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"Hacer el amor se ha convertido en un acto revolucionario estos días, en un

mundo donde el sexo se vende a cualquier precio y en cualquier esquina, sin

ningún valor, sin ninguna caricia; donde con un guiño y una falsa sonrisa te

puedes llevar compañía que te deje solo y vacío al terminar la noche y abrir las

cortinas...

Hacer el amor no es despojarse de las ropas y hacer lo que el cuerpo dicta. Es

aprender a hablar el idioma que solo esa persona comprende, al haber creado

juntos sus propias conjugaciones. Son dos sujetos y un único verbo componiendo

armoniosas canciones… Que con el pasar del tiempo se conviertan en la mejor

obra de cualquier artista, la única que cobra vida y alegra las mañanas, tardes y

noches de cada día y mientras las manecillas que se detuvieron en aquella

conversación regresan, se recuerde el fruto no de una lujuriosa noche, sino de un

alma que se enamora para toda la vida. Esa, es mi revolución... —Le dije, viéndole

directo a los ojos sin mover los labios, con una sonrisa y el corazón en la mano.

— ¿Qué ocurre? — Preguntó

— Todo... — Me atreví a responder sabiendo que algún día lo sabría

Sea principio o sea final, hay una historia que anhela ser contada, es lo que vengo

a narrar; el desconocido origen del viaje que emprendí, sin saber a dónde iba,

presintiendo nunca regresar.

Sin embargo, yo sí tengo un origen y no es muy diferente al del resto. Nací en una

ciudad pequeña y concurrida, de esas a las que cuando llegas te sientes como en

casa y las personas, aunque no las conozcas, te evaden o corresponden con una

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sonrisa que dice: “No sé quién eres, pero que tengas un buen día”, a esas no las

olvido.

Mi nombre es Lochmam y sí, fue el distintivo con el que nací; me ha enseñado a

ser tolerante con aquellos a quienes parece perturbarles la idea de un nombre

compuesto, uniendo las iniciales de los nombres y apellidos de mis padres. Al

principio eso era motivo de burla para mí, pero así son los niños, hoy se ríen de

los nombres que son particulares y mañana caen profundamente enamorados de

chicas que se llaman Lissandra o Atenea y chicos cuyos nombres solo el viento (y

ellas) pueden pronunciar correctamente.

¿Alguna vez te has preguntado por qué suspiramos cuando sentimos emociones

profundas? Como cuando recibimos una mala noticia y tratamos de tragarla con

grandes bocanadas de aire, tratando de expandir lo que se ha aplastado, en un

intento desesperado por recoger los trozos de algo roto, o con el simple hecho de

pensar o recordar un momento cúspide de nuestras vidas. Como cuando el regalo

que esperábamos de niños en aquella Navidad se esconde detrás de esa

envoltura tan atractiva, pidiendo a gritos ser rasgada, o cuando pensamos en la

persona que irónicamente nos quita el aliento, que nos observa y con una sonrisa

desnuda el cuerpo que nadie ha visto.

En eso pesaba y buscaba pruebas que siempre hablan por sí mismas y son tan

difíciles de encontrar como de esconder una vez que han sido expuestas a la luz

de la vida.

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Iba camino a clase de Filosofía del Arte, curso al que le tenía mucha expectativa

pues juntaba dos de mis grandes pasiones: la filosofía y el arte. La loca Filosofía

había logrado cautivarme, no por tener respuestas a dilemas y teorías, sino por

lograr sacarme de esa línea continua que algunos llaman “rutina”, y yo por mi

parte llamo “suicidio espiritual”. Mientras que del otro lado está el Arte, que aunque

sea un sustantivo masculino, siempre la hallé más bella cuando la imaginaba

femenina y esbelta, definiéndose a sí misma, siendo ella no por ser bella, sino por

hacer sentir algo que de una u otra manera, rasga la envoltura, nos la revela.

Jamás me imaginé que este curso terminaría convirtiéndose en uno de esos a los

que de camino a clases vas pensando qué harás para no dormirte. Posiblemente

si tienes alguna tarea que realizar, el capítulo que sigue está llamando, o el más

popular de todos: comer y pensar mientras dejamos los ojos aparentar poner

atención mientras funcionan como ancla hacia la realidad.

Hasta el momento todo marchaba normal, los compañeros y compañeras estaban

en lo suyo mientras la profesora recreaba sistemáticamente la clase que había

preparado, hasta que la puerta del aula se abrió…

Fue ahí donde la conocí por primera vez, no sabía ni su nombre pero esa mirada,

que con la mía se había enganchado, algo debía significar… Sin duda alguna, ella

no era una chica normal de las que entran al salón con la mirada baja, levantando

la vista sólo para buscar un asiento que rellenar, no… Ella entabló conmigo el

escaseado contacto visual que presenta a dos almas que se debían de encontrar,

a esa hora, ese día y en este preciso lugar.

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Si hubo algo que llamó aún más mi atención fue que decidiera sentarse en el lado

opuesto de la clase, donde algunos ni se habían percatado de su cercanía, pero

ahí estaba ella con una sonrisa que no se borraba… un momento, ¡esa era la mía!

La clase acabó y ella se fue rápido, muy rápido, como si algo importante le

esperara; yo solo sabía que ella sería mi compañera de curso y debía conocerla

porque una mirada y sincera sonrisa no se encuentran en todos lados. Llegué a

cuestionarme si estaba exagerando al no poder dejar de verla en clases. El tiempo

con ella había acabado, tocaba contar los días para la próxima clase.

Por supuesto que llegaría temprano. Amé la sensación de llegar y que ella no

estuviera, listo para experimentar esa descarga electro- emotiva recorrer todo mi

cuerpo en el momento en que ella atravesara de nuevo esa delgada línea entre el

afuera y el adentro, no solo del aula, sino de mi vida. Escoger la esquina, con los

asientos más cercanos entre sí, era el plan, con la única intención de llamarla con

los ojos, apenas la viera entrar con esa sonrisa…

Ella comprendió instantáneamente, sabía que ese espacio lo había guardado para

ella; Mis ojos dejaron de estar al mando de mi cuerpo y pertenecieron a algo más

que sólo quería grabar esa escena para luego reproducirla dentro de mí cada vez

que la pedía, en cámara lenta de ida y de venida.

El plan había salido tal y como lo esperaba, estábamos sentados a la par “¡¿Ahora

qué?!” Era lo único que por mi cabeza transcurría, nunca fui de esos chicos que

contaran con mucha facilidad de acercarse y hablarle de la nada a la chica que les

interesa, nunca tuve muchas parejas y otros chicos me decían que si no

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conseguía salir con varias chicas, no interactuaría con ellas como el resto lo haría.

En aquel momento no me sentía muy cómodo escuchando todo eso pero sabía

que si era fiel a mí mismo y no trataba a las mujeres como objetivos o presas de

una fiera agresiva, el día que llegara a conocer a la chica que cambiara mi vida,

pondría la mayúscula “E” en Ella y no la vería como el resto. Encontraría la forma

de hablarle aunque no contara con un “protocolo de ataque” que era mi forma de

llamarle al acto repetitivo de acercarse a cualquier chica y decirle lo que la

mayoría quiere escuchar, siempre con las mismas palabras, las mismas mentiras,

solo letras muertas y vacías.

Fue entonces cuando entre miradas tímidas que no encuentran el camino para

hallarse, la vi dibujando… ¡Ella es una artista!

Su trazo es fino, delicado, posee un toque que no había visto nunca en nadie.

Dibuja una silueta femenina como si fuera ella, con un árbol en su espalda

creciendo, como si ese fuera yo. Sabía que esa era mi oportunidad, porque

cuando me percaté de lo que estaba haciendo, ya le estaba diciendo lo que

opinaba de su dibujo, soltándole entre elogios y risas que algo más allá de este

plano nos unía, y que por eso quería conocerla. Solo había una forma de

averiguar si estaba equivocado y era tomando el riesgo que normalmente no tomo,

yo era de los que viven muertos en la “zona segura”.

Fue más simpática de lo que imaginaba, le gustaba charlar y eso cortó una correa

imaginaria que me ataba sin dejarme expresarme como hasta ese entonces lo

deseaba; andaba conmigo unos cuantos escritos. Amo la poesía desde que

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encontré en ella la mejor manera de decir eso que a diario quería salir pero

censuraba al no ser como los demás, algo frío y cotidiano, que cumple con su

deber, como un robot que se quita el automático hasta que llega la hora de la

perdición: mujeres y mucho alcohol. Mi padre lo llamaba “El Suicidio del Sabio”, de

ahí nada bueno, útil o verdadero surge.

Así que me armé de valor y saqué mi carpeta negra, la que los cargaba, e hice lo

que nunca había hecho, enseñárselos, incluso sin saber su nombre que en ese

momento era lo de menos. Podría vivir el resto de mi vida sin saber su nombre y

nada cambiaría, pero sabía que esa oda femenina debía llevar con ella un nombre

y éste sería único, arcano, inolvidable aún para quien lo desconociera, como yo.

—Mira lo que tengo, me gusta escribir y ando algunos cuantos poemas aquí, dime

que te parecen — Le dije con voz temerosa disfrazada de seguridad y confianza

en mí mismo.

Ella los leyó…

Recuerdo ver cómo sus ojos, se movían muy lentamente entre las líneas que

tardes de soledad y experiencias me habían hecho escribir.

Ella me miró…

Me vio con esa mirada que inmediatamente identifiqué como mía, cuando a Ella,

dibujando, la vi; y lo que dijo a continuación causo más impacto del que podía

sentir, fue por esto que las cosas, a partir de ese día, cambiaron para siempre o

me cambiaron a mí… “permanentemente”.

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—Eres un poeta, y lo digo en serio. ¡Escribes hermoso, debes publicar! —

exclamó con gran entusiasmo.

Lo decía en serio, no como otras personas que simulan leer y afirman que les

gustó con el fin de cambiar el tema y hablar del programa de televisión o los

problemas con la pareja.

—Gracias…— Fue lo único que respondí. No encontraba palabras para decir lo

que sentía, es por eso que me di a la tarea desde ese mismo momento, de escribir

lo que a partir de ese día con Ella iba a sentir y así fue, por eso estoy aquí…

¡¿Pero quién es ella?! Que llega en el momento exacto como musa fantasma y se

esfuma tan rápido una vez que ha inspirado, plasmando su beso donde solo

puedo sentirlo. No he podido agradecerle por toda esa sensación, tal vez algún día

lo haga... Al menos sabe que todo lo que escribo es para ella, o lo sabrá, estoy

seguro... Aunque a veces un susurro aleatorio atraviesa mi mente: …No importa

quién soy, importa que me escuches, que lo hagas...” ¿Acaso será Ella? ¿O tal

vez mi locura personificada? Cualquiera de las 2 opciones me satisface o porque

no, ambas, a final de cuentas son lo mismo... mi más hermosa locura.

Lochmam Ayón Olivas Ella

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Gracias por ser sincera y tejer conmigo las alas que me hacían falta para dejar el

nido, gracias por ser tú misma y de todos los leídos, elegir tu favorito, que también

resultó ser el mío. “Gracias” fue lo único que dije, sin saber ella lo que en él

agradecía…

— ¿Cómo te llamas? — Fue más sencillo de lo que pensé.

— Alessandra, pero dime Ales —me dijo.

No pasaron muchos minutos antes de que la profesora se diera cuenta de nuestra

interacción y con un regaño y una expresión indiferente nos solicitara silencio. Ahí

acabaría nuestra primera plática pero empezaría nuestra complicidad;

comunicarnos como se comunican los artistas, diciendo sólo lo que necesitan, de

una vez y siempre con una sonrisa, ella tomando el lápiz con la derecha, yo con la

zurda y juntos rayar el papel que tarde o temprano nos uniría. Ya no hacíamos

ruido, la profesora había silenciado nuestras voces, mas no nuestras intenciones,

queríamos nuestra mutua compañía.

La clase acabó una vez más…

Ese amargo momento que llega para querer desaparecerlo, había llegado. No

obstante, sí pude notar cierto lenguaje en su cuerpo, que se levantaba lento, se

estiraba, guardaba sus objetos, y se despedía de la profesora que a pesar de

tener una presencia somnolienta, era una persona digna de cariño.

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La vi caminando, ese día con tacones altos, hacia la salida. Tomé mis cosas y

simulando compartir el mismo camino, la alcancé.

— ¿A dónde vas tan formal? Si se puede saber, claro…

—Voy al centro de salud, debo sacarme unas placas por un problema en mis

costillas, acompáñame, si quieres… ¿O tienes más clases?

Ella nunca supo que le mentí ese día, pero cómo no aprovechar tal oportunidad de

conocerla, aunque hubieran sido sólo 300 metros lo que podría caminar junto a

ella, eran segundos que si iba a clase, para mí no existirían.

—No tengo clases, ¡vamos! — salió de mis labios sabiendo que ese día tenía que

presentar un ensayo, mi mente lo sabía, pero mi corazón lo único que sentía, era

que si no la acompañaba, me arrepentiría el resto de mi vida.

Emprendimos el viaje y caminamos…

Caminamos juntos, no como dos extraños que se conocían, sino como dos

conocidos que desde hacía mucho tiempo, se extrañaban…

No pude evitar clavar mi mirada en ese tatuaje que en su muñeca izquierda se

delineaba, letras claras y diseño único, sentía como si ya lo hubiera visto antes, tal

vez en un sueño.

—Ales, ¿Qué significa? — le dije señalando esa pequeña obra de arte grabada

sobre su piel.

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—Oh, es mi tatuaje, mira significa… — Y me lo explicó detalladamente, lo

recuerdo bien, pero no estuve satisfecho. Escuché lo que seguramente ella le diría

a cada persona que le preguntara, y yo ya no me sentía cualquiera estando a la

par suya…

“Verbo” es lo que dice, lo lleva en la muñeca, es escritora. Tras varios intentos de

intentar persuadirla de que me enseñara alguna de sus obras, me rendí, no pude

conseguirlo. Apelaba a que le daba pena enseñármelos al haber visto la forma en

que yo escribía, así que un flechazo (término que uso para describir las ideas

penetrantes) atravesó mi cabeza: para la próxima clase, yo dibujo.

Fue lindo pasar un tiempo con ella, no experimenté la común sensación de llegar a

conocerla un poco más. Si bien no sabía de su existencia hasta ese día, sentí que

sólo la recordaba un poco más, como si la hubiera encontrado en otra vida y al

morir, mi memoria se quedara en aquel cuerpo. Por eso no la recordaba con la

cabeza sino con frescura en el pecho, tal como la flor siente que la noche pasa,

que el alba aparece, la oscuridad desaparece y entonces amanece…

Ahora tenía muchas cosas que contar a mis amigos, que más que amigos son

hermanos, de los que se cuentan todo y buscan alentarte a alcanzar tu meta,

reconfortarte si lo intentas y has caído y de alguna manera encontrar las palabras

para que levantarte no sea tan duro y que volver a intentarlo se vuelva ley de

hermanos, rendirnos no es opción pues estoy con ellos y ellos conmigo.

— ¡Calde! Vieras todo lo que ha sucedido — grité a la distancia cuando lo vi, él

cree en el amor como yo lo hago, así que no titubeé en contarle lo acontecido, el

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resto de mis amigos charlaban entre ellos mientras yo trataba de ordenar las ideas

mientras le hablaba para no saltarme ningún detalle.

— ¿Y cuando la vuelve a ver Loch? — preguntó curioso esperando que esta

historia se pusiera mejor con los días, pero sobre todo, con ese tono de cautela

con el que a veces me hablaba..

—El martes no me esperen, seguro salgo con ella— afirmé deseando que fuera

verdad lo que decía, ¿cómo saberlo? Tenía que esperar ese día…

Esa noche que llegué a casa, todo parecía distinto no por ser otras cosas las que

veía, sino porque ahora caminaba bajo el encanto de una musa; me acosté en la

cama, cerré los ojos, y como en pocos momentos de mi vida, había deseado dejar

de pensar para dedicarme a sentir.

Cuando recibí el llamado, era de noche, pero debía acudir… Así que tomé el lápiz,

busqué el papel y escribí.

“Encontrar el eclipsado patrón de mis versos, que alineados por la constelación de

su sonrisa, brillan más conforme la voy conociendo; más profundas pero sobre

todo más realistas, son las noches de insomnio fantástico e inducido, donde mi

astral musa capturada en su mensaje oculto, regocija mis pupilas, dilatadas por su

pasional danza y ese fulgor gris-azul de su mirada, capaz de ahogar con fina

sutileza el atrevido bucanero, poeta y seductor con un guiñar de su travieso

océano, libre como ave a la deriva de los vientos, tornadizo como el rebelde pulso

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de las olas e irresistible al ser lluvia con tantas gotas, porque es artista, musas en

una sola.

No acaba aquí mi incesante deseo por materializar el sentimiento en la palabra de

este clandestino Verbo, la letal revolucionaria de sus indomables pasos, loca

voluntad y originales sueños su esencia infinita alas tejió, por eso al tratarse de

ella descubres que, deleitado sin darte cuenta, de un espíritu libre

cautivante…cautivado, no te libras jamás…”

“Si es hermoso lo que miro, hermoso es lo que siento… coqueto lo que creo”

Lochmam Ayón Olivas Alass

Al terminar la escena, cerré los ojos y dormí, sabía que el enamoramiento estaba

por comenzar…

Si preguntas qué es el amor seguro encuentras una sola respuesta dicha de

muchas maneras, tantas como personas en el mundo, pero para mí la forma más

clara de representarlo es describiendo la relación que tengo con mi gata, Jolie.

Ella no me pide nada a cambio y está contenta con mi existencia así como yo lo

estoy con la de ella, no condiciona su cariño aun cuando a veces siento no

merecerlo, como los días que no llego a casa por irme a la de un amigo y ella

espera en mi cama donde siempre nos acurrucamos juntos, a que llegue, y yo sin

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poder decirle que la dejaré plantada esa noche. Me parte el corazón escuchar a mi

madre cuando llego a la mañana siguiente y me dice que Jolie estuvo llorando mi

ausencia por la noche, pero siempre aparece con esa actitud de felino fiel cuando

escucha el abrir de la puerta y piensa que puedo ser yo. Cuando se revuelca en

no sé dónde o sale por las tardes y regresa tan pulgosa que con solo verla

rascarse me provoca picazón. Aun no logro explicar por qué cuando duermo con

ella sus pulgas no me pican, puede que se hayan acostumbrado a mi presencia…

o yo a sus picaduras, en fin, para mí eso es amor, esa atención especial que

decides regalarle a alguien siempre desinteresadamente porque a partir del

momento en el que se espera algo a cambio, deja de ser amor y se convierte en

negocio, que como cualquier otro “si no se recibe harina, no se da bizcocho”.

Eran las 7:30 a.m. cuando el sueño me despertó recordándome que hoy la vería,

ya era algo tarde y sinceramente nunca me había preocupado tanto por mi

apariencia física hasta que me vi a mí mismo queriendo llamar la atención de Ella.

Cómo me importa esa chica, Ales.

Tal como lo imaginé, llegaría tarde y el precio sería sentarme en cualquier lado

que estuviera desocupado pero para mi sorpresa sucedió lo inimaginable. Al entrar

al salón todos los ojos se posaron en mí por ser lo que distrae momentáneamente

a mis compañeros de fingir poner atención a una clase un tanto aburrida. Noto que

Ella está sentada en su espacio y al lado está su bolso, cuidando otro… Me mira

como ningún otro me mira y sin decir nada levanta su bolso dejando libre el

asiento acogería su lado; no tuve que ni pensarlo, ya estaba de camino con una

sonrisa que era más de ella que mía.

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—Gracias… — una vez más me ha dejado sin palabras

—Me asustaste, pensé que no llegarías, ¡casi me voy! — me susurró como una

niña hablando en misa, siempre con esa sonrisa con la que podría decirme

cualquier cosa y siempre me hipnotizaría.

La clase siguió con su rumbo normal, nosotros con nuestro ritmo natural. Ella

dibujando y levantando la cabeza de vez en cuando para despistar a la profesora;

y yo viéndola dibujar de reojo, mientras comenzaba a experimentar yo la

sensación que describo como “inspiración” al comenzar a describir con palabras la

forma en la que ella dibujaba, se movía, calculaba, se mordía el labio y luego,

ejecutaba. Saqué una hoja de papel verde, pues nunca me ha gustado escribir

siempre en hojas blancas o rayadas, pero de repente noto que se detiene, ya no

dibuja, ¿qué habrá pasado? Y cuando levanto la mirada para disimuladamente

averiguarlo, noto que ella me mira… Lo hace con una picardía que aun no supero,

como una niña que observa como su madre sana a su muñeca enferma con un

poco de jarabe y unas palmaditas.

— ¿Qué escribes? No logro leer pero se ve interesante—pero cómo no iba a

sospechar que se trataba sobre ella si a cada rato levantaba la mirada para mirar

todo lo que ella hacía. Contaba con un punto a mi favor, ahora ella tenía la

curiosidad que un gato tiene y si era verdad, sacrificaría una de sus tantas vidas

para averiguarlo.

—Escribo lo que tu dibujo me hace sentir ¿tienes algo que hacer terminando la

clase? Quiero enseñártelo… — De momento no supe si con eso parecería muy

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desesperado pero debía arriesgarme, verla sólo por una hora y media no me

bastaba y ya que se presentó la oportunidad, no la desaprovecharía.

—Debo ir a casa, pero tengo un rato libre, quedémonos por ahí un rato. —

Funcionó…

Ya estaba acordado que saldríamos pero no había pensado a dónde y a hacer

qué. Estaba algo nervioso pensando que de todo eso yo debía ocuparme, como

comúnmente le enseñan a los chicos ordinarios: encargarse de toda la salida y

que ellas solo se preocupen de estar listas y bellas, una completa tontería.

Pero ese día ella reafirmó nuevamente lo que sospechaba, no era como las

demás que dependen de alguien para seguir caminando, ella plasma el paso aún

sin saber dónde dará el siguiente, firme y contundente, sabe que eso es asunto

del futuro, no del presente; así que eso hicimos, caminamos, haciendo del camino

la coartada de miradas que convergen y sonríen, diciendo tanto y al mismo

tiempo, sin decir nada. Llegó un momento en el que ambos divisamos una banca

de concreto libre en medio de la naturaleza, esto llamó mi atención pero no me

atreví a sugerirle que nos quedáramos.

—Sentémonos ahí, se ve lindo— me dejó frío ver como ella se atrevió a decir lo

que yo había pensado, ese fue el primer y único aviso que necesitaba para

comprender que debía comunicar lo que quería.

—Cuéntame de ti, no pude evitar darme cuenta que dibujas, que por cierto lo

haces muy bien — Ser sincero fue el único recurso que en ese momento quería,

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los “protocolos de ataque” nunca fueron conmigo y todo lo que había aprendido de

otros, a propósito lo olvidaría.

— ¡Gracias! me encanta dibujar como a ti escribir, también vi que no soltaste por

mucho tiempo ese lápiz que se amolda bien a tu mano — De la forma más

simpática en la que me han hablado, me sonrojaba entre halagos, tuve que

contarle mi sueño de convertirme en poeta y escritor publicado, y de escribir una

novela que no existiera solo en mi mente, sino también en mi vida.

La plática siguió sin ningún problema, nada forzado, las cosas ya fluían y los

temas no se detenían, siempre uno llevando a otro como si tuviéramos juntos el

resto del día. Un mensaje de ella nos trajo de nueva a la realidad, debía irse y yo

todavía no con ella…

La despedida fue agridulce, agradeciendo el momento juntos, esperando vernos

en la próxima clase, pero ambos con ganas de seguir hablando. Descubrimos que

somos de las personas que pueden mantener toda una conversación viéndose a

los ojos y no sé cómo, pero se lo dije.

—Eres muy observador ¿sabes? Hasta pronto, poeta… — Traté de no mostrarme

muy emotivo con eso que dijo, agradeciendo con una sonrisa, tratando de

aparentar ser un chico normal mientras buscaba palabras que no existen para

describir lo sentido ¿Cuándo me daría cuenta que no lo soy? Seguro cuando ella

se diera media vuelta para marcharse y yo la viera a la distancia alejándose; todo

el entorno se volvió un poco turbio y mis mejillas se comenzaron a humedecer por

las gotas que de mí salían mientras sentía una fiesta en mi pecho, que al parecer

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yo no había autorizado, pues no sabía lo que ocurría, sólo lo sentía y así me

gustó, así lo quería…

…”Poeta”…

Esa palabra no dejaba de resonar en mi cabeza, venir de Ales sólo la hizo más

verdadera y cuando metí mi mano en el bolsillo, qué sorpresa lo que había escrito.

Ella realmente se había convertido en mi musa, y no de las que solamente son

bellas, hacen arte y posan, sino de la que posee una belleza nunca antes vista,

oculta para ojos como los de cualquiera y no sólo crea arte, sino que también la

inspira, siendo ella misma arte en su más puro estado, solo Ella, Ales.

“Campanadas como himno a su constancia, así se escuchaba su impecable

disciplina a la hora de empezar lo que destacaba por su ausencia, brindando un

espacio sereno y ambiente íntimo adecuado para todo nacimiento de ideas y

bocetos incompletos, interrumpidos por una necesidad casi intrínseca de Cronos,

necedad trascendental por retrasar lo destinado a ser, gracias a un irracional

deseo por sazonar lo incognoscible.

Fue así como logré describir y contemplar ese seductor talento del que ella

rebosaba, había encontrado la réplica exacta de su contorno curvilíneo, femenino

y sensual sobre horas de aburrimiento desahogadas por su delicado puño,

portador de Verbos y un suave trazo.

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Pues de su árbol, yaciente y delineado, llegarán culminantes intenciones y

miradas, hasta ahora frustradas, por un aire de timidez e importancia, relevantes

únicamente para quien se atreva a crecer, sin miedo a manifestar la grandeza de

sus ramas y quien logre apreciar, descansar y proteger la misteriosa sombra bajo

su espalda.”

Cierto día, cuando dibujé la meta de convertirme en poeta escritor, me topé con

uno de los principales obstáculos que todo artista enfrenta: fuente de inspiración.

¿De dónde podría sacar la efusividad y el sentimiento que buscaba plasmar de

forma escrita? Busqué en muchos lados y distintas formas, la música me transfiere

una sensación agradable, sin embargo no es la mía, fue entonces cuando

descubrí que es en el silencio, cuando la mente ya no abruma con tantas

imágenes y recordatorios del día; es la forma en la que encontraría las palabras

para describir lo poco que había vivido, porque aunque tenga 20 años no me

avergüenza decir que fue hace pocos días que descubrí que la vida no se mide

por la cantidad de velas sopladas sobre un pastel anual, no es la unión del día tras

día; vida es cuando comienzas a percatarte que abrir los ojos cada mañana es un

regalo que nutre el alma cuando se agradece, vida es salirse del sistema que

pretende incluirte en la masa que quiere verte marchar al unísono con la mecánica

de la rutina. Primero estudias, luego trabajas, consigues pareja y te casas, luego el

auto, la casa, crías a tus hijos con las mismas enseñanzas y errores con los que

fuiste criado para luego agonizar sólo o con una fortuna mientras deseas haber

vivido la vida…

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La forma en la que ahora percibía las cosas había cambiado radicalmente y la

necesidad de seguir en contacto con Ales solo crecía y crecía, ahora debía

atreverme a la siguiente hazaña, algo común para muchos chicos pero para mí

toda una misión, su número telefónico.

Los días pasaron y nada, de alguna u otra manera, era lo mismo que antes. Los

sabores comenzaron a ser más sabrosos, una tarde con amigos ya no era como

cualquier otra que se vive por inercia y matar ratos juntos, ahora conocía el

verdadero significado de la palabra “valorar”, porque sabía que la necesitaría el

día que la viera de nuevo.

Esta vez desperté más temprano de lo normal, no quería darle mucha mente por

los nervios que surgían pero es como pedirte a ti mismo que no pienses en

elefantes rosas, siempre lo harás. Así que dejé que las cosas fluyeran y confié en

que cuando llegara el momento oportuno de actuar, lo haría.

Llegué temprano al aula y me acomodé, dejando mi mochila en el asiento que

ahora a ella le pertenecía y actué como si no la estuviera esperando, hablando

con otros compañeros, tomando agua y poniendo atención, definitivamente algo

pasaba en mí para actuar de tal manera.

Ella llegó, haciendo esa entrada triunfal que no llamaba la atención de personas

que aun se quejaban en la mañana por tener que levantarse temprano y asistir a

esta clase, lo notaba en sus rostros. El mío reflejaba alegría, había llegado el

motivo de levantarme más temprano de lo normal. Ella me sonrió agradeciendo

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haberle cuidado el campo pero no pronuncio ninguna palabra, la profe estaba

hablando.

Así que hizo lo mismo de siempre, sacó su cuaderno de dibujo y comenzó a

dibujar su palacio mientras yo la veía de reojo, para no parecer un acosador

despiadado. Fue entonces cuando vi el momento oportuno de conseguir su

número a mi manera, con una nota, le escribí el mío tratando de averiguar si

estaba tan interesada en mí como yo en ella, así que lo hice, escribí al reverso de

la nota: “Take the risk” para que tuviera como pista que estas cosas no las hago

normalmente y fuera condescendiente con mi timidez, que cuando demandara

coraje, yo ahí estaría.

Dejé la nota en su escritorio, tomé mis cosas y me despedí dándole un beso de

verdad en la mejilla, no como esos que se han popularizado que son más un

choque de mejillas; mis labios buscaban contacto con su piel blanca y suavecita.

Di uno de esos besos que me daba mi madre cuando era pequeño y me dejaba en

la escuela sólo, recordándome que regresaría. Cerré la puerta y me marché.

Me dirigía a mi casa, tenía trabajos académicos que hacer cuando de repente noto

en una esquina a un tipo con una gran mochila, como si estuviera extraviado.

Cuando paso cerca me pregunta por una dirección y me explica que le urge

vender un poco de oro que lleva consigo, me lo enseña y yo me siento incapaz de

actuar indiferente, así que entablo conversación con ese pobre hombre que no

saber ni donde estaba parado.

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—Joven, es para ayudar a mi padre que se encuentra enfermo— me dijo con un

acento extranjero, y para ser sincero me conmovió con la historia que me dijo, así

que opté por ayudarlo, cuando de la nada apareció un segundo hombre.

Este tipo cruzaba la calle como yo lo hacía, y como el primero dudaba de mi

bondad al no conocerme, por lo que le preguntó al otro hombre:

—Muchacho, ¿usted también sería tan amable de ayudarme? Es que tengo un

problema…

Caminamos los 3 hacia una compraventa que compraría el oro mientras

manteníamos una amena conversación, me contó sobre su esposa, sus hijas y lo

mucho que extrañaba estar con ellas; cualquier tema que tuviera que ver con amor

captaba de inmediato mi completa atención, aun me encontraba bajo el hechizo de

dar un paso y recordar cómo caminaba con Ales aquel otro día.

—Amigo, yo soy extranjero como puede ver, si yo voy y lo vendo usted sabrá que

me intentarán dar menos, ¿le parece que usted me haga el favor? — No vi ningún

inconveniente al brindar una mano amiga así que acepté la proposición, pero las

cosas se tornaron grises cuando me pidió algo de valor.

—Mira, yo sé que sos un buen muchacho y por eso estás aquí y no seguiste

caminando como todos los demás, pero para quedarme tranquilo y asegurarme

que no me vas a dejar abandonado llevándote todo, ¿me podrías dejar tu

teléfono?

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Ahí fue cuando las cosas pasaron de grises a oscuras ¿Por qué habría de pedir mi

teléfono si no lo conocía en lo más mínimo? No, algo estaba mal y un temblor en

el pecho me lo decía, sin embargo, no sucumbí ante la sospecha del momento y

mantuve la cordura.

—Emmm, la verdad no te conozco y no pretendo darte algo de valor, si no podés

darme tu confianza, dejemos que el otro tipo te ayude y yo me voy — fue lo más

racional que se me vino a la mente responder. Los hombres, los supuestos

desconocidos, entablaron un contacto visual que decía: “algo salió mal” y fue en

cuestión de segundos que iniciaron una formación ya preestablecida, uno

abalanzándose contra mí, tomándome por la espalda del cuello y el otro

manteniendo una postura rígida por la adrenalina.

—Amigo, el teléfono… — Hasta el tono de voz le cambió, yo no podía creer lo que

pasaba, solo pasaba por mi cabeza la frase que mi madre me había dicho ese día:

“Anda con cuidado, desconfía”.

El rosado de las nubes que pisaba desde que salí del aula esa mañana se

desvanecía mientras veía el puñal enfrente amenazando mi vida si no colaboraba

entregando el celular que había conseguido trabajando todas las vacaciones, mi

sudor y esfuerzo estaban en esa pequeña e insignificante maquinilla.

El que sostenía el puñal no podía verme a los ojos, y yo no podía dejar de

vérselos recordando cuánto extrañaba a su esposa e hijas y lo mucho que me

preocupó su padre enfermo, razón por la que le ayudaría. Entregué mi teléfono

mientras el otro tipo me apretaba más ferozmente el cuello, se lo entregué en la

22
mano que le temblaba, en la que no tenía la cuchilla, esperando que al fin acabara

esta pesadilla. Sin embargo, apenas lo tuvo en su poder, se guardó el puñal entre

la cadera y el pantalón mientras el otro lentamente me iba soltando, no esperaba

el golpe en el estómago de esa… de esa persona que apela al interés de los

demás como señuelo de sus fechorías.

Inmediatamente el otro tipo, que estaba detrás de mí, se unió al desahogo de

quién sabe qué, con otro gancho directo a mis costillas. Me dejó tumbado en el

piso viendo el cielo a mi derecha y sus piernas corriendo hacia el otro lado de la

calle, donde en cuestión de segundos llegó un carro gris, sin placas, recogiéndolos

y quemando caucho contra el asfalto.

Yo me esforzaba por respirar mientras veía a las personas a lo lejos caminar,

observando como poco a poco yo recobraba el aliento para poder continuar.

— ¿Por qué nadie me ayuda? — fue lo primero que en voz baja pude anunciar.

—Porque por ayudar estás aquí, acostado, levantándote, tratando de respirar—

Me dijo esa voz interna que no pretendía hacerme sentir mal ni regañarme, solo

que aprendiera la lección que el famoso Bruce Lee ejemplificó con su célebre

frase:

"Esperar que la vida te trate bien por ser buena persona, es como esperar que un

tigre no te ataque por ser vegetariano".

23
No todos caminan con las mismas intenciones y mis lágrimas comenzaron a bajar

cuando recordé que jamás sabría si Ales me mandó un mensaje al menos. Todo

había sido mi culpa y esto realmente me deprimió…

Al llegar a casa mentí diciendo que lo había dejado perdido, los regaños que recibí

fueron semejantes a los golpes de aquellos dos hombres, reprochándome mi

madre el cómo podría ser tan tonto y distraído para dejar perdido el teléfono que

ella sabía tan bien como yo lo que me había costado.

Me tiré en la cama aun con los ojos húmedos e intenté dormir, tratando de que las

imágenes fuertes y todavía frescas de ese momento murieran con el día, que aun

siendo temprano, yo asesinaría cerrando los ojos y tragándome la ira. Fue a partir

de ese día que me envenené con odio, quitando espacio al amor que en mi

corazón cabía…

Los días volvieron a ser los mismos por un tiempo, las tardes, las fragancias, las

salidas. Ya nada llamaba mi atención como antes lo hacía, ya no había tanto amor

como antes y eso definitivamente resta mérito, la vida ya no es tan vida. Se

convierte en una carga pesada que arrastra odio hacia aquellos que se

aprovechan de la cara que porta una sonrisa.

Ahora solo queda una cura para recuperar mi vida; aceptar lo que pasó y soltar el

amargo momento que tanto he maldecido, perdonar a mi madre que se ha dejado

llevar por sus emociones clavando dolor donde sólo pena había, perdonar a los

hombres que se han llevado mi esfuerzo en un objeto, pero han dejado la

24
oportunidad de seguir viviendo después de haber contemplado acabar, con una

estocada, mi existencia física.

Calde y mis demás amigos se han llevado la peor parte y aun ofrezco disculpas

por ello, pues he desahogado gran parte de mi frustración y mala vibra con ellos y

esa es una deuda que poseo.

Llegó el día, me había preparado para no estar destrozado cuando la viera y

contarle lo ocurrido, no tengo planeado mentirle en absolutamente nada ni aun por

querer agradarle.

Cuando llegué a la clase estaban todos los compañeros del curso, cosa que me

llamó la atención al no ser un fenómeno habitual, sin embargo recordé que para

ese día había un trabajo el cual hice mucho antes, por eso pude entregarlo, pero

lo que no sabía era que había que exponerlo frente de toda la clase.

— ¿Hiciste el trabajo? — Le dije cuando las exposiciones comenzaron, ella me

notó algo extraño de momento, pero también le tomó por sorpresa que había que

exponerlo, no estaba muy acostumbrada a la filosofía, zona en la que se suelen

usar muchos términos rebuscados para demostrar mayor validez de un

argumento.

— ¡Lo olvide! — y de verdad lo había olvidado, su cara de susto me lo dijo

inmediatamente mientras llevaba sus manos a la boca.

Estudio enseñanza de la filosofía, sentí que debía salvarla dándole mi trabajo para

que al menos tuviera algo para decir cuando llegara su turno.

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—Toma, lee las últimas 3 páginas, tendrás algo que nadie ha dicho — le dije con

el trabajo extendido en mi mano con la intención de que al menos la profe

recordara su aporte y salvara algo de nota. Lo que yo iba a decir ahora tendría que

comenzar a improvisarlo.

Ella lo tomó ofreciéndome una sonrisa que jamás he rechazado, haciendo que

toda la locura valiera no la pena, sino la alegría. Cuando llegó su turno de hablar,

la observé con una sonrisa de apoyo, para que dijera lo que le había dado. Lo que

hizo cambió las cosas radicalmente. De nuevo.

—Profesora, yo no hice el trabajo, así que no sé muy bien de qué hablar pero a lo

que he escuchado de los otros puedo opinar que… — Y lo hizo… No podía creer

que aun existieran personas así, honestas.

Su opinión no solo revolucionó el rumbo de la discusión grupal, sino que

revolucionó algo dentro de mí, recobrando la fe y esperanza que había perdido por

aquel acontecimiento, el que todo había oscurecido.

—Eres muy sincera, lo admiro… — le dije al terminar de exponer lo mío; por

alguna razón que decidí llamar impulso, me vino a la mente preguntarle ese día si

quería quedarse después de clase conmigo, fue la sinceridad de su mirada la que

me dio las alas de poder verla a los ojos cada vez que con ella interactuaba

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— ¡Quédate conmigo después de clase! — “Un momento, eso no fue una

pregunta”, alegó algo en mi interior cuando ya lo había dicho, pero realmente

quería estar con ella, creo que por eso, esta vez fui muy directo y efusivo.

—Me encantaría… — Así, sin ningún “pero”, ¿será que voy comprendiendo?

Ella salió primero pero me esperó, yo llevaba más cosas y no las guardaba hasta

que la profe dijera que ya se acabaría la clase. Caminamos juntos nuevamente,

sin rumbo esta vez, solo caminábamos como si ese fuese el escenario perfecto

para hacer una pregunta, esta vez no tan directa, tendría ese cuidado de no ser

tan… ¿intenso?

Después de hablar un rato, quise acercarme aun más a ella.

—Ales, ¿qué haces ahora en la tarde? — salíamos a las once de la mañana de

esa clase y yo entrababa en un par de horas, pero pasar todo el tiempo que se

pudiera con ella era mi prioridad; un curso se repite, personas como Ella, no.

—Tengo ensayo y luego veré a Qned — me dijo con voz tranquila sin verme a los

ojos

—Oh, ¿un amigo? — Siendo optimista esperando el mejor resultado…

—Mi novio… — Me dijo viendo al piso y luego levantando la mirada para ver mi

reacción ante la realidad que no se evadía.

Quise fingir una sorpresa fría, como si no hubiera estado interesado en ella desde

que la conocí, pero no podía y ella lo notó. No dije nada…

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—Pero no es mi novio novio, es un chico con el que ando, es complicado —

Probablemente tratando de arreglar o suavizar un poco el terrible golpe, que sin

querer, me había asestado.

De ser por mí dejaría las tres próximas páginas en blanco, sólo para encontrar la

forma de describir lo que en ese momento sentía. Ya han pasado meses desde

que eso pasó y aun me recorre una lágrima escurridiza al recordar ese instante en

el que ella me fue sincera y lo agradecí, pero no estaba en mi mejor momento, lo

acepto y por eso, nuevamente, caí…

—Oh ya veo… voy un poco tarde a clases, te veo luego — le dijo un cadáver

frívolo y andante, quería que la pesadilla que estaba viviendo en el momento

acabara y dejar de cuestionarme qué había hecho en mi vida para estar

mereciendo todo esto.

De repente, mientras me despedía ella dijo:

—Te mandé un mensaje y no me respondiste… — Se me había “olvidado”

contarle la historia.

—Me asaltaron y golpearon, perdí el teléfono — le dije girando el torso hacia ella,

yo ya me iba.

Ella se me acercó lentamente y me abrazó como no lo había hecho ninguna chica

en mi vida.

— ¿Pero estás bien?

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—No tanto como me gustaría, pero no te preocupes, lo estaré— le dije tratando de

contener todo eso, para soltarlo cuando estuviera solo.

—Sé que lo estarás, eres fuerte.

Agradecí verbal e internamente su preocupación por mí y me marché como yendo

a la guerra, sabía lo que me esperaba, que no era nada bello pero continué,

pretendiendo volver con marcas de guerrero y al menos un poco completo.

Pocos días en mi vida me había sentido como me sentía en ese momento,

derrotado por la vida y acariciando con las puntas de los dedos el infierno. Quería

llegar a casa para tumbarme en mi cama de nuevo y hacer lo que se había vuelto

costumbre, ahogarme en mi propio sufrimiento mientras veía el sol moverse de

lado a lado cuando las horas avanzaran sin mí.

Cuando llegué a casa algo deprimido todos me vieron, pensaron que llegaba

drogado o como si no hubiera dormido bien, hice lo que pensé que necesitaba:

desconectarme de todo por al menos un momento…

Caí en mi cama y después ya no recuerdo. Cuando me fijé en el reloj habían

pasado horas y no podía quedarme revolcando en mi pocilga emocional por

siempre, así que escribí, sentí que era la mejor forma de volver paulatinamente a

mí.

“Cámara lenta proyectada en mi visión, brillo oscurecedor manifestándose en mi

interior, la pesadilla de que ciertos lugares, momentos y personas han vivido y

muerto pero nunca existido, se materializa en mi identidad. Me convierte en el

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hombre que ama pero no todos los días, porque le asusta el hecho de encontrarse

a sí mismo como solo yo sé. Me enamoré de ella, mi jaula me aclara las ideas y

me ayuda a diferenciar lo que está en mi mente y lo que no, el exterior resulta

ahora una simple fantasía para locos…

Mis amigos inmortales son mis más grandes aliados contra aquellos que juzgan mi

forma de ver el mundo, tratando de persuadirme de lo que no tiene sentido.

¿Pienso lo que necesito o necesito lo que pienso?, que sería pensar… Pues sufro

de esquizofrenia selectiva y paranoia situacional, libros me hablan de seres con

ideas que decir y digo ideas de seres a través de mis libros…Afirmarles que no

existen insinúa lo contrario; el verdadero reto radica en ignorarlos como el calor

del fuego sobre mis manos, aun cuando quemen y no lo desee. No puedo

ensordecer mis oídos ante palabras nunca dichas por nadie…Una multitud soy en

mi interior, que me observa y me reclama; si con uno voy, otro pide atención y otro

me extraña ¿Cómo uno lo que poco a poco se desconoce y por eso, se separa?

No soy esquizofrénico, soy sólo quien no calla las voces, cuando se atreve a mirar

adentro, de este mal horrible que el silencio proclama, la locura lo sana, reúne

pedazos y sin darme cuenta, todo lo-cura… Lo aclara.

Ella es mi razón, no sé si me mantiene atado a la realidad que amo o la amo en la

realidad que he atado para ella.. Ella es la respuesta a la pregunta que aun no

encuentro ni quiero encontrar en las misteriosas ecuaciones del amor, donde la

lógica de sí misma, es no tenerla…”

Lochmam Ayón Olivas Ella y Nosotros

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Qué gran desahogo experimenté, un vaso de agua en medio del desierto y sin

embargo, aun tenía sed. Sabía que tampoco era magia, que aparte de ser muy

atractiva para los sentidos, engaña; no existe, pero funcionaría como píldora para

el alma… sólo quería escribir y escribir.

¿La magia existe? Porque de momentos mágicos algo sé, están ahí aunque no

sepas cómo llegaron, de dónde ni porqué; tal vez sea un misterio o tal vez algún

día se comprenda, pero mientras tanto, los momentos mágicos existen, dentro de

cada uno. Fue así como quise describir el instante en el que decidí buscarla en

una red social, con el fin de mantenerme en contacto con ella, y la encontré, fue

fácil, tal vez demasiado. No pasó mucho tiempo y ya hablábamos, no mucho, pero

si algo. La herida que había abierto estaba sanando con su bella personalidad y

horas de meditación que trataban de acordar entre ellas, qué es lo que pasaba

dentro de mí con respecto a Ales.

¿Por qué si sabiendo que tiene pareja, algo me dice que siga y no me detenga?

Es cierto… El ser humano se guía por lo que siente, no por lo que piensa; de otra

manera yo seguiría emborrachándome entre mis penas y no estaría escribiendo

por las noches para Ella. Fue una gran idea que un ente me susurró, el mismo que

le gusta escribir. Pero la semana libre atacó, separándome 7 días completos de

ella, le tocó pasar las vacaciones en la playa con su familia.

Decidí tomarlo por el lado bueno, serían 7 días sin la carga de los trabajos ni las

clases, sólo había tiempo para sanarme y pensar qué es lo que quería hacer y

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cómo lograrlo. Aparte tenía que buscar respuestas a muchas preguntas que me

llegaban, Ales involucrada en la mayoría de ellas.

¡Manos a la obra!

Y comencé el proceso, esta vez pasando más tiempo en mi casa que fuera de

ella, escribía sentimientos que me llegaban más intensamente por las noches,

cuando veía la luna, que era la misma que la veía a Ella; estábamos lejos en carne

pero no en cuerpos astrales, se comenzó a personalizar en mis sueños y eso solo

nutría más mi incógnita; estaba viviendo algo que nunca había vivido con nadie en

toda mi vida y eso me regalaba la emoción de un niño en su primera Navidad

creyendo comprender cómo funciona la dinámica de la acción desinteresada, la

renuncia a su fruto y la felicidad que le sigue como sombra.

Fue cuando esa precisa noche, después de escribir, recibí una llamada…

“Octava noche, su ausencia me golpea dejando un escaparate vacío buscando

con qué llenarse…

Me impregna con ese algo que ninguna otra mujer me ha dado, nadie para ser

más preciso, nada para ser más exacto… No lo digo solo porque ella me guste, lo

digo porque su sinceridad es una de las contagiosas virtudes que más me

atrajeron de ella, por estar casi extinta.

He sufrido decepciones a lo largo de mi infatigable vida, y ella probablemente

desconfía por déspotas impostores de mi estandarte altruista; ha decidido

precavida ignorar las voces que a veces susurran y otras gritan lo que ahora

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escribo taladrando su fina vista, incapaz de no ver claro a través del turbio

prisma…

Una complicada chica con simples deseos, que no es normal y no desea serlo.

Que sabe lo observador que soy sin sospechar todo lo que en ella observo.

Que saca lo mejor de mí, haciendo reversible mi recóndito inicio y mi lúgubre fin.

Secuelas de una hermosa dama con muchas experiencias y aun más por vivir,

que mi nombre no olvide al suspirar y mucho menos al partir, que si no se queda

conmigo me voy yo con ella, porque no es opción vivir una vida no tan bella,

cargada de penumbras y penas que por obra de magia convierte en hermosas

estelas, listas para calzar en cualquiera de mis piezas y sea una mi esencia con su

presencia…

Sigue anclando al náufrago perdido buscando hundirse en ti, dile al enamorado

que se detenga y no tema, si quiere encontrarte a lo profundo debe ir y demostrar

que mi querida musa descansando en aposentos, es la misma reina de la palabra,

el retumbar de todos los tiempos, Verbo…”

— ¿Aloha? — era tarde y de un número privado podría esperarme cualquier cosa,

desde una broma hasta un asunto que podría ser muy serio.

—Hijo, quiero despedirme de vos y pedir disculpas por todo lo que te he hecho

pasar, es algo que ya no soporto más y espero comprendas que solo busco la

paz… — No entendía que pasaba, yo estaba en mi mundo y lentamente aterrizaba

a este.

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—Papá ¿de qué me estás hablando? — En mi inocencia aun no comprendía de

que se trataba todo esto

—Lochmam, te quiero…— se colgó la llamada y yo la regresaba pero nada

ocurría, solo escuchaba el sollozo de mi madre a lo lejos, en su habitación.

Salí rápidamente y la vi sentada en su cama tapándose la cara haciendo un

charco entre su rostro, lágrimas y manos. Ella no me vio viéndola pero ahora

comprendía.

…Él se había suicidado…

Regresé a mi cuarto y con el teléfono temblando en mis manos marque de nuevo,

pero solo un tono de ocupado me atendía, lo seguí intentando por un tiempo sin

recibir buenos resultados. Ahora lo único que había era un desesperado llanto al

fondo, un recuerdo amargo y un corazón pesado, muy pesado…

Sentí una necesidad de decirle a Ales lo que había pasado, ella contaba con ese

don que nadie más tiene de hacerme sentir mejor, pasara lo que pasara; la

necesitaba como el descanso después de recibir un balazo. Fue curioso que al

intentar contactarla me di cuenta, por medio de la red social, que ella también

había perdido un ser querido, uno de sus mejores amigos. Estaba tan descontenta

con el mundo y la vida como yo lo estaba, sin embargo, surgieron fuerzas de

donde no las había para mostrarme fuerte, siendo el hombro que ella necesitaba.

Nos consolamos mutuamente y esto nos unió de manera que solo quienes han

sufrido pérdidas podrán comprender. Decidí no contarle lo de mi padre todavía.

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Calde estuvo conmigo esa noche también, estábamos hablando cuando de

repente lo dejé hablando solo. Únicamente pude decirle lo poco que sabía sobre lo

que había pasado y me ofreció su apoyo, no lo olvidaré porque es de esos

hermanos que aunque tengan sueño, se quedan contigo hasta que decidas acabar

el día con una merecida cálida despedida y un recordatorio del número al que se

puede llamar a toda hora, en todo lugar.

Fue una noche dura, entre las mejores y peores de mi vida…

La relación que tuve con mi padre no fue de las mejores, él era un tipo que se

esforzaba por darle todo a su familia, sin embargo, no supo nunca cómo darlo.

Siempre machista, probablemente al ser criado sólo por su madre, quien veía a las

mujeres como un complemento del hombre, como una herramienta para construir

y cuidar un castillo, en vez de ser la mujer como siempre la he visto: el castillo

mismo.

Esto originó disputas y fuertes rupturas; diferencias de opiniónes que no siempre

traen enriquecimiento de mentes y culturas, a veces lo que es divergente, se tacha

de absurdo y otras, hasta asusta.

Mis padres pensaban que yo era homosexual por distintas razones, entre ellas, mi

incesante deseo por defender los derechos de quienes realmente aman, no

importa el género, u orientación sexual, para mí no hay diferencia siempre y

cuando ese amor sea el canal consensuado entre las partes, seasincero,

transparente, que sea un amor amable .

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El amor es el mismo mientras sea verdadero, solo se expresa de maneras

distintas, tal y como la vida nos enseña a amar. Otra sospecha que tuvieron sobre

mi homosexualidad fue la ruptura con mi única pareja, poco antes de entrar a la

universidad; ellos vieron lo entusiasmado que me encontraba al hacer sonreír a

Cristina, con sorpresas y regresando tarde a casa por dejarla a ella en la suya.

Realmente me importaba y aun más cuando sin darnos cuenta, en mi realidad,

hacíamos el amor por primera vez en la vida; recordar su piel cálida sobre la mía

mientras las respiraciones se hacían más largas y el corazón solo latía y latía,.

Fue cuando pasó el tiempo y madure muchas ideas que yo no aceptaba, o no

quería aceptar. Entre Cristina y yo, no era amor lo que había; nos pedíamos

siempre algo a cambio, aunque fuera nuestra compañía, sin saber que el amor da

sin esperar nada de vuelta, sin exigir ni una estadía. Las cosas estaban difíciles,

iban cuesta arriba, ya nos habíamos mostrado en nuestro estado más puro y

entregado parte de nosotros que, al menos yo, no había entregado a nadie, de ahí

la sensación de haberse sentido usado y el nacimiento de una vulnerabilidad

cohibida.

Ella se volvió fría con los días, como si ya hubiera obtenido lo que realmente

quería y me abandonó, sabía que mis lágrimas no le llegarían, esto en el

momento, dolió. Y yo creí que la quería. A la semana la encontré besándose con

otro chico en la universidad y con el dolor, comprendí que así es la vida, hoy te

enseña lecciones y mañana las aplicas.

No volví a llegar a casa con ninguna chica.

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Se corrompió una parte de mí. Pretendí buscar sexo para llenar el vacío que yo no

deseaba. Pero siempre fue más fuerte esa intuición que me decía: “No te

equivoques, el amor te espera, es solo que no llega todavía” y la escuché, porque

esta intuición sí me acariciaba por las noches, cuando lloraba en silencio y nadie

más lo hacía.

Sueño con que algún día, aunque sea solo mi madre, lea todo esto que he escrito

y sepa cómo realmente fueron las cosas, el mundo más allá de las apariencias y la

expresión escrita de un corazón que aun aprende a amar, sin limitarse.

A mi padre le dejo este escrito que nunca leerá…

“Suelo desahogar lo que siento cuando escribo pero ¿Qué sucede cuando lo que

escribo es precisamente mi ahogamiento?

Un gran soldado sacrifica su vida por los seres que ama, luchando sin miedo hasta

la muerte y viviendo por siempre como leyenda en nuestros corazones y mentes…

¿Por qué habría de ser paradójico?

¿Por qué sacrificar su corazón y mente por luchar contra los seres que ama,

saldando un miedo a la vida y leyendo el asta de su gran muerte…?

Porque hay injusticias que en este mundo no se pagan, dolores que no

desaparecen y que solo se aprenden a ignorar en soledad, donde el silencio grita

sin remanente, el odio se encuentra enamorado de odiar y la memoria

escarmienta con recuerdos de su olvido, una sombra entrecortada e indefinida,

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degollada por el adiós eterno, un pequeño trozo de punta cercenante quebradiza,

lista a la orden de criar o abortar el nacimiento de una perseverante o falsa

sonrisa.

Él no era soldado, era mi héroe, un triste salvavidas distraído e indeleble que

olvidó disparar perdiendo su vida, sintiendo cómo lentamente desangraba la mía

en algo más que solo penas, lágrimas y una lúgubre despedida…”

Lochmam Ayón Olivas Porque era mi Padre

De todas las cosas que me han pasado en la vida, las más duras me han pasado

juntas, forjándome un carácter que anhelaba desde que era adolescente inexperto

en temas que tarde o temprano a todos nos llegan.

Semana santa pasó más rápida que santa; lo que había pasado nada lo iba a

cambiar y solo quedaba mi única opción, seguir el camino haciendo caminata.

Tuve el tiempo necesario para recobrar un poco la cordura, ya podía contarle a

mis cercanos lo sucedido sin que la voz me temblara mucho; con un trago de agua

devolvía las lágrimas que querían hacer lo suyo, la vida me estaba haciendo fuerte

y yo no lo sabía, todavía lo intuyo.

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Los primeros días son los más amargos, todo recuerda a él no porque esté en

todos lados, sino porque aun seguía adentro mío. Para mi sorpresa me dirigía a

clases de pensamiento político cuando me tope con Ales, ella noto mi esencia algo

decaída y no pude evitar contarle cómo me sentía; el abrazo más largo que he

tenido en mi vida lo tuve en ese momento mientras sentía la dificultad para

respirar que iba adquiriendo conforme las lágrimas salían, no quería llorar, ya lo

había hecho suficiente pero verla sintiendo mi dolor y yo el suyo nos hizo uno por

unos minutos.

— ¡Vive por ambos poeta! — Me dijo mientras me secaba las lágrimas de la

mejilla, con rostro que sonríe a pesar de las adversidades y siempre con buena

vibra.

—Viviré sin miedo, de eso estoy seguro— Le dije sin aparentar seguridad o

confianza en mí mismo. Esta vez sí la tenía.

Nos despedimos como siempre, ella seguiría con su camino y yo con el mío,

viendo hacía atrás cada tantos pasos para ver al otro partir y recordarlo hasta la

próxima clase de filosofía.

Esa tarde las cosas cambiaron dentro de mí, con ese abrazo y ese pequeño

momento mi alma recordaría valiosas lecciones que necesitaba para afrontar el

tormento. Ya no era víctima de las circunstancias ni tendría más pena de Loch,

ahora sería el valiente muchacho que cayó y se levantó.

Tampoco recuerdo de qué trató la clase de pensamiento político ese día, pasé

pensando en todas las cosas que se acumulaban en mi mente, analizando cada

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una y dejando que pasara lo bueno, de lo que podía aprender y desechando lo

malo, lo que solo malestar me traía, como el arrepentimiento de no haber hecho

muchas cosas que quería.

Tomé el lápiz en plena clase y me dispuse a escribir…

“¿Cómo hago para llorar? Mis lágrimas son verdaderas, el sentimiento proviene de

sí mismo nunca de una imitación de él, imitar es el único verbo - Algunos

afortunados talentosos interpretan partituras tocando el violín haciendo vibrar sus

cuerdas para generar ese magnífico efecto conmovedor, yo toco mi corazón para

revivir sentimientos, hacer vibrar mis cuerdas vocales y producir esa catarsis en lo

más profundo del ser, sintiente, apegado, separado y reunido.

Lloro porque debo pagar un precio justo a cambio de externar y liberar el prófugo

reo, no tan prisionero dentro de mí; el amor hacia la vida y la melancolía siguen

siendo unas de mis muertes favoritas y, sin embargo, cada vez que una lágrima

recorre mi mejilla me recuerda que estoy vivo, casi tanto como las sensaciones

provocadas por una de sus cálidas caricias sobre mi rostro en candente noche de

apasionante locura y desenfreno textual.

Lloro porque no es mi decisión, sino de las fuerzas del amor que, como roca

cayendo por ley gravitacional recordando el mejor de los olvidos, ordenan sellar

con un pacto emocional, el nacimiento de este maravilloso regalo, capaz de

garantizar la sinceridad y franqueza de un sentimiento, aun cuando sea recreado a

voluntad…

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No se trata de recordar el gato agonizante de la infancia, es convertirse en el gato

agonizado recordando su infancia, sin ensuciar ese momento con ninguna otra

sensación, recuerdo o preocupación más que la única responsable de inundar al

instante los ojos, con gotas de alma”

Lochmam Ayón Olivas Así lloro

Siempre conté con un incentivo muy significativo, a Ales le gusta como yo escribo

y ella es mi musa, no necesito nada más para pasar horas tratando de buscar

palabras y describir lo que siento cuando la imagen de ella aparece en la pantalla

de mi mente, porque contrario a todos los demás pensamientos que atañen a lo

largo del día, Ales causa una sensación única en mí, cálida y real, lo que

despierta en mí es creatividad.

Pero la vida pone pruebas, en casi toda religión siempre existe un ente diabólico o

demoniaco que tienta a las almas, arremeter contra la propia voluntad. Sé lo que

quiero, pero es difícil cuando la consciencia se fragmenta; mente, cuerpo y

esencia suelen ir en direcciones contrarias, unos guiados por instintos naturales y

voraces, primitivos y realmente difíciles de controlar, se necesita de fuerza.

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Y no una fuerza que se desarrolle con pesas, sino una fuerza que se llama:

“Voluntad” calibrar la verdadera intención, en palabra, pensamiento y acción.

Contrario a la mayoría de las personas, a mí me encantaban los lunes, esos días

pasaba gran parte del tiempo con Calde y Yipy, de mis amigos los hermanos más

cercanos y personas con las que podría pasar todo el día. Reíamos, hablábamos y

sobre todo entrenábamos, convirtiéndonos unos a otros en puntos de apoyo para

que, el que flaqueaba en cierto momento, recordara por qué hacemos ejercicio,

Calde y Yipy porque quieren mejor forma, tener la condición física adecuada, a mí

me motivaba algo más, mi sueño, convertirme en gimnasta artístico.

Así que los lunes eran días de risa y esfuerzo, en especial ese lunes…

En la tarde Yipy nos dejaba, todos entrabamos a clases pero solo Calde y yo

íbamos a la misma, Teorías de la Justicia, clase muy interesante pero que se daba

con la dinámica equivocada y eso nos dispersaba.

—Loch, ¿ya lo notó? — Me susurró Calde en media clase, mientras una

compañera clavaba la mirada sin pena en nuestra dirección y alborotaba su largo

cabello mientras divisábamos “la jugada”.

—Ya lo noté… — Y nos reímos en voz baja, no tanto de la situación misma sino

del hecho de que no teníamos que decirnos nada para darnos a entender.

Y la clase siguió…

El coqueteo, también…

42
Pero mi actitud se vio influenciada por mis pensamientos y eso una batalla

desencadenó, no puse mucha atención a la clase, sino a mi interior.

—Calde, creo que te ve — Le susurré después de verla, mientras aun nos veía,

porque sabía que hablábamos de ella.

—Loch… yo creo que no es a mí — Y Calde, por primera vez, no me ayudó…

Admití enfrente de él, durante el receso, que Vera era una chica atractiva, la

comparé con el típico caso de secretaria de oficina de las porno que sabe

manipular las situaciones a su favor combinando cerebro y esa facilidad

estereotipada para hacer al hombre tragar en seco por su figura. Calde y yo

reímos porque antes habíamos acordado poner más atención en clase, lo que

ahora se nos dificultaba un poco.

Estaba consciente de que era a Ales a la única que quería en mi vida, las demás

chicas podían ser amigas siempre y cuando no me pusieran en situaciones donde

impulsos, que en ese entonces no controlaba en lo absoluto, se soltaran e hicieran

conmigo lo que yo no quería.

La clase se reanudó y todo volvió a la normalidad, ella no había llegado todavía,

andaba comprando golosinas, la paleta su favorita. Yo solo escuchaba la risa,

para nada inocente, de Calde que junto a la vida me ponían a prueba ¿Seré lo

suficientemente fuerte para no sucumbir ante insinuaciones que evocan perder las

riendas de mi cuerpo que se encuentra seducido por unos labios que se muerden

mientras busca un contacto visual que al sentirme débil, evado? ¿Por qué me

siento tan... acobardado?

43
Y entonces necesité fuerzas, era el principio de semestre, faltaban muchas

semanas de esta misma escena y si no hacía algo al respecto, ella me arrastraría

como seguro ha hecho con otros que no oponen resistencia y ven la equivocación

como una oportunidad que se disfruta y luego se corrige, lo que decidí llamar

“equivocarse a propósito” porque es válido para la mente, que dice: “estas soltero

y sin ningún compromiso, adelante, a descubrir lo desconocido”

Mientras el corazón solo observaba lo que acontecía; nada tenía para decir, sabía

lo que quería, siempre se sabe, pero honrarlo con la cabeza presionándome a

realizar lo que el cuerpo percibe como una oportunidad de cortejar a la chica

atractiva e interesante, cosa que no había sucedido antes; no era tan sencillo…

Definitivamente era una prueba de mí para mí ¿Podría serme fiel y actuar como

debía? Las emociones comenzaron a surgir y era el momento de hacer lo mío,

para recordarme quien soy, de donde vengo y a donde voy… Tome el lápiz y

comencé a traducirme.

La bestia que ruge solicitando entrar o no volver a salir, se viste con pijamas

mientras las ideas se pierden, viajando entre miradas.

Incita indecorosamente a ser compartido con la dama que calienta la mano

cuando pienso en ella y escribo lo que describo...

La bestia tiene nombre, se encuentra al final, a lo profundo de mi vestigio, tal vez

un poco banal, depende a quien me dirijo.

44
La bestia tiene ojos, derrite a muchos tipos mientras se resisten solo unos pocos…

Admito que a veces me ha dejado trípode, otras me ha dejado cojo…

La bestia tiene voz, que grita lo que escucho pero no escojo, porque así me

aseguro lo que yo añoro: Llegar a casa y ofrecer a mí musa abrir el cerrojo que no

tiene llave, ellos son uno solo…

Llegar a casa y liberar a la bestia

tomar la pluma, gritar lo que piensa

y que todo el mundo sepa:

Mi casa es:

Ella…

Lochmam Ayón Olivas Erótica

Me sentí libre, había creado a una bestia con palabras vivas, ahora encerrada en

papel y no en mi negación inservible. Esta bestia no era mía pero soy el domador,

al contar con la fuerza del amor que ama sin apegos, ama sin despojos. Estoy con

ella no porque deba, no tengo obligación en lo absoluto y eso aviva la llama que

brilla y quema, recuerda que hago todo porque quiero, porque nace. Es adquirir

ese poder sobre mí mismo y decir: “No necesito equivocarme para saber lo que

siento, que es amor, ni lo que quiero, que es a Ella…”

La clase terminó y ella estaba sentada a la par de la puerta, cuando me levante

junto a Calde, teníamos que pasar a la par de Vera, cuando me di cuenta de que

45
ya no temía liberar a la bestia interna; es mía y hace lo que le ordene, no me gusta

aprisionarla ni reprimirla, solo la vuelve más rebelde y triste. Caminamos hacia la

salida y dije en varios sentidos

—Adiós Vera… — Con la esperanza de que ella entendiera que mi naturaleza

masculina la encuentra atractiva, mas no bella, su mirada insinúa alejarme de ella.

—Hasta la próxima Loch… — Con todo sugestivo y declarándome la guerra, pero

no me acobardaría, ahora tengo los pies sobre la tierra y podría hacerle frente a

las tentaciones que seducen al cuerpo, haciéndole creer que se descontrola

argumentando ser un mar de hormonas, se olvida que no soy como cualquiera.

Fue un día agitado y solo el primero de muchos que me esperan; esa tarde me

hice la siguiente pregunta:

¿Mi cuerpo es mío o yo soy de él? Viéndome a los ojos a través del espejo,

cuando poco a poco identificaba en mí la misma mirada con la que la miro a Ella.

“Ella no está conmigo en cuerpo y eso no significa nada para el corazón, que solo

sabe amar limpiamente y de manera única cuando sale del caparazón, lo que

siento no conlleva un fin, sino un medio que es feliz haciendo de una sonrisa, el

mejor de los remedios.

Y cuando las tentaciones hagan presión, recuerda que las cosas no se hacen o se

hacen bien, con intención. Ella probablemente disfruta con otro, no importa, yo

disfruto amándola sin titubeos, solo convicción, labrando una fuerza que

acompañará el resto de la vida; la misión de ser leal a lo que quiero y no cambiar

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lo mejor que tengo, la capacidad de sentir lo que siento, por un momento que

llega, se va y solo deja lamentos, con ganas de regresar el tiempo que es solo

uno: actuar primitivamente por impulsos o como un caballero, con sentimiento.”

Me sonreí al haber pactado un gran acuerdo conmigo mismo y me eché a dormir,

deseando tener el mejor de los sueños…

Escribir se había convertido en una forma de hallarme a mí mismo haciendo lo que

me gusta y Ella en una fuente de inspiración que no se acaba, solo nutre lo que

crece poco a poco pero fuerte como ninguna relación que haya tenido con alguna

mujer en mi vida. Ahora pasaba horas tratando de encontrar las palabras y las

formas para hacerle entender lo que pasaba, lo que sentía.

Pero solo escribir ya no me bastaba, ahora quería hacer algo que nunca había

hecho, ¿Qué podría ser? No sé cómo pero una voz en mi interior lo decía:

“No te preocupes por eso, haz lo tuyo y yo me encargo del resto” y así fue, no me

preocupé más por el planeamiento de las cosas y solo escribí lo que quería darle

de una manera muy especial, pero ¿Cómo acomodar lo que quería darle para

dejarme satisfecho con el resultado? que a final de cuentas, estaba a ciegas.

La noche posee atributos que son desconocidos por muchos, pero casi por instinto

natural algunos nos sentimos atraídos hacía ella porque despierta o aclara

cuestiones internas de una manera que en el día, no se dan, por estar llena de

ruidos innecesarios y falta de tiempo para uno, mañanas y tardes muy ajetreadas

por lo general, pero esa noche había luna llena y no muy lejos a la leyenda del

hombre lobo, algo ocurrió en mí…

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Sentí un vacio atravesando todo el cuerpo mientras poco a poco se llenaba con

algo que de momento no pude describir, solo evidenciar sintiendo el corazón latir,

más fuerte y más lento por unos momentos… ¿Qué es lo que quiero? ¿Por qué

estoy haciendo esto? ¿Hacia dónde voy? Y demás preguntas comenzaron a llenar

mi cabeza repentinamente, como si fuera una resistencia a algo que no estoy

acostumbrado a experimentar. Las imágenes de su sonrisa, su sinceridad, su

forma de ser y de Ella en general comenzaron a responder las preguntas sin

ninguna búsqueda; yo solo quiero que sea feliz, hago esto porque me nace, me

gusta y es una experiencia única en nuestras vidas y no sé a dónde me dirijo con

esto, es lo interesante, de eso se trata la vida, de tener el coraje para dar el

siguiente paso sin saber a dónde lleva, solo darlo con valentía y decisión, pisar

fuerte y dejar huella, para no olvidar nunca la historia de un joven que cuenta lo

que siente, lo que piensa, lo que anhela y busca las formas de alcanzarlo, a

cualquier precio y de cualquier manera.

El horno se había precalentado y sentí el llamado, tomé el lápiz viendo la luna

llena, un fuego quema desde el vientre, pasa por el torso y arde arriba, cerca de la

cabeza, llegando a la mente. De pronto la estaba besando a la distancia, entre mis

letras y un fuego candente…

La palabra tiene la fuerza

Que se le quiera otorgar

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Siendo una mentira escurridiza

O bien la siguiente verdad

Tus pasos escogieron sabiamente

Corazón lo supo, también la mente

A donde ibas yo siempre te veía, ¿Quién lo diría?

Perderme en tu sonrisa terminaría siendo, mi anhelada travesía

La confianza en mi cohibido

Me obligó a crear e improvisar

Desatando al poeta escondido

Libre ahora, quiero dar y dedicar

La vida ofrece oportunidades

A quienes las saben aprovechar

No dudes de tus capacidades

Sabemos que nada va fallar

49
Recuerdo besarte lento,

Besarte intenso, besarte fuerte

Transmitiendo más que un sentimiento

De mis labios, directo hacia la hermosa Fuente.

Lochmam Ayón Olivas Corazonada, no palpitación

Lo vi y no pude negarlo, fue lo que viví en ese instante de sereno frenesí pero algo

le faltaba… ¡Una dedicatoria!

“En dedicatoria a mi Musa, que con un beso y ninguna excusa, ha creado un lugar

entre mis versos, mis labios y el resto de mis Lunas… Que a ella la cuide mientras

conmigo el pacto hecho supervisa: mi Verbo siempre a cambio de su sonrisa.”

Ya está…

Me fui a dormir con una sonrisa muy distinguida, de esas que pones cuando sacas

buena nota sin haber estudiado o realizas una buena acción sin tan siquiera

haberla planeado. Siempre con ese cosquilleo en la columna de no saber qué

espera al siguiente día, la oportunidad de dárselo estaba a merced de la voz

interna que suministró la dosis indicada de relajamiento y descanso para

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levantarme temprano esa mañana e imprimir con la imagen delicadamente

seleccionada el poema “Corazonada, no palpitación”.

Pero si la vida fuera predecible no sería vida; cuando fui a imprimirla las máquinas

estaban dañadas por una rayería, tenía ahora 2 opciones: abortar la misión y

dejarla para otro día o buscar en otro lado, por más lejos que fuera, y hacer lo que

quería. No tuve que pensarlo mucho, de inmediato me puse en rumbo antes de

que la clase comenzara y si iba a llegar tarde, al menos no fuera por mucho.

— “No puede ser…”— me dije a mi mismo, al verla que venía de frente.

— ¡Hola poeta! ¿A dónde vas? ¿Acaso no hay clases? — y sus preguntas me

asediaban sin yo tener el tiempo mínimo para improvisar alguna respuesta,

siempre me ha gustado más la verdad.

— ¡Hola musa! Iré a imprimir porque las máquinas de aquella fotocopiadora están

dañadas — No estaba mintiendo, pero Ella se me quedó viendo como si no

hubiera terminado de hablar y supe lo que debía hacer, esta vez sin pensarlo.

— ¿Quieres acompañarme? — Y me sonrió con los ojos sin decir nada, solo me

tomó del brazo y comenzamos a caminar hacia la única fotocopiadora que tenía

seguridad que estaba abierta, algo lejos, parecía un prostíbulo (y no lo digo porque

los conozca) por fuera y eso nos provocó gracia al acercarnos. Aunque estuviera

con ella en todo momento mientras caminábamos y charlábamos, no dejaba de

pensar en qué decirle cuando llegara el momento de imprimirlo para que no lo

viera, pero otra vez ese niño interior que juega con la pelota y se detiene

únicamente para aconsejarme, lo hizo de nuevo…

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“Dile la verdad” me dijo con voz inocente, “como siempre y por siempre” respondí.

—Musa, necesito que no mires lo que voy a imprimir, ¿Está bien? — así de

simple, así de natural, sin rodeos, sin tapujos, solo la verdad.

— ¡Está bien! — y se tapó los ojos mientras se daba la vuelta y yo me reía de esa

actitud tan atractiva.

Ella andaba algo enferma, una gripe que seguro le contagiaron al tenerla casi la

mitad de las personas que conocía y mientras el papel salía, tomé mi abrigo y sin

pedirle permiso u ofrecérselo lo coloque en su espalda, envolviéndola en un

abrazo de tela con olor a mí.

— ¡Gracias guapo! — me susurró de una tierna manera mientras mantenía su

palabra, sin darse vuelta.

No le respondí con palabras, solo con un beso en su mejilla y ese lenguaje

siempre me ha gustado más, el que nosotros comprendemos a la perfección. El

poema ya estaba listo y adentro de un folder rojo… ¡¿Ahora qué?! Por un

momento el pánico me aterro, no quería ir a clases y perder el poco tiempo que

teníamos a solas; ella me abrazo por la espalda mientras pagaba y con eso me

dijo lo que necesitaba, hacer lo que quería, que por cierto se sintió muy bien.

—Ven, te quiero mostrar un lugar que me gusta mucho — tomó mi mano

extendida mientras caminábamos y reíamos con destino a la torre del edificio de

arquitectura, esperando que no hubiera nadie, el plan era declamarle el poema

que para la mañana del mismo día, me lo sabía a la perfección, lo había

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practicado mentalmente mientras esperábamos juntos la impresión, en mi cabeza

no podía salir mal. El momento no surgía mientras hablábamos y admirábamos el

panorama pero de repente todo se calló, ni los pajaritos cantaban, era el momento

indicado y comencé…

—La palabra tiene la fuerza que se le quiera otorgar siendo una mentira

escurridiza o bien la siguiente verdad: Tus pasos escogieron sabiamente, corazón

lo supo, también la mente, a donde ibas yo siempre te veía, ¿Quién lo diría?

perderme en tu sonrisa terminaría siendo, mi anhelada travesía…—

Todo iba bien hasta ese fragmento que tomó más vida que los demás, sentí mi

corazón acelerado, más acelerado de lo esperado, verla a ella directo a los ojos

mientras me penetraba con esa mirada que nunca en mi vida había visto, me hizo

colapsar; el tiempo pasaba y no encontraba en mi cabeza el siguiente verso, me

volví tímido por un momento, como si estuviera a prueba y no la estuviera

pasando.

Ella sonrió valorando el esfuerzo que hacía y me abrazó, permitiéndome leer el

verso que yo mismo había escrito pero olvidado.

—La confianza en mi cohibido me obligó a crear e improvisar desatando al poeta

escondido libre ahora, quiero dar y dedicar. La vida ofrece oportunidades a

quienes las saben aprovechar, no dudes de tus capacidades, sabemos que nada

va fallar. Recuerdo besarte lento, besarte intenso, besarte fuerte; transmitiendo

más que un sentimiento, de mis labios, directo hacia la hermosa Fuente… — pude

53
finalizar… (Eso sí, con trampilla. Aprendí que practicar mentalmente no es del todo

practicar, hace falta templar lo blando).

El abrazo no termino con mi último verso, solo se volvió más fuerte, como si

quisiera fundirme con su alma a través de su cuerpo y, sin dejar de abrazarnos,

nos vimos a los ojos sin decir una sola palabra, solo observamos lo que había

adentro del otro y eso creó un puente que culmino por acercarnos y atraer

nuestros labios, para así besarnos por primera vez de tal manera que solo

recordarlo, acelera nuevamente mi corazón; perdí noción total del tiempo, del

lugar, de todo menos lo que estaba haciendo. No importaba la clase, no importaba

la torre de arquitectura, no importaba nada más que ese inolvidable momento que

para describirlo a la perfección, necesitaría de Ella a la par mía, haciéndolo de

nuevo. Fue un momento mágico y el primero en la vida que realmente deseé que

nunca acabara, que vivirá por siempre en mi interior, como el recuerdo que doy

vida cada vez que pienso en el amor, en Ella, en nosotros…

Los demás detalles quedarán entre nosotros dos, pero cuando nos percatamos de

la hora, ya íbamos 30 minutos tarde a clase y sinceramente, no nos importó. Nos

tomamos de las manos y bajamos como no subimos, habiendo conocido gran

parte del otro; en un beso se dicen cosas sin palabras pero igual con labios,

hablan dos esencias que se encuentran y simpatizan haciéndose uno, mientras

cálidamente crece y muere, esperando renacer una vez más, ese distintivo beso.

54
Jamás había llegado a una clase agarrado de la mano con una chica y mucho

menos con Ella; quería que la clase y el mundo entero supieran que llegamos

tarde, no por irresponsables, sino por vivir la vida a nuestra manera…

Las cosas cambiaron drásticamente en mi mundo, no fue tocar el cielo con la

punta de los dedos, fue volar en él a la par de Ella y esa fue una experiencia que

por nada en el universo cambio.

La clase terminó y la acompañé como siempre, pero esta vez a preguntar algo en

la casa de idiomas; mis amigos estaban cerca y sin duda alguna quise presentarla,

ella fue algo tímida al principio, no quería, pero algo ocurrió que nunca supe, de

inmediato se retracto y dijo:

— ¡Vamos, quiero conocerlos! — y sorprendido lo hice, la presenté a todos…

Quedaron encantados, les agradó su vibra y esperaron mi regreso porque sabían

que pasaría hasta los últimos segundos que pudiera con Ella, sin embargo, tenía

que partir, trabajos y demás responsabilidades nos separarían por el momento,

pero con solo una probada, me volví un poco adicto a sus besos, así que le di un

fuerte abrazo y busque sus labios pero me dio un beso algo insípido, nada

parecido al primero y no le solté la mano, fui sincero.

— ¿Te he dicho que, para algunas cosas, no tengo muy buena memoria? Creo

que olvidé decirte que no doy de esos “besos” apresurados y algo tiesos… — Ella

comprendió lo que le decía y con una sonrisa se me acercó, me tomó de la cara y

me besó como beso: sincero, concentrado en el momento y viniendo desde

adentro.

55
El resto del día el mundo hizo lo suyo, pasé hablando de Ales con mis amigos que

deseaban que estuviéramos juntos por mucho. “Hacen una genial pareja” y demás

cometarios que de sonrojarme no me salvaba, fue un lindo detalle por parte de

todos, que me motivaban a seguir escuchando esa voz interna que me había

aconsejado seguirla y había dado resultados como nunca los imaginé. Ahora sólo

quería sonreír a donde fuera que estuviera y comprendí en el trayecto algunas

cosas.

No se trata de precipitarse en el resultado del esfuerzo, sino disfrutar del camino

en dirección a la meta que tarde o temprano llegará mientras no se desista, lo

prometo. Cuando leí nuevamente “Corazonada, no palpitación” quedé frío al ver

que cada verso escrito, se había cristalizado; el último ingrediente que faltaba era

dejar que el Universo conspirara para toparme con Ella esa mañana, tomara las

decisiones que susurrara y no dejarme dominar por el miedo, que lo único que

quiere es tomar control de las situaciones, para no lograr el cometido, así gana.

Calde esa misma tarde nos contó a todos que había conocido una chica que

parecía tener interés en él, se llevaban lindo pero por alguna razón él sentía que

Ales es para mí pero esta chica no para él, sin embargo, la estaba conociendo y el

hecho de que ella tuviera novio de 2 años le dificultaba las cosas; es duro

diferenciar el caso en el que está aburrida del novio y solo busca fresca compañía

o realmente se siente atraída por otro chico y esta atracción va más allá de lo que

el físico puede ofrecer y las palabras explicar. Me parece que existen dos tipos de

personas: los que temen amar por miedo a ser heridos y los que toman el riesgo

valerosamente, al evaluar la situación y aman porque el corazón ha elegido.

56
Pero cuando la cabeza entra en juego, es cuando comienzan a surgir las dudas

porque hay cosas que de momento no se entienden, siento que en la cabeza está

el ego y este todo lo interpreta como él quiere.

La próxima vez que vi a Ales, pasaron cosas que no entendía…

Llegó el viernes, de mis días favoritos y no solo porque venía el fin de semana

para descansar de la jornada universitaria por un par de días, sino porque el

viernes en la mañana, era la mañana en la que la veía. Cuando llegué, me dirigí a

saludarla buscando sus labios con una sonrisa pero la mirada de ella a la distancia

algo me advertía, no tenía idea de lo que pasaba así que actué natural y cuando

llegué a Ella, me tomó el rostro de manera delicada y me concibió un jugoso beso,

pero en la mejilla…

Eso me dejo algo desubicado, no porque pensara que ya no me quería sino

porque la forma de expresar lo que sentimos había cambiado y ella no me lo

decía; me quedé viéndola con la sonrisa un poco marchita, le faltaba agua o una

explicación, que me constaba, a nadie le debía. La clase siguió su rumbo normal,

Ella dibujando mientras veía mi expresión de no saber ni que día era, sobando mi

mejilla.

Los viernes Ella tiene seminario después de esta clase, así que nos vemos solo un

momento cuando la acompaño hasta el edificio de Estudios Generales, no pude

sostener más la duda y solté lo que de momento me atormentaba un poco ¿Acaso

hice algo mal?

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—Ales… — Y no fue necesario decir nada, mucho menos terminar la frase, Ella

me leía como un libro abierto que poco a poco traducía y me iba comprendiendo.

—Loch, no quiero que vayamos tan rápido, he pasado ya por experiencias

parecidas y no quiero volver a cometer el mismo error… — Probablemente pensó

que eso me molestaría y por el contrario, me tranquilizó.

Me pareció una actitud acertada y madura, tal vez nos dejamos llevar por el

momento y para mí no hay problema con eso, pero el corazón de la mujer es y

siempre será un misterio que respetas dando el espacio y tiempo que necesita

para encontrarse a sí misma, haciendo lo que él dicta; o lo presionas y haces

sentir que está siendo controlada, encadenada o sometida encontrando como

única solución el escape, la salida requerida para encontrar libertad de quien

busca cerrar con llave el grillete, exigiendo lo que no puede dar todavía.

Por supuesto que fue duro recibir la noticia, no era lo que esperaba pero lo asimile

con empatía, desde el alma. Si es necesario esperar 10 años para probar de

nuevo sus labios, sin duda alguna lo haría, pues no busco una novia a quien

pueda besar cuando quiera, sino busco besar los labios de quien sepa amar, sin

presión y porque la relación sugiera que es tiempo, es mejor que nazca el

sentimiento, madure y crezca; estaré ahí para Ella si algún día, ese día, llega…

La acompañé hasta la clase y me despedí de Ella con un abrazo y un sincero beso

De regreso busqué a mis amigos donde siempre estaban y bromeamos como de

costumbre para eliminar frustraciones que todos portamos, eso nos une.

58
No pasó mucho tiempo hasta que Angie, amiga que conozco desde los 7 años,

preguntara como seguía todo con Ales y, bueno, saben cómo soy, les conté la

verdad transmitiendo el sentimiento, eligiendo las palabras, para que no se

pudiera malinterpretar. Poco a poco comprendían mis intenciones, que no eran

nada comunes, para mí Ella no es una chica normal que se encuentra por la vida

así no más, para mí Ella es la oportunidad de conocer el amor pero no cualquier

amor, sino el de verdad.

Admiraron mi valentía, mi coraje de permanecer fiel a lo que quería y ofrecieron el

apoyo y la fuerza que inmediatamente acepte en mi interior porque por alguna

razón, sabía que la necesitaría…

La tarde siguió, algunos se iban y otros venían, somos una gran fraternidad que

crece cada vez que alguien trae a un nuevo miembro y si no nos conocemos, nos

conoceríamos. Llegó el momento en el que solo quedé con Nilsen, un hermano

con el que he congeniado mucho, al poseer garra con grandes conocimientos

espirituales, y otros amigos de él que apenas los conocía.

El clima se puso algo frío, como advirtiendo que se avecina una tormenta pero que

solo yo sentía; un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, desde la puntas de los pies

hasta las puntas del cabello y eso me obligo a levantar la mirada, sentí una terrible

corazonada.

Y entonces la vi…

Empujando al chico con el que andaba agarrada del brazo, dando media vuelta

para no seguir caminando en la dirección que andaban, la mía.

59
La vi alejándose a la distancia, probablemente pensó que no la había visto y yo de

momento deseé no haber levantado la mirada y creer lo ya percibido.

Inmediatamente me llené de dolor, como si la cabeza me estuviera regañando al

haberme atrevido el haber volado sin ver abajo, había un precipicio y yo caía en

picada y sin paracaídas, iba a destrozarme y lo sabía.

Una parte de mí se consoló a sí misma, diciendo “Mira, sonríe y es feliz ¿Por qué

te entristeces la vida?” Y yo no quise responder nada a nadie, incluso a Nilsen que

me vio pálido y preguntó primero por mi salud física; yo solo me levanté y dije que

ya volvía, solo quería estar solo y reproducir masoquistamente la imagen, que no

se iba.

Esa noche llegué a casa destrozado esperando que el lápiz y el papel hicieran su

trabajo, juntar los pedazos y tratar de traducir en palabras lo que quedaba de

aquello que dejé en sus labios…

Hoy la vi con él y ese no es el problema…

Hoy creo sentir un frio abrazador interno que entumece y congela, me acongoja,

me entristece…

Hoy la veo de otra manera ¿Cómo? Aquí viene mi proeza.

Esta noche no me siento mal, como hacerlo si ella sonreía honestamente

a su lado, el cariño desbordaba y eso jamás puede desencadenar malos

60
sentimientos en quien de verdad la aprecia, total ambos tenemos el mismo fin al

parecer… ¿Comparte mi estandarte?

Esta noche no me siento bien, he sentido de nuevo el forzoso aterrizaje por un ala

rota, cómo hacerlo si permanece en mi mente la escena de ella dándome la

espalda, para evitar el cuadro de telenovela, se olvida que de típico humano ya

casi nada me queda…

Ahora me veo como me mira ella, el ilusionado poeta que escribe lo que siente

dejando fluir lágrimas fuera de sus venas, un corte fino, delicado, que atraviesa y

solloza, por toda una noche sacrifica sonrisas, debido a que no cesa.

Ahora la siento como me siento ahora, deseando haber visto a otro lado cuando el

inevitable encuentro salió a flote, no hubo salvavidas, solo la esperanza de un giro

180 que viera atrás al menos una vez y sepa lo que atrás, deja…

Hoy, esta noche, ahora, algo cambia aunque ella no lo note, los golpes que me ha

dado la vida de algo sirven, nutren mi fortaleza y ya no se esconde.

Hoy, esta noche, ahora no siento nada… ese es el problema.

El dolor ya no cuenta y lo que siento, sentido se queda, este sentir se acabó, de él

no escribiré más

…Jamás….

Lochmam Ayón Olivas El último

61
Y acabé con mi rabieta emocional, entre lágrimas y una tristeza que no podía

ocultar.

Perdí fuerzas en todo sentido, al hablar, al respirar, al entrenar y el más

preocupante, al amar… Necesité sacar todo lo que me ahogaba para tragar el

nudo en mi garganta y poderme justificar con los que me rodean pero jamás

haciéndola a Ella quedar mal, el que se atreviera a expresarse de mala manera de

Ella iba avivar un fuego iracundo que estaba tratando controlar, al primero que

quema es a uno.

No pude soportarlo más y pedí permiso a Calde para caerme enfrente de él,

dando mi palabra que me iba a levantar y así fue. Él nunca me había visto en tal

estado emocional, que si fuera visible a simple vista, lo comparo con la sensación

de ser atropellado por un tren creyendo que era lo suficientemente fuerte para

detenerlo, pasando por encima vagones cargados de lindas experiencias, besos y

pasiones.

Mi teléfono sonó y era Erick, un amigo que estaba de cumpleaños diciéndonos

que llegáramos a un bar a disfrutar con él, lo pensé dos veces sabiendo cómo me

sentía pero es el cumpleaños de un buen amigo, una vez en el año y no podía ser

tan egoísta de no asistir por algo que nadie tenía la culpa, solo son situaciones.

62
— ¡Loch! Vea como lo tienen los exámenes, parece como si no hubiera dormido

por días — me dijo en tono juguetón, no tenía ni idea de lo que había sucedido.

— ¡Feliz cumpleaños Erick! — Con la cabeza en un lado y el corazón en otro, le

dije, mientras me sentía saturado por sostener una sonrisa que no quería salir, al

no ser sincera; la felicidad del momento no alcanzaba ni la mitad de la tristeza que

me atrapaba.

Y me dispuse a tomar, cosa que no hacía con mucho gusto ni frecuencia, pero que

en el momento logré comprender lo que nunca había comprendido, el famoso

“ahogar las penas en alcoholes” ahora conocía el sabroso amargo del “mal de

amores”.

Conforme iba perdiendo control sobre mi cuerpo, el dolor se iba inhibiendo con mis

facultades y mis pasiones, por primera vez en mi vida no tenía ganas de escribir ni

entrenar, solo quería seguir el no sentir nada más que el frío vidrio en mis manos y

el alcohol ahorcando mis voces que gritaban desesperadamente: “Detente, esta

no es la forma de volverte fuerte, evades la realidad de lo que te compone”

Dejé de ser yo mientras poco a poco me intoxicaba entre sorbos, recuerdos y

sueños rotos.

No sé en que acabó la fiesta, solo recuerdo a Calde a la par mía en todo momento

y rechazando tragos mientras decía que me cuidaba el doble, estaba tan mal que

no podía ni cuidar la prisión de carne que irrespeté y maltraté esa noche.

63
Cuando desperté en mi cama, estaba por pagar las consecuencias de mis actos,

una terrible resaca física e indescriptible malestar interno me hacían suyo mientras

me quería arrancar hasta los huesos. Después de ese día, me sentí un poco

mejor, ya habiendo conocido ese mundo jamás quería incurrir de nuevo, al menos

aprendí la lección que deja buscar la salida fácil a los problemas internos, solo es

veneno que silencia la propia naturaleza, que busca sanarse a sí misma dando

tiempo y alimento.

Los días pasaron rápido y yo me recuperaba despacio pero seguro, sin trampas,

asegurándome crecer a punta de manipular el dolor como trampolín y volver a mí

porque es lo que escojo. “El Último” quería dárselo a Ales, como casi todos los

poemas y escritos que hacía. El martes siguiente Ella no llegó a clases y no me

mando un mensaje, una llamada o un recado con alguien; desarrollé algo que no

tenía y a Ella tal vez le sobraba un poco: orgullo.

La clase acabó y me iba cuando recibí una llamada, iluso pensé que podía ser Ella

pero era Calde proponiéndome ir a la montaña con unos amigos justo hoy, justo

ahora, como si supiera que Ales no había llegado; así que acepté y el camino

emprendimos.

El contacto con la naturaleza hizo lo suyo, me sanó por completo y una vez más

era yo pero sin ser el mismo, ahora renovado y aprendido, consciente que las

cicatrices en el cuerpo son pruebas de que se ha vivido, y las del corazón, que se

ha amado. Fue una experiencia muy gratificante llena de risas, agua de río y al

partir, una lluvia que mojó todo, papeles académicos importantes, cuadernos y lo

64
que había escrito para Ales, que en el momento cuando lo saqué para evaluar que

tan dañado estaba, lo vi y sí que lo estaba, bastante parecido a lo que expresaba

con él junto al folder doblado y diciendo de otra forma lo que sentía con respecto a

lo ocurrido, convenciéndome que así funciona el arte.

Pero lo único más curioso que ver cómo funciona el arte, es vivenciar cómo opera

el mundo; siempre hace que cada situación que se presente, sea la mejor en la

vida, conlleva un fin que de momento no se nota, es prácticamente invisible, a

menos que se observe con los ojos de consciencia que capta lo importante de

cada experiencia y aprende para no cometer el mismo error 2 veces.

Cuando llegué en la mañana, Ella no estaba, comencé a preocuparme, si faltaba

de nuevo podría ser algo más serio y todo el orgullo que había tenido en la clase

anterior había muerto cuando fui con Calde a la montaña con la naturaleza. Estuve

a punto de mandarle un mensaje preguntándole si estaba bien, cuando sin previo

aviso, sentado en mi sitio levanté la cabeza y ahí estaba, un poco más recuperada

que yo cuando salía de aquella amarga etapa; tenía una gripe fuerte que al primer

día no le permitió moverse, eso explicaba muchas cosas…

Mi escrito ya estaba en su escritorio, Ella entró y se sentó cerca de mí pero en otro

escritorio y eso me llamó la atención.

—Poeta, vengo a despedirme, no pude venir la clase pasada porque como

puedes ver ando todavía un poco enferma, pero ya estoy mejor. — me dijo con

nostalgia y un poco seria.

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— ¿Despedirte? ¿A dónde vas? — Temiendo lo peor y con voz temblorosa, ya no

podría soportar otro golpe de tal magnitud si era lo que pensaba, la situación se

estaba tornando incluso peligrosa para mi salud emocional que no podía ni

visualizar si Ella se iba a donde fuera y no regresaba nunca más.

—Me voy a Panamá y regreso hasta la próxima semana, ahorita mismo mi familia

me espera pero saben que venía a despedirme de ti, les he hablado del poeta…

Y el aliento volvió a mí por un momento, mientras me daba un beso de despedida

en la mejilla y observaba el folder dañado sobre una mesa.

—Llévate esto y te espero aquí, cuando estés de regreso… — Esa semana sería

el tiempo necesario para reflexionar muchas cosas que ambos necesitábamos

considerar, así opera el mundo, a su ritmo, a su manera y cuando algunas cosas

no se entienden, tal vez es porque no calza con lo que a veces se quiere, he ahí la

importancia del fluir.

Me sonrió como siempre, no tenía idea de lo que había ahí escrito y lo guardó

sospechando algo, porque nunca le doy nada que esté sucio o dañado. Nos

despedimos con una última mirada, un beso a la distancia y se fue, dejándome

una vez más pero solo en cuerpo, mi esencia se regodeaba en felicidad al haber

visto que le importo de verdad; no por cualquier persona se camina una gran

distancia desde la casa hasta la universidad solo por verle una vez más antes de

emprender un viaje que, siendo mucho o poco, durará.

Comprendí entonces que el orgullo solo nubla sentimientos, que siempre

estuvieron ahí pero enterrados bajo cemento. Esa semana sería larga pero

66
volvería y sabría que las cosas cambiarían cuando eso pasara, tanto para Ella

como para mí.

Terminó la clase y salí a mi habitual encuentro con Calde, ansioso de contarle la

lección de vida que en ese ratito que estuve con Ella, había aprendido, pero

cuando lo vi, apenas nos saludamos, me enseño una foto de su celular. Se trataba

de un volante anunciando un curso sobre viajes astrales y sueños lúcidos, tema

que a ambos nos atraía desde hace mucho y era la oportunidad perfecta para

encontrar respuestas donde sabíamos que las encontraríamos, adentro.

Inmediatamente acordamos asistir al primer curso, que sería en la universidad

dentro de unos cuantos días.

Una vez hecho el acuerdo, me dispuse a narrarle la historia del día, que contiene

una lección de vida y al terminar, Calde me hizo solo una pregunta…

—Loch, ¿Qué es lo que usted quiere? — así nada más.

Una pregunta corta y sencilla, pero que la respuesta no es para nada parecida;

comenzaron a surgir muchas imágenes en mi cabeza, sobre lo que

supuestamente yo quería pero la pregunta de Calde iba más allá, no quería una

respuesta que cualquiera le pudiera dar, superficial y vacía. Es más, la intención

de él no era que se la respondiera, sino que yo mismo me aclarara un poco el

panorama, quitara algunas piedras.

— ¡Gracias Calde! — Logró su cometido, él sabía que lo había comprendido pero

no sabe hasta la fecha, lo que esa simple pregunta ocasionó en mí, emprendí una

67
búsqueda interna de autoconocimiento, ninguno de los dos sabíamos que nos

estábamos preparando para lo que venía.

Esa misma tarde nos fuimos temprano, teníamos trabajos que hacer y yo uno en

especial, escribir lo que quería y no de todas las cosas que quería, sino con Ella,

el motivo inicial de su pregunta.

Ales volvería dentro de varios días, tenía tiempo para pensar en algo especial que

no olvidara, que le hiciera saber que a pesar de lo sucedido aquel día, mis

sentimientos hacia Ella no han cambiado en lo más mínimo, solo han crecido y

crecer implica cambiar en forma, pero no en esencia, que se mantiene pura y yo

decidida.

Esperé pacientemente la noche mientras buscaba inspiración en otras fuentes,

ninguna como Ella, eso motivó e irónicamente, me inspiró. “¡Lo hizo de nuevo y a

la distancia!” dije mientras soltaba ese suspiro que inicia lo que yo termino.

Tomé el lápiz y una vez más, hice lo mío.

Quiero sostener la mano de una chica así…

No puedo pedirme elegir a una erudita que lee porque ya ella, involuntariamente,

lo hizo por mí.

Sin embargo, puedo pedirme sostener la mano de una mujer de verdad. Sostener

la mano de una ninfa que se maraville con su entorno, con las nubes, del bosque

en su mente. Sostener la mano de una valiente que sea lo suficientemente osada

para admitir que tiene miedo pero siempre ejecuta a pesar de él. Sostener la mano

68
de una niña que no mate insectos sólo porque puede, sostener la mano de la que

recoge animalitos en la calle y aunque no pueda llevarlos con ella, les demuestra

afecto y respeto, eso significa que es buena y capaz de apiadarse de los que no

tienen los mismos dones que ella.

Sostener la mano de una intelectual que no disimule ni esconda lo astuta que es,

las que se hacen pasar por ingenuas son mucho más peligrosas que las que

asumen con frente en alto lo brillantes que son. Además, ¿Por qué quisiera estar

con una impostora que se subestima para cazar un ciego centinela? Sabiendo que

la originalidad se busca a sí misma, en otras personas… Sostener la mano de una

princesa que no se maquille, o al menos no mucho, son honestas y seguras, las

que caen en abuso, mucho tienen qué ocultar; el maquillaje no crea belleza, solo

la resalta, cuando hay gentileza.

Sostener la mano de una catadora que deguste comer, que esté consciente que

así se saborea uno de los mejores placeres de la vida. Sostener la mano de una

artista que le guste la música, no importa que no sea la misma que me gusta a mí,

la música puede unirnos si nos distanciamos, curarnos si enfermamos y perdidos,

encontrarnos. Quiero sostener la mano de una compañera que guste aprender,

para enseñarnos nuevos trucos y disfrutar juntos crecer la tarde, mañana, noche y

amanecer.

Sostener la mano de la novia que disfrute tanto como yo hacerla reír y su risa sea

un fin, solo medio cuando un beso robado amerite ser. Sostener la mano de una

nena que respire profundo para calmarse cuando nos veamos; que su mirada sea

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una mirada que no pueda esconder nada, que la delata y me dice lo que necesito

saber, enamorarme de ella porque sus ojos brillan cuando me ve, eso significa que

está flechada de mí como yo de ella…

Sostener la mano de una despierta que guste hablar, las mejores conversaciones

se dan cuando el tiempo vivido hace lo suyo mientras el cronológico, impactado,

se detiene... Sostener la mano de un Verbo que me pueda hacer sentir culpable y

genuinamente arrepentido de vez en cuando…

Que tenga ese poder sobre mí es el mejor antídoto contra la arrogancia y el

orgullo, que lo use con sabiduría, sin abusos, haciéndome sentir el más

privilegiado de los poetas por de musa tenerla a ella y acepte que mi esencia,

impregnada de ella, ha decidido hacer más suyo que mío el espiritual grito

provocador de la forma en que ella engendra y entre letras yo crío, nuestro infinito

perenne hijo, sin nombre, solo con cariño…

Sostener la mano de una loca que no sepa planchar, para divertirnos a tal punto

que olvidemos lo que hacemos y no perdamos ni un solo momento juntos.

Sostener la mano de una poetiza que sepa escribir lo que su corazón dicta, la

poesía revive las mariposas que hasta pueden mandar un bombazo de sangre y

recuerdos directos a la razón.

Enamorarme de un alma que guste bailar, es la solapada expresión vertical de un

furtivo deseo horizontal. Sostener la mano de una autosuficiente chica que

prudente sepa de la única que necesita en esta vida, la encontrara dentro de sí

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misma. Quiero enamorarme de una persona con hobbies, con intereses, con

pasiones y desdenes, para que juntos ampliemos nuestras fronteras

indeterminables y deshacernos mutuamente de esa aburrida zona de confort, el

mundo es nuestro en cuanto sepamos dibujarlo e interpretarlo, no necesariamente

comprenderlo. Enamorarme de una amante que sepa el amor tiene que ser pleno,

es sentirse libres y ligeros, es saber que no se pretende apropiarse del corazón

correspondido, que no es ni tuyo ni mío, que no nos toca por contrato, es

merecerlo cada día, a diario…Anhelo sostener la mano de mi musa, que ama y

deja amar, que es y deja ser, enamorarme de ella, de mi lectora que la galaxia

pinta…

Lochmam Ayón Olivas Libre sostén

Tal vez con esto me aclaro un poco lo que quiero, para Ella no es aclararle lo que

quiero, es hacer algo que nunca he hecho y ofrecerle la experiencia que llegue

acariciarle el alma. Para esto necesitaría crear algo con el alma pero el cómo aun

no me llegaba ¿Qué tan complicado puede ser encontrar un tesoro que está

escondido en mí? ¿Cuál podría ser un mapa o guía que me lleve directo ahí? Y si

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tengo algo de suerte, perderme en mi mismo y no correr riesgo de ser como

alguien más, encontrar mi estilo con esfuerzo y tenacidad.

Llegó el día del curso, Calde y yo asistimos entusiasmados por ver que podrían

enseñarnos y el resultado nos dejo perplejos y satisfechos. Se trata de un curso

de enseñanza introspectiva, el autoconocimiento y la concientización de una vida

espiritual cayó como anillo al dedo, era precisamente lo que buscaba y

afortunadamente no lo hallé en otro momento, cuando mis intereses hubieran

dicho: “dejalo pasar”. Apareció cuando sentí el inquebrantable anhelo por realizar

mis sueños estando despierto.

La meditación es la herramienta indicada para todo aquel que sienta curiosidad

por saber qué lleva adentro, más allá que órganos y huesos; una energía, cariño o

fuego que muchas veces toma distintas formas, ángulos y rellenos que despiertan

la capacidad de ver con los ojos cerrados como si estuvieran abiertos. Se torna

nítida la mirada y se cae en cuenta que no es necesario limitarse a una silueta que

se pinta y borra como células en el cuerpo, necesita ser sentida con admiración,

con respeto; entablar con pura intención la relación de todos los días, que honre la

huerta que da los frutos conforme vaya creciendo, algo realmente increíble lo que

ocurre en ese silencio.

Al primer día ya estaba aplicando las enseñanzas, no es que les haya creído a

ciegas todo lo que decían, la única forma de evidenciar las pruebas era

poniéndolas en práctica, acostarme relativamente temprano despejando la mente

y llevando a cabo los respectivos ejercicios de respiración, siguen siendo de las

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mejores formas de relajar el cuerpo que he conocido, y por fin permitir que este

cuerpo descanse, mientras vivo en los sueños.

Esa misma noche, tuve una experiencia única en mi vida…

Soñé con Ales; soñé que realizaba la sorpresa que quería darle cuando estuviera

de regreso ¿cuál sería? Fue curioso que no tuviera que preocuparme por eso. En

el sueño me movía, era realmente ligero, la cabeza estaba descansando y no era

necesario buscarle explicación a todo, solo me dejé llevar.

Al despertar tuve ese incesante deseo de agradecer lo que había pasado y

escribir, escribir la sorpresa que le iba a dar, la expresión de mi alma haciéndome

vibrar.

Soñé que había escrito lo siguiente…

“Déjame contarte lo que dentro de mí pasa, resulta que cuando hablo, no hablo

con los labios, sino con el alma…

No me digas con palabras lo que de esto concluyes, sé que es una confusa

maraña que crea o que destruye. Deja que el tiempo se encargue de aclarar el

panorama, mientras la vida disfrutas, ríes, gozas y amas. Dime con tu cuerpo y

una mirada lo que necesito saber, ni un poco más ni un poco menos…

Mírame con tus ojos, no los de la cara sino los del alba que busca y encuentra un

contacto con los míos, que han sacrificado visión terrenal para ser un poco más

allá y ver lo que en ti, yo describo. Mírame como un amigo, un fiel compañero que

no condiciona, que a como ríe de muchas maneras, calla también de otras.

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Mírame como el guardián que conserva su pacto con la Luna, que por las noches

te muestre mis letras, cuando parezca que la oscuridad, también puede ser diurna.

Mírame como tú quieras, tal vez así algún día o momento sentirás la misma

conexión que vivo, la que siento…

Tócame suave, siente mi firmeza; lo que te hace verdaderamente fuerte es sonreír

cuando todo señala y da razones para sufrir, porque hacer lo que dicta el universo

es fácil, pero dictarle a él tus cambios y pensamientos trae como resultado el

mismo endurecimiento que un algodón de concreto.

Te contare un sueño, de él ha nacido todo esto, por eso seré muy sincero,

advierto…

Soñé que había llegado más temprano de lo normal, lo que es poco habitual pero

un motivo en especial me había despertado más temprano ese día ¿Cuál habrá

sido? Si quieres saberlo continúa sintiendo…

Soñé que había escrito, aunque no se aun si fue en el sueño, un texto que había

ocultado en un lugar secreto, donde solo ella lo podría encontrar, dejé pistas que a

ella le encantaron; no recuerdo qué decía exactamente, solo recuerdo un

fragmento del encabezado: “Déjame contarte lo que dentro de mí pasa…”

Por cierto, la pista decía: “Abajo encontraras algo para ti, una elevación de mis

pensamientos, mi sentir..." es lo que recuerdo.

Cuando ella lo encontró, me dijo con una sonrisa de artemisa: “Nunca han hecho

esto por mí, es la primera vez... Como todas las experiencias que con él viví"

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Lo leyó y me comprendió…

Comprendió cómo funcionan las cosas dentro de mí, no mi cuerpo, sino mi

esencia que he enfrascado una parte de ella en 3 páginas de locura serena.

Soñé que comprendió lo que busco en ella no son solo unos labios y una cara

bella, de esas hay muchas, de distintas formas y maneras… Si no alinear sus

labios de oreja a oreja y que con el pasar del tiempo, sus finas facciones de

princesa se arruguen y sepa dónde encontrar a quien siempre la ha visto bella,

justo como el primer día que la halló dibujando su palacio, en vez de hacer la

tarea.

Comprendió que mis intenciones no son humanas, no soy como cualquier hombre

que solo busca adueñarse de un alma, la grandeza de sus alas no debe

aprisionarse jamás y aquel que se atreva intentar patentar o cortarlas, deberá

afrontar un caballero verde, con el despliegue de una capa larga y perenne, junto

a un escudo firme y potente, decidido a replegar y ahuyentar déspotas inminentes

que no sirvan al mismo estandarte que a toda musa, cuida y defiende.

El universo y un viejo amigo se personificaron en un ente, se me acerco al oído y

me dijo con su voz, más tibia que caliente: "Ella es para inspiración, solo debes

demostrarte a vos mismo para luego demostrar a los demás que sos fiel a los

pensamientos e ideas que te he concebido, los ojos que te he quitado una visión

digna de vos te han otorgado, cree, piensa, actúa y convierte en cierto lo

"imposible" te atan acontecimientos pero el pensamiento es libre…”

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Me dijo que si las cosas se daban así, no importa a dónde vaya, promete que ella

será feliz. Recordó que no es mi estilo regalar lo que el dinero puede comprar y

por esfuerzo otro hizo, no dedico canciones que no he hecho, solamente mis

escritos… Y que si esperaba no sentado en un trono, rodeado de falsos placeres,

los que llamo “despojos”; sino luchando en el campo de batalla, empuñando la

voluntad, mi única espada, cosecharía únicamente lo que sembrara, un árbol de

frutos y paciencia y no mala hierba, que rápido crece y rápido la queman.

Soñé que comprendía cómo sabe, lo que su mente desconoce, escucha esa

intuición, la que señala sin juzgar, la que nunca se corrompe. Lo que dura y

persiste a través del tiempo, no comienza con sed de labios ni un roce de cuerpos,

sino con experiencias, detalles, risas y un poco de tormento, que cuando ella vea

cómo lo experimento, va comprender qué somos y por qué hago lo que hago,

cómo llegué a vivir por un instante, como un poeta, entre sus manos…

Sí, soñé todo esto que aun no sé si fue la realidad de un sueño o un sueño hecho

realidad, ese momento que a veces lleva por lapsos, solo parte en lapsos los

momentos de mi vida.

¿Soñé un sueño? ¿Soñé una vida? ¿O acaso viví un sueño? Dímelo tú cuando

estés lista que ¿Yo? Yo solo vivo la vida...

Lochmam Ayón Olivas Sueña tu vida, Vive tu sueño

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“En honor a los sueños, no esos que ves como realidad cuando duermes, sino

esos que por verlos hechos realidad, no te dejan dormir…”

Lo leí una y otra vez, asimilando el resultado, había escrito desde adentro; esto no

tuvo nada de razonamiento, solo la voluntad del que guía la vida por el buen

camino, sin importar hacia donde sople el viento.

En el sueño le escondí este escrito bajo su asiento, poniendo la pista que en él

narro, sobre el escritorio y esperando a que Ella llegue para ver su expresión, pero

las cosas en la realidad fueron un tanto diferentes.

“Sueña tu vida, Vive tu sueño” sería tal vez el primer sueño que haría realidad, fue

tan claro lo que debía hacer que cuando me levanté para escribirlo, no me importo

que fueran las 3:00 de la madrugada, dejó de existir el tiempo.

Llegué temprano a la clase, era el día de su regreso y le esperaba la sorpresa que

tanto anhelé darle. Ales no tenía idea. Sufrí las consecuencias de levantarme a las

3 a.m. y la falta de costumbre, luego de montar el sueño en esta realidad que

compartimos, comenzó hacer estragos y el cabeceo no me permitía poner

atención y mucho menos abrir los ojos sin que estos se cerraran poco a poco,

parpadeando como luces de un faro advirtiendo al velero.

Ales entró al aula y se nublaron todas las ganas de dormir, al menos por un

momento. Su expresión inicial lo dijo todo, el escrito que le había dado, “El Último”

había afectado, se dio cuenta que la vi cuando su intención era pasar

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desapercibida y evitar la escena que describí. Cuando se acercó al escritorio vio la

nota en él…

“Abajo encontraras algo para ti, una elevación de mis pensamientos, mi sentir..."

Se mostró escéptica en un principio, como si se tratara de algún tipo de broma

cruel, de reojo yo la veía, prohibiéndome entablar contacto visual directo. Se fijó

por debajo del escritorio y vio el escrito, un folder verde adherido con cinta, hecho

a la carrera para que no me viera poniéndolo, todo sin despojarlo de ese cariño

pueril que en mi interior se balanceaba. Inmediatamente llevó sus manos al rostro,

tapándose la boca, sus labios expresaban su particular reacción de sorpresa, aun

no sabía lo que había adentro. Ella me observó una y otra vez buscando mi

mirada, que por primera y única vez en la vida, he esquivado; no a propósito, mi

cabeza reposaba contra la pared, evitando que se cayera.

Abrió el folder y no pude evitar girar la cabeza, solo un poco, para ver más

claramente lo que acontecía. Sus ojos se movían lentamente entre mis líneas,

mientras su sonrisa de dibujaba paulatinamente conforme avanzaba y comprendía

lo que estaba pasando, era algo del más allá, un inicio de algo excepcional que

posteriormente nunca terminaría. Sus ojos se regresaban varias veces, como si le

hubiera gustado tanto una línea que ameritaba leerla una y otra vez, nunca supe

cual fue, solo podía ver sus ojos brillantes acariciando el papel que le decía lo que

por un tiempo callé.

Realmente estaba emocionado al ver lo que pasaba y saber lo que decía, sin

decirme una palabra; hubo un momento en el que fue inevitable no entablar el

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puente visual que tanto nos caracterizaba, me clavó una mirada tal, que aun

viendo a otro lado, sabía que me veía, no pude resistirme y la observé…

Inundaron las emociones, ningún sonido salía, incluso la profesora que estaba

dando clases guardó silencio en ese instante como si el universo entero hubiera

confabulado a nuestro favor, para que ese momento fuera eterno, nada más.

Lo terminó de leer y lo leyó de nuevo, la clase apenas comenzaba y a mí me

entraron unas ganas infalibles de escribir lo que en ese momento estaba

experimentando, como si quisiera inmortalizar la experiencia y sensación ahí

vivida, tomando el lápiz como cincel y el papel como mármol, crear la escultura

que trascendiera por los tiempos, que lograse revivir con detalle la travesía de

aquel inolvidable día en el que Ella, regresó de su viaje. Tal vez un poco adolorida

por compartir la sensibilidad sentida en aquella tarde que me dio la espalda sin

mirar atrás. Es así como le demostraría, por primera vez y de manera única, lo que

en realidad siento, que no es más que un afecto que transforma en amor cualquier

efecto; fuerte, convencido de sí mismo y despacio, sin prisa, al tanto de la

realidad, tenemos toda una vida.

Sacó su teléfono y comenzó a escribir un texto, no se me ocurrió nada de

momento, solo algo importante, noté que guardaba sus cosas, lo hizo en un

instante, la clase aun no terminaba pero Ella ya se iba; de repente sacó una hoja

de papel y la recortó con las manos mientras en ella, escribía.

No quise presionarla más con la mirada, que la tenía un poco perdida por el

cansancio de la madrugada y la adrenalina, que en ciertos momentos, amerita ser

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desatada. Volví a mi sitio, que se basaba prácticamente en descansar los ojos de

vez en cuando, para que la profesora no sospechara mi presencia ausente y me

hiciera merecedor de un regaño, en fin, me dispuse a escribir.

—Toma… — Escuché mientras sentí un leve movimiento cerca de mi codo

izquierdo mientras reposaba la cabeza en el escritorio. Una nota se me estaba

entregando y por supuesto que quería leerla inmediatamente, cuando me dirigía a

abrirla Ella me tomó la mano y regaló una sonrisa.

Se levantó como si llevara prisa y se fue…

Abrí la nota, decía:

“Eres increíble. La palabra que primero me sale de los labios al querer describirte

es “único”. Luego me percato de que es una tontería el querer encasillarte porque

tu originalidad recae en eso: en que no puedo describirte.

¿Qué haces en la tarde? =) ¡escríbeme! ”

Ella no sabrá hasta el momento en el que lea esto, que con esa nota desencadenó

partes de mi que siempre fueron mías, pero que por miedo a ser quien en realidad

soy, a la crítica y atreverme a vivir la vida, nunca liberé, hasta ese día.

No lloré, para mi llorar implica sufrimiento, a mí se me salieron las lágrimas y es la

forma más clara de expresar la celebración de eso que saltaba adentro. Unas

compañeras preguntaron si me encontraba bien, creyendo que la nota que leía

decía algo negativo, que me hería.

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—Acabo de cumplir un sueño, lo hice realidad y gracias a eso experimento mucha

felicidad. — Se conmovieron al contemplar la escena: yo limpiándome las lágrimas

que desbordaban de mis ojos que sonreían mientras les decía en pocas palabras

que siendo fiel a uno mismo, sin importar las circunstancias, es de lo que trata la

vida.

Los que no se atrevieron a preguntar pensaron lo peor seguramente, yo con

lágrimas y Ella saliendo temprano y casi en carrera, no había un alma en la clase

que no supiera que a mí me gusta Alessandra Polo, incluso la profesora lo sabía,

ya había visto el jugueteo y la calidad de interacción que hay entre nosotros, no

nos importan cosas sin relevancia, cuando estamos cerca tenemos bien puestas

las prioridades: vivir el momento, sin descuidar el mañana.

La clase terminó y yo me sentía un hombre nuevo, realizado, listo para mandarle

un mensaje en la tarde, ¡Quería saber qué pensaba!

Me dirigí al Guarumo, una estatua de ladrillos donde habitualmente me encontraba

con mis amigos, esta vez no había nadie, ese espacio estaba reservado para mí y

la nota que no guarde en ningún momento. Húmeda por el sudor de mi mano la

releí tantas veces que, sin darme cuenta, me la había aprendido de memoria. Su

letra cursiva es sensual, no hay otra palabra, posee las curvas que a Ella la

encarnan, y la soledad donde me encontraba, predispuso un escenario de

reflexión, de aclarar sentimientos, tomar fuerzas para seguir o “cerrar con broche

de oro” y partir. Ales seguía con el otro chico y que yo hiciera esto no lo iba a

cambiar, pero… ¿Acaso hago todo eso para estar con Ella? No, definitivamente

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esa no era mi intención, ¿Entonces cual es? Y a la distancia escuché un silbido,

era Calde con Angie y su novio, Diego, amigos del colegio.

— ¡Loch! Se ve muy feliz, ¿Pasó algo? Si se puede saber… — Ellos sabían que

Ella tenía que ver, me conocen tan bien que saben, de todas las sonrisas que

tengo, una es exclusivamente provocada por Ales.

— ¡Ales me escribió y es la primera vez que una chica me escribe! — Les dije

mientras mostraba la nota en mi mano igual que un niño alzando su trofeo.

Fue lindo que ellos se alegraran por mí, la felicidad se estaba contagiando y se

mostraban tal vez más ansiosos que yo por saber cómo iba a ser la tarde, no era

la primera vez que una chica me invitaba a salir pero sí la primera vez que Ales lo

hacía, y por supuesto que Ella no es cualquier chica, al menos para mí.

Yo no lo había hecho, no quería que malinterpretara mis intenciones y pareciera

que me quiero entrometer en la relación que Ella tenía con aquel chico, pero que

Ales lo hiciera me daba a entender que quería pasar tiempo conmigo, tanto como

yo con Ella.

Ese mismo día portaba la ballesta que le había comprado a un amigo, desde niño

me atrajo la arquería y cuando se me presentó la oportunidad de una ballesta casi

ni lo pensé, la compré con lo que me había sobrado del trabajo en vacaciones, ya

le había comentado a Ales sobre mi pasión por el tiro de flechas y Ella se mostró

interesada en practicar juntos algún día, parecía que ese era el día. Así que le

mande el mensaje cuando ya había salido de clases, eran las 3:00 p.m., dijo que

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nos viéramos en el pretil y juntos nos íbamos a la galería de tiro, donde podríamos

convivir fuera de clase por algún tiempo, sin presiones de ningún tipo.

Pero el día tenía otros planes para nosotros, comenzó a llover de tal manera que

era visto como loco el que estuviera caminando bajo tal tormenta; Zeus

apuñaleaba el cielo con rayos y relámpagos; definitivamente si Ales llegaba se iba

a mojar, por lo que dudé que llegara al pasar 25 minutos de esperara, pero no

pretendí ir a ningún lado, hasta recibir su llamada afirmando que no llegará.

A lo lejos vi una chica empapada corriendo bajo la lluvia buscando techo, el techo

donde yo estaba, y simplemente me hallé sorprendido de ver que había venido.

Portaba con Ella un gran cuaderno de dibujo envuelto en una bolsa plástica que

llevaba metida en su suéter, una escena tierna ante mis ojos.

Cuando me acerqué, me miró con agua en sus ojos, se había arreglado y alistado

para verme y yo seguía como nos habíamos visto en la mañana, recién salía de

clases y también estaba algo mojado pero no por completo, a diferencia de Ella

que hasta el maquillaje se le había corrido y, sinceramente, me pareció muy

sensual y atractivo.

—Discúlpame por llegar tarde, la lluvia no me dejaba salir de casa y cuando

esperé un poco para que cesara, se puso más fuerte y seguramente si esperaba

más caían gatos y liebres.

—No te preocupes, seguro estás congelada, ¡Toma! — y le ofrecí mi suéter que, al

menos, estaba seco.

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—Oh no, te lo mojaré, guárdalo — y me lo dijo de una manera que con lo poco

que la conocía en ese momento, supe que por más que insistiera no lo iba a

aceptar, así que lo guardé sabiendo que luego se lo iba a dar.

—Llueve mucho… ¿No te importaría mojarte un poco más? — Ya estaba

empapada, solo quería crear algo de humor, por si estaba tensa, que se relajara.

—No puedo estar más mojada, tengo una piscina en mis zapatos, hubiera traído el

traje de baño— me dijo entre risas y ademanes que la caracterizan. Siempre me

encantó su sentido del humor, hallándole el lado positivo a todo, me sentí tan

cómodo al lado de Ella, me sentí como yo mismo.

—Yo estoy listo, me encanta mojarme cuando ya estoy completamente mojado, no

puedo hacer más que disfrutar del agua, de niño me pasaban regañando por

brincar y hacer fiestas acuáticas en los charcos — le confesé mientras sacaba la

mano y tocaba las gotas que caían: gruesas, frías y pesadas.

— ¡Yo vine lista como puedes ver!, solo busquemos unas bolsas en alguna

facultad para guardar las cosas que no se pueden mojar como los teléfonos y

papeles importantes.

La facultad más cercana estaba atravesando una plaza sin techo, desierta por el

agua que caía y se estancaba debido al enorme volumen, que no era para nada

habitual. Los planes de todos habían cambiado gracias a la lluvia, incluso el de

nosotros que pasó de bien, a genial…

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Nos tomamos de las manos y caminamos tranquilamente hasta la soda de

sociales, de camino las personas nos veían y algunos hasta nos señalaban.

—Mira, seguro piensan que estamos locos — Le dije de una forma, creo que Ella

la captó de otra.

—No me importa lo que piensen los demás.

—A mi me provoca gracia que tienen razón, estamos locos y no sabes cuánto lo

aprecio — Y la detuve por un momento, para darle un beso… En la mejilla, por

supuesto, sus labios me eran prohibidos por su decreto, que acepté y respeto.

Tal vez Ales no los escuchó pero yo sí los escuché a lo lejos, aplausos. Mientras

algunos se mortificaban corriendo bajo un paraguas, para no mojarse nada,

nosotros nos empapábamos y lo disfrutábamos, puedo apostar que a ambos nos

dieron ganas de bailar bajo el agua.

Cuando llegamos a la facultad, solo ese ratito bastó para que mis colochos

gotearan como si estuviera recién salido de la ducha; pedimos por favor unas

bolsas plásticas y nos las dieron junto a 3 o 4 hojas de papel para secarnos, no sé

si sintieron lástima y se compadecieron por estar mojados hasta el alma; nosotros

nos sentíamos felices de estar así, de romper la rutina y con el esquema popular,

si hay lluvia, uno se tiene que guardar y abortar todos los planes porque el cielo

decidió llorar. No… Nosotros celebraríamos esto a nuestra manera, riendo y

abrazándonos.

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— ¿Ahora si? — le dije mientras mantenía una mirada que la retaba a mojarse

conmigo sin importar ya nada, lo importante estaba guardado y seco, solo

quedaba disfrutar de lo nuestro.

No dijo nada, me tomó de la mano y me llevó con Ella por dónde veníamos,

subiendo unas escaleras por las que el agua bajaba como cascada y nos

detuvimos a contemplarla, como si fuera un cuadro en movimiento de la

naturaleza, del que solo se percataban quienes tienen tiempo y admiración por

ella.

Continuamos caminando, acortando el trecho desde las escaleras cascadas y la

galería de tiro, nuestro destino. Caminábamos como si nada, como si hubiera sol y

gente alrededor, cuando lo que más me encantaba era ver las gotas de agua

estrellarse y fundirse en su cara mientras hablaba, recorrían su contorno y caían

mientras otras llegaban, simplemente algo hermoso…

Dos mozos que caminan de la mano bajo la lluvia, mientras varios ojos nos miran,

como escena de película, la miro a Ella mientras Ella me mira, esto que vivimos

juntos, justamente esto, es la vida.

Llegamos al campo de tiro después de una gran charla, que dejó corto el largo

camino. Estábamos mojados sin poder estarlo más y el frío hace que deseemos

abrazarnos, cuestionando con la cabeza el porqué suceden las cosas, mientras

los corazones solo se acercan y reconocen lo que por derecho divino, les

pertenece.

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— ¿Puedes ayudarme con esto? — dijo mientras me daba la espalda y sostenía

entre sus manos, atrás de su cuello, la cadena de un collar que andaba.

Mis manos estaban congeladas, por más que intentaba alcanzar la precisión para

encajar una pieza con la otra, no lo lograba, me estaba frustrando un poco hasta

que Ella hizo un chiste al respecto

— ¿Tienes frío? — Ella sabía que estaba congelándome aunque no quisiera

admitirlo, me tomó la mano y aunque toda Ella estuviera fría, su mano estaba

caliente, hasta la fecha no sé cómo lo hizo.

Lo logramos y ahora podríamos proseguir, cargar la ballesta y disparar mi flecha

favorita; sugirió primero yo, para demostrarle como se hace y luego Ella, pero el

frío no cesaba y mi camiseta mojada hasta estaba pesada, me la tendría que

quitar e intentar calentar el ambiente, para bien o para mal.

Ella se acercó lentamente e hizo espacio entre mis brazos para encerrarme entre

los suyos, mientras su cabeza de medio lado se acercaba a mi pecho, como si

deseara escuchar el palpitar de mi corazón, que se aceleraba mucho por cierto; de

esta forma, se calentó todo mi cuerpo, de adentro hacia afuera; cargar la ballesta

ya no sería un problema. Ella nunca ha tenido problema en alterar mi pulso

cardiaco cuando se acerca, y mucho menos el respiratorio cuando me mira directo

a los ojos.

Cargué la ballesta sin ningún problema, la diana estaba lejos, más lejos de lo que

recuerdo y apuntar entre la tormenta no es tan fácil como los días cuando el sol

quema. Tiré y fallé, lanzando lejos y no se a dónde mi flecha favorita, encontrarla

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era como buscar una aguja en un pajar mojado y revoltoso por un viento que sopla

sin dirección definida, va a donde quiere y no quiere por donde va.

— ¡Vamos a buscarla! — Sonó como una niña entusiasmada por la primera

experiencia que vivía.

No dudé dos veces en mandarme a buscarla, no importaba si no la encontraba, la

estaba buscando con Ella y con eso ya estaba contento, Ales la vio por ahí

enterrada y mis ojos se iluminaron, no por la flecha encontrada, sino por el

relámpago que en un trueno y rayo culminaron, fue otra escena que la madre

naturaleza regaló para que esa tarde nunca se olvidara…

Fue su turno y acertó; así pasaron los minutos mientras nos turnábamos hasta que

llegó la hora de partir, la lluvia se había calmado un poco, debíamos aprovechar

el momento. Caminamos mientras hablábamos de nuestras familias, ansioso de

conocer a la suya y esperando que no le molestara que pasáramos de lejos con

respecto a la mía.

Nos dirigimos de nuevo a la universidad, generalmente el camino es más largo de

regreso, pero nuevamente se acortó, iba al lado de quien hace que el tiempo

desfase con su espacio.

— ¿A dónde vamos? — pregunté escéptico al caminar sin rumbo, ahora Ella me

lleva de la mano y muy segura.

—Quiero mostrarte algo… — Jugó bien su papel de amante silenciosa, supo abrir

la jaula de emociones que desencadenó en mi cuerpo, muchas mariposas.

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La lluvia lentamente volvía y nosotros no acelerábamos el paso, siempre hay

tiempo, mientras quede vida. A los pocos segundos de haber entrado a la

universidad, de nuevo reconocí el camino, nos dirigíamos al anfiteatro donde

habitualmente ensaya, era su turno de manifestar su alegría bailando, mover el

esqueleto definitivamente nos calentaría.

Cuando nos acercamos, algo extraño sucedió…

Nos detuvimos en seco, incluso se vio interrumpida de lo que estaba hablando por

lo que vio enseguida, su mirada cambió y solo levantó su mano como saludando a

alguien. Yo solo observé una pareja bailando donde seguramente Ella quería.

— ¿Pasa algo? — Pregunté por curiosidad y cortesía, Ella sabe que la respuesta,

ya la sabía.

—No pasa nada, vámonos… — Estaba molesta y bastante, el porqué no lo

sospeché sino hasta al rato, cuando su actitud cambio y soltó mi mano.

Se trataba del chico con el que salía, me explicó detalladamente que él debía

estar en clases, o eso le había dicho.

—No comprendo porque los hombres mienten ¿Qué ganan con eso? Me hubiera

dicho que iba a estar ensayando con otra chica y no me hubiera molestado… —

se desahogó conmigo, afortunadamente.

—No te mentiría y soy hombre… o al menos eso dijo el doctor — Solté una

pequeña broma para que se riera, no iba a permitir que aquella escena arruinara

el momento que ambos disfrutábamos, soy yo el que está a la par de Ella ahora.

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—Siempre me haces reír… Mira nuestras sombras, pareciera que yo soy el chico

y tú la chica — Me habló con el tono de siempre, el cariñoso, y en efecto nuestras

sombras delataban la inversa: mi cabello largo, mojado y colocho; el de Ella corto

como si fuera un hermoso hombre y yo una… ¿Varonil fémina?

Ambos reímos como nunca antes, mientras deambulábamos bajo la llovizna que

no era tan fuerte como hace unas horas, ahora acariciaba nuestros rostros e

iluminaba su sonrisa. Saboreaba los labios, aun con sabor a Ella, cuando las gotas

se acumulaban, era el único instante en el que no sonreía, parecía que me

mandaba un beso a los pocos centímetros de distancia y por más que quisiera

secar sus húmedos labios con los míos, respetar su voluntad siempre pudo más

que mis deseos e impulsos, sus mejillas eran mi espacio para expresar el cariño,

mi lienzo, y lo hacía con gusto, pero consciente que no era el único…

Entre risas, charcos y alguno que otro lejano silbido, terminamos cerca de una

cafetería, Santa Clara.

—Un café nos calentaría muy bien… — Me ganó en la sugerencia y apliqué la

misma táctica que Ella cuando comenzó la salida, solo tomé su mano y allí nos

dirigíamos.

—Yo no tomo café, pero te acompaño con un chocolate — El café y el vino están

entre mis colores favoritos, pero tomo uno solo.

El ambiente era agradable, cómodo, sin muchas personas; ordenamos un brownie

para compartir. Ella saludó a unos amigos que estaban sentados tomándose algo,

los presentó, parecían buenas personas, estaban pasando un buen rato al igual

90
que nosotros, solo que más a su manera, secos y sin tantas emociones, no sé si

las sentían pero si lo hacían, las ahogaban o no eran tan intensas, es más común

vivir muerto de lo que parece, aunque no tenga sentido la expresión en un

principio.

Ales se fue a cambiar al baño, traía más ropa para el ensayo de unas horas y

entonces aproveché quedar solo para escribir en una servilleta un mensaje que no

revelaré, Ella lo hará a su debido tiempo y solo si lo desea. Regresó como entró,

solo escurrió un poco la ropa, la del bolso se había remojado con nosotros. Le

ofrecí mi suéter, el que había rechazado, y ahora tenía yo la mirada firme de no

aceptar un “no” como respuesta; la noche estaba fría y mi espíritu caliente, tomó

su abrigo y me lo ofreció a cambio, no dijimos nada, solo sonreímos, nos vestimos

uno del otro y comimos dándonos bocados uno al otro, ocasionalmente, sin

empalagarnos, cuando con los ojos lo pedíamos.

La servilleta se cayó cuando sacó su celular para tomarnos una foto y se

mojó…Cuando la levanté, en mi versión de la historia, lenta y disimuladamente

convencido de que la sorpresa no había funcionado, tomó mi muñeca con

delicadeza y libre de todo forcejeo o resistencia leyó el mensaje. Nuestras

reacciones fueron similares: inhalar rápido por la boca, miradas cruzadas y sonrisa

instantánea para luego tomar una foto, ella con su teléfono, yo con mi memoria y

finalmente irnos así sin más, las mayores sutilezas se explican mejor con silencio.

Ella tenía ensayo, el tiempo de nuestra velada nocturna se agotaba, sin embargo,

aun quedaba chispa para andar por ahí y ver más a través de nuestros ojos, sentir

91
nuestras manos y calentarnos con caricias que personas que son sólo amigos, no

se dan.

—Creo que debo irme ya o llegaré tarde al ensayo… — Se dirigió a mí con un

tono de niños que se divertían jugando pero ya deben partir, cabizbajos.

— ¡Permíteme acompañarte hasta el gimnasio! — Ahí es donde le tocaba el

ensayo y yo tampoco quería despedirme, para mí lo justo es pasar siempre más

tiempo con Ella.

Las acciones siempre hablan más y antes que las palabras, este es un idioma que

ambos comprendíamos uno en el otro y nos encanta recibir como respuesta un

apretón de manos y un leve impulso por el que te dejes llevar, sabes que a donde

sea que vayas, vas acompañado y no por cualquiera, sino por quien sostiene tu

mano y ofrece un calor que nadie más cosecha.

Al despedirnos me estaba quitando su suéter favorito para devolvérselo, hasta que

Ella puso su mano en mi pecho y me dijo con una sonrisa:

—Quédatelo… — Garantizando que pronto volveríamos a vernos y

permitiéndome deleitar los sentidos con su fragancia, que ahí estaba impregnada.

No solo le di el mío, sino también uno de mis peluches de la infancia, el favorito,

por alguna razón andaba conmigo ese día entre mis cosas, le di un beso

significativo y se lo entregué, pensando Ella que más adelante me lo devolvería.

Nos vimos una última vez, ambos viendo hacia atrás, cuando el camino, después

de todo un día de experiencias únicas, se bifurcó. Fue una dulce despedida, de

92
esas que das cuando alguien muy querido e importante sube a un tren o un avión

que se va lejos y no sabes cuándo volverá, solo que lo hará…

Así acabó el día con Ales, caminé alegre de lo que había vivido y las personas que

pasaban cerca lo captaban por mi sonrisa sincera; fue algo que no podía ocultar y

menos cuando acercaba mi nariz a su suéter y por un momento y en mi mente, de

nuevo ahí estaba Ella, mojada y compartiendo felicidad, duplicándola conmigo

siempre y cuando mantuviera los ojos cerrados, donde siempre podía verla.

Sentí fuerzas para entrenar y por primera vez, me encontraba sin camisa en la

universidad ejercitándome bajo la tenue brisa. Estaba tan concentrado en lo que

hacía que nunca olvidé su sonrisa…

Llegué a casa empapado y solo estaba mi hermana, que me vio mojado pero no

molesto por ello, sino más bien agradecido mientras me cubría un abrigo que no

era mío; su sexto sentido le permitió intuir que todo podía ser producto de una sola

causa: Ella.

Tomé una ducha caliente que solo calentaba lo de afuera, en el interior ya estaba

ardiendo con un fuego que haría lo que fuera para que nunca se apagara,

sacrificios que se vuelven placer cuando se carga con el peso liviano de uno

mismo.

Me envolví entre sábanas simulando que iba a dormir; desde lo más remoto del

ser me encontraba consciente que lo vivido no fue un sueño, aun cuando al

principio, eso deseaba y eso había sido, un sueño hecho realidad, el primero de

muchos…

93
La siguiente clase juntos caía en un feriado, no íbamos a vernos y no porque no

quisiéramos, sino porque era semana de trabajos, ensayos, exposiciones y

sinceramente no necesitamos estar a la par para estar juntos. Cuando el tiempo

se prolonga se manifiesta un anhelo que con ninguna otra persona se vive; no es

solo que la extrañe, es que me siento un tanto vacío.

Fue un jueves, faltaba solo un día para volver a verla después de la inolvidable

noche que marcó la relación que tenemos, sea cual sea, sé que mínimo somos

grandes amigos, de los que se cuentan con los dedos de 1 mano y se incluyen no

por compromiso, habrá muchos factores pero el principal siempre será 1: cariño.

Me llegó un mensaje de Ella diciendo:

“Loch, el viernes no podré llegar, debo ir a una presentación en el registro nacional

a las 10.a.m., te extraño y espero poder verte pronto… ¡Un beso!”.

Y me reí leyendo esto, porque Ella creyó que así se quedaría. Yo sabía lo que se

aproximaba: otra gran travesía. Seguro pasó por su cabeza que iba ir a clases

como si nada, sin verla, sin Ella, y esperar el martes cuando se cumpliera más de

una semana de no besar sus mejillas, mi tiempo se mide por experiencias, no por

días

Por supuesto que no llegaría con las manos vacías, para hacer de una sorpresa,

“La Sorpresa”. No faltaba mucho para la noche y un auge se anunciaba como lobo

en luna llena, se aproxima la hora, ya está cerca. Relaja el cuerpo, inhala

profundo, el pensamiento cesa, mientras tomo el lápiz y dejo que la voz interna

hable a través de mis manos, a través de mis letras.

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Esto es lo que tiene para decir…

“Y una vez más invoco el portal que he descubierto frecuentándolo, porque sabe

que existo. Me libera en prados de un estado que me despierta, dejando el cuerpo

descansando dormido. Ahora puedo ver, ahora él quiere escribir, ya lo he

presentado antes y ahora lo dejo a cargo…Él, es Verso.

El encargado de describir con palabras lo que ambos sentimos, nos une un lazo

muy afectivo, Él me quiere y yo lo quiero a Él, sin embargo, el engranaje que

faltaba para darnos a conocer, fue el de la búsqueda de un mutuo placer… Porque

Ella es música para los oídos, caricias para la piel, dulce al paladar, perfume al

inhalar, arte para el corazón y musa ante el alma... Ella es mucho y al mismo

tiempo solo es Ella...

Si de fortuna se trata el afortunado soy yo, que vivencio todo esto, la afortunada

es Ella que es lo que es y ni un poco menos, los afortunados somos nosotros que

topamos con la fortuna de encontrarnos de frente.

La fortuna está en todos, que podemos elegir serlo a partir de cuando queramos

ser…

Algunos preguntan: “¿Es tu novia?” y la respuesta les sorprende o simplemente no

la entienden…

“No, no nos une una etiqueta que solo existe para los demás y mucho menos un

sentimiento de posesión; ella no es mía, Ales es de Ales así como yo soy solo mío

y me comparto únicamente con Ella, con quien amo compartir el aire…

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Yo no estoy en su suela ni ella en mi bolsillo, estamos a la par, agarrados de las

manos, siempre compañeros, nunca dueños posesivos…”

Algunos tal vez no comprendan, el amor no puede ser encarcelado porque se

marchita, deja de ser lo que era porque añora libertad, se va dejando de lado.

No se trata de un papel firmado que brinda “seguridad” y “estabilidad” a quienes lo

buscan en unos contratos; el tiempo y el corazón son los únicos jueces capaces

de liberar las alas, de un amor aprisionado…

Lochmam Ayón Olivas Sin firma

Termino y vuelvo a mí, termino y tal vez vuelvo a él, lo que sí es seguro es que me

acompaña a todos lados y en donde sea que esté. Probablemente me llamen loco,

infantil o demente y aun más probable es que tengan razón, carezco de una

perspectiva que solo ve lo que tiene enfrente. Aprendí a observar con el corazón;

de esto no existe cura y es sumamente contagioso, se comparte con la esencia

que apaga las luces cuando cae la noche y convierte todo en maravilloso, en

soledad desnudos quedamos a oscuras, es entonces cuando me conoce.

No tuve inconvenientes al dormir esa noche, todo el equipo que conforma mi ser

estaba consciente que al día siguiente necesitaría estar descansado, iba a

caminar mucho, no se adonde y mucho menos si sería demasiado, solo que lo

lograría, por mí, por Ella, por nosotros.

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Comencé el día con energía, pasé cerca de la clase rápido, esperando que nadie

me viera y si lo hacían, que por lo menos vieran el folder en mis manos, el que

siempre porto cuando la veo. No importaba si a alguien le gustaba o no, el sello de

garantía era su aprobación, si le encanta era obra maestra, si no algo andaba mal

y debía pulirme, sin embargo, hasta la fecha nunca le ha disgustado ninguno, he

permanecido fiel a mí mismo y sigo en la vía.

La caminata se prolongaba y decidí detenerme a pedir indicaciones sobre la

ubicación exacta de mi destino a un señor mayor que observaba la mañana con

detenimiento, como si pintara en su mente la escena de autos moviéndose sobre

la pista, impresionante cómo el claxon de ellos no lo perturbaba, o estaba muy

acostumbrado o sabe concentrarse como a nadie he visto en mi vida, sus ojos

lentamente dejaron de contemplar el panorama de todos los días, para dirigirse a

mi persona, él sabía algo más…

—Disculpe caballero, ¿Podría decirme que tan lejos me encuentro del Registro

Nacional? Debo llegar antes de las 10 y tengo claro el destino, no el camino.

—Joven, usted se mueve con una fuerza voraz, no sé qué debe hacer en el

Registro Nacional pero se nota que no es un asunto judicial, camina rápido y al

mismo tiempo ligero, usted va allá por alguien más ¿Verdad?

Y la sorpresa no me permitió decir ni una sola palabra, el señor mantenía el

contacto visual conmigo, como lo hacía con el mundo antes de acercarme a él.

Estoy seguro que era la primera vez que lo veía y, de alguna manera, él sabía mis

intenciones.

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¿Mi cuerpo, mi cara o tal vez mi caminar me delata?

El señor me sonrió, reía a carcajadas por dentro y por fuera apenas se asomaba

esa serena expresión de sabiduría, no tuve que contestarle nada, él intuyó mi

respuesta, pero aun no aclaraba mi camino, es lo que me urgía.

—Así es, iré a ver danzar a la chica de mis sueños, ¡y es literal! — Le contesté con

emoción, humor y algo de prisa, faltaban 50 minutos para las 10:00 a.m. y no iba

ni por la mitad del camino, es lo único que sabía.

—Preste atención cuidadosamente, este es un atajo que ya casi nadie usa y sé

que le precisa llegar, por eso se lo diré, de otra manera por otro lado lo

mandaría…

Y me señaló un sendero que llevaba a un parque en medio de la selva de

concreto, no tenía otra opción que escucharlo y obedecerlo si quería llegar a

tiempo, aunque el camino se viera agradable de atravesar, no estaba tan seguro

que fuera más cerca. Dejé de cuestionarme tanta palabrería y me puse en acción,

era hora de marchar una vez más.

Agradecí la colaboración recibida con un firme apretón de manos y una sonrisa;

avancé un poco sin dejar de pensar en lo que había pasado, fue un poco extraño y

casi por inercia miré atrás; él ya no estaba. A menos que ese hombre de aspecto

humilde en cada átomo de su ser viviera en la mansión que estaba cerca, nada

tendría sentido. Un largo camino me esperaba, debía estar concentrado en lo que

hacía, de otra manera el cansancio me haría suyo y la misión no se cumpliría.

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Me adentré en ese maravilloso parque, por donde viera había árboles de todas

formas y tamaños, caminitos como de caricatura que llevaban a calles angostas

de urbanizaciones con niños que aun juegan con pelota en el parque, saltan la

cuerda y ninguno sostiene un aparato electrónico, como si superan que esa etapa

de la vida se vive así y que es una sola. Entre risas a lo lejos y un bello paisaje

que remontaba a una antigua España, llena de flores y veredas de lastre, me

perdí.

Por alguna razón no me estresé, era prácticamente imposible hacerlo en ese

ambiente de paz y arte, así que seguí caminando sin rumbo, con una dirección

pero yendo a todas partes; fue entonces cuando apareció mi salvación, una

señora con blanca cabellera y tan alta como los niños que en aquel parque

jugaban. Cargaba un par de bolsas de tela con frutas y verduras, una en cada

mano dañada por el agua y el jabón que ha unido con el pasar de las décadas.

Me aproximé lentamente a ella para que me viera llegar a lo lejos, no quería

asustarla en caso de que supiera que en esta época eso puede significar que una

persona con malas intenciones ha elegido su presa.

Su reacción fue distinta a la esperada, escuchó mis pasos y enderezó un poco su

encorvada postura, inclinada por el peso de las bolsas y los años; su mirada

permanecía joven aunque sus ojos estuvieran desgastados por las lágrimas que

tantas veces barren la congoja y restauran la esperanza que mantiene viva la

fuerza que hace sonreír a un muchacho con expresión de perdido.

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—Señora, permítame ayudarle… — Sin mirar a otro lado más que sus ojos, tal vez

así sabría que no soy de esos que se visten de ovejas y luego salen corriendo

como lobos. Las bolsas estaban pesadas incluso para mí, que no soy muy fuerte

pero si más joven, con seguridad puedo afirmar que, en tiempo cronológico, no

tengo ni la mitad de la mitad de lo que aquella bella señora cargaba sobre su

espalda mientras daba pasos firmes, del mundo no se dejaba intimidar por su

edad.

— ¡Muchas gracias retoño! — Me respondió con voz dulce y carrasposa, su

mirada me observó como si fuera su nieto desde que sostuve las bolsas

levantándolas con mis brazos en aquel momento, solo faltó el vaso de leche con

galletas recién horneadas de la abuela y si me hubiera invitado a cenar, en su

plato no iban a quedar sobras. Viví de manera postiza y por unos instantes la

relación que nunca tuve con mis padres o abuelos, el calor que ella ofrecía

haciendo contacto conmigo me conmovió a tal punto que no me importó llegar

unos minutos tarde al registro; el momento es aquí, es ahora, preguntar por una

dirección mientras cargo las bolsas de esta señora.

Se esforzó explicándome detalladamente el camino a seguir, partiendo del hecho

que yo era de por ahí, en fin… No me quedó muy clara la instrucción a seguir, no

tenía ni idea de donde quedaba la farmacia de los hermanos Moya, pero seguro

que alguien por ahí sí, por lo que agradecí la ayuda y proseguí, el cansancio que

cargaba por lo caminado disminuyó, como si hacer el esfuerzo físico extra de

cargar sus bolsas hasta la casa de ella me hubiera alimentado en vez de haberme

cansado, fue entonces cuando nuevamente, comprendí…

100
Lo que se mueve por amor siempre será fuerte, el sustento no viene tanto de

afuera, proteínas, gimnasio y dormir bien ayuda al cuerpo que es solo la

herramienta; mas cuando el que la mueve recibe el sustento, las desinteresadas

obras del corazón, colma una energía que resulta inútil tratar de concebir con la

razón, está más allá de esta.

Renovado por un fuego interno que arde haciendo perder todo el valor a la palabra

“cansado” seguí… Acelerando el ritmo al poder ahora caminar más rápido,

faltaban 20 minutos para las 10.a.m y llegar tarde no estaba entre los planes.

“Farmacia Moya” ahí estaba, ese glorioso gran letrero que anunciaba mi cercanía

al registro, ya faltaba poco y las gotas de sudor caían por mi rostro, mi cuerpo

sugería reposo mientras mi espíritu apoyaba la voluntad “Sigue, yo me encargo

del resto”.

El registro no estaba tan cerca de la farmacia de los hermanos Moya como había

pensado, sin embargo ya había llegado, con la bolsa de agua vacía y el sudor

delatándose en mi ropa.

Entré y pregunté por la presentación de baile que iba a interpretar “Sector

Urbano”, el grupo hip hop de Ales. Para mi sorpresa, nadie sabía nada, hasta hice

que un recepcionista se levantara de su puesto (cosa que no sucede muy a

menudo) al preguntar de manera efusiva por el objetivo de mi venida. Nada,

seguía sin resultados ni pistas, nadie sabía ni siquiera de qué estaba hablando,

como si estuviera vestido con pijama y todo fuera un sueño del que no salía.

101
La idea inicial era llegar y ver a Ales de sorpresa, pero por supuesto que no podría

verla si no encontraba la presentación, así que tuve que enviarle un mensaje

preguntándole a la única que sabía donde era.

“¿¡Has venido a verme!? No puedo creerlo… Es en el archivo nacional, me

equivoqué con el nombre, me informaron mal.”

Salí del registro nacional, me senté en la parada de buses sin hacer más y

suspiré, tratando de tragar la realidad: caminé todo esto, y no lo pude lograr.

El reloj marcaba las 9:55.a.m., caminar rápido hasta me había hecho llegar

temprano, al lugar equivocado. Sentí un pequeño nudo en la garganta como

cuando de niño un adulto te regaña; mi expresión de cansancio y desilusión

juntaban fuerzas para tomar otra bocanada de aliento y nuevamente suspirar,

tratando de conseguir las ganas de levantarme y encontrar el camino de regreso,

que estoy seguro que iba a ser más largo, pesado y amargo que cualquier otra

gran cruzada que hubiera hecho en mi loca vida.

“¿Quién eres? Tú no te rindes” resonó una voz en mi cabeza, dándome un respiro,

un aire de verdadera fuerza, no sabía donde quedaba el archivo nacional pero esa

voz tenía el tono indicado para hacerme llegar, fuera tarde o muy lejos, a donde yo

quisiera. Me levanté volviendo a mí mismo y decidido a preguntar al primer

hombre que viera la ubicación del archivo nacional, lo vi y sin titubear.

—Señor, ¿Dónde está el archivo nacional? — así sin más, solo agitado.

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—A ver, vos llegas a esta esquina y caminas 1 kilometro para allá, está algo

largo… Corra.

Y eso hice.

Corrí mientras cada 30 segundos veía el reloj, aun podía llegar a tiempo aunque

llegara bañado en sudor. Fue el kilometro más largo y al mismo tiempo el más

corto de mi vida, no solo luchaba contra el tiempo, sino contra el cansancio que

manifestaban un par de piernas de gimnasta, solo de aterrizaje se usan; tampoco

había más agua y por distraído no cargue la bolsa en el registro.

El temblor en las rodillas se hacía más fuerte, el fuego que por dentro quemaba

también, no solo estaba cerca del archivo nacional, sino de probarme a mí mismo

que si algo se desea de verdad, no importa qué, se consigue.

A lo lejos vi el gran edificio, ya casi llegaba al archivo nacional en el cual un

amable guarda me recibió y respondió justo lo que deseaba escuchar cuando

pregunté por la presentación de danza.

—Sí, es justo por allá, vaya rápido que pronto van a empezar, oh y acomódese el

cuello… — estaba algo desarreglado por el sol, que en todo el camino me

acompañó y esa última recta final, la que hizo que todo el camino pareciera un

juego de niños

— ¡Gracias! — me sentí agradecido con todo aquel que hizo posible que yo

llegara a este sitio: el misterioso señor contemplativo del inicio, la adorable señora

que no se rinde ante la vida, el hombre que da grandes consejos cuando más se

103
necesitan y el guarda de seguridad que más allá de solo cumplir con su deber,

busca que un empedernido enamorado llegue mejor presentado al encuentro con

su musa, la que lo sostendría entre sus brazos cuando al verla cayera exhausto.

Caminé por esos pasillos lujosos que, por la emoción del momento, parecían ser

el arco del triunfo, simplemente hermosos. Entré en una sala con personas

realizando ejercicios de calentamiento, preparándose para bailar pero no la

encontraba a Ella.

Fue entonces cuando mi exhausto cuerpo se fortaleció una vez más al sentir una

delicada tacleada impactando por la espalda y un susurro en mi oído derecho.

—Yo a ti te voy a matar… — no podía ser nadie más… Lo decía mientras trataba

de esconder esa risa que se escapa poco a poco mientras habla, la emoción se

desborda, ya quiere salir.

—Por favor, mátame — a nadie más se lo permitiría y así lo hizo, beso mi mejilla

como si hubiera pasado años de no habernos visto; acabó con todo rastro de

cansancio en mí.

“Disfruta el momento, es lo único que tienes” me dijo la misma voz que me incitó a

nunca rendirme, demostrándome el dulce néctar de luchar por lo que se quiere.

Nos besamos las mejillas por varios minutos, intercalábamos abrazos y miradas

directas que encantaron el momento, había gente alrededor que para nosotros no

existía, lo que estaba pasando era alcanzar la cima, poder observarla con los ojos

cerrados y sin cuerpo, sentirla.

104
Me senté en el piso, la tensión en el cuerpo había excedido su límite hace tiempo

y necesitaba descanso. No tardaron en dar inicio y empezaron como si me

hubieran estado esperando.

Por primera vez en mi vida la vi bailar, y aunque todo fuera coreografía, sus

movimientos fluidos se expresaban sin igual, efusivos, con potencia, pericia y

estruendo, incluso aquellos que eran más delicados y tersos, los hacía suyos, a su

manera, como Ella sabe hacerlos, sin miedo.

Mis sentidos quedaron extasiados ante tal demostración de talento, aplaudidos

levemente por la mayoría del público, entre ellos empresarios con corbata y

adolescentes de colegio recién descubriendo los efectos de las hormonas en sus

cuerpos, terminaron la presentación, Ella me miraba cuando yo la contemplaba,

danzó para mí desde el alma y no lo tenía que decir, yo lo sentí, no hacía falta

palabras.

Se retiraron a un refrigerio otorgado por el archivo nacional como agradecimiento

por enriquecer la feria, que trataba sobre productos nacionales como el banano, lo

recuerdo bien porque los estaban regalando no desde cajas ordinarias, sino desde

el cielo para mi cuerpo, cansado y agradecido por el potasio que ahora me

llenaba. Salí lentamente a admirar el panorama, la naturaleza del lugar era

maravillosa, llena de árboles y rosas, esperaba que Ales se me acercara cuando

terminara el refrigerio pero se acercó una mujer acompañante de ellos y me

susurró en voz baja: “allá están los chicos, por unas mesitas y creo que van a

105
jugar, cualquier cosa les falta 1…” y me ofreció una sonrisa coqueta que solo pude

corresponder con otra de tono amigable y un gracias, por comprenderme.

Me aproximé a las mesitas con un banano en cada mano, medio en la boca y

medio en la derecha, me sabía a gloria cada trago mientras poco a poco Ella se

acercaba.

— ¿Banano? — le pregunté cuando estuvo de frente, extendiéndole la mano

izquierda y acomodándome el bocado a un lado, mi cara de placer por su exquisito

sabor le provocaba gracia.

— ¡Oh, gracias poeta! — y nos reímos bastante por un rato. A lo lejos se escuchó

su nombre siendo gritado, la estaba llamando el grupo de baile para que jugaran

futbol con Ella

— ¿Juegas? — y no pude ni visualizarme pateando una pelota, mis piernas…

—Ve yo te espero aquí — me senté a la sombra de un árbol, aun con medio

banano en mi mano.

Los equipos no estaban ni formados cuando Ales llegó a quitarle la bola al que la

sostenía para correr con ella y hacer un tiro al marco, celebrar el gol con una

pirueta y reír al verme retorcido de la risa por lo que acababa de hacer. A Ella le

gusta tanto como a mí la vida alocada, que se hace con proezas, unas pequeñas

como esa, otras grandes como esta, la que me hacía estar apoyado contra un

árbol alto como secuoya, comiendo banano y disfrutando lo que había costado

descansar ahí, que no fue nada relacionado con dinero.

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Se acerco después de agasajarme sin darse cuenta y hablamos, tenía mucho que

contarle, en cuestión de segundos debatí si proceder ahora mismo o no,

finalmente decidí hacerlo cuando leyera la historia que algún día iba a escribir,

ésta historia.

Le entregué el poema para que lo leyera después, como era de esperarse leyó un

poco, le tomé de la mano mientras lo hacía y su mirada se desvió hacia la mía,

cerró el folder, comprendió que lo de ahorita es vivir el momento, ya lo leerá

después.

—Y… ¿aquí está el coreógrafo? — refiriéndome así al chico con el que Ella

andaba.

—No, no pudo venir, seguro que le vuelve loco cuando se entere que tú viniste y él

no. — todos habían visto nuestra escena bajo el árbol que fue testigo de besos y

abrazos.

Ella se equivocó cuando se refirió a él como su novio en frente mío, no pude evitar

agachar la mirada, me había dolido…

—No quise decir eso Loch, hablé sin pensar, ¡perdóname! — Pero no hay nada

que perdonar, no dijo nada malo, no algo que fuera mentira, Ella no tenía la culpa

de volver llorosos los ojos que la veían.

—No pasa nada, me entró una basura — le respondí sin creer yo que le estaba

mintiendo, asumiendo que Ella sabía, tanto como yo, que no era verdad lo que

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conjugaban mis labios, mi intención era rescatar el momento y seguir sonriendo en

vez de achicar el fuego que tanto me había dado.

Me levanté, sostenía los restos de una cáscara oxidada en mi mano así que me fui

a buscar un basurero mientras nuevamente, entre suspiros, intentaba normalizar

la respiración. Ella se levantó también, un tanto angustiada, y preguntó a Grace, la

encargada del grupo, si yo podía acompañarlos de regreso.

Fue un bello detalle por parte de Ales, se acercó y dijo que me iba a la par de Ella

en la buseta. Yo sonreí sin decir nada y me acerque lentamente a besarle la

mejilla, imaginando que podrían volver a ser sus labios, algún día…

Al subir me presentó a sus compañeros, todos muy agradables y Beto fue uno de

los que más graciosos, de los que en algún futuro, cercano o lejano, sería bueno

conocer más a fondo por su actitud risueña y positiva.

El camino en buseta representó para mí una de las mejores analogías, me

mantuvo en silencio bastante tiempo y el simple hecho de ver con otros ojos el

recorrido, esta vez de regreso con Ella, sentado, bajo sombra y rodeado de risas

pudo lograrse llegando a mi destino corriendo, sudando, preguntando, perdido y

encontrado, me lleno de un algo tan grande que aun me cuesta describirlo.

Llegamos a la universidad y todos nos bajamos, algunos tenían libre, otros como

Ales tenían clases, yo había faltado a filosofía del arte sin ningún arrepentimiento,

ni el más mínimo. La acompañé a su clase de seminario, agarrados de las manos

mientras todos sus compañeros nos veían, Ella reía al ver sus compañeros

secretear conforme nosotros nos alejábamos, desde lo más profundo deseé que

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esto no le trajera ningún problema con el grupo, sin embargo, Ales caminaba a mi

lado tranquila, apretándome firme la mano, valorando lo que hice ese día por

nosotros y sin importarle lo que pensaran los demás, ordenó sus prioridades de tal

manera que no pude dejar de verla en el corto camino, su sonrisa fue tan

sincera…

Aproximándonos a la clase, abrió el folder nuevamente y leyó la otra mitad.

—Incluiste mi nombre en este… — Eso no le gustó, al parecer.

— ¿Me equivoqué? —

—Es que… — Y no dijo nada más.

— ¿Es que…? — La incité a terminar, sin éxito…

—Te lo digo la próxima, debo entrar — y nos despedimos, bien pero no genial. Me

dejó una espina que para bien o para mal, necesitaba sacar. Tocó esperar hasta la

próxima.

Sin brindarle mucha mente al asunto del final, hice nuevamente un recorrido

emocional de lo que llevaba del día, apenas eran las 12:00 a.m. y ya había vivido

más emoción de lo que vivía en todo un día, incluso semanas, antes de conocer a

Ales.

Me reuní con Calde, que era el único además de Yipy, que conocía el plan. Les

conté cómo estuvo la aventura, del estrés y la libertad… ¡Y de lo mucho que amo

el banano!

109
Cuando cayó la noche fue el momento de darme cuenta que nuestras citas no son

como las de los demás, en restaurantes, cines o salir a tomar, no, nuestras citas

se daban en clases entre miradas que no se esquivan, bajo la lluvia sin importar

apariencias, al natural es como mejor se vive.

Al caer la noche ocurrió lo que a veces ocurría, con mayor fuerza e ímpetu cuando

con Ella pasaba el día, la luna con su figura curvilínea una vez más me sedujo y la

incertidumbre que había en mí se fortalecía. Debe existir alguna forma de explicar

o descifrar lo indescriptible pero cómo hacerlo si es precisamente esa cualidad la

que no lo permite…

Reprimí deseos esa noche, quería escribir, no obstante sentí más poderoso el

llamado de la almohada, pensé que iba a dormir, estaba equivocado.

Esto que ocurre dentro de mí comenzó a crecer esa noche de una manera que es

difícil de concebir, otorga un poder que probablemente no desea sobre la vida que

con Ella quiero compartir. Tal vez la he asustado con mis actos demostrándole

que no soy como cualquiera, tal vez actuó impulsivamente y se dejó llevar por la

emoción del momento, por eso al terminar de leer el escrito y ver que tenía su

nombre se sintió algo incómoda, ya no es solo poesía la que hago, poesía ahora

es Ella con su existir.

Debía encontrar la forma de expresarle lo que pienso y lo que siento, si no lo

hago, esa intensidad acumulada me despedaza lentamente por dentro, es como

ahogarse con las palabras que nunca se dijeron por miedo a no escuchar la

respuesta que sueño, totalmente absurdo.

110
La almohada se tornó incomoda al poco tiempo, el fuego comenzó a quemar y

quitarme la ropa era inútil, el calor venía de adentro. Suele significar una cosa y

esta es el anhelo de algo más ¿pero de qué?

Casi por inercia me levanté, eran las 2:33 a.m. lo recuerdo bien, estaba

completamente desnudo y aun sin frío, el sudor recorriendo mi piel refrescaba un

poco el cuerpo pero no la mente y aunque apenas podía ver, me senté a intentar

leerme. A los pocos minutos caí en cuenta que la mejor forma de hacerlo es

escribiendo lo que viene desde adentro… una confesión.

¿Confesión de qué? Lo que seguro es obvio para mí, quien lo siente, pero no tan

claro para Ella, que lo observa con ojos diferentes. Sin hacer más preguntas decidí

serenar la mente, que complicaba más las cosas buscando respuestas que no le

corresponden y así me hallé sosteniendo un lápiz posándolo sobre la hoja de

papel que siempre tengo a la par de la cama, la que uso en casos de emergencia

como este…

He notado ya por ciertas noches un ligero pero pronunciado patrón entre mis

sueños, mis escritos y mi inspiración, a este fenómeno lo he llamado: Ella,

paseando disfrazada de humano acompañando a la Luna danzando entre

sombras y estrellas… Lo sé, puede que sea un nombre largo pero no cubre ni la

mitad de lo que hay, por lo que he decidido resumirlo a uno más práctico y si es

más certero Ella me lo dirá: La dama indescriptible.

111
No resulta para mí ningún reto pensar en Ella y sentir lo que siento, la diversión

comienza cuando intento buscar palabras de este mundo para expresarlo y

simplemente no las encuentro ¿Qué hacer cuando esto pasa? Hasta el momento

solo se me ha ocurrido una particular manera de solucionarlo…

Dejar que el viento nocturno me haga suyo, que me empuje un poco en dirección

a Ella para darle rumbo a mi brújula sin norte, pues se guía con las estrellas; sentir

como mis manos se calientan sintiendo el frío que ella siente y la despierta,

buscando inspiración vagando en la ciudad mientras mis manos finalmente se

inspiran y vagamente se encuentran con ella.

De acuerdo, lo confieso, vengo a revelar algo obvio pero que ya no puedo guardar,

que estoy empezando a enamorarme de Ella y tú me preguntaras ¿qué es

enamorarse? Bueno, yo te diré… Enamorarme es querer ver en las chicas de

todos los días, una como Ella y darme cuenta alegremente en el intento que no

hay ni una sola, la única réplica e imperfecta que existe está en mi cabeza, que

contrario a ser prisionera de mi castillo de ideas, la concibo tan libre que si de

entenderme se trata, ni reina ni plebeya se percatan, solo mi musa, solo Ella...

Pero espera, no me malinterpretes… Sé que probablemente te atraviesan como

dagas pensamientos de alerta “Cuidado, es un poeta, dicen que son amantes

precoces que se enamoran una vez que te han inmortalizado entre hojas de papel

oscuras y letras doradas, que muchas veces dedican a una sola belleza, la musa

que sostiene en este instante a su hijo entre sus delicadas manos, concebido en

plena noche de desvelo y cariño, alimentado por miradas sonrientes”

112
Y yo en mi defensa te digo: -Pásame por favor esas dagas, aún les falta filo…

Lo admito nuevamente, poseo un espíritu que para bien o para mal, no puedo

silenciar ni encarcelar, que exige expresar lo que siente asumiendo yo las

consecuencias de su grito inexistente que gracias a un corazón latente, filtra los

distintos matices de un sentimiento y los trae directo de la mente al escrito que no

me explico cómo haces para inspirar todo lo que escribo.

No te diré que no soy como los otros, seguro estás cansada de escuchar a esa

clase de tipos que afirman solapadamente resaltar en todo, tal como el ser

engreídos. Prefiero dejar que la vida se encargue de mostrar el lado sincero de

una sonrisa que dice te quiero o te deseo, tú me dirás si soy como los otros,

recuerda… el tiempo todo lo demuestra.

Sin embargo, permíteme aclararte un punto importante, mi amor es un tanto

peculiar, se empapa por las noches y en todas partes con un poco de esencia

trascendental que inhibe la sensación de cansancio para dedicar mi tiempo a

realizar lo que más amo… de amar jamás necesito descanso.

Mi amor no busca poseer, soy de los que sienten que no se puede amar con un

grillete encadenando la libre voluntad, que si se quiere pasar un instante o una

vida al lado de una persona es porque así se ha decidido y no por una estúpida

etiqueta que los humanos han llamado “formalismo” tratando de vestir con saco y

corbata, tacones y blazer aquella relación que debería vivir al desnudo siempre…

Ahora puedes verlo, hermosa dama, que cuando se trata de describir muchas

cosas, en especial la forma en la que quiero, abandono mi forma humana por las

113
noches para también ser yo mismo y hacer lo que debo. He llamado de esta

manera a este escrito porque todo lo que he dicho han sido intentos de describirlo,

dándome cuenta que me tomaría toda una vida para ser cada vez más preciso y

aun así no me daría tiempo para completarlo o definirlo, probablemente ni tú te

atrevas a decirlo, conoces su naturaleza mejor que cualquier ser vivo y de todos

los que conozco, es el más coqueto y escurridizo…

Lochmam Ayón Olivas Mi dama indescriptible

¿Será prudente enseñarle este escrito?, la cama lo dirá…

Al día siguiente amaneció nublado, la brisa coqueteaba con las sábanas que me

atraparon hasta medio día, los miércoles son libres y no hay prisa por lo que decidí

dejar que la desidia me hiciera suyo, por alguna razón algo mal andaba adentro y

yo no lo sabía.

Recibí un mensaje que me sacaría de la cama, no era de Ales sino de Scarleth,

una “amiga” que había conocido gracias a mi lengua bífida, que le provocó

algunas sensaciones, causantes de bochorno. Encarnaba varios de mis demonios

contra los que a diario lidiaba como la pereza, que no me permitía realizar los

ejercicios que me llevarían a ser el gimnasta con el que sueño; o el peor de todos,

la lujuria, el dejarse llevar por ese impulso que apela ser natural para desbordarse

114
con intenciones que no son propias de un caballero o dignas de poesía. Fue una

mujer peligrosa que amenazaba mis sueños sin darse cuenta. Esa voz interna

que me cuida cuando la escucho insistía varias veces con un único mensaje que

se repetía: “Demasiado fría, desconfía”.

Su propósito era claro e indirecto, quería verme y no solo para verme,

declarándome la guerra por el dominio de mi cuerpo y mente que ante el aspecto

carnal, sabe que los hombres somos débiles cuando nos dejamos llevar. Scarleth

sabe que es una chica atractiva y me dejó muy en claro que yo le atraigo, pero eso

ya no tiene el mismo poder que ejercía en mí, ahora conozco a Ales, mi fuente de

inspiración y más que conocerla, quería aprender a amarla y si fallaba dejándome

llevar por esta prueba, no solo le estaría fallando a Ella, sino a mí mismo.

Guarde silencio por un momento, no quise contestar sus mensajes casi obscenos

y pedí consejo a la voz interna, la que sabe lo que quiero. Lo único que solicita es

tomar un lápiz o lapicero y usar la mano izquierda para acariciar mi lienzo…

“Ella no está conmigo en cuerpo y eso no significa nada para el corazón, que solo

sabe amar limpiamente y de manera única cuando sale del caparazón, lo que

siento no conlleva un fin, sino un medio que es feliz haciendo de una sonrisa, el

mejor de los remedios.

Y cuando las tentaciones hagan presión, recuerda que las cosas no se hacen o se

hacen bien, con intención. Ella probablemente disfruta con otro, no importa, yo

disfruto amándola sin titubeos, solo convicción, labrando una fuerza que me

acompañará el resto de mi vida; la misión de ser leal a lo que quiero y no cambiar

115
lo mejor que tengo, la capacidad de sentir lo que siento, por un momento que

llega, se va y solo deja lamentos con ganas de regresar el tiempo que es solo uno:

actuar primitivamente por impulsos o como un caballero, con sentimientos.”

Contesté amablemente mis deseos, los del corazón, y no me buscó nunca más...

Serían fuertes las pruebas y tentaciones, sin duda alguna, el aprecio que se puede

desarrollar, en primera instancia hacia uno mismo, puede desenvolverse en un

amor que retroalimenta cuando se honra; es cierto lo que dicen algunos sabios, el

amor es la fuerza más fuerte del universo y en el momento que se somete a altas

temperaturas, su temple se define adquiriendo una inmutable figura que se vuelve

clara conforme se acerca a la cima.

Las demás chicas llegan y se marchan, solo queda la que es dueña contigo de la

cama...

La que cuida de ti cuando de ella no te puedes levantar y no las que te atan a ella

y hacen creer desear que no quieres dejarla. Es dueña contigo de la cama la que

te ayuda a ordenarla después de hacer el amor cada madrugada y no las que

llegan solo una noche, a desarreglarla. Si no te amas muchas pasan por la cama,

si la amas te das cuenta que al despertar, solo una quieres ver cada mañana…

Con esto me aclaro el panorama, no me siento preparado para divertirme con los

sentimientos o cuerpos de las personas que buscan entretenerse mientras vagan

por la vida a solas. Una noche de arrebato para calmar la amargura de un engaño

o simplemente eliminar soledad aunque sea solo por un rato no está entre mis

planes. Yo por el contrario quiero y busco conocer un mundo que para algunos

116
quedó en el pasado; manuscritos recién salidos del interior, acompañados por

detalles no caros, con valor. Citas sin planear, expresar el deseo de ver a la

persona que al cerrar los ojos aparece mientras se inhala hasta el fondo de los

pulmones, ofreciendo un suspiro al alma. Quiero preocuparme por que llegue sana

a casa, no importa si sale tarde por las noches, importa que tenga la suficiente

confianza para hacer una llamada y permitir que la acompañe, sabe que así podré

dormir tranquilo porque la envuelvo entre mis brazos, conmigo no le pasará nada

mientras siga vivo, ya le he dado mi palabra.

Al salir por las calles veo damas y algunas me sonríen, pocas cosas me parecen

más atractivas que ver la sonrisa de una chica, sonriendo desde adentro. Que no

la use para pretender atraer miradas y coqueteo, para eso hay lugares y

momentos; sino que sonría porque es feliz y sea la primera forma de expresar al

mundo que ha declarado como suya la maravilla que lleva adentro.

Esas sonrisas contagian, y espero no se confunda con ligoteo, pues yo también

les sonrío al ver que aún quedan chicas así, libres y sin miedo.

De todas las sonrisas que a lo largo de un día imagino o contemplo, solo una me

quita por completo cualquier miedo, la de mi musa que siempre brilla cuando la

miro y esto por semanas, me deja contento...

El viernes llegó casi sin avisarse, como si lo hubiera traído el viento, Mi dama

indescriptible ya estaba lista para entregarse, sin embargo el pesar en mi pecho

aun me robaba un poco de aire.

117
La clase parecía un tanto distante, como si supiera un secreto que no podía ser

revelado. Fue una sensación que se anuncia de muchas formas, ninguna tan

directa como el salir de clases y preguntarle.

—Musa, siento que algo no anda bien, ¿pasó algo? — Ella sabe cómo soy, no me

gustan los rodeos, encubren intenciones; si quiero saber algo, pregunto, si debo

hacer algo, lo hago.

—No es nada… — Y me cambiaba el tema, como tratando de evadir lo que se

venía, algo inevitable.

—Ales, son mis intenciones las que te parecen… — No tuve que terminar la frase,

su mirada caída y su forma de caminar penitente y con desaire me prepararon.

—Loch, tu sabes que me encantas pero como amigo, tengo miedo de lastimarte

porque no te correspondo, mis intenciones son probar algo más serio con Qned y

dejarte a ti… como mi amigo.

Fue increíble como solo unas palabras pueden provocar tanto en un segundo, el

cuerpo se enferma de inmediato al bajar las defensas, no solo la garganta

comienza a temblar, los ojos también gotean. Algo difícil de ocultar por su pureza,

sincero e incomprendido. Aun no sé de donde saqué las fuerzas para responder

en aquel momento, quería correr… y correr.

Como pude tomé sus manos de forma delicada, como cada vez que las tocaba

para acariciarlas cuando llegaba a clases cansada por problemas cotidianos y

respondí lo único de lo que jamás me arrepentiría.

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—Cuenta siempre conmigo. — Di media vuelta y me marché, ya no soportaba ver

sus ojos a punto de llorar por decirme la verdad, de la que ninguno era culpable,

así es la realidad.

El escrito ya estaba en su bolso, se lo había metido cuando salió de clase a

contestar la llamada de Kenny, uno de mis mejores amigos haciéndose pasar por

vendedor de tarjetas bancarias, era eso o esperar que saliera al baño y ese plan

no era nada seguro.

Si pudiera describir lo que sentí cuando admití lo que pasaba, dejaría las 3

siguientes páginas en blanco y a este vacío aún le faltaría espacio.

Destrozado caminé sin rumbo por un momento, el corazón me llevo a donde

estaban mis amigos como señal de auxilio, necesitaba un hombro que pudiera

sostenerme, estaba débil, había perdido toda fuerza.

Cuando llegué no tuve que decir mucho, mi mirada fue primeramente interpretada

por Calde, quien se levantó juntó a Yipy de la ronda en la que estaban sentados y

me abrazaron sin preguntar nada, sabían que venía de ver a Ales. Mis ojos se

tenían que sobre esforzar para elevar la pupila y poder verlos a la cara, tratando

de sonreír y mentir diciendo que estaba bien, sabían que no lo estaba; esos son

hermanos, no solo los que interpretan lo que puede ser un poco obvio, sino los

que aun interpretándolo no necesitan explicaciones, ofrecen un abrazo sincero y el

latir conjunto de los corazones.

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Los demás se percataron al poco tiempo que estaba herido, “caído en batalla”

como dicen algunos, los comentarios comenzaron a surgir cuando preguntaron lo

que había pasado

—Ales no tiene intenciones de… — No quise ni terminar la frase, podía quebrarme

de nuevo y los trozos que habían juntado mis hermanos con el fuerte abrazo se

hubieran dispersado de nuevo entre lágrimas y manos como pañuelos naturales.

—Loch si algo yo me he dado cuenta en mis 19 años de vida es que en la vida no

hay que darle importancia a nada, vea mi caso, usted sabe como soy y a mi nunca

me ha visto ni me va a ver triste ¿Por qué? Porque nada en la vida realmente

importa, todo es pasajero, incluso a mi novia que la quiero mucho si algún día me

cortara yo seguiría mi vida como si nada, no porque ella no me importe, sino

porque hay que darle la importancia que se merece a cada cosa y en la vida,

cuando se trata de tristezas, ¡ninguna importa! —Dijo Simón con convicción,

despreocupado de todo, tal vez indiferente con su entorno.

El silencio en el grupo se hizo presente, como si hubiera muerto alguien y todos

formularan una opinión y un pésame interno para luego soltarlo.

—Caballero, usted sabe bien lo que ha hecho por Ales, no se sienta mal si no le

corresponde, tal vez algún día se dé cuenta de que usted es un buen muchachón,

confiable, valiente, decidido… — Gabo trató de darme ánimos, sin mucho éxito si

pretendía lograrlo entre halagos, su gestó al igual que el de todos lo valoré como

debía, al notar que estaba haciéndoles pasar un rato amargo, saqué fuerzas para

120
gesticular una la palabra que les devolvería la sonrisa, aunque la mía aun fuera un

tanto plástica, postiza.

— ¿Jugamos? — Y me puse de pie dispuesto a jugar, dispuesto a perder.

— ¡Juguemos! — El ambiente cambió nuevamente, tal vez los tramé.

Pasaron una agradable tarde y aprendí mucho de ellos, me invitaron a salir para la

noche, sin muchos resultados no insistieron cuando respondí negativamente a la

propuesta, conocían mi estado emocional y la determinación de mi “no, gracias”

fue profunda como la última experiencia que tuve al salir buscando alcohol para

sanar heridas.

Esta vez me nació partir temprano a casa y tratar de entender algunas cosas que

debía meditar, me despedí de todos con un abrazo tan fuerte que duraría todo el

fin de semana y cuando 7 cabezas iban hacia un lado, hacia el otro iba la mía.

Jamás había visto tantas parejas felices de camino, todas sonrientes y algunas

hasta hablando de hijos, algo hermoso y conmovedor, dándome pistas para que

no me pudiera desviar. No sé qué tan expresivo pudo ser mi rostro, con quién

entablara contacto visual, una sonrisa me era regalada, como si supieran que

estaba decaído y me necesitaba levantar; el camino fue largo y un poco de actitud

masoquista fue liberada cuando me senté en el bus al lado de la ventada,

apoyando mi cabeza en el vidrio vi cómo todo se movía, todo recordaba.

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Llegué a casa y tuve puntos a favor cuando me di cuenta que estaba vacía y

ordenada, sin nadie por ese momento, contrario a mi corazón que desde siempre

estuvo habitado por Ella, debía poner orden de nuevo en mi vida.

De todos los comentarios que fueron expuestos con mis amigos respecto al tema,

el de mayor relevancia fue el de Calde y Yipy: “Loch, necesita buenas respuestas,

hágase buenas preguntas” y no necesité más. Me pregunté porque me sentía así

y guardé silencio esperando la respuesta desde adentro; poco a poco comenzaron

a surgir las respuestas, como el profundo oro encontrado después de una gran

excavada, fueron brillantes y claras.

Me enfrentaba a un problema del ego, enemigo natural del amor; el que quiere

que todo salga solo como él quiere y si no es así, hace pagar al portador de esta

enfermedad con tristeza desmedida y resequedad espiritual. Para esto hallé una

cura que no encontré en internet ni mucho menos en libros de medicina

convencional, para esto hallé palabras que al escribirlas podrían decirme lo que

necesitaba leer, y también escuchar.

Era hora de asesinar una parte de mí que por muchas veces no me dejaba ser

feliz, tomé el lápiz después de unas horas meditar y con una serenidad que me

ofrecía paz, me sentí listo.

Una carta, que pudiera explicar…

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¡Aloha Musa!

Espero que te sientas estupenda, quiero explicarte unas cosas de la manera en la

que mejor lo sé hacer...

Primero que todo, ofrezco disculpas por lo que pasó cuando me aclaraste el

panorama, jamás fue mi intención hacerte pasar un rato amargo.

Permíteme describirte con palabras lo que pasó conmigo, resulta que aun no

controlo muy bien mi reacción ante situaciones donde la mente y el corazón no se

ponen de acuerdo; mi cuerpo colapsa, mi garganta se anuda, mis ojos comienzan

a ver turbio y mi visión se nubla, no hablo tanto de los ojos de la cara que miran,

sino los del alma, que observan lo que casi nadie logra ver.

La mente me dice: “Hiciste todo eso y al parecer no lo ha valorado, seguro hiciste

algo mal” y genera en mí ese sentimiento de culpa que me asfixia de momento,

por eso no podía hablar y mucho menos decir lo que siento.

El corazón es más sereno, es el que he decidido que tome las riendas de mis

decisiones, es maduro y prudente, por eso guarda silencio y espera a que la

rabieta de la mente termine para expresarse y hacerse escuchar, me dijo:

“Ahora que la mente ha dejado de lloriquear, déjame decirte lo que pasa, cuando

la mente opera, trabaja mucho por objetivos… es decir, hace tal cosa esperando

tal otra, cuando no la recibe, se siente mal porque siente que pierde; cuando yo

hago lo mío nunca te he traído tristeza, ¿Verdad? ¿Sabes por qué? Porque yo

jamás te haré hacer algo que te cause algún daño, si me escuchaste e hiciste todo

123
lo que hiciste por Ella con mi impulso, mi fuerza y mi ritmo es porque te ofrecería

lo que realmente te haría feliz, cumplir el “objetivo” de tales actos pero… ¿Cuál

es? Te lo dije en un poema: “Su felicidad”, proyectada a través de una sonrisa que

te hará sentir que todo lo que hiciste, valió la pena y sé que lo harías una y otra

vez si regresaras en el tiempo, cuando te mueves por amor no esperas ser

correspondido, como lo hace la absurda y ciega mente, el amor cuando es

verdadero, busca la manera de inmortalizar una sonrisa y no tanto en el rostro,

esa es solo la manifestación externa de lo que ocurre adentro, la sonrisa interna

nunca se olvida ni aunque hayan pasado milenios y regresa cada vez que la

recuerdas o vives una sensación parecida, mas nunca igual…

¿Te has sentido feliz haciendo todo lo que hiciste por Ella? Sé que la respuesta es

sí, me has escuchado e insisto, solo te guiaré por lo que te haga feliz, por eso es

que en este preciso momento escribes esta carta para ella y vas a entregársela.

¿Cuál sería el objetivo para la mente de todo eso? No lo sé, es mi hermana necia

y terca que trata de buscarle objetivos a todo en lugar de solo hacer lo que te hace

feliz; no te ofrezco ningún objetivo, solo te ofrezco hacer eso que te hará feliz,

explicarle por medio de una carta que guardará con el resto de tus escritos, tal vez

sí, tal vez no… No lo sé, solo sé que sonreirá al leerla, te comprenderá, es lo

buscas con ella a final de cuentas y te liberarás de esa carga que te agobia al

expresarle lo que siento… Por favor, dile que le deseo lo mejor con Qned, es un

buen chico que respeto y admiro, ha cautivado el corazón que me ha cautivado a

mí y eso, como dijo su madre Virginia, no lo hace cualquiera…”

Un cálido abrazo y beso

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La relación que tiene con su madre es magnífica, tienen sus problemas, quejas y

diferencias, pero a pesar de todo se siguen queriendo a toda costa y sin precio,

comunican detalles y experiencias, esto hace la relación perfecta.

Me sentí liberado, un ligero aroma a Ella invadió mis sentidos y todo mi cuerpo

volvió a mí. Se trata de felicidad no de posesión y así la quería, conmigo o sin mí,

manteniendo viva su sonrisa eterna; sin rendirme, no hay que confundir desertar

con paciencia. Si podía estar a la par de Ella, aunque fuera como amigo, e

impregnarme de eso que nadie más me ha dado, que sea porque en nadie más lo

he buscado, es la esencia de ser feliz a su lado.

Supe que sería difícil verla la próxima sin que leyera esto antes, probablemente se

sentiría algo incomoda y culpable de ser solo mi amiga y eso me hiriese, ya no. Ya

no encuentro en mí necesidad de llenar un vacío que no tengo, me llena el amor y

escribo cuando desborda en mí como inspiración. No me cuesta apartar las manos

de mujeres que se posan en mí creyendo que por estar soltero, estoy a

disposición de ellas, inmediatamente les cuento mi estado: “Estoy enamorado, se

llama Alessandra Polo y simplemente la espero, no importa el tiempo, importa el

respeto; no pretendas seducir mi cuerpo”

Martes, el día esperado, ya tenía la carta lista pero no tenía ni idea de cómo Ales

me vería, tenía miedo que se mostrara distante por lo ocurrido, solo había una

manera de saberlo.

Atravesé la puerta y ahí estaba Ella, sentada viéndome caminar a mi lugar, donde

estaba su bolso para que nadie más lo tomara, lo retiró cuando llegué y antes de

125
sentarme besé su mejilla mas ahí no acabó, cuando me alejaba, Ales tomó mi

rostro entre sus manos y besó también mi mejilla, nada había cambiado, a

excepción de un amor, que se había fortalecido.

Era temporada de exámenes y tareas, a la salida tenía que trabajar una

exposición por lo que no pudimos sentarnos con detenimiento a hablar del pasado,

sin embargo, todo lo que necesitaba decirle estaba en la carta.

—Ales… — le dije antes de despedirnos, de camino íbamos hablando como si

nada hubiera pasado, hasta que extendí mi mano con un papel en ella.

—Loch yo también quería decirte algo, no fue mi inten… — Y me vi obligado a

interrumpirla, sabía que leyendo la carta nos ahorraríamos tantas cosas que no

eran necesarias decirlas, a veces menos es más.

Me despedí de Ella como el día que veníamos del archivo nacional, esta vez

genial, no solo bien. Si la carta causaba el impacto que deseaba, podíamos ser

muy buenos amigos, podía quererla escribiéndole en secreto, estaríamos juntos

sin etiquetas, solo Ales y Loch, punto.

De camino iba pensando en una forma única y original de mostrarle que mis

palabras están vivas, no son solo letras unidas para corregir un error que para mí

era mío y para Ella, de Ella. Quería algo grande, sorpresa, ahí estaba la semilla

aun faltaba el árbol con las ramas, los frutos y flores, las raíces las tenía, aunque

sin tener muy claro en dónde. Tal vez el curso de Gnosis que tanto me motivaba

por las tardes podría darme ese auge para conocer qué es lo que hay dentro de

mí y así poder exteriorizarlo a mi manera, en sueños, para poder vivir la

126
experiencia al doble cuando al despertar traiga a esta realidad lo que anhelo en

muchas otras.

Invocar esta fuerza requiere méritos, no es algo fácil pero es muy sencillo,

conservar la energía sexual era parte de los requisitos y ante fuertes tentaciones

diarias, pruebas de fuego que se superan o queman, fui adquiriendo más control

del cuerpo conforme avanzaba. Poco a poco fueron presentándose recompensas,

pedí a esa voz interna que se había vuelto fácil escuchar en el entorno adecuado,

que me ayudara a cumplir mi voluntad, ahí estaba la que siempre me entiende sin

tener que explicar nada…

Terminó la sesión de hoy, la meditación estuvo enriquecedora, serenos Calde y yo

emprendimos el camino de regreso, hablando de Ales que para ser sincero, solo

Ella pasaba por mi cabeza en esos momentos.

— ¿Qué va hacer Loch? Esa mirada yo la he visto antes, cuando escondió el

escrito y caminó kilómetros a ciegas pidiendo indicaciones a desconocidos.

—No sé muy bien que voy hacer, esta noche lo sabré, si de algo estoy seguro, es

que sea lo que sea que planee hacer, no importa las veces que tenga que caer, ya

aprendí la lección, me voy a levantar.

Y a lo lejos vi una silueta familiar, estaba oscuro e incluso peligroso para que una

dama caminara a solas, pero no era una dama cualquiera… ¡Era Ella!

127
Al acercarnos la oscuridad desapareció, se dio cuenta que el que venía de frente

era yo y corrió hacia mí con fuerza, con pasión, tacleándome con un abrazo que

rodeaba mi cuello, estaba atónito.

— ¡No puedo creer que te encontrara aquí, tengo tanto que expresarte que no sé

por dónde empezar, es increíble!… ¿Dónde andabas? — la emoción que

desbordaba Ales era tanta que sus ojos en plena noche brillaban como

luciérnagas, intermitentes porque Ella si parpadeaba.

— Yo… yo… — Solo podía señalar de donde venía mientras me perdía en sus

ojos, estaba asimilando, entendiendo e interpretando todo lo que Ella tenía para

decirme, que era mucho y no me dijo una sola palabra al respecto. Se rio al ver lo

que pasaba y me abrazó fuerte, juntando los últimos trozos sueltos que adentro de

mí navegaban todavía. El calor de su cuerpo calentó de nuevo el fuego, ese

fuego…

— Venimos de un curso que recibimos por allá, por cierto, él es uno de mis

hermanos, Calde. — Pude hablar, descongeló el cuerpo paralizado que no creía

lo que estaba pasando.

Trague profundo, el corazón acelerado no tenía intenciones de calmarse, fue una

descarga de adrenalina serena, el cuerpo físico se quedó quieto mientras el

interno celebraba por haber encontrado lo que buscaba.

— ¿A dónde vas? — pregunté preocupado, caminaba sola y se veía un poco

cansada.

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—A mi casa, vengo de ensayo que estuvo bastante intenso.

Se despidió deseando verme pronto, el viernes ya no estaba tan lejos sabiendo lo

que me esperaban estos días. Dio media vuelta y se marchó, sola y viendo hacia

atrás para despedirse a la distancia. Yo caminé con Calde en silencio viendo el

piso…

—Loch, yo sé lo que quiere, es lo que piensa porque lo siente, ¡Vaya! Yo sé que

usted no es de los amigos que dejan morir a otros amigos por la chica, pero

nosotros somos hermanos, y usted haría lo mismo por mí, yo lo espero en la

universidad. — Me sentí agradecido con la vida, por haber puesto a este hombre,

este caballero, mi hermano, mi confidente, en la mía. Lo abracé fuerte, ahora me

encontraba completo y restaurado de nuevo, nos sonreímos con aprobación por

ambas partes.

—Ahorita nos vemos, ¡corra! — Y me aconsejó como aquel hombre del registro

nacional, yo no decía nada, sentí un nudo en la garganta como el de la vez

pasada, pero este era distinto, se sentía agradable.

Corrí detrás de Ales, caminaba rápido para estar cansada pero no estaba muy

lejos, no quise asustarla y cuando estaba cerca solo caminé, me puse a su lado y

dije:

—No pensaste que te dejaría ir sola, ¿o sí? — Cuando me identificó, le tomé la

mano, diciéndole con el cuerpo que ya no iba a caminar sola, yo estaba aquí, con

Ella.

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— ¿Dejaste ir solo a tu hermano por mí? — Fue lindo ver como se preocupó más

por Calde que por Ella misma, de Ella me preocupé yo y Calde, de nosotros dos…

—No te preocupes, él me espera en la universidad y de ahí nos iremos juntos,

ahorita vamos hasta tu casa para asegurarnos que llegues bien, ¿te parece?

Y ahora fue Ales la que se quedó sin palabras por un momento, su mirada

alternaba entre mis ojos mientras lentamente sonreía, este solo fue el primero de

muchos encuentros donde el silencio aclama ser escuchado, ahí se encuentra el

instante del momento.

No dijo nada, soltó mi mano y tomó mi brazo, ahora fuerte, a disposición de

nosotros, delicado para mover con suavidad el cabello que estorba su vista y tosco

decidido a golpear a quien procurara hacerle algún daño a mi musa.

Por el resto del camino, nuestros pies se movían despacio, haciendo tiempo,

haciendo espacio…

Llegamos, tarde o temprano teníamos que hacerlo, me agradeció el hecho de

acompañarla que para mí fue un privilegio y al despedirnos nos dimos un abrazo y

en las mejillas unos cuantos besos, nos tomamos de las manos y nos vimos de

frente, a los ojos, donde no podíamos engañarnos ni encubrirnos, una dulce

sonrisa nació para dejarla de recuerdo y me soltó una mano, la otra yo la agarraba

todavía…

No tuve que decir nada, mi mirada se lo había transmitido, yo necesitaba saber si

de verdad me quería solo como amigo o si aquí algo insólito pasaba. Se regresó a

130
la posición en la que estaba, tomándome la mano que había soltado y se acerco

lentamente dándome permiso de hacer lo mismo.

Nos besamos…

Para cuando el beso terminara, nuestras manos ya no estaban agarradas, las

suyas acariciaban mi espalda y las mías su cintura. Una vez más no hubo

palabras, todo estaba dicho.

Entró a su casa caminando de espaldas, no nos dejamos de ver hasta que le

abrieron la puerta, nunca supe cómo no se tropezó, seguro estaba escrito que el

momento saliera perfecto, de camino lo pedía.

Calde me esperaba en la universidad, era tarde para el reloj pero nunca para

actuar como indica el corazón, funciona como un rompecabezas que se

complementa con otras personas que también se guían bajo sus órdenes directas

que solo buscan lo mejor. Corrí de regreso como si Ales estuviera caminando sola

de nuevo, un buen hombre me esperaba allá, tan ansioso de escuchar lo que

había pasado como yo de contarlo.

Apenas llegué él estaba ahí, tocando ukulele sentado, su serenidad no podía ser

perturbada por nada más que escuchar pasos a lo lejos y un gesto de mi cara que

decía: “Hermano, nos vamos”

Multiplicamos el sentimiento de felicidad compartiéndola, contándome primero él

como estuvo su camino de regreso, que por cierto estuvo interesante, con algunos

amistosos encuentros que preguntaron por mí al no estar caminando a su lado,

131
como de costumbre, y él orgullosamente respondía: “Loch anda haciendo lo suyo,

anda siendo Loch”.

Si mis instintos no fallaban, estaba seguro que la noche no acababa llegando a

casa, la oscuridad iba a ser larga, no tenía intenciones de cerrar los ojos, la luna

estaba llena y blanca, creando el ambiente justo para poner la cereza a este coctel

de vida que se me había regalado. Tomé el lápiz como lo dicta la ley cuando

siento lo que siento y aquí va, otro adorado desvelo…

Y no es hasta que se ausenta que descubro la mejor tacleada del mundo es la de

un: “te extrañé”…

Que se me hace imposible normalizar los hechos que ante mi visión resultaría más

común ver una lluvia de meteoros que las sensaciones desatadas con cada

encuentro oportuno que la vida conspira para nosotros. Iba hablando de ella en el

camino cuando mis ojos pretendieron engañar el resto de mi cuerpo; “No,

adelante, si es ella” fueron las últimas palabras que surgieron de mi corazón al

dejar paralizados mis labios momentáneamente, haciéndome creer firmemente en

que las coincidencias no existen y reafirmándome ella misma que oportunidades

aparecen solo para quienes saben verlas, aprovecharlas y vivirlas…

La única capaz de colapsar una estructura astral para manejarlo a su antojo ha

vuelto, y hace exactamente lo que deseo, tomar sus decisiones con total voluntad

sin titubear una vez que descifre lo que desea, siempre contando con algo más

que mi apoyo incondicional ¿Qué cosa? No seré aburrido, ella lo descubrirá…

132
No termina de sorprenderme con cada idea que me ofrece, demostrándome

determinación y fuerza en situaciones difíciles y gratitud con gran consciencia en

las que se ha merecido, que aún cansada consigue la fortaleza para sonreírme

cariñosamente y se pregunta cómo veo todo lo que en ella veo, si supiera que mi

reto evadido e indeseado es ignorarlo, optando por entregarme lenta y

paulatinamente a aquella musa que con una curva mágica oblicua me entrega

todo lo que de ella deseo: su felicidad.

Decir que en mí encontrará siempre un amigo en quien confiar no me basta, me

levanto cada día con ingeniosas maneras de demostrarlo; pensarlas y realizarlo

hace interesante la vida de la que me he enamorado, es tomar el riesgo de que

algo salga mal y luchar improvisando para conseguir el resultado o por el contrario

presentar por fracciones mi esencia de manera explícita al ver su expresión de

sorpresa infantil, la más pura y dulce de todas y cada vez sepa con más exactitud

de qué está hecho este poeta que observa oportunidades en todos lados,

recuerda y actúa, siempre bajo un mismo lema que lo forja y caracteriza…

“El que persevera, triunfa”

Mujer independiente, altruista y simpática, original, transgresora y poco

convencional, te distingues por tu singular manera de pensar, tu encanto personal

y tu inteligencia, te fascina lo raro, lo inusual y lo insólito, eres curiosa y te sientes

atraída por todo lo especial, lo distinto y lo misterioso… Conócete a ti misma y el

mundo será tuyo, sabrás lo que quieres y lo conseguirás, te lo aseguro…

Lochmam Ayón Olivas Sé que lo sabes

133
Fue curioso notar que el instituto gnóstico está a menos de 150 metros de la casa

de Ales, fue un dato del que me percate justo antes de irme a dormir, mientras

deseaba alcanzar en sueños el grado suficiente de consciencia real para encontrar

la sorpresa que tanto anhelaba darle y así poder trabajar en ella al despertar.

Increíble cómo la vida da vueltas que ni uno se imagina; comencé a soñar

lúcidamente, como si el deseo que había pedido fuera una orden para la voz

interna, que no solo habla, también escucha.

Cuando desperté, eran las 3:33 a.m. del viernes, ya no había cansancio en lo

absoluto. Una potente energía quiso levantarme a esa hora para materializar en

papel un sueño. No tenía idea de dónde había surgido, era genial, justo lo que

buscaba; recuerdo que fue entregada de alguna significativa manera por un niño

brillante, hecho de oro que sonreía afirmando el buen camino y que para crecer se

debe pasar por pruebas difíciles, pruebas que si pasaba, fuerza y paz me traerían.

Acepté el regalo, agradecí por la ayuda y a Ella por la inspiración.

Duré 4 horas en escribirlo, con pequeñas pausas para cerrar los ojos y recordar

detalles, lo vi escrito a través del sueño y nada más debía dibujarlo. A las 7:30

a.m. ya estaba listo pero yo no, la clase empezaba a las 9:00 a.m. y era parte del

sueño llegar temprano, tal y como le gusta al espíritu que se levante el cuerpo.

Fui a imprimir las 4 páginas, comenzó el juego y con él, los inconvenientes con los

que tenía que lidiar. Si esto iba a salir como en mi sueño, me debía esforzar, del

cielo lo único que cae es la lluvia. Una de las 4 páginas salió un poco manchada,

ya no había tiempo para preocuparme por eso, me esperaba una ajetreada y larga

134
agenda que comenzaba con 4 folders de diferente color, cada uno respectivo a la

página que cubría.

Llegué a la clase y ahí estaba Ales, dibujando tranquilamente, perturbé un poco el

orden con mi estrés y la camiseta sudada; mi respiración agitada no pudo pasar

desapercibida, Ella me vio con su sonrisa e hizo ademanes de inhalar y exhalar

correctamente. Yo aún conservaba su suéter que por cierto usé para escribir cada

palabra de este juego.

Saque un sobre que le entregue en sus manos y le dije la instrucción más

importante de todas: “Ábrelo cuando termine la clase”. La curiosidad la mataba,

pero acató las reglas al pie de la letra, luego entendería el porqué de todo…

Devolví su suéter, le dije que debía irme y me despedí chocando mi mejilla contra

la suya, di dos pasos y me devolví para juntar mis labios con su piel, recordé

tersamente porqué hacía todo esto.

Levantarme temprano porque el sueño que he tenido me ha dejado perplejo es el

inicio de algo grande y risueño, si quieres saber qué escribo te susurro con mis

letras: “no es esto”, si quieres saberlo te lo digo… Es precisamente lo que captas

cuando observas la hermosura en tu espejo.

La música alimenta este momento, mientras recuerdo nuestro primer encuentro en

un salón que une caminos, miradas, manos, labios, corazones, risas y este juego,

espero te guste y te divierta, porque la experiencia apenas comienza…

135
Lealtad he jurado a Corazón, que tome las riendas de mis actos mientras

sutilmente Razón se encarga de hacer calzar los peldaños del rompecabezas que

la hermosa Voluntad me ha regalado, trabajando todos juntos en armonía para

hacer de esta locura el presente que verás a diario; no olvides nunca el mensaje

que a lo lejos de él verás, es el motivo que me impulsa respirar, la principal fuente

de mi fortaleza veraz.

Lentamente surgen las ideas que procuran atrapar, abrazar, besar y liberar las

emociones que de ti salgan al encontrar la inicial del poeta que se ha llevado

inspiración enfrascada en tela de su musa, su suéter, testigo de hazañas y

caricias; no volverá a ser el mismo pues he fundido mi esencia en él de manera

que cuando lo uses, sientas un tenue calor que te abraza y te protege.

Lucha por lo que quieres y nunca desistas, algunos dicen que el cielo es el límite,

nosotros sabemos que tal no existe mientras persistas, tus alas alzan vuelo y cada

vez más alto conforme el tiempo despistado pasa y nos tomamos las manos como

un par de águilas que suben sin temer nada a cambio.

Libérate de las cargas y preocupaciones que te atañen, te esperan varias

aventuras ahí afuera que te buscan y les atraes, tu sonrisa es la brújula que te

guiará y que mis letras al final del día te acompañen, así será…

¡Let’s do it!

136
Esta fue la primera letra, la “L”, el inicio del juego. Adentro del folder venía una

pista, en un sobre blanco y escrito por fuera:

“La siguiente está en un lugar que brilla, que ha estado ocupado cuando vamos, a

ti te gusta mucho, bailarina”

Al salir del aula me dirigí al anfiteatro, me llegó un mensaje de Ales que decía

“Caramelos <3”, al parecer ya encontró los dulces que escondí en los bolsillos de

su suéter, por si le faltaba energía por alguna razón para caminar, le ayudarían.

Me topé con el siguiente inconveniente, no encontraba un folder azul y todos los

lugares por los que pregunté tenían cualquier color menos el que necesitaba. Fue

entonces cuando de camino, mientras pensaba en cómo solucionar el problema,

un estudiante, que nunca en mi vida había visto, venía subiendo la calle que yo iba

bajando, leyendo un documento dentro de un folder… azul, por supuesto.

¿Su precio? Lo único que andaba a mi alcance en ese momento y que pocos se

resisten a su encanto, un chocolate que costaba el triple del folder. Él siguió por su

camino, feliz ingiriendo buen cacao y yo seguí por el mío, feliz por conseguir el

folder azul que me faltaba para esconder la segunda letra, la “O”.

Al llegar al anfiteatro había varias personas, tal vez algunos conocidos por Ales al

estar ensayando hip hop, se me quedaron viendo como si alguna vez nos

hubiéramos visto antes, no obstante, ellos siguieron en lo suyo y yo me tomé un

tiempo para solucionar la siguiente incógnita: ¿Dónde guardarlo?

137
El reloj avanza y no espera, si Ales salía de clases antes de que yo terminara,

todo saldría mal y eso definitivamente no era opción. Inhale profundo, el árbol de

Buganvilla se movía con el viento mientras soltaba pequeñas hojillas que ante mis

ojos formaron un camino hacia el espejo de ensayo, señalando un espacio entre la

pared y el espejo…

Seleccioné las flores más hermosas que vi y junto con el folder azul, las acomodé

con el sobre de manera que cuando Ales llegara, viera fácilmente donde estaba la

siguiente letra y por consiguiente la siguiente pista, esta decía:

“¡Tal vez apetezcas un café… algo te espera!”

La letra “O” fue mi favorita, mi sonrisa no se movió mientras la escribía y de todas

fue la único que escribí seguido, sin pausas de ningún tipo, fluida de inicio a fin

las imágenes no se atoraban, cada una porta una esencia y un mensaje que no

lleva ninguna otra… Esta, es la “O”.

Observa alrededor como todo devuelve la sonrisa que en este momento sostienes;

salta, danza, ríe, crece… Demuéstrale al mundo que estás viva no por inercia,

como la roca que cae sin saber adonde llega, sino porque te inyectas de esa

energía vital que evidencia tu misión en este mundo es apasionarte por lo que

dices, haces y piensas, marcando en todos lados el sello de tu huella al pasar,

convirtiendo la lealtad en placer para quien sepa verte sonreír con los ojos

cerrados y besar tus labios a la distancia cada vez que dices algo…

138
Olvida todo aquello que alguna vez ha intentado robarte la paz y felicidad, siempre

será más débil que tu voluntad de ser quien eres: la acción personificada y esbelta

de luchar por lo que quieres, superando obstáculos, brindando una cálida mano

que llevas a tu pecho cada mañana y sientes el mejor ritmo de todos, el que te

tiene aquí y ahora, mi favorito.

Obsequia tu tiempo a quien te valore y aprecie tal cual eres, la humanidad aun no

comprende que su valor trasciende esta dimensión donde si no lo tocan, no lo

sienten. Este gas comprimido en el ambiente que sigue y no se detiene atesora

momentos que solo a la conciencia concierne, el dinero va y viene y un poco de tu

tiempo será siempre para mí el mejor de tus regalos, el mejor de tus presentes…

Orientas mis palabras al escribir, oriento tus pasos a encontrarlas porque

Organizo mis ideas y emociones para poder expresarlas…

Obligas a mis miedos despavoridos partir, temerosos únicamente de ti…

Originas en mí la hazaña de alcanzar la cima de la inalcanzable montaña…

Oscilan en los muros de tu habitación partes de mí que he entregado a tu

corazón…

¡Oh muse, you’re doing great, keep it up lady!

139
La siguiente sería en la cafetería que nos tomamos el café y el chocolate caliente,

Santa Clara.

Cuando llegué no había mucha clientela por suerte, observé la ventanilla de

productos aparentando querer comprar algo mientras esperaba el momento de ser

atendido por la encargada para pedirle un particular favor…

—Buenas joven, ¿en qué le puedo ayudar? — Y sí que me podía ayudar…

—Buenas, mi nombre es Lochmam y vengo a ver si podía ayudarme con un favor

muy especial, estoy enamorado de una chica y acabo de faltar a clases para

montarle una sorpresa que he soñado darle, se trata de un juego en el que

escondo escritos que he hecho para Ella y los escondo en lugares significativos

para nosotros; aquí buscamos refugio en una tormentosa noche y nos tomamos

un chocolate caliente, que por cierto estaba muy sabroso. Yo me preguntaba si

podría ayudarme guardando este sobre por ahí y entregárselo cuando Ella venga.

— Y la expresión de su rostro fue única, agradecía con los ojos el hecho de llegar

a romper su rutina con tal explicación que probablemente estuvo de más, ambos

nos reímos al terminar, lo que hizo que todo valiera la pena.

—Por supuesto Lochmam, con mucho gusto, pero… ¿Cómo sabré quien es Ella?

¿Tiene nombre? — Fue una muy buena pregunta que aun no sé porqué no aclare

en su momento, quise divertirme y divertirla con la experiencia, por lo que

respondí.

—Usted sabrá quién es Ella, destaca en cualquier sitio que esté, es hermosa,

simpática, única, sincera, cariñosa y si pudiera conocerla a fondo, se daría cuenta

140
que es de esas personas que ya casi no quedan, de las que uno se encuentra en

la vida y no quiere soltar nunca más; si no cree en los ángeles, le hace creer que

estos no viven en el cielo, sino entre nosotros porque se siente… Pero por si

acaso, su nombre es Alessandra.

—Se nota que Ella significa mucho para usted, es algo lindo de ver, acabarán

estando juntos y se acordará de mí, ya verá — Me dijo mientras guardaba el sobre

en un lugar secreto, donde estuviera a salvo. Yo sonreí al ver que sus deseos eran

sinceros y solicité empacar un brownie, que al entregármelo en la mano, le tomé la

suya con las mías y le pedí amablemente que se lo entregara a Ella cuando

viniera por el sobre.

Esta letra es la “V”, con el folder y la respectiva letra de color verde. Me despedí

con un “gracias, que tenga un buen día” y la señora mantenía una adorable

sonrisa, “que viva el amor” fue lo último que escuché de ella cuando partí.

Verbo, has inundado mis escritos con ellos gracias a la firma de mi indudable

musa; planeo describir con la “V” de mis infinitos Versos el Valorado momento en

el que me desprendo de mis ataduras terrenales injustas y dejo fluir la muñeca

buscando a través de letras unirse con la tuya…

Verdadero es todo esto, que a veces me pregunto ¿acaso es un sueño? Sí, de los

que se cumplen con esfuerzo, que junto a creatividad une los rasgos de un artista

que en Ella he podido divisar y orgulloso puedo afirmar: “su trazo y mi palabra, no

acabarán jamás…”

141
Valientes hemos sido al atrevernos aventurar los caminos que muchos por miedo

a fracasar se petrifican en zonas de tristeza y soledad, dejando algunos Vacios

pudiéndolos llenar con un poco de coraje, confianza y Veracidad; que pasión se

encargue de asignar la medida, que si es de verdad, “un poco” no tendrán, ya

verás.

Veteranos conmemorados con las medallas de experiencias y felicidad, nuestro

vigoroso fuego no se extinguirá, sigue sonriendo, resulta ser el combustible ideal

para arder y continuar, volviendo loca la vida enamorándose perdidamente de

quienes la seducen con tiernas miradas que no esquivan, dejándonos devorar por

el hambre Voraz de vivirla…

Vehemente esta letra se acaba con el escrito que encontraste porque te llama, hay

una más esperando ahí, me dice que te extraña, ve por ella y atrápala que está

deseosa de reunirse con su madre y hermanas.

Vital es que no la busques pues ella te encontrará, cree en mí, confío en tu

Victorioso instinto natural, campeona innata sabrás como actuar y adonde Ver, no

confundas rendirse con la paciencia que a veces hay que tener…

¡Voilá, just one more sweetie!

142
Faltaba la última, la más difícil de esconder y de encontrar, emprendí el camino

más largo de todos con mariposas en el estómago, sabía lo que debía hacer, era

algo que nunca en mi vida había hecho, iba mucho más allá que esconder un

sobre en frente de personas o pedirle a una trabajadora que colabore con un

pequeño favor, esto, iba mucho más allá…

Dieron las 11:00 a.m. y todas las letras ya estaban escondidas, quedaba por hacer

una última cosa y esta fue esconderme en el anfiteatro esperando su llegada para

captar un poco y a lo lejos su expresión al encontrar el sobre que se anunciaba

con un pequeño ramo de buganvillas. Esperé pacientemente sentado en un

columpio de madera mientras hablaba por mensajes con Yipy preguntando cómo

iba saliendo el sueño, en el sueño todo era fácil y salía bien, en esta realidad se

complicó un poco por lo que al finalizar supo a gloria, salió genial, mejor de lo

esperado, incluso de lo soñado.

Ales llegó al anfiteatro caminando con un ritmo que casi la hacía danzar cuando

daba el paso. Apenas vio el anfiteatro la buganvilla, al ser su flor favorita, le llamó

la atención con sus vivos colores; se acercó lentamente y levantando la mirada

mientras observaba a su alrededor abría el sobre con el folder azul y la letra “O”.

Tomó asiento para leerla detenidamente y aunque pensara que nadie la estaba

observando, Ella sonreía como si estuviéramos de frente, como si yo fuera ese

escrito que besaba sus pupilas.

143
Lo guardó y emprendió el camino a Santa Clara, yo esperé que hiciera la distancia

suficiente para poder seguirle el paso y cuidar que todo saliera bien, ser su ángel

guardián por al menos un día.

Me escondí atrás de un bus mientras el chofer me veía con ojos de padre a hijo

que se divierte jugando a las escondidas, yo lo vi y correspondí la mirada llevando

mi dedo índice a la boca, pidiéndole silencio, ambos nos reímos, la espontánea

complicidad entre extraños.

No tengo idea de qué le habrá dicho a la mujer del Santa Clara, ella

inmediatamente la reconoció por la descripción y le dio el sobre portador del folder

verde junto con el brownie que no se esperaba. Se orilló para dejar a las demás

personas pasar y leyó la “V” mientras disfrutaba con bocados pequeños y muy

lentamente el brownie que habíamos compartido aquella noche.

“Vital es que no la busques pues ella te encontrará, cree en mí, confío en tu

Victorioso instinto natural, campeona innata sabrás cómo actuar y adonde Ver, no

confundas rendirse con la paciencia que a veces hay que tener”

Con esta última frase le dije que ya no había más pistas, para encontrarla debía

dejar de buscar y esto no tenía sentido para Ella, quería la última letra a como dé

lugar. Sacó su móvil, la vi escribiendo un texto que a los pocos segundos me llegó.

— ¿Sabré como actuar y adonde ver? ¡No encuentro la última letra poeta y la

necesito conmigo! — desde que la conocí fue tan curiosa como yo.

144
—Confía en mí, lo sabrás… — simplemente no podía decirle donde está, no

correspondía.

— ¡Pero debo irme a casa y no quiero dejarla por ahí perdida! — realmente la

quería, pero por algo no había pista, no había nada que hacer.

—No te preocupes, no la busques, ¡ella te encontrará! — siempre amé los

acertijos, son un sello de mi marca personal, ¡acertijos sorpresas!

La vi caminando lentamente acariciando unos grafitis cerca del gimnasio de la

universidad, por donde nos habíamos despedido, no encontró nada, nadie llegó

tampoco, se veía un tanto desilusionada por creer no saber donde estaba e inicio

el camino a casa, sin la última letra...

—Loch… ya me fui y no encontré nada. — Yo todo lo vi y no le contesté nada,

solo me senté por ahí a observar como el mundo avanzaba, tomé un respiro

profundo y caminé lentamente al Guarumo, donde mis hermanos estaban.

De camino no dejaba de observar todo a mí alrededor, las aves cantando,

personas hablando, grandes pinos doblándose con el viento y entre sus ramas,

ardillas saltando.

Quise imaginar su recorrido a casa, lo que estaba pasando por su mente y cuerpo,

tal vez un camino largo e incompleto, le faltaba la última letra y no había más pista

para encontrarla. Probablemente yo hubiera actuado de la misma manera en la

que Ella actuó: llegar a casa desganada, saludar a su madre que mientras sigue

en lo suyo solo se está riendo en silencio, caminar casi arrastrándose hasta la

145
habitación para solo llegar a ver la cama y tumbarse sobre ella viendo el techo,

acomodar con suavidad la cabeza sobre la almohada y escuchar un sonido que

ahí no pertenecía, o tal vez sí… Un sobre gordo con un folder morado estaba

debajo de su almohada siendo movido…

“No te preocupes, no la busques, ¡ella te encontrará!”

…Ahora tenía sentido…

¿“E” es la letra que esperabas?

¿“E” es la letra que buscabas?

“E” es la letra final que conforma la palabra que me mantiene vivo y me forma.

El ser poeta no lo dejo en mis poemas y escritos, lo llevo siempre en el ser…

Es de ahí que encuentres esta letra que ha elegido verte en casa, donde menos

Esperabas…

Escogemos decisiones todos los días y las mías me han llevado de la mano a

realizar todo esto, sin titubear, declarando lo que siento conforme un sueño me

Envuelve y susurra “estoy para cumplir tus deseos más profundos del corazón,

Escúchame y ofreceré eterna felicidad a ti y a quien habite en él.” Una artística

Esencia une las almas de corazones que dicen a consciencia lo que escuchas de

Ella…

146
Emanas energía bella que inspira al recordar experiencias y cometer la más

Especial de mis locuras hechas; el retrato tuyo que porto en mi pecho protege

Esas obras de arte que en mi has dibujado y por las noches recreo en papel la

Emoción que en mí has generado…

Estimo y agradezco el cuidado, la paciencia y el cariño que para mí has

Engendrado, aun no encuentro palabras, hechos o acontecimientos que puedan

Expresar lo que en cuatro páginas y un juego demuestro.

Escondemos secretos que a la mente no queremos revelar, por su carente

Extensión de querer todo comprender, cuando lo relevante es al corazón escuchar

Este juego acaba aquí, pero déjame decirte, te espera toda una vida así solo si…

Eres tú

Musa: Alessandra Polo

Poeta: Lochmam Ayón L. O. V. E

147
Al ser la última letra no podía entregarla así nada más, como si fuera cualquier

cosa, no… Debía ser la escena final de esta gran obra teatral y no hubo mejor

flechazo que ir a visitar y conocer sin previa cita a quien le tocara abrir la puerta,

cuando llegara sin avisar y viera a un joven poeta materializando sus sueños,

sosteniendo un sobre entre las manos y una sonrisa en el corazón.

Admito que de camino me encontraba muy nervioso, me había intentado

comunicar con su hermana, Irlanda, sin ningún resultado, ella nunca contestó por

lo que me dirigía a ciegas, podía atenderme su madre que solo conocía en fotos o

su padre que solo con el aspecto se veía muy protector e intimidante.

Llegué a su casa y toque suavemente, sin ser estruendoso, con el mínimo para

ser escuchado y esperé. Pasaron algunos minutos y nada pasaba hasta que

escuché una puerta siendo abierta, me preparé tratando de no pensar en lo que

iba a decir, sabía que hacer eso me iba a trabar, no pasó nada nuevamente por

unos minutos, eso me aceleró aun más el pulso, de repente, una dulce voz sonó.

— ¿Buenas? — Sí, definitivamente iba a ser la madre, Virginia.

— ¡Buenas! — y no dije nada más, espere a que me abriera para verle a los ojos

por primera vez y hablar con ella.

La puerta se abrió y apareció la madre de Ales, era la primera vez que

interactuaba con la madre de la chica que me gusta, es fácil de imaginar el

nerviosismo por querer causar una buena primera impresión y al mismo tiempo, la

felicidad por al fin conocerla. Lo primero que se me vino a la mente fue

presentarme, sin embargo, algo inexplicable ocurrió cuando entablamos contacto

148
visual, los nervios desaparecieron y simplemente fui yo mismo, como si estuviera

hablando con Ales.

— ¡Buenos días! Mi nombre es Lochmam, soy amigo de Ales, un placer conocerla.

— ¡Oh! Eres Loch, Ales me ha hablado mucho de ti, hace unos cuantos minutos

me dijo que le ha escondido caramelos en su abrigo, ¡quedó encantada! El placer

es mío — Por dentro quedé boquiabierto, por fuera también, no pude controlar la

risa por un momento, jamás me imaginé esto, que sucediera así.

Le conté sobre la sorpresa, solicitando diplomáticamente su complicidad para

finalizarla. Que este sobre con un folder y muchas buganvillas fuera escondido

bajo su almohada y no le dijera nada, que lo encontrara sola cuando fuera a

dormir por el ruido que ocasionaría cuando se moviera. Aceptó con mucho gusto y

me hubiera encantado quedarme hablando más con esa agradable persona, su

sonrisa franca inspiraba confianza; desde luego debía continuar, nos despedimos

como si fuéramos familia, como si nos conociéramos de hace mucho tiempo y me

marché.

Mi imaginación voló cuando me dirigía donde estaban mis amigos, ya todo el

juego estaba completo y únicamente quedaba esperar que encontrara a su debido

momento, la última letra.

Cuando llegué, estaba en un estado de euforia, este fue el juego que soñé y lo

había cumplido a pesar de las dificultades que enfrenté. Apenas vi a Calde nos

abrazamos, saludé a los demás y comencé a contarle con detalle la aventura, no

obstante, el resto también quería escuchar, así que formamos un círculo y me

149
encargue de protagonizar con actuaciones, diálogos y emociones la oportunidad

que no desaproveché. Al poco tiempo llego Yipy con una chica, María José, que

fue adoptada por la fraternidad bajo el nombre de “Gomi” al tener la nariz muy

similar a una gomita de azúcar. Simpática y atractiva, escuchó la historia

atentamente con los demás y me causó gracia ver su expresión al recibir de mí,

como primera impresión, la misión cumplida con el pulgar elevado.

Mientras recibía felicitaciones de mis hermanos como si hubiera salvado una vida,

comenzaron a llegar sus mensajes.

“¡¡¡Estaba en mi cama!!! Es lo más hermoso que han hecho por mí, entre lágrimas

y risas te has convertido en una de las personas más especiales en mi vida,

gracias Loch, esto nunca lo olvidaré… ¡¡Conociste a mi madre!!”

Desembocó en un dialogo que cualquiera que se haya enamorado profundamente

al menos una vez entenderá.

Quedamos en vernos pronto, cuando el periodo de exámenes y trabajos finalizara

para hacer algo, lo que fuera pero juntos, por supuesto. Caminé sintiéndome muy

ligero hacia la clase de política, el ambiente ideal para sentarme a escribir lo que

por ley natural, necesitaba escribir.

Todos mis compañeros estaban en lo suyo, el profesor no poseía mucha vocación

para hacer lo que debía y la atención de todos se dispersaba mientras se

concentraba poco a poco la mía, no en la clase, sino en la vida. No fue algo difícil,

aun quedaba de esa adrenalina que surge como fumarola activa, emanando

vapores ardientes que calientan interiores y se liberan con tinta entre letras

150
conformando sentidos ocultos, empapados con órdenes superiores de ningún jefe

y de todo creador.

Te propongo un trato…

Deshazte de los grilletes que te aprisionan, de esos que te hunden en

desesperación y no te dejan respirar la vida para lo que fue concebida. Prometo

que libre y sereno será el camino por el que triunfadores caminaremos, sin

titubeos, convencidos de este turbulento, inconstante y misterioso sendero que

hemos decidido alegres llamar felicidad…

No es un trecho corto, fácil ni siempre hermoso; es solo uno de tantos pero el

único que no permite entrar llevando consigo el más mínimo rastro de veneno que

carcome, que enceguece. Esa carga pesada que agobia y desgasta, que ya hay

que ir soltándola…

No vengo a imponer, quiero compartir. No perdamos nunca el interés en lo que

nos gusta, lo que por pasión nos hace suyos y nos llama, a veces, envenenados

por miedo y no acudimos, padeciendo temor al fracaso sin percatarnos que

perdimos una vez que nos hemos silenciado e ignorado a nosotros mismos.

Yo me he decidido no rendir, luchar eligiendo mi Verbo para hacer sentir toda mi

confianza e interés en ti, que tus sueños se vuelvan míos al interpretar este simple

acertijo y el final no sea un fin sino más bien un inicio sin siluetas ni prejuicios, solo

151
tus colores que claros o color vino demuestren la intensidad de tus deseos más

escondidos y te lleven, con voluntad sin darte cuenta, por tu propio camino…

Qué dices… ¿Acordamos?

Lochmam Ayón Olivas Mismo camino

Esa misma tarde había quedado en verme con Ales cerca del anfiteatro a las 5,

sería solo un ratito porque tenía cosas que hacer con la familia, pero las ganas de

vernos era tan grande que no importaba el tiempo cronológico que pasáramos

juntos, fueran 2 horas o 20 minutos, el cómo los viviéramos seria el factor de

relevancia y en eso nunca hemos fallado.

Pero al salir de clases Yipy me estaba esperando, aun faltaba tiempo para las 5 y

me esperaba por una razón.

— ¡Loch! Me gustaría hablar unas cosas con usted, sé que ve a Ales en un tiempo

pero no va a ser mucho.

152
— ¡Yipy! Para ustedes siempre voy a tener tiempo ¿pasó algo? — se veía un tanto

inquieto y estaba solo, como aprovechando el momento para tratar temas que solo

nosotros 2 entenderíamos al estar en situaciones parecidas.

—Es con respecto a Gomi, yo la presenté hoy a todos ustedes pero yo la conozco

casi que desde que empezó el semestre y la verdad he desarrollado sentimientos

hacia ella, al principio pensé que era solo por ser linda pero cuando se le conoce a

fondo se da cuenta que es mucho más que solo una rubia cabellera, unos ojos

claros y su blanca sonrisa. Yo quería pedirle tal vez algunos consejos o un poco

de guía porque todos en el grupo saben que usted está enamorado de verdad, es

fácil, ¡véase a usted mismo! No conozco a nadie más que haya hecho lo que

usted hizo por Ales y desinteresadamente, a pesar de que Ella tenga pareja,

porque Gomi también tiene novio y no sé como hace usted para que ese factor

como que no le afecte, es algo… increíble.

Hice una pausa instantánea en mi vida, todo se detuvo mientras medité con los

ojos abiertos y viendo a los ojos a Yipy, mi hermano, pidiéndome consejos sobre

cómo amar; fue algo que jamás en mi vida me hubiera imaginado que podría

pasar y aun más complicado fue tratar de encontrar una respuesta que lo dejara

satisfecho, lo que siento por Ales es difícil de explicar con palabras y no caer en la

generalidad falsa del resto, por eso recurro a los actos que hablan por sí mismos

sin yo tener que decir nada.

—Hermano, caminemos un rato… — esto me dio el ambiente y tiempo indicado,

entre naturaleza, movimiento y esa incógnita a resolver, de encontrar lo que había

153
adentro de mí para Yipy que atravesaba por una etapa muy similar a la que yo

había pasado hace un tiempo y ambos lo sabíamos; él quería aprender a quererla

y esto demanda no solo esfuerzo, sino dolor para superar y dar solidez a las bases

en las que se construye un castillo estable o quedarse solo en pensamientos que

atormenten por las noches y dar dolor de cabeza.

El hecho de que tenga pareja es un aspecto que siempre se debe respetar, si está

con él es por una simple razón: porque así lo desea. El cariño no condiciona la

situación sentimental, puede amar públicamente y en libertad como lo hago yo con

Ella o puede amar atrapado en soledad, sin mencionar una palabra del tema y

poco a poco marchitar si no le da la luz de la verdad.

El verdadero propósito de exteriorizar sentimientos no es otro que dar a conocer

una realidad a la otra persona y decida a partir de estos si le da la oportunidad de

hacerla feliz de la manera en la que solo esa persona lo hará, ninguna es igual a

otra ni en la forma de hablar. El corazón se realiza al poder amar y encontrar en

actos nacidos de él mismo, palabras con significado, actos con pequeños detalles

y otros de gran peso, su motivación que no se debe confundir con el famoso

“conquistar a una chica”, no son territorios inexplorados o a merced de

“conquistadores” para clavar la bandera reclamando propiedad ante otros; el

propósito de amar con el corazón es regalar experiencias que para ambos serán

inolvidables y la sonrisa que se consiga sea la mejor forma de agradecer la

intención que es solo una: traer felicidad, para Ella, para mí, para nosotros que

disfrutamos de eso que hacemos sin esperar algo a cambio, hacerlo es alcanzar la

meta, tocar el cielo, vivir la vida.

154
Si el sentimiento es puro, la intención de querer tenaz y esa persona única en

todos los aspectos, principalmente para el corazón, se hace una elección a la cual

se debe permanecer firme y fiel en todo momento, de otra manera a la primera

persona que se daña es a uno mismo, por jugar con los propios sentimientos. Pero

si por el contrario se es dueño de una voluntad inquebrantable de querer amar a

esa persona, tarde o temprano se hará sin duda y cuando esto suceda, ya no se

volverá problema o tema de preocupación la aparición de otras personas en el

camino, vendrán chicas guapas, tentaciones que con falsas caricias incitan

apartarse del camino que uno mismo ha elegido seguir, se vuelve fácil apartar del

cuerpo esas manos frías. El amor no dejará caer si se llega a él, es más fuerte que

el deseo carnal de solo llegar, fornicar y ya o el engaño genial de la mente que por

mucho tiempo susurra para ser escuchado solo por quien duda, “busca alguien

más”, otra persona para llenar un espacio físico, falsificando situaciones en las

que aparenta válido justificar “como ella está con alguien, yo también” si este

pensamiento aparece con fuerza y hace titubear, no hay amor, hay soledad que se

puede llenar con cualquier persona, pero no a cualquiera amar.

Permanecer fiel no se trata de esperar un tiempo sin intenciones de conocer a otra

chica y cuando este caduque sin resultados, buscar en otro lado, no, se trata de

confiar en lo que nace del corazón y gracias a esto, las intenciones de conocer a

alguien más desaparecen totalmente y para siempre. El verdadero amor espera

amando, no espera ser correspondido y si no lo es, se larga, no…

El tiempo pasó rápido mientras el lazo de hermandad ente Yipy y yo se fortalecía,

esa tarde nos conocimos aun más y desde ese momento nos hemos abierto de

155
una manera que jamás imaginé cuando lo veía en el colegio caminando con

Calde, a lo lejos.

Se aproximó la hora de partir, nos despedimos con un fuerte abrazo y caminé al

anfiteatro, donde había quedado en verme con Ales. Medité algunas cosas que

hablé con Yipy porque si bien yo mismo las dije, necesité recordarlas y darme

cuenta de que lo vivido en estos momentos son solo el resultado del pasado, así

es fácil entender el presente y predecir el futuro.

Llegó preciosa, radiante con ese vestido turquesa que a mí me vuelve loco, llena

de entusiasmo por estar juntos corrió la corta distancia que nos separaba cuando

la vi de venida y me tacleó con un abrazo que casi me tumba. Besó mi cuello, mis

mejillas, cerca de los labios pero no los besaba todavía, tocó mi pecho, acarició

mis manos, quiso escuchar el latir de mi corazón y todo eso en un pequeño

momento, mágico sin duda alguna. Comenzó a contarme su versión del juego, con

detalles, con risas, lo que pensó su madre de mí “un buen chico, apuesto y

carismático”, me sonrojé por supuesto… Jamás una madre se había expresado de

mí con tal encanto y que no fuera la mía.

Identifico su entusiasmo con sus ganas de bailar, ya iba a enseñarme una

coreografía que estaba ensayando hace unos días pero Virginia la llamó, la

esperaban en el pretil de la universidad en auto, tenían programada una salida

familiar así que la acompañé y en el camino no hubo silencio, había tanto que

expresar…

156
Nilsen nos vio de la mano y sonrió, yo quise presentarlos pero Ella realmente tenía

prisa, tanta que me despidió ahí mismo para dejarme con él y asegurarme que nos

veríamos pronto nuevamente, besó mi mejilla y echó a correr. Ese día nuestra

relación creció significativamente, ya no había motivo para no caminar de las

manos, un cambió se consolidó entre nosotros que hasta en las siguientes clase

sería tan notorio.

Me quedé con Nils que se iba a reunir con los demás, hablamos un poco de lo que

había visto, no creyó que ya estaba a estas alturas con Ella y me invitó a ir de

fiesta con ellos. No había estado con ellos por toda una noche hace un tiempo y

acepté, fuimos a la calle, me presentó unas amigas muy divertidas pero no

compatibles en intenciones, demostrándome a mí mismo que se necesitará de

mucho más que una mini falda y unos labios rojos para olvidar el bello rostro de mi

musa que sonríe porque es feliz; ya no me cautivan las piernas de cualquiera que

invitan a perderlo todo, como el control por unos minutos y a eso le llaman “gozo”.

Las semanas pasaron y esa clase ya no era la misma, la profesora solía poner

largos videos cuando aparentemente se aburría, nosotros nos acurrucábamos

cerca del otro y hablábamos a través de caricias, una vez la llevé con ellas a

tierras nocturnas, donde se expresan los deseos de la consciencia de maneras

curiosas y divertidas, yo cuidaba de su cuerpo mientras caía dormida.

En cierta ocasión me hizo saber cuánto le encantan las flores y vegetación, a mi

me encantó que opinamos lo mismo con respecto a los famosos ramos de flores,

hermosos cadáveres que a las pocas horas o días pierden su gracia porque

157
pierden el sobrante de vida, se marchitan y son desechadas cuando pierden la

belleza que las caracteriza. “Ojo de poeta”, fue la indicada enredadera que Ales

me susurró con una foto lanzada al aire para que la vea cualquiera, no dijo donde

la tomó pero eso solo le dio el punto necesario para yo llamarlo “misión”.

Verdes hojas con tiernas flores amarillas dispuestas a crecer y escalar donde se

les pusiera, era la planta indicada para que Ales cuidara y se desarrollara

plenamente, como la relación que tenemos, sin tiene límites porque gusta

aprender y crecer, definitivamente le daría un significado adicional a todo; que el

centro de la flor fuera café me hizo estar completamente de acuerdo con su

particular nombre, con ese color mis ojos perciben el mundo y la energía emana

de mi cuerpo, café...

Esto se desenvolvió en la época del mundial 2014, hubo partidos el día que me

dirigía a explorar los 3 viveros más cercanos de su casa, que no estaban para

nada cerca. Calde y Yipy apenas se enteraron de la misión me pidieron un minuto

para acomodar algunas cosas y juntaron sus hombros con los míos, la lluvia

azotaba con fuerza a quienes se atrevieran aventurarse bajo ella, no les importó,

con la mano de Yipy sobre mi hombro derecho y la de Calde sobre mi hombro

izquierdo se pusieron de acuerdo:

“No importa la lluvia, importa cumplir la misión, a donde sea pero juntos hermano”

Y aun sabiendo que soy pésimo interpretando mapas de lugares que no conozco,

zarpamos bajo 3 paraguas negros, sin destino definido, solo sonrisas que se dan

entre marineros para animarse a seguir, aunque los truenos suenen y el agua

158
corra por nuestros cuerpos hasta masajear los dedos de los pies, eso era una

piscina y estos, verdaderos hermanos…

Yo encabezaba la travesía, el encargado de preguntarle a los desconocidos por la

ubicación de un vivero, nadie sabía y cuando miraba atrás veía a carpas negras

empujando contra el viento húmedo, pantalones claros ahora oscuros teñidos por

líquido vital, la prueba se ponía más dura conforme avanzábamos, pregunté por

buscar refugio para no abusar de ellos, “No” fue la respuesta, “¡el ojo de poeta!”.

El agua de lluvia disimulaba mis lágrimas, ningún marinero se hizo experto en

aguas tranquilas y traía conmigo a los mejores guerreros que podía tener, los

paraguas ya estaba de adorno para cuando llegamos a un vivero a kilómetros del

punto de partida, empapados hasta no poder más, entramos con la esperanza de

encontrar el preciado Ojo de poeta.

—Caballero, disculpe por nuestra presentación, venimos desde muy lejos

buscando una enredadera, se llama Ojo de poeta, dígame por favor que la tienen

aquí — Aun con gotas cayendo por la punta de mi nariz, mi cabello escurriendo

agua, capaz de regar algunas plantas donde pasara, una sonrisa me deba las

fuerzas para caminar y su respuesta afirmativa haría que todo valiera la pena.

—Ni la conozco amigo, pero si gusta pase y busque, tenemos enredaderas muy

bellas… — Miré lentamente a Calde y Yipy que tan mojados como yo no dijeron

nada, solo entraron a buscar.

— ¡Gracias! — dijo Calde por mí, no me encontraba en condiciones de hablar por

la respuesta que me afectó, no tanto por tener que seguir buscando, sino por

159
haber traído a mis hermanos a una búsqueda a ciegas, bajo tormenta y con el

temor de que haya sido para nada, sin resultados solo sería un paseo extremo.

Avanzamos entre los senderos del vivero, ellos maravillándose de la madre

naturaleza, sus olores, colores y formas; yo con la mirada baja me quedé postrado

en la sección de enredaderas observando las únicas que habían “Mala madre”. Se

me acercaron y como si fuera un niño observando un cadáver, me llevaron con

pequeños empujones a la parte más bella del vivero, sin Ojo de poeta pero con un

pequeño letrero que encabezaba una sección con las más bellas hierbas del lugar,

“Verde Esperanza” no para que comprara alguna de ahí, él sabía lo que buscaba,

más que una linda planta, un significado más allá. Su intención no fue que

comprara alguna de “Verde Esperanza” era que no la perdiera. Jamás agradecí

con palabras el sustento que a mi espíritu dieron, solo extendí mis brazos para

abrazar al mismo tiempo a ambos.

La lluvia cesó, agradecimos la atención y salimos para apreciar el sol que

abrazaba nuestros fríos cuerpos, lo que la lluvia dejó. Mis hermanos se

posicionaron de frente dispuestos a dar más.

— ¿Ahora a cual vamos Loch? — preguntó Yipy entusiasmado por caminar más

para encontrar el Ojo de poeta y cumplir la misión.

—Nos vamos a casa, la misión acabó y aunque no lo crean, hermanos míos, se

cumplió…

160
Interprete la salida del sol como la voz interna me lo decía, yo estaba a cargo de

esta misión y por eso decidí acabarla aprovechando que el regreso sería sereno

para no poner en riesgo la salud de mis hermanos con otra lluvia que amenazaba

caer con pequeñas gotas que se convirtieron en arco iris mientras ellos

confundidos se veían. No cuestionaron mi decisión y caminamos por dónde

veníamos mientras ellos hablaban, yo caminaba de primero solo, pensativo. La

misión del día no era conseguir el Ojo de poeta, era estrechar lazos con los

hombres que sin importar nada, me ofrecen su apoyo incondicional y me lo

demuestran no en palabras, sino en vida.

—Le voy a preguntar a Irlanda donde tomó la foto, es la esperanza que nos

queda— les dije con voz decidida, por si pensaron que me había rendido.

Se rieron cuando dije eso, como si hubiera dicho un chiste.

—De eso íbamos hablando Loch, por eso nos provocó gracia que lo dijera,

nosotros nunca pensamos que se rindió porque sabemos que usted no es así, por

eso hace lo que hace, su motivación es el amor y no cualquier amor que ve la

lluvia, los truenos y se le va la ilusión, su amor es verdadero Loch y no solo hacia

Ales, sino hacia todo lo que ama, por eso cuente siempre con nosotros…

Me pareció de otro mundo la conexión que se creó, no les había dicho lo que

pensé sobre haberme rendido y mi tono de voz lo interpretaron a la perfección. En

el curso de gnosis nos han explicado que nada es casualidad, incluso los seres

que nos rodean son almas que en otros tiempos estuvieron juntas y al partir de su

forma física y asumir otra, pierden la memoria pero no la esencia que los une y

161
caracteriza. Si existía alguna duda sobre nuestra hermandad, se disipó con esta

escena, somos hermanos pero no por pertenecer al mismo linaje sanguíneo sino

por el cariño legítimo y la capacidad de leer entre líneas todo lo que nos decimos,

con palabras, con gestos, incluso con una mirada expresar lo que nadie más

puede entender.

No tuve que decir nada, poco a poco sonreí e inicié un jugueteo con el que

cualquier persona que nos viera a lo lejos llegara a pensar que somos niños

grandes, con barba y vienen de saltar en charcos, que no les importa lo que

piensen los demás porque sonríen mientras juegan como hermanos recién salidos

de la escuela.

Definitivamente un día que jamás olvidaré

Experiencias que en mi ser, por siempre guardaré

Y personas que no importa qué, hasta el día de mi muerte, recordaré.

Irlanda me contestaría al pasar unos días, se encontraba en Cahuita y no había

señal, pero lo hizo a tiempo, las clases aun no acaban y si me movía rápido podría

ver la expresión de Ales sentado a la par suya en una esquina.

La dirección estaba clara y concisa, el día brillando pero hubo un inconveniente, el

partido de Costa Rica. Las calles estaban saturadas y casi nadie llegó a clases, yo

al ver que Ella no estaba decidí partir, Yipy se ofreció a acompañarme pero Calde

tenía clases obligatorias. Antes de irnos le dije a Yipy que esperáramos unos

minutos cerca de la clase, por si Ales llegaba por lo menos saludarla pero al

162
parecer tenía otros planes pero el destino nos dio a Gabo, simplemente

caminando por ahí nos encontramos, le conté a donde íbamos y nos acompañó

sin titubeo alguno; Yipy y yo no somos muy amantes del futbol, nos gusta pero con

moderación no para pintarnos el cuerpo completo y arruinarnos el día si perdía,

pero Gabo sí.

—Gabo creo que es un poco más lejos de lo que creemos, seguramente allá

ponen el partido pero ¿está seguro? —tomé en consideración sus intereses,

íbamos a caminar por los míos.

— ¿Es por y para Ales? — fue su única pregunta.

— ¿Por quien más lo haría? — no suelo contestar una pregunta con otra, pero su

expresión bromista al hacer la pregunta ameritaba una pregunta que se respondía

a sí misma.

— ¡Entonces vámonos ya! — me dijo entre risas y partí nuevamente con 2

hombres amantes del amor, uno queriendo amar, otro esperando una hija.

El sol se mostró cariñoso, tal vez demasiado, para medio camino nuestras

camisas se habían convertido en hornos mortales, aprovechábamos cada

corriente de viento para inhalar profundo y refrescar la voluntad de seguir, hacia

adelante siempre. Las bancas se veían apetitosas, pero si tomábamos descansos

no solo sería más difícil levantarse sino que eso nos atrasaría, el partido aun no

comenzaba pero la hora estaba cerca, esto motivo a Gabo para marcar un paso

más acelerado y nosotros no nos quedaríamos atrás, su propósito era fuerte pero

el mío no acabaría con 90 minutos, una victoria o una caída.

163
Al llegar buscamos el Ojo de poeta pero no aparecía, el partido ya había

comenzado y le dije a Gabo que no se preocupara, que viera el partido con el

resto de trabajadores, nadie estaba en servicio por lo que a nadie podíamos

preguntarle, su respuesta realmente me sorprendió:

“Sé que el partido ya empezó, pero existen prioridades, si hubiera venido para ver

el partido, no hubiera venido, ¡sigamos buscando!”

Aun no tengo idea de qué habré hecho para compartir la vida con personas de

esta calidad, no basta con agradecer estar donde estar, poder ver el sol salir y

sentirlo mi cara acariciar, no basta intentar cualquier cosa y solo intentar sin un

propósito lo suficientemente válido y verdadero como para no levantarse cada vez

que en el intento, se cae. Algunas veces simplemente no me basta , la vida da

tanto que suele perderse el verdadero sentido de abundancia, no está en los

bolsillos, está en todo lo que nos rodea, en todo momento, especialmente en

medio de la naturaleza donde solo basta guardar silencio y cerrar los ojos, para

todo encontrar…

Ahí estaba el Ojo de poeta, mis ojos brillaron al igual que el de mis hermanos;

inspeccionada hasta en el más mínimo detalle, fue sutilmente seleccionada por mi

intuición la indicada, la cargue con entusiasmo como el ser vivo que es hasta la

caja y cuando la iba a pagar, Yipy se interpuso entre la cajera y yo.

—Loch, déjeme pagarla por favor, quiero formar parte de esto tan hermoso que

entre ustedes contagian, si no fuera por usted yo no sabría qué es el amor

incondicional…

164
Hasta la cajera se conmovió de ver tal acto de generosidad, yo puse la planta en

una superficie plana y lo abracé por la espalda.

—Gracias Yipy… — y aun no me basta solo con agradecer, aun no.

Tomé la planta y avancé, todos estaban concentrados viendo el partido excepto

una muchacha que contemplaba a unos cuantos metros, se me acercó

sigilosamente sin que nadie más viera y me susurró al oído.

“Estas son las personas que vale la pena tener, cuídelo como él cuida de usted”

Y antes de poder responder se alejó perdiéndose entre la multitud eufórica por la

posibilidad de gol, la magia ocurre cuando uno menos se la espera, cuando exige

una atención especial para ser percibida por quien sabe ver a todos lados pero sin

dirección, todas llevan a un solo destino y no es otro sino el interior. Guardé

silencio y hasta ahorita confieso eso que pasó, me gustaría saber su nombre para

darlo a conocer pero el anonimato es la firma de los que marcan un antes y un

después en la vida de posibles desconocidos, a ellos no les importa quién, les

importa hacer de este mundo, con sabias palabras o pequeños actos, un lugar de

bien.

“No estamos solos, están escondidos entre la multitud donde se necesitan y

pueden obrar con plenitud, más personas como nosotros” Escuché cuando

guarde silencio interno, los pensamientos dejaron de bombardear y experimenté

una sensación muy familiar de regeneración y anhelo…

165
Esperamos a que llegara el medio tiempo, para salir a tomar el bus que nos

llevaría de regreso. Este día no podría entregar al Ojo de poeta a Irlanda para que

lo guardara en la habitación de Ales, como siempre, me encantan las sorpresas.

Vimos el resto del partido en la universidad, dejé mis ojos abiertos aparentando

ver el televisor mientras mi mente y corazón se estaban conectando para llegar un

poco más cerca de eso que realmente soy. ¡Gol! Y la concentración acabó, resonó

en todos lados la emoción de ver al país alzándose en el deporte con mayor

afición, abrazos y besos de extraños que ahora eran hermanos por haber nacido

en la misma tierra, se les olvida que es hermano el ser que nació bajo el mismo

sol…

Felicidad sin control, habíamos ganado el partido que se pronosticaba perder y

todos se lo agradecen a Dios, sería lindo ver tal grado de agradecimiento, fidelidad

y unión en aspectos con un poco más de relevancia, no solo el futbol que a final

de cuentas, es solo diversión.

Entre la euforia y la emoción no podía dejar de pensar en Ales, pero ya tenía el

Ojo de poeta en mis manos, ahora solo era cuestión de tiempo para coordinar una

visita a su casa para verme con Irlanda y hacer el intercambio, yo le doy mi ilusión

para dar una sorpresa y ella el placer de conocerla, pero ese día no era hoy. Llevé

conmigo a casa la planta que estaba algo marchita, necesitaba sol y yo dejar en

ella parte de mi esencia, crear un vínculo para que fuera yo cuando estuviera con

Ella.

166
Llegó el viernes, día de la entrega y otro partido para Costa Rica, la clase de

filosofía del arte comenzaba a las 9:00 a.m. igual que siempre, yo no podía llegar

a clases con el Ojo de poeta, si Ales llegaba iba a verla. Pedí a Yipy cuidarla por

un tiempo, cuando llegué a clase, ya estaba Ella sentada con un escritorio muy

cerca, más de lo normal. Me acerqué lentamente cuando entablamos contacto

visual le hice una pregunta.

—Disculpe señorita ¿está ocupado este sitio? — Ya llevaba tiempo de no verla y

quise aprovechar la situación para reír con Ella.

—Oh, déjeme pensarlo… mmm ¡no! Tome asiento por favor — y me recibió con

un jugoso beso en la mejilla derecha y luego otro igual en la izquierda, si me

extrañaba me lo hizo saber como solo Ella podía.

— ¡Hoy hay partido! Vamos a verlo con unos amigos. —más una excusa para

estar con Ella que para ver el partido.

—Quedé en verlo con Qned… Pero si quieres ven con nosotros, aunque… — Eso

no iba a pasar, se lo dije con la vista que no le dejó terminar la idea.

Me alejé un poco, sinceramente me causó dolor ver como aún lo prefería, surgió

ese estúpido instinto humano que hace recordar que tengo un Ojo de poeta

afuera, listo para entregarse a quien prefiere la compañía de otro a la mía. No

pude disimularlo y actué sin querer como un niño con rabieta, poniendo atención a

la clase.

167
No fue mi intención hacerla sentir mal o culpable, pero si era así tampoco me

hacía sentir mal, jugaba con mis pies pero yo no respondía, realmente estaba

poniendo atención a la clase y aun cuando buscaba el contacto visual, yo no lo

correspondía, lo sé… fue una actitud muy inmadura de mi parte.

Ella sacó una hoja de papel y comenzó a escribir, me conoce más que cualquier

otra chica y supo que así iba a llamar mi atención, la vi y Ella me vio, no pude no

sonreír, el corazón le ganó al ego. Ales obtuvo lo que buscaba y tapó lo que

escribía, ya no podía ver nada así que regresé la vista al frente, ahora sosteniendo

una mirada fría tratando de hacerle creer que ya no la veía, jamás había usado

tanto y tan bien la vista periférica, el rabillo del ojo era suyo porque ahí estaba mi

atención, siempre aparentando estar molesto cuando por dentro moría de ganas

por darme media vuelta, ponerme de pie enfrente de la clase y profesora para

darle uno de esos besos que resuenan con eco diciendo “nada importa”.

Guardó las cosas cuando le hora del partido se aproximaba, puso una nota en mi

escritorio, se levantó y mientras cerraba la puerta cuando salía, me buscó con la

mirada y solo sonrío, la nota decía:

“Hoy te siento distante y quiero remediarlo. Te espero en el anfiteatro a las 5:00

p.m. Llega, si puedes, y hacemos el tonto y charlamos :D o trabajamos. O reímos.

O bailamos.

O todo ello… multiplicado por dos.

Sonríe… MUSA ( xD )”

168
No podía creer mi suerte, había quedado en verme a las 5:00 p.m. con Irlanda

porque me dijo que a esa hora Ella no estaba en casa, por lo que la sorpresa iba a

salir impecable. No dejé de pensar que me había ganado este dilema que estaba

a punto de resolver, no con una mentira, pero si avisándole con bastante

anticipación, unas horas después, que no podría verme con Ella a las 5:00 p.m.

porque tenía algo muy importante que hacer, jamás sospechó que no pude estar

en el anfiteatro a esa hora por estar enfrente de su casa, entregando el Ojo de

poeta.

Fue una salida astuta, pero las ganas de estar con Ella aun permanecían, fue una

tortura rechazar su cita cuando para mí no existe mejor compañía femenina…

A los pocos minutos salí yo, Yipy me esperaba afuera con el Ojo de poeta,

teníamos planeado ir a ver el partido en el centro comercial donde nos esperaba

Gomi con unas amigas, estuvo intenso e interesante el encuentro rodeado de

personas que se paralizaban cuando habían jugadas peligrosas rivales y gritaban

al a la pantalla como si pudieran ser escuchadas, maldiciendo a los compatriotas

deportistas por no hacer el gol. Yo no dejaba de acariciar la plantita mientras me

preguntaba a mi mismo ¿Cómo la estará pasando Ales? Y la voz interna preguntó

por la hora, no tenía reloj por lo que saqué el celular y había un mensaje de Ella,

no lo escuché o sentí vibrar por distraído pero la voz lo había hecho una vez más.

“Espero que la estés pasando bien poeta, yo estoy aburrida… ¿Dónde andas?”

Yo también quería estar con Ales, pero a la hora de contestar el mensaje perdí la

señal, tenía 2 opciones: prestar atención al partido y esperar que hiciera lo mismo

169
o estresarme por querer interactuar con Ella y no poder al encontrarme encerrado

tras metros de concreto. Así que hice lo que hubiese hecho cualquiera en mi lugar,

tomar una decisión creando una tercera, saliendo para que el Ojo de poeta

recibiera sol y mi celular señal, “prioridades” recordé la lección de Gabo, llegué

lejos haciendo lo que dicta la voz que sale del corazón, no haciendo lo que el resto

hace quedándome en la generalidad y siendo absorbido por lo que la multitud

haría pero no yo.

“Estoy en el mall con unos amigos, mi señal anda fallando y espero que mi

mensaje te llegue a tiempo… me gustaría verte pero será hasta el último día de

clases, supongo, no podré verte a las 5:00 p.m. porque debo hacer algo muy

importante, ¡un beso Ales!”

Llegó nuevamente el gol a favor de Costa Rica y el centro comercial por dentro se

desplomó en gritos y actos de caridad, locales comenzaron a regalar productos y

un hombre se lanzo a los pasillos con una canasta llena de suspiros para todos,

fue una experiencia única y demencial. Al terminar el juego todos los aficionados

llenaron una plaza y comenzaron a celebrar la victoria, Calde, Yipy y yo nos

encontramos un poco abrumados al haber tanta gente rodeándonos que

decidimos partir de regreso a la universidad, de camino me llegaron varios

mensajes que decían:

“¿Loch donde estás? He venido al mall para verte pero no te encuentro, hay

mucha gente”

170
Todos eran igual, por un momento quise regresarme para verla pero sería buscar

una aguja en un pajar, además que la estaba pasando genial con mis amigos

entre la serenidad del ukulele de Calde y la tranquilidad que inspira escuchar a

Yipy reír de lo que dicen los demás. Ese día la extrañé como ningún otro…

Dieron las 4:40 p.m. y aunque la tarde estuviera divertida, Irlanda me esperaba a

unos minutos de donde me encontraba y el Ojo de poeta estaba ansioso por dejar

de ser movido de un lugar a otro, ya casi estaba en poder de su legítima dueña.

—Loch, ¿quiere que lo acompañemos? — dijo Yipy haciendo que Calde prestara

atención a mi respuesta levantando levemente la mirada mientras no paraba de

tocar la melodía de la paz.

—Espérenme aquí, hago la entrega, me desvió unos minutos cerca del anfiteatro y

regreso, gracias pero esto debo hacerlo solo. — Me conozco, no iba a estar

tranquilo entregando el Ojo de poeta y dejando plantada a mi musa, por la que

cumplo mis sueños y mis condenas.

Cuando llegué a la casa de Ales, Irlanda aun no estaba afuera pero pasaron unos

minutos y salió una chica joven, pelirroja, con piel blanca como la nieve

escarchada y una sonrisa muy similar a la de su hermana, me observó con ojos

que dicen “de ti ya me han hablado”, no guardó sus palabras, hubo confianza

como la primera vez que conocí a su madre e hicimos saber nuestras primeras

impresiones uno del otro.

— ¡Hola! Me gusta mucho tu cabello — Me dijo mientras lo señalaba desde su

posición, a unos pasos de la mía.

171
— ¡Hola! Tu cabello es genial, único y original — Su pava era perfecta, no sé

como hacía para que el viento no la moviera y se viera tan libre como para salir

corriendo por la vereda pero prefería quedarse con ella.

Nos reímos de nuestra singular presentación, rompiendo esquemas y estereotipos

de “la primera vez” y llevando las cosas a nuestro paso, nuestro ritmo. Vio el Ojo

de poeta y se acercó, yo se lo entregué en las manos con una sonrisa.

—Es hermosa, ¿Dónde la pongo? — fue una buena pregunta que ni yo había

pensado.

— ¿Te parece buena idea en su habitación? — Tal vez sí, tal vez no.

—Ahí la pondré, fácilmente la verá cuando regrese — y por alguna razón que

ambos comprendimos en el momento, reímos sin razón, probablemente al darnos

cuenta que la forma de conocernos no fue como cualquiera.

—Muchas gracias por ayudarme a darle la sorpresa, eres muy amable — ella es

una gran persona, pude verlo por la claridad en sus ojos, no por su iris azul

verduzco, sino por la esencia que no teme ocultar nada, mira a los ojos porque es

pura, con buenas intenciones y feliz de hacer conmigo sonreír a su hermana.

—Gracias a ti más bien, por todo esto. Debo irme, tengo que ir al colegio en unas

horas.

— ¿Quieres que te acompañe? Es tarde para que camines sola por ahí.

—No te preocupes, debo alistarme todavía y créeme cuando te digo que tardo, es

un lindo gesto de tu parte, ¡nos vemos!

172
Nos despedimos y por ahora, se acabó. “Misión cumplida” me dije al darme media

vuelta y caminar de regreso con la frente en alto, cumplir la voluntad deja

satisfecho al ser como un banquete al estómago o un beso sincero al corazón.

Eran las 5:30 p.m. y me dirigí al anfiteatro para ver que me encontraba, pasé y no

había nada, ni aves cercanas ni ruido de los carros, la carretera estaba cerrada y

la mayoría de la población celebrando en casa o en bares entre alcohol.

Me senté a disfrutar del silencio, bajo el árbol de buganvillas que está cerca del

anfiteatro, logré salirme del círculo ajetreado que suele disfrazar a la vida para

darme un momento a solas, aclarar mis pensamientos, mis sentimientos, mis

intenciones, mis miedos, mis sueños…

A veces el cuerpo se cansa y no solo el físico necesita descanso, también el

mental y emocional, basta con reposar y alimentarse sanamente para que el

cuerpo físico rinda como debe, pero los demás cuerpos suelen pasar

desapercibidos al no tener proyección tangible para las manos y los ojos. El

cuerpo mental se relaja con el silencio, recibe su alimento a través de los sentidos,

olfatear el dulce aroma de una flor, acariciar el suave pelaje de un perro que

agradece con un lengüetazo en la cara de quien no siente asco en recibir su

“gracias”, el sabor de la buena comida, como la que hace una madre sin importar

su sazón porque posee la receta única para hacer que sepa rico, yo lo llamo

“amor”, u observar detenidamente las manifestaciones maravillosas del mundo,

con sus misterios que roban el sueño a más de una mente, una sonrisa se vuelve

valiosa sin importar de quien viene cuando te das cuenta del asombroso poder

que tiene, capaz de convertir un día gris en una colorida obra de arte con solo

173
recordar el privilegio que tiene el humano, su capacidad de asombro que suele

perderse por la rutina y cotidianidad que a veces vuelve aburrido lo que diario se

debe celebrar, la vida, este preciado regalo que seduce al que ama amar.

El cuerpo emocional se regodea con esas inexplicables muestras de amor que

aparecen sin motivo, queriendo engañar a la cabeza que trata de buscarle sentido

a lo que solo es eso, sentido. Las mariposas en el estómago, con solo imaginar su

sonrisa, brindan fuerzas para continuar amando de manera sincera, a pesar de las

rudas condiciones que la vida ponga a prueba; es así como es posible darse

cuenta de lo que uno está hecho, viendo adentro para entender afuera luego…

Llegó el día de la última clase, el semestre pasó rápido pero mi vida la saboree

como nunca antes, abrazando fuerte y lento. El trabajo final era de tema abierto

por lo que decidí hacerlo sobre la relación entre los sueños y el arte, mi primer

sueño consciente hecho realidad “Sueña tu vida, vive tu sueño” era mi proyecto,

hablar el cómo llegué a él y por último exponerlo en frente de todos, lo que nunca

había hecho.

La profesora iba eligiendo a voluntad el turno de los estudiantes para exponer su

proyecto, Ales no llegaba a clases y ya casi me tocaba a mí, le envie un mensaje

preocupado de que ando anduviera mal pero no contestó, justo cuando me dirigía

a llamarla la profesora mencionó mi nombre, llegó mi turno y Ella no estaba, eso

cambiaba mucho las cosas. Expuse porque tenía que, porque era gran parte de la

nota que sinceramente no me interesaba mucho desde que no sabía si Ales

estaba bien; llegué a la parte final, el declamar mi propia creación y lo hice viendo

174
al grupo como público, todos dispersos al principio como era de costumbre pero mi

voz se suavizo cuando pretendí visualizar a Ales sentada en su asiento y

viéndome a los ojos, todos soltaron sus lápices, teléfonos o trabajos para prestar

verdadera atención, cerré los ojos en las partes que me sabía de corazón para

sentir más cercana su presencia que no estaba en persona, solo en esencia.

Varios ojos sobre mí aceleró mi pulso generando nervios pero una brisa que entró

en la mejilla me besó para recordarme que lo escrito no lo hice para ganarme una

nota, sino porque mi corazón habló y vibré en una frecuencia tan alta que pude

escucharlo claro, lo suficiente para poder escribir lo que sentía y nada más.

Para cuando acabé, la emoción me había hecho suyo y una lágrima cayó, el

silencio en el salón gobernó por unos instantes esperando a que dijera algo más

“Y ustedes… ¿Qué soñaron?

Fue lo único que se me ocurrió para cerrar mi interpretación y romper lo que podía

ser tensión. Algunos se rieron y siguieron en lo suyo, otros mantenían la misma

expresión que tuvieron cuando empecé y otros tuvieran la iniciativa de no hacer

ningún otro sonido más que el de sus aplausos. La profesora en todos los

proyectos hacía comentarios sobre las exposiciones, críticas en la mayoría de los

casos, pero conmigo no, incluso los compañeros esperaban su veredicto

haciéndose miradas unos a otros pero ella guardó silencio mientras observaba al

frente, no miraba a la pizarra o la pared, su mirada estaba perdida y para cuando

volvió en si solo dijo una cosa: “Sigue… Dennis”

175
Caminé de regresó a mi asiento, con compañeros viéndome como si fuera la

primera vez, por mi cabeza se repetía una sola frase:

“¿Ella estará bien?”

La cara de la profesora cambiaba cuando veía que Ales y yo estábamos

agarrados de las manos, haciéndonos caricias o besando nuestras mejillas, no le

gustaba por alguna razón y este día lo hizo notorio no solo para mí, sino para el

resto de la clase.

—Lochmam, ¿Y Alessandra? Parece que no va a venir… — me dijo con ese tono

altanero, espero que no con ganas de bajarle la nota por mí.

—No sé donde está profesora, pero el trabajo me lo puede dar a mí, yo se lo

entregaré — sí, somos cercanos, muy cercanos…

La clase se rio al notar el tono de voz, no era tanto lo que se decía sino el cómo

que no era apropiado desde mi punto de vista. Entonces Ales entró a la clase,

dándole un giro por completo al asunto.

— ¡Aquí está profe! — Dije aunque la profe y toda la clase ya la hubieran visto, ya

no podía bajarle la nota

Entró agitada, yo no le pregunté nada cuando se sentó a mi lado, solo observé sus

ojos un poco cansados y saque mi manzana, la puse en su escritorio con la

sonrisa que pongo cada vez que la veo y me susurró en el oído.

—Amanecí con un dolor en la costilla que no me dejaba despertarme, estoy sola

en casa y nadie podía ayudarme pero un Ojo de poeta que me encontré por ahí

176
me dio las fuerzas para poder venir… — y besó mi mejilla aun con la mirada de

todos encima, tomó la manzana y le dio un mordisco para luego ponerla enfrente

de mi boca, esperando que hiciera lo mismo. Yo tomé su mano con la mía para

sentirla mientras mordía la fruta.

—Es tu turno de exponer, musa — traía su trabajo listo y la profesora solo

observaba nuestros actos de unión; dijo que el tachón en su trabajo era mi culpa

porque no saber si vendría, Ales no le prestó atención, solo se puso de pie y se

encaminó a exponer.

Su improvisación estuvo grandiosa, las palabras seleccionadas por Ella para crear

el efecto deseado en las personas fueron suyas, las hizo propias infundiéndoles

pasión enalteciendo su obra de arte. La profesora bombardeó con preguntas y

enviando curvas que Ales fácilmente respondió haciendo parecer obvia la

respuesta cuando ni la misma profesora entendía algunas cosas, tal vez solo yo

capté con exactitud lo que deseaba decir, porque no lo decía con palabras sino

con gestos y miradas, esa sonrisa se escapaba cuando sus ojos me encontraban

sentado viéndola atento mientras sacaba un folder que puse en su lugar, una

pequeña sorpresa le esperaba cuando terminara de exponer. No pudo disimular la

risa que le dio ver eso, haciendo que otros pusieran su atención atrás, en mí.

Cásate con un poeta y leerás letras el resto de tu vida

177
Cásate con un gimnasta y observarás piruetas todos los días

Cásate con un bailarín y tu esqueleto no se detendrá hasta el anochecer

Cásate con un músico y escucharás sutiles notas al amanecer

Cásate con un amigo y nunca estarás sola tristemente

Cásate con un guerrero pacifico, luchará por ti, por lo que quiere

Cásate con un loco y te sorprenderá con locuras inminentes

Cásate con un alma libre, no buscará poseerte

Cásate con un libre pensador, te cautivará lo que ofrece

Pero cásate contigo misma y serás feliz en cuerpo y espíritu

¡Siempre!

Lochmam Ayón Olivas Libre-mente

178
Me resulta muy difícil no escribir cuando observo, cuando llegue al árbol de

buganvillas en el anfiteatro después de entregar el Ojo de poeta, meditar no fue lo

único que hice, pero no hice 1 como normalmente acostumbro, sino 2.

El día que le pregunté a Irlanda por la dirección para encontrar el Ojo de poeta,

pasamos hablando por mensajes casi todo el día, mis intenciones eran conocerla

un poco más para escribirle algo a ella, como agradecimiento por su apoyo

desinteresado en darle sorpresas sin recibir nada a cambio, bien… ahora tendría

algo que sin duda alguna, se había ganado.

Ales terminó de exponer y sonaron los aplausos, se sentó donde estaba mientras

se me acercaba viendo el folder mientras yo estaba sentado sosteniendo su

manzana, con un hueco extra por cierto. Ella besó mi frente antes de sentarse y

yo, yo solo pude cerrar los ojos para convertir esos segundos en horas en mi

interior; la profesora comenzó a hablar del curso, aun faltaba tiempo y Ales me

acariciaba mientras leía el escrito corto, por lo tanto muchas veces. Lentamente

me llevó a esa tierra por la que amo pasear, mi cabeza se desconecta para

179
dejarme caer mientras sueño con Ella y letras comenzaron aparecer en la pantalla

que proyecta mi consciencia.

Esas caricias escribían en mi cuerpo lo que ocasionó el Ojo de poeta, transmitían

un sentimiento que me llevó a otra época…

“Es una agradable sensación cuando estoy cerca de Ella la que experimento, no

es como si nos estuviéramos conociendo a través del tiempo, sino recordando

cuando vivíamos juntos en otros cuerpos. Ella danzando y creando arte en lienzo,

yo saltando toros y escribiendo lo que siento. Ambos luchamos y perdimos la vida

por lo que buscamos, es un privilegio no un tormento; para Ella no hay ley o

prisión que impida decir lo que piensa y eso le costó el aliento, yo vi a su hermana

en aprietos la pasada batalla de invierno, no lo pensé dos veces cuando supe que

Ella ya no estaba, me lo dijo con lágrimas recorriendo sus mejillas antes de

empezar el mortal choque de hierros; “Así que nos encontraremos en otro

momento, mi musa” susurré apenas con voz y me lancé, haciendo de su escudo

caído, mi pecho fuerte pero destruido...

Todo fue por la libertad que añoramos, que aun sigue latente en esta época

contemporánea en la que nos reencontramos ¿Seré el único que ve lo que veo?

Lo importante es que esta vez estoy cerca para protegerla y si es necesario, dar

esta o todas las vidas, por Ella…"

Y un sutil beso en mi mano me despertó, dándome el permiso de hacer lo que

debía, escribir mientras recordaba esa vida pasada… con Ella.

180
Ales se llevó ese manuscrito que no recuerdo exactamente lo que decía, yo aun

estaba en otro lado, un paraíso, mientras la voz se apodera de mi cuerpo cuando

escribo…

La clase acabó, la profesora agradeció la atención recibida mientras nos tenía

entre ojos y Ella le sonreía inocentemente, Ales un 8.5 y yo un 7, apenas pasé.

Salimos sin saber qué hacer.

— ¡Ven a mi casa! — me dijo así, sin más.

— ¡Vamos! — le dije, así de simple.

De camino hablamos de todo lo que ha pasado, sus reacciones ante cada

sorpresa, cada escrito y yo le narraba sin mucho detalle por lo que pasé para

hacerlas realidad, mi versión de la historia la estaba guardando para hacérsela

saber en una sorpresa que aun no había escrito. De camino pasamos por el

parque donde entreno calistenia, quise enseñarle algunos movimientos que había

aprendido solo pero mi muñeca se lastimó al no haber calentado antes, Ella no lo

supo, yo bajé la mirada porque no había sonrisa, si la hubiera no sería sincera y

esas no me gustan y mucho menos entregársela a Ella, seguimos caminando

como si nada, yo retorciéndome de dolor por dentro.

Al llegar a su casa, me recibieron parientes de Jolie, mi gata; estaban a gusto con

mi estadía, me dejaron tocarlos y Ales me los presento a todos: Chin, Cheta, Muta.

Me mostró su habitación y la pared estaba llena de mis escritos, más de 15

páginas hacían un mural dedicado a la poesía y en la esquina, el Ojo de poeta con

2 flores nuevas. Saque de mi bulto otro folder y le explique que este era para

181
Irlanda, que se lo guardara bajo la almohada el viernes porque esos 3 días me

daban el tiempo suficiente para coordinar con Irlanda lo mismo. La siguiente

sorpresa estaba planeada para que entre ellas se guardaran bajo la almohada de

la otra un escrito pero que ninguna supiera que debajo de su almohada había uno.

Lo leyó y le gustó pero sin entender algunas partes, aunque sean hermanas y

físicamente se parezcan, en lo que concierne a la personalidad, gustos e

inclinaciones por visiones de la vida, son totalmente otra persona. Yo me tumbé en

su cama por unos momentos sin creer que estaba ahí, en su casa, solo Ella y yo,

demostrando que me tiene la confianza que yo a cualquiera no se la daría, pues

yo ya no era cualquier pero ¿seré lo que quiero ser para Ella? Y con esto me

refiero a una relación más allá de amistad, no podría verla como hermana sin

poseer deseos de incesto, fue una buena incógnita que me atacó cuando miraba

el techo desde su colchón.

Me levanté y le di un abrazo por la espalda, Ella echaba otro vistazo al escrito…

¿Sabes que es lo que más me gusta de soñar?

Que llego a conocer personas que en persona aun no conozco cercanamente y

me identifico con ellas al compartir una realidad que ambos hemos vivido pero

seguramente solo yo recuerdo. Probablemente un don, seguramente un regalo

que he decidido abrir cuando abro los ojos y decido plasmar lo que hemos vivido.

Un fugaz recuerdo del futuro atravesó mi mente mientras mi infancia contigo

compartía... ¿Dije infancia? Quise decir tarde de videojuegos, chocolates y risas

mientras grandes felinos se achican conforme pasan las horas para acariciar la

182
luna de quienes duermen con sus compañeros y ansían emotivamente el capitulo

del siguiente día.

Las aves cantan y decido hacerte recibir este hermoso día con un cariñoso

almohadazo, pues has olvidado despertarme con una de tus solicitadas melodías.

Desayuna fuerte, nos espera un enorme mar allá afuera y no pretendo bucear

solo, ¿Con quién compartiría las maravillas que en el Hyrule acuático

encontraríamos? No olvides las botas de hierro y el traje azul de baño...

¿A que nos llevara esta inmensa puerta? La insignia solicita unas runas que en

este papel he escrito y una llave auditiva, ¡Despierta a Sehun que duerme en tus

bolsillos, el porta la Ocoreanina!

Nuestros caminos aquí se bifurcan, a ti te espera un niño encerrado en cuerpo de

joven adulto que danza al son de tu ritmo, pero no el de afuero sino el que llevas a

diario contigo...

¿Yo? La luz no me deja ver claramente, sin embargo, me armo de valor con

curiosidad más que todo y decido atravesarla, que bella sorpresa me llevo...

Abro los ojos y ese fugaz recuerdo del futuro se vuelve mi presente; ahora estoy

despierto y decidido dar la primera sorpresa, fuera de la familia, a mi cómplice,

aliada y compañera de sorpresas furtivas.

Espero te haya gustado, hubiera sido genial que tuviera sonido pero este texto

solo sonara cuando a través de tus ojos, lo leas contigo…

183
Lochmam Ayón olivas Buenas Noches

Bajamos las escaleras y me dijo “vamos a cocinar” que grandiosa idea…

Pusimos música y calentamos los sartenes, cocinamos para nosotros comida que

no requería mucha preparación, solo un poco de hambre y mucha diversión. Ella

no quiso dejarme cocinar pero logré persuadirla entre caricias y besos que pronto

sabrían a pan pizza, cuando acabamos de cortar, saborear y bailar llevamos el

almuerzo al patio trasero, con la naturaleza observando el reencuentro de dos

almas, en una mesa.

Hablamos de nosotros para conocernos aún más y la relación con nuestras

familias.

—Mi filosofía es sencilla de explicar pero a veces dura de practicar, quiero ser el

chico con el que me gustaría que mi hija saliera, con eso lo digo todo… Que la

respete, que la valore y aprecie, la haga sentir especial porque como ella no habrá

otra… — Ser el ser que le escriba por las noches, use sus facultades, talentos y

dones para ser feliz haciendo lo que más ama, escuchar al corazón…

—Te pareces a mi padre, él es un hombre increíble que hace lo que tenga que

hacer por el bienestar de su familia, hombres como tu se merecen a las mejores

mujeres… — y bajó la mirada para echarse un bocado, yo no, la mantuve directo

en sus ojos, sin moverla.

184
—A mi me parece increíble la naturalidad que tenemos para observar directo a

nuestros ojos y exteriorizar lo que hay adentro, sin indirectas, sin rodeos de ningún

tipo, somos tan transparentes que no me da pena decir que a tu lado me siento

libre de verdad, eso es estar completo, sentir que nada falta porque al fin me

siento… lleno.

El puente entre nosotros casi se volvió visible, Ella soltó el tenedor y no sonrío de

inmediato, estaba impactada porque supo que mi sinceridad se desbordó, no dije

ni una sola palabra que no saliera del corazón…

Comenzó a llover en ese preciso momento, gotas grandes que mojaban las sillas,

el queso, el mantel. Ales se levantó rápido y comenzó a llevar las cosas adentro,

yo le ayudé y cuando todo estaba guardado tomé los utensilios que usamos para

comenzar a lavarlos.

— ¿Qué crees que estás haciendo? — me dijo mientras me abrazaba fuerte, muy

fuerte y me alejaba del agua y el jabón

— ¡Cocinaste la mayoría, déjame lavar los platos! — yo tenía la razón pero esta

no tenia peso, ahora los dos estábamos bajo el dominio del corazón.

— ¿Crees que voy a perderme un rato de ti por unos platos que puedo lavar

luego? Ni lo pienses… — y me tomó con delicadeza, ganas y firmeza, llevándome

con al sillón, donde me perdí cierta parte de la escena porque cuando me di

cuenta estaba acurrucado con Ella.

185
Las horas pasaron y parecieron minutos, estas son las injusticias de las que a

veces hablo, cuando se pasa un rato agradable el tiempo vuela porque el reloj

desaparece, la hora de irme estaba cerca porque a las 6:00 p.m. tenía el curso de

gnosis, así que llegó el momento…

—Ales ¿sabes lo que pasa aquí? Somos amigos y eso nunca va a cambiar pero,

sabes a que me refiero…

—Lo sé Loch… — y bajó la mirada mientras yo mismo me acorralaba contra la

pared — nunca he pretendido herirte, pero mi corazón no puede corresponderte

ahora, desearía que así fuera…

Puse mi mano en su mentón para levantarle la cabeza con suavidad, nosotros no

hablamos viendo al piso a menos que lo dicho sea lo que no queremos. Aun no

comprendía el porqué de todo esto pero si Ella pensó que iba a reaccionar como

la vez pasada, estaba equivocada, mis sentimientos ahora están legitimados por la

consciencia.

—No te sientas mal, musa, yo estoy consciente que el corazón ama porque

quiere, si no es el momento no te preocupes por ello, existe una pared invisible

que me separa de ti pero el martillo de mi voluntad algún día la tirará, estoy aquí

porque quiero, al igual que el haber hecho lo que he hecho, todo es porque

quiero… Jamás te obligues a nada porque yo nunca lo haré. — y le ofrecí esa

sonrisa que Ella correspondió, tomó mi rostro con delicadeza y mientras me

abrazaba, besó mi cuello, mi mejilla, mi corazón.

186
—Eres el ser más noble que conozco, gracias por llegar a mi vida… — susurró a

mi oído, sin soltarme, solo bajando las manos para encontrarse con las mías y

sostenerlas cuando regresara a su antigua posición. Comprendió que mi amor es

legítimo y lo agradeció.

Me acompañó a la puerta y a la despedida los abrazos y besos eran más intensos,

yo saqué lo último que me quedaba de fuerza para mirarla a los ojos de nuevo y

decirle:

“Ales, yo te espero…”

Besé su mano y me marché.

-“La cabeza fría y el corazón caliente, no al revés”, me dijo cierto amigo una vez.

-“Cabeza fría y corazón caliente, mientras su calor sube y baja desde las puntas

de los pies, hasta el fondo de la mente”, en voz baja agregué…

Articula la hora del ahora que actúa consecuente de un impacto tibio e inherente

entre el oscilador de cristal líquido, el que me da la fuerza y me mantiene aquí vivo

y la máquina mecánica que si de solucionar se trata, nada se le escapa.

Procura leer entre líneas lo que aquí yo te escribo, no hallo otra manera de decirlo

sino es expresando entre pistas y acertijos los distintos matices que una hermosa

vida lleva consigo. Esa llama que a veces tirita buscando abrigo es la misma que

arde rebosante cuando tus pies tocan la pista y queman el piso; tal como someto a

elevadas temperaturas el lápiz cuando lo acerco al papel y hago lo mío…

187
Funde conmigo el silencio que no escuchas porque estás contigo, junto al ruido

que ordena, somete y no sugiere porque piensa que eres suya al no sentir lo que

sentimos; no hace falta que obedezcas, es duro pero sé que puedes, eres fuerte.

No es nuestro enemigo, es un poderoso aliado que se cree rey por la importancia

que se le ha dado y mientras su corona más alto se eleve, más falsa será la

felicidad que ofrece, más triste la tristeza que entristece…

No te dejes guiar por lo que las cosas aparenten, recuerda que esos ojos que a

simple vista ven, complicadas mentiras se creen. Si quieres ver la verdad, cierra

los ojos y abre el que llora emotivo porque ahora siente, él sabrá lo que conviene...

Presta atención a esa lúdica conexión que quiere nacer entre sombras y luz.

-“Sigo aquí y nunca me he ido, lo he escuchado y visto todo, yo permanezco

contigo”, de un frío susurro escuché.

-“Es curiosa esta máquina que te encierra a ti conmigo, cuando siente hambre

come, cuando siente frío busca abrigo pero cuando siente amor, cuando siente

amor ni se te ocurra enfriarlo viejo amigo, pues me ha escuchado y lo declaro

únicamente mío” , con un cálido grito me expresé…

Lochmam Ayón Olivas Él soluciona, Yo escribo

188
Esa misma noche lo escribí para Ella, también conocí a Katiria, una compañera

del curso cuyas intenciones fueron claras desde el inicio: confundirme para luego

hacerme suyo.

No es una mala persona, es simpática y con sed de autoconocimiento pero no se

encontraba de acuerdo con algunas enseñanzas que se impartían, como la

conservación de la energía sexual para transmutarla o a su debido momento,

crear vida. Me vio un poco afectado esa noche al salir del curso, tuvo interés en

saber que pasaba y sin ningún problema, le conteste viéndole a la cara.

—Ales es la chica de la que me he enamorado por primera vez en mi vida, me di

cuenta cuando supe que tenía novio y mis sentimientos simplemente ahí seguían,

creciendo, creyendo, amando…

—Ay Loch, yo nunca me he enamorado pero suele confundirse con obsesión, yo

una vez anduve con un muchacho que era muy lindo conmigo pero yo no le

correspondía, a veces no queda de otra, así es la vida.

“Cuidado con lo que pienses” me advirtió la voz interna, sabiendo que si dudaba

podía caer. Nuevamente aparecieron opciones propuestas por la mente: “puedes

prestarle atención y dejar que esas palabras vacías llenen tu fuerte corazón o

puedes demostrarte a ti mismo que no necesitas ser fiel a nadie más que el que te

mantiene aquí vivo, así le demostrarás a ella que no eres como cualquiera que se

obsesiona porque busca poseer, somos distintos, demuéstrale que el amor real e

incondicional aun existe, demuéstrale lo que es amar…”

189
Supe que mi mente y espíritu son fuertes, pero el cuerpo pertenece a este plano

dimensional y mientras no lo domine a la perfección, este sí puede titubear ¿de

qué dependerá? De lo que yo coloque en mi realidad ¿ver para creer? No, creer

para poder ver.

Sus palabras siguieron saliendo pero ante mis oídos yo solo escuchaba un

balbuceo.

—Loch ¿va a estar ahí para Ella siempre? Porque puede que el verdadero amor

de su vida, el que lo prefiera a usted antes que a otro, esté a la vuelta de su

esquina, o a la par suya…

— ¡Está a la par mía! — le dije viéndole a los ojos con seguridad — es solo que en

cuerpo aún no, siento que hay cosas que debemos aprender primero antes de

estar juntos, mientras tanto su esencia me acompañará así como la mía se

encarga de cuidarla cada vez que se va. Kat, soy un amante empedernido, de

verdad, de los que ya casi no hay…

Esto le hizo guardar silencio por unos momentos, Calde estaba presente y puso su

mano en mi espalda demostrándome aprobación mientras asentaba con su

cabeza y una sonrisa.

Espero que no me haya malinterpretado, pero si no dibujaba esa línea que

demarca mis intenciones verdaderas de las que suelen engañar a mi cuerpo no

podría haber amistad aquí, no quise alejarme de una futura buena amiga por

confundir las bromas que yo hacía. No digo que sea el caso pero me he

confundido viendo amabilidad y coqueteo jugando el mismo juego, por eso aclaro

190
desde un principio, cuando conozco a alguna chica por primera vez y parece tener

interés, que mi corazón ya eligió y si Ella pasa el resto de su vida mirando el

exterior a la par de otro, verá a un poeta que no necesita estar con alguna mujer

para matar soledad, porque desde que apareció en su vida ya no la ha sentido,

nunca más…

Llegó el viernes y con él la siguiente sorpresa, escritos bajo almohadas ¿a quién

se le ocurrió? Al mismo que lleva chocolates en una bolsa para su cómplice

secreta. Cuando la vi afuera esperándome y me vio a la distancia sonrió, es la

clase de personas que disfrutan hacer feliz a los demás, especialmente si es su

hermana, me acerque pero ella caminó en puntitas, tratando de no hacer ruido y

me susurró.

—Ales está aquí con toda la familia, si entro con él me verá, por eso lo guardaré

en el auto y en la noche lo escondo, ¡pensé en todo! —será buena hermana, pero

mejor cómplice, no existe.

—Me parece genial, toma — y le di la bolsa con chocolates, amargos, dulces,

cremosos, grandes y pequeños — es un pequeño agradecimiento para mis

cómplices, tu madre cuando no pudiste, me ayudó.

Y aunque otra vez me hubiera gustado quedarme un rato más para conocerla,

había riesgo de que alguien saliera, nos viera y se acabara el factor sorpresa; por

lo que me despedí en silencio y justo cuando planeaba irme dando unos pocos

pasos de regreso, sentí que algo me faltaba…

191
Me regresé lentamente y tan silencioso que no se dio cuenta cuando lo hice, ella

ya estaba guardando en el auto el folder, me acerque a su oído como si fuera a

decirle un secreto.

—Se me olvido algo — y del oído a su mejilla me desvié, le di un beso y

nuevamente susurré — dale eso a Ales.

No hizo nada mientras me movía al otro lado de su cara para hacer lo mismo, “Y

este es para vos” esta vez en voz baja, se rió.

Escuchaba la risa de Ales disfrutando a unos pocos metros de mí, con su familia,

tuve ganar de pedirle a Irlanda que dijera su nombre y saliera pero me mantuvo

firme al plan, la sorpresa, esperé que con el beso me recordara hasta la próxima

¿Cuándo? No tenía ni idea, solo estaba seguro de una sola cosa, la iba volver a

ver.

Esa misma noche, a muy altas horas, me llegó un mensaje de texto de Ella:

“Mañana tengo ensayo a la 1, por si quieres llegar a saludar… POETA”

¿Perdérmelo? Ni en broma. Me levanté temprano para hacer las labores de la

casa y llegar a tiempo para verla danzar y convivir juntos una vez más, pero la

vida dio otro giro inesperado, la universidad estaba cerrada cuando llegué.

Preferí llamarla antes de saltar vayas, era un día feriado pero había gente

ensayando, lo vi desde afuera.

— ¡Aloha musa! ¿Estás en ensayo? La universidad está cerrada, es feriado y vivo

tanto en otro mundo que yo no sabía.

192
— ¡Oh Dios! Estoy en mi casa, iba asistir al ensayo de la 1:00 p.m. pero debo

pintar unas paredes por lo que decidí ir únicamente al obligatorio, el de las 3:00

p.m. es mi culpa por no avisarte. — fue en parte mía también, no respondí el

mensaje de invitación, solo llegué.

—No te preocupes, nos veremos cuando tengas un poco de tiempo libre para mí,

no tienes la culpa, todo está bien. — tal vez sintió una fea sensación al escuchar

que venía desde mi casa exclusivamente para verla.

— ¡Ven! Ven y me avisas cuando estés aquí. — no lo dijo por compromiso, lo sentí

en su voz, pero aun así pregunté para estar seguro.

—Si estás ocupada puede ser después, no quiero estorbar en tus tareas.

—No digas eso que son ellas las que me estorban para estar contigo, llegaré un

poco tarde al ensayo, ¡no importa! Ven que quiero verte…

Y corrí, no es que haya estado tan desesperado como probablemente aparenté,

es que yo también tenía ganas de verla pero no de atrasarla en su ajustada

agenda, me dije a mi mismo: “que sean solo unos minutos, no abuses de sus

tiempo que lo tiene medido” pero estaba consciente que no iba a ser así, nunca

nos hemos podido ver y solo saludar rápidamente, nosotros rendimos la vida

olvidando que hubo un antes y habrá un después.

193
Le conté sobre Kat, no hablándole mal de ella sino planteándole su punto de vista,

la obsesión. Ales me observó con una sonrisa franca, me miró a los ojos poniendo

sus manos en mis hombros y acomodándome totalmente de frente.

—Loch, tú no estás obsesionado, conozco a tipos que se han obsesionado

conmigo y a esos no los dejo ni estar cerca, tú lo que estás es enamorado de

verdad, no como los “déspotas” que aseguran amar y ni conocen el amor.

— ¿Y no te incomoda que esté así? Porque yo estando en tu lugar, con una amiga

profundamente enamorado y yo sin poder corresponder sería una situación

extraña…

—A mí lo que más me importa entre nosotros es que seas feliz, si eres feliz

haciendo lo que haces, somos 2. Que tu sonrisa nunca se extinga Loch, es algo

así como mi sol, si eres feliz a la par de alguien más, adelante, yo aquí estaré para

ti en donde sea que estés.

—Gracias Ales, yo también quiero que seas feliz y espero haberlo demostrado con

hechos, para no pedirte que me creas con palabras, como lo hace el impostor.

—Cuenta conmigo y siempre seremos 2…

Y me enamoró otra vez, con tanta facilidad, con tanta complejidad, algo que nadie

más puede hacer. Hablamos hasta que la lluvia nos recordó que el día avanza

aunque perdamos la noción, la despedida fue dulce, tal vez no llevándome las

palabras que esperé recoger pero sí las necesarias para volverme fuerte, dicen

que así soy yo.

194
Llevé paraguas pero quise mojarme, la lluvia limpió cada duda y pensamiento

dudoso que atormenta el alma, ella sabe lo que es mío y lo que no. De regresó el

camino fue más largo, la universidad estaba cerrada por lo que tuve que rodearla

pero esta vez la fuerza que una sonrisa otorga me acompañó haciéndome

recordar el día que comencé a escribir nuestra historia, la misma noche que partí

de su hogar con una sola idea en mi cabeza: que no importa cuántos años sean,

yo a Ella la espero porque sé que no hay otra igual.

Nunca fui el chico que les gustó a todas en la escuela, mucho menos el que

buscaba coleccionar besos probando labios como si fueran trajes frente a un

espejo. Solo soy un hombre que se enamoró creyendo firmemente en el amor que

la sociedad, la televisión y el concepto erróneo de diversión dijo “se acabó”. Si

existe una chispa de esperanza en el amor sin condición, esa chispa quiero ser yo.

Pasaban 2 semanas y a veces hablábamos por mensajes, pero no es lo mismo

para alguien que prefiere entenderla viendo a los ojos que esperando que un

mensaje llegue completo si es que planea llegar. Me gustó pensar que nos dimos

un tiempo, Ella para aclarar el estado de su corazón y yo para escribir desde él a

través de la meditación.

Yipy me ayudó a pagar la universidad porque el comprador de mi ballesta se

retractó, pero al salir por alguna razón elegí la puerta de atrás, la que lleva a un

corredor y este al árbol de buganvillas donde uno puede ser dos y viceversa, como

hoy.

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—En este árbol estuve con Ales hace un tiempo, la extraño… — mi voz nostálgica

sonó, pero la quiero libre, conmigo o no…

— ¿Este no es el grupo de baile de hip hop? — dijo Yipy

—… No puedo creerlo… — dije yo

Y entre todas las personas que estaban bailando a mi espalda solo una estaba

viendo en otra dirección, era Ales y cuando la vi, Ella me vio. Estaban en plena

coreografía pero no le importó, salió corriendo y con un brinco y un particular

sonido de emoción, me tacleó.

Ella tampoco podía creer lo que pasaba, el que estaba parado ahí por

“casualidad” ¡era yo! Le presenté a Yipy, al fin se dio la esperada ocasión.

— ¿Debes irte? — después de hablar un rato me preguntó.

— ¿Puedo quedarme? — le respondí con otra pregunta y Ella se río.

Asentó con la cabeza, besó mi mejilla y al ensayo regresó, Yipy y yo tomamos

asiento mientras él me describía lo que acababa de ver.

“Loch, si esto no es amor no sé qué es, tampoco Dios”

Y aunque mi mirada perdida en su danza pareciera que no le puse atención, si lo

hizo porque fue de ahí que surgió el empujón que necesité para sacar mi lapicero

y traer al papel mi don.

“Me encantan las mujeres bailarinas, crean arte en cualquier lado que pisan.

Llevan en la sangre el ritmo de la diosa que se mueve expresando con su cuerpo

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la sensación de la música; ella nunca lleva prisa, solo pasión y un sutil movimiento

de cintura que pocos entienden como ellas disfrutan. De todas las chicas que

danzan en la pista solo una ante mis ojos brilla, no es solo porque los proyectores

también la prefieren, es por su franca sonrisa…”

Ahí estaba Qned, pero al verme hicieron una pausa y desapareció. Al ver tanto

movimiento me dieron ganas de entrenar y Yipy no quiso participar pero me

apoyó, comenzamos a ingeniar maneras de usar el entorno como gimnasio para

levantar el cuerpo y encontramos un punto ese punto de intersección.

Me cansé a unas cuantas repeticiones pero no fue por esto que me detuve, sino

porque disfruté de un flechazo cuando sorprendí a Ales viéndome de reojo.

Caminé hasta el árbol de buganvillas a pocos metros de ahí para escoger las

flores más vivas pero estaban muy altas, Yipy no preguntó nada, solo me siguió y

lo dijo:

“Súbase a mis hombros”

Y así lo hice, Ales nos vio haciendo acrobacias para elevarme hasta la cima del

árbol donde estaban las más hermosas buganvillas, Ella saltó donde estaba, tal

vez para ver, tal vez de la emoción. Yipy me bajo con mucho cuidado y sin

importar lo que pensaran los demás, besé su cabeza mientras eso pasó, la ayuda

que me había dado fue tan significativa que no encontré palabras para expresarlo,

solo esa acción.

Arranqué el escrito con suma delicadeza, dejándolo presentable para regalar junto

a mi flecha favorita atravesando la punta del papel envuelto en pétalos de

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buganvilla, pero Qned llegó y buscó directo a Ales poniéndose a un lado de Ella.

Mi cuerpo titubeó pero el resto, mi mente, mi alma, mi espíritu y esencia

reaccionaron de igual manera y al omiso, materializándose en esa voz que dijo

alto:

“Ve por Ella, tu musa, poeta”

No necesité más, me acerqué con pasos firmes y al llegar a Ella me agaché para

susurrar en su oído lo primero que llegara a mi cabeza pero saliera del corazón

“Aún no está completo este manuscrito pero tu sigue bailando, que de terminarlo y

dejarlo listo, me encargo yo”

Besé su mejilla con pasión, sin silenciador, una vez más en el mundo solo

estábamos Ella y yo. Me puse de pie e hice la señal a Yipy que de inmediato

comprendió; “misión cumplida, vámonos”, avance un poco y lo esperé, me abrazó

aseverando que lo hecho necesitaba no de cualquier amor, sino del que hemos

cosechado juntos los 2.

Ese día Yipy sería testigo de mi interacción al natural con Ales, venciendo

circunstancias que parecen amenazar mi voluntad de hacer lo que da fuerzas al

corazón, obteniendo su guía al ser honrado e identificar al verdadero portador.

Hoy, a un mes de haber empezado a escribir nuestra historia, al fin llegó el día de

mi presente. Han pasado semanas desde la última vez que la vi, acostados en el

césped agarrados de las manos, hombro con hombro viendo el cielo sin estrellas,

la selva de concreto con sus altas luces se las llevó; aun así las veo, no arriba

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donde todo está oscuro, sino al lado del ser que por unos momentos no piensa

porque solo siente, siente el aire frío entrar a sus pulmones, los pinos moviéndose

con el viento, mi cálida mano acariciando la suya, mientras cierra los ojos y

disfruta, mi piel se siente atraída por su envoltura, por unos instantes mis labios

son suyos y sus mejillas mías…

Para cuando Ella lea esto, lo vivido será pasado, lo que viene aún no acontece y

es por eso que visto con mi mejor traje de gala, preparándome para cumplir el más

grande de mis sueños cumplidos. El plan es sencillo, iré a visitarla para hacer lo

que hice en varios sueños, lo que siempre he querido.

Yipy me acompañó a la universidad para darme su fuerza y aprobación, con un

abrazo me hizo saber que él hasta aquí me acompañaba, me tocaba seguir solo

en cuerpo pero no en espíritu, así se despidió mi hermano, por el que si es

necesario hasta mi vida doy.

Caminé hasta su puerta dejándole un mensaje que decía “revisa tu buzón”.

Cuando abrió, todo, pero absolutamente todo se paralizó; su expresión fue única

en la vida e indescriptible con palabras, atónita solo me observó como nunca me

había observado…

"Hacer el amor se ha convertido en un acto revolucionario estos días, en un

mundo donde el sexo se vende a cualquier precio y en cualquier esquina, sin

ningún valor, sin ninguna caricia; donde con un guiño y una falsa sonrisa te

puedes llevar compañía que te deje solo y vacío al terminar la noche y abrir las

cortinas...

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Hacer el amor no es despojarse de las ropas y hacer lo que el cuerpo dicta.

Es aprender hablar el idioma que sabes solo esa persona habla al haber creado

juntos sus propias conjugaciones, son dos sujetos y un único verbo componiendo

armoniosas canciones...

Que con el pasar del tiempo algún día se convierta en la mejor obra de cualquier

artista, la que cobra vida y alegra las mañanas, tardes y noches de cada día y

mientras las manecillas que se detuvieron en aquel momento regresan, recuerdes

el fruto no de una lujuriosa noche, sino de un alma que se enamora y ama para

toda la vida. Esa, es mi revolución..." — Le dije, viéndole directo a los ojos sin

mover los labios, solo sosteniendo una sonrisa y con el corazón en la mano.

— ¿Qué ocurre? — Preguntó al saber que algo especial ocurría, sin alzar la voz,

solo llevando las manos a su boca, es la reacción natural del corazón.

— Todo... — Me atreví a responder sin usar palabras, solo con la mirada sabiendo

que algún día, sabría lo que aquí pasa…

“No digas nada, sé que esto es algo que no te esperabas. He venido para hacer

mi sueño realidad, traigo en mis manos la historia escrita que guardarás en tu

interior y en mis labios la página vital. Sé que hemos pasado por mucho y

pasaremos por más, pero hoy en la mañana cuando abrí los ojos y ya pensaba en

el final, me di cuenta que nunca te he dicho de frente las palabras que siempre se

han quedado solo en mi corazón…

“Alessandra, te amo… ¿Tú me amas?”

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Llevé mi dedo a sus labios para evitar que contestara, si es que planeaba hacerlo

de inmediato. Le entregué esta novela en sus manos mientras sacaba de mi

bolsillo, adornado con buganvillas, un lapicero para ponerlo lentamente sobre el

escrito, Ella entendió…

Me acerque a su rostro para besar su mejilla con todo el fuego de mi calor,

pasándome en cámara lenta hacia la otra y acercando como nunca antes mis

labios a los suyos, casi rozándolos pero sin contacto. Saqué un papelito de mi otro

bolsillo y lo prensé con el lapicero mientras mencionaba las siguientes palabras:

“Si me extrañas, ábrelo… Si te extraño, los cierro”

Y llevé la mano derecha a tapar mis ojos. El papelito decía “Reglas del juego:

hasta que lo termines, no hablaremos ¿podrás lograrlo? Porque sin tu ayuda, yo

no”

Levantando un poco mi mano derecha para poder ver, besé su mano haciendo la

reverencia que hace un caballero cuando declara por primera y única vez su amor.

“Que pases buenas noches” y cerré la puerta…

Es cierto lo que dije al principio, así comienza esta historia, que es solo

continuidad, no tiene inicio porque no tiene final… Sin embargo, esta novela si lo

tiene y yace en la siguiente página, con la respuesta de Ales que yo nunca sabré

porque aprendí alcanzar mi letal revolución: “Amar sin la respuesta”, era la voz...

Al fin, soy yo.

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“Y si no estamos destinados a estar juntos, por favor cuéntale de mí a tus hijos, yo

les contaré de ti a los míos, que en mis sueños no son otros, sino los mismos…”

¿Me amas?

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