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LAS 4 PRINCIPALES ESCUELAS HELENÍSTICAS

Las escuelas epicureísta, estoica, escéptica y cínica representan las escuelas helenísticas
principales, cada una con sus propias creencias y enseñanzas distintivas, contribuyendo a la
rica variedad de ideas que se tejió durante este periodo histórico. La preocupación básica de la
filosofía helenística, es práctica – cómo vivir bien. Cualquier reflexión teórica se hace en aras
de algún beneficio para la vida práctica.

Nos referimos, claro está, al periodo helenístico, que se desarrolló desde Aristóteles, a finales
del siglo IV a. de C., hasta los principios de la Edad Media, alrededor del año 400 d. de C.
Aristóteles murió en el año 322 a. de C. Para entonces Atenas ya había perdido su papel
protagonista. Esto se debía, entre otras cosas, a los grandes cambios políticos ocasionados por
las conquistas de Alejandro Magno (356-323).
Alejandro Magno fue rey de Macedonia. Aristóteles también era de Macedonia y, de hecho,
durante algún tiempo fue profesor del joven Alejandro. Éste ganó la última y decisiva batalla a
los persas. Y más que eso: con sus muchas batallas unió la civilización griega con Egipto y todo
el Oriente hasta la India. Se inicia una nueva época en la historia de la humanidad. Emergió
una sociedad universal en la que la cultura y la lengua griegas jugaron un papel dominante.
Este período, que duró unos 300 años, se suele llamar helenismo. Con «helenismo» se
entiende tanto la época como la cultura predominantemente griega que dominaba en los tres
reinos helenísticos: Macedonia, Siria y Egipto.
A partir del año 50 a. de C. aproximadamente, Roma llevó la ventaja militar y política. Esta
nueva potencia fue conquistando uno por uno todos los reinos helenos, y comenzó a
imponerse la cultura romana y la lengua latina desde España por el oeste, adentrándose
mucho en Asia por el este. Comienza la época romana, o la Antigüedad tardía. Antes de que
Roma tuviera tiempo de conquistar el mundo helénico, la misma Roma se había convertido en
una provincia de cultura griega. De esta forma, la cultura y filosofía griegas jugarían un
importante papel mucho tiempo después de que la importancia política de los griegos fuera
cosa del pasado.

El helenismo se caracterizó por el hecho de que se borraron las fronteras entre los distintos
países y culturas. Anteriormente los griegos, romanos, egipcios, babilonios, sirios y persas
habían adorado a sus dioses dentro de lo que se suele llamar «religión de un Estado nacional».
Ahora las distintas culturas se mezclan en un crisol de ideas religiosas, filosóficas y científicas.

Las ideas griegas se sembraron mucho más allá de las antiguas zonas de cultura griega. Pero, a
la vez, por toda la región mediterránea también se rendía culto a dioses orientales. Surgieron
varias nuevas religiones que recogían dioses e ideas de algunas de las antiguas naciones. Esto
se llama sincretismo, o mezcla de religiones.
Anteriormente la gente se había sentido muy unida a su pueblo y a su ciudad-estado, como lo
fue Atenas. Pero conforme esas separaciones y líneas divisorias se fueron borrando, mucha
gente tenía dudas y se sentía insegura ante las visiones y conceptos de la vida. Esa parte de la
Antigüedad estaba, en términos generales, caracterizada por la duda religiosa, la
desintegración religiosa y el pesimismo.
Una característica común de las nuevas religiones del helenismo era que solían tener una
teoría, a menudo secreta, sobre cómo las personas podían salvarse de la muerte. Aprendiendo
esas teorías secretas y realizando, además, una serie de ritos, las personas podían tener
esperanza de obtener un alma inmortal y una vida eterna. El adquirir unos determinados
conocimientos sobre la verdadera naturaleza del universo podía ser tan importante como los
ritos religiosos para salvar el alma.
Éstas fueron las religiones pero también la filosofía se movía cada vez más hacia la salvación y
el consuelo. Los conocimientos filosóficos no sólo tenían un valor en sí mismos, también
debían librar a los seres humanos de su angustia vital, de su miedo a la muerte y de su
pesimismo. De esta manera se borraron los límites entre religión y filosofía.

Las escuelas de pensamiento filosófico surgidas en este periodo histórico han influido
profundamente en la formación del pensamiento occidental, estableciendo las bases para
muchos de los debates filosóficos contemporáneos.

LAS ESCUELAS HELENÍSTICAS Y SUS CARACTERÍSTICAS.

1. Epicureísmo

El epicureísmo es la primera de las escuelas helenísticas que destacaremos. Fundada por


Epicuro en el siglo IV a.C., esta escuela de pensamiento se distingue por su orientación hacia la
búsqueda de la felicidad y la paz mental. En el caso de Epicuro, la cuestión de la buena vida es
muy fácil; consiste, a grosso modo, en cultivar placer y evitar dolor.
Esta búsqueda, según Epicuro, se logra a través de la satisfacción moderada y racional de los
deseos, entendidos en tres categorías: deseos naturales y necesarios, naturales pero no
necesarios y ni naturales ni necesarios.
Los deseos naturales y necesarios comprenden las necesidades básicas como la comida, la
bebida y el abrigo, y su satisfacción es esencial para la supervivencia.

Por otra parte, los deseos naturales pero no necesarios pueden ser por cosas que nos gustan,
pero que no son esenciales para la vida, como ciertos lujos o alimentos exquisitos. Los deseos
ni naturales ni necesarios son aquellos que Epicuro veía como artificiales, influenciados por la
sociedad y la cultura, como la fama, el estatus y la riqueza excesiva.

Epicuro defendía el hedonismo ético, entendido no como la búsqueda indiscriminada del


placer, sino como la búsqueda de placeres sencillos y naturales, y la evitación del dolor. Este
hedonismo se equilibraba con una dosis de prudencia y autocontrol.

Tenemos que tener en cuenta lo que dice Epicuro sobre la naturaleza del placer, pero más
interesante es lo que dice sobre el dolor. Muchas veces, aunque estemos rodeados de cosas
placenteras, el dolor impide que las disfrutemos. ¿A qué tipo de dolor se refiere? No tanto el
dolor físico como el mental, específicamente el miedo. Para Epicuro, lo que más impide que
uno tenga una vida placentera es el miedo a los dioses y a la muerte.
“La muerte no nos concierne”, dijo Epicuro, así de simple. “Pues, mientras existimos, la muerte
no está presente. Y cuando llega la muerte nosotros ya no existimos.” (Pensándolo así, nadie se
ha puesto triste por estar muerto.)

Sobre la cuestión de la existencia de los Dioses y el miedo de los castigos que nos pueden
hacer debemos ver dos declaraciones claves que nos han llegado donde comprenderemos su
punto de vista. La primera declaración ha sido presentada constantemente a lo lardo de los
debates sobre Dios hasta el día de hoy, lo que demuestra la sutileza del pensador griego.

“¿Está dispuesto Dios a prevenir la maldad, pero no puede?


Entonces no es omnipotente.
¿Puede hacerlo, pero no está dispuesto?
Entonces es malévolo.
¿Es capaz y además está dispuesto?
Entonces, ¿de dónde proviene la maldad?
¿No es capaz ni tampoco está dispuesto?
Entonces, ¿por qué llamarlo Dios? “

Lo que el filósofo presentaba era algo que todo el mundo constataba, la existencia del Mal, a
veces de manera desmesurada y sin sentido. Sin embargo esto no hizo de Epicuro un ateo al
uso, tal y como lo entendemos hoy. Lo que el sabio de Samos quería abordar, era cómo se vivía
la religión en su tiempo. Una mezcla de devoción y de miedo. Un miedo a ofender a los dioses,
de no hacer las cosas como ellos quieren. La religiosidad vivida desde el terror, o del respeto
exagerado. Para Epicuro, todo ello era una manifestación de esclavitud interior. Por ello
escribió este segundo texto, como consecuencia del primero:

“¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para
saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen ni se ocupan ni se
preocupan de nosotros.”

La idea del filósofo es que si los dioses no se ocupan de nosotros, no debemos temerles.
Y aquí encontramos otra idea peligrosa de Epicuro: sus ideas emanan de observar la vida
misma. Esto chocaba con los filósofos de su tiempo y de los posteriores, quienes erigían unos
pensamientos y unas creencias muy sofisticadas sobre los dioses o dios. Epicuro, en cambio,
desarrollaba un pensamiento existencial.

Por último, tenemos la máxima epicúrea “Lathe Biosas”, que se traduce como “vive oculto”,
sugiere una vida tranquila, lejos del bullicio y las complicaciones de la vida social y política. Esta
quietud y sencillez de vida permitiría el mantenimiento de la paz y la tranquilidad del alma.
Características del epicureísmo

 La búsqueda de la felicidad a través de la satisfacción de los deseos, entendida de


manera racional y moderada.

 La categorización de los deseos en naturales y necesarios, naturales pero no


necesarios, y ni naturales ni necesarios.

 La promoción del hedonismo ético, que valora los placeres sencillos y naturales y la
evitación del dolor.

 La recomendación de una vida tranquila y retirada de las complicaciones de la vida


social y política para mantener la paz del alma.

 La categorización de los deseos en naturales y necesarios, naturales pero no


necesarios, y ni naturales ni necesarios.

 La promoción del hedonismo ético, que valora los placeres sencillos y naturales y la
evitación del dolor.

 La recomendación de una vida tranquila y retirada de las complicaciones de la vida


social y política para mantener la paz del alma.

2. Estoicismo

Fundada por Zenón que era originario de Chipre en el siglo III a.C., esta corriente filosófica
propone que el camino hacia la virtud y la felicidad se encuentra en la aceptación de la vida tal
como es, en lugar de intentar cambiar las circunstancias que están fuera de nuestro control.
El estoicismo tuvo años más delante de su creación gran importancia para la cultura romana.

Los estoicos defendían que, a pesar de que muchas circunstancias externas son incontrolables,
lo que sí podemos controlar es nuestra respuesta a ellas.

Según esta visión, los humanos son capaces de controlar sus pensamientos, acciones y
emociones, y por lo tanto, deben enfocarse en ellos para lograr una vida virtuosa y
satisfactoria.

Además, el estoicismo promueve vivir en armonía con la naturaleza. Para los estoicos, esta
armonía no se refiere solo a la naturaleza física, sino también a la lógica inherente y la razón
del universo. Los estoicos opinaban que todos los seres humanos formaban parte de la misma
razón universal o «logos».
Pensaban que cada ser humano es como un mundo en miniatura, un «microcosmos», que a su
vez es reflejo del «macrocosmos». Esto condujo a la idea de que existe un derecho universal,
el llamado «derecho natural». Debido a que el derecho natural se basa en la eterna razón del
ser humano y del universo, no cambia según el lugar o el tiempo. En este punto tomaron
partido por Sócrates y contra los sofistas.
El derecho natural es aplicable a todo el mundo, también a los esclavos. Los estoicos
consideraron los libros de leyes de los distintos Estados como imitaciones incompletas de un
derecho que es inherente a la naturaleza misma. De la misma manera que los estoicos
borraron la diferencia entre el individuo y el universo, también rechazaron la idea de un
antagonismo entre espíritu y materia. Según ellos sólo hay una naturaleza.

Esto conduce a la idea de que la vida debería vivirse de acuerdo con la naturaleza, siguiendo el
flujo natural de las cosas y aceptando lo que viene con serenidad y ecuanimidad.

Características del estoicismo

 La virtud es el bien supremo y se alcanza a través de la comprensión y la aceptación de


la vida tal como es.

 La creencia en que solo podemos controlar nuestros propios pensamientos, emociones


y acciones, y que, por lo tanto, estos deben ser el enfoque principal para alcanzar la
felicidad.

 La importancia de vivir en armonía con la naturaleza y la lógica del universo,


aceptando las circunstancias de la vida con serenidad y ecuanimidad.

 La idea de vivir “secundum naturam”, es decir, de acuerdo con la naturaleza o el flujo


natural de las cosas.

El estoicismo ha tenido una influencia considerable en diversas disciplinas y prácticas, desde la


psicología cognitivo-conductual hasta las técnicas modernas de manejo del estrés y la
ansiedad.

3. Escepticismo

Otra de las escuelas helenísticas más importante es el escepticismo, una corriente filosófica
que fue fundada por Pirrón de Elis en el siglo III a.C. La palabra “escéptico” suele ser usada en
la actualidad para nombrar a quien no cree en nada o a quien es pesimista. Por ejemplo, suele
afirmar que muchas personas son escépticas respecto de la política ya que no creen que la
política pueda mejorar las condiciones sociales de las personas.

Sin embargo, si consultamos la etimología de esta palabra griega veremos que no significa
“quien no cree” sino más bien “quien investiga, quien duda”. El escéptico seria entonces aquel
que no se deja llevar por lo que dicen los demás, el que duda de las verdades establecidas, el
que no acepta como verdad algo que no haya pasado por su propia investigación, por su
propia critica. Más que a la figura del pesimista, el escéptico se parece más, hoy día, a la figura
del buen científico, capaz de investigar lo que otros aseguran como verdadero y de ejercer la
crítica hacia las propias producciones.

Los seguidores de esta escuela mantenían una postura crítica hacia la posibilidad de obtener
un conocimiento seguro y definitivo acerca del mundo.
Para los escépticos, la certeza absoluta sobre cualquier aspecto de la realidad es inalcanzable.
Por ello adoptaron una postura de duda constante y cuestionamiento de todo, evitando la
afirmación o negación categórica de cualquier proposición. Solo conocemos lo que sentimos y
tal como lo sentimos. Por ejemplo, sentimos que el fuego nos quema o que la miel es dulce.
Pero nuestras sensaciones no nos autorizan a afirmar que la realidad es así como la
percibimos.

Sostenían que la suspensión del juicio (epojé) era la mejor vía para alcanzar la ataraxia, es
decir, un estado de serenidad y tranquilidad interna liberada de las preocupaciones y
perturbaciones. Si sólo puedo saber cómo son las cosas para mí pero no puedo saber cómo
son en sí mismas, debo abstenerme de pronunciar afirmaciones que pretendan asegurar una
verdad objetiva. La propuesta escéptica consiste en suspender todo juicio objetivo sobre la
realidad. Eso no quiere decir que el escéptico niegue lo que siente: si siente frio afirmará que
siente frio, pero se abstendrá de afirmar algo sobre el frio en sí. Dirá "siento frio" pero no dirá
"este día está frio".

De esta forma, los escépticos hicieron una distinción entre las apariencias (las cosas tal y como
se nos presentan) y las realidades objetivas (las cosas tal y como son en sí mismas).
Argumentaban que, si bien podemos tener experiencias de las apariencias, la naturaleza
verdadera y objetiva de las cosas está más allá de nuestro alcance cognitivo.
En otras palabras, podríamos saber cómo nos parecen las cosas, pero nunca cómo son en
realidad.

El representante más extremo del escepticismo fue Pirrón de Elis (filósofo griego que vivió
entre los años 360 y 270 a. C, aproximadamente). Pirrón decidió llevar la suspensión del juicio
a sus máximas consecuencias: decidió dejar de hablar. A Pirrón le practicaron dos operaciones
quirúrgicas, en una época en la que no existían los anestésicos. Soportó estas operaciones sin
gritar ni quejarse, ya que gritar hubiera sido equivalente a afirmar “me duele”, hubiera sido
equivalente a afirmar, cosa que su propia filosofía le impedía.

Características del escepticismo

 El cuestionamiento constante y la duda sobre la posibilidad de obtener conocimiento


seguro.

 La creencia en la suspensión del juicio para lograr la ataraxia.

 La distinción entre apariencias y realidades objetivas, afirmando que solo podemos


tener acceso a las primeras.

4. Cinismo

Este movimiento filosófico es atribuido principalmente a Antístenes, discípulo directo de


Sócrates, y a Diógenes de Sinope, el cínico más famoso y controversial. Su nombre proviene
del griego kyon que significa “perro”, denominación atribuida debido a su modo de vivir.
Los cínicos mostraron un desprecio completo hacia las convenciones sociales, la reputación, la
riqueza y el poder, siendo una de las escuelas helenísticas más críticas en este aspecto.

Los cínicos enseñaron que la verdadera felicidad no depende de cosas externas tales como el
lujo, el poder político o la buena salud. La verdadera felicidad no consiste en depender de esas
cosas tan fortuitas y vulnerables, y precisamente porque no depende de esas cosas puede ser
lograda por todo el mundo. Además no puede perderse cuando ya se ha conseguido.
El más famoso de los cínicos fue Diógenes, que era discípulo de Antístenes. Se dice de él que
habitaba en un barril y que no poseía más bienes que una capa, un bastón y una bolsa de pan.
Una vez en la que estaba sentado tomando el sol delante de su barril, lo visitó Alejandro
Magno, el cual se colocó delante del sabio y le dijo que si deseaba alguna cosa, él se la daba.
Diógenes contestó: “Sí, que te apartes un poco y no me tapes el sol”. De esa manera mostró
Diógenes que era más rico y más feliz que el gran general, pues tenía todo lo que deseaba.
En lugar de adherirse a las normas sociales, los cínicos adoptaron una vida de simplicidad
extrema, buscando la felicidad en la autarquía, es decir, la autosuficiencia y la independencia
de las posesiones materiales y los placeres efímeros.

Los cínicos opinaban que el ser humano no tenía que preocuparse por su salud. Ni siquiera el
sufrimiento y la muerte debían dar lugar a la preocupación. De la misma manera tampoco
debían preocuparse por el sufrimiento de los demás.
Hoy en día las palabras «cínico» y «cinismo» se utilizan en el sentido de falta de sensibilidad
ante el sufrimiento de los demás.

Características del cinismo

 Rechazo de las convenciones sociales: Los cínicos despreciaban las normas y


convenciones de la sociedad en la que vivían. Creían que estas normas servían a
menudo para perpetuar la injusticia y la corrupción.

 Vida simple y natural: En lugar de buscar la riqueza y el lujo, los cínicos favorecían una
vida de simplicidad y pobreza voluntaria. Vivían al aire libre y comían la comida más
simple, buscando liberarse de las ataduras de la sociedad y volver a una vida en
armonía con la naturaleza.

 Autarquía o autosuficiencia: Los cínicos valoraban la independencia personal por


encima de todo. Buscaban la autarquía, es decir, la capacidad de mantenerse a sí
mismos sin necesidad de recurrir a los demás o a las posesiones materiales.

 Desprecio por la reputación y el poder: Los cínicos desconfiaban de la reputación y el


poder, viéndolos como barreras para la verdadera felicidad y la libertad personal.
Creían que estas nociones eran artificiales y que solamente servían para esclavizar a
las personas a los caprichos de la opinión ajena.

Aunque a menudo se ha criticado al cinismo por su actitud negativa y su rechazo a participar


en la sociedad, también se puede ver como una forma radical de crítica social y una
exhortación a vivir una vida más auténtica y libre de pretensiones.

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