir a
la mitología y elementos divinos de carácter irracional.

4.2. VIRGILIO

4.2.1. OBRAS

- Églogas/bucólicas: poemas pastoriles inspirados en los Idilios de Teócrito. Los personajes


de nombres griegos, hablan de sus amores y penas en un entorno natural idealizado.
- Geórgicas: poema didáctico sobre el trabajo en el campo y la bondad de la naturaleza. El
afán de Octavio Augusto y sus hombre de Estado por reavivar y extender el amor a la
tierra, el ideal de una vida sencilla y frugal en el campo guiada por las virtudes romanas
(gravedad, sencillez, austeridad, honestidad, amor a la naturaleza...) determinaron el tema
de la obra.
4.2.3. LA ENEIDA

CARACTERÍSTICAS POLÍTICAS

Aunque Virgilio había tenido la idea de crear una grandiosa epopeya en alabanza a Augusto,
decidió escribir un gran poema nacional de corte homérico que comenzara los viajes de Eneas
y sus luchas por la conquista del Lacio, imitando y superando incluso la Odisea y la Ilíada. Tan
ambiciosa empresa se vio coronada por el éxito y esta obra no tardó en convertirse en la
epopeya nacional romana, sustituyendo a los antiguos Annales de Ennio. Virgilio no renunció
del todo a su proyecto primitivo y se las arregló para relacionar de forma directa y permanente
los hechos míticos referentes a Eneas y al pueblo troyano con el futuro de Roma y la grandeza
de Octaviano Augusto, presentado proféticamente a lo largo de toda la obra como la
culminación del destino divino y universal de Roma, y glorificado como soberano universal.
Esta obra coincide con el proyecto de restauración nacional de Augusto, así que:

- Glorifica a la familia de los Julios, entroncándolos con Eneas y, por ende, con Marte y
Venus.
- Es el gran poema nacional romano: Roma necesitaba una obra con la que identificarse y
que ensalzara sus orígenes y su destino.

FUENTES, ESTRUCTURA Y CONTENIDO

Consta de unos 10.000 hexámetros dactílicos distribuidos en 12 libros con una estructura
simétrica. En los seis primeros libros, los viajes de Eneas, desde su salida de Troya hasta llegar
a tierras itálicas constituven una imitatio de los de Ulises en la Odisea de Homero. En la Eneida
hay una deidad que se opone a que el héroe llegue a su destino (Juno), otras deidades que se
alían con ella, otras que ayudan al héroe (algunas, teniéndolo como su protegido; Venus
protege a Eneas), cambios de alianzas y deidades que no toman un partido.

En los seis últimos libros, las sucesivas guerras contra los caudillos itálicos enlazan con la
temática bélica y heroica característica de la Ilíada. El hilo argumental de la obra y lo que
contribuye a enlazar ambas partes, es la ira divina de Juno contra Eneas y los troyanos, origen
de sus calamidades a lo largo de toda la obra. La narración de la Eneida comienza in medias
res, con la flota troyana en la parte oriental del Mediterráneo y dirigiéndose a Italia.

El poema de Virgilio se compara también con las Argonáuticas de Apolonio, y es fácil que el
poeta romano tuviera presente la traducción latina de Varrón. También hay similitudes y
diferencias entre una obra y la otra en varios aspectos, empezando por los amores de Dido y
Eneas y los de Jasón y Medea.

Los modelos latinos más importantes de los que se valió Virgilio para la composición de la
Eneida y para el contraste con ellos son la Guerra Púnicas (Poenicum Bellum) de Nevio y, Sobre
todo, los Anales (Annales) de Ennio, el gran clásico de la épica romana en ese tiempo. En varios
pasajes de la Eneida se citan otros del poema de Ennio, a veces literalmente.

ARGUMENTO

Eneas, huye de Trova tras haber sido quemada ésta por el ejército aqueo. Entre su gente, van
con él su padre (Anquises) y su hijo (Ascanio). Creúsa ha muerto durante la toma de la ciudad,
y el fantasma del difunto principe Héctor le dice a Eneas que no vierta amargas lágrimas por la
esposa perdida, ya que el destino le ha asignado otra de sangre real. Juno, esposa de Júpiter,
rencorosa todavía con toda la estirpe troyana, trata de desviar por todos los medios a la flota
de supervivientes de su destino inevitable: Italia.

Las peregrinaciones de Eneas duran siete años, hasta que es acogido en el reino emergente de
Cartago, gobernado por Dido. Por un ardid de Venus y Cupido, Dido se enamora perdidamente
de Eneas y, tras la partida de éste y por orden de Júpiter, se quita la vida maldiciendo antes a
toda la estirpe venidera de Eneas y clamando por el surgimiento de un héroe vengador: se crea
el cuadro que justifica la eterna enemistad entre dos pueblos hermanos, el de Cartago y el de
Roma, que conduciría a las guerras púnicas.

De camino a Italia, a Eneas se le aparece el alma de su padre Anquises y le pide que vaya a
verlo al Averno: Eneas cede y, acompañado de la Sibila de Cumas, recorre los reinos de Plutón,
y Anquises le muestra toda la gloria y la pompa de su futura estirpe: los romanos.

Llegados por fin los troyanos a Italia, el rey Latino los recibe pacíficamente, Y, recordando que
una antigua profecía decía que su hija Lavinia se casaría con un extranjero, decide aliarse con
Eneas y darle a Lavinia por esposa.

Trastornado por las Furias, Turno, rey de los rútulos y primo y pretendiente de Lavinia, declara
la guerra a Eneas. Los dos ejércitos adquieren aliados y se enfrentan fieramente, ayudados los
troyanos por Venus y los rútulos por Juno, sin que intervenga Júpiter. Se producen muertes en
ambos bandos y Eneas mata a Turno.

LA FIGURA DE ENEAS

El héroe Eneas, supera al héroe homérico, está dotado de virtudes guerreras y su principal
rasgo definitorio es la pietas: la conciencia del deber, la lucha por los ideales, la abnegación, el
espíritu de sacrificio y el sometimiento a la voluntad de los dioses.

Además, Eneas encarna las otras grandes virtudes tradicionales romanas: la fortitudo, la
clementia, la dignitas y, la humanitas, que lo contrapone a la barbarie de los restantes pueblos.
Todos estos rasgos suponen una humanización del género épico y una tendencia a la
interiorización del personaje de las que estaban carentes los héroes homéricos.

Todas las pruebas y sufrimientos que Eneas ha de arrostrar se supeditan a su sagrada misión
patriótica y humana: (Recuerda, romano, que tienes que gobernar con tu poder a los pueblos -
éstas serán tus artes, imponer tus reglas de paz, perdonar a los sometidos y abatir a los
soberbios.)

TÉCNICA Y ESTILO

Además de la perfección de su estructura narrativa, destaca en cuanto a técnica literaria por


sus comparaciones e imágenes plagadas de plasticidad y efectismo. Virgilio utiliza
magistralmente muchas imágenes, en apariencia sencillas, tomadas de la naturaleza como el
zumbido de las abejas y sabe darles un nuevo sentido metafórico aplicado a los sentimientos
humanos o a las acciones heroicas. La elaboración simbólica y la plurivalencia de sus metáforas
no han sido superadas, probablemente, por ningún otro autor épico.

Frente al alambicado lenguaje de Ennio, Virgilio suele decantarse por vocablos sencillos,
evitando toda vacuidad innecesaria, y se muestra cauto en la incorporación de elementos
arcaicos demasiado rígidos o áridos para sus contemporáneos. La simplicidad aparente de su
estilo encubre multitud de figuras, transferencias, evocaciones, armonías imitativas de sus
hexámetros y otras técnicas de enorme complejidad. Esta discreta y calculada sencillez
confiere a su lenguaje poético una naturalidad totalmente ajena a toda artificialidad y
manierismo que lo convierte en un verdadero clásico de las letras latinas y en un modelo para
los autores posteriores. Destaca la perfecta adaptación del hexámetro.

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