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Mientras que su padre, el advenedizo Miguel II, apenas sabía leer y escribir, Teófilo no solo poseía una
extraordinaria educación, sino también un gusto muy pronunciado para el arte y las ciencias. Pero no se
mostró solamente abierto a la cultura de la capital bizantina, sino también a las influencias culturales que
irradiaba la corte califal de Bagdad. El entusiasmo por el arte árabe le venía, al parecer, de su
profesor Juan el Gramático; a él le debía también la hostilidad contra las imágenes que le convirtió, de
nuevo a diferencia de su padre, en un iconoclasta exaltado.
El
Asia Menor bizantina y la frontera con el Califato abasí hacia el final del reinado de
Teófilo.
Para compensar la derrota militar, emprendió en vano una serie de acciones diplomáticas destinadas a
frenar la expansión árabe en el Mediterráneo.1 Así, en el 838, se enviaron embajadas a los francos
de Luis el Piadoso, a los venecianos y a los omeyas cordobeses.1 Cada vez con mayores dificultades
para defender sus territorios occidentales y con problemas también en la frontera oriental, Teófilo solicitó
infructuosamente la ayuda franca.9 Los venecianos, amenazados más directamente y teóricamente aún
vasallos de Constantinopla, enviaron una flota, que fue derrotada por los árabes en Tarento en el 840.3
Por otra parte, la embajada enviada a Abderramán II, al que solicitó que reclamase sus derechos
dinásticos contra los abasíes y colaborase en la eliminación de los piratas que infestaban las aguas
de Creta, también fracasó.3 El emir cordobés se limitó a enviar a sus propios emisarios a Bizancio con
ricos presentes para el emperador.3
Al contrario que en Occidente, en Oriente el emperador sí que obtuvo éxitos diplomáticos: reforzó la
tradicional alianza con los jázaros que databa del siglo anterior, y les envió expertos para construir la
fortaleza de Sarcel.3 Para proteger el comercio septentrional con los territorios al norte del mar Negro,
creó una nueva provincia con capital en Quersoneso, Climata.3
Teófilo nunca pudo recuperarse del golpe recibido, su salud se fue debilitando y murió a comienzos de
842. Su carácter ha sido objeto de muchos debates; pues mientas unos le consideran como uno de los
emperadores bizantinos más capaces, otros lo ven como el clásico déspota oriental, un gobernante
sobrevalorado pero insignificante. Según las fuentes, luchó por eliminar la corrupción y opresión de sus
funcionarios y administró justicia con imparcialidad, aunque sus castigos muchas veces no se
correspondían con el crimen cometido.
Reformas[editar]
Teófilo llevó a cabo una serie de importantes reformas que reforzaron el Imperio, a pesar de los
contratiempos sufridos en la guerra y en las acciones diplomáticas que emprendió.4 No solo extendió el
gobierno imperial por nuevos territorios, sino que mejoró la Administración y la recaudación de impuestos,
lo que permitió un renacimiento cultural e intelectual.4 La protección imperial a artistas, intelectuales y
escritores dio originó a un círculo cultural que rivalizó por primera vez con el que existía en la Bagdad de
los abasíes.4
Se crearon nuevas provincias para mejorar el control de los territorios, para lo que se usó como modelo
los existentes de optimates y bucelarios.4 Para mantener el dominio en el mar Negro se establecieron tres
nuevas provincias en sus costas: la de Caldia, al este del thema de armeníacos, la de Paflagonia al norte
del de bucelarios y la de Climata en torno a Quersoneso.10 En otras provincias especialmente vulnerables
y fronterizas, se crearon unas nuevas unidades administrativas las kleisuras, territorios con guarniciones
permanentes establecidas para afrontar las invasiones árabes.10 También en la frontera se creó el ducado
de Colonea en la zona meridional de Candia, con el mismo fin.10 Estos cambios fueron en realidad un
remozamiento del sistema defensivo oriental para adaptarlo a las necesidades del siglo IX.10
En la zona occidental del Imperio, se establecieron themas en Dirraquio y Salónica, lo que permitió
aumentar la recaudación de impuestos y sufragar el amplio programa constructivo que puso en marcha
Teófilo.10 La racionalización de la Administración y de la Hacienda bizantinas favorecieron también la
seguridad interior y la recuperación del comercio.10 Sus monedas fueron las primeras en doscientos años
en circular con cierta normalidad por todo el territorio imperial.10 Con los nuevos ingresos, Teófilo
subvencionó las artes y realizó edificaciones: se erigió un nuevo palacio imperial en Brías y se reparó el
principal, se repararon las murallas de la capital y se levantaron nuevas iglesias, un hospital, asilos y
orfanatos.2 A pesar de los gastos que supuso la guerra en Asia y de las grandes sumas dedicadas por
Teófilo a la construcción, el comercio, la industria, las finanzas del Imperio vivieron una de sus mejores
épocas, en gran medida gracias a la muy eficiente administración del tesoro. Reforzó las murallas de
Constantinopla e hizo construir un hospital que se mantuvo hasta los últimos tiempos del Imperio
bizantino.
Como el resto del periodo iconoclasta, su reinado supuso un momento de crecimiento económico y
recuperación para el Imperio.11 Continuó la mejora de la Administración, el enriquecimiento del tesoro
estatal, la extensión del sistema de themas y la asimilación cultural de las minorías.11
Familia[editar]
De su matrimonio con Teodora, Teófilo tuvo varios hijos, incluyendo a:
Notas[editar]
1. ↑ La reivindicación de Sozopetra o Arsamosata como ciudad natal de Mu'tasim está fundada únicamente en
fuentes bizantinas. Esta afirmación está descartada por la mayoría de eruditos como una invención
posterior, así como que Amorio lo era de Teófilo. Fue probablemente añadida deliberadamente para
equilibrar el efecto que la caída de esta última representó.Bury, 1912, p. 262Treadgold, 1988, p. 440Vasiliev,
1935, p. 141Kiapidou, 2003, Note 1.
Referencias[editar]
1. ↑ Saltar a:a b c d e f g h i j k Maier, 1987, p. 120.
2. ↑ Saltar a:a b c d e f g h i j Maier, 1987, p. 124.
3. ↑ Saltar a:a b c d e f Maier, 1987, p. 121.
4. ↑ Saltar a:a b c d e f g Maier, 1987, p. 122.
5. ↑ I. Sevcenko, Review of New Cambridge History of the Byzantine Empire. Slavic Review, p. 111, 1968.
6. ↑ Treadgold, 1997, p. 440.
7. ↑ J. Haldon, The Byzantine Wars, 83
8. ↑ Treadgold, 1997, p. 441.
9. ↑ Maier, 1987, pp. 120-121.
10. ↑ Saltar a:a b c d e f g Maier, 1987, p. 123.
11. ↑ Saltar a:a b Maier, 1987, p. 125.
Bibliografía[editar]
Maier, Franz Georg (1987). Bizancio. Madrid: Siglo XXI de España Editores, S.A., pp. 100-103,
109. ISBN 84-323-0158-2.
Treadgold, Warren T. (1997). A History of the Byzantine State and Society. Stanford University
Press. ISBN 9780804726306.
Enlaces externos[editar]
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