SOBRE LA PROPORCIONALIDAD ENTRE LA PENA Y EL DELITO:

EL POPULISMO PUNITIVO Y OTROS RETOS A LOS QUE SE

ENFRENTA

DERECHO PENAL GENERAL I

PRESENTADO POR: JUAN DIEGO VÉLEZ FORERO

DERECHO
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
BOGOTÁ, COLOMBIA
SOBRE LA PROPORCIONALIDAD ENTRE LA PENA Y EL DELITO: EL POPULISMO PUNITIVO Y OTROS RETOS A LOS QUE SE ENFRENTA

Introducción

He de decir, que a medida que pasan los días, encuentro cada vez
más latente, la presencia del populismo, amarillismo y sencionalismo
dentro de nuestro sistema penal. Y debo ser sincero; seguramente yo
he aportado a que dicho sistema se vea opacado por tan oscuras
mañas, para lo que debo dividir dos perspectivas en un antes y en un
después. Una de esas perspectivas, nace a partir de un ciudadano
preocupado y la otra, en contraposición que nace a partir de un
ciudadano herido, lo que configura la perspectiva de una persona,
antes de ser víctima y luego de convertirse en una. Actualmente, me
siento capaz de referirme a esta situación; pues para bien o para mal,
he estado en ambas posiciones.

Desde hace años, la sociedad ha sido testigo, de cómo el derecho

penal ha sido utilizado como un método que va desde lo intimidatorio
hasta lo electoral. Hemos visto como los políticos, a través del
proselitismo, se jactan de sus proyectos que buscan aumentar las
penas y que afirman que, con ello, el problema de la delincuencia
estará solucionado, hemos visto cómo las personas se dejan endulzar
el oído, y también; debo ser sincero, he sido yo, al igual que muchos
otros, quien a escasos pasos de su casa y luego de ser encañonado
por un delincuente, ha llegado a desear que esos desadaptados no
vuelvan a ver la luz del día.

Aunque es aquí donde se evidencia la pasionalidad que el derecho

penal despierta, es, sin embargo, importante que prime lo que el

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legislador nos indica y mantener la racionalidad sobre todas las cosas,

pues aunque si bien, es extremadamente difícil mantener la serenidad
frente a la cantidad de atrocidades que acontecen en la cotidianidad,
es menester de la sociedad, que la pena a la que se enfrente nuestro
agresor no funja únicamente como un castigo, si no como una lección,
que le permita que una vez, el sindicado se reinserte en la sociedad,
pueda hacerlo como un agente renovado. Por medio de este ensayo,
analizaremos la proporcionalidad entre la pena y el delito y si el
aumento de ambas puede ser una medida realmente efectiva, para
lograr el decrecimiento del crimen, en las calles de nuestro país.

I. Fundamentos éticos de la proporcionalidad de la pena

En primer lugar, es valioso asentar ciertas bases que nos permitan

orientarnos en el amplísimo panorama del derecho penal, en el cual, la
proporcionalidad de la pena juega como un factor vital que le permite
sustentar que su función punitiva, ejercida por el Estado, sea justa,
legítima y efectiva. La proporcionalidad de la pena desempeña un rol
que implica que la pena impuesta sea acorde con la gravedad del
delito, por lo que, en un inicio y desde la perspectiva ética, su función
parta desde la base de la equidad y la justicia, que tenga un propósito
restaurativo más que uno retributivo, y que desde el ámbito moral la
pena responda no solo a la gravedad de una conducta punible, sino
que se tenga en consideración la responsabilidad individual y el
respeto por la dignidad humana. Es por lo anterior, que el derecho
penal, más que buscar venganza o infligir sufrimiento, debe aspirar a
rehabilitar al infractor para lograr su reintegro total a la sociedad. Por lo

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que, desde el punto de vista ético, se debe hallar un equilibrio entre la

necesidad de castigar y la de reformar al individuo, siendo así, acorde
a lo expresado en el artículo 4º de la Ley 599 de 2000.

Desde la óptica de lo justo, la proporcionalidad de la pena implica en

primer lugar, que todos los agentes de una sociedad, sean vistos en
igualdad de condiciones ante la ley, lo que implica que todos los
sujetos independientemente de su raza, status, género u otras
características individuales inherentes a cada quien, deban ser
tratados de manera justa y proporcional, pues cualquier tipo de
discriminación o falta de proporción, en la materia que nos atañe, no
solo implica una injusticia, sino un decrecimiento claro y real en la
confianza en la rama judicial.

De igual manera, la proporcionalidad de la pena afecta directamente el

principio que está presente desde lo constitucional, hasta racional y
esencial de la vida en comunidad, la dignidad humana, pues imponer
una pena, que no sea proporcional con el delito o conducta punible
cometida, viola los principios básicos de la vida, la integridad física y
mental, y va en directa contravía con uno de los principales fines de la
pena, establecido en el artículo anteriormente mencionado del Código
Penal; la reeducación y reinserción social del condenado.

II. La proporcionalidad de la pena como pilar jurídico

De la proporcionalidad como un pilar de vital importancia en el ámbito

jurídico se desprenden varios principios y que, en conjunto,

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constituyen lo que se conoce como un principio de carácter

fundamental en el derecho penal moderno. A modo de ejemplo, uno
de los principios que pueden verse mancomunado con la
proporcionalidad, es el debido proceso, los cuales se complementan
entre sí y permiten que se le otorgue a la ciudadanía un sistema que
garantice un manejo judicial justo, equitativo y respetuoso de los
derechos humanos. Para esclarecer de manera más efectiva la
relación entre el debido proceso y la proporcionalidad de la pena, es
importante comprender que el debido proceso alude al conjunto de
normas y garantías que permite garantizar que todas las personas
sean involucradas en un juicio justo y equitativo. Su relación y
existencia en el sistema judicial, es de gran relevancia en el marco
jurídico nacional e internacional, en el primero de los casos, ambos
principios están consagrados desde el ámbito constitucional, hasta la
mayoría de los códigos y ramas del que el derecho tiene. Por otro
lado, en el derecho internacional, el debido proceso se puede
identificar en marcos como la Declaración Universal de Derechos
Humanos en su artículo número 10, e incluso en el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 14.

El ámbito de aplicación de ambos principios se puede evidenciar en la

imposición de las penas, en el; cual, la proporcionalidad juega un rol
vital a la hora de la determinación de las penas, en los procedimientos
judiciales, en donde el debido proceso, garantiza que los procesados
tengan derecho a un juicio justo, a que sea informado de sus cargos,
que pueda presentar pruebas para su defensa e incluso a interponer
un recurso, por último tambie2n tiene implicaciones en los derechos de

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los recursos ya que la proporcionalidad se relaciona con que el preso

posea las condiciones y trato apropiado mientras esté cumpliendo su
pena y por medio del debido proceso, que permite que los reclusos
tengan acceso a un trato digno y humano y que se les garantice la
posibilidad de tener mecanismos que los ayuden a impugnar en dado
caso haya una violación de uno de sus derechos.

Como bien se ha expuesto anteriormente, la facultad punitiva derivada

del derecho penal la ejerce el estado (ius puniendi), y es la
proporcionalidad de la pena la que actúa como un límite a dicho poder
punitivo. Mientras que la proporcionalidad asegure que las penas
impuestas sean concordantes con el delito cometido, el sistema legal
preservará la dignidad humana y reducirá la posibilidad de que haya
abusos de poder. De igual forma, como fue anteriormente expuesto, la
proporcionalidad permite que el sistema judicial sea coherente y que,
por ende, la confianza en nuestro sistema judicial y estatal aumente.

Asimismo, que las penas sean proporcionales con el delito cometido,

permite en esencia, que dicha pena pueda ser individualizada, es
decir, que la pena se adapte a circunstancias específicas para cada
caso y cada persona que esté expuesta ser procesada, permitiéndole
así tener en consideración factores como el grado de implicación
dentro de la conducta punible cometida, niveles de culpabilidad,
historial delictivo, entre otras. Algunos doctrinantes como la Doctora
Ruíz, consideran que la individualización de la pena no solo garantiza
que haya proporcionalidad sobre las penas impuestas, sino que
permite que la efectividad de la respuesta penal para abordar causas

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subyacentes a las conductas punibles sea maximizada (Ruíz López &

Ávila, 2022).

III. Impactos sociales de la proporcionalidad de las penas y del

aumento de los delitos

Como fue expresado anteriormente, uno de los principales impactos

sociales que tiene la proporcionalidad de la pena, es el “Populismo
Punitivo”, quien según la Doctora Carmen Eloísa Ruíz, se ve
principalmente exacerbado por el sometimiento de la justicia criminal a
la opinión pública y al poder político, debido a que “las mismas
estructuras del derecho penal dejan de ser las que guían la política
criminal en una dirección racional, y son reemplazadas por el clamor
popular y las ansias de ganancia electoral” (Ruíz López & Ávila, 2022).
Teniendo en cuenta, lo anteriormente citado, me es posible afirmar
que la proporcionalidad de la pena se puede ver gravemente afectada
por el populismo punitivo, ya que una vez, esta sea implementada, las
penas son llevadas hacia un endurecimiento irracional de las mismas,
lo que trae como consecuencia la pérdida de vista de la finalidad
establecida en el artículo 4 del Código Penal y sobre el cálculo de las
penas (Larrauri, 2007, Muñoz, 2009, Sarmiento et al., 2019).

Asimismo, la implementación del populismo punitivo implica que el

legislador se aleje de los conceptos necesarios emitidos por los
agentes estudiosos de la materia, por lo que una eventual reforma o
aumento de las penas, poseería una ausencia de un fondo jurídico,

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doctrinario y de expertise, que dejaría a la deriva el sistema y que

haría casi imposible que se pueda identificar en qué medida las penas
están cumpliendo con su finalidad (Larrauri, 2007, Muñoz, 2009,
Sarmiento et al., 2019).

Otra de las consecuencias que se evidenciarían, es que en el

momento en el que se convierta una conducta que ya es considerada
como punible, en una nueva, pero con un castigo más severo,
implicaría un cambio burocrático, excesivo e innecesario, que termina
fugiendo a manera simbólica, pues hasta el momento, no ha habido
ningún indicio que el aumento excesivo de las penas, signifique una
reducción sustantiva de la criminalidad (Galvis Mariano et al., 2019).

Tal como se ha visto frente a la proporcionalidad, el aumento de los

delitos también es un método de populismo punitivo, pues la figura del
derecho penal como la última instancia a acudir -última ratio- se ve
tergiversada, pues es expuesta como un método principal y eficaz
para reducir la tasa de criminalidad, mientras que lo que realmente es,
es una herramienta subsidiaria, por lo que en vez de utilizar el derecho
penal como una herramienta con la cual se espera repartir de manera
excesiva castigos y como un método de intimidación, lo que realmente
se debería hacer, es buscar alternativas que no signifiquen
necesariamente consecuencias punitivas.

Conclusión

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A modo de conclusión, la proporcionalidad de la imposición de la pena

y el delito es un principio fundamental que sustenta la integridad,
efectividad, legalidad, legitimidad, justicia y equidad de nuestro
sistema judicial. Desde un punto de vista ético, jurídico y social, son
establecidos principios de equidad y justicia que son esenciales para
mantener la equidad, la justicia, el Estado Social de Derecho, la
dignidad humana y la confianza en el sistema penal, por lo que, al
promover penas justas y proporcionales, el Estado no solo impone un
castigo a una conducta punible, sino que también le ofrece a los
procesados y a la sociedad en general, la oportunidad de que los
reclusos se rehabiliten, reflexionen, reconcilien y readapten.

Es por esto mismo, que en un país, en el que nadie está exento de ser
víctimas a escasos pasos de su propia casa, o en un país en el que el
Estado no ha sido capaz de tan siquiera garantizarnos que podremos
salir de nuestros hogares y no tener el miedo de nunca regresar, la
proporcionalidad de la pena y su adecuado uso frente a el delito, debe
ser protegido de cualquier acción que afecte su correcto rendimiento,
pues el tema sobre el que hoy trato, bajo mi consideración, es un claro
faro de esperanza y humanidad en la búsqueda de una mejoría
colmada de justicia verdadera y duradera, en una sociedad que hoy en
día, sufre tanto y que es tan acechada por el crimen.

Referencias
- Ley 599 de 2000 (Código Penal colombiano)
- Declaración Universal de Derechos Humanos
- Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

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- Ruíz López, C. E. R., & Ávila, R. A. (2022, enero 1). Populismo

Punitivo: Manifestación Política vs. Derecho penal. La Cadena
Perpetua en Colombia. Revista de Derecho.
https://www.redalyc.org/journal/851/85175055011/
- Sarmiento, J., Bula, E. y Mariño, C. (2019). El populismo penal
en Colombia. Propuesta para un debate inconcluso. Boletín
Mexicano de Derecho Comparado, 51 (155), 1047-1079.
doi http://dx.doi.org/10.22201/iij.24484873e.2019.155.14956

- GALVIS MARIANO, M. A., GALVIS MEJÍA, L. R., & MEJÍA

PEÑARANDA, I. K. (2019). El Aumento Punitivo de los tipos
penales como ... EL AUMENTO PUNITIVO DE LOS TIPOS
PENALES COMO POLÍTICA CRIMINAL FRENTE A LA
FINALIDAD PREVENTIVA DE LA PENA. A partir del caso Norte
de Santander.
https://repository.unilibre.edu.co/bitstream/handle/10901/19159/a
rticulo.PDF?sequence=1&isAllowed=y
- Ley 1142. (2007)Por medio de la cual se reforman parcialmente
las Leyes 906 de 2004, 599 de 2000 y 600 de 2000 y se adoptan
medidas para la prevención y represión de la actividad delictiva
de especial impacto para la convivencia y seguridad ciudadana:
http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley_1142_2
007.html

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