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10°B
Bogotá, Colombia
24 de mayo de 2023
Prólogo
“…Era una niña buena, amiga de una docena…pero no feliz […]” –Babi-
¿Es más cobarde la persona que decide suicidarse? ¿O es más cobarde el que atormenta a
Realmente, no dependerá de esta historia, es bastante fácil juzgar una situación sin vivirla, y
por más que un problema mental pueda ser considerado…siempre tiene sus perjuicios, sus
incógnitas, personas que creen que lo material puede llenar un corazón quebrado. Alguien que
cargue una nebulosa como lo es la depresión sobre sus hombros y aún siga sonriendo, es
Es más preocupante si es definida como una tristeza que al principio es sutil y manejable, pero
con el paso del tiempo se acumula en la percepción, y solo se deja ver a sí misma como una
tristeza normal, nada del otro mundo, como un “estaré bien”, como un nocivo rocío, que cada
vez que tiene un contacto más cercano con un cuerpo se aferra descaradamente, y se vuelve
parte de un día a día, y a pesar de sentir un peso descomunal e invisible es mejor evitar
desgarrar más esas emociones y esos pensamientos enterrados, porque tanto la pregunta
Intentemos abrir un agujero en ese roto y vacío rincón, en donde la oscuridad es el calor de la
desolación, solo con la morbosa intención de investigar en una fría noche de lluvia, ¿Qué
ves?, una incomprensión propia, un desentendimiento sustancial, que es más agobiante porque
sabes que viene de ti mismo, y no es que no quieras, es que, aunque sea tu propia oscuridad,
no puedes descifrarla, y tampoco puedes saber que es un mal indicio, una mala señal, porque
sabemos que herramientas usar para atornillar lo que ya se aflojó, ¿cómo reparamos algo,
¿Y si intentamos consultarlo con alguien más sabio y con más experiencia?, “Ya estás en esa
edad del existencialismo” Y tal vez, pero ¡No!, no es una edad, no puedes etiquetar algo así, la
depresión no sigue patrones temporales, no sigue reglas, no te pide permiso, solo llega. Y si
bien es algo que se puede dar en los adolescentes no puedes hablar de eso como si de la
pero tampoco implica inmadurez. Tú no elijes que cosas te pueden romper y que te sostiene.
Ya sé que suena a huelga, y aunque la depresión no siempre es algo que se pueda ver a simple
vista, aunque se finja que no está ahí, hay orificios en las máscaras que te dejan verla.
ahogada intención de dar a entender cuántos trozos incompletos puede haber en algo que en
realidad no se rompe, con qué frecuencia puedo usar mis conocimientos propios para
quebrarme más de lo que ya estoy, con que insistencia golpearon…y quizás golpean…las
Esta historia, no pude entenderla ni saber de ella hasta que se analizó, hasta que se demostró
que, si era depresión, y que sí dejó secuelas, que fue escrita con tinta de sangre en cada parte
hasta que, sí se sentía el calor, hasta que, sí te arropaba, hasta que respirar…o el abrir los ojos,
Las primeras gotas ya habían empezado a caer…y aunque las había visto de la misma forma
los últimos 5 años, me perdía mirándolas por la ventana…aunque ya no las observaba con la
misma expresión emotiva de antes…me seguían gustando, ¡Claro que sí!, pero…ya no le veía
Esa pequeña niña de 11 años, pudo sentir la parte más afilada del mundo, pude saber que
simplemente quería estampar mi cabeza contra el pavimento, y dormir ahí sin la posibilidad
de despertar.
Las formas de suicidarse con amplias, innumerables, y en una cruel y satírica forma de
llamarlo…son creativas, pero no vine a saber eso hasta que lo intenté por primera vez, aún no
llegaba a informarme de los cortes en puntos específicos y circulatorios del cuerpo, rajarse,
hacer pequeños y profundos cortes en los tejidos del brazo, o para un golpe directo, en el
cuello.
En ese momento no sabía cuánto tiempo llevaba cargando una depresiva e impalpable figura
en mi espalda, porque ni siquiera sabía que era depresión; ahora, a malos cálculos, habían
pasado 7 meses desde los indicios depresivos, llegué como de costumbre a casa de la mano de
mi madre, pero ella tenía un compromiso esa tarde así que sin tiempo de charlar se apresuró a
alistarse, se metió a la ducha por segunda vez en el día y yo mientras, obedecía los comandos
enorme armario, y de tantas prendas solo elegía las mismas dos de siempre, una pantaloneta y
un suéter azul, me quedaba con las medias del colegio porque no tenía ganas de ensuciar más
una bonita blusa ligera de color marrón con botones blancos, un jean negro y unos botines, me
pasó por el lado y se dirigió a su cuarto de nuevo. Estando ya en el comedor, en ese grande
comedor de madera que había estado conmigo desde que tengo memoria, tal vez desde antes
de que pudiera tenerla, me senté sola…Era extraño estar sin mi hermana, usualmente
hacíamos tareas juntas, aunque ella estuviera 4 años más adelantada de curso, pero esa vez se
había quedado en el colegio practicando un baile para un evento. Odiaba esos estúpidos
eventos, podían emplear el tiempo en talleres de repaso, pero preferían gastar horas en un
Esa tarde no tenía tantas tareas, estaba libre, justamente porque regalaban las horas de clase
para ensayar los bailes era que estaba libre, solo tenía un par de poemas que redactar, cosas
cortas, pero poemas, a fin de cuentas, eso no me facilitaba el trabajo. Cuando ya había
terminado el primero mi madre me dio un beso en la frente y salió del apartamento, me quedé
sola…Estaba a punto de poner el título del segundo poema, pero me detuvo lo absurdamente
emotivo que se escuchaba, “viva la vida”, ella no se vive a sí misma, la desgraciada solo
En medio de esas reflexiones llegué a recordar el pésimo día en el colegio, las burlas…las
miradas raras, pero la sádica sonrisa de mi “mejor amiga” cuando le contaba que mi relación
con mis padres tomaba un camino de odio, fue la que se me clavo en el cerebro en ese
momento, me explicó a medias tintas que, si bien eran cosas normales, mis padres eran un
caso diferente, que seguramente habían esperado a mis once para demostrar explícitamente
que les había infortunado la vida, que mi carácter, mi apatía y mis problemas para encajar en
un canon balanceado les comía las neuronas, que probablemente les decepcionaba que no
fuera tan guapa como mi hermana. No me había puesto a pensar en mi físico hasta que oí esos
a mis padres lo suficiente como para saber que no pensaban eso de mí, pero…que podía dar a
pensar mi físico…
Recordé la gran cantidad de bromas que me habían dicho a lo largo de mi vida…” Prefiero
besar a un sapo con Sida”, “Pobres de tus padres, el tener una hija con cara de retrasada debe
ser difícil”, “Podrías dedicarte a algo que no implique mostrar tu cara”, “Tú podrías ser el
se espanta”, y miles de comentarios más. Nunca les presté la suficiente atención como para
detenidamente en el espejo, odié lo que vi ahí, y a partir de eso, sigo odiando lo que veo, un
rostro desproporcional, unos dientes de conejo separados, unas mejillas abultadas y coloradas,
una nariz pequeña, era como un elfo de Harry Potter, pero con un estúpido moño en el
cabello…Solo me di cuenta de que estaba llorando cuando volví a enfocar la vista en el espejo
y tenía los ojos cristalizados, la nariz me moqueaba, me fui a mi cuarto y no pude parar de
pensar en la horrenda imagen que vi, en serio, asustaba, daba lástima, no era flaca, no tenía un
tono de piel canela, no era alta, y tampoco era las más inteligente. Entonces ¿qué demonios
Como si fuera un modo automático, mi cabeza comenzó a reproducir las palabras de mi amiga
“Decepcionados de que no seas tan guapa como tu hermana”, resonaban una y otra vez, se
intensificaban cada vez que gritaba para abrumarlas, me tapaba los oídos y tampoco se iban,
duré 2 semanas con ese mismo problema, incluso estando en clase, escuchaba esas voces, era
como si me cortaran la espalda, de la forma más fina, delicada y recta, pero eso hacía que me
ardiera más, me ponían nerviosa las miradas sobre mí, me apuñalaban con sonrisas de pesar y
me congelaban con las miradas analíticas de abajo a arriba que se habían vuelto algo
jodidamente común….
En esa época, estaban de moda los memes de personas tomando “clorox” o blanqueador
después de ver algo horripilante, nadie lo había hecho al verme, pero… ¿arreglaría algo?, si ya
no tuvieran que verme…si YO, ya no tuviera que verme, ¿arreglaría algo? ¿Si quiera sabrían
que algo le ocurrió a la deformidad del salón?, no pondría mucho problema, mis padres
llorarían 2 o 3 días y estarían bien después, yo podría ser algo flotando por el aire, viéndolo
todo, y podría pensar y convencerme de ser bella, no hermosa ni ostentosa, pero, linda…
Viernes, lluvioso, como de costumbre, mis padres hacían mercado y mi hermana jugaba
voleibol en el parque, tenía dos horas para poner a prueba…algo de lo que me arrepentiría
después…
Me dirigí al patio, sin cambiarme el uniforme, abrí los cajones, las puertas de las gavetas y
busqué desesperada algún frasco blanco con etiqueta azul, sabía que mi madre tenía uno, pero
nunca me fijé en donde lo guardaba, Hice un desastre, había charcos de químicos verdes,
rojos, naranjas, azules, los trapos y esponjas estaban repartidos por el suelo, solo quedaba un
último frasco al fondo del mini armario…no veía la etiqueta, pero era blanco…
Lo saqué con delicadeza, como si cargara una porcelana, y es que no quería que se regara, me
sudaban las manos, me temblaban los labios y mi aliento era frío, helado, tenía la vista fija en
la tapa cuando la giré con maña, no lo hice con desesperación, pero si tenía ansias, la tapa se
soltó de la boquilla del frasco y se aflojó acoplándose en mi mano. Sin dudar, acerqué mi
boca…mi respiración se aceleraba en esos eternos minutos en donde me pregunte por última
vez si sucedería lo que quería al tomarlo, lo incliné despacio, hasta que la primera gota del
líquido se deslizó por mi lengua, llegó a mi garganta y me dejó un sabor salado y granuloso en
la boca, tomé poco menos de media botella, mis manos se adormecieron y dejaron caer la
Me levanté desganada del suelo y con servilletas y dos trapeadores arreglé mi desorden, me
senté en mi cama, mirando la ventana y el lluvioso paisaje, fue una experiencia extraña…no
me sentía mal, me sentía estúpida, meses después ingerí químicos distintos y llegué al punto