Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Y en una sociedad donde la ley sea la sharia, la libertad y los derechos individuales
se eclipsan ni más ni menos que desaparecían en los ergástulos de la Inquisición.
Todas las culturas, creencias y costumbres deben tener cabida en una sociedad
abierta, siempre y cuando no entren en colisión frontal con aquellos derechos
humanos y principios de tolerancia y libertad que constituyen la esencia de la
democracia.
IV. La desaparición del erotismo
Lo que ha ocurrido con las artes y las letras y, en general, con toda la vida
intelectual, ha sucedido también con el sexo. Me temo que en vez de liberar a los
niños de las supersticiones, mentiras y prejuicios que tradicionalmente han rodeado
al sexo, los talleres de masturbación lo trivialicen aún es más de lo que ya lo ha
trivializado la civilización de nuestro tiempo de tal modo que acaben por convertirlo
en un ejercicio sin misterio, disociado del sentimiento y la pasión, privando de este
modo a las futuras generaciones de una fuente de placer que irrigó hasta ahora de
manera tan fecunda la imaginación y la creatividad de los seres humanos. La
supuesta liberación del sexo, uno de los rasgos más acusados de la modernidad en
las sociedades occidentales, dentro de la cual se inscribe esta idea de dar clases de
masturbación en las escuelas, quizá consiga abolir ciertos prejuicios tontos sobre el
onanismo. Poco a poco va admitiéndose en los países occidentales el matrimonio
entre personas del mismo sexo con los mismos derechos que los de las parejas
heterosexuales, incluido el de adoptar niños. El sexo desempeñó un papel
protagónico en la creación del individuo y, como mostró Sigmund Freud, en ese
dominio, el más recóndito de la soberanía individual, se fraguan los rasgos
distintivos de cada personalidad, lo que nos pertenece como propio y nos hace
diferentes de los demás.
Antecedentes: El pintor en el burdel
Jean-Jacques Lebel, escritor y artista de vanguardia que en los años sesenta
organizaba happenings, concibió en aquella época la idea de montar «con absoluta
fidelidad» El deseo atrapado por la cola, un delirante texto teatral escrito por Picasso
en 1941, en el que, entre otros disparates, un personaje femenino, La Tarte, orina
en escena diez minutos seguidos acuclillada sobre el hueco del apuntador. Con
motivo de este proyecto, se entrevistó con el pintor a comienzos de 1966 y Picasso
le mostró un abanico de dibujos y pinturas de tema erótico, de su época
barcelonesa, que jamás se habían exhibido. En todo caso, desde el año 2001 ya fue
posible posar la mirada sobre el Picasso integral, un universo dotado de tantas
constelaciones que produce vértigo. Es una interrogación que no tiene respuesta,
que nos deja tan atónitos en Picasso como en un Rubens, un Mozart o un Balzac.
Ahora bien, el sexo no estuvo nunca ausente, en ninguno de los períodos en que la
crítica ha dividido y organizado la obra de Picasso, ni siquiera durante los años del
cubismo. La apoteosis del burdel en la obra de Picasso es, claro está, Les
Demoiselles d’Avignon, que no figuró en esta muestra, pero sí muchos de los
innumerables bocetos y primeras versiones de esa obra excepcional.
Aquél D Demuestra