Frank Gilbreth y Lilian Moller fueron pioneros en el estudio de la ergonomía.
Si en la oficina hoy te sientas en una silla cómoda, que está a la altura adecuada para tu escritorio y a una distancia razonable de la pantalla, el teclado y el ratón, tal vez debas agradecérselo a Frank Gilbreth y Lillian Moller Ellos fueron una pareja que estudió minuciosamente cómo mejorar nuestra forma de trabajar a través de numerosos y creativos experimentos. A la vez que criaba a una docena de hijos. Gilbreth y Moller son vistos como pioneros en el estudio de la ergonomía, padres de la ingeniería industrial y autores de importantes aportes a la organización científica. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES
En busca del mejor movimiento
En 1885, poco después de haber acabado el colegio, Gilbreth
empezó a trabajar a los 17 años como ayudante de albañil. Allí se dio cuenta de que cada obrero tenía una forma diferente de hacer las cosas y que algunos resultaban más eficientes que otros, según recoge la página web de la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Mecánicos (ASME, por sus siglas en inglés). El joven Gilbreth comenzó a analizar los movimientos que hacían sus compañeros para determinar cuáles eran los mejores. Así fue como nació un interés que luego contagiaría a la mujer con la que se casaría y que guiaría la vida de ambos. La industria de la construcción acaparó su atención durante varios años. Gilbreth fue pasando por varios puestos dentro de la empresa y estudiando cada uno. Llegó a inventar un andamio fácilmente ajustable para que los obreros pudieran ir cambiando su altura de acuerdo a sus necesidades. También ideó un sistema que les permitía recoger los ladrillos con una sola mano, sin necesidad de soltar el mortero que llevaban en la otra. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES el resultado fue que los albañiles se volvieron más productivos porque ya no se movían tanto: poner un ladrillo les tomaba ahora cuatro movimientos y medio y ya no los 18 que necesitaban antes. Según Gilbreth, esto hizo posible que un solo hombre pasara de poner 175 ladrillos por hora a 550. Gilbreth ascendió con rapidez en la compañía a la vez que recibía clases nocturnas de dibujo mecánico. A los 27 años ya era superintendente y decidió renunciar para crear su propio negocio, cuyo eslogan era "Speed Work" ("Trabajo rápido"). Un interés compartido En 1903, Lillian Moller era una joven estudiante de doctorado que había decidido tomarse un descanso de la universidad para viajar. Su primer destino fue Boston, donde conoció a Gilbreth, 10 años mayor que ella. Tras varios meses escribiéndose cartas, se casaron en octubre de 1904. Gilbreth empezó a compartir con su esposa su pasión por hallar métodos que consiguieran incrementar la productividad de los obreros en la industria de la construcción. Se dio cuenta de que a ella le interesaba el lado humano del trabajo y que esto podía complementar sus estudios, así que la alentó a que investigara con él. Así fue como Moller se alejó de sus estudios iniciales, la literatura, y se decantó por la psicología, una disciplina que en esa época no le prestaba mucha atención al ámbito laboral. FUENTE DE LA IMAGEN,CENTRO KHEEL
La pareja estaba decidida a eliminar todos los movimientos que
no fueran necesarios para realizar un trabajo. Para conseguirlo, estudió de cerca con métodos innovadores todos los movimientos que hacía un empleado. Y los suyos mismos a la hora de hacer tareas cotidianas. Gilbreth, por ejemplo, estudió y determinó la forma más productiva de abotonarse la camisa y de darse un baño. El matrimonio obligaba a sus hijos a registrar cada día sus iniciales en cuadros donde había tareas que estaban cronometradas. Querían encontrar la mejor manera de llevar a cabo las labores del hogar. Más barato por docena Juntos desarrollaron en 1913 el cronociclógrafo, un dispositivo para medir y capturar movimientos. Consistía en poner luces sobre las extremidades que se fueran a mover y tomar una fotografía de larga exposición. La pareja dividía el movimiento del trabajador en sus elementos más básicos, a los que llamaba "therbligs" (Gilbreth al revés) y a los cuales estudiaba por sí mismos también con fotos de este tipo. Las luces que se les había puesto a los empleados se prendían 20 veces por segundo y el obturador de la cámara se abría al inicio del ciclo de trabajo y no se cerraba hasta que este hubiera finalizado. FUENTE DE LA IMAGEN,CENTRO KHEEL
Los experimentos de la pareja les permitió buscar mejores maneras de hacer un
determinado trabajo. Este método fue aplicado en trabajos tan dispares como mecanografía, almacén, empacar peras, hacer botones o transferir cultivos bacterianos en el laboratorio. Moller fue la primera en documentar y dar importancia al aspecto psicológico dentro de la organización científica del trabajo. Ella y su marido fundaron una consultora y su trabajo allí la convirtió en una reconocida experta en producción y fatiga laboral. Gracias a sus estudios, el bienestar del trabajador adquirió más relevancia. Dado lo anterior usamos estos pioneros en el trabajo ergonomico como autores, pues hayamos similitudes en su trabajo para basarlo en nuestro proyecto investigador, ya que diversas patologias tanto diagnosticadas, como no diagnosticadas en la comunidad sabanita bolivariana 2 son ocasionadas por diversas malas posturas tanto a la hora de realizar sus actividades laborales como cotidianas del dia en sus hogares. Y como equipo investigador a la hora de interactuar con la comunidad pudimos observarlo y decidimos tomarlo como un dato importante en nuestra aera de estudio como es la fisioterapia y aportar informacion futuramente en este tema ¨La Ergonomia¨