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Sábado Santo en Miércoles Santo

Tema: El Señor, con su resurrección, da nueva vida a la Iglesia.

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Objetivo del tema: Hacer que los adultos puedan reflexionar sobre el sentido de la
Resurrección del Señor y qué efecto tiene en su vida cotidiana.

Oración inicial:

Jesús, en Ti confío. Me pongo en tus manos en este momento de oración. Quiero dejarme
forjar al calor de tu Sagrado Corazón. Enséñame, Señor, a creer en Ti en todo momento.
Hasta en la duda y en las adversidades: creer en Ti. Y enséñame, Señor, a anunciar sin
miedo como tu Madre, María, con el corazón ardiente de amor a Ti. Amén.

Dinámica:

Simón dice…

Desarrollo del tema:

La resurrección del Señor nos congrega a vivir en comunidad

Es el paso de la muerte a la vida. En este día del Triduo Pascual la Eucaristía es y se


convierte en el momento más importante de la Semana Santa, porque no solamente
celebramos la Vigilia Pascual, sino también el memorial de la Muerte y resurrección del
Señor. Cabe mencionar que Cristo es la luz del mundo pero también una luz radiante de
purificación. El fuego pascual representa a Cristo como principio de salud. Su llama es un
resplandor de luz resucitada, con que todo hombre se ilumina, y llega a ser verdadera luz.
“Tu luz Señor, nos hace ver la luz”. (Sal 35, 10)

Después de la muerte del Señor Jesús, los apóstoles y todos los que seguían al Señor, se
disgregaron. No asimilaba lo que había sucedido aunque el Señor les había comentado que
Él iba a pasar por esos momentos de dolor. Su mente no entendía nada de lo ocurrido.
Sufrían la pérdida de su maestro, de su amigo, y por eso estaban desconsolados. Las
mujeres que lo seguían, en primer lugar su Madre Santísima, María Magdalena y todas las
demás seguramente sentían un dolor muy grande en el corazón. Todo era caos, dolor, y
cada quien buscaba un camino, una explicación.

Las mujeres van de mañana al sepulcro nos dice el evangelista. van a ungir el cuerpo de su
maestro, al que tanto amaban. Era el primer día, o sea domingo, encuentran la piedra que
tapaba la tumba a un lado. algo ha ocurrido; se asustan; los evangelios nos narran que ellas
van a dar la noticia de que el Señor ha resucitado, están alegres, no comprenden que pasa,

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pero el corazón salta de felicidad. Los discípulos van a ver el sepulcro, y lo encuentran
vacío. No pueden creerlo, ellos también no asimilan que “El Señor ha resucitado” (Le. 24,6),

Los evangelios nos narran otros momentos especiales con Cristo muerto y resucitado, por
ejemplo lo que les sucedió a los discípulos de Emaús, a María Magdalena cuando lo quiere
tocar, y sobre todo cuando los apóstoles estando reunidos, los visita, primero sin el
discípulo
Tomás, y luego estando él conversa y comparte con ellos. Es notorio que la presencia del
resucitado congrega nuevamente a esta comunidad de discípulos a vivir en la unidad y en la
tierra. Ya no están dispersos. ya no sufren, ahora gozan, se alegran al contemplar a su
maestro y Señor. Al que vieron en la cruz morir, y que ahora está frente a ellos, que vive
para siempre, y que los anima a mirarse como una comunidad de fe y caridad. comunidad
que debe estar siempre unida en torno a la muerte y resurrección de Seño, y que debe
expresar signos, actitudes y acciones su unidad; su regocijo.

Los discípulos lo entendieron muy bien y valoraron el significado de ser comunidad. Que el
paso de la muerte a la resurrección de Cristo es la nueva y definitiva Pascua para la el
Nuevo Pueblo de Dios, y que todo el que era en el resucitado, al pasar también de la muerte
del pecado a la vida nueva por el Bautismo que Cristo nos da, entra a formar parte de este
pueblo de creyentes, libres del pecado, comunidad viva que se ilumina con la Luz del
resucitado. la cual siempre debe estar presente en la vida de todo discípulo. Nosotros
somos esa misma comunidad de creyentes, de discípulos. desde nuestro bautismo. Esa fue
nuestra pascua y a partir de ese momento empezamos a tener nueva vida, vida de hijos de
Dios, y desde entonces Cristo nos ilumina con su propia Vida, con su Palabra, haciéndonos
formar parte de su Cuerpo como dice San Pablo.

Juntos, al formar la Iglesia, la comunidad, debemos dar signos de que “Cristo está
resucitado y vive entre nosotros”. Signos de comunión, de fraternidad que se expresan en
servicios a nuestros prójimos, a nuestra Iglesia, a nuestra comunidad. Por eso es importante
formar parte viva de ella, tomar nuestro lugar en la Iglesia, dinamizarla con nuestro
entusiasmo y juventud, enriquecerla con nuestros dones y carismas y hacer de ella, la
comunidad que el resucitado desea, para que así vaya aconteciendo el Reino entre
nosotros.

Actividad:

Los adultos se sentarán formando un círculo, donde expresarán ¿Cuál es el sentido de que
Cristo sea la luz redentora en su vida?

Reflexión:

Hermanos, sinceramente tendríamos que reflexionar si realmente nosotros ya sentimos la


presencia viva de Jesús, si nos encontramos en esta situación como con los discípulos que
por la falta de fe y de esperanza todavía no reconocemos a Dios como esa Luz que ilumina
la senda de la vida y de la muerte.

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Pidamos al Padre, que en nuestra vida tengamos a Jesús como esa luz redentora, si aún
seguimos con ésa ceguera espiritual, podamos ver a Cristo como la luz que nos permitirá
reconocerlo como nuestro Salvador y Redentor, que hoy el Señor clarifique nuestra vista y
nos conceda sentir su presencia en nuestra vida, y realmente reconocer a Dios siempre en
la Eucaristía al partir el Pan y al presentar el Vino, al escuchar su Palabra, para que con ello
nuestro corazón arda con las Palabras de Jesús que están llenas de su Espíritu Santo. Y
que así nosotros, una vez terminada ésta Semana Santa, podamos convertirnos realmente,
también como los discípulos, para anunciar y llevar a todos nuestros hermanos la Palabra
de Dios, que es el Señor vivo entre nosotros, y NO tener el pensamiento del apóstol Tomás
“si no veo en sus manos los agujeros de los clavos, y si no meto mis dedos en los agujeros
sus clavos, y no meto mi mano en la herida de su costado, no creeré”, sino que nuestro
pensamiento sea “Creer ciegamente en el Señor, sin haberlo visto”.

Conclusión:

Los adultos al final del tema sepan la importancia del por qué el Señor resucitado vuelve
como la Luz para iluminar, no sólo nuestros corazones, sino que también nuestros pasos
para evitar los caminos de oscuridad, que Cristo Luz del mundo sea nuestra felicidad y
nuestra alegría, que nos conceda su gracia para que podamos seguir haciendo viva su
Palabra, y llevarla a aquellos que no la conocen y no saben que el Señor es la Luz
verdadera que nos va a conducir por el camino de la paz y la justicia.

Oración final:

Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo
de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los
gozos eternos y alcanzar las alegrías del cielo. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.

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