Está en la página 1de 8

Comisión Nacional de los Derechos Humanos

Centro Nacional de Derechos Humanos “Rosario Ibarra de Piedra”

“2024, Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”

Circuitos de despolitización
y el proceso de defensa de los derechos democráticos

Ante el rechazo de distintos actores políticos, periodísticos y de la llamada


“sociedad civil” respecto a que la CNDH proteja y defienda el derecho del
pueblo de México a la democracia identificamos la existencia de un circuito
de despolitización, que remite a una articulación de discursos cuya función
es vaciar a la democracia de su contenido sustantivo respecto de lo público,
alejar a la ciudadanía de sus derechos a la participación política, e impedir
que ésta se informe con datos veraces y cuente con elementos para emitir
sus propias opiniones.
La conformación de este circuito inició con la participación verbal de
Lorenzo Córdova en el espacio de Azucena Uresti. Continuó con las
declaraciones de Kenia López Rabadán en el programa de Joaquín López
Dóriga. Más adelante Marco Levario Turcott, Loret de Mola, el centro Prodh,
el Instituto de Derechos Humanos de la Ibero Puebla, el portal noticioso
Animal Político y Arturo Sánchez Gutiérrez hicieron posicionamientos en la
misma tónica. Todo esto aunado a las granjas de bots que replicaron
aseveraciones negativas acerca de la labor de la Comisión. Esta atmósfera
de descrédito generada por el circuito de despolitización le fue útil a la
candidata Xóchitl Gálvez para desacreditar a la CNDH y quien la preside, así
como el anuncio de emprender “acciones legales” en contra de esta
institución. Lo cual demuestra que, ante la falta de una propuesta real de
participación ciudadana, quienes atentan contra el derecho a la democracia
buscan obtener alguna legitimidad a través de los tribunales.
Dada la existencia de este circuito de despolitización que articula
estas voces en el actual escenario político-electoral es necesario enunciar
algunas de sus características:

a) Negación del derecho a la democracia:

Se han vertido opiniones acerca de la supuesta inexistencia del derecho


humano a la democracia en nuestra Carta Magna, incluso no se reconoce
que la democracia sea, en sí, un derecho humano. Ha de entenderse la
negación del derecho a la democracia como la instalación de una atmósfera
Comisión Nacional de los Derechos Humanos
Centro Nacional de Derechos Humanos “Rosario Ibarra de Piedra”

“2024, Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”

de violencia política que produce desinformación, discursos de odio y obtura


la participación de la ciudadanía en cargos de elección popular a través de
acciones como el asesinato, el secuestro, la amenaza y el amedrentamiento.
Ello insta a recordar que la participación democrática es un derecho
humano fundamental, dado que el poder político reside de forma originaria
en las mayorías populares: el derecho político a autogobernarse (ya sea de
manera directa o a través de representantes) y hacer parte del gobierno son
derechos humanos en sí mismos.

b) Visiones reducidas de democracia:

Una opinión que se busca difundir desde este circuito de despolitización


refiere al sufragio como la única expresión de la democracia, además de
privilegiar esta misma forma de democracia representativa en detrimento
de otras formas de participación democrática (comunitaria, directa,
discusión en el espacio público). Asimismo, se concibe a leyes y
procedimientos electorales como los últimos fundamentos de la
democracia.
Si se realiza una lectura crítica, sistémica y pro personae de la
Constitución, se concluirá que quienes hacemos parte del pueblo de México
contamos con derechos políticos que no solo se ciñen al proceso electoral,
sino que también se encarnan en el despliegue amplio de la democracia,
como la reflexión y reformulación de las formas políticas, en la elección de
representantes, pero también en la participación de lo común y lo público,
así como en la creación y consolidación de proyectos dirigidos hacia el bien
colectivo y popular.

c) Construcción simbólica del espacio público de análisis y debate como


un espacio de poder

Los agentes que integran el circuito de despolitización caracterizaron a la


CNDH como un órgano de campaña del oficialismo, no autónomo, que
muestra preferencias por una candidata en detrimento de otra. Aquí, el
mecanismo de despolitización opera a través de la construcción mediática
de la imagen de la comisión como una institución patológica, capturada por
Comisión Nacional de los Derechos Humanos
Centro Nacional de Derechos Humanos “Rosario Ibarra de Piedra”

“2024, Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”

intereses corporativos, partidistas y particulares, que no hace análisis político


objetivo, y que no le provee a la ciudadanía herramientas para que se
informe acerca de los discursos racistas y de odio que se profieren en el
contexto de la campaña electoral. Se rebaja el análisis a toma de partido, la
discusión pública que promueve la CNDH a la defensa de un interés
partidario-particularista. En suma, el mecanismo de despolitización opera
instalando la idea de que la CNDH no trabaja en la defensa del pueblo, en la
promoción de la discusión pública democrática, sino en la mera defensa de
intereses particularistas.
Esta estrategia es vieja y conocida en nuestro país: los actores del
circuito de despolitización son las élites que buscan destruir la
conformación de un espacio público genuino de análisis político y de
defensa y promoción del derecho a la participación política libre de
violencia. Esto instala la idea de que la CNDH ya está capturada de
antemano por intereses inmodificables y promociona una visión derrotista
de la defensa y promoción del derecho del pueblo a la democracia.

d) Negación de la violencia política como violación a los derechos


humanos

Una contradicción en los discursos de este circuito de despolitización radica


en afirmar que el papel de la CNDH habría de limitarse a la protección de
derechos humanos y no de los procesos democrático-electorales. Con lo
cual queda patente desde esta posición que no se reconoce a la violencia
política como una vulneración de derechos humanos, y la gravedad que ella
implica para la vida política institucional del país.
Debemos concebir la violencia política como un ejercicio de coerción
tanto de los gobiernos como de las sociedades dirigidos al fin político de
dominación de ciertos actores que buscan cambiar el orden social. Es por
ello que la violencia política vulnera directamente no solo los derechos de la
persona violentada, sino el derecho colectivo de un sistema democrático
transparente e igualitario.
Comisión Nacional de los Derechos Humanos
Centro Nacional de Derechos Humanos “Rosario Ibarra de Piedra”

“2024, Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”

e) Presencia de discursos de odio y campañas de descrédito:

Este circuito de despolitización despliega discursos de odio que tratan de


construir, delimitar y reforzar imaginarios sociales denostativos, al mismo
tiempo que generan un clima propicio para la discriminación, la
segregación y la violencia.
Los discursos de odio son una preocupación creciente, no solo en el
actual proceso electoral en México, sino en todas las democracias del
mundo, ya que pueden exacerbar dinámicas de exclusión y división social
en la población.
Los discursos de odio son sumamente preocupantes porque son el
caldo de cultivo de la escalada de la violencia política: amedrentamiento,
actos de venganza, asesinatos, desapariciones, de ahí la necesidad de contar
con un instrumento como el Escalómetro de las Violencias Políticas.
El discurso de odio genera un clima de normalización y aceptación de
las violencias políticas: una vez que ellas ocurren no se percibe la gravedad
que estas suponen.
Los discursos de odio afectan a los derechos humanos ya que
perpetúan la exclusión y la discriminación, violando el principio
fundamental de igualdad y dignidad para todas las personas. Además, los
discursos de odio obstaculizan el derecho a la participación política al crear
un ambiente hostil y excluyente para ciertos grupos de la sociedad. Del
mismo modo, los discursos de odio contribuyen a la despolitización de la
sociedad al desviar la atención de los problemas políticos y sociales reales
hacia la estigmatización de grupos específicos. En lugar de debatir ideas y
propuestas, el enfoque se centra en difundir miedo y odio hacia ciertos
sectores de la población, lo que socava la calidad del debate público y la
salud de la democracia en general.

Ante este panorama, desde la CNDH reconocemos, no solo la


posibilidad, sino también la necesidad de proteger y promover el derecho
del pueblo a la democracia, así como para visibilizar y desmontar el actual
circuito de despolitización, proponemos los siguientes preceptos:
Comisión Nacional de los Derechos Humanos
Centro Nacional de Derechos Humanos “Rosario Ibarra de Piedra”

“2024, Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”

a) Aunque la CNDH, no es competente en ser árbitro electoral, ello no le


exime de su obligación de proteger los derechos políticos que
ostentan el pueblo y las personas. Estos derechos humanos están
contemplados en los artículos 1o, 39 y 41 constitucionales, así como de
los artículos 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
el 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el 23 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Del mismo
modo, en la Carta Democrática Interamericana se reconoce el
derecho a la democracia de los pueblos de América y la obligación de
sus gobiernos de promoverla y defenderla, la interdependencia entre
democracia y derechos humanos y la correlación entre democracia y
desarrollo.
b) En América Latina contamos con experiencias valiosas de distintos
países en las que sus instituciones de defensa de derechos humanos
han colaborado en la protección de los derechos político-electorales,
antes, durante y después de sus comicios. Tenemos la experiencia de
El Salvador, cuando la Procuraduría para la Defensa de los Derechos
Humanos supervisó de forma sistemática el desarrollo de las
elecciones presidenciales de marzo de 2004. De modo que se
efectuaron acciones importantes en temas como los actores del
proceso electoral, el uso del documento único de identidad, el voto
residencial, el proceso electoral, estrictamente considerado, el día de
la votación y los resultados electorales. La Procuraduría emitió
finalmente un Informe especial, que incluía un amplio espectro de
recomendaciones, entre las que cabe citar las siguientes: los partidos
políticos y la Administración electoral deben “tomar todas las medidas
necesarias para evitar que futuras campañas lleguen al nivel de
violencia y de ataques arteros en el proselitismo electoral al que
hemos llegado en este proceso”; o que el legislador debe transformar
al Tribunal Supremo Electoral en una verdadera instancia de control”,
lo que implica su despartidización, en garantía de su independencia.
Comisión Nacional de los Derechos Humanos
Centro Nacional de Derechos Humanos “Rosario Ibarra de Piedra”

“2024, Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”

c) Desde un enfoque integral de derechos, es imprescindible concebir


que el derecho a la participación política forma parte del derecho
humano a la democracia, entendido desde una dimensión más
amplia como lo plantea el Pronunciamiento de la CNDH: “atorada en
los márgenes de la democracia liberal representativa”, como parece
ser la concepción de los actores antes aludidos. En este sentido, el
derecho a la democracia resulta sustancial para el reconocimiento y
acceso a otros derechos humanos, como, por ejemplo, los Derechos
Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA).
d) Se ha realizado una consulta (misma que se detalla en el siguiente
apartado) que da cuenta que un amplio sector de la población
reconoce la obligación de la Comisión de proteger y defender el
derecho del pueblo a la democracia. Es decir, existe un respaldo social
generalizado acerca de que esta Comisión vele por el derecho a la
participación democrática ante la amenaza de la violencia política.
Como veremos a continuación.

Consulta sobre el derecho humano a la participación democrática

En este sentido, el Centro Nacional de Derechos Humanos “Rosario Ibarra


de Piedra” realizó una encuesta con la finalidad académica de conocer la
pluralidad de opiniones y el grado de conocimiento de la población
mexicana acerca de distintas dimensiones que atraviesan el ejercicio
democrático. Este ejercicio demoscópico busca reflejar un barómetro sobre
la cultura democrática de México, por lo que su alcance se proyecta a nivel
nacional. Esta consulta se compone de dos etapas.
En primer lugar, se recogió una muestra piloto con una población
objetivo de 130 personas encuestadas. Esta muestra se levantó el día 7 de
Comisión Nacional de los Derechos Humanos
Centro Nacional de Derechos Humanos “Rosario Ibarra de Piedra”

“2024, Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”

marzo y fue dirigida hacia estudiantado, personal docente y administrativo


de distintas universidades de México.
Se recopilaron datos de “edad”, “ocupación”; se hace la pregunta
cerrada (Si o No): “¿Está de acuerdo con que la CNDH pueda defender el
derecho a la democracia?”. Así mismo, se genera una segunda y última
pregunta abierta “¿Por qué?”
Los resultados de esta prueba piloto fueron los siguientes:
● El 90% está de acuerdo con que la CNDH pueda defender el derecho a la
democracia.
● El rango de edad de las personas encuestadas abarcó desde los 18 a los 64
años.
● El 60% de las personas encuestadas se sitúan entre 21 y 23 años
● La mayoría de las personas encuestadas son de los Estados de Tlaxcala,
Ciudad de México, Querétaro, Guerrero y Baja California.
● El 37% de las personas encuestadas desconoce lo que es un discurso de
odio.
● El principal argumento afirmativo de las personas encuestadas es que el
derecho a la democracia “es un derecho humano fundamental”.
● La opinión en contra, lo refiere a que “Eso debe ser el trabajo del INE.”
En una segunda etapa, se plantea la elaboración de una Encuesta
Nacional sobre Democracia y Derechos Humanos a partir de un sondeo
representativo del conjunto demográfico nacional. En esta encuesta se
busca conocer las opiniones de la población acerca de categorías centrales
en el ejercicio del derecho humano a la democracia.
Comisión Nacional de los Derechos Humanos
Centro Nacional de Derechos Humanos “Rosario Ibarra de Piedra”

“2024, Año de Felipe Carrillo Puerto, Benemérito del Proletariado, Revolucionario y Defensor del Mayab”

Anexo. Selección de testimonios recabados en la Encuesta


(Prueba piloto)
Es importante recuperar algunas respuestas acerca del porqué es
importante que la CNDH defienda el derecho a la democracia. Estas
respuestas pueden ayudarnos a dimensionar la conciencia crítica de la
sociedad sobre el papel esta institución en la salvaguarda de sus derechos
políticos.
¿Por qué la CNDH puede defender el derecho a la democracia?
Lo que el Pueblo opina acerca del derecho a la democracia

• La democracia no es un tema aislado de los derechos humanos, la


participación ciudadana y el derecho a elegir es un derecho humano,
la violencia política existe y la CNDH debe velar por todos los Derechos
Humanos
• Porque es un derecho fundamental en la vida de todos los ciudadanos
• Porque la democracia es la forma en que el pueblo es escuchado y al
vulnerar ese derecho van en contra del pueblo y de la constitución.
• Porque a través de la democracia se cuidan y se promueven derechos
humanos.
• La Comisión Nacional de los Derechos Humanos es importante para
defender la democracia porque protege los derechos fundamentales
de los ciudadanos, que son esenciales para el funcionamiento de un
sistema democrático. Esto incluye la libertad de expresión, el derecho
a la participación política y el derecho a un proceso justo, entre otros.
Al salvaguardar estos derechos, la CNDH contribuye a fortalecer las
instituciones democráticas y a prevenir abusos de poder que puedan
proteger la democracia.
• La democracia se basa en la participación para una decisión justa,
donde claro que los derechos humanos deben defender la toma de
decisiones de las personas, ya que es un derecho votar, opinar y ser
escuchado.
• Porque la democracia es un derecho fundamental de elección que
tenemos todos como ciudadanos
• Ya que la CNDH puede promover la participación ciudadana.

También podría gustarte