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¿Qué ha de llegar? ¿Qué traerá el futuro? No lo sé, no presagio nada.

Cuando una araña


se arroja desde un punto fijo hacia abajo, hacia sus consecuencias, siempre ve ante sí un
espacio vacío en el que no puede hallar apoyo por mucho que se estire. Eso mismo me
sucede a mí: por delante, siempre un espacio vacío; lo que me impulsa hacia delante es
una consecuencia que se halla detrás de mí. Esta vida está trastornada, es horrible; no se
puede aguantar.

Pienso que la vida no es un viaje, simplemente es vagar, un barco que va desde Barcelona
a Venecia viaja, un barco que no sabe a dónde va, simplemente vaga. Hay dos maneras de
estar en la vida, estar perdido y encontrarse perdido, si uno no se identifica con ninguna de
las dos categorías es porque se encuentra en el primero. La filosofía y el aburrimiento son
los dos caminos más rápidos para encontrarse a uno mismo, encontrarse a uno mismo
perdido. Por ello son dos cosas que se están intentando eliminar de nuestras vidas. El
conocimiento es poder, pero mucho conocimiento es impotencia, ya que nos daremos
cuenta del poco poder que tenemos. ¿Qué hacer ahora que me encuentro perdido? Esta
perdición ya la vaticino Nietzsche con el dios ha muerto y nos propone la idea del
superhombre, dar la vuelta a todos los valores cristianos donde la humildad, generosidad,
fraternidad y un largo etcétera pasan de virtud a aquello que hay que destruir, también nos
dice que hay que vivir la vida como si esta se repitiera de manera infinita, esta idea viene de
su intención de romper con la otra vida (el cielo) por el que viven los religiosos, no vivas
para otra vida, vive esta vida. Pero Nietzsche determina la vida con un supuesto tan falso
como lo pueda ser la de un católico, es decir, vive como si la vida se repitiera de manera
infinita y decir vive la vida como si después te recompensaran según tus virtudes, no son
tan diferentes. El gran error de Nietzsche fue su ego, que no lo dejó ver que el primero que
estaba perdido era él, veía la perdición de la sociedad pero se creía impermeable. He
pensado muchas veces en agarrarme a una religión, podría pensar que sería una falta al
honor del que se debe a la verdad, pero en verdad que ha hecho la verdad por mí, que le
debo yo a la verdad, si lo único que me ha dado son disgustos, no le debo nada. La religión
es el estar perdido de los religiosos y el intento de estarlo de los que se encuentran
perdidos, es el chivo expiatorio, el bunker donde me intento meter pero no me abren la
puerta, la mente no acepta la condición de encontrarse perdido y siempre busca algo, esto
puede ser cualquier forma de engaño o idealización que podamos crear, lo cual nos lleva
inevitablemente a estar perdidos.

El estar perdido que se trata aquí es un estar perdido existencial, si uno está en una ciudad
que no conoce puede llegar a poner en práctica los dos conceptos de estar/encontrarse
perdido, pero no hablo de ese estar perdido, esa persona puede llegar mediante un mapa o
un taxi o de 1000 maneras diferentes a su casa, en mi caso no hay casa, no hay taxis, no
hay mapa, no hay salida ninguna. Nos inventamos los mapas para hacer ver que no
estamos perdidos, pero solo son una mera ilusión,

El 21 de noviembre, en mis cumpleaños, de camino a comer con mi familia para celebrarlo,


me topé con un trabajador de médicos sin fronteras, me invitó a hacerme socio de la Ong
donando cierta cantidad al mes, yo acepté, y cuando le dije mi fecha de nacimiento se dio
cuenta de que eran mis cumpleaños me dijo: “Es el mejor regalo que te puedes hacer”. No
me dijo es el mejor regalo que puedes hacer a los niños que necesitan ese dinero, el regalo
no era para ellos, era para mí. Al hacer ese regalo estaba no solo comprando vacunas,
también estaba comprando la ficción de que soy buena persona y que iré al cielo, tendré
buen kharma… Lo que me lleva a la siguiente conclusión, al dar algo a alguien no hacemos
más que darnos algo a nosotros mismos.

Mi estar perdido me ha llevado a sostenerme cual equilibrista en diferentes ficciones, o no


tan ficciones. Desde que era muy pequeño, he vivido con una perra, Lluna, ella fue la causa
de encontrarme y también el soporte para aceptarlo, todos los días la sacaba a pasear, solía
andar mucho por la playa, la soledad de esos momentos me llevaban inevitablemente a la
reflexión, ahí los pensamientos venían crudos, no solo porque nadie las había cocinado, si
no también porque sangraban, ahí los pensamientos eran brutos, no solo por la pureza, si
no también por la brutalidad. Mientras más conocemos más nos damos cuenta de que
somos menos. Ahora que he perdido a mi acompañante de este viaje que es la reflexión,
me dispongo a escribir en este ordenador en soledad.

La principal razón de seguir viviendo y seguir como si nada de lo que he expuesto arriba
fuera verdad, son los sentimientos. El sentimiento de amor, de amistad, de empatía… Yo me
agarro al amor que siento por una persona, el simple hecho de amar es una bocanada de
aire para volver a sumergirnos en la intemperie del tiempo, sin él nos ahogaríamos, pero
también él alarga la agonía de saber que nunca saldrás de ahí.

Al igual que la religión es el opio del pueblo, estar perdido es el opio de los que se
encuentran perdidos.
Esta ansiedad insoportable es un sentimiento que no se la deseo ni a mi peor enemigo, es
la sensación de estar ahogándote en un lago congelado con una capa de hielo sobre tu
cabeza de un grosor de 5 metros. Esta ansiedad lleva a cualquier persona que la llega a
sufrir a no querer seguir viviendo, llega un punto que es más deseable la nada absoluta a la
ansiedad perpetua. Tengo que atacar esta ansiedad, ya que creo que tengo el potencial de
ser feliz, ya lo he sido y creo que puedo volver a ese estado mediante pequeñas cosas,
pero todavía no sé como solucionar la ansiedad que me produce la ocupación de esa grán
habitación. Muchas veces he pensado que lo mejor para mí es sacar a esa persona de mi
corazón, pero no soy capaz de hacerlo, sé que llegará el día donde este se vuelva a vaciar
y el día donde se vuelva a llenar, también pienso que puede que un día llegue a cerrar esa
habitación con candado para siempre o hasta nuevo aviso, creo que me ha traído más
problemas que soluciones, pero me ha traído más problemas a partir de la última
ocupación, antes de esta era lo que me mantenía vivo y feliz hasta cierto punto. El hecho de
vaciar la habitación siempre es un acto traumático, donde realmente no sabes cómo vas a
responder a ello, no es algo fácil y no sé tampoco cómo podría llegar a conseguirlo. Una de
las cosas que me hizo amar la vida fue abrir una mansión en mi corazón, tal vez lo que más
me conviene es derribar esta para crear apartamentos con habitaciones más y menos
grandes.

Es como para sentir pánico cuando se verifica con qué


hipocondríaca agudeza han descubierto los viejos ingleses
el equívoco en que radica el fenómeno de la risa. Así te�nemos la siguiente observación del
doctor Hartley:
«Cuando la risa aparece por primera vez en los niños, no es más que un principio de llanto
producido por un determinado dolor, o una sensación de dolor súbitamente sofocada y a la
par repetida a intervalos muy cortos». ¿Qué sucedería si todo en el mundo fuera una
equivocación? ¿Y si la risa fuese en realidad un llanto?

RIDI PAGLIACCI
RIDI PAGLIACCI Recitar mientras atrapado por el delirio
Ya no sé lo que estoy diciendo
¡Y lo que hago!
Y sin embargo luego ¡esfuérzate!
¿Tal vez eres un hombre?
¡ Tú eres Payaso!
Viste el jubón
Y la cara en harina
La gente paga y reír quiere aquí
Y si Arlecchin
Te desea la Colombina
Ríe, payaso, y todos aplaudirán!
Convierte en risa
El espasmo y el llanto
En una mueca el sollozo
Es el dolor
Ríe, payaso
Sobre tu amor roto
Ríe del dolor que te envenena el corazón

Una de las cosas que recuerdo de cuando era pequeña es una frase que me repetía mucha
gente constantemente: “Mira como ríe”. Siempre he sido un niño que se ha reído mucho,
pero la risa no era por nada gracioso, era consecuencia de los nervios. Este comentario me
lo han repetido constantemente, incluso cuando yo no podía dormir por la noche, incluso
cuando vomitaba a las mañanas antes de ir a clase, incluso ahí yo seguía siendo el niño
que reía.
A medida que crecía me iba convirtiendo en el alivio cómico de la clase, el que intentaba
crear la risa en la escuela, el que reía y hacía reír. Esto lo hacía incluso cuando no quería
seguir viviendo. Todo el dolor que tengo dentro lo escondo y lo que muestro a la gente es
una careta, la de un payaso. Cualquiera que no me conozca a fondo nunca podrá ni
mínimamente percibir el dolor que llevo dentro, al igual que el payaso, que por mucho que
esté triste tiene que hacer reír.
Mucha gente me ha llegado a definir como “personaje”, en el sentido de una persona
especial, que hace cosas raras, pero que puede llegar a ser gracioso. No se puede definir
mejor mi situación, es el personaje del payaso lo que la gente ve.
El payaso no puede quitarse la careta, lo quieren y lo van a ver por ser un payaso, nadie
paga para ver a un triste melancólico, lo que hay detrás de la careta es algo que nadie
desea ver, la gente quiere reírse, no quiere escuchar los sentimientos de tristeza de otro.
Es más atractivo un equilibrado mental que un desequilibrado, es más atractivo el cuerdo
que el loco, es más atractivo el feliz que el triste, casi todos intentamos vender que somos
felices, que no lloramos, que no sufrimos.
Desde mi experiencia puedo decir que al quitarme la careta ante una persona lo que he
recibido ha sido su rechazo ante esa parte, esa parte qué es lo más yo que tengo, al final he
tenido que ponerme la careta, hacer como que me va bien, sin hablar de lo que me pasa por
la cabeza, incluso cuando peor he estado he mantenido la careta. Entiendo que el escuchar
el dolor de los demás en demasía es indeseable, el problema es que no sé cuál es la línea,
hasta qué punto el esconder lo que sientes es algo que ni la otra persona quiere. Ahora
acudo al psicólogo, en parte acudo a él porque cuando más bajo he caído, he sentido que
no podía hablar con esa persona, esa persona no me puede dar lo que necesito, porque
tampoco sé lo que necesito, por lo que de mientras seguiré con mi máscara y con mi
mochila.

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