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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA


VICEMINISTERIO DE EDUCACIÓN PARA LA DEFENSA
UNIVERSIDAD MILITAR BOLIVARIANA
CENTRO DE ESTUDIOS DE POSTGRADOS TÁCTICOS TÉCNICOS Y LOGÍSTICOS
ESCUELA DE ESTUDIOS DE ORDEN INTERNO
COMANDO

ENSAYO INDIVIDUAL SOBRE LA CONVENCION UNICA DE 1961


ESTUPEFACIENTES Y EL CONVENIO DE SUSTANCIAS
SICOTROPICAS DE 1971

Estudiante: May. Teresa Del Carmen Acosta Contreras.

CIV: 17460090

Caracas, Marzo 2024


La convención única sobre estupefacientes nace con el fin de reemplazar con
un solo instrumento los tratados multilaterales existentes en la materia, reducir el
número de órganos internacionales creados por tratado que se ocupan
exclusivamente en dicha fiscalización y tomar medidas para fiscalizar la
producción de las materias primas de los estupefacientes. La Convención de 1961
buscaba incorporar los opioides sintéticos, como la metadona, que recientemente
se habían descubierto y cuyo uso iba en aumento, también se incluyó el cannabis
y las drogas con efectos similares que no formaban parte de tratados anteriores.

El objetivo de la Convención era combatir el consumo de drogas mediante una


intervención internacional coordinada. Su intención era limitar la posesión, el
consumo, el comercio, la distribución, la importación, la exportación, la fabricación
y la producción de drogas únicamente con fines médicos y científicos.

La Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes dio origen a la Junta


Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), que es un organismo
internacional independiente, encargado de monitorear la fiscalización de drogas y
vigilar la aplicación de los tratados en materia de estupefacientes por los Estados
Partes. La JIFE, en cooperación con los gobiernos y con sujeción a las
disposiciones de la Convención, tratará de limitar el cultivo, la producción, la
fabricación y el uso de estupefacientes a la cantidad adecuada necesaria para
fines médicos y científicos, de asegurar su disponibilidad para tales fines y de
impedir el cultivo, la producción, la fabricación, el tráfico y el uso ilícitos de
estupefacientes.

Esta convención reconoce en su preámbulo que el uso médico de los


estupefacientes es indispensable para mitigar el dolor y exige adoptar medidas
necesarias para garantizar la disponibilidad de estupefacientes con tal fin,
advirtiendo con inquietud los problemas sanitarios y sociales que origina el uso
indebido de ciertas sustancias sicotrópicas.
El Tratado de 1961 obligó a los países cultivadores a establecer monopolios
nacionales para centralizar y luego eliminar el cultivo, la producción y el consumo
de la coca en un plazo de 25 años y de 15 años para el opio, el año 1989 se
estableció como la fecha límite para la completa prohibición internacional del
cultivo y el uso no medicinal de la coca y el opio, por consiguiente los países que
suscribieron y ratificaron este convenio tuvieron la obligación de la promulgación
inmediata de leyes nacionales que prohibieran el uso no medicinal del opio, la
cocaína y el cannabis, dentro de sus partes la convención especificó tres listas
donde se indica los estupefacientes que aplica esta regulación, dentro de los
cuales se pueden mencionar: Acetil-Alfa-Metilfentanilo, Acetorfina, Alfa-
Metilfentanilo, Bencetidina, Cocaína, Codoxima, Fenazocina, Fenomorfán,
Heroína, Metadona, Metazocina, Morfina, Opio, Oxicodona.

El Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas de 1971, fue aprobado en la


Conferencia de las Naciones Unidas para la Adopción de un Protocolo sobre
Sustancias Sicotrópicas, celebrada en Viena del 11 de enero al 21 de febrero de
1971. El Convenio entró en vigor el 16 de agosto de 1976, es un tratado
internacional que se firmó con el objetivo principal de sumarse a la Convención
Única sobre Estupefacientes de 1961, creando un mecanismo similar para la
fiscalización de sustancias sicotrópicas, este convenio fue una respuesta a la
creciente preocupación por el potencial abuso y la falta de control internacional de
las sustancias sicotrópicas, que incluyen una variedad de drogas, desde las que
tienen propiedades alucinógenas hasta las que actúan como estimulantes del
sistema nervioso central.

El Convenio de 1971 establece un régimen de fiscalización distinto para cada


una de las sustancias estupefacientes, obedeciendo a la necesidad de aplicar a
las sustancias diversas medidas que correspondan a su valor terapéutico y al
riesgo de uso indebido que presenten, estas medidas incluyen un sistema para
limitar el uso de estas sustancias a fines médicos y científicos, y para prevenir su
desvío hacia canales ilícitos.
Las previsiones para terminar con el tráfico de drogas está recogida en esta
Convención al igual que en la Convención de las Naciones Unidas contra el
Tráfico de Estupefacientes y sustancias psicotrópicas, este tratado, regula los
químicos precursores para el control de drogas, realizado por la Convención Única
y la Convención sobre Sustancias psicotrópicas, también fortalece las previsiones
en contra del lavado de dinero y otros crímenes relacionados con drogas, la
convención especificó los psicotrópicos que aplica esta regulación, dentro de los
cuales se pueden mencionar: el Ácido gammahidroxibutírico, Anfetamina,
Benzfetamina, Catinona, Dexanfetamina, Fenciclidina, Fenmetracina,
Fenobarbital, MDMA, Metanfetamina, MMDA.

Para garantizar la aplicación de los convenios de 1961 y 1971, los Estados


partes están obligados a adoptar las medidas legislativas y administrativas que
sean necesarias para dar efecto a las disposiciones del Convenio en su territorio
respectivo; y cooperar con otros Estados y organizaciones internacionales en el
cumplimiento de los objetivos del Convenio con el fin de prevenir el abuso, el
tráfico ilícito y los efectos nocivos de estas sustancias para la salud y el bienestar
de la humanidad, de igual forma se clasificaron las drogas en cuatro listas según
su potencial de abuso, su valor terapéutico y su riesgo para la salud pública, y se
establecieron medidas de control diferenciadas para cada una de ellas ya que el
uso indebido de sustancias sicotrópicas exponía a graves riesgos para la salud y
podía debilitar la estructura económica y social de la vida normal, y que solo
mediante medidas coordinadas a escala nacional e internacional podrían
superarse los peligros de la drogodependencia y el narcotráfico.

Es así como junto con la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico
Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988, la Convención única
de 1961 se conforma el sistema internacional de fiscalización de drogas vigente.

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