Está en la página 1de 4

LAS

PERSPECTIVAS

DEL TIEMPO Y LA

ACTUALIDAD

DIEGO JESÚS HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ


1 BACH B
1R TRIMESTRE
FILOSOFÍA
El concepto de tiempo es muy complejo, y por eso, es tan difícil encontrar una definición
única de este. Algunos pensadores han defenido el tiempo como la coordinación de los
movimientos y no puede ser percibido y concebido independientemente del ser.
Para poder definir que es el tiempo, tenemos que comprender que este tiene diversas
interpretaciones y perspectivas, quiere decir, que el tiempo no es único, sino que podemos
entenderlo de una forma u otra según a que perspectiva nos refiramos.
Hay tres tipos de perspectivas, por un lado, tenemos el tiempo físico, por otro el tiempo
humano y por último el tiempo histórico y social. Estos tres tipos son totalmente
relacionables con cosas de la actualidad, y a continuación vamos a ver en que consiste cada
uno y su relación con cosas del presente.

Para empezar, comenzaremos explicando el tiempo físico, el cual trata el tiempo que
medimos con el reloj y que tiene una duración lineal, unidireccional y regular, también es
considerado como un tiempo absoluto ya que, según el punto de vista, es independiente tanto
del espacio como de nosotros mismos, y esto se podría resumir diciendo que el tiempo es una
sucesión de momentos.
Desde el punto de vista físico, el tiempo se define en la teoría de la relatividad de Einstein,
donde se revela su naturaleza relativa y la influencia que la gravedad y la velocidad tienen
sobre su percepción. Este entendimiento desafía las nociones tradicionales de una flecha del
tiempo lineal y plantea la posibilidad de viajar a través de dimensiones temporales.
En el plano relacional, el tiempo se convierte en un recurso valioso, marcando las etapas de la
vida y las interacciones humanas. La era actual, está caracterizada por avances tecnológicos
acelerados, ha alterado nuestra percepción del tiempo de maneras sorprendentes. La
instantaneidad de las comunicaciones globales, que está facilitada por las redes sociales y la
conectividad constante, ha creado una sensación de inmediatez y ha acelerado el ritmo de
nuestras vidas.
En la actualidad, el tiempo relacional se ve moldeado por la virtualidad y la conexión. La
capacidad de mantener contactos instantáneos con personas de todo el mundo ha ampliado
nuestras posibilidades, pero también ha introducido cambios en la forma en que
experimentamos y valoramos nuestras relaciones. La paradoja de la conectividad constante es
que, aunque vivimos en un mundo más interconectado que nunca, a menudo nos enfrentamos
a una sensación de desconexión y vacío en nuestras interacciones.
Por otro lado, tenemos el tiempo humano, el cual es más difícil de determinar. Este tiempo
puede ser personal o colectivo y es el que establece las duraciones y los ritmos de las cosas y
momentos. Esto implica la necesidad de una memoria del pasado y nos va a crear unas
expectativas delante del futuro. En resumen, es el tiempo que usamos los humanos para
determinar que ha pasado y que esperamos que pasará.
Desde los principios de la humanidad, las sociedades han intentado entender, medir y dar
sentido al inevitable fluir del tiempo. Sin embargo, en la actualidad, este concepto adquiere
una nueva complejidad, enlazándose con la velocidad vertiginosa de la vida moderna y la
interconexión relacional que caracteriza a nuestra era.
En el pasado, las civilizaciones han recurrido a diversos sistemas para medir el tiempo, desde
los ciclos celestiales hasta los ingeniosos artefactos mecánicos. No obstante, en el siglo XXI,
nos enfrentamos a una paradoja temporal, mientras las tecnologías avanzan a pasos
agigantados, nuestras vidas parecen acelerarse aún más.
Esta aceleración temporal tiene grandes implicaciones en las relaciones humanas. La
velocidad con la que la información se propaga y la rapidez de las comunicaciones han
alterado la naturaleza misma de cómo nos relacionamos. Las amistades, antes cultivadas a lo
largo del tiempo, ahora pueden desvanecerse por una pantalla o un aparato digital. Las
interacciones se vuelven breves y la conexión emocional se ve amenazada por la fugacidad de
la atención. Diferentes casos de depresión, suicidio, o el estado moral de nuestros dias ha
dependido de nuestros móviles, tablets o cualquier otro aparato tecnológico, y esto nos afecta
directamente a los humanos.
Por eso, nuestra capacidad para adaptarnos a los cambios en la percepción del tiempo
determinará en gran medida la calidad de nuestras experiencias individuales y colectivas en
nuestras vidas.
Por último, terminaremos explicando el tiempo histórico y social, el cual es fruto de la
relación que establecemos entre el tiempo físico y el tiempo humano que nos rodea. Es un
tiempo objetivo, porque cuenta los hechos de forma precisa, pero también es relativo, porque
dependiendo de la naturaleza de los hechos pueden existir diferentes tiempos simultáneos,
progresares, aceleraciones... en el tiempo que rompen con el concepto lineal y progresivo del
tiempo.
El tiempo humano es una dimensión compleja que trasciende la simple medición de
segundos, minutos y horas. Va más allá de la percepción física del tiempo y se entrelaza con
aspectos sociales y culturales que moldean la experiencia humana. En la actualidad, este
fenómeno adquiere una relevancia aún mayor debido a las rápidas transformaciones que
caracterizan a nuestra sociedad.
En el plano social, el tiempo se manifiesta de diversas maneras. La aceleración del ritmo de
vida, impulsada por avances tecnológicos y cambios en la estructura económica, ha generado
una sensación de urgencia constante. La inmediatez de la comunicación a través de las redes
sociales y la velocidad a la que se producen y difunden las noticias han alterado nuestra
percepción temporal. La obsesión por la productividad y la eficiencia ha llevado a una
constante lucha contra el tiempo, donde el descanso y la reflexión parecen quedar apartados
en favor de la constante actividad.
Las relaciones personales han experimentado transformaciones significativas en la era digital.
La posibilidad de conectarse con personas de todo el mundo en tiempo real ha expandido
nuestras redes sociales, pero a su vez, ha generado desafíos en la gestión del tiempo dedicado
a las relaciones significativas. La paradoja de estar más conectados que nunca, pero al mismo
tiempo sentirnos más solos, resalta la complicación de esta relación entre tiempo, tecnología
y relaciones humanas.
En el presente, hemos tenido un caso muy reciente que nos ha hecho valorar el tiempo y
nuestras experiencias. La actualidad se caracteriza por una constante búsqueda de equilibrio
entre el tiempo individual y colectivo. La pandemia global, el covid, ha generado una
reflexión sobre la fragilidad del tiempo y la importancia de valorar las experiencias
significativas. El distanciamiento social impuesto por la crisis sanitaria ha llevado a valorar
las prioridades, enfocándonos en lo esencial y en el tiempo compartido con seres queridos.

En conclusión, el tiempo tiene tres perspectivas las cuales se pueden relacionar con la
actualidad, y actualmente en el presente, el tema más influyente con el que se le puede
relacionar es con las tecnologías y aparatos tecnológicos que todo el mundo tiene en sus
manos. Por una parte, el tiempo físico muestra nuestra capacidad para adaptarnos a los
cambios en la percepción del tiempo que determinará en gran medida la calidad de nuestras
experiencias individuales y colectivas en nuestras vidas. En cuanto al tiempo humano, nos
desafía a ser conscientes de su fluir y a adaptarnos a la velocidad de la vida sin perder de
vista la importancia de las relaciones humanas. En medio de la aceleración temporal,
debemos encontrar un equilibrio que nos permita apreciar las interacciones humanas,
formando conexiones duraderas en un mundo que avanza a un ritmo rapidísimo. Por último,
el tiempo humano y social está ligado a las dinámicas de la sociedad actual. La tecnología, la
globalización y los desafíos globales han generado una transformación profunda en la
percepción y gestión del tiempo. En este contexto, es imprescindible reflexionar sobre cómo
queremos emplear nuestro tiempo, tanto a nivel individual como colectivo, para construir
sociedades más conscientes y equitativas.

También podría gustarte