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YAGUARAPARO ES CHÉVERE

Historia, Cultura y Turismo de Yaguaraparo, la


Península de Paria, el Estado Sucre y Venezuela.

Venezuela prehispánica

Primeros habitantes hasta 1498

Hasta 1498 el territorio que más tarde sería conocido como América se encontraba
ocupado por numerosos pueblos y naciones que, desde tiempos remotos, habían
desarrollado sus propias culturas y civilizaciones absolutamente al margen de lo que
ocurría en el resto de los continentes.

Examinaremos a grandes rasgos el origen, el proceso de poblamiento, los modos de vida,


la cultura y la organización social del conjunto de esos pueblos que ocupaban el territorio
que posteriormente se convirtió en la nación venezolana.

(https://cajigalweb.files.wordpress.com/2015/05/013-01.gif)El uso de la piedra pulida,


relacionado con las prácticas agrícolas, y el desarrollo de diversos estilos cerámicos
caracterizaron a las sociedades agroalfareras del occidente del país durante los primeros
siglos de la era cristiana. Esta singular máscara ritual, localizada en Camay (Lara),
evidencia la estilización alcanzada por la cerámica prehispánica venezolana.

La historia prehispánica de Venezuela ha sido dividida en cuatro grandes períodos:


Paleoindio (15.000 a 500 años antes de Cristo), Mesoindio (500 / 100 a.C.), Neoindio (1000
a.C. / 1500 después de Cristo) e Indohispano (1500 d.C. hasta el presente).
Esta periodización no es precisa ni rígida; es decir, el inicio de un nuevo período no
significa necesariamente la finalización de lo anterior, ya que los grupos étnicos que
poblaban nuestras tierras antes de la llegada del hombre europeo experimentaron líneas
muy diversas de evolución y desarrollo. Sin embargo, se puede hablar de la existencia de
dos grandes modos de vida que se diferenciaban entre sí: el de los arawacos y el de los
caribes.
Los cuatro períodos permiten explicar la diversidad de grados de desarrollo de las
sociedades indígenas de Venezuela para el momento del contacto con el europeo, cuando
se reportan grupos recolectores y grupos agricultores, unos con grandes expresiones de
alfarería, otros con ingenioso desarrollo de sus viviendas y algunos, como los timoto-cuica,
con un reconocido talento para la agricultura. Son dos situaciones representativas de las
diversas líneas de desarrollo del tiempo histórico prehispánico.

—— Período Paleoindio 15000 / 5000 a.C. ——

(https://cajigalweb.files.wordpress.com/2015/05/014-01.gif)La fiesta del pijiguao de los


yanomami se relaciona con la fruta madura de esta palma. Un ritual de confraternidad y
alianza

De la piedra al arco y la flecha


Los primeros pobladores de Venezuela proceden del norte del continente y son
descendientes de las oleadas provenientes del continente asiático, constituidas por
cazadores de grandes mamíferos que ingresaron a nuestro territorio trayendo consigo
instrumentos de piedra y una incipiente tecnología lítica que consistía en golpear una
piedra contra otra –el núcleo– para obtener un filo tosco y lascas. Las lascas o trozos
pequeños y delgados desprendidos de la piedra, son modificadas progresivamente hasta
convertirlas en cuchillos y raspadores. Trabajan, además, madera, fibra, hueso, cuero y
conchas marinas.
Durante mucho tiempo estos primeros pobladores conviven con una fauna compuesta
principalmente por mastodontes, caballos, megaterios y cliptodontes, animales todos de
grandes volúmenes. Una de las técnicas desarrolladas por los paleoindios para cazar estos
voluminosos animales consiste en acosar la presa hasta aislarla y darle muerte con palos
afilados y artefactos de piedra enmangados. Con el paso del tiempo, la disminución
progresiva de los grandes animales y el aumento poblacional, obligan a la invención de
métodos e instrumentos más eficaces para la caza de presas más pequeñas.
Se emplearon armas menos pesadas que podían ser arrojadas y permitían herirlas de
manera más fácil.
Un gran salto tecnológico se produjo con la invención de la punta del proyectil en forma
de dardo y del propulsor que actuaría como una prolongación del brazo y del antebrazo.
Son los antecedentes del arco y la flecha que hace 9.000 años le permitieron al hombre del
paleoindio cazar a distancia e individualmente y, por ello, aprove-char animales de menos
tamaño y más veloces como las aves y los peces, y animales terrestres como venados y
roedores, especies anteriormente poco explotadas como fuente de alimentación.
Comienza nuestra historia
La unidad social básica de los primeros habitantes de nuestro territorio estaría
constituida por la microbanda, de 12 a 35 miembros, cuya unión formarían bandas de
entre 100 y 500 miembros. Su existencia transcurre dentro del nomadismo, modo de vida
que limita la producción de utensilios difíciles de transportar y el crecimiento
demográfico, pues no le permite a la mujer parir más hijos que los que puede cargar
consigo. Suponen los investigadores que en esos momentos de la antigua Venezuela estaba
en marcha el inicio de la vida social en nuestro territorio, la gestación de las primeras
tradiciones transmitidas oralmente durante los descansos o en los rituales, y la expresión
de las primeras inquietudes artísticas pintadas o talladas en huesos y piedras.

—— Período Mesoindio 5000 / 1000 a.C ——

(https://cajigalweb.files.wordpress.com/2015/05/015-
01.gif)Recolectores del agua y de la tierra
La extinción de los grandes animales característicos del
Paleoindio, debida principalmente a fuertes cambios climáticos,
propicia la adopción de nuevas formas de subsistencia.
No significa esto que dejaran de existir las antiguas prácticas –
como parece demostrarlo una industria rudimentaria de piedra
tallada que hacia los 5000/4000 años a.C. existió en la península de
Paria– sino que habría una situación de convivencia en la que
comienzan a predominar las nuevas formas de vida, sustentadas
en una aparente abundancia y estabilidad de recursos
provenientes del mar. Las evidencias arqueológicas señalan el
norte de Venezuela como un área de mayor concentración de
comunidades recolectoras. En las costas de Sucre y Anzoátegui y
en la isla de Cubagua hay evidencias del abandono de la industria
lítica (piedra) y de la adopción de una economía fundamentada en la recolección de
productos marinos.
Se tienen noticias de ciertas manifestaciones de la agricultura y de la confección de
cerámica, elementos que caracterizarán el período siguiente.
De otras evidencias se infiere que los mesoindios basaron su subsistencia en las siguientes
alternativas: explotación de productos marinos en las zonas costeras, recolección de
recursos vegetales en el interior del territorio y caza de pequeños mamíferos. En las dos
primeras existiría una especie de sedentarismo semipermanente que daría origen a las
primeras manifestaciones de la agricultura.

—— Período Neoindio 1000 a.C. / 1500 d.C. ——

(https://cajigalweb.files.wordpress.com/2015/05/017-01.gif)Vida en el interior de un
shabono, campamento elíptico o circular de los yanomami

Culturas de la yuca y del maíz


El período Neoindio está determinado esencialmente por la agricultura y la estabilización
de los cultivos de asentamiento. Las últimas investigaciones consideran la existencia de
un tercer centro de desarrollo cultural tipificado por el Patrón Andino, con relaciones
culturales con el altiplano colombiano y los Andes centrales, que se caracterizaría por la
existencia de una cerámica simple, arquitectura incipiente y un sistema de subsistencia
basado en el cultivo de tubérculos como papa, ruba, cuiba, oca y ulluco. La arquitectura
consiste en construcciones como terrazas agrícolas y bóvedas alineadas por piedras
(mintoyes) utilizadas como tumbas
y silos para el almacenamiento de productos agrícolas.
En los llanos occidentales hay evidencias de construcciones artificiales asociadas a la
agricultura, que consisten en terraplenes, campos elevados, camellones o calzadas que
funcionaban como muros de contención de las aguas en zonas anegadizas y permitían,
entre otras cosas, atravesarlas a pie. Hay también indicios de canales de riego en las
riberas de los ríos Turbio, Tocuyo, Yaracuy, Güeque, y de agricultura de regadío entre los
caquetíos, de quienes se conoce su práctica prehispánica de la represa, o buco, de la que
sacaban acequias principalmente para el riego con aguas de la sierra de San Luis (Falcón).
También hay indicios de canales en las márgenes del río Mamo y en la zona del Orinoco.
El intercambio como práctica comercial
La actividad comercial, desarrollada mediante el intercambio generalizado de productos,
incluyó tanto formas primarias como una especialización en los artículos que se
intercambiaban. Se han reportado productos naturales y artesanales en varios lugares,
cuya presencia sólo se explicaría por el trueque, viajes, movilizaciones humanas y
búsqueda de nuevos parajes, lo que seguramente fue base de actividades bélicas
organizadas.
Existen testimonios también de que los timoto-cuica (Andes) canjeaban productos
agrícolas, sal de urao y tejidos de algodón por el pescado de los grupos caribes del sur del
lago de Maracaibo. Desde las costas falconianas, al parecer, hubo un intercambio de sal
hacia el interior del territorio.
La arqueología y la etnohistoria han comprobado estrechas e intensas relaciones entre las
distintas sociedades de la Venezuela prehispánica y la existencia de una especie de red de
comercio en la que los llanos de Barinas, Portuguesa, Cojedes y Apure serían un área
significativa de vínculos con la zona andina, la costa caribe y la cuenca del Orinoco.
Asimismo, se tienen noticias de la utilización de caracoles de agua dulce como moneda y
de la existencia de algunos puntos de intercambio comercial, como el mercado de pescado
del Orinoco Medio, el de curare del Alto Orinoco o las playas de tortugas del río Guaviare.

— Período Indohispano 1500 d.C. hasta el presente —

(https://cajigalweb.files.wordpress.com/2015/05/indi3.jpg)

El período indohispano, como su nombre lo indica, corresponde a lo acontecido en los


pueblos prehispánicos desde el momento en que irrumpen los primeros conquistadores
hasta el presente. Durante este largo período, las características y el número de su
población fueron modificados notablemente, tanto por la política de exterminio puesta en
práctica por los conquistadores, como por el proceso de asimilación por parte de la
cultura criolla que se fue gestando lentamente con la mezcla de los aportes étnicos
europeos, africanos y los específicamente aborígenes.
Para el momento del contacto el territorio venezolano estaba ocupado por centenares de
grupos, familias y pueblos indígenas (ver paginas 8-9) que se encontraban dispersos a lo
largo y ancho del territorio nacional. Esos grupos, sin embargo, llevaban sus vidas de
manera relativamente autónoma y no formaban parte, ni cultural ni políticamente, de
una unidad administrativa mayor. Hoy en día, en cambio, los pueblos indígenas
sobrevivientes forman parte de la nación venezolana y se encuentran agrupados en 36
familias ubicadas en las zonas fronterizas –como los guajiros que pueblan por igual
territorios colombianos y venezolanos o los yanomami en territorios venezolanos y
brasileños–, en las selvas y sabanas del sur del Orinoco, en las tierras lejanas de los llanos
occidentales, o en zonas excepcionales como las que ocupan los cariña en la Mesa de
Guanipa. A pesar de la política de exterminio y del desdén criollo, la Venezuela actual
muestra importantes huellas de quienes fueron sus habitantes originarios. La nueva
Constitución de la República, aprobada en 1999, establece una sección completamente
dedicada a reconocer los derechos de los pueblos indígenas, entre los que se incluyen el
respeto a sus territorios ancestrales, sus lenguas y culturas, y su participación política.

— Período Indohispano 1500 d.C. hasta el presente —


Las fiestas religiosas de nuestro calendario popular contienen en su música, letras,
instrumentos, coreografía, vestuario y sentido elementos indígenas. Las Turas y el
Maremare ofrecen rasgos de claro origen prehispánico. Algunas músicas autóctonas
merideñas, y de otras zonas criollas del país, como la de la Bajada de los Reyes en San
Miguel de Boconó, son de origen indígena, así como algunos elementos de nuestras danzas
y bailes populares.
Algunas deidades y héroes culturales prehispánicos sobreviven, transfigurados, en casi
todas las expresiones dancísticas y creencias del pueblo venezolano. Tal es el caso de la
fiesta del Espuntón o Parranda de los Caribes, en Caigua (Anzoátegui); el Baile
del Mono, en Caicara de Maturín, (Monagas), y el Espuntón de Pueblo Nuevo (Mérida). La
fiesta de San Isidro Labrador, en nuestros Andes, es celebrada en vinculación directa con
las labores agrícolas, así como la Bajada de Ches.
La Candelaria, fin del ciclo de Navidad, es celebrada en varios lugares del país y algunos
de sus elementos tienen evidente connotación indígena, sobre todo en lo que se refiere a
la reproducción coreográfica de labores agrícolas. Igual ocurre con la fiesta de San Benito,
particularmente en las regiones andinas, y algunas de Locos y Locainas, en cuyo vestuario
y adornos corporales se recuerdan posibles influencias indígenas, lo que parece
reafirmarse con el porte de arcos y flechas. Principalmente en el oriente del país se
montan diversiones en cuyos nombres y coreografía y en algunos de sus aditamentos, es
indudable el aporte indígena. Han sido consagradas como diversiones orientales El
Sebucán o Baile de Cintas, El Carite, El Chiriguare, El Pájaro Guarandol, El Baile de la
Culebra. En La Victoria (Aragua) el baile de La Llora, que recuerda costumbres funerarias
prehispánicas.

Fuentes

Acosta Saignes, Miguel. Los caribes en la costa venezolana. México: Fondo de Cultura
Económica, 1946.
— Estudios de etnología antigua de Venezuela. Caracas: Universidad Central de Venezuela,
Ediciones de la Biblioteca, 1961.
Atlas de Tradiciones Venezolanas. Caracas: Fundación Bigott-El Nacional, 1998.
Sanoja O., Mario. Los hombres de la yuca y el maíz. Un ensayo sobre el origen y desarrollo
de los sistemas agrarios en el Nuevo Mundo. Caracas: Monte Ávila Editores (Colección
Estudios), 1982.
Strauss K., Rafael A. El tiempo prehispánico de Venezuela. Caracas: Fundación Eugenio
Mendoza, 1992.VV.AA. Aborígenes de Venezuela. 3 vols. Caracas: Fundación La Salle de
Ciencias Naturales, 1980 / 1988.

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