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DIMENSIONES DE LA INVESTIGACION EDUCATIVA

La investigación educativa tiene, por lo dicho, tres dimensiones que implican teorías y
metodologías diferentes al investigar: el nivel macro (social global), el nivel meso
(centro y comunidad local) y el nivel micro (el aula). Desde el punto de vista
básicamente sociológico, se destacan especialmente los dos primeros niveles, el macro
y el meso, en los que podemos aplicar las metodologías cuantitativa y cualitativa
respectivamente (y sus complementaciones mutuas), en cambio el tercero –el micro‒
implica un punto de vista más pedagógico, porque es donde se deben descubrir y
desarrollar las estrategias didácticas adecuadas a cada necesidad del alumno, es decir,
más centrado en los problemas del aprendizaje sin excluir el enfoque social. Vamos a
decir algunas palabras sobre los niveles uno y dos, aunque primero especifiquemos
algo sobre el tercero. Creemos que aquí, nivel micro, debe primar el enfoque
pedagógico y de psicología del aprendizaje. Pero con ello no estamos diciendo que se
deba soslayar la importancia del entorno familiar y social del que vienen los niños
(donde ya estaríamos ubicados sociológicamente en el nivel meso) y tampoco de las
realidades a nivel nacional (nivel macro) con las cuales, de una manera u otra,
entroncan todas las realidades individuales. Precisamente, pasar a esos niveles de
análisis implica apoyarse en el enfoque sociológico. 15 Dentro del aula existe una
situación micro y, si bien ha aparecido hace algún tiempo una sociología clínica lo más
próxima a una micro sociología, no ha tenido relevancia teórica y práctica como para
constituirse en un marco teórico para la investigación educativa. Los objetivos de toda
investigación a ese nivel son los problemas del aprendizaje en los que la sociología,
desde los niveles meso (donde predomina la metodología comprensiva/cualitativa) y
macro (de predominio explicativo/cuantitativo), pueden aportar insumos importantes
para la comprensión de esos problemas. No obstante, me parece que es un campo
central para la psicología social y la psicología del aprendizaje si lo miramos desde las
necesidades de la educación y de los niños y jóvenes, pero evidentemente asociadas a
la sociología. Los otros dos niveles (macro y meso) son sin duda el campo específico de
la investigación sociológica vinculada a la educación. Desde esos dos niveles se pueden
aportar informaciones diferentes pero complementarias entre sí, lo que hace
actualmente insoslayable la colaboración de sus métodos, como insisten
repetidamente las autoras de este libro en los distintos artículos de este. Sin duda que
en el nivel macro, de los grandes números, se mueven las autoridades de la educación
que deben fijar la distribución del presupuesto y desarrollar políticas educativas que
intenten atender la realidad nacional, especialmente en sus asimetrías. El análisis
estadístico comparado (metodología cuantitativa) de los diferentes rendimientos,
rezagos y auto-desafiliaciones, cruzados con variables estructurales (por ejemplo,
origen social), mapea la realidad y debería brindar elementos de juicio para ubicar lo
más efectivamente posible la acción macro que deben realizar las autoridades
educativas nacionales. Aquí la metodología está más asociada a la estadística, es decir,
al viejo cuño positivista, que es la que puede hacer aportes importantes a este nivel. Lo
que no hay que hacer es asociar este paradigma metodológico (ver cap. III), con sus
definiciones epistemológicas de objetividad, verdad y validez, con paradigmas teóricos
conservadores, como el funcionalista de corte durkhemiano, pues existen
investigaciones críticas dentro de ese paradigma cuantitativista (por ejemplo, los 16
estudios macro de Pierre Vilar sobre los orígenes económicos del capitalismo). En
contrapartida debemos decir, adelantándonos un poco, que los paradigmas
cualitativos como el weberiano, tampoco pueden ser asociados sin más al
progresismo, pues el propio Weber tenía una visión filosófica muy conservadora que
impregna toda su teoría (la del liberalismo capitalista). En el nivel meso (el centro, el
barrio, la comunidad) es donde aparecen sustancialmente las metodologías llamadas
cualitativas, pues dados la dimensión del universo y los objetivos de conocimiento que
ellas tienen, no pueden aplicarse útilmente las metodologías cuantitativas aisladas. Los
orígenes de esas metodologías son variados, por ejemplo, la Etnografía. Una de sus
formas más típicas proviene de la Antropología y sus lejanos orígenes están en las
propuestas del antropólogo Bronislaw Malinowsky a comienzos del siglo XX. O como
en el caso de la investigación-acción, cuyo origen suele situarse por esa misma época,
en los trabajos pioneros de Psicología Social de Kurt Lewin. Varios capítulos del libro
dan cuenta del paradigma cualitativo como los ya mencionados cap. V de la Mag. Selva
García Montejo; cap. VI de la Mag. Alejandra Capocasale y cap. VII de la Mag. Laura
Abero. Sobre esto dos comentarios. En primer lugar, que el surgimiento fuerte de la
metodología cualitativa en las ciencias sociales en la segunda mitad del siglo XX, se
debe sin duda a la progresiva discusión de la metodología cuantitativista de corte
positivista. Y esto en general responde al retroceso de la Epistemología objetivista que
era defendida por el positivismo como teoría del conocimiento. Este retroceso es
producto de un proceso que tuvo dos vertientes: en primer lugar, los avances de la
ciencia desmoronaron los principales presupuestos del positivismo. La teoría cuántica
(desde principios de siglo XX) y la teoría del caos (en la segunda mitad del siglo XX)
demostraron que, en la Microfísica y la Astrofísica, el dogma metafísico de la
regularidad de los fenómenos naturales (como suponía la mecánica newtoniana) no se
cumplía; esto queda muy claro en la teoría del caos de Ilia Prigogine, asociada al
concepto clave de la incertidumbre en los fenómenos de la naturaleza y con la
interpretación del grupo de Copenhague encabezado por Börh y Heisenberg.

INVESTIGACIÓN EDUCATIVA
“Abriendo puertas al conocimiento”
Laura Abero
Lilián Berardi
Alejandra Capocasale
Selva García Montejo
Raúl Rojas Soriano

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