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La batalla de los

montes
Transductinos:
ubicación y
reconstrucción de
los itinerarios de la
batalla que decidió
la suerte del reino
visigodo
The Battle of the Transductine Mountains: Location and
Reconstruction of the Battle Routes that Decided the Fate of the
Visigothic Kingdom
José Soto Chica1
Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas
Eduardo Kavanagh
Desperta Ferro Ediciones
Francisco José Jiménez Espejo
Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT), Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC)
Mónica Camacho Calderón
Universidad Autónoma de Madrid
Jon Camuera
Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT), Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC)
Kenza Mdehheb
Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas
Ana María Berenjeno Borrego
Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas
Instituto de Estudios Campogibraltareños
José Turrillo Blanco
Agencia de Medio Ambiente y Agua, Junta de Andalucía
Recibido: 20/02/2023 Aceptado: 18/05/2023

1 Autor de correspondencia: josesotochica@gmail.com.


José Soto Chica et al.

RESUMEN ABSTRACT

La precisa ubicación geográfica de la batalla que dio The precise geographical location of the battle that
inicio a la conquista musulmana del Reino visigodo initiated the Muslim conquest of the Visigothic
ha sido una de las cuestiones más debatidas por la Kingdom has been one of the most debated
historiografía española. Estudios anteriores casi questions in Spanish historiography. Previous
siempre optaron por un enfoque filológico. En este studies almost always opted for a philological
trabajo, sin dejar de lado cuestiones filológicas, approach. In this work, without leaving aside
hemos primado los testimonios geográficos, philological questions, we have given priority to
estratégicos y logísticos de fuentes primarias, geographical, strategic and logistical testimonies
confrontados con información actual sobre los from primary sources, and compared with current
ejércitos enfrentados y las vías de comunicación de information regarding the confronted armies and
la época. Presentamos aquí parcialmente nuestra the communication routes of that period. Here we
hipótesis, que nos permite proponer que la batalla partially present our hypothesis, which allows us to
tuvo lugar entre la laguna de La Janda y el cerro de propose that the battle took place between the
Torrejosa. Janda Lake and the hill of Torrejosa.

PALABRAS CLAVE: Visigodos, conquistas árabes, KEYWORDS: Visigoths, Arab conquests, Táriq,
Táriq, Don Rodrigo, Guadalete, Montes Don Rodrigo, Guadalete, Transductine Mountains
Transductinos

INTRODUCCIÓN

Si hubo una batalla decisiva en la configuración histórica de la Península Ibérica y


muy particularmente de España, esa fue la batalla que se libró entre los días 19 y 26 de
julio de 711 entre el ejército del Califato Omeya de Damasco capitaneado por Táriq
ibn Ziyad y el ejército del reino visigodo comandado por el rey Rodrigo. Fue sin duda
una batalla decisiva, y no sólo en el sentido napoleónico del término (Pardo de
Santayana, 2011: 387-398), sino también en cuanto a sus consecuencias políticas,
sociales, culturales y religiosas.
Ahora bien, aunque se han propuesto diversas hipótesis sobre el emplazamiento del
campo de batalla, dichas propuestas no cuentan con el soporte de un testimonio
arqueológico probatorio, pero sí con cuatro graves problemas de partida:

1. Olvidan o marginan el determinante dato geográfico aportado por la única


fuente literaria contemporánea de los hechos: la llamada Crónica mozárabe de 754,
52 2 que deja meridianamente claro que el combate tuvo lugar en los Transductinis
Promonturiis.
2. Al dejar de lado la crucial importancia de los Transductinis Promonturiis a la hora
de identificar el campo de batalla no pueden realmente poner en valor los
elementos geográficos aportados por las fuentes árabes más antiguas y seguras.
Dicho de otro modo, los descontextualizan geográficamente.
3. Obvian por completo lo que sabemos del desarrollo de la batalla y sobre lo que
hoy día conocemos sobre la forma de combatir de los ejércitos enfrentados, el

2La edición y traducción de la Crónica mozárabe que nos sirve de referencia es la de López Pereira (2009).
Aludiremos también en ocasiones a las notables diferencias con la traducción al español de Coronel Ramos y
Fanjul (2011). Ya Roger Collins manifestó su extrañeza ante los reiterados esfuerzos de filólogos e historiadores
españoles por reconstruir los hechos de la conquista musulmana del Reino visigodo marginando o desplazando
a la Crónica mozárabe de 754 en favor de fuentes árabes, asturianas y castellanas que, en el mejor de los casos,
fueron redactadas ciento cincuenta años después de los hechos y en la mayoría, dos, tres y hasta nueve siglos
después. Collins concluyó que no se puede hacer reconstrucción alguna de los hechos de la conquista
musulmana de Hispania contradiciendo o relegando a la única fuente contemporánea que nos ofrece un relato
Página | 80 coherente y datos directos y relevantes (Collins, 1991: 29-31).
La batalla de los montes Transductinos: ubicación y reconstrucción de los
itinerarios de la batalla

godo y el musulmán, su logística, efectivos, organización y tácticas, así como


sobre las vías de comunicación operativas en la época para ser transitadas por
ejércitos y sobre los imperativos estratégicos y políticos que regían las acciones
de ambos contendientes. Aspectos todos ellos que siempre han condicionado y
que condicionan la elección de los campos de batalla.
4. Olvidan reconstruir el paisaje y el clima imperantes en la zona a inicios del siglo
VIII, aspectos que lógicamente condicionaron y limitaron las opciones de
plantear batalla en un lugar u otro.

La batalla, bien lo saben sus estudiosos y teóricos, cuenta con sus servidumbres
físicas, temporales, espaciales, conceptuales, etc.3, y nosotros planteamos tenerlas en
cuenta. Con ello, comprender el tipo de batalla que se libró y, partiendo de los datos
verificables que las fuentes aportan y de los condicionamientos planteados por el
territorio, por sus recursos, paisaje y comunicaciones, precisar el espacio geográfico
que pudo albergar semejante encuentro.

1. LA CRÓNICA MOZÁRABE DE 754 Y EL PROBLEMA CLAVE: LA CORRECTA


IDENTIFICACIÓN DE LOS TRANSDUCTINIS PROMONTURIIS

El primer testimonio de la batalla lo aporta la llamada Crónica mozárabe de 754, obra


anónima terminada de redactar en el año 754 –a tan solo cuarenta y tres años del
encuentro– y escrita por un hispanogodo que habitaba bajo dominio musulmán. Se
trata pues de un documento contemporáneo de los hechos y de ahí su radical
importancia. Su estilo, severo y parco, inspira si cabe aún más confianza y por todo
ello, si se quiere realmente solucionar el problema de la ubicación de la batalla, debe
partirse de la concreta información geográfica que al respecto nos brinda: «Transductinis
Promonturiis sese cum ei conflingendo recepit eoque prelio fugatum omnem gothonun exercitum, qui
cum eo emulanter fraudulenterque obambitionem regni aduenerant, cecidit» (Crónica mozárabe de
754, 52)4. Esto es: «Se fue –Rodrigo– a las montañas Transductinas para luchar contra
ellos –los musulmanes– y cayó en esta batalla al fugarse todo el ejército godo que por
rivalidad y dolosamente había ido con él sólo por la ambición del reino».
La información clave para nuestro propósito es pues «Transductinis Promonturiis»
«Montañas Transductinas». Es decir, «de Transducta». Ahora bien, no hay duda de que
«Transducta» es la forma tardía de «Traducta», esto es, Iulia Traducta. Así queda
constatado en la obra conocida como Cosmógrafo o anónimo de Rávena, redactada hacia el
670, a tan sólo unos cuarenta años de la batalla, y en la que Algeciras aparece una vez
designada bajo la forma «Traducta» y dos veces con su variante tardía «Transducta»,

3 Al respecto, la bibliografía es inmensa, pues dichos condicionamientos determinantes en la elección


del campo de batalla siempre han estado presentes en las obras de los teóricos de la guerra. En el
Strategikon del Pseudo Mauricio, inicios del siglo VII, se advierte sobre la importancia de evaluar bien el
futuro campo de batalla y sobre cómo su geografía, paisaje, etc. determinan esta última: Strategikon VII,
A, 8 (Magaña Orúe et al., 2014). Vegecio, escribiendo a inicios del siglo V, lo abordaría repetidamente y
señalaría también la importancia del terreno y sus recursos en la marcha, en la instalación de
campamentos, etc. en Epitoma Rei militaris, III (Paniagua Aguilar, 2006). Por su parte, Von Clausewitz
tendría muy presente los factores físicos de la batalla: el tiempo, el clima, la geografía, las
comunicaciones, etc. (Von Clausewitz, 1992). Lo realmente sorprendente es que se trate de buscar la
ubicación de una batalla dejando de lado o infravalorando estos condicionantes.
4 Es interesante leer el prólogo de Serafín Fanjul que acompaña a la traducción española de 2011

(Coronel Ramos y Fanjul, 2011. La primera edición del texto de la mozárabe de 754 la tenemos en
Flórez (1752). Otra edición es la aportada por Juan Gil (1973). Recordamos que la edición de referencia
que usamos en este trabajo es la de López Pereira (2009).

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siendo esta la forma usual a fines del siglo VII. Puesto que el anónimo de la Mozárabe
recoge por dos veces el topónimo en su variante de montañas Transductinas5, hemos
de concluir que era también la forma imperante en la primera mitad del siglo VIII.
No obstante, a la hora de precisar, la mayoría de estudiosos transforman la
identificación de los Transductinis Promonturiis en una cuestión dispersa y difusa. Así, por
citar sólo algunos ejemplos, autores como Mommsen y Sánchez-Albornoz ya
convinieron en que los Transductinis Promonturiis sólo podían ser las sierras que
circundan la bahía de Algeciras. Pese a ello, Sánchez-Albornoz se empeñó en llevar el
lugar de la batalla al río Guadalete (Sánchez-Albornoz, 1944: 78-114), esto es, a unos
100 km de Algeciras y a unos 60 km del punto más cercano al Guadalete ofrecido por
las serranías que circundan la bahía de Algeciras. En 2011, Coronel Ramos y Serafín
Fanjul, identificaban vagamente los Transductinis Promonturiis con Algeciras o «Algún
lugar cerca de Gibraltar como Bolonia», sin dar razón alguna para semejante y dispersa
conclusión (Coronel Ramos y Fanjul, 2011: 72). En 2011 y 2020, Gozalbes Cravioto y
Beneroso Santos, proponen identificar los Transductinis Promonturiis de la Mozárabe con
el peñón de Gibraltar o, al menos, incluir este último en tales montes y, a partir de esa
identificación, buscar el lugar de la batalla en el entorno de la bahía de Algeciras y más
concretamente, en el río Guadarranque (Gozalves Cravioto, 2011: 3-35; Beneroso
Santos, 2020: 9-15). Pero esto es algo de todo punto imposible, pues así lo requiere
hasta la coherencia interna de la Crónica mozárabe, ya que el anónimo autor menciona,
englobándolo con su nombre clásico, al peñón de Gibraltar como: «Columnas Herculis»
y ello en el contexto de su narración sobre la travesía del estrecho de Gibraltar,
«Gaditanum Fretum» nos dice, afrontada por Musa ibn Nusair en 711/712, por lo que
queda claramente diferenciado de Transductinis Promonturiis. Y es que, además, la
«Columnas Herculis» seguía siendo la denominación usual en la época, pues también el
Anónimo de Rávena, escribiendo hacia 670, engloba a Calpe/Gibraltar con ese nombre,
como también lo hace el autor de las Notitiae Graecorum Episcopatuum escribiendo hacia
6656.
En segundo lugar, porque si el autor de la Mozárabe hubiera pretendido designar al
peñón de Gibraltar con el topónimo Transductinis Promonturiis, hubiera usado un
singular, por ejemplo «promontorio Transductino» y no un plural. Y en tercer lugar y
todavía más concluyente aún, según la Crónica mozárabe de 754, al narrarnos cómo en
740 el valí de al-Ándalus despachó un ejército contra los rebeldes bereberes que
acababan de tomar Tánger, deja bien claro que había que cruzar los Transductinis
Promonturiis, las montañas Transductinas, para llegar a Algeciras desde el interior y, más
concreta y reveladoramente aún, si se venía desde Córdoba y se quería alcanzar el
Estrecho (Figura 1). Algo de todo punto imposible si los Transductinis Promonturiis
tuvieran algo que ver con el peñón de Gibraltar (Crónica mozárabe de 754, 82)7.

5 Anónimo de Rávena 344 L. 6 para Traducta y 305 L. 12 y 516 L. 5 para Transducta . Sobre la identificación
de Algeciras con Traducta / Transducta / Mesopotaminoi / Messulan Ciuitatem, véase: Soto Chica y Berenjeno
Borrego (2015: 163-194).
6 La Crónica Mozárabe del 754 da el año 749 de la Era para el desembarco de Musa (Crónica Mozárabe del

754, 54). Sobre la pervivencia de la denominación de la Columna de Hércules: Anónimo de Rávena, 167 y
307; Notitiae Graecorum Episcopatuum, 353. Para un estudio de la importancia de esta obra para el
Occidente Mediterráneo del siglo VII y sobre su cronología, véase: Soto Chica (2015b: 139-154).
7 La Crónica ofrece un testimonio contemporáneo de esta intervención andalusí en los primeros

compases de la gran rebelión bereber y, por ende, yerran quienes, desconociendo este testimonio y
basándose sólo en los tardíos informes de las fuentes árabes, niegan la expedición enviada a Tánger
desde Córdoba (Blankinship, 1994: 208-210).

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La batalla de los montes Transductinos: ubicación y reconstrucción de los
itinerarios de la batalla

Figura 1: Indicación de las calzadas que comunicaban Corduba (Córdoba) con Iulia Traducta
(Algeciras) en época romana conforme a la nomenclatura de Arias Bonet (2004 y 2007). Composición
propia sobre base cartográfica de Wikimedia commons. Autor: Tschubby. El rectángulo rojo indica la
localización hipotética del campo de batalla presentada en este estudio. Para un mayor detalle del área
del campo de batalla, ver Figura 2.

Descartada su identificación con Gibraltar, con la propia Algeciras, con Bolonia o


con cualquier otro promontorio o ciudad del Estrecho, ¿cuáles son entonces los
Transductinis Promonturiis? Pues sólo pueden ser las sierras que, formando un arco que
protege la bahía de Algeciras del interior, van desde la costa del Estrecho, separando
Algeciras de Tarifa, hasta Jimena de la Frontera y el Mediterráneo. Un cinturón de
montes, no muy alto, pero sí muy quebrado, que se alzaba como un muro entre las
tierras bajas de la bahía de Algeciras y las marismas de la laguna de La Janda y el
Barbate. Una línea de montes y sierras que, en época de la conquista musulmana del
reino visigodo y del anónimo cronista de la Mozárabe de 754, debían de constituir un
límite geográfico reseñable, quizá por haber sido no hacía mucho uno político y
administrativo, pues de otro modo no se entiende que se las cite por dos veces y
dándoles preferencia sobre cordilleras, serranías y montañas mucho más altas y
extensas. En efecto, cuando –al narrar la sublevación bereber de inicios de 740– el
cronista de la Mozárabe recoge la ruta seguida por el valí de al-Andalus, Uqba ibn al-
Hayyach, desde Zaragoza a Algeciras, no menciona ni a las montañas del Sistema
Ibérico ni a las del Sistema Central ni a Sierra Morena, cordilleras todas ellas que,
necesariamente, tuvo que cruzar en su camino, sino que solo menciona a los
Transductinis Promonturiis que se debió trasponer para embarcarse y pasar a África
(Crónica mozárabe de 754, 82).
¿Qué tenemos entonces? Algo muy valioso en nuestro propósito: la correcta y
precisa correspondencia entre el único topónimo transmitido por la única fuente
contemporánea en relación con el lugar en que se entabló la batalla entre Táriq ibn
Ziyad y don Rodrigo: los Transductinis Promonturiis han de ser las actuales sierras del
Cabrito, del Algarrobo, de Ojén, de Algeciras, Saladavieja, Torrejosa, del Bugeo, Sierra
Luna, del Niño, Blanquilla, Montecoche, Sierra Arcca y Sierra Carbonera (Figura 2).
¿Podemos precisar más? Sí, pues como se habrá observado en el texto arriba citado de
la Crónica Mozárabe de 754, nos dice que los Transductinis Promonturiis debían de ser
cruzados para acceder a Algeciras y lógicamente, dicho paso, en el caso de un ejército,
se efectuaría por alguno de los tres puntos en los que las calzadas de la época los
trasponían. Dado que Táriq ibn Ziyad tenía su base logística en el puerto de Algeciras,

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y puesto que Rodrigo marchaba contra él avanzando desde Córdoba, al igual que
veintinueve años más tarde hizo el ejército de socorro enviado a África por Uqba ibn
al-Hayyach, habrá que suponer que la batalla se libró en alguno de los puntos en donde
las calzadas o caminos principales en uso en la primera mitad del siglo VIII tocaban los
Transductinis Promonturiis en su ruta desde Córdoba a Algeciras. Conviene, por tanto,
que nos detengamos a analizar qué calzadas discurrían por esta región y cuales seguían
en uso en el siglo VIII.

Figura 2. Esquema general de las posibles calzadas que recorren la región, con indicación de las
probables rutas tomadas por ambos ejércitos, tanto antes como después del enfrentamiento, y del
posible escenario de la batalla. Nótese la cercanía tanto a la laguna de La Janda como a lo que
probablemente se corresponda a lo que las fuentes denominan montes transductinos, esto es, junto a la
ciudad de Transducta o o Iulia Traducta (Algeciras).

2. LAS CALZADAS Y LOS MONTES TRANSDUCTINOS EN LA PRIMERA MITAD DEL


SIGLO VIII: UNA CLAVE IMPRESCINDIBLE

Hemos identificado cuatro rutas que discurrían desde Iulia Traducta/Transducta que
consideramos que son claves en el discurrir de esta batalla, los itinerarios A6, B30,
B34a y B34b, según la nomenclatura científica y la que proponemos en este trabajo
(Figura 1).
La arteria principal que discurría por Iulia Traducta en época romana sería el sexto
itinerario –A6 en nomenclatura científica– del Itinerario de Antonino, que comunicaba
Gades (Cádiz) con Malaca (Málaga).
El Barrington Atlas of the Greek and Roman World hace discurrir esta calzada por la
costa, a pie de mar, comunicando consecutivamente las poblaciones de Gades (Cádiz),
Ad Herculem (Sancti Petri), Mercablum (una Mansio situada cerca de Santi Petri o
Chiclana), Baesippo o Besippone (a la altura del Salado de Conil), Baelo Claudia (Bolonia),
Mellaria (Tarifa), Cetaria (Getares), Iulia Traducta, Carteia, Barbariana y demás
poblaciones hasta alcanzar Malaca (Málaga).

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La batalla de los montes Transductinos: ubicación y reconstrucción de los
itinerarios de la batalla

Ahora bien, otros autores que han estudiado la zona con más detenimiento tienden
a desplazar esa misma calzada un poco hacia el interior. Según Arias Bonet (2007), a
partir de Mercablum en dirección este, la calzada se apartaría de la costa y discurriría por
el interior (Arias Bonet, 2007). Comunicaría, en efecto, todos los enclaves costeros que
acabamos de mencionar, pero no directamente entre sí sino por medio de ramales
menores que partirían de la arteria principal hacia el sur, sin necesidad de que la calzada
discurriera por ellos. Este recorrido interno, alejado de la costa, se nos antoja mucho
más probable.
Según Pascual Barea, esta calzada A6 discurriría asimismo por el interior, cruzando
el Barbate en la Barca de Vejer y contorneando la laguna de La Janda por la orilla norte
para llegar al paso de los Tornos y cruzar allí el río Almodóvar hacia la orilla norte por
el vado conocido como Pasada del Mojón (Pascual Barea, 2018: 243).
Al sur de La Janda hallaríamos las poblaciones de Baelo Claudia y Mellaria. Pero Baelo,
la actual Bolonia, era por entonces una ciudad arruinada y transformada en un pequeño
enclave de pescadores y Mellaria apenas si contaba (Vizcaino Sánchez, 2007: 148), así
que, desde el siglo IV, la ruta principal seguía desde La Janda en dirección a Transducta
(Algeciras), siguiendo el arroyo de Bugones, entre el Cortijo del Pedregoso y el
imponente cerro de Torrejosa, atalaya natural que domina La Janda y todos los caminos
de la comarca, parajes además en donde la vía se encontraba con los Transductinis
Promonturiis. Por esta zona debía de partir asimismo el desvío que llevaba a Mellaria
(Tarifa). A continuación, la calzada debía de seguir luego por la margen derecha del
Almodóvar, trasponer el puerto de Ojén, que separa las cuencas de los ríos Barbate y
Palmones, llegando luego cerca del Cortijo de Ojén en donde la calzada se desviaba a
la izquierda y seguía ya el itinerario que, siglos más tarde, describiría Idrisi y que,
bajando por lo que hoy es conocido como Garganta del tiradero, iba en dirección a
Los Barrios para girar luego hacia Algeciras y alcanzar allí su puerto. Este itinerario
sería desde el siglo IV y hasta la Baja Edad Media, la ruta principal que comunicaría
Algeciras con Sevilla y, enlazando por Medina Sidonia con la B36 y por esta con la
B14, llegar a la A8 del Itinerario Antonino y terminar en Córdoba (Figura 1)8.
En segundo lugar, debemos mencionar una calzada –bautizada académicamente
como B30 (Arias Bonet, 2007)– que partía de Carteia en dirección norte, remontando
el valle del río Guadiaro hasta alcanzar Arunda (Ronda) y proseguir algo más al norte
hasta enlazar con una densa red de calzadas que comunicaban la zona con Astigi (Écija)
y Corduba (Córdoba) (Figura 1). Puesto que sabemos que Rodrigo partió de Córdoba
para enfrentarse a Tarik9, esta hubiera sido quizás la ruta más corta y, por tanto, la que
en buena lógica podría haber tomado. Pero no fue así, y los textos árabes lo dejan
meridianamente claro. Veámoslo. Al-Hakam, que escribía hacia el 860, y que por lo
8 Para la descripción de los itinerarios, véase: Anónimo de Rávena, IV: 306, 312-317, 322-323, 344-345,
Idrisi, 37-41 y Álvarez Quintana (2005: 6-13). Como muestra el autor, el topónimo Arretba citado por
Idrisi en el camino que llevaba de Algeciras a Sevilla es el cerro de Torrejosa, por lo que el camino en
cuestión, que seguía la vieja calzada romana, pasaba por los Barrios para seguir luego por el arroyo o
garganta del Tiradero hasta llegar al puerto de Ojén, continuando luego junto al Almodóvar, y luego
torcer hacia Medina Sidonia bordeando la laguna de La Janda, vadeando el Celemín y el Barbate hasta
alcanzar Benalup, y la propia Medina Sidonia. Todo ello casa muy bien con la descripción que podemos
recoger en el Libro de la Montería de Alfonso XI, III, apud Gutiérrez de la Vega (1877), Arias (1980: 480-
488) y Roldán Ervás (1975: 130-137).
9 Por citar sólo algunos testimonios, véase: Ibn al-Qutyya, 1-6 (apud Rivera, 1926), Fath al-Andalus, 12

(apud Penelas, 2002), Abu Jafar, 47-49 (apud Gayangos, 2010), Ibn al-Kardabu, 52-61 (apud Maíllo, 1986).
También Al-Hakam, de forma implícita, constata lo anterior al decir que la primera victoria obtenida
por Táriq tras su desembarco y paso por Algeciras la obtuvo sobre las tropas de Córdoba: Al-Hakam,
p. 44 (apud Vidal Beltrán, 1966).

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tanto es la fuente árabe más próxima a los hechos, nos dice en su primera narración de
la batalla que Táriq pasó de Gibraltar a Carteya y a continuación y desde esta, a
Algeciras. El texto de al-Hakam dice en árabe:
‫و توجه طارق فسلك بأصحابه على قنطرة من الجبل إلى قرية يقال لها قرطاجنه و زحف يريد قرطبه‬
‫فمر بجزيرة فى… البحر فخلف بها جارية له يقال لها أم حكيم و معها نفر من جنده فتلك الجزيرة يومئذ تسمى‬
‫( جزيرة أم حكيم‬Al-Hakam, 2-3). Esto es: Táriq se puso en marcha. Pasó un puente que
llevaba de la montaña (Gibraltar) a una población llamada Cartayana (Carteya).
Siguiendo la dirección a Córdoba, pasó cerca de una isla en la cual dejó a su joven
esclava Umm Hakim con algunos de sus guerreros. Esta isla, desde entonces, se conoce
por el nombre de Yazirat Umm Hakim10. No hay duda de que esta isla es la isla verde
del puerto de Algeciras11. ¿Qué nos está diciendo entonces al-Hakam? Que para ir de
Carteia (Carteya) a Transducta (Algeciras) se debía de tomar la calzada que llevaba a
Córdoba. Dicho de otro modo: la B30, el antiguo itinerario principal que llevaba de
Carteia y el Estrecho a Córdoba estaba, o bien en desuso, o bien no era apto para el
avance de un ejército o, al menos, no de uno que temía las acechanzas de otro. Además,
según expresan Corzo y Toscano, aun teniendo su origen en época romana, esta vía
no volvería a tener relevancia hasta plena época islámica, cuando se adoptó como ruta
principal entre la capital de la cora de Takurunna y Gibraltar (Corzo Sánchez y
Toscano, 1992: 154). En el año 711 sería, por tanto, una ruta marginal, montañosa y
peligrosa de tomar para un ejército como el de Rodrigo. De modo que el camino
principal, o al menos el que prefirieron para sus respectivos y contrapuestos avances
Táriq y Rodrigo, era el que enlazaba Algeciras con las cercanías del cerro de Torrejosa
para enlazar allí con la ruta que iba a Medina Sidonia y que describiremos en el siguiente
punto.
En tercer lugar, contamos con la ruta B34 entre Asido y Portus Albus/Iulia Traducta
–según la denominación de Arias Bonet (2007)–, con dos recorridos posibles –no
excluyentes– que a efectos de este trabajo hemos denominado B34a y B34b. Ambas
son relevantes porque, según creemos, la B34a pudo ser la tomada por Rodrigo de
camino al campo de batalla, y la B34b la tomada por Táriq una vez concluida esta (vid.
apartado 3.4).

2.1. La ruta B34a: de Assido a Iulia Traducta por la laguna de La Janda

Hemos denominado -a efectos de este trabajo- como B34 a la ruta que resuelve el
tramo entre Assido y Iulia Traducta –Asidona y Transducta a inicios del siglo VIII–
recorriendo el espacio entre la orilla norte de la laguna de La Janda y las faldas
meridionales de las sierras Blanquilla y del Niño, para después adentrarse por el puerto
de Ojén hasta alcanzar Los Barrios y, de ahí, desembocar en la bahía de Transducta
(Algeciras). Corresponde, grosso modo, a la B34 (sin letra) de Arias Bonet (2007), definida
en detalle por Pascual Barea (2018). Este último la describe entre la falda norte de la
sierra Blanquilla y la orilla norte de la laguna de La Janda, comunicando Assidona
(Medina Sidonia) no con Los Barrios sino con el cerro de Torrejosa, en las
inmediaciones de La Janda. Aquí se uniría, según Pascual Barea, con el sexto itinerario
–A6 en nomenclatura científica– del Itinerario de Antonino del que hemos hablado
anteriormente que llevaría de Gades (Cádiz) a Malaca (Málaga) (Figura 1).

10 El texto árabe ha sido transcrito y traducido por Kenza Mdehheb y coincide plenamente con la
traducción al español de Vidal Beltrán (1966) de Al-Hakam, p. 43).
11 Como señala Vidal Beltrán (1966) en la nota 2, p. 43, de su traducción del texto de Al-Hakam: o Lèvi

Porvençal en la monumental Historia de España de Menéndez Pidal (1995: 13).

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La batalla de los montes Transductinos: ubicación y reconstrucción de los
itinerarios de la batalla

2.2. La ruta B34b: de Assido a Iulia Traducta por las «Angosturas de


Algeciras».

La B34b –consignada en al Barrington Atlas– resolvería el mismo camino que la B34a


pero por una ruta más septentrional, montañosa y accidentada (Figura 3), entre la Sierra
de la Momia y la Sierra Blanquilla, trazado que coincidiría con el de la moderna autovía
A-381 (autovía Jerez-Los Barrios), atravesando el parque natural de los Alcornocales.
Según creemos, esta otra ruta posiblemente sería la que Táriq tomara una vez librado
el combate, para ir desde el campo de batalla sito en el entorno de La Janda en dirección
a la estratégica y vital Assido/Sadüna/Asuna/Medina Sidonia12.
Esta hipótesis se sustenta en el testimonio de los Ajbar Machmua, según los cuales
Táriq, tras combatir a Rodrigo y derrotarlo en el Lago, habría marchado por «la
angostura de Algeciras», Mailliik al-Gazirat, que posiblemente corresponda a la garganta
situada entre Los Barrios y Benalup. Esto implica que, tras la batalla, Táriq tuvo que
retroceder hacia Transducta, esto es, deshacer sus pasos por el puerto de Ojén y enlazar
con la B34b a la altura del fuerte de los Castillejos y así poder tomar la «angostura de
Algeciras» y alcanzar Assido. Una ruta y un lugar, la «angostura de Algeciras» que
también cita el erudito y fiable Ibn Adhari13.
Como vemos, las fuentes, los Ajbar Machmua e Ibn Adhari, señalan que tanto la
hipótesis de Pascual Barea como la de Arias Bonet son ciertas y que ambas calzadas
conectaban Algeciras con Medina Sidonia enlazándose entre sí mediante un camino
transversal, en un punto situado en las proximidades de Los Barrios. De hecho, como
nota curiosa, en la comarca y desde antiguo, se conocía al lugar en donde ambos
caminos enlazaban, el «fuerte de los Castillejos» como «castillo del conde don Julián
que hizo entrar a los moros en España» y así aparece reseñado en un detallado mapa
realizado por un ingeniero militar francés en 170414.
¿Podría ser que Táriq pretendiera simular que cumplía el pacto con los witizanos
volviendo a su base y que mediante una «finta» a través de la ruta B34b cayera sobre
una desprevenida Assidona (Medina Sidonia)? (Figura 2). Sin ejércitos a la vista la ruta
montañosa ya no era tan peligrosa como antes de la batalla, y seguir a los huidos
witizanos, dos tercios del ejército godo, por la llanura de La Janda tal vez no hubiera
sido una buena idea teniendo en cuenta la fragilidad del pacto. Lo que indican algunas
de las fuentes más antiguas y fiables es que Táriq cayó sobre Assidona a sangre y fuego,
saqueándola y asesinando a las tropas, asumimos que witizanas, que sin duda se habían
refugiado allí (Ajbar Machmua, 22-23; Ibn al-Sabbat, 7-93; Al-Makkari, 114-125).
Assidona podría ser el lugar donde muchos de los traidores a Rodrigo perdieron la vida
si no lo hicieron durante la misma batalla donde el rey perdió la suya, tal como nos
cuenta el contemporáneo cronista de la Mozárabe de 754 (Crónica mozárabe de 754, 52).

12 Ajbar Machmua, pp. 21-23; Fath al-Andalus, 15.


13 Lafuente y Alcántara, E. pp. 247 y 257-258 de su índice geográfico y notas de su traducción de los
Ajbar Machmua; Segura González, W. Al Qantir. Monografías y documentos sobre la historia de Tarifa.
Inicio de la invasión árabe de España. Fuentes documentales. Nº 10. Tarifa. 2010, nota 26, pp. 31-32.
14 Titulado Veüe du d'Estroit de Gibraltar et des Environs, avec les tranchées du Siège mis en 1704, el mapa fue

realizado por Louis Boudany se halla en la Biblioteca Nacional francesa con la referencia Gaignières,
6197 y la signatura Bibliothèque nationale de France, P145633 [Vb-152-Fol].

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José Soto Chica et al.

Figura 3: Perfiles topográficos de las tres rutas más cortas desde Iulia Traducta/Transducta (punto
blanco a la izquierda) hasta Medina Sidonia (punto relleno a la derecha), elaboradas mediante Google
Maps. Se incluye el nombre de la vía actual equivalente, los metros de desnivel (subida y bajada), distancia
kilométrica y duración a pie (~4,8 km/h) de las mismas. La ruta 34a es la que requiere un menor esfuerzo
de subida (788 m) respecto a las otras dos posibles rutas. La ruta 34a es más larga que la ruta 34b, pero
se desarrolla por parajes menos abruptos. La flecha roja indica el lugar donde se sitúa la batalla según la
hipótesis presentada.

2.3. Consideraciones acerca de las rutas B34a y B34b

Que las rutas B34a y/o B34b eran el habitual recorrido de los ejércitos que, o bien
avanzaban desde Transducta (Algeciras) y el Estrecho hacia el interior por Asidona
(Medina Sidonia) hasta Corduba (Córdoba), lo demuestran los testimonios reiterados
de las fuentes para los hechos acontecidos entre 711 y 742. Así, por ejemplo, ya hemos
visto más arriba que al-Hakam –la fuente árabe más temprana de cuantas nos han
llegado– lo dejaba meridianamente claro al especificar que, si uno venía de Gibraltar y
Carteya, para ir hacia Córdoba debía de pasar por Algeciras y seguir desde ella en
dirección a Medina Sidonia (Al-Hakam, 43), mientras que el Ajbar Machmua o Ajbar
Maimu’a, obra redactada en el siglo XI, pero que contiene pasajes escritos en el X,
incluso en el VIII15, nos dice que Táriq desembarcó en Gibraltar y que, cuando se enteró
de que Rodrigo marchaba contra él, escribió a Musa ibn Nusair pidiéndole refuerzos y
comunicándole que «se había hecho dueño de Algeciras y del lago» Tras recibir
refuerzos, Táriq, que «había permanecido en Algeciras, en un lugar llamado El Lago»
combatió contra Rodrigo que había avanzado hasta aquel lugar. Tras la batalla, nos
siguen diciendo los Ajbar Machmua, Táriq cruzó «la angostura de Algeciras» y progresó
hasta Écija, y alcanzó Córdoba (Ibn Adhari, 13 y ss; Ajbar Machmua, 21-24). El Fath

15 Pedro Chalmeta, de hecho, opina que fueron escritos hacia 940 (Chalmeta Gendrón, 1994: 50).
Sánchez-Albornoz, siguiendo a Dozy, afirmaba que contenían pasajes que se remontaban a fines del
siglo VIII (Sánchez-Albornoz, 1944: 17-18).

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La batalla de los montes Transductinos: ubicación y reconstrucción de los
itinerarios de la batalla

al-Andalus afianza y completa lo dicho por los Ajbar aclarándonos que, en su camino
a Écija, Táriq pasó primero por Assidona (Medina Sidonia); y lo mismo, ya lo hemos
visto, dicen, entre otras fuentes árabes, el fiable Ibn al-Sabbat y el erudito al-Makkari
(Ibn al-Sabbat, 7 y ss.; al-Makkari, 122). Así que, como vemos, los movimientos de
Táriq y Rodrigo aquí descritos conforme a los testimonios coincidentes de cinco
fuentes árabes sólo se pueden explicar si los ejércitos implicados usaron la ruta
señalada: Transducta-Assidona-Astigi-Corduba16.
¿Más testimonios? En 712, cuando las fuentes árabes sitúan la llegada de Musa Ibn
Nusair a Hispania, se nos dice que, tras llevar a cabo la travesía del Estrecho,
desembarcó en Transducta (Algeciras), según narra al-Hakam (p. 44)17 o, según otros,
pasando a ella desde Carteia (Carteya), fue a Córdoba desde Transducta (Algeciras) y no
desde Carteia. Evidentemente, de haber tomado la ruta B30 en dirección norte desde
Carteia, no habría tenido que pasar por Transducta (Algeciras).
Aportaremos ahora también la noticia recogida por un contemporáneo de Táriq,
Rodrigo y Musa, el cronista de la Mozárabe de 754 que nos ofrece los hitos de la ruta
seguida en 740 por el ejército del valí de al-Ándalus que marchaba al Estrecho para
pasar a Tánger y sofocar la rebelión bereber: Zaragoza, lugar donde a la sazón se
hallaba el citado ejército del valí, Toledo, Córdoba, Montes Transductinos –y
recuérdese que el cerro de Torrejosa, el puerto de Ojén y la zona de los Barrios
formaban parte de ellos– y Algeciras (Crónica mozárabe de 754, 82). Es decir, y una vez
más, esa ruta y no otra era la que tomaba un ejército que, o bien bajara de Córdoba al
Estrecho, o bien subiera desde el Estrecho a Córdoba. Una ruta testimoniada,
recordémoslo, tanto por la única fuente contemporánea como por los autores árabes
más antiguos y seguros. Una ruta cuya llave estratégica era Assidona (Medina Sidonia),
pues en ella confluían los ahora principales caminos que comunicaban Transducta
(Algeciras), puerto de operaciones bélicas del Estrecho, con Corduba e Hispalis y, por
su intermedio, con Toletum y Emerita, lo que explica que todas las operaciones militares
desarrolladas en el área entre 711 y 742, terminaran confluyendo en ella al punto que
fue allí, en Assidona y en 742, en donde se libró la batalla decisiva que enfrentó a los
guerreros sirios del célebre Baldch con los rebeldes bereberes que trataban de
apoderarse de Transducta (Algeciras) el Messulam Civitatem de la Mozárabe de 754, para
pasar a Tánger y enlazar allí con sus hermanos de África (Crónica mozárabe de 754, 85)18.
De hecho, en la primera mitad del siglo VIII, la ruta Algeciras-Córdoba era tan
popular y tan evidente que, según nos testimonian los Ajbar Machmua al relatarnos la
conquista de Córdoba por Mugit al-Rumi en 711, la Puerta Meridional de Córdoba,
que en época del redactor de los Ajbar Machmua (siglo X-XI) era conocida como
«Puerta de la estatua» o como «Puerta del Puente», en tiempos de la conquista era
llamada por los godos «Puerta de Algeciras», y si restauramos el original latino tardío
que debieron de encontrarse los árabes, «Puerta de Transducta» (Ajbar Machmua, 23).
Así que se puede establecer con bastante fiabilidad tanto la ruta de avance de
don Rodrigo como la de Táriq hasta el campo de batalla y la de Táriq desde el lugar
del encuentro a Assidona (Medina Sidonia) y, desde ella, a Astigi (Écija) y Corduba

16 Por citar sólo algunos testimonios, esta es la ruta que también marca el relato de Ibn al-Qutiyya, 1-6.
También es la que aporta el Fath al-Andalus, 8-16, la que recoge Ibn al-Athir (p. 40) (apud Fagnan, 1898)
y la que marca el relato de Ibn Adhari, I, 13 y ss.
17 Viene confirmado no sólo por las fuentes árabes, sino también por el contemporáneo cronista de la

Mozárabe que señala que, tras afrontar la travesía del Gaditanum Fretum, el Estrecho, y avistar las
Columnas Herculis, arribó al «Puerto», es decir, a Algeciras (Crónica mozárabe de 754, 54).
18 Dozy recoge y sintetiza los testimonios árabes que ofrecen el relato de esta batalla entre sirios y

bereberes en Medina Sidonia (1984: 233-234).

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José Soto Chica et al.

(Córdoba). Que dicha ruta fuera la que siguieron los ejércitos que operaron en la zona
durante los siguientes treinta y un años es algo muy a tener en cuenta y nos invita a
buscar el campo de batalla entre hispanogodos y musulmanes en los campos que se
extendían entre La Janda y el cerro de Torrejosa.

3. «EL LAGO» «EL RÍO» Y «EL MONTE», CONTRASTANDO OTROS


EMPLAZAMIENTOS SUGERIDOS POR OTROS AUTORES

No se puede dudar de que el lugar llamado «El Lago» en donde los Ajbar, el Fath
al-Andalus, Ibn Adhari, al-Maqqari y otras muchas fuentes árabes dicen que se dio la
batalla, se corresponde con la antigua y hoy desecada, laguna de La Janda, siquiera sea
porque en los Ajbar figura como al-Buhaira Al-Yazirat19. Esto es, «El lago de Algeciras».
Denominación, al-Buhaira que, al contrario de lo que afirman José Beneroso y aquellos
que buscan la batalla en el Guadarranque o en las proximidades de la bahía de Algeciras
(Beneroso, 2020: 9-26), no puede identificarse con esta última, pues el nombre usado
en árabe para bahía, golfo o ensenada es el de ‫ الخليج‬al-Jaliy que, como puede verse, en
modo alguno puede confundirse con ‫ البحيرة‬al-Buhaira y no sólo por la diferencia
acusada de sus grafías, sino incluso porque, mientras que al-Buhaira es un sustantivo
masculino, al-Jaliy lo es femenino. Pero prosigamos, un lago/laguna que caracterizaba
el nombre de un río que en algunas fuentes recibe el explicativo nombre de Wadi
Lakko, esto es, «Río del lago» o de Wadi al-Buhaira, «Río de la laguna»20. En fin, una
laguna que estaba dominada por un monte desde el que Táriq vio venir a Don Rodrigo
y su ejército que avanzaban (Al-Hakam, pp. 45-46), ya lo hemos visto, desde Medina
Sidonia: «‫ »و يقال بل توجه لدريق إلى طارق وهو في الجبل‬Nos dice con claridad el texto árabe
de al-Hakam al respecto de una montaña que sólo pudo ser el cerro de Torrejosa a
cuyos pies se cruzaban las calzadas y caminos que llevaban a Algeciras y Medina
Sidonia y desde el cual –y por varios kilómetros de distancia– se podía observar el
avance de una hueste que viniera desde esta última en dirección a Algeciras. Esta
señalada característica de atalaya de la comarca que desempeña el cerro de Torrejosa,
quedó incluso registrada en el texto latino de la Passio Seruandi et Germani, redactado
en torno a los mismos años en que Táriq y Rodrigo libraban su batalla (Quentin, 1908:
146-147; García Rodríguez, 1966: 238-239) y que al respecto del Monte de Torrejosa
nos dice: «Ad collem, ubi est sublimior locus, qui est circumiacentibus agris uelut in speculo
constitutus». Esto es, «A un cerro, donde hay un lugar más elevado, que está colocado
como en una atalaya para los campos vecinos»21.
Como vemos, si ponemos en el centro la noticia dada por la única fuente
contemporánea: que la batalla se dio en los Transductinis Promonturiis, si ubicamos
correctamente estos últimos y a partir de esa información investigamos cuáles eran las

19 Ya en el siglo XIX eruditos como Gayangos (1840), Dozy (1860), o Lafuente y Alcántara (1867),
señalaban que no era posible otra identificación y que ello condicionaba el área en donde debía de
buscarse el lugar concreto de la batalla (Gayangos, 1840: 526-527; Lafuente y Alcántara 1867: 257-258).
Claudio Sánchez Albornóz trataba de sortear esta cuestión asegurando, sin base alguna, que las dos
menciones que en los Ajbar Machmua se hacen del lago se correspondían con dos lugares diferentes: la
primera mención sí sería la laguna de La Janda, pero la segunda mención, la ligada a la batalla, señalaría
un lugar que debería de identificarse con Guadalete (Sánchez-Albornoz, 1944).
20 Como se explica en el texto, la primera referencia a este hidrónimo, si bien confundiendo la L original

con una B, puede ser la de Ibn Al-Qutiyya en el siglo X (Ibn Al-Qutiyya, pp. 3-6).
21 El texto y su traducción en: Pascual Barea, J. (2018). Ubicación en el valle de Ojén (Cádiz) del Fundus

Ursianus donde fueron ejecutados los mártires Servando y Germán. Sevilla: Habis, 49, pp. 2-4 y 233-249.

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La batalla de los montes Transductinos: ubicación y reconstrucción de los
itinerarios de la batalla

rutas aptas para ejércitos que cruzaban dichos montes en dirección al Estrecho, y si
concordamos todo eso con los demás datos que nos aportan la propia Crónica mozárabe
y las fuentes árabes más antiguas y seguras, todo se ordena y encaja. Incluso la confusa
profusión de diferentes hidrónimos para designar al río que también caracterizó el lugar
de la batalla se desenreda y clarifica: así, el Wadi Umm Hakim de al-Hakam, el río en
donde en su primera versión de la batalla se libró esta última debe de buscarse a los
pies del «Monte» que el propio al-Hakam cita en su segunda versión y que, como
hemos puesto de manifiesto más arriba, sólo puede ser el cerro de Torrejosa y no el
peñón de Gibraltar, pues al-Hakam sólo dice «Jebel» y no «Jebel Táriq» y el peñón de
Gibraltar, como demostramos más arriba, y al contrario que Torrejosa, no se hallaba
en los Transductinis Promonturiis donde se libró la batalla entre Táriq y Rodrigo. Todo lo
cual se ve reforzado por los testimonios de los Ajbar Machmua (apud Lafuente y
Alcántara, 1867: 22) y del Fath al-Andalus (apud Penelas, 2002: I,12-13), que especifican
que Táriq se hallaba en Algeciras cuando Rodrigo bajaba desde Córdoba y que este
seguía la ruta que llevaba a Algeciras, cuando Táriq se le aproximó desde esta última y
lo interceptó. Así que es de todo punto imposible que la montaña citada por al-Hakam
pueda relacionarse con Gibraltar, mientras que todo apunta a que se trató del cerro de
Torrejosa: la «atalaya» que dominaba el avance del ejército de Rodrigo sobre el de Táriq.
Del mismo modo se explica la confusión entre los hidrónimos transmitidos por las
demás fuentes árabes: Wadi Lakko, Wadi Bekka, Wadi Lakka, Wadi Lekke, Vedelac,
Vadalac, Guadalec, Guadalet. En el caso de Wadi Bekka, la primera referencia a este
topónimo como forma para nombrar el río del campo de batalla la hallamos en la obra
de Ibn Qutiyya, 2-6 (apud Rivera, 1926), autor del siglo X y descendiente de los witizanos
que traicionaron a Rodrigo el día del encuentro. Pues bien, según Sánchez-Albornoz
(Sánchez-Albornoz, 1944: 26-27) y otros muchos autores, el Wadi Bekka de Ibn
Qutiyya no sería en origen sino un Wadi Lakko/Lakka. Confusión promovida por la
ausencia de vocales y por la habitual dificultad de la grafía árabe del momento. Una
prueba de ello la tendríamos en el texto de al-Noweiri quien cita expresamente a ibn
al-Athir y que al consignar el río junto al que se libró la batalla, lo apunta como Lekka,
mientras que su fuente, Ibn al-Athir, lo escribía como Bekka. Es decir, se constata la
facilidad de confundir la grafía del nombre y allí donde se escribió originalmente LKK
se terminó escribiendo BKK22. así lo confirma también, en nuestra opinión, la
aclaración que al citar dicho río hace Ibn Hayyan: «Wadi Lakko min ard al-Yazirat al-
Jadra» (apud Chalmeta Gendrón, 1994: 135). Esto es, literalmente: «En el río del lago
de la tierra de Algeciras». Aclaración que, si lo recordamos, casa perfectamente con la
que hacían los Ajbar Machmua en relación con el nombre que otorgan al lago junto al
cual se libró la batalla: al-Buhaira al-Yazirat (Ajbar Machmua, pp. 21-23), y que, sin
ningún género de dudas, fija el río de la batalla en La Janda. Sí, lo suficientemente cerca
de Algeciras como para recibir su nombre, pero dentro de los límites de la cora de
Medina Sidonia. Pues al-Hakam y otros muchos, señalan que el campo de batalla
estuvo en esta cora.
De hecho, esos límites, los de las coras de Algeciras y Medina Sidonia, en el siglo
VIII, se hallaban justo en el lugar donde ubicamos la batalla: en los campos que se
extienden desde Torrejosa a la laguna de La Janda. Límites marcados por los
Transductinis Promonturiis que no hacía mucho habían fijado la frontera entre el pequeño
enclave bizantino de Mesopotamenoi (Algeciras) y el territorio visigodo y que los
musulmanes aprovecharon para delimitar las coras de Algeciras y Medina Sidonia (Soto
22Comparénse Al-Noweiri, pp. 568-569 (apud De Slane, 1841:) con Ibn al Athir, pp. 42-44 (apud
Fagnan, 1898:).

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José Soto Chica et al.

Chica y Berenjeno Borrego, 2015), llegando esta última, en sus límites más
meridionales, a contornear los montes Transductinos y alcanzar la costa del Estrecho
por la zona de Barbate y Tarifa, tal y como muestran algunas fuentes árabes antiguas y
fiables como Al-Bakri (pp. 264-265) (apud De Slane, 1913) e Ibn Abi Zar (pp. 248 y
ss.) (apud Huici Miranda, 1964). Pero si aún se albergan dudas podemos recurrir al
testimonio de Ibn al-Sabbat: «Y partió –Rodrigo– desde el castillo de Córdoba hacia la
Nahiya/cora de Algeciras. Avanzó la hueste hasta descender al Wadi Lakka, en la cora
de Saduna» y un poco más adelante: «Táriq y sus seguidores avanzaron hasta acampar
a poca distancia del ejército de Rodrigo» (apud De Santiago, 1973: 7-93). ¿Qué tenemos
aquí? Primero que Rodrigo seguía la ruta Córdoba-Algeciras y en segundo lugar y una
vez más, que Rodrigo y Táriq se hallaron en los límites de las coras de Medina Sidonia
y Algeciras, en un lugar en donde un río iba a desaguar a un lago que sólo puede ser
La Janda.
Así que también Ibn Hayyan, los Ajbar Machmua, el Fath al-Andalus, Ibn Hakam
e Ibn al-Sabbat, por citar sólo a algunos, concuerdan desde su aparente disparidad si
se analizan en consonancia con lo que nos revelan la Crónica Mozárabe y las calzadas de
la época, ayudándonos además a aclarar la maraña de hidrónimos recogidos por autores
árabes y castellanos posteriores que transformaron ese Wadi Lakko en Wadi Lakka,
Vedalec, Vadalac, Guadalec y Guadalet, por mor de la ausencia de vocales: LKK y LKK.
Por ejemplo, en el Fath al-Andalus, se nos dice primero que Táriq llegó desde Algeciras
a la laguna y señala luego la batalla y muerte de Rodrigo (Fath al-Andalus, 8-9 y 11)
para, posteriormente, en una segunda descripción del combate, añadir que este tuvo
lugar a orillas de un río llamado Wadi Lakka o Wadi Lekke, situado en la cora de Medina
Sidonia y sito en la ruta que Rodrigo seguía desde Córdoba a Algeciras (Fath al-
Andalus, 12), de lo que es fácil concluir que el hidrónimo original era Wadi Lakko y
que no se puede tratar del Guadalete, pues este no se hallaba junto a la laguna de
Algeciras, esto es de La Janda, ni en la ruta Córdoba-Algeciras. De la misma manera,
se puede concluir que el Wadi Lakka que según algunos autores citaba en su obra del
siglo X Ahmat al Razi, sería en origen un Wadi Lakko (Beneroso Santos, 2020: 9-16).
Confusión que llevaría en 1243 a Jiménez de Rada a apuntarlo como Vedelac o Vadalac
(De rebus Hispaniae: 54-55, apud Fernández Valverde, 1989: 143-148), y que los copistas
posteriores de su obra y el autor de la Primera crónica general de España de Alfonso
X, redactada en 1274, transformarían en Guadalec y Guadalet (Primera crónica general de
España 557, apud Menéndez Pidal, 1977: 306-310), y que por mor de la confusión de
Jiménez de Rada entre Medina Sidonia y Jerez, y del empeño de Sánchez-Albornoz
(1944: 13), derivaría en la errónea ubicación de la batalla en Guadalete, no lejos del
actual municipio de Arcos de la Frontera, en algún lugar cercano a la llamada Junta de
los Ríos en donde el ya citado recibe las aguas del Majaceite y relativamente próximo
a las ruinas de la ciudad romana de Lacca.
No ha de ser por tanto en el Guadalete donde se haya de buscar la batalla. El
Guadalete desagua en la bahía o golfo de Cádiz y no en ningún lago, y el lugar en donde
Sánchez-Albornoz y otros ubicaron la batalla, no lejos de Arcos de la Frontera, no se
halla ni en la ruta que unía Córdoba con Algeciras ni, por supuesto, en el lago/laguna
de La Janda, ni en los Transductinis Promonturiis. De hecho, se hallaba a unos 60 km de
las estribaciones más próximas de estos últimos. Existen, además, poderosas razones
militares para que el Guadalete no pudiera ser el lugar donde se libró la batalla, razones
que ofreceremos en un segundo artículo que complementa a este.
Tampoco pudo librarse la batalla a orillas del Barbate como creyera, entre otros
muchos, el gran Lèvi Provençal (1957). Su hipótesis nos parece mucho más acertada

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La batalla de los montes Transductinos: ubicación y reconstrucción de los
itinerarios de la batalla

que la del Guadalete, pues al contrario que este último, el Barbate sí podría ser un Wadi
Lakko, un «río del Lago», pero la ubicación en el Barbate hubiera obligado al ejército
visigodo a desviarse unos 70 km hacia el sur y el oeste de su ruta hacia Algeciras que,
como hemos visto más arriba, era su postrer destino23 y, sobre todo, colocaría el
encuentro fuera de los Transductinis Promonturiis, pues estos, ya lo demostramos,
terminaban por el lado del Estrecho en lo que hoy son las Sierras del Algarrobo y el
Cabrito, más allá de las cuales se extienden tierras llanas hasta Tarifa y las alturas de La
Peña, tras las cuales se deben atravesar nuevos llanos hasta las Sierras de San Bartolomé
y De Plata que rodean Bolonia, y tras las cuales, se dilatan nuevas tierras llanas hasta
Zahara de los atunes y la Sierra del Retín, donde Lèvi Provençal colocó a Táriq, más
allá de la cual se llega al Barbate. Como vemos, el Barbate y la sierra del Retín están
demasiado lejos y demasiado desconectados de las calzadas y rutas que a inicios del
siglo VIII llevaban de Córdoba a Medina Sidonia y de esta a Algeciras y llevar allí, al
Barbate, la batalla, dejaría sin sentido el movimiento que Táriq realizó tras el combate:
retroceder hacia Algeciras y tomar, cerca de Los Barrios, la calzada B34 para enfilar la
«Angostura de Algeciras» y, tras atravesarla, alcanzar Medina Sidonia24. Pero, además,
tenemos otros argumentos que descartan la ubicación en el Barbate: ¿Recordamos los
testimonios de Ibn Hayyan y de los Ajbar? ¿Recordamos cómo se denominaban en
esas obras al río y al lago de la batalla?: «Wadi Lakko min ard al-Gazirat al Hadra» –nos
dice Ibn Hayyan25– «En el río del lago de la tierra de Algeciras», mientras que los Ajbar
Machmua agregan: al-Buhaira al-Yazirat (Ajbar Machmua, pp. 21-23.), es decir, «el
lago/laguna de Algeciras». Ambas denominaciones, la del río y la del lago, obligan a
buscar el lugar más cerca de Algeciras y, por ende, en alguno de los ríos que
desembocan en las riberas de La Janda que miraban hacia los Transductinis Promonturiis,
allí donde, además, pasaban las calzadas que comunicaban Algeciras, puerto y base de
Táriq, con Córdoba y Medina Sidonia, respectivamente, punto de partida y última base
de Rodrigo en su marcha contra los invasores. Suposición que se transforma en certeza
si recordamos que los Ajbar Machmua insisten en que: «El rey de Hispania encontró a
Táriq, que hasta entonces había permanecido en Algeciras, cerca del Lago y pelearon
encarnizadamente» (Ajbar Machmua, pp. 22-23). Esta afirmación, por sí sola y aún más
sumada a las anteriores, invalida por completo al Barbate.
Las mismas razones expuestas más arriba nos llevan a descartar una ubicación de la
batalla en el salado de Conil. Además, en las ubicaciones propuestas por todas esas
hipótesis, Guadalete, Barbate, Vejer, Salado de Conil, Guadarranque, no se reúnen las
condiciones para que se diera un combate como el que iban a sostener dos ejércitos
tan característicos como el hispanogodo y el omeya. Y a eso, a mostrar los
condicionantes tácticos, logísticos, operacionales y estratégicos que rigieron el combate
sostenido por godos y musulmanes, dedicaremos un segundo artículo.

CONCLUSIONES

La colaboración multidisciplinar establecida, en base a un cuidado y nuevo enfoque


de las fuentes literarias que permite aportar nuevas evidencias, la reconstrucción de las
23 Así lo evidencian las fuentes más seguras y antiguas como el Fath al-Andalus, 8-12 y 15. Ibn Kardabus,
por su parte, insiste en que Táriq partió de Algeciras en dirección a Córdoba y eso excluye también un
posible encuentro con Rodrigo en Barbate, Guadalete o el Salado de Conil (52 y ss).
24 Conforme a los relatos de Ajbar Machmua, pp. 21-24; Ibn Adhari, pp. 13 y ss; Fath al-Andalus, 8-12

y 15; Ibn al-Sabbat, pp. 9 y ss.).


25 Ibn Hayyan, citado en: Chalmeta Gendrón. P. (1994). Invasión e islamización, opus cit. p. 135.

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José Soto Chica et al.

vías de comunicación de la época aptas para el desplazamiento de ejércitos, la


interpretación de estudios previos y el uso de metodologías, ya disponibles, pero
habitualmente excluidas de la panoplia metodológica historiográfica, nos han
permitido establecer un nuevo modelo predictivo para situar el campo de batalla en el
que se enfrentaron las tropas de Rodrigo y Táriq en julio de 711, evento trascendental
en la historia de la Europa occidental y, muy particularmente, de la Península Ibérica.
Así mismo, se han refutado otros emplazamientos propuestos anteriormente para esta
batalla.
Hemos demostrado que el emplazamiento de la batalla en la zona del río Almodóvar
es el más ajustado a lo que nos dicen las fuentes primarias al respecto de la geografía,
comunicaciones y formas de combatir de la época. Poniendo además en el centro de
nuestra argumentación el testimonio de la única fuente contemporánea de los hechos:
la Crónica Mozárabe de 754.

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