Las cefalosporinas son antibióticos similares a las penicilinas, pero resultan
más efectivas porque han mostrado tener una mejor resistencia contra las B- lactamasas. Dichos antibióticos se obtienen del ácido 7-ACA el cual al ser modificado ha dado origen a cuatro generaciones bien diferenciadas Las Cefalosporinas son antibióticos Beta-Lactámicos y su mecanismo de acción es interferir con la síntesis del componente péptidoglucano de la pared celular bacteriana, a través de la unión a la proteína fijadora de penicilina (PBP) e inactivación de los inhibidores de la autolisina endógena: esta autolisina rompe las paredes celulares bacterianas y produce la muerte del microorganismo por lisis microbiana. En la actualidad siguen siendo una gran herramienta para el tratamiento de infecciones por gérmenes Gram positivos y Gram negativos, sobre todo si son productores de beta-lactamasas, ya que estos antibióticos han mostrado tener una buena resistencia a estas enzimas. Mecanismo de acción hoja 3 Inhibe la síntesis de la pared bacteriana formada por peptidoglucanos, específicamente en la síntesis de peptidoglucano Otro mecanismo de acción: Inhiben las proteínas de unión a penicilina (pbp), a las cuales se une el fármaco, pero su lisie es más tardía a través de este de mecanismo de acción. Clasificación de las cefalosporinas hoja 4 Las cefalosporinas son agrupadas en grupos llamados "generaciones" por sus características antimicrobianas. Las primeras cefalosporinas fueron agrupadas en la "primera generación" mientras que más adelante, cefalosporinas de espectro extendido fueron clasificadas como cefalosporinas de segunda generación. Cada nueva generación de cefalosporinas tiene más potencia frente a bacterias gram- negativas, características antimicrobianas perceptiblemente mayores que la generación precedente; actualmente se diferencian cinco generaciones de cefalosporinas. Cabe destacar que las cefalosporinas de primera generación tienen mayor espectro de acción ante estafilococo y estreptococo que las generaciones más recientes. Cefalosporinas de 1ª generación
Primera generación: estas se administran de manera oral, o también se
pueden suministrar por medio de una inyección. Su principal característica es que se administran en vez de la penicilina G. Segunda generación: también tienen la capacidad de actuar como tratamiento de otras enfermedades como lo es la neumonía y la artritis infecciosa. También se administran vía oral o por medio de una inyección.
Tercera generación: estas tienen una eficacia mucha más alta en
comparación a los dos anteriores. Comúnmente, se usa para el tratamiento de meningitis, así como para la infección causada por algunas bacterias patógenas como lo es Serratia marcescens y la Pseudomonas aeruginosa.
Cuarta generación: su rango de tratamiento es mucho más alto que
cualquiera de las anteriores y unicamente se administran por medio de inyección. Lo más importante de esta generación es que pueden actuar de manera eficaz sobre las bacterias que tienen resistencia a los antibióticos de la tercera generación.
Quinta generación: su mecanismo de acción es similar a las de la tercera
generación. La diferencia es que no tienen la capacidad de actuar contra las Pseudomonas y puede actuar en estreptococos resistentes a la penicilina EFECTOS ADVERSOS DE LAS CEFALOSPORINAS Los efectos secundarios que se pueden observar con las cefalosporinas son principalmente las reacciones de hipersensibilidad, las cuales son muy parecidas a las producidas por las penicilinas, y esto puede que este relacionado con la estructura Beta- lactámica que comparten estos dos grupos de antibióticos. Aproximadamente ocurren en un 2% de los pacientes y entre las reacciones inmediatas se encuentran la anafilaxis, la urticaria y el broncoespasmo; las reacciones tardías incluyen dermatitis, lesiones de la mucosa oral, fiebre y erupciones cutáneas. Lo más común es que se presente una erupción maculopapular, habitualmente durante el tratamiento, la cual puede en ciertas ocasiones acompañarse de fiebre y eosinofilia. Puede aparecer náuseas, vómitos, dolor abdominal (3%), diarrea inespecífica o por Cl. difficile con los preparados orales. Las cefalosporinas parenterales que se excretan con la bilis causan diarrea en un 2% de los casos; la ceftriaxona puede producir la aparición de barro biliar.