Está en la página 1de 30

MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIAS

COLEGIO NACIONAL E.M.D MIGUEL


ÁNGEL RODRIGUEZ

Mis Escritos
Literarios
● Alumna : Jennifer Yanina Barreto Garcia

● Profesora : Martha Arroyo

● Grado : 9°

● Sección : B

● Año : 2023

Dedicatoria
1
Esta corta novela es para todas aquellas personas que han
luchado consigo mismas, pensando que de esa manera
podrían cambiar.

Para esas personas que han reprimido todo lo que quieren


o les gusta por el miedo que les da no ser aceptadas.

Para las personas que no pudieron encontrar comodidad en


ningún lugar y sienten que jamás lo podrán encontrar.

Para esas personas que aun luchan tratando de cambiar,


este libro es para ti.

Índice De Contenido
Portada……………………………………………………
……..Pág. 1

2
Dedicatoria……...
……………………………………………..Pág. 2
Índice………………………………………………………
…….Pág. 3
Capítulo
1………………………………………………………Pág.
4
Capítulo
2………………………………………………………Pág.
8
Capítulo
3………………………………………………………Pág.
13
Capítulo
4………………………………………………………Pág.
17
Capítulo
5………………………………………………………Pág.
20
Capítulo
6………………………………………………………Pág.
23
Capítulo
7……………………………………………………...Pág.
25
Capítulo 8………………………………………………….
…..Pág. 27

3
Capítulo 1: “Sobria”

—Déjame ya Amalia, estás demasiado borracha.—


murmuró Lari. La tenía apresada por la cintura y ella
estironeaba conmigo para poder soltarse.

Tal vez había tomado un poco, pero mi mente


pensaba con claridad. Vaya que lo hacía.

—Lari, tú me gustas.—lo dije rápido y muy suave,


pero ella lo escuchó con claridad. Lo sé porque saltó
de la sorpresa y estironeo aún mas fuerte para al fin
liberarse.

—Deberías beber menos, estás diciendo demasiadas


tonterías,—me lo dijo con voz firme— realmente me
cansas.—fue tajante, me empujó suavemente para
poder pasar y me dejó allí, en esa esquina,
4
completamente sola en una fiesta llena de
desconocidos.

Bebí, pero sé que todo esto se quedara en mi mente,


porque estaba lo suficientemente sobria como para
recordar su doloroso rechazo.

El resto de la noche la vi con sus amigos, charlando


y riendo ruidosamente, se olvidó de que yo estaba
aquí, que se suponía que hoy no me dejaría sola,
aunque lo hizo, y muy en el fondo yo siempre supe
que lo haría.

Estoy con un dolor muy fuerte en el pecho, le


confesé lo que tanto me cuesta y me respondió de la
manera más fea posible. Entiendo que no lo hice en
las mejores condiciones, pero al menos lo hice, tuve
el valor. Aún así no me tomó en serio, y tenía sus
razones, pero dolía de todos modos.

La observé divertirse con todos sus amigos, con esos


con los que sí podía juntarse en público sin llegar a
perjudicar su estatus, al igual que con Elio, el chico
que le gustaba.

5
Él era del que me hablaba casi todo el tiempo, el
chico perfecto para ella, pero aún si decía que estaba
perdidamente enamorada, esas emociones jamás
llegaban a su mirada, la cual parecía vacía al hablara
de ese chico, el cual supuestamente era su alma
gemela. Mi corazón se mantenía con esperanzas
gracias a eso, tal vez era estúpido, pero cuando una
se encuentra enamorada no se da cuenta de esas
cosas.
Eran aproximadamente las tres cuando decidí que ya
no quería estar allí, por lo tanto fui a casa. La única
razón por la que fui a esa fiesta fue para estar con
Lari, pero luego de lo que me dijo, cómo reaccionó
al escuchar mi declaración improvisada y luego me
abandonó, toda emoción por estar cerca de ella
desapareció.

Al llegar a casa fui directo a mi habitación y busqué


mi pequeña libreta para poder desahogarme.

“Dijiste en la fiesta que estaba demasiado borracha,


Te conté que me gustabas.
Me dijiste: deberías beber menos.
Pero ¿por qué te mentiría?
Es tan claro, estoy enamorada de ti.”

6
Estoy tan frustrada, tiro la libreta y el bolígrafo que
estoy usando. Quiero mostrar que estoy enojada de
alguna forma, y lo único que se me ocurre hacer es
tirar al suelo todo lo que veo.

Veo mi escritorio lleno de apuntes y carpetas,


algunas con dibujos, otras con tareas y
probablemente muchas otras cosas más, pero mi
cabeza se encuentra demasiado cansada como para
ponerme a pensar en eso. Solo agarro todo y lo tiro,
las hojas terminan todas esparcidas por el suelo, pero
yo sigo sin lograr calmarme, por lo tanto las pateo,
piso, y rompo sin pensar.

Luego de un rato me canso y me tiro a la cama para


tratar de descansar aún con todo lo que me dijo
rondando por mi mente.

7
Capítulo 2: “Trágica Historia”

Leer una trágica historia sobre un amor no


correspondido duele, pero es realmente entretenido
ver como reaccionan los personajes, la forma en la
que el autor narra las diferentes situaciones y las
tristes interacciones te termina enganchando, no
importa cuanto daño te haga.

Sin embargo me estoy dando cuenta que ser la


protagonista es agotador. Tener tan cerca a alguien
que sabes que no te pertenece, soportar como te
cuenta lo enamorada que está de alguien que no eres
y sabes a la perfección que jamás serás tú. Y lo peor
de todo es que se hace la sorda cuando le abres tu
corazón y le cuentas todo eso que te mantiene
insegura.

Eso es todo lo que puedo pensar mientras me


cuentas lo increíble que la pasaste ayer en esa fiesta.

8
—Amalia, ayer de verdad estabas demasiado
borracha.—dices muy por encima entre pequeñas
risas.

—No lo estaba.—contesto seria mientras busco


conectar con tu mirada.

—¿Eh?—Tu voz sale tan suave y desconcertada por


la sorpresa, y aunque sé que es un momento serio,
no puedo evitar enamorarme un poquito más.

—Es cierto que bebí, pero no estaba borracha.

—Oh, claro, entonces… ¿me alegro por ti?—


intentas quitarle peso a la conversación, pero
claramente no funciona. Sueltas una risa nerviosa y
miras al suelo de nuevo.—¿Entonces por qué
dijiste… eso?

—Lari, yo…—Ella no me dejo continuar.

—Basta Amalia, sabes perfectamente que me gusta


Elio—lo dijo claro y cortante, completamente seria.

—Si esperara un poco ¿tal vez podría servir?—


siempre hubo una pequeña esperanza en mi corazón,
9
pensaba que si era paciente ella podría llegar a
amarme tanto como yo la amo.

—El tiempo no va a cambiar cómo me siento—todo


rastro de suavidad en su voz había desaparecido, ya
ni siquiera me miraba a los ojos. Esto duele más de
lo que me imaginaba.

—Yo… —no sabía bien que decirle—no quería


incomodar, siento que me gustes, lo siento mucho.

—Déjate de tonterías, enferma—dijo, para luego


tomar sus cosas y salir de la habitación.

Me siento mal, mi corazón duele, al igual que mi


cabeza. Abrazo mis rodillas y recuesto mi rostro
entre ellas.

Estuve así por un poco de tiempo, entre sollozos e


hipidos, tratando de calmar el remolino de
sentimientos que tenía. Cuando al fin lo logré me
levanté y fui hacia mi habitación en busca de mi
libreta.

“Una conversación tensa, te gusta alguien más.


Dije: Si esperara un poco ¿eso podría servir?

10
Me dijiste que la paciencia no va a cambiar lo que
sientes por mí”

Dejo la libreta con cuidado y me recuesto en la


cama. Quiero descansar pero mi cabeza no me deja.
Me duele como nunca, y las inseguridades empiezan
a hacerse notar en frases hirientes que mi cabeza
empieza a recitar una y otra vez, vuelvo a ese círculo
de inseguridades del cual pensé que había salido y
que jamás volvería a entrar.

Me levanté de nuevo y fui al espejo de cuerpo


completo que se encuentra al lado de mi cama.

Toque mi rostro, tracé cada línea de expresión, mis


pestañas algo caídas y sin forma, las ojeras oscuras
situadas debajo de mis ojos, mis dedos pasaron por
mi nariz para que al final terminen en mis mejillas,
infestadas por manchas marrones, pecas horribles
por las cuáles en algún momento me molestaron en
primaria, esa época en la cuál empecé a odiar mi
rostro con todo lo que tenía.

Rasguñé mi rostro con mis uñas perfectamente


cortadas, es algo que hago cuando el odio y el
pánico se mezclan en mi cabeza y no sé como
afrontarlo sin hacerme daño, ya es costumbre causar
dolor externo para apaciguar el interno u olvidarlo
aunque sea por un momento.
11
En algún punto mis mejillas se pusieron rojas, con
marcas demasiado visibles y sangrantes. Mi rostro
parecía de terror, pero con un poco de maquillaje lo
podría disimular.

—Y encima lesbiana, doy asco—dije en un pequeño


susurro mientras algunas lágrimas empezaban a caer
por mi rostro.

Al final me desplomé en el suelo y seguí llorando


hasta que en algún momento mi cuerpo se cansó y
me quedé dormida sin poder soñar, pero con una
gran cantidad de sangre seca en mi rostro.

12
Capítulo 3: “Amistad”

—Amelia ¿Qué es lo que te pasa?—se acercó Lari.

No solía hacerlo. Yo soy de pasar los recreos sola,


por más de que Lari tenga cierto estatus, aquello no
me beneficiaba para nada. Nosotras solo éramos
amigas cuando estábamos a solas, lejos de todo y de
todos.

Eso no pasaba con sus demás amigas, estaba todo el


día con ellas y las abrazaba cada vez que tenía
oportunidad, lastimosamente yo no tenía ese
privilegio, estoy enferma y esas muestras de afecto
pueden dar lugar a malentendidos y Lari no podía
arriesgar su reputación de esa forma.

Eso solo hacía que las voces en mi cabeza se


hicieran más fuertes y cuestionaran todo lo que soy y
no soy, creyendo que si cambiara todo sería
diferente, podría ser amiga de Lari sin que los demás
la cuestionen o humillen, podría ser su amiga y no
querer ser más que eso. Pero estoy enferma y no sé
cómo curarme.

—Mírame, ¿es por lo que te dije? ¿es por cómo te


llamé?—me sacó de mis pensamientos y solo pude
pensar en que tuvo el descaro de preguntar aquello
13
luego de haberme golpeado con una de las cosas que
más me dolían, me quede quieta sin ganas de
empezar una nueva discusión con ella— Estaba
enojada, no pensaba en lo que decía.—trató de
justificarse, pero yo ya no quería escucharla.—¿Por
qué te comportas así? Es como si odiaras nuestra
amistad.

—¿Y cuando tú lo haces está bien, entonces?—solté


rápidamente aún sin levantar la mirada. Ella odiaba
cada cosa que tuviera que ver con nosotras juntas, yo
lo sabía, lo único que aún no logro entender es
porqué sigue buscándome por momentos, no es
como si no tuviera más amigos con los que
cambiarme.

—¿Qué?

—Dices que odio nuestra amistad, pero tú lo haces


aún más—hago una pequeña pausa para suspirar—
para ser honesta ¿qué amistad?

—¿De qué estás hablando ahora?—me cansé y al fin


la miré a los ojos, aún cuando los míos estaban
acumulando lágrimas.

—No preguntes, sabes de lo que hablo. Nunca has


mostrado ser mi amiga en público, si incluso ahora
14
estamos escondidas. ¿Tanto te avergüenza ser mi
supuesta amiga?

—Amalia, voy a dejarte algo en claro: el amor no es


precioso ni perfecto. Déjate de esos cuentos de
Romeo y Julieta, esta es la maldita realidad y no
siempre vas a ser correspondida.—Ella estaba casi
gritando—No me hagas quedar como la mala de la
historia, solo por no ponerte de centro en mi vida
cuando no eres ni una nota al pie de la página en mi
vida.

Luego de eso se fue enfadada, dejándome con miles


de palabras en la punta de la lengua que al final
decidí tragarme.

Todas estas situaciones me hacían dudar cada vez


más de si yo realmente conocía a la persona que
estaba en mi vida desde que éramos unas niñas, esa
que en algún momento considere mi mayor
confidente, a esa chica a la cuál le contaba todos y
cada uno de mis miedos para que ella me abrazara y
me cuidara de ellos. Esa chica que me hizo
enamorarme perdidamente de su sonrisa perfecta,
sus ojos gigantes que cada día mostraban aún más
luz que el anterior, esa nariz hermosa y sus mejillas
que se sonrojaban por cualquier tonto piropo que le
decía en alguna pijamada, esos que en algún

15
momento dejaron de ser en broma para convertirse
en realidad.

Pero todo eso llegó a su fin luego de un tiempo,


crecimos y aunque yo soy la misma de hace seis
años (solo un poco más madura tal vez), ella en
definitiva es una chica completamente diferente a la
que solía ser.

Al llegar a casa corrí a mi habitación con mis manos


temblando y mi respiración agitada.

Como siempre, tomé mi libreta y traté de calmar los


temblores para poder escribir correctamente. Al
lograrlo comencé.

“Dejaré de ser pretenciosa y de odiar nuestra


amistad.
Me enseñaste una lección: el amor no es precioso,
no es como en las novelas, nada de Orgullo y
Prejuicio.”

Repasé lo que escribí por un largo tiempo. Esa


libreta era únicamente dedicada a la chica que se
robó mi corazón y que ahora lo está destruyendo de
a poco.

16
Capítulo 4: “Nota al Pie de la Página”

Estaba desnuda en mi habitación con una sábana


tapándome hasta el cuello mientras Lari estaba
tomando sus prendas y se vestía rápidamente sin
siquiera mirarme. Sabía que se estaba sintiendo
horrible, y tal vez tenía razones, pero que me deje de
esta manera luego de haberle entregado todo de mi
es realmente doloroso.

Cuando llegó y me besó pensé que había cambiado


de opinión, que se dio cuenta de lo bien que
encajamos, de lo mucho que la amo y lo poco que
me importarían los demás si puedo estar con ella.
Pero para mi desgracia no fue así, solo fui su opción
más fácil para calmar su calentura .

—Esto nunca pasó ¿entiendes?—conectó sus ojos


con los míos luego de tanto, se veía tan desorientada
que tenía ganas de abrazarla.—no me gustas, ni
siquiera eres una nota al pie de una página en mi
vida, recuérdalo.

Salió de la habitación y me dejo allí, sintiéndome


horrible. Ni siquiera tuvo el valor de afrontar las
consecuencias de sus actos.

17
Me levanté para ordenar todo el desastre por más de
que el cuerpo me dolía.

Amalia no fue buena, no preguntó si me dolió o si


me sentía a gusto, solo buscaba su propio placer sin
siquiera pararse a pensar en si yo realmente deseaba
esto o no, me imagino que creyó que al estar
enamorada de ella eso realmente no importaba y tal
vez tenía algo de razón.

Yo le dije lo mucho que la quería y la acaricié en


todo momento, tratando de transmitirle todo el amor
que sentía por medio de mis pequeños toques,
demostrándole lo pérdida que me encontraba gracias
a ella, que no importaba si me dañaba, la seguiría
amando sin barreras

Le entregué mi cuerpo inexperto sólo por amor, solo


para que ella se sintiera bien.

Recordando todo lo que pasó mientras metía las


sábanas y prendas al lavarropas, lloro como nunca.

No quería hacerlo, pero negarle placer a la persona


de la que estás enamorada es muy difícil, al menos
yo no pude. Y lo que mas me avergüenza es que sé
que si en algún momento vuelve a querer usar mi

18
cuerpo para placer suyo, yo la dejaría sin negarme ni
una sola vez.

La libreta estaba tirada en el suelo y la tomé para


escribir lo que sentía y evitar explotar por no poder
hablara de ello, como llevaba haciendo desde hace
tiempo.

“Así que tomaré el espacio de una nota al pie de una


página de tu vida.
Mientras tu podrás tomar mi cuerpo.
Cada línea que escribiría por ti…
Pero una nota al pie de la página bastará.”

Capítulo 5: “Restaurante”
19
—¡Se ven muy bien juntas!—dijo la mesera
mientras dejaba los platos sobre la mesa—les traeré
algo de vino.

Lari me miró y noté lo confundida que estaba. Esto


era como un “lo siento” de su parte, aunque sé
perfectamente que la única razón por la que lo hace
es para proteger su imagen. No quiere que piense
que es un ser sin corazón.

Y aún sabiéndolo, la perdoné. Porque la amo, la amo


tanto que dejaré que me lastimé hasta no poder más,
hasta que mi cabeza quiera explotar por todo lo que
soy capaz de hacer por algunas migajas de amor de
su parte. No sé si eso significa que soy demasiado
buena o demasiado tonta, incluso podría ser la dos,
pero eso no me importa.

La mesera volvió con un Moscato y Lari aceptó el


vino con una sonrisa, me sirvió por más que sabía
que no me gustaba mientras se reía. Intente reír, pero
fue la risa más falsa que pude haber soltado en mi
vida, y sé que ella lo notó a pesar de no decir nada.

Yo no estaba avergonzada, era un cumplido. Nos


veíamos geniales juntas algo que ella jamás podría

20
notar, o algo que prefería ignorar, que más da, es el
mismo final.

—Creen que somos pareja—dijo Lari con un tono


burlón, siendo completamente consciente de mis
sentimientos y de cómo esas palabras podían
dañarme.—Oye, Meli, yo… de verdad lo siento, no
sé como pasó—no dejé que siguiera hablando, o
muy probablemente terminaría llorando
desconsoladamente por lo triste y humillada que me
sentía.

—Tranquila, no importa, solo olvídalo.—me di


cuenta del daño que me hacía todo esto ya muy
tarde, me di cuenta en el momento en el que mi
corazón se aferró demasiado a tenerla cerca, a
escuchar su risa y ver sus ojos brillar cuando le
dibujaba aunque sea la cosa más pequeña.

La velada transcurrió en un ambiente tenso y risas,


aunque ninguna risa fue real de mi parte.

Ya en mi casa, fui al baño y tomé la pequeña


cuchilla que no usaba hace tiempo. Lloré por un
largo tiempo y luego rasgué mis muñecas con el
filoso objeto. Lloré aún más fuerte, pero nadie me
escuchaba, hice una nueva cortada, aún más
profunda y esta dolió demasiado, sangró más de lo
que estaba acostumbrada.
21
Entré a mi habitación y tomé una toalla para detener
el sangrado y, como ya era costumbre, recogí mi
libreta y escribí.

“Comimos en un restaurante, la mesera dijo que nos


veíamos bien. Creen que somos una pareja, incluso
nos trajeron alcohol.
Compartimos el Moscato y nos reímos porque es
verdad, al menos para mí.
Estaría avergonzada si no estuviera tan complacida
de que todo el mundo ve lo que tú nunca verás.
Somos perfectas juntas, pero yo nunca seré la
indicada.”

Capítulo 6: “Consecuencias”

Me miré al espejo observando mi abdomen, pálido y


delgado a ojos ajenos, pero muy diferentes a mis
22
propios ojos. Era cómo si mi vista se distorsionara
cuando se trataba de mí misma, no lograba
comprender cuando los demás se alarmaban al
verme, yo me veía igual que siempre.

Siempre me pongo a pensar que tal vez a Lari no le


gusto porque mi cuerpo es feo, o tal vez son las
pecas que manchan mi rostro, quizá era por lo
maltratados que se veían mis brazos gracias a los
cortes recientes, o muy probablemente se debía a mi
personalidad aburrida y sin gracia.

Llevo poco más de dos semanas sin probar bocado,


sé que lo necesito pero también siento que merezco
un castigo, no estoy segura del por qué, pero lo
merezco…

No debo comer, no debo engordar, necesito ser


delgada y bonita para así poder gustarle a Lari.

En la primera semana empezaron los leves mareos al


levantarme de la cama, y luego noté como aparecían
moretones en mis piernas sin haberme golpeado.
Cuando llegó la segunda semana los mareos se
volvieron constantes, incluso llegué a desmayarme
en una ocasión, pero nadie me ayudó, mi casa era lo
más solitario que conocía luego de mí misma.

23
Los días en clase se volvieron complicados. No
podía centrarme, las explicaciones de los maestros
se volvieron en palabras sin sentido dichas una tras
la otra, cuando trataba de escribir mi mente se
vaciaba dejando solamente un pensamiento.

Y es pensamiento tenía nombre y apellido: Larisa


Godoy

Sólo podía pensar en ella, incluso cuando estaba


muriendo.

Capítulo 7: “Amigas”

Otra vez escondidas en una esquina detrás de un


árbol. Como de costumbre, Lari no podía rebajarse a
que la vieran junto a mí.

24
—¿Por qué estás tan delgada?—preguntó Lari
agarrándome de los brazos. Aquello me provocó
escozor, haciéndome gemir de dolor.

Pero estaba demasiado débil para pelear con ella. No


tenía ganas.

—Amelia, ¿qué es lo que te está pasando?—solo


bajé la cabeza en respuesta —contéstame, maldita
sea. ¿qué tienes en los brazos?

Era curioso que Lari se interesara justo ahora,


cuando no lo había hecho durante años.

Una vez más, apretó mis brazos para que la mirara.


Vio mis profundos ojos negros con esas ojeras
debajo. Ya era muy notorio.

—¿Quieres hablarme ya?—exclamó, sacudiéndome.


—Por dios, Amelia, mírame a la cara y dime que
estás bien.

—¿Por qué te preocupas, Lari?—pregunto. Seguía


con la intención de no mantener contacto visual.

—Eres mi amiga. Me preocupo por tu salud.

25
Lari era una hipócrita. Amigas, pero para hablar
tenían que esconderse de los demás. ¿qué clase de
amigas son esas?

—Lari, nosotras nunca vamos a ser amigas.—


declaré cansada. Lari no me había soltado, pero yo
ya me había acostumbrado al dolor en mis muñecas.

—¿De qué hablas, Amelia?—preguntó mirándome a


los ojos, mientras yo dirigía mi vista al suelo.

De repente sentí un dolor muy fuerte por todo el


cuerpo, empecé a retorcerme en el agarre de Lari. Mi
vista se volvía cada vez más borrosa y el pitido en
mis oídos cada vez más fuerte, además de Lari
llamándome por mi nombre varias veces, cada vez
más lejos.
Capítulo 8: “Larisa”

Estoy enamorada de Amelia, pero decirle arruinaría


todos los planes que tengo para mi futuro. Debo
casarme con un hombre que tenga un buen estatus,
tanto económico como social, y vivir una vida
tranquila a su lado. Al menos eso era lo que querían
mis padres.

26
Me fue imposible no caer por Meli, sus ojos tan
oscuros como la noche que tomaban cierto brillo
cuando me miraban, su cabello completamente lacio,
tan sedoso y brillante, su sonrisa perfecta rodeada de
sus labios regordetes. Ella, al menos a mis ojos, era
la chica más hermosa que podría llegar a existir.

Pero ahora, aquí, sentada en la sala de espera de un


hospital, implorando a todo lo que conozco porque
Amelia se encuentre bien, me doy cuenta de lo
equivocada que estoy. Le hice daño a la persona que
amo, esa que me amaba con locura a pesar de lo
horrible que era con ella.

No puedo esperar más, mi corazón late rápido y


Amelia está en cuidados intensivos, con su vida
dependiendo de máquinas. No sé nada más pues
hasta que sus padres lleguen, no se me puede dar
más información.

La relación de Amelia con sus padres siempre ha


sido difícil, sus padres se la pasan de viaje en viaje y
son pocas las veces que se quedan en la casa que se
supone, les pertenece. Recuerdo que desde pequeña
es de esa manera, cuando iba a su casa con apenas
nueve años y preguntaba por sus padres ella recitaba
la misma respuesta de siempre:
“Papá y mamá trabajan mucho y nunca vienen a
casa”
27
Ella quedaba al cuidado de las empleadas del
hogar y eso hizo que sus padres se volvieran
personas secundarias en su vida.

De repente veo a dos adultos llegar, con porte


elegante, prendas lujosas y rostros inexpresivos,
hablan un momento con la enfermera y luego se
dirigen a la habitación donde se encontraba Amelia.
Son sus padres, lo sé porque tuve la oportunidad de
verlos una vez en su casa y otras en la mía al ser
colegas de mi padre.

Salen luego de un rato y puedo notar que sus rostros


inexpresivos ahora se encuentran tristes, incluso hay
lágrimas en el rostro de la mujer. El hombre al
verme se acerca y me estrecha la mano no me
conoce realmente, pero sabe que Meli y yo somos
amigas.

—Larisa, nuestra hija ha fallecido hace unos


minutos.

Apenas escuché aquello mi mundo se desmoronó


por completo.

Mi corazón comenzó a latir más rápido que nunca y


lo único que pude hacer fue tirarme a llorar y gritar
hasta que mi garganta no dio más.
28
Amelia se fue pensando que yo no la amaba, y eso
es algo que jamás me voy a perdonar.

El funeral se hizo al día siguiente, para ese momento


me encontraba más tranquila. Lloré un rato largo,
pero es algo que no se puede evitar.

Al final, los padres de Amelia se acercaron y me


entregaron una libreta, los miré sin entender que era
y ellos parecieron entenderlo.

—En la primera página dice que está dedicada a ti,


creo que lo mejor es que la tengas—dice
simplemente el hombre mientras atrae a su mujer en
brazos y se va sin decir más.

Algo insegura abrí la libreta y las lágrimas volvieron


a caer al ver lo que estaba escrito.

“Esto es para la chica que se robó mi corazón sin


siquiera intentarlo.
Para ella que parece indiferente pero tiene los
sentimientos más hermosos que pude encontrar en
un mundo lleno de personas sin honestidad

29
Para Larisa, que con solo mirar puede alterar todo lo
que se encuentra en mi interior y hacerme amarla
cada vez más”

30

También podría gustarte