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Extracto de El Hombre, ¿Algo o Alguien? de Juan Carlos Aguilera Pérez.

En El Camino de la Persona - Libro I


1. La Antropología Filosófica o Filosofía del Hombre

La pregunta sobre el hombre es una constante universal. Todo hombre, varón o mujer,
se pregunta sobre sí mismo, busca saber lo que es o, mejor dicho, quién es, y
responder a las preguntas fundamentales sobre la existencia: ¿qué significa ser libre?,
¿qué son mis sentimientos?, ¿tengo un alma espiritual? o ¿qué ocurre al morir? Esas
preguntas forman parte de la vida misma porque las personas no podemos vivir sin
dar una respuesta más o menos explícita a estas cuestiones. No hacerlo supondría
vivir en el absurdo, en la ignorancia o en la irracionalidad.

Existe un tipo de respuesta especial a estos interrogantes: la filosófica. Una serie de


hombres a lo largo de la historia se han planteado ir más allá de la respuesta
superficial y elaboraron un saber que respondiera con profundidad, con precisión, sin
improvisaciones. Este saber es la filosofía que, focalizada en el estudio del hombre, se
traduce en la antropología filosófica

1.1. Génesis y desarrollo de la antropología filosófica

La antropología es la parte de la filosofía que intenta responder a la pregunta ¿qué


es el hombre? en su sentido más profundo y radical. Aunque más propiamente se
debería interrogar ¿quién es el hombre? Estudia la realidad humana en
profundidad y no se queda con el nivel “fenoménico”, de aquello que se ve y se
toca, mide, etc., de las ciencias experimentales. Decíamos antes que responde con
profundidad, precisión, sin improvisaciones a las preguntas que el hombre se
hace sobre sí mismo, es decir, desde el punto de vista de causas y principios.

La antropología filosófica, como ciencia, es diferente de:

a) la antropología cultural, que estudia la especie humana, la prehistoria, las diferentes


razas, los usos y costumbres de las diversas sociedades a lo largo de la historia;

b) la antropología social, que estudia el fenómeno humano, la dinámica relacional del


hombre, y se aproxima a la sociología.

Surge con Sócrates, uno de los primeros filósofos que se pregunta por el hombre, y
se fortalece con Platón y Aristóteles, quienes profundizan en el estudio del alma y
sus distintas facultades, y demuestran su inmortalidad y espiritualidad. Durante la
Edad Media, los estudios sobre el hombre se centran precisamente en su alma –por
influencia de los filósofos clásicos– y el Renacimiento da un impulso al estudio del
hombre completo –no sólo su alma–, al detenerse a estudiar la dimensión interior y
subjetiva de la persona, y hacer hincapié en la centralidad del hombre, en su
importancia en cuanto tal y no sólo en relación a Dios. A principios del siglo XX,
Max Scheler acuña el término antropología filosófica para referirse al estudio
filosófico sistemático en torno al hombre, y así se ha mantenido hasta la actualidad.
Karol Wojtyla, en el siglo XX ha sido relevante en los avances de los estudios
relativos al hombre, varón y mujer.

En definitiva, la antropología filosófica reflexiona sobre el hombre para comprenderlo


en su integridad, profundizando en los principios fundamentales de su existencia en el
mundo y de su conducta. Se pregunta el por qué del ser humano, por los principios
últimos de su ser y de su obrar.
1.2. Características de la antropología filosófica

El estudio o reflexión filosófica sobre el hombre, en general, debería tener las


siguientes características:

a) Explicativa: la antropología filosófica busca explicar y entender. No le basta con


describir lo que sucede o lo que se observa, sino que se esfuerza por comprender,
relacionar y llegar al fondo de las cosas. En esto se diferencia de otras ciencias que
también estudian al hombre, pero que se centran más en el cómo y no en el por
qué.

b) Metafísica: porque debe concebir al hombre como un ser subsistente, permanente y


radicado en el ser, no sólo como un conjunto de sensaciones y fenómenos sin
consistencia.

c) Integral: debe ofrecer una visión del hombre que tenga en cuenta todos sus
aspectos y dimensiones: psicológicos, biológicos, sociológicos, espirituales, etc. En
esto, la antropología filosófica se distingue de las ciencias del hombre, que sólo
tratan un aspecto concreto, a diferencia de la misión de la filosofía del hombre que
considera al hombre de modo global.

d) Científica: busca conocer con profundidad estructurando su saber de manera


sistemática.

e) Experimental: la antropología filosófica surge del análisis de la experiencia humana.


No es un saber abstracto que se deduce de premisas teóricas, sino una reflexión
sobre el hombre y su vida. Por eso, conviene tener un contacto profundo y rico con
las realidades humanas.

1.3. El método de la antropología filosófica

La antropología filosófica, como cualquier otra rama de la filosofía, parte del


asombro, de la admiración que despierta la observación del hombre al propio
hombre. Al reflexionar filosóficamente sobre la persona humana, tenemos una pre-
comprensión del hombre, un conocimiento previo de lo que es. Y, junto con esa
pre-comprensión, tenemos un conjunto de experiencias propias y ajenas sobre
diversas realidades humanas. Por eso, la antropología parte de la observación y el
análisis de dichas experiencias (sobre todo la propia experiencia, la auto-
comprensión), para trascender sobre ellas y llegar a la esencia de lo que es el
hombre.

En consecuencia, el método de la antropología combina la inducción con la


deducción. En un primer momento, es inductivo (análisis de la experiencia) y en un
segundo momento, es deductivo (formulación de principios aplicables a toda la
especie humana). También podemos decir que está constituido por la experiencia y
el razonamiento: al hacer antropología filosófica se pretende dar cuenta
razonadamente de las experiencias humanas.

Además, la antropología estudia al hombre como un sistema, es decir, como un


conjunto de elementos que están perfectamente coordinados y que no pueden
comprenderse fuera de un todo. El hombre es una totalidad estructurada, y cada
parte adquiere su pleno sentido en su relación con las demás, no aisladamente. Por
eso, el estudio filosófico del hombre debe abordarse desde esta perspectiva
sistémica de totalidad, para no caer en reduccionismos ni visiones parciales.
Así, observamos la verdad primera y más radical del hombre: es un ser vivo.
Analizaremos las características de la vida, los rasgos generales de los seres vivos
y el principio donde radica la vida: el alma. A continuación, veremos lo que el
hombre tiene en común con otros seres vivos (las tendencias o apetitos sensibles),
para analizar después lo específico del hombre: su inteligencia y su voluntad.

Al reflexionar sobre las facultades del hombre, nos detendremos especialmente en


la libertad.

¿Pueden intentar una definición de antropología filosófica?

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