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Pero, ¿cómo tiene que ser esa presión del fondo uterino exactamente? La Sociedad
Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) en sus Recomendaciones de 2008 sobre la
asistencia al parto indica que la presión sobre el fondo uterino (maniobra de Kristeller) no
podrá ser utilizada para que la cabeza del bebé baje por el canal del parto antes de su
encajamiento (lo que los especialistas denominan, el primer y tercer plano de Hodge).
Solo se permite en la segunda fase del parto, cuando la cabeza ya está encajada.
Escribe Cristóbal Rengel, especialista en Enfermería Obstétrico-Ginecológica, en su
Revisión sobre evidencias científicas sobre la maniobra de Kristeller que "debemos ser
fieles a la recomendación de la SEGO" y realizar la maniobra de acuerdo a dicha guía: "La
presión sobre el fondo uterino, podrá ser utilizada sólo con la intención de ayudar al
desprendimiento de la cabeza, pero en ningún caso para facilitar el descenso de la
presentación [es decir, la bajada de la cabeza por el canal del parto]".
Samuel Kristeller fue el primero en describir en 1867 la maniobra que fue bautizada con
su nombre. Según la describe el autor Hoop, era "un nuevo procedimiento para el parto,
consistente en la utilización de la presión externa de las manos en caso de contracciones
débiles". Y en cuanto al modo primigenio de realizarla: "Debería durar entre 5 y 8
segundos, sincronizada con la contracción uterina, y con una pausa de entre 30 segundos
a 3 minutos".
parturienta en posición vertical con una cincha, y a una comadrona haciendo la presión
sobre el fondo el útero, agarrando a la embarazada desde la espalda.Otro grabado similar
ilustra un parto con problemas en Egipto. Entonces era el único recurso para afrontar un
parto difícil y sin posibilidad de cesárea.
"Esta técnica ha ayudado mucho en los partos antiguos, cuando las cesáreas eran un
problema: corría grave riesgo la vida de la madre porque no había quirófanos modernos
ni tampoco existían antibióticos, anestesistas…", sostiene el doctor Miguel Ángel Herráiz,
Catedrático de Obstetricia y Ginecología por la Universidad Complutense de Madrid.
Como hemos visto, la SEGO solo recomienda la maniobra de Kristeller en la segunda fase
del parto (cuando la mujer tiene ganas de empujar), pero hace solo unas dos décadas era
práctica habitual en España en la primera fase, es decir, para "ayudar" a descender la
cabeza del bebé hasta que se encajase.
La cabeza del bebé tiene que pasar por lo que los citados "tres planos de Hodge", hasta que se encaja.
"Damos a las madres, que inician el periodo expulsivo y que no han tenido hijos, y que además tienen
aplicada anestesia epidural, hasta tres horas para que descienda la cabeza del bebé hasta el tercer plano de
Hodge. El 90 por ciento de ellas da a luz con epidural". Realizar aquí la maniobra, insiste el doctor Herráiz,
Sabemos que ha llegado porque la embarazada tiene sensación de pujo. "En el momento actual y con
epidural permitimos tanto a nulíparas (mujeres que no han tenido hijos) como a multíparas hasta una hora;
más tiempo no puede permanecer encajado el bebé", explica Herráiz. Este especialista aboga por denominar
a esta presión "ayuda al fondo uterino", que es además la única modalidad de Kristeller permitida en
España. "No se hace con fuerza excesiva: es una ayuda que hacemos, aprovechando la contracción
uterina, y es por supuesto menos traumática que un parto instrumental con fórceps o con ventosa", indica el
doctor Herráiz.
Siempre ha de ser una matrona o un ginecólogo. No puede haber varias personas ejerciendo
presión a la vez, ni encaramadas sobre la tripa de la parturienta por los peligros que acarrea
el exceso de fuerza.
¿Qué peligros tiene una maniobra de Kristeller mal realizada?
"La maniobra tradicional de Kristeller no está exenta de riesgos. Si se practica con excesiva fuerza,
la madre puede sufrir rotura de costillas, rotura de útero, de la musculatura perineal… En
el bebé puede ocasionar parálisis de hombros (parálisis de Erb) por ejemplo", advierte el
doctor Herráiz.