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La expresión oral

Seguramente alguna vez te has sentido nervioso al hablar frente a un


público; todos hemos pasado por ello en más de una ocasión, es más,
hasta escuchamos: “es que yo no soy bueno para hablar en público”, “a
mí, no se me da”, “no tengo voz”. Pues ¿Qué crees? Todo es práctica y
disciplina.
Existe una historia relacionada con un gran orador ateniense. Léela a
continuación.

Demóstenes nació en Atenas Grecia, en el seno de una familia


acomodada, su padre era un fabricante de armas que falleció
prematuramente cuando este tenía siete años; quedó bajo el cuidado de
tres tutores que realizaron malos manejos de la fortuna de su
progenitor, motivo por el cual, en su mayoría de edad los demandó,
esperando recuperar algo de su herencia.
Él tenía un defecto en el habla (algunos historiadores afirman que era
tartamudo y otros que no podía pronunciar la R), no obstante, practicó la
dicción, su voz y sus gestos con disciplina, se dice que iba a playa a
gritar con todas su fuerzas, se colocaba piedras entre la boca y se
ponía un cuchillo entre los dientes para obligarse a hablar sin
tartamudear.
Llegó a dominar tanto el arte de la elocuencia que es considerado el
más grande orador de la antigua Grecia.
Adaptación de Demóstenes, Historia y Biografía (s/f). Disponible en:
https://historia-biografia.com/demostenes/

Bueno, no necesitarás llegar al extremo de colocarte piedras en la


boca, bastará que sigas algunas recomendaciones porque hablar es
natural (a menos que tengas un impedimento físico), sin embargo, la
expresión oral es una habilidad que debe desarrollarse.
A grandes rasgos, la expresión oral es una destreza lingüística, que se
perfecciona con el conocimiento de la gramática, con un vocabulario
amplio, buena pronunciación y suficientes conocimientos
socioculturales, académicos y prácticas. Con las siguientes técnicas
puedes mejorar tu expresión oral ¡A practicarlas!

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